Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials

    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials

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    rafe
ENCONTRAR LA LUZ
EN LAS GRANDES PRUEBAS DE LA
THOMAS MOORE
autor del bestseller internacional
El cuidado del alma
URANO
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    has noches oscuras
DEL ALMA
Un matrimonio difícil, un niño con problemas, la
pérdida de un cónyuge o de un pariente cercano,
una traición... La aflicción forma parte de la vida
humana, tanto como la alegría. Sin embargo, en
algunos casos, los episodios difíciles pueden
sumirnos en un angustioso torbellino emocional,
que experimentamos como una auténtica ruptura
del ser y nos arrebata la alegría misma de vivir.
La sociedad tiende a etiquetar estos períodos con
términos clínicos, considerándolos un obstáculo
a superar cuanto antes. Pero ¿qué sucede cuando
decidimos vivirlos con valor y confianza?
Entonces nos sumergimos en lo que Thomas
Moore denomina “la noche oscura del alma”,
un misterioso viaje hacia lo desconocido, una
iniciación espiritual que nos aportará una profunda
comprensión del sentido de la vida. Con sinceridad
e inteligencia, Thomas Moore se brinda a hacernos
de guía en esta transición a través de temas como:
• El poder sanador de la melancolía.
• Consuelo en la enfermedad y en la vejez.
• La relación entre la creatividad, la espiritualidad
y las crisis emocionales.
• La búsqueda de sentido y belleza en la oscuridad.
Y al final del viaje, quizá el más difícil que hayamos
emprendido jamás, nos espera la gran recompensa:
la clave para acceder a nuestra esencia, al centro
mismo de nuestro ser, donde descubriremos
quiénes somos y qué podemos llegar a ser.
Boston Pufelse Uforary
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    Digitized by the Internet Archive
in 2018 with funding from
Kahle/Austin Foundation
https://archive.org/details/lasnochesoscurasOOthom
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 4
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    LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 6
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    Thomas Moore
Las noches oscuras
del alma.
Encontrar la luz
en las grandes pruebas de la vida
URANO
Argentina - Chile - Colombia - España
Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela
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    Título original: Dark Nights ofthe Soul
Editor original: Gotham Books, Nueva York
Traducción: Camila Batlles Vin
Reservados todos los derechos. Queda ri¬
gurosamente prohibida, sin la autoriza¬
ción escrita de los titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas en las le¬
yes, la reproducción parcial o total de
esta obra por cualquier medio o procedi¬
miento, incluidos la reprografía y el trata¬
miento informático, así como la distribu¬
ción de ejemplares mediante alquiler o
préstamo públicos.
© 2004 by Thomas Moore
All rights reserved. This edition published by arrangement with
Gotham Books, a member of Penguin Group (USA) Inc.
© de la traducción 2005 by Camila Batlles Vin
© 2005 by Ediciones Urano, S. A.
Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona
www.mundourano.com
www.edicionesurano.com
ISBN: 84-7953-603-9
Depósito legal: B. 25.470 - 2005
Fotocomposición: Ediciones Urano, S. A.
Impreso por Romanyá-Valls, S. A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellad
(Barcelona)
Impreso en España - Printed in Spain
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    En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
San Juan de la Cruz, Noche oscura
Entre el vivir y el soñar,
hay una tercera cosa.
Adivínala.
Antonio Machado, Proverbios y cantares
Dedicado a mi hermano Jim.
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    índice
Agradecimientos .11
Introducción. 15
PRIMERA PARTE
PASAJES
1. La travesíanocturna. 31
2. Ritos de pasaje ..55
3. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo . . 87
4. El panorama desde la Luna .113
5. Las ironías de la vida .151
SEGUNDA PARTE
PERTURBACIONES
6. Mal de amores. 177
7. Noches de boda .209
8. El Eros nocturno .235
9. Creatividad, el niño y la cabra que conoce
el terreno que pisa .261
10.La belleza oscura .287
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    10 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
TERCERA PARTE
DEGRADACIONES
11. Emociones al rojo vivo.317
12. Locuras temporales .337
13. La isla de la enfermedad.361
14. Los años crepusculares.387
15. Navegar a través de la noche oscura.403
Notas .423
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    Agradecimientos
Un libro sobre las experiencias más oscuras y nebulosas de
la vida no puede escribirse sin ayuda. Agradezco a numero¬
sas personas su colaboración. Como siempre, he contado
con el apoyo de Michael Katz, que es más que un supervi¬
viente y más que un agente literario. Bill Shinker me demos¬
tró su increíble confianza en mí, y me apoyó en unos mo¬
mentos que pudieron haberse convertido fácilmente en una
noche oscura del alma. Me alegro de haber conocido a Lauren Marino, cuya paciente labor de edición me ayudó a re¬
cordar que los libros tienen lectores. Emily Archer posee un
toque mágico, el don de aconsejarme desde un punto de vis¬
ta crítico y al mismo tiempo inspirarme. Redmond O’Hanlon, mi hacedor de milagros y amigo del alma dublinés, me
ha apoyado de una forma que ni él mismo alcanza a imagi¬
nar. Otros amigos irlandeses transitan por estas páginas:
John Moriarty, el trovador más dotado que jamás he cono¬
cido; Michael Kearney, un amigo leal que conoce en parte
mis propias noches oscuras; su hermano Richard Kearney,
un filósofo con un gran corazón y una imaginación desbor¬
dante; Brendan y Hazel Hester, cuya amistad y consejos
durante esa época fueron muy valiosos para mí. En el cam¬
po de la medicina, además de la ayuda del doctor Michael
Kearney, he contado con los amables y discretos consejos
del doctor Balfour Mount y el reverendo George Doebler.
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    12 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La doctora Bettina Peyton-Levine es en parte ángel y en par¬
te ser humano, y ambas partes son evidentes en este libro. El
doctor James Guy ha sido una fuente de inspiración para mí,
alguien que navegó por su propia noche oscura con admira¬
ble desenvoltura y cuyo ejemplo me ha estimulado.
Pat Toomay me enseña constantemente cómo ver las
cosas y cómo escribir. Él también soportó una larga y nebu¬
losa travesía durante la época en que yo escribía este libro,
que compartió conmigo.
Deseo dar las gracias a Siobhán y a Abe desde las pro¬
fundidades persefónicas de mi corazón, y a Hanley, mi só¬
ror mystica.
Durante la época en que escribí este libro, mi madre es¬
tuvo ingresada en el hospital durante nueve meses debido a
un derrame cerebral, y murió poco antes de que yo lo com¬
pletara. He contraído una deuda con mi padre, mi hermano
Jim, Peggy y mi tía Betty, que jamás podré saldar. Sobre mi
madre sólo puedo pronunciar una oración de alabanza. Su
noche oscura me acompañó mientras escribía este libro y
me guió desde un lugar angelical. Su influencia está presen¬
te en cada célula de mi ser.
Por último, deseo expresar mi gratitud a las magníficas
personas cuyas historias relato en estas páginas. Soy inca¬
paz de expresar cuán profundamente las respeto y cuánto
les agradezco lo mucho que me han dado.
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    En medio del camino de la vida,
errante me encontré por selva oscura,
en que la recta vía era perdida.
¡Ay!, ¡que decir lo que era, es cosa dura,
esta selva salvaje, áspera y fuerte,
que en la mente renueva la pavura!
(...)
No podría explicar cómo allí entrara,
tan soñoliento estaba en el instante
en que el cierto camino abandonara.
Dante, Infierno, Canto 11
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    Introducción
La noche oscura
Todos atravesamos en determinados momentos de nuestra
vida una época de tristeza, conflictos, pérdida, frustración o
fracaso que nos trastorna hasta tal extremo que cabe deno¬
minarla una noche oscura del alma. Si lo que más le preocu¬
pa a usted en la vida es la salud, quizá se afane en superar
cuanto antes esa oscuridad. Pero si lo que busca es significa¬
do, carácter y sustancia personal, quizá descubra que una no¬
che oscura puede ofrecerle numerosos e importantes dones.
Hoy en día calificamos muchas de esas experiencias
como «depresión», pero no todas las noches oscuras son de¬
presivas, y esa palabra huele demasiado a patología para
describir algo que hace que nos cuestionemos el verdadero
significado de la vida. Ha llegado el momento de imaginar
de forma distinta esta experiencia tan común, y por tanto de
enfocarla desde otro prisma. Pero le advierto que se trata de un
tema huidizo, que le obligará a examinarse a sí mismo y los
ejemplos que propongo con mucha atención, hasta com¬
prender cómo un episodio profundamente perturbador pue¬
de convertirse en un valioso momento de transformación.
Toda vida humana se compone de luces y sombras, feli¬
cidad y tristeza, estímulos positivos y negativos. La forma
en que usted aborde este ritmo de estados de ánimo tiene
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    16 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
una importancia decisiva. ¿Va a ocultarse en el autoengaño
y en distracciones destinadas a la evasión? ¿Se va a conver¬
tir en alguien desengañado y deprimido? ¿O va a abrir su
corazón a un misterio tan natural como el sol y la luna, el
día y la noche, el verano y el invierno?
Si usted es como la mayoría de las personas, habrá atra¬
vesado varias noches oscuras del alma. Quizá se encuentre
ahora en una de esas noches oscuras. Quizá tenga proble¬
mas conyugales, un hijo en una situación apurada, o quizá
se encuentre en un estado de ánimo persistentemente nega¬
tivo. Quizá llore la muerte de su cónyuge, de su padre o de
su madre. Quizá se sienta traicionado por su amante o su
socio o esté en trámites de divorcio. Para algunas personas,
estas situaciones constituyen un problema que es preciso re¬
solver, pero para otras son motivo de una profunda deses¬
peración. Una auténtica noche oscura del alma no es un
reto superficial sino un hecho que le arrebata la alegría de
vivir. Un hecho externo o un estado de ánimo que incide en
lo más profundo de su existencia. No se trata sólo de un
sentimiento sino de una ruptura de su propio ser, y quizá
tarde un tiempo en atravesar ese túnel.
Es posible que una noche oscura no le produzca la sen¬
sación de una depresión. En una enfermedad prolongada o
un matrimonio complicado es posible que se sienta angus¬
tiado, pero no deprimido. En el otro extremo, una depre¬
sión patológica puede muy bien considerarse como una no¬
che oscura. Al margen de cómo se denomine, la experiencia
le implica a usted como persona, un ser con una historia, un
temperamento, recuerdos, emociones e ideas. La depresión
es una etiqueta y un síndrome, mientras que una noche os¬
cura es un acontecimiento significativo. La depresión es una
enfermedad psíquica, una noche oscura es una prueba espi¬
ritual.
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    Introducción 17
Muchas personas creen que lo importante en la vida es
solventar los problemas propios y ser feliz. Pero la felicidad
suele ser una sensación efímera, y uno nunca deja de tener
problemas. Quizá su propósito en la vida sea reforzar su iden¬
tidad y mantener una relación más profunda con las personas
que le rodean y con la vida, es decir, vivir intensamente la
vida. Por más que lo anterior puede parecer obvio, muchas
personas se esfuerzan en evitar la vida. Temen dejar que fluya
a través de ellas, de modo que canalizan su vitalidad en ambi¬
ciones, adicciones y preocupaciones que no les proporcionan
nada valioso. Una noche oscura puede presentarse, paradóji¬
camente, como una forma de volver a vivir. Elimina todo lo
superfluo de nuestra vida y nos ayuda a comenzar de nuevo.
En este libro me propongo explorar las aportaciones po¬
sitivas de las noches oscuras que usted haya atravesado, por
dolorosas que sean. No pretendo darles un aire romántico ni
negar sus peligros. Ni siquiera pretendo insinuar que uno
siempre puede superarlas. Pero las considero oportunidades
para transformarse desde el interior de uno mismo, de for¬
mas que usted jamás imaginó. Una noche oscura es como
cuando a Dante le invade el sopor y extravía el camino, pe¬
netrando fortuitamente en una cueva. Es como cuando Ali¬
cia se mira en el espejo y luego lo atraviesa. Es como cuando
Ulises sufre el embate de las olas embravecidas y Tristán sur¬
ca los mares sin remo alguno. Nadie elige sumirse en una no¬
che oscura. Ocurre por azar. La tarea de cada cual es anali¬
zarla detenidamente y tratar de hallar el oro que oculta.
TRABAJO NOCTURNO
Probablemente usted conoce mejor los entresijos de su
alma debido a los momentos de dolor y confusión que a
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    18 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
los momentos de calma. En cierto sentido, la oscuridad
y los problemas estimulan la imaginación. Nos permiten
reparar en detalles que por lo general pasamos por alto.
Nos hacen sensibles a un espectro distinto de emociones y
significado. Percibimos los extremos ultravioletas de nues¬
tros sentimientos y pensamientos, y comprendemos cosas
que en circunstancias normales y gratas nos pasarían inad¬
vertidas.
Una noche oscura del alma no es extraordinaria ni rara.
Forma parte de la vida, y podemos beneficiarnos de ella
tanto o más que de los momentos normales. Fíjese en sus
amigos y conocidos. Uno está en trámites de divorcio. Fa
madre de otro está gravemente enferma. El hijo pequeño de
otro amigo ha sufrido un grave accidente. Otro no consigue
encontrar trabajo. Varios de ellos se sienten deprimidos y se
comportan de forma extraña. Esta es la lista actual en mi
vida, que m siquiera comprende la amenaza de guerra y el
temor a un atentado terrorista. Cada uno de esos casos
comporta sufrimiento y a la vez descubrimiento.
Si usted dedica todos sus esfuerzos a superar su noche
oscura, quizá no aprenda las lecciones que puede ofrecerle
ni experimente ios importantes cambios que puede produ¬
cir en su vida. Deseo animarle a penetrar en esa oscuridad
con toda su fuerza e inteligencia, y quizás encuentre en ella
una nueva visión y un sentido más profundo de su propia
identidad. Incluso aunque la fuente sea externa —un cri¬
men, una violación, un aborto, una deslealtad, las tensiones
del trabajo, haber sido tomado como rehén o la amenaza de
un atentado terrorista—, puede descubrir nuevos recursos
dentro de sí mismo y una nueva forma de plantearse la vida.
Nuestra tarea no consiste en resolver la noche oscura, sino
en permitir que ésta nos enriquezca.
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    Introducción 19
SAN JUAN DE LA CRUZ
La frase «la noche oscura del alma» proviene del místico y
poeta español san Juan de la Cruz (1541-1597). Juan perte¬
necía a la orden religiosa de los carmelitas y, junto con santa
Teresa de Ávila, trató de reformar esa orden. Muchos miem¬
bros de la orden estaban tan en contra de esa reforma que
encarcelaron a Juan quien, durante los ocho meses que per¬
maneció cautivo, escribió poemas extraordinarios. Sus últi¬
mos escritos constituyen principalmente un comentario so¬
bre esos poemas, uno de los cuales se titula «Noche oscura».
Juan escribe sobre la noche de los sentidos y la noche
del espíritu. La primera frase es una purificación de las in¬
tenciones y motivaciones, la segunda un proceso de vivir
conforme a una fe y una confianza radicales. La obra de
Juan es utilizada principalmente por aquellos que se dedi¬
can seriamente a cultivar una vida espiritual a través de la
comunidad, la meditación y diversas formas de servicio.
Para describirlo menos técnicamente, el término se refiere a
veces a la depresión o a los momentos difíciles y duros en la
vida de una persona.
Mi utilización de la frase contiene un significado inter¬
medio. Yo considero la noche oscura del alma como un pe¬
ríodo de transformación. Se parece más a una fase de la al¬
quimia que a un obstáculo que nos impide alcanzar la
felicidad. Por lo general dura cierto tiempo, pues no pode¬
mos considerar los problemas de un día como una noche os¬
cura del alma. No siempre concluye felizmente con un nue¬
vo hallazgo personal. De hecho, veremos varios ejemplos de
personas que acabaron suicidándose o sucumbiendo a una
enfermedad. Para apreciar estos episodios como transforma¬
ciones del alma, una persona no puede juzgarlos por una
simple vara de medir externa. Debe examinar la situación
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    20 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
profunda y detenidamente, sabiendo que puede obtener im¬
portantes beneficios al afrontar este reto, aunque no siempre
comprenda cómo puede beneficiarse de la oscuridad. A ve¬
ces una noche oscura tiene sentido debido a lo que aporta a
los demás, no a las ventajas que represente para uno.
UN ENFOQUE ESPIRITUAL
MÁS QUE PSICOLÓGICO
Tengo por norma no apresurarme a calificar las emociones
complicadas como trastornos psíquicos. Por lo general, pre¬
fiero considerarlas pruebas que enriquecen a una persona.
Recuerdo a muchos hombres y mujeres que vivieron en
épocas pasadas y a los que admiro, que eran complicados,
que no gozaban de una integridad ni de buena salud. Halla¬
rá usted muchos de esos personajes descritos en este libro y
expuestos como modelos, que a pesar de sus imperfecciones
y taras, irradiaron una luminosidad a lo largo de su vida.
Por regla general, concedo un mayor valor a las cualidades
del alma que a la salud y a las reglas de conducta.
Un capítulo de mi libro El cuidado del alma impresionó
vivamente a muchos lectores, el titulado «Los dones de la
depresión». He aprendido de numerosas fuentes —textos
médicos antiguos, pintores y escritores sensibles, y las obras
de C. G. Jung y james Hillman— a valorar los momentos
de melancolía y tristeza. He tratado de describir específica¬
mente las recompensas que uno puede obtener de los esta¬
dos depresivos. Pese a ser un estado angustioso que nos
trastorna profundamente, lo que denominamos depresión
no deja de ser una experiencia humana, ligada a todos los
acontecimientos importantes de la vida de una persona. Es
un grave error considerar nuestros sentimientos de desespe-
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    Introducción 21
ración y vacío desviaciones de la vida normal y saludable
que idealizamos. Los momentos oscuros, al igual que los
hallazgos y logros, dejan su impronta y nos convierten en
personas inteligentes y compasivas.
Este libro comienza con potentes imágenes de antiguos
ritos y religiones. Las gentes del pasado remoto conocían se¬
cretos que les permitían resolver los momentos duros, que
han caído en el olvido; la imagen de la travesía nocturna, la
noción de la catarsis, ritos que ayudan a superar los pasajes
de la vida, y un espíritu lunar que aporta bendiciones un tan¬
to impías pero útiles. Posteriormente contemplaremos la in¬
teligencia y el amor, cómo pensar y sentirnos conectados,
como lecciones importantes que extraer de la noche oscura.
Por último examinaremos varios aspectos de una vida nor¬
mal y corriente en los que podemos apreciar una noche os¬
cura del alma: los intentos de ser creativos y nuestra necesi¬
dad de belleza, la ira y los momentos en los que «perdemos
los estribos»; la enfermedad y la vejez. Cada una de estas ex¬
periencias puede generar un tipo especial de noche oscura.
EMOCIONES EN MODO MENOR
Emily Dickinson decía que su propensión a la soledad era
como el modo menor en música, una alternativa interesante
al brillante modo mayor. Ahora piense usted en sus noches
oscuras. ¿Pueden ser tan útiles, e incluso tan hermosas, como
los momentos gozosos? ¿Pueden ser estados de ánimo y suce¬
sos en modo menor? Hoy en día se escriben libros que expli¬
can que Dickinson era neurótica. Pero ella no se consideraba
«psíquicamente enferma», aunque sin duda era una excéntri¬
ca. De manera similar, deseo considerar nuestras noches os¬
curas como algo extraordinario, pero no enfermizo.
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    22 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La noche oscura del alma proporciona un alivio a la
hiperactividad de los tiempos gratos y de los agotadores in¬
tentos de comprendernos a nosotros mismos y hacer las co¬
sas bien. Durante la noche oscura no tenemos más remedio
que renunciar a nuestro afán de controlarlo todo, rendir¬
nos ante lo desconocido, y aguzar el oído para percibir
cualquier señal que nos permita comprender lo que nos su¬
cede. Es un momento que nos obliga a replegarnos en no¬
sotros mismos y a retirarnos del ajetreo cotidiano, mal que
nos pese. La noche oscura es más que una experiencia de la
que podemos obtener valiosas enseñanzas; es una inicia¬
ción profunda a un ámbito al que la cultura, tan preocupa¬
da por las cuestiones externas y los éxitos materiales, no
nos prepara.
Cuando a las personas sólo les complace alguna tonali¬
dad mayor, se vuelven simplistas, no sólo en su forma de
pensar sino en su ser más íntimo. Hoy en día muchos de los
conflictos que amenazan la paz, tanto en casa como en el
resto del mundo, son fruto de burdos prejuicios y reacciones
ingenuas y absurdas. Las pasiones estallan continuamente
en actos violentos. Reprimir los odios y temores requiere un
análisis complejo de nosotros mismos y de nuestros seme¬
jantes. Una persona madura es complicada y tiene ideas y
valores complejos. La tonalidad menor de una noche oscura
aporta una importante y valiosa complejidad a nuestra per¬
sonalidad y nuestra forma de vivir.
UNA OSCURIDAD INLINITA
Algunas personas se refieren a su noche oscura como si fue¬
ra un reto que deben afrontar y superar cuanto antes. «He
atravesado una noche oscura —dicen—, pero ya ha termi-
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    Introducción 23
nado.» Para algunos, lo que consideran una noche oscura
quizá sea sólo un atisbo de lo que significa la verdadera os¬
curidad del alma, especialmente si la superan con relativa
rapidez y facilidad, y más aún si la persona que la experi¬
menta se ufana de haberla superado rápida y eficazmente.
La verdadera noche oscura no puede ser despachada tan a
la ligera. Deja una marca indeleble y cambia a una persona
para siempre. No es algo de lo que debamos ufanarnos.
La noche oscura puede perturbarnos profundamente,
sin ofrecernos ninguna salida, salvo quizá depender de
nuestra fe y nuestros recursos más allá de nuestra compren¬
sión y capacidad. La noche oscura requiere una respuesta
espiritual, no sólo terapéutica. Nos empuja hasta los límites
de lo que nos es familiar y conocido, obligándonos a tratar
de analizar cómo funciona la vida y quién o qué lo contro¬
la todo. La noche oscura sirve al espíritu obligándonos a
depender de algo más allá de la capacidad humana. En oca¬
siones nos permite vislumbrar nuevas y misteriosas posibi¬
lidades.
LOS MATICES DE LA OSCURIDAD
Tomaremos nota de varias personas que fueron presa de esa
especial noche oscura, incluyendo a Oscar Wilde, el escritor
Victoriano que fue encarcelado por su homosexualidad.
Tras ser puesto en libertad, Wilde escribió a un amigo: «Mi
deseo de vivir es tan intenso como siempre, y aunque tengo
el corazón destrozado, los corazones están hechos para ser
destrozados: por eso Dios envía desgracias al mundo...
Ahora el sufrimiento me parece algo sacramental, algo que
convierte a quienes toca en santos... Todo materialismo en
la vida embrutece el alma».2
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    24 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Wilde sufrió de soledad y la pérdida de su interesante
vida, y en algunos aspectos salió de la cárcel hundido. Pero
este pasaje muestra que aprendió mucho, y expresa en un
lenguaje perfecto lo que yo deseo decir aquí: dejarse imbuir
de los valores de la cultura materialista «embrutece el alma».
El papel de la noche oscura puede servir para refinar nuestra
sensibilidad, y para mostrarnos la forma de convertirnos en
una persona multidimensiona! y dotada de instrumentos de
gran eficacia y precisión.
Para vivir tu «matiz» particular, lo primero que debes
aprender es a renunciar al lenguaje clínico que lo clasifica
todo bajo unas determinadas etiquetas. Cuando describas lo
que te ocurre, cíñete a tu experiencia personal. Penetra deba¬
jo de la capa de lenguaje e ideas que uno aprende de la tele¬
visión y las revistas sobre el «problema» De cada uno. Deja
que éste se revele tal como es, no como la industria terapéu¬
tica pretende que sea. La medicina y la psicología, como mu¬
chas otras instituciones de la vida moderna, prefieren el caso
que se puede comprender y tratar al individuo irreductible.
Imaginan restituirle su salud mental, pero no se ven capaces
de ayudarle a cumplir con su destino y descubrir el significa¬
do de la vida.
Por último, y esta quizá sea la tarea más difícil, concé¬
dete lo que necesitas a nivel más profundo. Cuidados más
que curas. Organiza tu vida de forma que favorezca el pro¬
ceso. Estás incubando tu alma, no viviendo una aventura
heroica. Suaviza tu estilo de vida. Busca los alivios que pue¬
das, pero no luches contra este proceso. Concéntrate, refle¬
xiona, piensa y habla sobre tu situación seriamente con ami¬
gos de confianza.
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    Introducción 25
EJEMPLOS ESTIMULANTES
Algunas personas tienen que afrontar retos tremendos y ex¬
perimentar períodos extraordinariamente difíciles. Su ejem¬
plo nos enseña a tener paciencia, a ser perspicaces y a tener
el valor de soportarlo. En 1987, cuando se hallaba en Bei¬
rut como representante del arzobispo de Canterbury, Terry
Waite fue secuestrado y mantenido como rehén durante cin¬
co años. Junto con sus compañeros que también fueron se¬
cuestrados, sufrió brutales palizas, aislamiento y numerosas
privaciones. Fue apartado de la vida normal, de su familia y
de todo contacto y apoyo humano.
Waite dice que a menudo recordó los libros que había
leído, los cuales le ayudaron a sobrellevar esos largos años
de soledad. Un día un guardia compasivo le dio un libro so¬
bre la esclavitud en Estados Unidos. Waite lo leyó detenida¬
mente varias veces, memorizando incluso algunos pasajes.
Pensó en los esclavos que pasaban toda su vida cautivos,
pero sin perder su espíritu ni su humanidad. La imagen del
esclavo no hizo que desapareciera su dolor, pero lo hizo so¬
portable. Waite se sintió inspirado y apoyado por las imá¬
genes de otros que habían sido capaces de superar circuns¬
tancias peores que las suyas.
Existe un sencillo secreto para salir airoso de las noches
oscuras. Podemos superarlas moral y espiritualmente enri¬
quecidos, aunque todo parezca indicar que hemos fracasa¬
do. Es posible que las presiones externas acaben haciéndo¬
nos sucumbir, pero podemos sobrevivir con el alma intacta.
Durante años, Terry Waite, y otros como él, no consiguieron
influir en sus captores y liberarse de su tormento físico. Pero
durante su largo cautiverio dominaron la situación moral¬
mente por medio de su talante y las muchas formas en que
dieron significado a su experiencia.
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    26 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
A lo largo de la historia, muchos han sido dominados
por sus opresores, pero han triunfado a otro nivel En el si¬
glo xvi, Tomás Moro estuvo trece meses encarcelado antes
de ser ejecutado, durante los cuales escribió algunas de sus
mejores obras filosóficas. El marqués de Sade, en ciertos as¬
pectos el extremo opuesto de un santo, reaccionó de forma
parecida. Se revolvió contra sus carceleros, pero escribió al¬
gunas de sus obras de ficción más importantes durante su
encarcelamiento. Nelson Mándela se preparó en la cárcel
para convertirse en el extraordinario líder y un ejemplo para
todos sus coetáneos.
He aquí el secreto: aunque no podamos liberarnos físi¬
camente, podemos salir de la experiencia con dignidad, vi¬
talidad y carácter. Podemos hacerlo durante un divorcio, la
muerte de un hijo, una enfermedad grave o un fracaso en el
terreno creativo. Podemos sobrevivir moralmente aunque
muramos físicamente. Veremos vanos ejemplos de hombres
y mujeres que viven esa paradoja. La noche oscura de cada
cual constituye su propia invitación a convertirse en una
persona de corazón y alma.
Cada noche oscura es única. En este libro relataré nume¬
rosas historias de personas que he conocido, especialmente
en mi práctica terapéutica. Historias de personas reales que
demuestran la variedad de noches oscuras y los diversos mé¬
todos para superarlas. Profundizaré en muchas biografías de
personas que hace tiempo me interesan, para averiguar cómo
resolvieron sus noches oscuras, o sucumbieron a ellas. Pode¬
mos aprender mucho del aparente fracaso, y podemos vis¬
lumbrar las formas sutiles en que unas vidas trágicas han sa¬
lido triunfantes. Por lo demás, no dudaré en citar mis propias
experiencias sobre la oscuridad, puesto que no me es ajena.
Para resolver esas perturbaciones necesitamos también
ideas fértiles, sólidas y útiles, bienes más bien escasos en un
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    Introducción 27
mundo de datos y opiniones. He obtenido la seguridad en
mí mismo como terapeuta de mis estudios de religión, mito¬
logía, bellas artes y la psicología profunda. Los mejores te¬
rapeutas que conozco son los que se han educado a sí mis¬
mos en los grandes misterios del amor, la agresividad y la
muerte. No utilizan técnicas al uso ni respuestas fáciles. Tú
también puedes plantearte las preguntas básicas, leer a los
mejores autores, ver buenas películas y cultivar la vida del
alma. Entonces, cuando se presente la noche oscura, estarás
preparado para ella.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 30
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    PRIMERA PARTE
PASAJES
¿Me preguntas qué pensé
durante esa larga noche?
Escuché cómo la lluvia
batía con persistencia
contra las ventanas.
Izumi Shikibu3
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 32
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    1
La travesía nocturna
La noche oscura del alma puede producir una sensación
amorfa, carente de significado, forma o dirección. El hecho
de utilizar imágenes para representarla y conocer a personas
que hayan pasado por esa experiencia y hayan sobrevivido a
la misma nos sirve de ayuda. Las grandes historias y mitos
de muchas culturas también sirven de ayuda al permitirnos
imaginar un esfuerzo humano que nos inspira y ayuda a
comprender la situación. Una antigua historia que arroja luz
sobre la noche oscura se refiere a un héroe que es engullido
por un pez gigantesco. El héroe, o mejor dicho el antihéroe
—pues es una víctima de las circunstancias— permanece en
las entrañas del pez mientras éste le transporta a través del
agua. Dado que se trata de una historia asociada con el he¬
cho de que el sol se pone en el oeste y viaja por debajo de la
superficie del agua hacia el este para salir al amanecer, en
ocasiones este tema se denomina «Travesía nocturna.» Es un
pasaje cósmico utilizado como metáfora para describir nues¬
tras noches oscuras, cuando nos sentimos atrapados en un
determinado estado de ánimo o por circunstancias externas
y apenas podemos hacer nada sino esperar a ser liberados.
Imagine que su estado de ánimo sombrío, o la fuente
externa de su sufrimiento, es un contenedor gigantesco y
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    32 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
vivo en el que permanece cautivo. Pero este contenedor se
mueve, se dirige a un lugar, le transporta a donde usted ne¬
cesita ir. Por más que le disguste la situación en la que se
encuentra, conviene que la imagine de forma constructiva.
Quizá se encuentre en estos mismos momentos embarcado
en una travesía nocturna.
Quizá sienta a veces en su oscuridad que algo se está in¬
cubando, o que usted se está preparando para afrontar la
vida. Se dirige a un determinado lugar, aunque no existan
señales externas que lo indiquen. He recibido en mi consul¬
ta a muchos hombres y mujeres que no tenían ni remota
idea de lo que les estaba ocurriendo, sólo que se sentían
apartados de las alegrías normales de la vida. Todos experi¬
mentaban una anodina y vaga confusión. No obstante, la
mayoría estaban dispuestos a acudir a mi consulta, una se¬
mana tras otra, y analizar lentamente los hechos conmigo
hasta que apareciera un significado. Algunos tenían desde el
principio la sensación de que se estaba produciendo en ellos
algo creativo.
El vientre de la ballena constituye naturalmente una
especie de útero. Al replegarse en su interior y en su incer¬
tidumbre, usted se asemeja a un niño que aún no ha naci¬
do. La oscuridad es natural, forma parte del proceso de la
vida. Puede sentir la esperanza, por leve que sea, de que
la vida sigue adelante, aunque usted no tenga ni remota
idea de hacia dónde se dirige. Es una época en que debe es¬
perar y confiar. Mi actitud como terapeuta en estos casos
es la de no tratar de alcanzar una conclusión ni descentrar
la situación rápidamente. Es preciso que usted soporte con
paciencia estos momentos difíciles y deje que el tiempo lo
aclare todo.
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    La travesía nocturna 33
EL HÉROE-SOL Y EL MAR
La historia clásica de la travesía nocturna es el relato
bíblico de Jonás. Dios pidió a Jonás que contara a los ha¬
bitantes de la ciudad de Nínive que su conducta le enoja¬
ba, pero Jonás intentó escapar embarcándose hacia la leja¬
na ciudad de Tarsis. Estalló una tormenta, y los marineros
comprobaron que Jonás pretendía rehuir esa misión. A fin
de salvarse, lo arrojaron por la borda, y un gigantesco pez
lo engulló. Jonás permaneció en el vientre del pez tres días
y tres noches antes de que éste lo vomitara en tierra firme.
Dios lo llamó de nuevo, y esta vez Jonás obedeció sus ór¬
denes.
Es posible que en su noche oscura usted experimente
una sensación que podríamos denominar «oceánica», de
hallarse en el mar, surcando el mar, o inmerso en las aguas
del útero. El mar constituye el vasto potencial de la vida,
pero al mismo tiempo es la noche oscura de cada cual, que
quizá nos obligue a renunciar a una parte de los conoci¬
mientos que hemos adquirido. Conviene que periódicamen¬
te desmontemos el desarrollo del yo que tantos esfuerzos
nos ha costado, que deshagamos el yo y la cultura que he¬
mos ido tejiendo a lo largo de los años. La travesía noctur¬
na nos transportará a nuestro yo primigenio, pero no al yo
heroico que se quema y es sometido a juicio, sino a nuestro
yo original, a nuestro yo como un mar de posibilidades, a
nuestro yo más noble y profundo.
Es posible que esté usted tan influido por la exigencia
moderna de triunfar a toda costa que quizá no aprecie el va¬
lor de desandar el camino. No obstante, en cierto aspecto
retroceder significa regresar a los orígenes, apartarse de la
línea de combate de la existencia, recordar los dioses, los es¬
píritus y los elementos de la naturaleza, inclusive nuestra
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    34 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
propia naturaleza original, la persona que era cada uno al
principio. Regresamos al útero de la imaginación para que
nuestra gestación se recicle. Renacemos y morimos constan¬
temente, hasta el día en que hallamos las aguas restaurado¬
ras de la noche.
El gran teórico del arte y teólogo Ananda Coomaraswamy dejó dicho: «Ningún ser puede alcanzar el grado su¬
perior de la naturaleza sin dejar de existir».4Durante la no¬
che oscura deja de existir una parte de nuestro ser: nuestro
ego, nuestro yo, nuestra creatividad, nuestro significado. Es
posible que halles en la oscuridad la clave de tu fuente, el
alma profunda que hace que seas quien eres y sostiene los
secretos de tu existencia. No basta con apoyarse en la bri¬
llantez de tus conocimientos y tu intelecto. Debes entregar¬
te de forma receptiva a los poderes naturales de transforma¬
ción que siguen siendo misteriosamente oscuros.
Un poderoso ejemplo de esta travesía nocturna es el úl¬
timo año de la vida de santo Tomás Moro de Inglaterra. Era
abogado, teólogo y persona muy culta, que fue condenado
a muerte por Enrique VIII por no reconocer formalmente la
validez del divorcio del rey. Hacerlo equivalía a contradecir
la doctrina de su religión. Moro fue encarcelado en una pe¬
queña celda abovedada en la Torre de Londres, una habita¬
ción carente de muebles y con las paredes encaladas cuando
yo la visité, un espacio semejante a un útero, que constituía
una metáfora muy concreta de la terrible embarcación en la
que se hallaba Moro. Al entrar en esa habitación incluso
hoy día, puede uno imaginarse las entrañas de un animal gi¬
gantesco, y fue en ese espacio uterino donde Moro pulió sus
ideas y su conciencia.
La familia de Moro, especialmente su adorada e inteli¬
gente hija Margaret, trató de convencerle de que accediera
a los deseos del rey. En una carta escrita a su hija desde la
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    La travesía nocturna 35
torre, Moro utiliza el símbolo de Jonás: «En cuanto a mí,
suplico humildemente a Dios que me conceda la gracia de
aceptar con paciencia este elevado gozo, de modo que des¬
pués de la tempestad de estos tiempos tormentosos, su gran
misericordia me conduzca al puerto seguro de la jubilosa
bienaventuranza del cielo».
Moro escribió a Margaret que no podía conciliar el sue¬
ño al pensar en las posibles y dolorosas muertes que quizá le
aguardaban. Sentía «un temor abrumador» en su corazón.
Pero en medio de esa pesadilla, experimentó una profunda
paz porque tenía la conciencia tranquila. Es posible que na¬
die comprendiera su postura con respecto al rey, pero lo cier¬
to es que Moro poseía profundas convicciones basadas en su
fe religiosa.
No conozco mejor ejemplo de una persona común y co¬
rriente, amante de la vida, que se hallaba en medio de una
terrible tempestad, capaz de abstenerse de culpabilizar a sus
enemigos y aconsejar serenamente a su familia y allegados.
Tomás Moro fue una figura semejante a Jonás que tuvo que
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dedicar un tiempo a comprender cuál era su misión. Esta con¬
tradecía todo cuanto él deseaba y se contraponía a los afectos
de su corazón. Pero halló una paz y un equilibrio inescruta¬
bles en su fe y sus creencias. Dedicó el tiempo que permane¬
ció encarcelado a profundizar sus ideas y convicciones.
La lección que extraigo de este ejemplo es que ninguna
pérdida es demasiado grande ni ningún reto demasiado abru¬
mador, siempre y cuando uno esté fundamentado en su vi¬
sión y sus valores, a medida que sigue su destino. Plasta el
último minuto Moro se sintió tentado de renunciar a su deci¬
sión, pero el haber podido pulir su visión en la cárcel le per¬
mitió mantener sus valores claros. Por más que se sintiera
aterrorizado y apesadumbrado, se dejó guiar por la claridad
de su visión.
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    36 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Al igual que otros ejemplos en este libro, Moro fue un
hombre extraordinario que se encontró en circunstancias
extraordinarias, y no sobrevivió físicamente. Es posible que
usted atraviese en estos momentos una crisis, capaz de
transformar su vida, aunque de menores proporciones. En
medio de la tormenta personal que usted atraviesa, puede
descubrir la forma de mantener su visión clara y permitir
que su travesía nocturna defina su vida.
NOCHE Y DÍA
Piense en una noche oscura como parte de la vida orgánica.
Evitarla sería como elegir sólo comida artificial que no se es¬
tropee nunca. Como persona natural que es, usted sentirá
una amplia gama de emociones y atravesará por numerosas
y variadas experiencias. A lo largo de su vida, unas partes de
usted crecerán y prosperarán, otras se pudrirán. El estar tris¬
te, sufrir, luchar, sentirse perdido o impotente forma parte
natural de una vida humana. Al dejarse transportar por la
ola de su noche oscura, potencia su identidad, camina hacia
la persona que debe ser.
Para experimentar una sensación de bienestar, tiene
que brillar, pero es preciso que ese brillo no sea superficial.
Puede brotar de un lugar profundo en su interior, oscuro,
pero que posee su propia luz. Santo Tomás de Aquino dijo
que un elemento central en la belleza es su esplendor, pero
otros escritores —Beaudelaire, el marqués de Sade, Beckett, Sexton— incluyen una luminosidad oscura, lo que la
psicoanalista francesa Julia Kristeva llama, según una an¬
tigua tradición, el Sol Negro. Imagine que hay un sol ne¬
gro en lo más profundo de su ser, una luminosidad oscura
que es menos inocente y más interesante que la ingenua
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    La travesía nocturna 37
luz del sol. Este es uno de los dones que una noche oscura
le ofrece.
Humphrey Bogart fue uno de los muchos actores que
poseían esa luminosidad oscura que resplandecía a través
de sus personajes. Sus padres eran alcohólicos y adictos a
la morfina, y durante su infancia pasaron mucho tiempo
alejados de él, quedando al cuidado de unas personas que
le azotaban. Posteriormente, trabajando duramente como
actor contratado por unos estudios cinematográficos, in¬
terpretó numerosos papeles de detective rudos y de asesi¬
no, transformando su tristeza y dureza en una forma que le
iba como anillo al dedo. Eric Lax, su perspicaz biógrafo,
dice que su eficacia como actor se debía a su capacidad de
«proyectar la sensación de que algo latía bajo la superfi¬
cie». Bogart convirtió a sus personajes Sam Spade y Philip
Marlowe en personajes «deseables y remotos, a la vez de¬
masiado cínicos y demasiado honestos para ser auténti¬
cos».^ No pretendo presentar a Bogart como la solución
ideal a una noche oscura, sino como un ejemplo de cómo
una persona puede cuando menos construir algo positivo a
partir de experiencias negativas. Una de las películas que
protagonizó se titulaba The King of the Underworld [El
rey del mundo subterráneo], la imagen perfecta de su suer¬
te. En sus películas representó a la perfección el personaje
del hampa porque en su infancia había conocido un infier¬
no emocional.
Tanto en su infancia como en su sometimiento a los es¬
tudios cinematográficos, Bogart atravesó por duras noches
oscuras. Paradójicamente, fue la oscuridad del personaje
creada por esos tormentos lo que le dio fama, convirtiéndo¬
le en el mito que sigue siendo hoy en día. Bogart constituye
un excelente ejemplo de una persona que, aunque no logra¬
ra derrotar a sus captores, sí los eclipsaba.
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    38 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Moldeado por su oscuridad, como el cautivo Jonás, us¬
ted se convertirá en el sol que emerge de las aguas nocturnas.
Siempre renaciendo, siempre cayendo de nuevo al mar. Qui¬
zá su noche oscura le parezca estancada y carente de ritmo,
pero posee un movimiento sutil. T. S. Eliot describe el movi¬
miento de la vida y la muerte, la luz y las sombras, como un
farolillo chino de papel que se mueve constantemente pese a
estar quieto. Puede que le resulte difícil percibir el movi¬
miento en la oscuridad que atraviesa, pero eso no significa
que no esté presente. Puede que usted no avance, pero se
mueve ligeramente. Ahí está usted, sufriendo, atrapado en
un contenedor que le impide gozar de la vida, y sin embargo
posee una belleza especial, una pulsión que sólo puede apre¬
ciarse en la oscuridad.
EL LENGUAJE ESPECIAL
DEL MAR NOCTURNO
Quizás aprenda en su noche oscura un secreto que por regla
general se oculta a las personas modernas: la verdad de las
cosas sólo puede expresarse estéticamente, por medio de re¬
latos, imágenes, películas, baile, música. Sólo cuando las ide¬
as son poéticas alcanzan la profundidad y expresan la reali¬
dad. En su original ensayo titulado El poeta,6 Ralph Waldo
Emerson dice que el poeta «se halla un paso más cerca de las
cosas» y «convierte el mundo en cristal». No es preciso que
usted escriba poesías, pero debe apreciar los relatos, las imá¬
genes, los símbolos. Conviene que abandone la costumbre
moderna de valorar sólo los hechos. Podría cultivarse en las
artes y las grandes historias e imágenes de las religiones del
mundo. Bogart consiguió realizarse todo él, con sus ansieda¬
des y su ira, frente a la cámara. Usted podrá hacerlo cuando
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    La travesía nocturna 39
halle su medio de expresión personal. Quizá consista tan sólo
en relatar una buena historia a sus amigos. Quizá comprue¬
be que posee un talento para un determinado medio de ex¬
presión: un arte, un oficio, o incluso un deporte.
Cien años después de Emerson, otro poeta de Nueva In¬
glaterra, Wallace Stevens, describió al poeta, posiblemente
tomando prestadas las imágenes de Emerson, como «un
hombre de cristal que resume las cosas en un millón de dia¬
mantes». Usted posee la facultad de ser el poeta de su propia
experiencia. Su noche oscura puede ayudarle a convertirse en
una persona de cristal, transparente y legible. Debe aprender
a «resumir» su experiencia en imágenes que transmitan su
verdad personal. Muchas personas escriben canciones, poe¬
mas y relatos. Algunas, menos obviamente, crean jardines.
Todos cuantos nos rodean esperan que describamos
nuestra experiencia en términos puramente personales o mé¬
dicos. En nuestra sociedad contemporánea creemos que el
lenguaje psicológico y médico es el que mejor transmite la
experiencia de una noche oscura. Usted se siente deprimido
y fóbico: padece un trastorno de ansiedad o posee un gen ne¬
gativo. Pero los pensadores inteligentes de otras épocas y lu¬
gares dicen que las palabras eficaces, artísticas, sensuales y
poderosas desempeñan un papel central a la hora de vivir la
noche oscura. Piense en esta posibilidad: sería muy conve¬
niente que hallara una imagen eficaz, relatara una buena his¬
toria o simplemente hablara sobre su noche oscura teniendo
en cuenta el poder y la belleza de la expresión.
El lenguaje poético encaja con la travesía nocturna, por¬
que por lo general empleamos un lenguaje heroico. Solemos
hablar de progreso, crecimiento y éxito. Incluso la palabra
«sanación», o «curación», puede ser demasiado contunden¬
te para describir lo que ocurre en la marea de cambio que
experimenta el alma. El lenguaje de la psicología popular
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    40 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
tiende a ser al mismo tiempo heroico y sentimental. Trata¬
mos de superar nuestros problemas y procuramos alcanzar
un crecimiento y una integridad personales. Una alternativa
es poseer una imaginación más profunda de quiénes somos
y qué estamos viviendo. Es posible que esa percepción no
nos cure ni nos proporcione la sensación de integridad, pero
puede enseñarnos algunas cosas sobre la vida.
La cualidad del lenguaje que empleamos es importante.
En nuestra noche oscura, procuremos hablar a través de
una historia e imágenes. Resista la tentación de explicar, de¬
fender e interpretar. Utilice metáforas y símbolos. Por ejem¬
plo, muchas personas dicen que se sienten como un volcán
a punto de estallar. Es una imagen potente, aunque un tan¬
to trillada. Busque sus propias imágenes que describan es¬
pecíficamente lo que le ocurre. En cierta ocasión una mujer
me dijo que cada día tenía que hacer un esfuerzo para creer
que al día siguiente el sol volvería a levantarse. Nunca he
olvidado ese imagen sencilla, pues transmite claramente la
preocupación de si la vida va a proseguir.
Emily Dickinson es una de las personas que mejor ha
sabido emplear un lenguaje poético para describir sus mo¬
mentos de abatimiento. Sus cartas relatan muchas tragedias
y pérdidas en su vida, y casi todas contienen un breve poe¬
ma y un par de frases que captan toda la profundidad de lo
ocurrido. Por ejemplo, cuando murió el juez Lord, su ami¬
go más estimado, Dickinson escribió a sus primos:
Toda persona a la que perdemos
se lleva una parte de nosotros;
sigue existiendo un fragmento,
que, al igual que la luna,
es invocado las noches turbulentas
por las mareas.7
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    La travesía nocturna 41
No es preciso que usted escriba poemas, pero puede
aprender de Emily Dickinson a describir su experiencia en
un lenguaje que transmita su esencia, vinculándolo al resto
de su vida. Las palabras de Dickinson sobre su pérdida son
más que elocuentes. ¿No ha sentido nunca que un fragmen¬
to de su persona estaba a merced de sentimientos descono¬
cidos, al igual que la luna es susceptible a las mareas?
El inglés americano suele recurrir a expresiones senci¬
llas y pragmáticas. Es probable que usted emplee lugares
comunes para describir sus experiencias singulares y pro¬
fundamente sentidas. Una alternativa es descubrir el poder
de las palabras potentes y descriptivas. Puede experimentar
con distintas formas hasta hallar el estilo que le permita ex¬
presar mejor lo que siente. ¿Podría crear un original estilo
epistolar como hizo Emily Dickinson? ¿Podría hallar una
expresión poética que describiera su experiencia mejor que
las palabras?
Los poemas de Dickinson no son fáciles de comprender,
precisamente porque no lo revelan todo. Salvaguardan el
misterio de la experiencia. Quizá necesite usted emplear ese
tipo de lenguaje: palabras que describan sus pensamientos
y experiencia sin revelarlo todo. La poesía es un lenguaje
oceánico, nos mantiene en las aguas de nuestra vida al tiem¬
po que articula nuestra experiencia.
EL MAR COMO FUENTE
Muchos poetas y pintores han creado sus mejores obras a
partir de la oscuridad emocional. Aunque usted no se vea
como un artista, es un artista de su vida. Crea su propia his¬
toria y posee su propia forma de expresarse. Pienso en este
misterio cuando visito la capilla de Mark Rothko en EIous-
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    42 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ton, que el artista decoró con pinturas totalmente negras, o
cuando visito la late Modern de Londres, rodeado por sus
obsesionantes, etéreas y coloristas abstracciones. Su biógra¬
fo indica que poco después del ataque que padeció el artis¬
ta a los sesenta y tantos años, debido a un aneurisma, su
«enfrentamiento con la muerte restituyó esfuerzo y profun¬
didad emocional a su obra y generó un avance artístico de¬
finitivo».'^ A veces una noche oscura nos produce una con¬
moción que nos estimula a seguir viviendo y nos procura la
tensión necesaria para realizar un buen trabajo.
Una soleada tarde de primavera, cuando me hallaba de
visita en Londres, me senté en la sala Rothko y sentí el poder
de sus cuadros de grandes dimensiones, sutiles pero coloris¬
tas. Comprendí que estaba en presencia de un hombre que
había vivido plenamente. Rothko conocía el lado luminoso
y el lado oscuro de la vida, y ese conocimiento, que formaba
parte integrante de su ser, resplandece a través de sus lienzos.
A cambio, recobré una parte de mi propia oscuridad y pro¬
fundidad, un regalo que me hizo Rothko. Algunos pintores
y actores nos defraudan porque, por muy competentes que
sean técnicamente, carecen de la profundidad personal que
requiere una obra artística. Cuando trato de incorporar la
sustancia de un artista como Rothko, o Samuel Beckett, que
constituye mi ideal de artista honesto y visionario, comprue¬
bo que carezco de su tensión e imaginación, pero una parte
de su fuerza oscura impregna mis palabras.
Cuando usted experimenta una noche oscura, se halla en
el vientre de una ballena sin otra cosa que hacer que dejarse
transportar por ella. En las fábulas sobre el pez-útero, el hé¬
roe, engullido por un gigantesco monstruo marino, pierde el
pelo debido al intenso calor interior, un signo de una trans¬
formación profunda, semejante al monje que se afeita la ca¬
beza para señalar el cambio de la vida común a una vida de
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    La travesía nocturna 43
santidad. El monje y el bebé, calvos, son precursores de cual¬
quier hombre o mujer que regresan a un estado anterior al
nacimiento durante ciertas noches oscuras del alma.
Cuando presienta que su noche oscura es un estado de
preñez y regreso oceánico, conviene que reaccione adecua¬
damente y permanezca quieto. Observe y maravíllese. Tome
como modelo al embrión humano. Asuma la posición fetal,
emocional e intelectualmente. Guarde silencio. Flote en su
oscuridad como si fueran las aguas del útero, y no trate de
superar o descifrar ese estado a toda costa.
Esta recomendación contiene cierta filosofía zen. Shunryu Suzuki enseñaba, con su habitual sencillez, a cultivar «la
Samadhi de un solo acto».9 Decía que debíamos limitar nues¬
tra actividad y concentrarnos en lo que ocurre en esos mo¬
mentos. De esta forma uno puede expresarse. No trate de
hacer varias cosas a la vez. Según dice Suzuki, cuando se in¬
cline, inclínese; cuando se sienta, siéntese. Yo le aconsejo que,
cuando experimente su travesía nocturna, se deje llevar. No
trate de ponerle fin. No trate de analizarla. No trate de supe¬
rarla. Del mismo modo que no trataría de interferir en el pro¬
ceso natural del parto, no intente penetrar en el viaje del
alma que le convertirá en una persona más plena y le revela¬
rá su destino. Cultive la oscuridad de un solo acto.
EL VIENTRE DE LA BALLENA
Recuerde las circunstancias que hicieron que el pez engu¬
llera a Jonás. Éste se negó a transmitir el mensaje divino a
un pueblo insensato. Jonás es considerado un antihéroe, un
hombre vulgar y corriente que no cree poseer las cualidades
necesarias para perfeccionarse. Esta historia popular con¬
tiene otro tema: la noche oscura le evitará permanecer an-
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    44 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ciado en su insignificante existencia. Le convertirá en un hé¬
roe. Le obliga a afrontar su destino y convertirse en un
miembro activo de su comunidad. En el útero de su madre
usted se iba transformando en una persona. En su noche os¬
cura, semejante a un útero, se convertirá en un alma.
El vientre de la ballena es el sunyata, el vacío fructífero.
Jonás permanece sentado en el vientre de la ballena realizan¬
do zazen, meditando como un monje. No permanece senta¬
do textualmente, sino figurativamente. Asume su estatus de
antihéroe y una renovada intensidad, al tiempo que se apro¬
xima a su destino. Se asemeja a un personaje de Beckett, que
no controla su situación pero que avanza misteriosamente
hacia un lugar aunque no se mueve siquiera. También se ase¬
meja a una persona sometida a psicoterapia. «¿Por qué sigo
acudiendo a su consulta?», me preguntan mis clientes, toda
vez que el cambio no suele ser obvio, ni dramático. Acuden
a mi consulta semana tras semana, donde permanecen sen¬
tados como un farolillo chino, moviéndose imperceptible¬
mente.
Quizá se formule usted preguntas fundamentales en ese
lugar oscuro: ¿quién es usted? ¿Qué es este mundo? ¿De qué
tipo de familia procede? ¿Cuáles son sus orígenes, sus prime¬
ras experiencias? ¿Qué es lo que desea en su fuero interno?
¿Qué teme? En el vientre de la ballena tiene la oportunidad
de comenzar de nuevo. El sol-pez sale de nuevo por el Este.
Usted obtiene otra mañana en su vida.
Según el relato bíblico, Jonás, sentado en el vientre de la
ballena, canta una canción alabando al Señor. Sus palabras
le resultarán familiares a todo el que padezca una noche os¬
cura: «Las aguas me ahogaban; las aguas rugían sobre mí».
Sólo se puede cantar un salmo en la noche oscura: la canción
que ensalza la oscuridad. Es la canción que canta san Juan
de la Cruz, y es lo que Mark Rothko plasmó en sus lienzos,
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y lo que Anne Sexton, el ama de casa burguesa convertida en
poeta, escribió. La forma en que usted habla, su estilo de
vida, su forma de expresarse es muy importante a la hora
de afrontar su noche oscura. Si entona una canción contra la
oscuridad, una estrategia que pocos auténticos artistas utili¬
zan, es posible que permanezca atrapado en un callejón sin
salida para siempre. Pero si halla el medio, acorde con sus
habilidades y temperamento, de expresar su situación poéti¬
camente, cantará un salmo al Dios que en última instancia
constituye su oscuridad.
No es preciso que sea un artista profesional para hacer¬
lo. Puede expresarse desde su noche oscura con inusitada
claridad y pasión, desde lo más profundo de sus sentimien¬
tos, en lugar de hacerlo desde un lugar habitual y superficial.
He conocido a muchas personas que lograron hallar una
nueva forma de comunicar sus sentimientos y pensamientos
desde la oscuridad. Esta expresión de uno mismo es esencial
para la experiencia y la posible transformación que se pro¬
duzca.
La sociedad prefiere también cantar sus propios blues,
sus propias endechas, en lugar de expresarlos sin ambages.
La conmovedora canción nos conmueve y seduce al tiempo
que evoca recuerdos de amargura y pérdida. El impulso que
nos induce a crear o escuchar una canción melancólica es el
mismo que nos induce a expresar poéticamente nuestros
sentimientos oscuros.
LA ESPIRITUALIDAD DE LO PROFUNDO
Con frecuencia, el lenguaje de la psicología no es lo suficien¬
temente potente para describir esa oscuridad, por lo que no
le ayudará a usted a superarla. La psicología, con sus objeti-
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    46 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
vos terapéuticos, reduce en exceso la experiencia. Su misión
es aliviar nuestro sufrimiento. No está filosófica ni teológi¬
camente sintonizada para ayudarnos a hallar el significado
de la oscuridad. Por tanto, no basta.
La religión evita también con frecuencia la oscuridad
ocultándose detrás de sermones y falsas garantías. Nada es
más inútil que una absurda piedad religiosa frente a una os¬
curidad brutal que amenaza con aniquilar a quien la padece.
La religión tiende a sentimentalizar la luz y demonizar la os¬
curidad. Si uno recurre a la espiritualidad y sólo halla una
actitud positiva y beneficiosa, está utilizando su espirituali¬
dad para evitar la belleza oscura de la vida. La religión pue¬
de convertirse fácilmente en un sistema defensivo para evitar
enfrentarse a la vida. Este no es, por supuesto, el verdadero
propósito de la religión, y las tradiciones religiosas del mun¬
do, rebosantes de una sabiduría maravillosamente expresa¬
da, constituyen la mejor guía en la oscuridad. Existe la au¬
téntica religión, y existe el caparazón vacío de la religión.
Conviene que usted aprenda a distinguir la diferencia. Su vida
está en juego.
Huir de la oscuridad puede infantilizar su espirituali¬
dad, porque las noches oscuras del alma están destinadas a
iniciarle en la madurez espiritual. Conviene que permanez¬
ca muy alerta en la esfera de la religión, porque, pese a su
belleza y sustancia, puede estar llena de trampas. Incluso
quienes perpetran ciertos desatinos religiosos no parecen
darse cuenta de lo que hacen, por lo que la persona con sen¬
sibilidad que busca la sabiduría espiritual corre mayor peli¬
gro. Es preciso que utilice en todo momento su inteligencia.
La vida espiritual es al mismo tiempo profunda y tras¬
cendente. No debe inducirle a huir de sus problemas coti¬
dianos, sino ofrecerle una forma inteligente de resolver sus
complejidades. Debe convertirle en una persona de carácter
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y discernimiento, emocionalmente fuerte e intelectualmente
riguroso, a la vez que cariñosa y compasiva. Debe ayudarle
a resolver sus interrogantes y problemas más profundos, y
proporcionarle una visión que se extienda más allá de los
problemas cotidianos. Con frecuencia la religión no explo¬
ra lo más profundo y ofrece tan sólo la visión, en cuyo caso
las posibilidades trascendentales carecen de profundidad y
más que ayudar perjudican.
Dietrich Bonhoeffer, un teólogo y pastor protestante
que fue condenado por haber participado en un complot
contra Hitler, es una de las voces más potentes de la religión
frente a la muerte, a la par que una persona compasiva e
inteligente que se expresa también desde la cárcel. En sus
postreras cartas desde la prisión, trata de describir una reli¬
giosidad radicalmente opuesta a lo que antes había repre¬
sentado para él. «El mundo ha alcanzado su mayoría de
edad y es más impío —escribe—, y quizá por ese motivo está
más próximo a Dios que el mundo antes de haber alcanzado
su mayoría de edad.»10 A mi modo de ver, Bonhoeffer se re¬
fiere a que antiguamente la religión invocaba a Dios como
un poder ajeno a la vida para solventar nuestros problemas.
Hoy en día, según Bonhoeffer, tenemos que afrontar nues¬
tros problemas directamente, y dado que hemos perdido la
opción de invocar a Dios como a la caballería para que baje
del cielo a echarnos una mano, descubrimos el auténtico sig¬
nificado de la religión, nos mostramos más receptivos a los
misterios que tienen lugar a nuestro alrededor. Bonhoeffer
escribió esto al término de una noche oscura del alma que,
según explicó, no fue deprimente. Mantuvo viva su esperan¬
za, pero al mismo tiempo desbarató el concepto de la reli¬
gión. Fue otro de los que ganaron la batalla desde el punto
de vista moral, aunque la perdieron físicamente. Murió
ahorcado, pero sus cartas transmiten una forma renovada y
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    48 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
«decididamente honesta», según sus propias palabras, de ser
religioso. Bonhoeffer escribió desde el corazón de su oscuri¬
dad, y sus pensamientos emanan una estimulante lumino¬
sidad y energía.
LA LLAMADA DE JONÁS
La resistencia de Jonás a cumplir el mandato de Dios puede
considerarse una resistencia a otra voluntad que brota del
interior del ser. La mayoría de nuestras decisiones implican
un diálogo interior: ¿debo aceptar este trabajo, quedarme
en casa o viajar, casarme o seguir soltero? Es posible que las
circunstancias resuelvan el tema, pero con frecuencia nos
sentimos indecisos entre los dos lados de la cuestión, las dos
voces que tratan de persuadirnos en un sentido o en otro.
Este conflicto interior, que puede ser al mismo tiempo una
orientación y una tentación, se denomina desde tiempos re¬
motos un daimon.
Los antiguos griegos utilizaban este término para refe¬
rirse a todo espíritu anónimo que tuviera un impacto sobre
alguien. Platón calificaba el amor como un daimon. Poste¬
riormente, Jung lo describió como un espíritu con cierto gra¬
do de autonomía, que ejercía una fuerte influencia sobre la
vida interior de uno. Rollo May, el psiquiatra existencial, es¬
cribió con frecuencia sobre lo daimoníaco, describiéndolo
como un poderoso impulso, un deseo imperioso, como el de¬
seo sexual o el hambre. Dijo que para evitar que este daimon
se adueñara de la personalidad de uno, había que dialogar
con él. Es preciso hablar de ello con alguien y quizá, como
hizo Jung, conversar con el propio daimon. A mi modo de
ver, el daimon constituye un deseo imperioso que se halla en
nuestro interior, o a veces en el mundo, y nos induce a com-
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portarnos de determinada manera. Es preciso dedicar cierto
tiempo a esta fuerza daimoníaca a fin de averiguar cómo ce¬
derle un lugar creativo en nuestra vida.
Cuando usted sienta el deseo imperioso de dar un giro
radical a su vida, tenga por seguro que es obra del daimon
que le obliga a despertar a la realidad. Cuando descubra
una inusitada fuerza en su voz o su trabajo, es gracias al
daimon. Cuando desee emprender un camino y una voz in¬
terior le conmine a tomar otro, es la voz del daimon. Por
más que es un concepto antiguo, reside en el núcleo de la
obra del místico griego Heráclito, de C. G. Jung, de W. B.
Yeats, de Rollo May y de james Hillman. Usted aprenderá
a convivir con su daimon cuando tenga en cuenta sus pasio¬
nes más íntimas, aunque vayan en contra de sus costumbres
y principios. Debe utilizar el diálogo para alcanzar una re¬
lación viable con este poder desafiante, pero en última ins¬
tancia creativo.
En el mejor de los casos, con el tiempo usted aprenderá
a conocer sus pasiones más profundas. Llegará a reconocer
las voces que hablan desde lo más recóndito de su imagina¬
ción. Aprenderá a distinguir a los diablos de los ángeles, las
voces del temor de las voces de la esperanza. Quizá llegue
incluso a sentirse en armonía con usted mismo por el hecho
de dialogar con esas otras presencias. Un psicólogo posible¬
mente las describiría como figuras fantásticas y le advertiría
que no les concediera demasiada credibilidad. Pero, a pesar
de los peligros, debe tenerlas en cuenta y prestarles la aten¬
ción que merecen.
Cualquiera puede sentir un deseo imperioso que va en
contra de lo que es lógico y razonable. Es frecuente que una
persona ansíe algo y al mismo tiempo desee en su fuero in¬
terno lo contrario. En su juventud, John Keats deseaba fer¬
vientemente ser médico, pero el daimon poeta que llevaba
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dentro se salió con la suya. Marilyn Monroe quería ser una
actriz seria, pero el espíritu del atractivo sexual y la belleza
se lo impidió. Hoy en día sigue representando para la gene¬
ración anterior un mito cultural, una «diosa» más que una
actriz.
Heráclito decía que el daimon es el destino. Es posible
que ese espíritu que usted lleva dentro y a menudo le indu¬
ce a hacer algo contra su voluntad sea la fuerza que le con¬
duzca a su destino. Por más que Keats y Monroe tuvieran
una visión de lo que podían llegar a ser, algo más poderoso
en su interior les dio una mayor presencia en el mundo. To¬
dos estamos sometidos a esa fuerza: las esperanzas y los
planes que nos hayamos forjado quizá sean insignificantes
comparados con las posibilidades que se nos ofrecen. Debe¬
mos conceder espacio a ese otro yo para que nos convierta
en quienes podemos ser.
El daimon tiene asimismo un papel preponderante en
las relaciones. A veces en mi consulta, mientras trataba de
ayudar a mis clientes a resolver un triángulo amoroso o una
relación conflictiva, creía detectar algo más poderoso en sus
relaciones. Lo importante no era lograr que esas dos perso¬
nas convivieran felices y satisfechas, sino averiguar por qué
se peleaban. ¿Qué era ese destino, en el sentido más amplio
del término, que esas personas trataban desesperadamente
de evitar? En sus matrimonios veía la validez del comenta¬
rio de Heráclito. Evitaban lo daimoníaco, que se mostraba
dramáticamente en su convivencia, y por tanto rechazaban
su destino.
Hoy en día la gente busca con frecuencia el modo ade¬
cuado y saludable de mantener una relación, olvidando la
importancia de sus propias inclinaciones. Tratan de amal¬
gamar su vida con la de su pareja en lugar de que ambos
convivan y compartan sus respectivos destinos. Conocí a
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un joven que pasó muchos años esforzándose en salvar sus
matrimonios al tiempo que malgastaba sus dotes y su vida
desempeñando trabajos muy por debajo de sus cualidades.
Acudía desesperado a mi consulta cada vez que un nuevo
matrimonio estaba a punto de naufragar. Por fin, a los cin¬
cuenta y tantos años, tomó la decisión radical de completar
sus estudios y emprender la carrera que deseaba. Milagro¬
samente, ha conseguido reforzar su actual matrimonio y sa¬
carlo a flote. Cuando ese hombre empezó a disfrutar de su
propia vida, logró convivir felizmente con su pareja.
Es posible que una persona insista conscientemente en ca¬
sarse o mantener una relación, mientras que otra, desde el in¬
terior de esas dos personas o la pareja, desee lo contrario. Esta
lucha contra un deseo íntimo y apremiante es responsable de
intensos sufrimientos y de muchas de las noches oscuras aso¬
ciadas con el amor y las relaciones sentimentales. Usted cree
saber lo que le conviene y debe hacer, pero misteriosamente la
vida le empuja en otra dirección. Esta prolongada lucha, que
suele ser tanto interior como exterior, da paso a una noche os¬
cura.
Una noche oscura del alma puede conllevar una larga y
ardua lucha entre una voluntad y otra, las cuales actúan
desde el interior de la misma persona o la misma pareja. La
batalla puede continuar aun después de que la pareja se
case y organice su vida exterior. Quizás averigüe usted que
estas incesantes discusiones no son necesariamente destruc¬
tivas sino que dan vida a la relación. Y, como dice Jung en
su ensayo sobre el matrimonio, quizás averigüe que se ha
casado con el daimon de su pareja además de con su perso¬
na, y que la suerte de ésta está vinculada al yo profundo de
usted. Todo ello hace que el matrimonio y demás relaciones
sentimentales sean fascinantes, pero no fáciles.
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    52 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
UNA VOCACIÓN DE TRASCENDENCIA
Es posible que usted no perciba lo que puede dar aliciente a
su vida. Quizá reprima la fuente que puede procurarle una
satisfacción más profunda. Quizá sea una persona ingenua
que acepta las insidiosas lecciones deí mundo con una satis¬
facción superficial. Por tanto, debe profundizar más con el
fin de averiguar quién es y quién desea ser. No deje que las
ilusorias promesas de la vida material le disuadan de ese ob¬
jetivo. Sea usted mismo.
/
Ese es el objetivo de la travesía nocturna, nacer en sí
mismo. Se encuentra flotando de nuevo en el líquido amniótico, en una sustancia alquímica. Viaja hacia su propia
vida. Se prepara para afrontar su destino. La perspectiva es
emocionante, pero los peligros son enormes. Evite ser uno
de tantos y arriésguese a nacer como individuo.
Jonás no creía poseer las cualidades necesarias para cum¬
plir su destino. Trató de rehuirlo embarcándose para alejarse
y no tener que cumplir las órdenes que le había dado Dios.
Pero el barco le condujo a la ballena, que se convirtió en el
útero de su renacer. Su huida se convirtió en el vehículo de su
realización personal.
Analice profundamente sus temores. Tome nota de sus
defensas. Compruebe dónde y cómo elude usted las exigen¬
cias de su existencia. Quizá consiga percibir la sabiduría cós¬
mica de su noche oscura. Debe cambiar de rumbo y redescu¬
brir la dirección que le conviene tomar. Debe rendirse al
movimiento inexorable de su realización personal.
Jonás fue requerido por Dios para que hablara en su
nombre, que es un punto de vista radicalmente opuesto al
que hoy en día le presentan todos los medios de informa¬
ción explícita o subliminalmente. Su noche oscura le prepa¬
ra para ser usted mismo. Reproduce su nacimiento como
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    La travesía nocturna 53
persona. Le ofrece una alternativa a dejarse influir por
nuestra manipuladora cultura.
Su noche oscura le obliga a considerar varias alternati¬
vas. Le aleja de su vida de activa sumisión ante objetivos y
propósitos que le son ajenos. Le ofrece replantearse la vida
según sus propios criterios. Puede aceptarlo y considerar
quién es y quién desea ser. Puede salir reforzado de la expe¬
riencia y reafirmarse en su propia existencia. Puede renacer,
no para asumir una ideología que le exija rendirse, sino
para ser usted mismo, para asumir su singularidad, su rea¬
lidad divina, la vida que le ha sido destinada.
Ni que decir tiene que al enfatizar el renacer y el indivi¬
dualismo de una persona, no critico la confraternización y
la comunidad. Una comunidad prospera cuando está for¬
mada por auténticos seres individuales, aceptados por sus
aportaciones e ideas. Usted viaja en el vientre de la ballena
para llegar a Nínive, para convertirse en parte del mundo,
para sumar su importante voz a su canción. Las personas le
esperan para que se incorpore a la sociedad. Le necesitan, y
usted las necesita a ellas. Pero debe dejar que su noche os¬
cura le prepare, pues representa a la vez su dolor y su salva¬
ción. Es el gran obstáculo que le impide vivir su vida, y al
mismo tiempo es el sistema de acceso idóneo a lo que la
suerte le tiene reservado.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 56
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Ritos de pasaje
La vida nos transporta constantemente a nuevos niveles de
madurez. Cada uno de nosotros es como un barco que atra¬
viesa una larga serie de esclusas, que hacen que nos eleve¬
mos o descendamos a un nuevo nivel. Pasamos de una fase
a otra, cada una de las cuales constituye un reto: hacerse
adulto, casarse, divorciarse, envejecer, cambiar de trabajo o
carrera, ser padre, dar a luz... Todos, cada cual a su modo,
experimentamos ritos de pasaje que dejan en nosotros una
impronta indeleble. Estos cambios profundos nos remueven
y reorganizan nuestro mundo. Por eso pueden parecemos
arriesgados. Quizá nos resistamos a un cambio necesario.
Quizá nos casemos sin renunciar a la vida de soltero, o nos
convirtamos en padres al tiempo que tratamos de preservar
nuestro estilo de vida sin hijos. Quizá temamos a la noche
oscura que se cierne sobre nosotros, pero debemos afron¬
tarla.
Hoy en día, debido a la mentalidad terapéutica impe¬
rante, no apreciamos los ritos de iniciación y de pasaje. Es¬
peramos que la gente resuelva los cambios que se producen
en su vida, y si no lo consiguen, les ofrecemos sesiones de te¬
rapia. Carecemos de los poderosos ritos de las comunidades
primitivas que sirven para apoyarnos y guiarnos. Nuestros
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    56 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
modelos de desarrollo de una vida humana tienen en cuenta
el progreso, pero no los cambios radicales. El pensamiento
lineal, que forma parte integrante de la vida moderna, inci¬
de en el modo en que enfocamos nuestra vida. Evoluciona¬
mos y nos desarrollamos, pero no nos transformamos. Ima¬
ginamos que crecemos como un rascacielos en construcción,
elevándonos hacia el cielo, no como una oruga que se con¬
vierte en una mariposa.
Las personas se refieren a renacer como cristianos,
¿pero no es más importante renacer como seres humanos?
Debemos renacer una y otra vez para reforzar nuestra hu¬
manidad, para descubrir de distintas y sofisticadas formas
lo que significa ser una persona en una comunidad de per¬
sonas. Las sociedades arcaicas conocían esto mejor que
nosotros: los cambios fundamentales de perspectiva son
esenciales, y el mejor modo de imaginarlos es tomar el mo¬
delo del nacimiento. La metamorfosis del yo no concluye
jamás, y necesitamos métodos eficaces para afrontar cada
fase con éxito.
Cuando uno se casa o se convierte en padre, se convier¬
te en otra persona. Pero a veces la señal de un cambio pro¬
fundo no es tan evidente. El elemento que nos transforma
puede ser un simple hecho cotidiano. Al evocar el momen¬
to en que conoció a la mujer que definiría su vida y cuyo re¬
cuerdo le atormentaría durante años, W. B. Yeats escribió:
«Erente a nuestra casa en Bedford Park se detuvo una cale¬
sa, de la que se apeó la señorita Maud Gonne, un episodio
que alteraría mi vida».11 Esta relación influyó en Yeats a lo
largo de su vida, aportándole tanto satisfacciones como
amarguras. Yeats, que era un hombre inteligente, compren¬
dió que ese momento, su encuentro con una mujer singular
y de acusada personalidad, iba a afectarle profundamente y
alterar su vida por completo.
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    Ritos de pasaje 57
Sin duda también en nuestra vida se ha producido un
momento decisivo, como en la de Yeats, un hecho que ha
cambiado radicalmente nuestra existencia. Yo he vivido
dos momentos decisivos en mi infancia. Uno fue el día
—yo tenía unos doce años— en que leí un folleto que decía
que podía hacerme sacerdote y vivir en la sencilla y austera
celda que mostraba una fotografía. Ese folleto revolucionó
mi vida y sigue incidiendo en ella. El otro, más misterioso,
fue el día en que me aferré al bote que había volcado, en un
inmenso lago en Michigan, mientras mi abuelo se esforza¬
ba desesperadamente por salvarme. No sé cómo me afectó
exactamente ese momento en que estuve a punto de morir.
Creo que también fue una preparación; un encuentro con
la muerte y una precoz invitación a tomarme la vida en
serio.
Algunos momentos decisivos de la vida pueden arrojar
una incómoda sombra sobre el futuro. Cuando enfermamos
gravemente, nuestra enfermedad no es sólo física; nos obliga
a contemplarnos a nosotros y nuestro mundo de modo dis¬
tinto. Se trata también de un rito de pasaje. Un violento arre¬
bato de celos puede incidir en la forma en que usted se rela¬
ciona con la gente y le prepara para ser un buen compañero
sentimental, capaz de afrontar las complejidades del matri¬
monio. Un estado de ánimo intenso o una emoción abruma¬
dora pueden elevarlo a un nivel superior, propiciando un
cambio en su naturaleza.
Llorar la muerte de un ser querido también puede trans¬
formarle de forma radical, pues el dolor es más que una emo¬
ción. Puede constituir una dolorosa reestructuración que le
obligue a modificar sus puntos de vista y valores esenciales.
La pérdida de un ser querido puede obligarle a replantearse
su vida. La muerte de una persona a la que admiraba puede
inspirarle, e inducirle a imaginar nuevas posibilidades para
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usted mismo, descubriendo que ia única forma de superar el
dolor consiste en reimaginar su existencia. Su sanación pue¬
de ser consecuencia de su sufrimiento.
ANTIGUOS RITOS DE PASAJE
En tiempos remotos, las personas hacían las cosas de modo
distinto. Enfatizaban dramáticamente el hecho de pasar de
un estado a otro, creando poderosos ritos que reproducían
el nacimiento, y que demostraban, emocional y simbólica¬
mente, que cambiar significa renacer como persona. Sacrifi¬
caban animales, atemorizaban a los jóvenes iniciados con
espectáculos violentos y utilizaban tambores, gritos y pintu¬
ras corporales para poner dramáticamente de relieve que un
cambio en la vida es un asunto muy serio.
Esos poderosos ritos comunitarios ayudaban a los jóve¬
nes a pasar de una fase vital a otra. En ocasiones sepultaban
a un chico o una chica bajo tierra y le obligaban a arrastrar¬
se a través de un túnel, a caminar con los ojos vendados o a
hablar como los niños de corta edad, todo esto para simbo¬
lizar el nacimiento de una nueva e importante fase. El an¬
tropólogo Victor Turner se refiere a un hombre pertenecien¬
te a cierta tribu que iba a convertirse en rey. Durante los
ritos de iniciación, los asistentes le escupieron, lo golpearon
y le asestaron patadas, le arrojaron objetos repugnantes y lo
maldijeron. Turner asistió al espectáculo escandalizado,
hasta que alguien le explicó: «Ese hombre aún no es nues¬
tro rey. Durante cierto tiempo podemos hacer con él lo que
queramos, pero pronto tendremos que acatar su voluntad».
Los terroríficos y gráficos ritos, llagas y sacrificios dejaban
una marca indeleble en el joven o la joven que se sometía a
ellos, haciendo que cambiara para siempre.
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    Ritos de pasaje 59
Esos ritos violentos e inquietante tienen un sentido emo¬
cional. Las personas recibimos consejos todos los días, ¿pero
cuántos asimilamos? En ciertos momentos clave, quizá tenga
usted que vivir experiencias dolorosas e inquietantes para
poder madurar, para averiguar quién es y en qué consiste la
vida. Un accidente de tráfico, una enfermedad, un divorcio
no sólo son tragedias, sino ritos de pasaje que le conducen,
paso a paso, hacia una realidad desconocida y le convierten
en una auténtica persona. Los antiguos ritos nos muestran
que nuestros problemas y sufrimientos cotidianos pueden ha¬
cer que tomemos nota de nuestra realidad.
LOS RITOS DE PASAJE MODERNOS
Hoy en día quizá tenga usted que atravesar también un túnel
emocional para avanzar hacia la madurez o convertirse en
una persona sabia y experimentada. Dejar el colegio, casar¬
se, renunciar a una carrera... Es posible que le aterrorice dar
esos pasos y caiga en un pozo de desesperación. La clave
consiste en comprender la importancia de estos pasajes y
permitir que se produzca la iniciación. Debe comprender
que sentirse angustiado en ciertos momentos decisivos en la
vida es lógico y natural. En lugar de resistirse, muéstrese re¬
ceptivo al cambio. Quizás experimente una profunda ansie¬
dad y presente incluso ciertos síntomas físicos. Durante mi
divorcio me salieron unas dolorosas llagas en la lengua que
quizá simbolizaban mi dificultad para pronunciar las pala¬
bras de la separación. He presenciado trastornos cutáneos,
estomacales y otros síntomas físicos en personas que atrave¬
saban cambios vitales de gran envergadura. Mircea Eliade,
el gran investigador de las religiones, asegura que la enfer¬
medad también puede considerarse una iniciación, un dolo-
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    60 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
roso tránsito que posee ia facultad de reformar la personali¬
dad y ia vida de una persona.
Mi primera auténtica iniciación se produjo cuando yo
tenía trece años, como consecuencia de haber leído aquel fo¬
lleto. Todavía siento muchas de las emociones que experi¬
menté al abandonar mi casa para ingresar en el seminario de
un monasterio católico. En septiembre de 1954 me trasladé
de mi ciudad natal de Detroit a una escuela en Chicago. Re¬
cuerdo que me levanté de la cama a las cinco de la mañana
para dirigirme a la antigua estación de ferrocarril situada en
el centro de la ciudad. Varios miembros de mi familia acu¬
dieron para despedirme. Nunca regresé al hogar familiar,
salvo durante las vacaciones estivales y navideñas, y la año¬
ranza que sentí durante esos años fue tan dolorosa que no sé
cómo fui capaz de soportarla.
incluso hoy en día, el olor de las hojas de otoño y el aire
frío, tan grato y reconfortante para mucha gente, me produ¬
cen náuseas. Si el otoño me pillara en Chicago, por más que
me encanta esa ciudad, no sé si lo resistiría. Aunque han
transcurrido muchos años, el sentimiento de añoranza no ha
desaparecido por completo. Ahora soy más consciente del
dolor que causé a mi familia y de las consecuencias que tuvo
sobre mi futuro el hecho de seguir mi precoz vocación. Como
es natural, tuvo sus recompensas, pero me condujo a una lar¬
ga y triste noche oscura del alma que aún no ha concluido.
El desplazarse físicamente, en especial separarse de la
familia y los amigos, es una forma de avanzar en nuestro
viaje del alma. No obstante, puede ser un acontecimiento
profundamente angustioso. Por un lado deseamos cambiar,
pero por otro es lo último que deseamos. Así me sentí yo,
dividido entre el yo que deseaba embarcarse en un futuro
emocionante y el yo que anhelaba el grato calor del hogar.
En ocasiones, una noche oscura comienza a fraguarse cuan-
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    Ritos de pasaje 61
do uno se siente atrapado entre dos deseos contradictorios,
cuando una necesidad apremiante choca con el deseo de se¬
guridad y confort.
UNA FILOSOFÍA DE LA NOCHE
Un rito de pasaje cambia nuestra percepción de nosotros
mismos y nuestra realidad. La transición puede durar sólo
un día, o quizá tarde toda una vida en completarse. Algunas
vidas no son sino una noche oscura del alma, mientras que
otras muestran escasos indicios de dolor o desconcierto. La
suerte desempeña un papel crucial en las mayoría de las
noches oscuras, por lo que conviene respetar el papel de la
suerte y el destino en nuestras vidas. No controlamos del
todo las riendas de nuestra vida. A veces no tenemos más
remedio que colaborar con los signos de nuestro destino,
incluso cuando preferiríamos movernos en otra dirección.
Una noche oscura del alma es oscura porque no nos ga¬
rantiza que lo que está ocurriendo tenga sentido y en última
instancia sea beneficioso. No comprendemos lo que nos
ocurre, y si nos empeñamos siempre en averiguar lo que ocu¬
rre a nuestro alrededor, este aspecto de la noche oscura nos
saca de quicio. Podemos hallar significado en esos momen¬
tos de transición, pero debemos plantearnos nuestra vida de
otra forma, asumir una mentalidad menos psicológica y más
filosófica y espiritual. Bonhoeffer no tenía ninguna garantía
de que el haber participado en un complot contra Hitler fue¬
ra moralmente correcto y aceptado por las personas que le
consideraban su pastor y teólogo. Tuvo que arriesgarse, pero
se apoyó en su pensamiento religioso, en su teología.
El poeta inglés John Keats, sin duda una de las personas
más sensibles y emocionalmente inteligentes de la historia,
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    62 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
acababa de cumplir veintiséis años cuando contrajo una tu¬
berculosis que le llevaría a su lecho de muerte. Padeció do¬
lores atroces, pero lo que más le dolió fue separarse de la
mujer que amaba, Fanny Browne. Cuatro meses antes de
morir escribió a su amigo Charles Brown: «Puedo soportar
la muerte, pero no soporto separarme de ella... ¿Dónde
puedo hallar consuelo o alivio? Me temo que no hay nadie
que pueda ayudarme».12
Pero en su siguiente y última carta, sigue demostrando su
buen humor y hace un sencillo pero importante comentario:
«Debemos apoyarnos en la filosofía, como hago yo, de otro
modo la vida sería insoportable». Keats, un joven dotado de
una extraordinaria madurez, había desarrollado una filoso¬
fía del alma que le permitía seguir viviendo. Afirmaba que la
belleza reside en la verdad y propugnaba el valor de «la ca¬
pacidad negativa», esto es, «cuando un hombre es capaz de
albergar incertidumbres, misterios, dudas». Este concepto
de ser capaz de albergar incertidumbres y dudas ha inspirado
a muchos que han imitado el ejemplo de Keats, quien tuvo
que apoyarse en esa capacidad negativa hasta el último mo¬
mento de su vida. Al igual que Bonhoeffer, sus criterios y sus
profundas reflexiones le aportaron paz y consuelo.
Keats alimentó su visión durante su breve vida en sus
poemas, en sus afectuosas cartas a amigos y parientes, y en
determinadas y significativas conversaciones a las que alu¬
de con frecuencia. Se hallaba en el último pasaje de su vida,
a punto de morir, pero fue capaz de expresarse con elegan¬
cia y optimismo. Poseía un espíritu noble y fuerte que res¬
plandecía a través de su postración física.
En una carta decisiva, que escribió a su hermano y a su
cuñada cuando tenía veintitrés años, decía que no bastaba
con ser inteligente, sino que uno debía convertir su inteli¬
gencia en un alma. «¿No comprendéis —escribió— lo nece-
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    Ritos de pasaje 63
sario que es en este mundo de dolor y tribulaciones cultivar
la inteligencia y convertirla en un alma...? Debemos llamar
este mundo “El valle de crear almas”». Esta carta constitu¬
ye una valiosa referencia para todos los que tratamos de
comprender el lugar que ocupa el sufrimiento en nuestra
vida. Como han dicho muchos, aunque pocos con la elo¬
cuencia de Keats, el sufrimiento es un gran maestro.
Keats convirtió su sufrimiento emocional y físico, a tra¬
vés de sus cartas y poemas, en un alma extremadamente in¬
teligente y sensible. Como diría un alquimista, es preciso
disponer de un receptáculo, de un medio en el que pueda
verificarse esta importante transformación. Una diferencia
entre la depresión y una noche oscura del alma es que la de¬
presión es un estado de ánimo que uno soporta y trata de
superar, mientras que una noche oscura constituye un pro¬
ceso a través del cual nuestra burda alma se refina y nuestra
inteligencia se potencia. El elemento clave es la forma en
que nos planteemos esta prueba.
Las personas modernas no suelen crear una filosofía vi¬
tal minuciosamente elaborada y apasionada. En la actuali¬
dad mucha gente sigue ciegamente a sus clérigos, sus ideo¬
logías, a sus líderes políticos y a la prensa. Muchos obtienen
su orientación vital de la televisión y rara vez tienen unos
pensamientos originales sobre sus experiencias. Otros man¬
tienen opiniones basadas en los últimos estudios pero sin
elaborar una visión profunda. Están informados, pero no
reflexionan profundamente.
DESARROLLAR UNA FILOSOFÍA VITAL
Sin una filosofía vital, uno puede sentirse abrumado por sus
emociones y pensar que la vida carece de sentido. Vemos el
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    64 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
caos en nosotros mismos y en nuestro entorno, y llegamos a
la conclusión de que nada tiene sentido. Esta actitud nos lle¬
va con frecuencia a aferrarnos a explicaciones simplistas que
proliferan a nuestro alrededor. Existe una industria de con¬
sejeros, predicadores, psicólogos, monitores y gurús de di¬
verso pelaje dispuestos a explicarnos cómo debemos vivir.
Pero esas estrategias tomadas prestadas y adquiridas no bas¬
tan cuando se apodera de nosotros la noche oscura del alma.
Debemos idear nosotros mismos un sistema que nos dé re¬
sultado. Debemos prepararnos para afrontar retos que pue¬
den ser más radicales de lo que imaginamos.
¿Cómo crear una filosofía eficaz y viable? En primer lu¬
gar, tómese la vida en serio. No tiene que adoptar una acti¬
tud pesimista, pero debe comprender que no puede transfe¬
rir la responsabilidad de su vida a otra persona. Hoy en día
la gente siente el peso de su existencia. Viven conforme a
valores superficiales y conceptos ingenuos. En lugar de cul¬
tivar placeres profundos y sólidos, se pierden en distraccio¬
nes frívolas, en drogas legales e ilegales, y en actividades
que más que divertir atontan. Sólo sienten un peso emocio¬
nal cuando están deprimidos, pero se trata tan sólo de un
estado sintomático y doloroso. Es posible confundir la de¬
presión con una tristeza profunda y una sensación de deses¬
peración. La depresión es una emoción intensa, pero una
noche oscura es una transformación lenta potenciada por
los problemas profundos que definen el significado de su
vida.
A veces lo que preocupa a una persona, a otra puede
parecerle banal. Frida Kahlo, la pintora mexicana, escribió
a un amigo mientras se hallaba postrada en la cama de un
hospital tras sufrir un accidente que destrozó su cuerpo:
«Deseo sinceramente morir, porque ya no lo resisto. No es
sólo el sufrimiento físico, sino que ya nada me distrae. No
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    Ritos de pasaje 65
salgo de esta habitación, no puedo hacer nada, ni siquiera
andar».13 Es difícil saber lo que proporciona a una persona
el deseo de vivir. Para un niño pobre puede ser un juguete, y
para una mujer de temperamento vivaz que se halla postra¬
da en la cama de un hospital, la posibilidad de divertirse. Lo
que a una persona puede parecerle trivial e insignificante
puede dar sentido a la vida de otra.
La inconsciencia es como la comida basura. Es una for¬
ma fácil de vivir, pero no nos procura el alimento que nece¬
sitamos. Uno no tiene que molestarse en analizar las cosas,
ni siquiera pensar. En pequeñas dosis nos ayuda a relajarnos,
pero si lo tomamos como costumbre, puede conducirnos a
una excesiva pasividad. Por doloroso que nos resulte pensar
y meditar, el hecho de utilizar nuestra inteligencia para resol¬
ver las experiencias cotidianas añade una dimensión esencial
que nos proporciona una profunda satisfacción.
Una filosofía vital comienza a cobrar forma cuando us¬
ted educa su corazón y cultiva su vida. Lee, conversa y pien¬
sa; no se limita a actuar. Analiza su experiencia y extrae lec¬
ciones de ella. Es aconsejable que anote esas lecciones en un
diario y hable de ellas con amigos. Una conversación pro¬
funda es un modo valioso de cultivar una actitud inteligen¬
te con respecto a la vida. Antiguamente muchas personas
utilizaban misivas, escritas minuciosa y sinceramente, para
educarse a sí mismas. En ellas su filosofía vital se había pro¬
ducido a través del proceso que Keats denomina «creación
de un alma», una alquimia que transforma la simple expe¬
riencia en una personalidad cada vez más profunda y una
forma de vivir plena y satisfactoriamente.
Henry David Thoreau vivió durante más de dos años en
una pequeña cabaña en Walden Pond, en las afueras de Bos¬
ton, en la que llevó una existencia basada en la meditación
que le ayudó a profundizar más conscientemente en su vida.
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    66 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Para él representaba evidentemente el medio de conseguir
que se operara un cambio importante, un rito de pasaje,
Thoreau escribió sobre su experiencia: «Me fui a vivir al
monte porque deseaba vivir de forma deliberada, afrontar
tan sólo los hechos esenciales de la vida, asimilar lo que ésta
podía enseñarme, y evitar descubrir, en el momento de la
muerte, que no había vivido». Usted puede prepararse para
afrontar sus noches oscuras del mismo modo, buscando su
propio retiro y estilo de meditación, desarrollando una vi¬
sión que le apoye e inspire. Todos necesitamos nuestro «Walden Pond», un lugar real o metafórico en el que hacer balan¬
ce de nuestra vida, y hallar un propósito y unos valores que
nos ayuden a vivir.
Una filosofía vital es la suma de la sabiduría que usted
ha conseguido acumular a través de sus lecturas y experien¬
cias. No se trata de una ideología rígida que impide el de¬
sarrollo y la complejidad. Es algo vivo, un concepto sobre
la vida que usted desarrolla y le pertenece exclusivamente.
Quizá desee compartir sus percepciones, e incluso desee que
el resto del mundo adopte algunos de sus principios. Pero
esencialmente constituye su fuente de consuelo y conoci¬
miento que le permite ser usted mismo, juzgarse en referen¬
cia a un absoluto en lugar de cotejar sus criterios con los de
otros seres humanos.
Su filosofía vital puede estar influida por su época y lu¬
gar donde vive; por otra parte, en algunos aspectos puede ir
en contra de los criterios establecidos. Puede contener ideas
sobre los orígenes del mundo, sobre la vida, sobre cómo tra¬
tar a las personas, cómo conseguir que la vida tenga sentido
para usted y contribuir al bienestar de la humanidad. Puede
incorporar ideas sobre la muerte y el más allá. Usted constru¬
ye esta filosofía a partir del estudio y la experiencia. De nue¬
vo, nuestro país [Estados Unidos] de hoy valora más la opi-
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    Ritos de pasaje 67
nión que la reflexión. Desea saber quién tiene razón, no
quién tiene ideas más interesantes y sugestivas. ¿Quién acude
hoy en día a la escuela para obtener una buena educación,
para convertirse en una persona que piensa e instruida? La
tendencia es la de formarse para desempeñar una carrera de
éxito, y es prácticamente imposible educar a una persona
dentro del contexto de una formación.
Una filosofía vital nos eleva y elimina lo que podría
convertirse en un pantano emocional. Los sentimientos son
húmedos y blandos, nos inundan e impiden que pensemos
con claridad. Las ideas son secas y permiten que del mar de
sentimientos emerja una visión. El filósofo griego Heráclito
decía que un alma seca es un alma sabia y maravillosa que
se aparta del torrente de acontecimientos para observar las
realidades eternas. Una filosofía vital sublima nuestros pen¬
samientos y nos prepara para afrontar los retos antes de
que se produzcan.
La labor de la psicoterapia también sirve para oxigenar
un alma húmeda. Uno analiza sus abrumadoras emociones
y trata de descifrarlas hasta que aparece una idea. Es posi¬
ble que esta idea no sea una solución a sus problemas, pero
constituye el primer paso en la labor de aireación. He visto
a personas sometidas a psicoterapia empantanadas en el
amor, ahogándose en la pasión e inundadas de sentimien¬
tos. El simple hecho de hablar sobre sus emociones les pro¬
cura alivio, y activa un proceso que propicia un estilo de
vida menos compulsivo.
A lo largo de los años he observado que las personas que
se someten a psicoterapia sustentan opiniones rígidas que les
han sido inculcadas por la religión o la familia, o bien care¬
cen de criterios. La alternativa consiste en desarrollar ideas
complejas y flexibles. Pese a las reiteradas referencias a la
mente y el cuerpo que vemos en la medicina contemporánea,
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    68 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
apenas se hace hincapié en el hecho de que la mente alberga
las ideas y las reflexiones. Las noches oscuras requieren cier¬
ta dosis de inteligencia y una profunda reflexión por nuestra
parte, no sólo emociones.
NACER Y RENACER
Físicamente, nacemos una vez, pero el alma experimenta un
renacer eterno y constante. Desde un punto de vista pura¬
mente humano, el bautismo, la fiesta onomástica y otros ri¬
tos de la infancia simbolizan el continuo nacimiento de la
persona. En la escuela, un niño pasa por numerosos ritos de
iniciación, algunos de los cuales constituyen ceremonias. En
la escuela Waldorf, a la que asisten mis hijos, cada curso es¬
colar comienza con la Ceremonia de la Rosa. Los alumnos
de octavo curso regalan una rosa a todos los nuevos alum¬
nos de primer curso, mostrando simbólicamente el vínculo
entre la conclusión y el comienzo del proceso. Es un rito
sencillo pero potente, y los padres procuramos asistir a él.
Las bodas, los funerales, los aniversarios, las fiestas de
cumpleaños y los banquetes especiales ayudan al individuo
y a la familia a realizar los cambios en la vida que afectan
a todos. La vida espiritual no es abstracta. Se nutre de los
ritos, el arte, las palabras amables y los actos simbólicos.
Esos actos concretos propician la transición desde el punto
de vista físico, emocional e intelectual. De esta forma uno
se percata de que ha experimentado un cambio y se adap¬
ta a él.
Esos ritos potencian el renacer. El reiterado renacer del
alma es una experiencia positiva, pero también conlleva do¬
lor. Significa emprender una nueva forma de vida cuando ya
nos habíamos adaptado a la antigua. Lo familiar nos tran-
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    Ritos de pasaje 69
quiliza, pero necesitamos también el estímulo y el caos de lo
novedoso. Vivir conlleva ambas cualidades, el yin y el yang
de la paz y el dolor.
En La interpretación de los sueños, la revolucionaria
obra de Freud, éste presenta un hermoso sueño que le rela¬
tó una paciente suya: «Durante sus vacaciones estivales,
junto al lago..., la mujer se sumergió en él en el preciso ins¬
tante en que la pálida luna se reflejaba en las aguas».14
Freud utiliza este sueño zen para demostrar su propia tesis,
pero yo recalcaría la necesidad que sentimos a veces de su¬
mergirnos en el agua con el fin de renacer, un bautismo de
inmersión a la luz de la luna. Freud sostiene que el sueño se
refiere al deseo de la paciente de seguir sometiéndose a psi¬
coterapia, pero a mi modo de ver un sueño tan potente tie¬
ne que ver con un cambio profundo en el alma de esa mujer,
quizás el descubrimiento de una inteligencia más profunda.
Fa mujer no renace, sino que regresa a la fuente de la que
puede renacer.
Fa vida consiste en un ciclo continuo de nacimientos.
Imagine que usted se compone de tres partes. Una parte
aparece en el momento de nacer y no cambia nunca: el yo
eterno. A ese nivel, usted es eterno y durante toda su vida
reconoce ese yo inmutable en todos los acontecimientos que
le rodean, la quintaesencia de una estrella que resplandece
en lo más profundo del alma. Un segundo nivel se define
completamente por los acontecimientos y el entorno y cam¬
bia constantemente. Es el yo que trata de sobrevivir y pros¬
perar en el mundo cotidiano, el yo práctico. Un tercer nivel
es la parte oruga-mariposa, el yo que evoluciona constante¬
mente. Ese yo se desarrolla y evoluciona sin cesar, salvo que
algo se lo impida, y experimenta profundas transformacio¬
nes. Es el intermediario que vincula lo eterno con lo cotidia¬
no. Fas sociedades antiguas centraban su atención en el yo
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    70 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
que evoluciona, mientras que nosotros nos decantamos por
el yo práctico. En todo momento somos una estrella, un
agente y una mariposa que surge de la oruga.
Para mantener vivo el yo que evoluciona, es preciso
mostrarse en todo momento abierto al cambio. Por supues¬
to, en algunos momentos conviene dar un paso atrás y per¬
manecer inmóvil durante un tiempo. Pero ser persona signi¬
fica afrontar en todo momento la decisión de vivir o morir,
aceptar las invitaciones de potenciar su vitalidad, o recha¬
zarlas por temor o apatía. Las noches oscuras del alma bus¬
can el yo que evoluciona y crean un estado de ánimo que
propicia las transformaciones necesarias. Uno no puede ex¬
perimentar iniciaciones profundas cuando está atareado o
inmerso en un estado de ánimo despreocupado.
LA NOCHE OSCURA COMO RITO DE PASAJE
Un pasaje vital, como el nacimiento de un niño, casarse, la
pérdida del cónyuge o alguna enfermedad, puede dar paso
a la noche oscura, pero las noches oscuras también pueden
constituir ritos de pasaje. No todas las transiciones en la
vida están ligadas a una ceremonia o una ocasión especial.
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    Ritos de pasaje 71
Usted puede ser víctima de un poderoso estado de ánimo.
Por ejemplo, puede sentirse fracasado y dudar de su capaci¬
dad de conseguir algo positivo. Quizá sus amigos traten de
sacarle de ese estado depresivo señalándole sus numerosos
logros y su gran potencial. Pero ese estado de ánimo puede
conducirle a tomar una decisión, a un punto de inflexión en
el que de pronto su vida empieza a cobrar sentido. La noche
oscura es en sí misma un pasaje.
Algunas personas que padecen una noche oscura dicen:
«Ayudadme. Estoy deprimida. Ayudadme a salir de ella».
¿Pero cómo puede usted librarse de un proceso natural de
cambio? ¿Cómo puede medicarse para curar una transfor¬
mación personal? Lo malo es que ya no pensamos en térmi¬
nos de pasajes y transiciones. Hemos cambiado una con¬
ciencia espiritual sobre los momentos decisivos de la vida
por un punto de vista psicológico basado en la medicina.
Queremos curarnos de la oscuridad que se abate sobre no¬
sotros. La confusión de categorías que genera esa actitud no
hace sino empeorar las cosas.
En algunos momentos conviene medicarse, pero los me¬
dicamentos siempre son insuficientes. La medicina tiene un
papel importante en todo sufrimiento, emocional o físico.
El problema es que la medicina se ha hecho materialista y
no ha comenzado a buscar el medio de incluir una dimen¬
sión espiritual hasta hace bien poco. Trata el cuerpo sólo
desde un punto de vista físico, prescindiendo del poderoso
vínculo entre el significado, la emoción y el estado físico.
Hasta que la medicina y la psicología profesional no aban¬
donen la trasnochada filosofía secular y aprecien de nuevo
la absoluta profundidad de la vida humana, no lograrán re¬
mediar nuestras noches oscuras.
Mircea Eliade, el experto en religión, observa en sus
diarios que «hoy en día lo sagrado está camuflado en lo se-
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    72 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cular». Los temas antiguos y tradicionales aparecen en las
circunstancias más ordinarias, y basta con ser capaz de dis¬
tinguir lo sagrado para verlos. El ejemplo más claro lo ha¬
llamos en los deportes. En los espectáculos deportivos asis¬
timos a una dramática pugna entre el yo y el otro, los de
casa y los visitantes. Los espectáculos deportivos hacen que
afloren los temas esenciales de toda vida humana: afrontar
los momentos críticos; la lucha, avanzar y retroceder; ganar
y perder. Un juego de pelota se desarrolla dentro de ciertos
límites y conforme a unas reglas estrictas que separan el jue¬
go de la vida real. Esas reglas se asemejan a las rúbricas o
instrucciones del ritual: permiten que se produzca una re¬
presentación atlética, en la que tanto los jugadores como
los espectadores experimentan en su imaginación las pro¬
fundas tensiones que experimentan en la vida cotidiana. El
elemento espiritual en el deporte aparece en el lenguaje, en
términos como «gol prodigioso», «Súper Copa» y «super¬
estrellas» —la palabra súper significa trascendencia—, y en
la liturgia y los ritos de diversos juegos. En el fútbol ameri¬
cano profesional, la Super Bowl constituye para un amplio
segmento de la cultura un poderoso rito de religión civil, un
intenso proceso ritual.
Es posible que en su noche oscura vea temas que tras¬
cienden la esfera de Jo psicológico: temas referentes al signi¬
ficado, a los ritos de pasaje, a la mortalidad y los valores.
La psicología no explora esos temas salvo de forma distan¬
te y analítica. Es preciso adoptar un punto de vista espiri¬
tual para apreciarlos y resolverlos. Quizá no se sienta usted
atraído por la religión organizada, pero probablemente ne¬
cesita un punto de vista espiritual para analizar estos temas.
Durante una noche oscura quizás experimente la nece¬
sidad de quietud, quizás incluso la de guardar silencio. Qui¬
zá le cueste trabajo hablar y busque un lugar que le ofrezca
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    Ritos de pasaje 73
la quietud que anhela. Recuerdo un hombre que durante los
períodos más intensos de su noche oscura se acostaba y pa¬
saba quince días en la cama, sin salir de casa. Asimismo,
quizá no tenga usted ganas de comer y el ayuno forme par¬
te integrante de su pasaje. En un ambiente religioso, practi¬
caría un ayuno según las normas tradicionales. Sin el apoyo
de la religión, quizá piense que su inapetencia obedece a
motivos físicos, quizás acuda incluso al médico, y su silencio
lo considere simplemente a una estrategia. Pero se trata de
estrategias espirituales que vienen siendo utilizadas desde
hace siglos.
Quizá sienta la necesidad de estar solo, o en todo caso
de evitar ciertos acontecimientos sociales. Quizá desapa¬
rezca durante un tiempo, haciendo que sus amigos se pre¬
gunten qué ha sido de usted. Quizá necesite disponer de
una habitación para usted solo o un lugar aislado. Puede
tratarse simplemente de un retiro, otro sistema tradicional
que constituye un rito de pasaje, y es posible que le ayude
a superar su noche oscura. Sin saberlo, se habrá convertido
en cierto modo en un monje. Conozco a varios hombres
que se retiran periódicamente a monasterios, pero conozco
a otro que sencillamente desaparece. Nadie sabe dónde se
oculta, pero siempre regresa sintiéndose profundamente
tonificado.
Ritualizar los impulsos naturales de la noche oscura es
una forma de reaccionar espiritualmente ante la situación y
conforme a su estado de ánimo. El rito, al igual que el arte,
hace que entre en juego la imaginación, que propicia a la vez
la participación en el acontecimiento y la distancia de la re¬
flexión. El hecho de cerrar la puerta con llave puede ser un
acto ritual al servicio de su intimidad, que puede ayudarle a
afrontar su noche oscura. Quizá necesite cenar tranquila¬
mente con un amigo, o dar un paseo a solas por la orilla de
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    74 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
un río o del mar. Quizá le convenga ver una vieja película, o
leer un poema favorito en voz alta. También puede visitar a
un pariente, o trasladarse a un espacio natural que refleje su
estado de ánimo: el desierto, un bosque, una cueva.
LAS FASES DEL PASAJE
Arnold Van Gennep, un experto en ritos antiguos, decía que
cada rito de pasaje tiene tres fases: separación, liminalidad
y reincorporación. No tiene que adoptar necesariamente
una de esas fórmulas, pero pueden ayudarle a comprender
lo que le ocurre cuando sienta la oscuridad de la transición.
Es un esquema similar al que Joseph Campbell atribuía al
viaje del héroe: partida, iniciación y regreso.
Separación
Cuando experimente una noche oscura, es posible que al
principio se sienta aislado y solo. Los clientes que acuden a
mi consulta afirman sentirse aislados y sin poder hablar con
nadie. Algunos se someten a un tratamiento psicoterapéutico con el fin de resolver su soledad. Anhelan establecer una
relación humana profunda, pero en vez de eso se encuen¬
tran con una soledad distinta y más eficaz. La psicoterapia
también está aislada de la vida, pero refleja el aislamiento
necesario de un rito de pasaje.
La experiencia de la separación durante una noche os¬
cura no es sencilla. Es posible que usted se encuentre pos¬
trado en la habitación de un hospital, junto a otro enfermo
que ocupa la cama contigua, rodeado de enfermeras y mé¬
dicos que le visitan a todas horas del día, parientes y amigos
que se acercan a saludarle y voces que suenan incesante-
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    Ritos de pasaje 75
mente en torno suyo. No obstante, su enfermedad hace que
se sienta aislado de la familia humana. Anatole Broyard, un
escritor y un paciente dotado de gran elocuencia, dijo refi¬
riéndose a estos sentimientos:
«No veo razón ni necesidad alguna de que mi médico
me quiera, ni espero que comparta mi sufrimiento. No le
exijo que me dedique una gran parte de su tiempo: tan sólo
deseo que reflexione durante cinco minutos sobre mi situa¬
ción, que me conceda por una vez toda su atención, que se
ponga en mi lugar durante breves instantes, que examine mi
alma junto con mi cuerpo, que sienta mi enfermedad, pues
cada persona está enferma a su manera.»
Broyard desea sentirse profundamente conectado, y el
suyo es un ruego importante en el mundo frío y a menudo
remoto de la medicina. Pero por más que la amistad y las vi¬
sitas son importantes, hay un aspecto de esa soledad que es
irremediable. El que uno esté enfermo a su manera significa
sentirse solo en su propio espacio. No creo que ningún mé¬
dico sea capaz de eliminar por completo esa sensación de
soledad provocada por la enfermedad. Esto es aplicable a
otras formas de noche oscura.
Liminalidad
Es posible que su noche haga que su mundo familiar le re¬
sulte inaccesible, pero al mismo tiempo le conecta con un
ámbito desconocido, quizás una existencia totalmente nue¬
va, lo cual le produce la sensación de vivir entre dos mun¬
dos, el conocido y el desconocido. Los expertos llaman a
este estado «liminal», que significa «en el umbral», ni den¬
tro ni fuera. La religión considera estos estados liminales es¬
pecialmente valiosos para una experiencia espiritual. Cuan¬
do uno no está ocupado con el ajetreo normal de su vida
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    76 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cotidiana, está abierto a otras clases de influencia. Puede
meditar, rezar y albergar ciertas intuiciones.
El antropólogo Victor Turner concedía especial impor¬
tancia a la fase intermedia de liminalidad. Según decía: «Es
como estar muerto; como hallarse en el útero; como la invi¬
sibilidad, la oscuridad, la bisexualidad, la selva, un eclipse
solar o lunar». Cualquiera de esas cualidades puede hacer
que su noche oscura le parezca extraña, incluso sobrenatu¬
ral. Aunque su vida externa no haya cambiado, de pronto
se encuentra en una zona crepuscular. Turner describe que,
en las sociedades tradicionales en las que se llevan a cabo ri¬
tos de pasaje de forma muy gráfica, en ocasiones el iniciado
tiene que desnudarse o ir semidesnudo. Eliade describe an¬
tiguos ritos en los que los iniciados regresan a su aldea com¬
portándose como bebés, incapaces de comer, lavarse o ves¬
tirse solos, desnudos y desmemoriados.
Estos antiguos ritos religiosos evocan algunas experien¬
cias de pasaje que se producen en la actualidad. Las perso¬
nas que se encuentran en una fase de transición a menudo
descuidan su apariencia. No se peinan, no se lavan ni se du¬
chan. Los ancianos ingresados en un hospital con frecuen¬
cia experimentaban demencia, un estado profundamente
desmemoriado que hace que dependan de las personas que
los atienden para satisfacer sus necesidades más elementa¬
les. Parece como si la atención que prestaban a las cosas co¬
tidianas se hubiera eclipsado, como si se hallaran en otra di¬
mensión. Su pérdida funcional se debe a una degeneración
física del cerebro, y sus familiares tratan con una persona
inmersa en un profundo estado de transición. Convendría
que esas familias comprendieran que la demencia es una
forma de pasaje.
Quizá convenga que usted permita que se produzca esta
transición en usted mismo y en los demás. No tiene nada de
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    Ritos de pasaje 77
malo que descuide ciertas actividades, como bañarse o ves¬
tirse con esmero. Cuando uno experimenta un importante
cambio en su vida, sus buenas costumbres se van al traste.
Es posible que haga cosas que le alejen de su familia y su co¬
munidad. La locura de una noche oscura hace que algunas
personas se comporten de forma menos educada y contro¬
lada que en circunstancias normales, pero al mismo tiempo,
pese a las limitaciones de esta demencia, pueden mostrarse
más presentes, menos a la defensiva y más comunicativas en
otros aspectos.
La escritora Annie Dillard dice que durante la creación
de un libro, «dejo que todas las plantas que tengo en casa
mueran. Cuando termino el libro, vuelvo a prestarles aten¬
ción; las plantas muestran un aspecto ennegrecido y marchi¬
to en sus tiestos en el balcón».15 Escribir un libro, o realizar
cualquier otra labor artística, puede constituir una noche os¬
cura. Muchas personas dicen que en esos momentos se sien¬
ten obligadas a mantener ciertos ritos cotidianos como dar
paseos, encerrarse a solas y beberse un café para preservar
cierto sentido de normalidad. Pero al mismo tiempo descui¬
dan sus quehaceres y obligaciones. Cuando uno se encuentra
en una situación liminal, en ocasiones se olvida de su entor¬
no y sus hábitos cotidianos.
El desorden inherente a un rito de pasaje puede estar de¬
terminado por circunstancias ajenas a uno mismo. Brian
Keenan nos relata detalladamente el caos que vivió cuando
fue apresado como rehén en Beirut. Llevaba el pelo largo y
alborotado, la barba desaliñada, y a menudo iba desnudo.
Explica que tenía que defecar y orinar en la habitación en la
que dormía. Sus reflexiones indican su estado liminal, la pér¬
dida de su mundo familiar: «Con frecuencia mis pensamien¬
tos se centraban en la pérdida de mi humanidad. ¿En qué me
había convertido? ¿A qué niveles había descendido mientras
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    78 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
permanecía sentado en ese rincón? Me pasaba el día cami¬
nando arriba y abajo por la habitación, habiendo perdido
toda noción del hombre que había sido, sumido en una espe¬
cie de trance y sin reconocer ningún rasgo de mi antigua per¬
sonalidad. ¿Me había convertido en un personaje kafkiano,
en un animal carente de forma humana, en un ser repugnan¬
te que debía permanecer encerrado y aislado del mundo?»16
El lenguaje de Keenan evoca el de los antropólogos que
describen ritos de pasaje tribales. Cuando experimentamos
esa noche oscura, es posible que descendamos en varios as¬
pectos hacia nuestra naturaleza animal, como si regresára¬
mos a nuestros orígenes. Keenan dice que sus compañeros de
prisión y él se abstenían de hablar sobre sus relaciones sexua¬
les con sus respectivas compañeras y compañeros, pero em¬
pleaban un lenguaje extremadamente soez. Para evitar caer
en la autocompasión y la sensación de derrota, recurrían a la
ira y al humor negro.
Una noche oscura puede apartarle de la educación y la
personalidad que usted ha adquirido a través de su forma¬
ción y las enseñanzas que le ha transmitido su familia. Quizá
regrese a un estado un tanto primitivo que le permita comen¬
zar de nuevo, posiblemente a un nuevo nivel. En ocasiones
los adolescentes convierten el desaliño en un estilo de vida.
Experimentan uno de los ritos de pasajes más prolongados e
importantes que experimentarán en su vida. Aunque algunos
crean que atraviesan una noche oscura del alma, sus padres
saben que no es así. En este caso debemos mostrar también
una gran tolerancia cuando el chico o la chica deja atrás su
infancia y tarda un tiempo en alcanzar la madurez.
Eso es aplicable a todas las transiciones que conducen a
la madurez, las cuales pueden producirse a cualquier edad.
Convertirse en adulto no ocurre a una edad determinada.
Muchos tardamos una vida entera en madurar. Yo pasé mi
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    Ritos de pasaje 79
adolescencia en el seminario de un monasterio y no expe¬
rimenté la importante transición de la adolescencia hasta
poco antes de cumplir los cuarenta años. De joven apenas
sabía nada sobre el dinero, el sexo, las relaciones, la política
y el trabajo, pero al concluir un matrimonio demasiado ino¬
cente que nunca llegó a consolidarse, empecé a asimilar las
lecciones importantes de la vida. No existen unas reglas fijas
sobre las experiencias que viven otras personas.
Reincorporación
Regresar a la vida normal después de una noche oscura, en
ocasiones no es tan fácil como usted imagina. Usted habrá
cambiado. La gente se preguntará qué le ha ocurrido. Ten¬
drá que renovar viejas amistades, y tendrá que inventar nue¬
vos hábitos y comportamientos. Las personas son esencial¬
mente conservadoras y no les gusta que sus amigos cambien.
Cuando uno experimenta un rito de pasaje, los amigos y la
familia también tienen que acoplarse a él.
Aunque conviene que usted se mantenga firme en su
nueva realidad, al mismo tiempo debe ofrecer garantías y fa¬
cilitar las cosas a las personas que le rodean. Los nuevos mé¬
todos psicoterapéuticos suelen recalcar la necesidad de que
uno se mantenga firme frente a los malos entendidos, pero
eso no impide que se muestre amable y educado. Esto es es¬
pecialmente importante en el matrimonio, en el que cual¬
quier cambio en la personalidad, por leve que sea, puede re¬
sultar amenazante para el otro cónyuge. No es preciso que
usted adopte una actitud defensiva sobre su renovada perso¬
nalidad, pero debe introducir progresivamente a su compa¬
ñero o compañera en la nueva vida que está descubriendo.
A menudo la gente no se da cuenta de la eficacia de unas
palabras francas y sinceras. Si usted ha atravesado una pro-
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    80 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
longada prueba y ha cambiado debido a ella, puede explicár¬
selo a las personas que le rodean: «He vivido una experiencia
muy poderosa. Me siento distinto. Quizás os aparezca como
un extraño. No quiero distanciarme de vosotros, pero me
siento cambiado; en cualquier caso, no soy la misma persona
que antes». Estas simples palabras son más potentes que
cualquier disculpa, evasiva o explicación a medias.
Algunas personas esperan a que sus familias y comuni¬
dades las reciban, cuando sería preferible que ellas mismas
tomaran la iniciativa. Si usted desea reincorporarse, debe
dar el primer paso y ayudar a aquellos que desea que le re¬
ciban con los brazos abiertos. En todo caso, esperar a que
otra persona se comporte como un buen samaritano es una
manipulación, una forma de proteger su propio ego. Quizá
corra un riesgo al presentarse tan abiertamente ante los de¬
más, pero es preferible tomar la iniciativa a esperar que los
demás se muestran comprensivos y tolerantes.
El retorno al matrimonio, la familia o la comunidad es
un paso importante en el proceso de transformación. Usted
no se convertirá en una persona completa hasta haber restau¬
rado sus relaciones personales. Su noche oscura no sólo es
importante para usted sino para los que le rodean. Aunque
no se percate de ello, esas personas también han tenido que
soportar su noche oscura. Merecen cuando menos un peque¬
ño rito de regreso, una señal de que la noche ha concluido y
va a comenzar una nueva vida.
RITOS PARA NUESTRA ÉPOCA
Tenemos nuestras propias versiones de lo que en las socie¬
dades primitivas constituía ritos de pasaje gráficos. En una
sociedad antigua, quizá le habrían vendado a usted los ojos
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    Ritos de pasaje 81
para simbolizar su papel de un bebé que acaba de nacer. En
una sociedad que ha olvidado el poder de los símbolos, uno
se comporta simplemente como un niño sin comprender lo
que le ocurre. En una sociedad antigua, quizá le habrían
exiliado durante un tiempo de la comunidad para que vaga¬
ra por el bosque. En nuestra sociedad, quizá se encuentre en
un internado, lejos de casa, donde los ritos de iniciación son
tan potentes como dolorosos. Algunos programas psicoterapéuticos envían a los niños urbanos al campo, pensando
que una zona relativamente rural puede ayudar a una per¬
sona joven a crecer y madurar.
Hoy en día muchas personas se preguntan cómo resti¬
tuir las antiguas costumbres o crear nuevos ritos. Es un pro¬
blema complicado, porque las poderosas imágenes de los ri¬
tos antiguos hunden sus raíces en la imaginación colectiva,
comunal. Usted no puede inventar imágenes espirituales a
partir de su propia imaginación. Pero puede hacer ciertas
cosas para aportar una vida ritual a sus noches oscuras.
Puede incorporarse a una comunidad espiritual o reli¬
giosa en la que practiquen ritos de modo adecuado y con
conocimiento de causa. También puede tomar prestado al¬
gunos ritos pertenecientes a tradiciones de diversos lugares
del mundo y adaptarlos a su estilo de vida. Puede utilizar su
imaginación para crear sencillos ritos que resuelvan su si¬
tuación. O puede hacer todas estas cosas a la vez. Lo impor¬
tante es que se familiarice con el ámbito del arte, la religión
y los sueños, donde las imágenes no son meramente cere¬
brales sino que están arraigadas en la imaginación humana
y en las emociones más profundas.
Reconozco que resulta un tanto forzado tomar presta¬
dos o restituir antiguos ritos en el contexto moderno. Con
frecuencia nos parecen sentimentales, superficiales y poco
serios. Pero si uno no puede tomar prestados ritos antiguos
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    82 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
que desconoce ni puede crear otros nuevos, ¿qué puede ha¬
cer? Una posibilidad es interiorizar los ritos o hacer que
sean menos visibles, menos explícitos. Por ejemplo, de ni¬
ño fui monaguillo y me acostumbré a oler continuamente
la cera de abejas de los cirios que utilizábamos durante la
misa. Hoy en día, cuando escribo enciendo una vela sobre
mi mesa, procurando que sea de pura cera de abejas. Las
velas de parafina perfumadas no me producen el mismo
efecto. Necesito evocar un vestigio de mi antigua práctica
religiosa, para que me recuerde constantemente mi devo¬
ción y tradición.
Mi libro Meditaciones, que versa sobre cómo vivir la
vida de un monje en nuestra existencia cotidiana y secular,
propone numerosas ideas sobre cómo transformar ciertas
prácticas tradicionales en los gestos cotidianos de una exis¬
tencia sagrada. Por ejemplo, señalo que los chándals provis¬
tos de capucha evocan los hábitos sacerdotales, o una parte
de la vestidura del monje que le cubría la cabeza en señal de
reverencia. Las puertas recias de madera, las campanas y
los cinturones anchos evocan el estilo monacal. Si a usted,
al igual que a mí, le atrae el personaje del monje, puede uti¬
lizar esos chándals y cinturones, sin hacer ostentación de
ellos, y transformarse secretamente en un monje.
Aunque decida no practicar ningún rito, es probable
que incorpore una conducta compulsiva y reiterativa a su
vida. La bebida, el juego, las juergas y las drogas constitu¬
yen ritos que quizá se sienta usted obligado a llevar a cabo,
pero no conseguirán transformarle. Quizás adopte la cos¬
tumbre de ir a un determinado bar según un programa pre¬
fijado y beber unas copas llenas de simbolismo: cerveza
para la persona corriente y vulgar, whisky de una sola mal¬
ta para la persona sofisticada. Si mantiene una relación ex¬
traconyugal, caerá en esquemas clandestinos: utilizará un
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    Ritos de pasaje 83
nombre falso, mentirá sobre su paradero, comprará regalos
insólitos. El juego es un ritual muy definido en el que las
partidas y el hecho de ganar y perder son formas simbóli¬
cas, y tal vez inadecuadas, de sentirse vivo e importante.
El ritualismo, el caer inconscientemente y con frecuen¬
cia en ritos compulsivos, es una forma sintomática que sue¬
le ser más perjudicial que beneficiosa. Es interesante obser¬
var que las personas que pierden contacto con su alma
adoptan ritos destructivos. Si comprueba que realiza ritos
absurdos —una reiterada conducta centrada en ciertos ob¬
jetos y sustancias, como el alcohol o el dinero—, busque el
medio de restituir ritos sólidos y espirituales en su vida.
Busque una iglesia en la que el rito eleve su mente y su co¬
razón. Acuda a lugares donde pueda gozar de la naturaleza.
Eso servirá para recordarle lo que es importante y esencial.
Si lleva una vida desordenada, empiece a preocuparse por
la comida, su vestimenta y su hogar. La espiritualidad de la
vida cotidiana es tan importante como lo que ocurra en una
iglesia o un templo.
Todo acto se convierte en un rito cuando se realiza para
la imaginación y las emociones en lugar de simplemente
para conseguir ciertos resultados en el mundo físico. Uno
puede cuidar de su huerto porque necesita cultivar hortali¬
zas, o porque necesita sentirse conectado con sus raíces en
la naturaleza. Si desea que sus actos se dirijan a su alma,
puede añadir unos toques rituales. En el monasterio cami¬
nábamos en procesión a través de los campos y bendecía¬
mos las cosechas. En una granja biodinámica cercana a
nuestra casa, un día al año la comunidad local pasea a tra¬
vés de los campos y canta a las vacas. Usted puede colocar
una sencilla escultura —nosotros utilizamos un simple
Buda de piedra— en algún lugar de su casa, o utilizar una
bonita herramienta.
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    84 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Un sistema frecuente de marcar los pasajes de transi¬
ción es convertir el tiempo en música y hacer ciertas cosas
siguiendo un determinado ritmo. Acudir al mismo lugar
junto a un lago cada mes de julio proporcionará a su acto
una nueva dimensión. Otro sistema consiste en aportar un
toque artístico al acto. El mero hecho de vestirse con esme¬
ro para una cena convierte a ésta en una ocasión especial,
que halaga los sentidos a la par que el estómago. Yo escribo
en una habitación que tiene vigas de madera en arco, que
me recuerdan mis días en el monasterio. La dimensión sim¬
bólica hace aflorar ciertas cualidades en mi personalidad y
memoria mientras trabajo.
Las tradiciones espirituales y religiosas indican que los
ritos son actos realizados de determinada forma y en deter¬
minados momentos, a menudo aislados de las actividades
cotidianas, que poseen un marcado componente simbólico.
Con frecuencia están destinados para los momentos decisi¬
vos en la vida de una persona o la experiencia de una comu¬
nidad, momentos que son naturalmente liminales.
Su noche oscura puede ser un rito de pasaje. Puede ofre¬
cerle la oportunidad de llevar a cabo un cambio importan¬
te en su vida. No es fácil realizar esos cambios, principal¬
mente porque exigen que uno penetre en lo desconocido.
Quizá tenga que bucear en sus recursos —sus experiencias
pasadas, sus conocimientos, las cualidades personales que
ha adquirido—, a fin de que la noche oscura le conduzca a
los estadios más profundos.
LA VIDA EN UN TARRO
Su noche oscura es liminal, un lugar intermedio, lo cual ex¬
plica en parte por qué resulta tan incómoda. Es una sitúa-
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    Ritos de pasaje 85
ción difusa. Le produce más la sensación de alejarle de la
vida que de experimentarla intensamente. Le cuesta hallar
las palabras adecuadas para describir su experiencia, y se
resiste a describírsela a sus amigos porque a las personas les
gustan las buenas noticias. No saben qué hacer con una
persona que se halla sumida en la oscuridad.
Como diría Jung, usted se halla en un receptáculo que le
hace prácticamente inaccesible. Una ilustración alquímica
clásica del siglo XVII muestra una retorta, una vasija de cue¬
llo largo, de color negro, en la que hay una etiqueta pegada
que dice «putrefacción». Es la noche alquímica asociada con
un proceso denominado nigredo u «oscurecimiento». Usted
no comprende lo que ocurre. Ninguna persona de su entor¬
no sabe lo que le ocurre. Pero está ocurriendo algo, un pro¬
ceso profundo que hace que usted se disuelva y se transfor¬
me en algo nuevo.
En la fascinante obra de Samuel Beckett titulada Play,
aparecen tres personas sentadas dentro de unos grandes ta¬
rros comentando su amargo triángulo amoroso. Sólo hablan
cuando un foco las ilumina, y lo hacen de forma atropellada.
En ciertos momentos todos nos sentimos así, como si estuvié¬
ramos encerrados en un tarro tratando de analizar nuestra
situación. La noche oscura se asemeja a un receptáculo que
provoca nuestra putrefacción, el desmoronamiento de una
vida que antes tenía sentido pero que necesita renovarse.
Si la noche oscura constituye un rito de pasaje, su deber
es dejar que se verifique esa transformación. Deje que la no¬
che oscura le esculpa, le renueve, le transforme. Es una oru¬
ga a punto de convertirse en una mariposa. Su deber es dejar
que se produzca la transformación. Esfuércese en participar
en el proceso y contribuya a su desarrollo minuciosa y cau¬
telosamente. Descubra en qué consiste convertirse en perso¬
na: el proceso de constante renovación.
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    86 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Quizás imagine su vida como una línea continua desde
el nacimiento hasta la muerte. Quizá se imagine creciendo o
permaneciendo estancado. Otra forma, el enfoque clásico
del rito de pasaje, consiste en considerar la vida como una
serie de transformaciones, en las que usted se convierte en
una persona dotada de nuevas aptitudes y dotes. Cada uno
de esos pasos puede suponer una noche oscura. Ser una per¬
sona significa que su yo se transforma constantemente, y la
noche oscura del alma es un signo de que está vivo.
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Poner en claro sus ideas
y comenzar de nuevo
A medida que uno se hace mayor y vive numerosas expe¬
riencias, la vida se complica. Los retos, los fracasos y los
conflictos se multiplican. Puesto que la experiencia no ha
estado a la altura de sus ideales, uno empieza a dudar de su
inteligencia y habilidades. Una noche oscura puede ayudar¬
le a aclarar su mente y su corazón y permitirle comenzar de
nuevo. Como hemos visto, san Juan de la Cruz, el maestro
de las noches oscuras, las consideraba principalmente un
proceso de purificación. Pero uno tiene que colaborar con
los sentimientos y hallar formas concretas de despojar su
vida de lo superfluo.
A medida que transcurre la vida, uno se hace más refle¬
xivo y menos obsesionado consigo mismo. Adquiere una
visión más amplia y profunda, y su corazón es capaz de
abrirse más allá del egoísmo hacia las necesidades de las
personas que le rodean. Como enseñan muchas religiones,
el yo es un obstáculo para el desarrollo de una vida espiri¬
tual. A fin de minimizar el yo, conviene que uno aprenda a
distinguir lo importante de lo trivial y a canalizar adecuada¬
mente su energía. Cuando se concentra y reflexiona, la ex-
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    88 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
periencia le transforma. Uno se refina, se vuelve más refle¬
xivo y sensible. Comprende el significado y la importancia
de los muchos acontecimientos que jalonan su vida, y su
conversación se hace más sustanciosa e inteligente.
Tengo una amiga que me enseñó unas valiosas lecciones
sobre la purificación personal. Es una monja de considera¬
ble prestigio en su orden, y cuando la conocí era la directo¬
ra de un instituto de enseñanza media. Solíamos bromear y
hacer payasadas, pero nuestras conversaciones eran siem¬
pre agudas, sustanciosas y concisas. Mi amiga era capaz de
pasar de la broma a lo serio en un abrir y cerrar de ojos, y
no toleraba evasivas ni excesos. Durante las reuniones esco¬
lares, portaba siempre una espectacular navaja española,
que solía utilizar como abridor de cartas, y durante los mo¬
mentos en que se producía un silencio o la conversación de¬
caía, se afanaba en captar mi atención y fingía «apuñalar¬
se» con la navaja. Cuando abandoné el instituto, me regaló
la navaja, que conservo sobre mi escritorio hasta hoy, como
un recordatorio de que es preciso «eliminar lo superfluo» y
vivir siempre con los sentidos bien aguzados.
Conviene aclarar las teorías y los dogmas que uno ha
adquirido de su familia, escuela y educación religiosa. Para
ser un adulto independiente y maduro, tiene que desemba¬
razarse de todo lo superfluo. De esa forma sus pensamien¬
tos y criterios se hacen más concisos y claros. Comprende
que buena parte de lo que le preocupaba no es esencial.
Puede vivir feliz y sensualmente en este mundo espléndido y
prometedor sin dejarse atrapar por muchos de sus valores
deshumanizantes y sus distracciones vacuas.
El escritor Lee Stringer relata la apasionante historia de
su vida en las calles de Nueva York, en las que se convirtió
en un adicto al alcohol, a la cocaína y a la heroína. Tras ex¬
perimentar un amargo fracaso en una empresa de importa-
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    Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 89
ción decidió convertirse en un vagabundo. Al cabo de un
tiempo descubrió que tenía dotes de escritor. Empezó a escri¬
bir para un periódico dirigido a la gente que vive en las ca¬
lles, y al poco tiempo se convirtió en su redactor jefe. Poste¬
riormente escribió libros que se convirtieron en best sellers.
Al rememorar su experiencia, Stringer dice que pudo haber
superado su situación con ayuda profesional, pero opina
que uno aprende a través de los golpes que le da la vida.
Su conclusión podría ser un resumen de este libro.
«Pienso que lo que llamamos depresión quizá no sea un
trastorno psíquico sino, al igual que el dolor físico, un avi¬
so, una advertencia de que algo no funciona; de que ha lle¬
gado el momento de detenerse, hacer una pausa durante el
tiempo necesario para resolver el problema de llenar nues¬
tra alma».17 Esta es la idea clave: deje de considerar sus no¬
ches oscuras problemas y empiece a verlas como oportuni¬
dades de cambio.
Con frecuencia una noche oscura del alma nos obliga a
reflexionar. Nuestra mayor fuerza como seres humanos resi¬
de en la capacidad de analizar las cosas, pero a veces las pre¬
ocupaciones emocionales nos lo impiden. El narcisismo es
una de las más comunes: estamos tan obsesionados con
nuestra imagen o identidad que somos incapaces de asimilar
nuevas ideas, o nos sentimos tan inseguros que nos aferra¬
mos a nuestras opiniones y prejuicios. Si pregunta a la gente
sobre un importante problema contemporáneo, la mayor
parte de las veces oirá respuestas basadas más en la emoción
que en la reflexión. Las personas espirituales poseen una
marcada tendencia a manifestar sus creencias sin haber me¬
ditado en ellas, aferrándose a las mismas con convencimien¬
to pero con escasa ponderación.
Cuando uno purifica su atención y se centra con más
claridad en las cosas importantes, está más receptivo a todo
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tipo de acontecimientos y se siente más vivo. Naturalmente
la primera parte de la vida suele centrarse en el yo, en con¬
vertirnos en alguien y emerger de lo colectivo como un ser
individual, pero al cabo de un tiempo ese egocentrismo dis¬
minuye, dando paso a una preocupación por el mundo que
nos rodea y una mayor comprensión de lo que es la vida. El
narcisismo es una obsesión con el yo que obstaculiza la ex¬
periencia. Cuando nuestro corazón se abre hacia los demás,
aprendemos a amar un mundo que necesita nuestra refle¬
xión y servicio y, paradójicamente, nuestro sentido del yo se
intensifica.
Las adicciones, sean del tipo que sean, indican que la
vida está estancada y bloqueada. Si usted se halla atrapado
en un matrimonio problemático o en otro tipo de relación
conflictiva, o bien se siente obligado a triunfar social o eco¬
nómicamente, es posible que necesite oxigenarse. Imagine to¬
dos esos problemas como meramente psicológicos, que nece¬
sitan una buen psicoterapia o, como san Juan de la Cruz,
piense que son síntomas de un estreñimiento espiritual. Es
aconsejable que trate de desarrollar una visión y un profun¬
do sentido de los valores en lugar de obsesionarse con los ha¬
bituales problemas psicológicos relativos a las emociones y
las relaciones.
Una existencia espiritual requiere una limpieza constan¬
te, porque el espíritu está lógicamente menos interesado en
los problemas del día a día y se centra en lo esencial, lo uni¬
versal, lo eterno. Debemos llenar el alma con nuestros asun¬
tos cotidianos, relaciones e incluso con problemas, pero ne¬
cesita una limpieza periódica, un proceso que puede ser
fruto de una noche oscura. A fin de llevar a cabo esta impor¬
tante tarea, necesitamos apoyarnos en la sabiduría de un
buen guía espiritual que nos ayude a concentrarnos en el es¬
píritu sin descuidar el alma profunda.
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EL PROCESO DE CATARSIS
Podemos describir la catarsis en el sentido popular como
una purificación de las emociones. Es posible que el hecho
de emitir un potente grito o manifestar su ira le ayude a
desahogar sus emociones, aclarar las ideas y definir su pro¬
pósito. Clarifica y oxigena, y en ese sentido favorece la la¬
bor de una noche oscura, que por naturaleza constituye un
proceso de limpieza. San Juan de la Cruz se refiere a la no¬
che oscura como «vacía y ligera», una buena alternativa a
lo que él denomina «un alma atestada».
La espiritualidad y la claridad van unidas. Las prácticas
espirituales están destinadas a expandir la mente y el cora¬
zón, y la mayoría de maestros espirituales recomiendan cier¬
ta forma de contemplación como base de la práctica. Puede
ser yoga, sentarse, meditar, o un método más tangible y sen¬
sual, como la música, pintar, realizar arreglos florales o bai¬
lar. Podemos aprender mucho sobre la contemplación de
cualquiera de los antiguos sistemas de meditación, pero
también podemos practicar la contemplación a través de
un método corriente adaptado a nuestro estilo de vida per¬
sonal.
Mis formas de contemplación favoritas son tocar el pia¬
no, pasear por un bosque, sentarme tranquilamente en una
iglesia o templo, e incluso mirar escaparates. Entiendo que
las formas más elevadas de contemplación son puras y si¬
lenciosas y tienen como fin aguzar la conciencia sin distrac¬
ciones. Pero también valoro la espiritualidad que reside en
el mundo concreto y ordinario. Cuando recorro una tienda
me fijo en los hermosos objetos que están expuestos, cuya
contemplación puede sumirme en una profunda abstrac¬
ción. Me parece una excelente forma de ser espiritual sin
criticar la vida corriente o el mundo físico. Yo me inclino
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    92 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
por una teología y una espiritualidad encarnadas, profun¬
damente arraigadas en la experiencia.
El propósito de la catarsis es generar una tranquilidad
creativa, un estado en el que uno pueda despojarse de los
acuciantes problemas prácticos para analizar las cuestiones
de mayor envergadura. La práctica de la contemplación va¬
ría según cada persona, pero un cierto sosiego físico favore¬
ce el proceso. La naturaleza contribuye ofreciendo un en¬
torno que aplaque la mente hiperactiva. Muchas personas
comprueban que un paseo por el bosque o unos momentos
de quietud junto a un río las purifica y prepara para afron¬
tar el mundo con renovada energía.
Cuando Oscar Wilde salió de la cárcel, lo primero que
hizo fue reunirse con dos amigos íntimos en un pueblo cos¬
tero. Wilde dijo, citando a Eurípides: «El mar lava las man¬
chas y las heridas del mundo (Ifigenia en Táuride)». Es po¬
sible que una persona corriente, materialista e inconsciente
pase sus vacaciones junto al mar por motivos de comodidad
y lujo, mientras que una persona más espiritual entiende
que estar junto al mar purifica el corazón y la mente. La co¬
modidad y el lujo no tienen nada de malo, pero la dimen¬
sión espiritual completa el cuadro y proporciona una satis¬
facción más profunda.
La arquitectura desempeña también un papel impor¬
tante, por lo que es aconsejable reposar un rato en una igle¬
sia o un templo, o buscar una habitación o un espacio que
nos calme. Cuando vivía en Irlanda con mi familia, cada
tarde me dirigía a pie a la escuela, que distaba un kilómetro
y medio de casa, para recoger a mi hija pequeña. El paseo
me calmaba, pero con frecuencia llegaba temprano y pasa¬
ba unos quince minutos en la iglesia cercana a la escuela,
sentado o arrodillado en un banco, dejando que me embar¬
gara la quietud. Al recodar ese curso escolar, comprendo lo
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valiosos que eran esos momentos y lo mucho que me ayu¬
daron a aclarar mis ideas.
Esa práctica tan sencilla, que apenas requiere más es¬
fuerzo que acordarse de realizarla, me sirvió de base para
purificar mi vida y mi alma. En lugar de afrontar los proble¬
mas directa y psicológicamente, traté de alimentar mi espi¬
ritualidad de una forma sencilla y corriente, ligada a una
simple tarea cotidiana. A lo largo de un curso escolar, esos
quince minutos supusieron un considerable espacio de
tiempo dedicado a la contemplación.
Existen otras prácticas espirituales que sirven para poner
orden en una vida desordenada. Las religiones enseñan el
ayuno, el retiro, el vegetarianismo, el espíritu de pobreza, la
pulcritud, la limpieza, la moderación y la soledad. Esas prác¬
ticas tan corrientes pueden formar parte de la vida de cual¬
quier persona, por atareada que esté, y procurar a su vida
una dimensión espiritual. Esta espiritualidad natural que des¬
cribo da una mayor profundidad al lugar desde el que uno
vive y le permite abrir su corazón para recibir más de la vida
y dar más a los demás.
De joven aprendí estrictas prácticas de meditación,
pero ahora prefiero los métodos «encarnados». No obs¬
tante, todavía conservo esas habilidades, por así decir,
que aprendí en mi juventud. Si alguien me pide que cierre
los ojos y me concentre, al cabo de pocos segundos me
siento profundamente abstraído y relativamente despoja¬
do de cualquier pensamiento que me distraiga. Esa sensa¬
ción de haber «desaparecido» me produce un gozo tan in¬
tenso, que por lo general no deseo regresar a un estado
normal de conciencia. Así pues, aunque recomiendo una
forma de vida contemplativa en el mundo, valoro los mé¬
todos que nos enseñan a evocar éxtasis profundos y viajes
interiores.
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Una vida espiritual está llena de complejas recompen¬
sas, tal como debe ser, pero el alma también se beneficia de
un análisis de nuestras numerosas experiencias. Tanto el
mostrarse receptivo a diversas experiencias como el análisis
de esas experiencias le serán muy útiles. En ocasiones nos
sentimos agobiados por las experiencias y sostenemos va¬
lores y conceptos demasiado rígidos. Lo ideal es implicarse
activamente en la vida y dedicar momentos a la contempla¬
ción. Una cosa favorece la otra.
LIMPIE SU VIDA
El objetivo consiste en vincular el alma y el espíritu, la vita¬
lidad de la vida cotidiana con la interioridad que produce la
contemplación. Observe que mi historia vincula un paseo
para ir a recoger a mi hija con una visita a una iglesia. El
espíritu y el alma funcionan perfectamente cuando están
vinculados. Eso no significa que no sea importante practi¬
car actividades espirituales excepcionales como el yoga, los
peregrinajes y la oración sistemática, pero es preciso basar¬
las en la vida cotidiana para evitar que se conviertan en algo
excesivamente precioso y egoísta.
Todos los ámbitos de la vida pueden ofrecerle la opor¬
tunidad de llevar a cabo un retiro espiritual. La pérdida de
su empleo puede obligarle a analizar su vida. Si se siente
perdido y preocupado, en lugar de no hacer nada durante el
tiempo de que dispone, puede reflexionar sobre el trabajo
que realizaba, su vocación profesional o ausencia de ésta, y
las experiencias de otras personas con respecto al trabajo
y la pérdida del mismo. Puede transformar su «paro» en un
retiro espiritual. Puede tomarse más en serio su vocación, y
en lugar de limitarse a buscar trabajo, preguntarse a sí mis-
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mo qué le proporciona un propósito definido. Puede aden¬
trarse más en la oscuridad, en lugar de buscar el medio de
evitar sentirse angustiado.
Aristóteles describió la catarsis en el contexto del teatro.
Hoy en día quizá la comparara con ir al cine. Nos abstrae¬
mos en una historia de ficción, que utilizamos para desaho¬
gar nuestras emociones y aclarar nuestras ideas. Analizamos
la historia con relación a nosotros mismos. Al comentar la
película, tratamos de ordenar nuestro mundo personal. En
ocasiones nos identificamos con la historia porque se aseme¬
ja a nuestra experiencia, o relatamos nuestra propia historia.
El filósofo Richard Kearney, al referirse a Aristóteles, define
la catarsis como el hecho de «reconocer las verdades dolorosas».18 Es un concepto sencillo, pero describe perfectamente
lo que debemos hacer para purificar nuestra alma.
DESPOJADOS DE NUESTRO MUNDO
Kearney dice asimismo que la catarsis «hace que nos pare¬
mos en seco, lo desbarata todo, nos despoja de nuestro
mundo».19 Para la persona que se ha fijado una determina¬
da meta, esas perspectivas no son agradables, pero para el
alma humana es importante alejarse del trajín de la vida,
abandonar las actividades rutinarias y renunciar al paradig¬
ma que se convierte en habitual y damos por descontado. El
ser «despojados de nuestro mundo» significa tener la rara
oportunidad de considerar la posibilidad de emprender una
vida distinta. No podemos renovar nuestra vida sin renun¬
ciar al esquema vigente.
Si usted aprende a apreciar ese aspecto de la noche oscu¬
ra, su poder puede purificar su vida, su personalidad y su
mundo. De ese modo no se afanará en superarla cuanto an-
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tes. Podrá abordarla utilizando su imaginación, sabiendo que
lo importante es eliminar buena parte de los desechos que le
han impedido comprender lo que es verdaderamente impor¬
tante. El paso siguiente consiste en aprender a expresarse con
una nueva claridad, mostrarse más abierto y sincero.
Durante la enfermedad de mi madre, que coincidió con
la época en que escribí este libro, experimenté una renova¬
da comunicación con mi familia. Cada palabra era impor¬
tante. Hablamos sobre nuestros sentimientos y pensamien¬
tos con inusitada claridad. A veces me parecía increíble que
fuéramos las mismas personas. Mi padre, con su caracterís¬
tica franqueza, nos hizo preguntas difíciles de responder e
hizo que nos mantuviéramos alerta y preparados. Mi her¬
mano se convirtió en el defensor de la vida interna de la
familia y nos ayudó a aclarar nuestras emociones. El resto
de la familia expresó su amor y su apoyo de forma directa
y concreta. Los acontecimientos nos habían despojado de
nuestro mundo y tuvimos que recurrir a nuestras reservas a
fin de unirnos como familia y cuidar unos de otros.
La depuración de las conversaciones y el lenguaje —sin
evasivas y titubeos— fue una forma de catarsis. Una mujer
a la que todos queríamos se moría ante nuestros ojos, y ese
vacío nos invitó a unirnos con renovada intensidad. Nues¬
tra angustia y tristeza convirtió a la familia en una comuni¬
dad. Piense cuántas veces, cada día, evita, de forma indirec¬
ta y oscura, el impacto de la situación en la que se halla.
Ahora imagine cómo sería la vida cotidiana si todos nos re¬
lacionáramos en el hogar y el trabajo de una forma limpia y
directa. Imagine cómo sería el mundo si los líderes hablaran
entre sí con absoluta franqueza.
La muerte lo clarifica todo. Cuando mi madre murió,
mi padre me pidió que examinara sus pertenencias. Me dis¬
gustó invadir su mundo privado, expuesto en la ropa, las
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joyas y las notas que mi madre dejó el día en que sufrió el
derrame cerebral. No pude por menos de comparar la vida
plena que había llevado, representada por el estado un tan¬
to desordenado de sus armarios y cajones debido al repen¬
tino ataque que había sufrido, con la vida superorganizada
que llevaba en la austera habitación del hospital. Al mismo
tiempo pensé en la simplicidad de su vida. Mi madre era
una mujer muy espiritual que había vivido de forma desa¬
pegada en la tierra. Sus relaciones con su familia eran para
ella infinitamente más importantes que cualquier bien ma¬
terial, y cuando murió dejó escasas pertenencias de valor
monetario.
La noche oscura puede ser una forma de morir. Purifica
una vida llena de desechos, del mismo modo que el Antiguo
Testamento dice que Dios purificó todo lo existente con un
diluvio. Según el diccionario griego la palabra «catarsis» se
empleaba para describir la poda de árboles y los medica¬
mentos purgantes, entre otras muchas formas de purificar.
Considere su noche oscura como la poda de su árbol de la
vida. Quizá deba despojarse de las ramas inservibles para no
malgastar su savia. Quizá necesite limpiar su vida para dejar
que se renueve.
Puede purificar su vida eficazmente asumiendo el con¬
trol de su noche oscura. Déjese llevar por los acontecimien¬
tos en lugar de luchar contra ellos. Si se siente perdido, pro¬
cure perderse de una forma grata que le haga sentirse que
participa en su vida. Si se siente vacío, vacíe su vida elimi¬
nando lo inservible. Si está triste, deje que la tristeza sea su
sentimiento primordial. Permanecer sintonizado con su es¬
tado de ánimo profundo es una forma de purificarse. Hable
de él. Muéstrelo. Respételo.
La vida tiene sus flujos y reflujos. Crece y mengua. Us¬
ted necesita este ritmo, del mismo modo que necesita inspi-
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    98 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
rar aire y expelerlo. Al igual que su cuerpo, su alma se llena
de elementos contaminantes. Los momentos oscuros for¬
man parte del ritmo a través del cual usted se llena y vacía.
Con frecuencia los escritores contemporáneos destacan la
necesidad de crecer y avanzar. Conviene recalcar también
la importancia de permanecer quieto, sin dirigirse a ningu¬
na parte. Todo el ciclo rítmico es importante.
CUENTE SU HISTORIA
Aristóteles entendía que el drama y la ficción pueden lim¬
piar un alma atestada y confundida. Acudir al teatro o al
cine puede ser una forma de catarsis, pero contar las histo¬
rias que usted mismo ha vivido también puede limpiar y pu¬
rificar. La psicoterapia consiste en que una persona cuente
sus historias y otra la escuche atentamente. La conversación
común y corriente también está llena de historias que tienen
un papel fundamental a la hora de generar imágenes que re¬
presentan la vida. El hecho de contar repetidamente una
historia hace que los fragmentos de la experiencia vital en¬
cajen progresivamente.
Durante el relato de una historia, no sólo la persona
que escucha, sino la que la relata experimenta una catarsis.
Si usted consigue hallar las palabras y el estilo adecuados
para relatar su historia, se sentirá purificado. Una historia
sobre lo que está viviendo da forma a su experiencia, le si¬
túa fuera de usted mismo para que usted y otros puedan
analizarla, aparte del placer estético que ofrece toda buena
historia. Tanto si se trata de un relato ingenioso o la simple
narración de una experiencia vital, una buena historia re¬
quiera una claridad que proviene de la sinceridad y el pro¬
pósito de evitar excusas, acotaciones y explicaciones.
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    Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 99
Algunos sostienen que una persona que atraviesa una
noche oscura por lo general no desea convertirla en una his¬
toria. Se siente tan vacía y confundida que le resulta impo¬
sible convertir su experiencia en un relato. Algunas perso¬
nas prefieren permanecer cruzadas de brazos esperando a
que otro tome la iniciativa y trate de ayudarlas a resolver su
situación, pero es importante que la persona halle un medio
de expresión que le convenga. Recuerdo una mujer que se
cansó de repetir las mismas quejas y las mismas historias
personales y estaba harta y aburrida de la situación, hasta
que un día me trajo unas cartas que había escrito a una ami¬
ga íntima, las cuales se apresuró a leerme. No se le había
ocurrido que pudiera incluirlas en su tratamiento terapéuti¬
co. A menudo mis clientes me relatan sus historias persona¬
les con tono quejumbroso, pero cuando me muestran una
fotografía o una pintura que han realizado, se animan y
participan más activamente en la sesión psicoterapéutica.
Las cartas de mi paciente eran muy reveladoras. Mos¬
traban con claridad lo que ansiaba desesperadamente y lo
que temía. En la psicología arquetípica preguntamos: ¿qué
quiere el alma? Si usted es capaz de responder a esta pre¬
gunta significa que ha comenzado a sanar. Observe que la
pregunta no se refiere a qué desea usted, sino a lo que se re¬
quiere a un nivel más allá y debajo de su conciencia. A tra¬
vés de las cartas averiguamos los anhelos y temores más
profundos de mi paciente, los cuales la obligaban a ence¬
rrarse en sí misma. Mi paciente disfrutó leyéndome las car¬
tas, tanto debido a su estilo como a su contenido. Estoy
convencido de que si yo le hubiera preguntado directamen¬
te qué temía y qué deseaba, se habría sumido en su habitual
estado ausente e inexpresivo.
Asimismo, relatar su historia es una herramienta esen¬
cial para que se produzca una auténtica catarsis, pero pue-
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    100 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
de hacerlo de distintas formas. Un hombre me traía cuadros
cada semana. Los disponía sobre el suelo y me hablaba de
ellos. No los interpretaba exactamente, y no los relaciona¬
ba directamente con su estado depresivo, pero hablaba de
ellos con entusiasmo. Trataba de analizar sus emociones
de una forma que encajara con su temperamento. El impul¬
so de pintar esos cuadros provenía de él, y yo comentaba
con él las imágenes. Llevaba a cabo el pequeño ritual de
presentar los cuadros, examinarlos durante unos momentos
y luego extraer unas conclusiones. De nuevo, el gozo de la
forma indicaba su utilidad para el alma.
La fotografía es un arte contemporáneo que posee una
extraordinaria capacidad de revelar lo que oculta el alma.
En una fotografía vemos cosas que en el discurrir de la vida
no advertimos. Cuando contemplamos las imágenes con de¬
tenimiento, evocamos fragmentos de historias; el pasado
irrumpe en el presente y desnuda el alma. Contemplamos el
arco de nuestra vida, y durante unos instantes salimos del
tiempo presente para visitar el pasado. La versión del pasa¬
do que ofrece la cámara puede ser distinta de la memoria
presente, y el impacto de una fotografía puede llevarnos a
nuevas interpretaciones sobre quién éramos y en qué nos he¬
mos convertido.
Una fotografía encaja con el proceso de la catarsis debi¬
do a que fuerza un encuentro entre el ser que uno es en esos
momentos y el ser que ha olvidado. La imagen que uno tie¬
ne de su vida se hace más complicada al contemplar otra
versión de su persona. Recuerdo una vieja fotografía cuan¬
do yo era un alumno de cuarto curso. Veo a los niños en el
aula vestidos al estilo de la época. Reconozco a la mayoría
de ellos, aunque hace casi medio siglo que no he hablado
con ninguno. Me veo a mí mismo en primer término, y esa
imagen espolea mi fantasía.
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¿Quién es ese chico repeinado, que luce una llamativa
corbata y una sonrisa coqueta? ¿Qué ha sido de todas esas
relaciones, muchas de las cuales eran importantes para mí
en esa época? ¿Reconozco a mi yo actual en esa sonrisa ju¬
venil y en las manos apoyadas una sobre otra en las rodi¬
llas? ¿Qué espíritu melancólico emana como un perfume in¬
tenso y penetrante cada vez que contemplo esta fotografía?
¿Por qué me produce un ligero bochorno? ¿Qué valor tiene
la nostalgia que flota alrededor de esta imagen?
Todas estas preguntas se refieren al alma. Se me antojan
especialmente relevantes cuando contemplo esa fotografía
en momentos difíciles. Entonces me pregunto, más que
nunca, quién soy yo y cómo he llegado hasta aquí. La foto¬
grafía me despoja de mis realidades y problemas y me sitúa
en la rara atmósfera de lo asombroso. Ahí es donde ocurren
cosas, cuando la vida se renueva a través de una visita al pa¬
sado. Una fotografía es un espacio liminal, ni real ni imagi¬
nario, una región intermedia en la que el alma cobra vida.
Para la mente literal, una fotografía puede ser tan sólo un
documento del pasado, pero para la mente poética constitu¬
ye una presentación del yo y el mundo asombrosamente
pura, profunda y reveladora.
EL YO EN SOLUCIÓN
Cuente su historia a quien esté dispuesto a escucharla con
respeto. Conviene tener un amigo que responda a su histo¬
ria con preguntas y observaciones acertadas. Como psicoterapeuta he aprendido a no sucumbir pasivamente a la histo¬
ria que me relata un cliente. Un relato suele tener una forma
rígida y posee una voluntad y un ego propios. Por regla ge¬
neral pido a mi cliente que me relate también un sueño, y
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    102 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
observo cómo el sueño, pese a su cualidad misteriosa, arro¬
ja luz en la zonas que una historia controla y oculta. La
combinación de relatos y sueños me resulta muy eficaz.
Considero ambas cosas un contrapunto, pues uno corrige y
complementa al otro.
La búsqueda de una historia viva es tan importante
que merece la pena esforzarse en hallarla. Quizá tenga que
visitar viejos lugares y hablar con parientes y amigos con
insólita franqueza. Muchas personas hallan fragmentos de
sí mismas al visitar la tierra de sus orígenes familiares.
Cuando yo tenía veinte años, visité las ruinas del lugar
donde mis bisabuelos vivían en Irlanda. La imagen de esas
piedras y paisajes ha quedado grabada en mi mente desde
entonces, proporcionándome un valioso sentido de la tie¬
rra de la que proviene mi vida.
Jung se refiere a este proceso utilizando las imágenes de
la alquimia: «La egoísta dureza de corazón se disuelve; el
corazón se convierte en agua. Entonces comienza el ascenso
a niveles superiores».20 La historia de usted es como el
agua, que convierte los acontecimientos rígidos de su vida
en fluidos. Una historia le licúa, le prepara para una trans¬
formación más sutil. Los relatos que emergen de su noche
oscura desmontan su existencia y le sitúan de nuevo en el
río tumultuoso, fresco y límpido de la vida.
Mientras permanece «en solución» quizá recobre su
inocencia, un ingrediente esencial para una vida sosegada
de todo ser humano. Sin inocencia nos sentimos abrumados
por los sentimientos de culpa y los errores cometidos en el
pasado. Por esto muchas religiones tienen ritos de perdón y
absolución, para preparar a las personas para los misterios
sagrados, los cuales requieren un corazón limpio. Si desea
seguir adelante, no puede albergar amargura y rencor. Ne¬
cesita cierta pureza de corazón. Como dijo Jesús: «Benditos
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sean los puros de corazón, pues verán a Dios». El Evange¬
lio en griego utiliza la palabra «catarsis» para describir la
«pureza» de corazón.
En su inocencia, usted es fluido. Narciso descubre, en el
agua de un estanque, su capacidad de despertar el amor y
de amar. Ve su imagen reflejada en el agua y la experiencia
le atempera. Se convierte en agua, haciendo que su dureza
se disuelva y aflore su capacidad de amar. Eísted necesita esa
«agua» para suavizar las aristas de su personalidad, aristas
que mantienen el alma líquida controlada y protegida. Pero
llega un momento en que el alma debe revelarse y es preci¬
so limpiar las incrustaciones. Los alquimistas decían que
existen dos procesos principales e indispensables: disolver y
coagular.
El hecho de disolver sus ideas, sus hábitos y sus imáge¬
nes es una forma de limpiarse y purificarse. Todas las supo¬
siciones que mantienen su vida estancada se vendrán abajo
cuando dedique tiempo a reflexionar y a conversar seria¬
mente con sus amigos, y quizá con un psicoterapeuta. Los
alquimistas denominaban esta fase solutio, que consiste en
introducir todos los elementos duros en las aguas de la re¬
flexión, donde se descomponen, se muestran tal como son y
le conceden a usted la oportunidad de comenzar de nuevo.
Esta solución, que puede constituir cualquier método
destinado a hacer que afloren los fragmentos de su vida
para analizarlos, se asemeja a las aguas bautismales. Le
saca de un mundo de pragmatismo y escepticismo y le resti¬
tuye a un punto de vista menos hastiado. Esta purificación
hace que recobre cierto grado de inocencia e ingenuidad. Al
eliminar los desechos conseguirá que la vida fluya, con toda
la gracia del principio.
Me refiero al agua como símbolo. Puede utilizarse cual¬
quier líquido, pero en ocasiones conviene que el símbolo
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    104 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
guarde una estrecha relación con la imagen. Por tanto, si
necesita someterse a un proceso de disolución y purifica¬
ción, le aconsejo que pase una temporada junto al agua (un
río o el mar). Un clarividente me dijo en cierta ocasión que
mi hija debería vivir cerca de un río, que favorecería su na¬
turaleza. No es preciso que un clarividente le indique qué
clase de agua necesita usted. Cada vez que regreso al lago
Hurón en Michigan, el escenario de mis veranos de adoles¬
cente, me embargan los sentimientos de mi pasado. Reco¬
bro una parte de mí que no consigo hallar en las montañas
o junto al mar.
En la religión, uno se lava las manos como símbolo de
una purificación interior. En la vida cotidiana también
podemos bañarnos en los momentos en que nos sintamos
bloqueados emocionalmente, tanto si nuestro cuerpo lo
necesita como si no. Utilice jabones y aceites especiales.
Yo empleo lociones y champús que me procuran las sen¬
saciones interiores que necesito. A menudo, cuando me
ducho o me baño, comprendo que mi alma necesita el
agua y la limpieza más que mi cuerpo. Los baños ordina¬
rios pueden ser un rito eficaz para clarificar emociones y
pensamientos. Uno puede reposar en la bañera o perma¬
necer de pie en la ducha mientras pone en orden sus pen¬
samientos.
LA CATARSIS SOCIAL
Una sociedad también necesita una catarsis. Es posible que
se haya quedado atascada debido a ideas que han perdido
vigencia. Las ideas se convierten en prejuicios, eslóganes,
lugares comunes y meras opiniones. Las personas se vuel¬
ven conservadoras en un sentido negativo: autoprotectoras,
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apáticas e incapaces de reflexionar. Un profundo conserva¬
durismo significa honrar ideas y valores eternos sustenta¬
dos por una apreciación inteligente del pasado. Un punto
de vista conservador, en este sentido, es esencial, para que
no nos convirtamos en futuristas interesados sólo en lo más
reciente y novedoso.
Las guerras insensatas y las decisiones políticas absur¬
das pesan abrumadoramente sobre una sociedad. Ésta nece¬
sita una intensa catarsis para salir de sus noches oscuras,
que pueden asumir la forma de una depresión económica o
conflictos sociales. Las sociedades modernas no valoran el
poder de los gestos, los ritos, las disculpas y las fórmulas de
perdón. Pero una sociedad, al igual que un individuo, posee
su propio karma y necesita ritos adecuados de absolución y
renovación. Las antiguas comunidades tradicionales cono¬
cían la importancia de esos ritos, y se afanaban en llevarlos
a cabo de forma gráfica y detallada. Todos precisamos una
catarsis, pero puesto que hemos olvidado que las personas
poseen un alma, rara vez se nos ocurre la necesidad de prac¬
ticar ritos serios.
Una sociedad que ha perdido el alma busca seguridad en
el futuro y está dispuesta a negar la realidad del presente.
Pero una sociedad no puede avanzar si sus valores e ideales
están atascados detrás de los fracasos y errores. Debe reco¬
nocer su desidia y atrocidad, al tiempo que proclama sus va¬
lores más nobles. Una sociedad puede limpiar la contamina¬
ción moral de su historia. Los gestos, el lenguaje, los actos de
compensación y los ritos de perdón son instrumentos efica¬
ces. Pero es preciso llevarlos a cabo con sinceridad, sin ren¬
cor y despojados de un mero formulismo.
Estados Unidos, por ejemplo, nunca ha reconocido su
culpabilidad por haber tratado a sus nativos de forma bru¬
tal. No ha reconocido su error ni ha pedido perdón por ha-
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    106 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
herios esclavizado. Podríamos mostrar una clara v sincera a'
apreciación por la belleza y sabiduría de nuestros antepasa¬
dos nativos. Podríamos expresar públicamente nuestra in¬
tención de llevar a cabo iniciativas serias para compensar la
esclavitud. Sin una expresión fuerte, sincera y participativa
de remordimientos por nuestra parte, los americanos nati¬
vos tienen que soportar ellos mismos el peso moral, y el con¬
junto de la sociedad tiene escaso acceso a su espiritualidad
original. Los afroamericanos siguen luchando por sus dere¬
chos fundamentales y su dignidad. Al igual que una persona
abrumada por remordimientos de los que no es consciente,
el progreso de un país puede verse entorpecido por su nega¬
tiva a afrontar el pasado.
Para algunos, los períodos oscuros de la historia esta¬
dounidense indican vergüenza y negatividad, pero eso no
basta. Lo importante de una noche oscura del alma es la pro¬
mesa de una nueva vida. Existe una diferencia crucial entre
crear un futuro de alta tecnología, libre de gérmenes, y dejar
que el futuro brote orgánicamente de un pasado profunda¬
mente sentido y aceptado. El enfoque de un mundo feliz tien¬
de a ser estéril e inútil, mientras que el hecho de abrazar la
historia, sus elementos positivos y negativos, confiere pleni¬
tud, color y humanidad a la vida.
Una auténtica catarsis requiere las emociones de la ver¬
güenza, timidez, temor, perplejidad, e incluso la sensación de
impotencia. En caso contrario es superficial. El hecho de evi¬
tar esos sentimientos, a los cuales debemos prestar atención,
atonta e insensibiliza a las personas, haciendo que sean inca¬
paces de experimentar la necesaria empatia. El poeta Wallace Stevens decía que la muerte de un dios significa la muerte
de todos ellos. Lo mismo cabe decir de las emociones. Si su¬
primimos las emociones incómodas, las otras desaparecen
también.
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Es imposible convertirse en una persona o una nación
con carácter sin una autoconfrontación. Requiere fuerza
precisamente en los puntos en que nos sentimos débiles.
Requiere visión en las áreas que creemos haber descifrado.
Exige que renunciemos a las viejas piedades y sentimenta¬
lismos y afrontemos los nuevos retos con una visión enér¬
gica. Exige que vivamos la vida desde la situación en que
nos hallamos ahora, no desde la situación confortable que
alcanzamos tiempo atrás. Exige que renunciemos a la iden¬
tidad que hemos conquistado y de la que ahora gozamos.
Que vaciemos nuestro corazón para dejar que penetre en él
una vida nueva.
La purificación del alma de una sociedad también es
importante para los individuos, porque a menudo nuestras
noches oscuras están íntimamente ligadas a lo que ocurre
en la cultura. En una época de tensiones internacionales en
todo el mundo, la gente se siente desmoralizada y la luz de
la esperanza se atenúa. Los problemas de la economía inci¬
den en el estado de ánimo de familias e individuos. No bas¬
ta con prestar atención sólo al individuo, tratando de hacer
que se sienta cómodo en los momentos de estrés. Debemos
crear métodos para afrontar la psique de la sociedad, to¬
marnos sus problemas en serio a nivel del alma. El pragma¬
tismo tiene sus limitaciones.
Observe el dorso de un billete de un dólar de Estados
Unidos. A la izquierda, justo debajo de la pirámide, una
imagen antigua que simboliza lo espiritual y lo eterno, verá
las palabras novus ordo saeculorum: un nuevo orden de los
siglos. Yo percibo una catarsis en esa frase que representa
los sentimientos rosacrucianos y masónicos de muchos fun¬
dadores de Estados Unidos. Estados Unidos significa catar¬
sis: un nuevo comienzo, liberación del pasado y pureza de
intención.
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    108 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
PURIFICAR LA SOCIEDAD
Antiguamente muchas sociedades utilizaban el rito de un
chivo expiatorio para purificarse de la polución, que los
griegos denominan miasma, una mancha sobre la ciudad o
estado causada por ciertos actos perversos. Hoy en día sería
imposible emplear ese rito con un animal de carne y hueso,
pero en cierto sentido seguimos utilizando un chivo expia¬
torio cuando achacamos la culpa de la ignorancia de la so¬
ciedad a una determinada persona, por lo general un líder.
Un funcionario de las Naciones Unidas comentó en cierta
ocasión que las siglas S. G., refiriéndose ai título en inglés
de Secretary General (Secretario General), muchas veces
significaban Scape Goat (en castellano chivo expiatorio). A
fin de adoptar la idea del chivo expiatorio con más sutileza,
debemos comprender, al principio de forma general, que los
conflictos sociales que nos rodean no son racionales y no
pueden resolverse únicamente con medios racionales. Debe¬
mos utilizar una imaginación más profunda y radical para
alcanzar los recovecos irracionales de nuestra ignorancia.
Por este motivo, las marchas, las grandes manifestacio¬
nes, las arengas poéticas e incendiarias, los eslóganes y todo
tipo de imágenes han conseguido en ocasiones dar un vuel¬
co a la sociedad. No es casual que Martin Luther King, Jr.
fuera un clérigo y un elocuente orador. Su oratoria y talan¬
te tenían más que ver con las actitudes cambiantes respecto
al problema racial en Estados Unidos que con la lógica en
su pensamiento. Esas imágenes deben convencer a la gente,
y cuando lo hacen su poder es infinito. Lamentablemente,
este poder también puede manipularse con fines menos no¬
bles.
A un nivel más profundo, un chivo expiatorio era ini¬
cialmente una figura —un animal o una persona— que, en
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    Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 109
la imaginación de la sociedad, cargaba con el peso de culpa
y podía ser eliminada de la cultura. Esta idea tiene sentido
en el contexto de una sociedad en la que las imágenes y los
ritos siguen siendo poderosos. La teología cristiana de la re¬
dención —Jesús padeciendo por el mal causado por los se¬
res humanos— no es muy distinta de la idea de un chivo ex¬
piatorio.
La religión nos enseña que para que un chivo expiato¬
rio sea eficaz, no debe ser alguien a quien culpemos racio¬
nalmente de nuestras desgracias. Es absurdo achacar esa
responsabilidad a los líderes políticos. El miasma es una in¬
fección social más sutil. Se halla en todo ciudadano. Todos
debemos quitarnos esa mancha. ¿Pero cómo puedo yo, un
individuo normal y corriente, reaccionar efectivamente
contra las imperfecciones de la sociedad?
Lo primero es hallar una imagen que represente eficaz¬
mente el mal que nos aflige. Debemos utilizar el lenguaje
correcto y las formas adecuadas para identificar el espíritu
que nos abruma. ¿Es el espíritu de codicia? ¿Nos preocupa
el tema de nuestro poder e identidad? ¿Existe alguna razón
por la que debamos sentirnos inferiores? ¿Nos abruma
nuestra responsabilidad? ¿Nos sentimos ofendidos debido a
antiguas traiciones? ¿Nos sigue hiriendo el recuerdo de la
guerra de Vietnam o de nuestra Guerra Civil?
Mientras escribo este libro, el mundo entero se siente
angustiado debido al terrorismo que prolifera por todo el
planeta y a los conflictos internacionales. Esta es la noche
más oscura de la cultura que recuerdo desde que soy adul¬
to, y reconozco sentir una profunda angustia y temor. Cada
frase que escribo en estas páginas tiene un peso y un efecto
especial debido a la situación. No puedo por menos de pre¬
guntarme sin rodeos cómo podemos librar a la sociedad de
esta peligrosa polución.
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    110 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La noche oscura nos ofrece ahora la oportunidad de lle¬
var a cabo una auténtica catarsis. Nuestro objetivo es la pu¬
reza de corazón. Debemos recuperar, no ingenuamente ni en
las condiciones habituales, una visión de lo divino. Nuestra
sociedad secular no sólo no funciona sino que es autodestructiva. Quizás el auténtico mal resida en el espíritu de esta
sociedad, en su egoísmo, dinero, deseos desenfrenados y am¬
bición. Quizá debamos aniquilar esos elementos y huir de la
ciudad. ¿No podríamos aprender de nuestra valiosa noche
oscura a purificarnos y convertir nuestro egoísmo en una
meta más amplia y generosa; la adquisición de riqueza en un
reparto equitativo de dinero; la ambición en una visión pro¬
funda y positiva de la humanidad?
Uno de los temas centrales de este libro es considerar la
noche oscura como una depuración de la percepción a fin
de intensificar la vida de nuestra alma y potenciar nuestra
espiritualidad. Una sociedad es como un individuo: frente a
una noche oscura puede adoptar una actitud defensiva y
evitar el reto de una vida renovada, o bien reformarse y des¬
cubrir en la oscuridad los errores que ha cometido. Es pre¬
ciso poseer un corazón fuerte, una profunda inteligencia y
una imaginación visionaria para seguir el curso que marca
la vida. En ocasiones la sociedad avanza de forma correcta,
pero a menudo retrocede y su situación empeora. Al pare¬
cer no existe un camino intermedio.
He propuesto el ejemplo del chivo expiatorio no en el
sentido de buscar a alguien a quien culpar, sino de descubrir
el espíritu que todos llevamos dentro y constituye la fuente
del mal del mundo. Un espíritu que debemos atacar con la
fuerza y tenacidad de un guerrero. Esta batalla moral pue¬
de ocupar el lugar de nuestras guerras literales y en última
instancia salvarnos. Todos debemos purificarnos de las ac¬
titudes y los deseos que nos conducen a la violencia.
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    Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 111
No necesitamos una cruzada moralista sino un desper¬
tar espiritual. Cuando las autoridades municipales prohí¬
ben que las fábricas que emiten humos tóxicos se instalen a
orillas del río y restituyen una importante parte de la natu¬
raleza a los ciudadanos, no sólo llevan a cabo una mejora
en la calidad del aire y el acceso a los ríos, sino que realizan
un comentario simbólico sobre el valor de una vida más
pura. Su decisión se traduce en aire limpio y almas limpias.
Necesitamos más decisiones como esta para purificar nues¬
tro mundo natural, nuestra política y nuestra cultura.
Aunque las noches oscuras de la sociedad le infundan te¬
mor y le depriman, tenga presente que la oscuridad es nece¬
saria para que la vida continúe. Quizá no logre evitar la tra¬
gedia, pero tiene la oportunidad de recobrar su alma. Todo
depende de cómo se plantee la noche oscura: ¿tratará de su¬
perarla rápidamente y huir de ella, o dejará que le transfor¬
me y le ofrezca, mientras permanece «en solución», una nue¬
va vida?
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El panorama desde la Luna
No es preciso que durante su noche oscura del alma renun¬
cie a su inteligencia, pero quizá deba modificar su concepto
sobre cómo comportarse en la vida de forma inteligente.
Quizá tenga que enfocar la situación de un modo distinto,
adaptado a la oscuridad, en lugar de tratar de combatirla.
Nicolás de Cusa, el teólogo del siglo XV, decía que uno pre¬
cisa la visión nocturna de la lechuza.
Usted necesita poseer una visión especial en su noche
oscura porque es posible que los conceptos y criterios ordi¬
narios no le den resultado. Es posible que se convierta en
una persona más sombría, cambiando según el estado de
ánimo que le embargue. Ver en la oscuridad emocional re¬
quiere una facultad especial que quizá haga que afloren en
usted recursos que ignoraba que poseía. Quizá deje que
afloren su ira y su tristeza para que influyan en su forma de
vida. Puede que habitualmente sea una persona del todo ra¬
cional, pero es posible que ahora empiece a usar su intui¬
ción y tomarse sus dotes clarividentes más en serio.
Cuando mi madre tuvo sus primeros síntomas, mi pa¬
dre empezó a hacer declaraciones firmes y contundentes pu¬
ramente por intuición. Durante las semanas precedentes al
derrame cerebral que sufrió mi madre, mi padre me dijo en
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    114 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
varias ocasiones: «Dentro de poco uno de nosotros, tu ma¬
dre o yo, tendremos graves problemas». La gente comenta¬
ba: «Da gusto ver lo sanos que estáis los dos». Curiosamen¬
te, mi padre advertía a todos que no se mostraran tan
optimistas. Su noche oscura, que lógicamente se hizo más
intensa y sombría durante la enfermedad de mi madre, co¬
menzó antes de que los síntomas se materializaran.
Los griegos y los romanos adoraban a una diosa de la
oscuridad, llamada Hécate, que poseía una visión nocturna
y es la maestra perfecta para enseñarnos a desenvolvernos en
la oscuridad. Es poco conocida y un tanto misteriosa, pero
es una figura fuerte que podría educarnos en la misteriosa
experiencia que exploramos. Permitamos que nos muestre
qué debemos hacer para sentimos cómodos en la oscuridad:
los instrumentos que necesitamos, la mentalidad que debe¬
mos asumir y cómo comportarnos.
EL ÁNGEL OSCURO
Según el mito griego central de Perséfone, un día en que la
joven goza del esplendor de la naturaleza, cogiendo unas
bonitas flores, aparece el Señor del Mundo Subterráneo y la
transporta a sus dominios fríos y profundos. La muchacha
se convierte en su esposa y reina de las tinieblas. Su madre,
Deméter, diosa de la abundancia, se alarma al percatarse de
su desaparición. Sólo Hécate, la diosa de la noche, que ha
oído los gritos de la joven y el tumulto, puede explicarle lo
ocurrido. Deméter emprende entonces diversas aventuras
en su desesperado afán de hallar a su hija. Por fin, Hermes,
el guía de las almas, rescata a la joven del Hades. Pero el
Dios de los Infiernos es muy astuto. Hace que la joven in¬
giera la semilla de una granada, que opera en ella un sorti-
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    El panorama desde la Luna 115
legio. A partir de entonces la muchacha pasa dos tercios del
año con su madre en el mundo terrenal de la abundancia,
pero durante un tercio del año ocupa su lugar como reina
del mundo subterráneo.
Hécate encarna a la vez la belleza y los terrores de la
noche. Es la patrona de los clarividentes y los adivinos. Sen¬
timos su talante y atmósfera al contemplar una gigantesca
luna amarilla en una noche oscura. Pertenece a los lugares
sombríos —callejones, rincones, recovecos—, y por tanto es
la patrona perfecta de la noche oscura del alma.
Imagine al espíritu de Hécate como algo que vive apa¬
cible y profundamente dentro de usted, sensibilidades y do¬
tes especiales. Por la noche, cuando sus sentidos están más
agudizados y su imaginación es más activa, detectará su
presencia con mayor facilidad. Quizá se revele en las ideas
que se le ocurran a usted por las noches, las cuales pueden
ser muy útiles, o bien inquietantes y angustiosas. En nuestra
casa suelen producirse bastantes movimientos por las no¬
ches: nos levantamos para tomar nota de ideas, sueños o
inspiraciones, trabajamos un rato aprovechando la quietud
de la noche, o simplemente no podemos conciliar el sueño.
Los niños suelen levantarse después de tener un sueño en
busca de consuelo físico. Las mascotas gruñen y se agitan.
Conozco bien a Hécate.
James Hillman la describe como «un ángel oscuro», una
conciencia que opera en la oscuridad, porque ese es su ho¬
gar. Dice que «es una parte de nosotros que no aparece de
improviso, sino que mora siempre en nuestro interior».21 Es
un dato que no solemos tener en cuenta: es posible que usted
descubra en su oscuridad una parte de su ser esencial, aun¬
que le resulte desconocida. La oscuridad no proviene preci¬
samente del exterior, sino que es una revelación de algo que
existe en su naturaleza. Es posible que en sus estados de áni-
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    116 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
mo sombríos y sus temores más negros halle una parte esen¬
cial de su ser.
Al margen de cómo se presente usted ante el mundo, a
cierto nivel es una persona sombría. Alberga pensamientos
que no suele revelar a los demás. Es capaz de cosas que sus
amigos ignoran. Probablemente es más interesante desde un
punto de vista sexual de lo que los demás imaginan. Proba¬
blemente anidan en usted una ira y unos temores que no
revela a nadie. Quizás oculta secretos de su pasado que le
conviertan en una persona más interesante de lo que parece
a primera vista. Seguramente posee un gran potencial para
alimentar pensamientos y llevar a cabo actos más oscuros
de lo que usted mismo imagina.
Con frecuencia la gente se sorprende al descubrir que su
líder espiritual es presa de deseos sexuales incontrolados, o
tal vez es adicto al juego. De un tiempo a esta parte muchos
personajes respetados han sufrido una crisis y han revelado
su lado oscuro. La mera idea de que un sacerdote católico
sea pedófilo nos escandaliza y alarma, pero al mismo tiem¬
po demuestra lo ingenuos que somos, o lo dispuestos que
estamos a fingir que el ser humano no posee un lado tene¬
broso. Recuerdo que de joven, cuando tocaba el órgano de
la iglesia durante los servicios religiosos, me sentí abruma¬
do y confundido cuando un día una monja me acorraló
contra los tubos del órgano y me besó. No se me había ocu¬
rrido que las virginales monjas tuvieran esas pasiones hu¬
manas. No pretendo criticar a las monjas, sino simplemen¬
te expresar mi asombro, quizá mi inocencia.
Todos poseemos rasgos opuestos a los que deseamos
que vean los demás. Algunos son inocuos, otros serios. Este
material que ocultamos contiene una gran dosis de vitali¬
dad. Lo suprimimos porque nos angustia, porque tememos
lo que puede ocurrir si algún día se descubre. Con frecuen-
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    El panorama desde la Luna 117
cia tememos la oscuridad porque está viva. Conocí a un
hombre que en público se comportaba de forma discreta y
tranquila, pero que en casa era una fiera. En su hogar no ce¬
saba de gritar y trataba mal a su familia. Pero en su lugar de
trabajo no rechistaba. Al igual que él, muchas personas tie¬
nen luces y sombras en sus vidas, mostrando la oscuridad
sólo cuando se sienten seguras.
En público procuramos mostrarnos bajo una luz favo¬
rable. A veces fingimos ser más inteligentes e inocentes de lo
que somos en realidad. A veces lo hacemos tan reiterada¬
mente que llegamos a convencernos de ello, y nos sentimos
ajenos a los espíritus oscuros que portamos en nuestro inte¬
rior y ocultamos al mundo. Pero este material oscuro es ex¬
tremadamente valioso, especialmente en momentos de crisis
y problemas, cuando conviene adoptar una actitud poco
sentimental, una actitud lunar.
Para utilizar de nuevo mi persona como ejemplo, no
me cabe duda de que mis espíritus oscuros podrían llamar¬
se Venus y Marte. Mi esposa siempre se muestra sorprendi¬
da de que yo sea una persona tan erótica, que me sienta tan
atraído por la sensualidad. Mi persona pública, meticu¬
losamente creada en un piadoso contexto católico durante
mi juventud, es muy distinta. Me enseñaron a aparentar
más inocencia de la que poseo. Admiro a los hombres ca¬
paces de mostrar su sexualidad sin tapujos, pero yo no po¬
dría ser como ellos, como tampoco podría ser un pirata o
un futbolista. El otro elemento oscuro es mi ira. Mis hijos
dicen que no me enfurezco con frecuencia, pero cuando lo
hago tiemblan hasta los cimientos. Sé que me parezco a
muchas personas que presentan un exterior plácido, pero
son capaces de violentos arrebatos de ira. No me cabe duda
de que esto es en parte neurótico, y procuro transformar mi
ira en una expresión creativa y una labor eficaz. Pero no
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    118 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
conseguiría en toda mi vida completar esta pequeña alqui¬
mia en la que mezclo mi auténtica inocencia con mi innega¬
ble oscuridad.
Por eso amo a Hécate, la diosa de la noche. Me encan¬
ta escribir sobre ella. Redime muchos sentimientos y pensa¬
mientos que quizá subestimaría si no contara con su imagen
para guiarme. Hécate justifica muchos aspectos de la vida
cotidiana que acaban en el cubo de la basura —posterior¬
mente veremos lo acertado de esta imagen— porque no son
valorados ni apreciados. Legitima una forma misteriosa y
socialmente arriesgada de pensar y vivir, que en última ins¬
tancia nos libera.
LA NOCHE EMOCIONAL
Los extraños dones que nos aporta Hécate están al alcance
de todos, hombres y mujeres. Algunos pacientes míos co¬
menzaron su tratamiento psicoterapéutico sumidos en la
inocencia, la inconsciencia y un talante superficial. Acepta¬
ban todos los conceptos banales sobre la salud mental y las
emociones que la cultura popular les había impuesto. Si se
enfurecían, trataban de superar o controlar ese sentimiento.
Si tenían fantasías sexuales que les chocaban, acudían a mi
consulta en busca de pureza. Si se sentían deprimidos, bus¬
caban esperanza y consuelo.
Pero no tardaron en llegar a unas dolorosas conclusio¬
nes y abandonar su superficialidad emocional e intelectual.
Aprendieron a convertirse en seguidores del espíritu noctur¬
no, y en ese nuevo talante hallaron su liberación. Sus vidas
no estaban resueltas, pero ya no eran víctima de criterios
superficiales. Una de las recompensas de un tratamiento
psicoterapéutico eficaz es que oscurece la personalidad de
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    El panorama desde la Luna 119
uno y le convierte en hijo de Hécate. Aunque se practica de
día, la terapia psicoterapéutica es una cuestión nocturna.
Recuerdo a una pareja en que ambos eran extremada¬
mente creativos e inteligentes; uno era músico, y el otro,
arquitecto. Ambos estaban totalmente entregados a sus ca¬
rreras, pero apenas se comunicaban a nivel emocional. El
matrimonio era para ellos un juego, y vinieron a verme al
percatarse de que se había instalado el vacío entre ambos.
Ai escuchar su historia, casi pude haber predicho que ocu¬
rriría un sombrío acontecimiento que les serviría de inicia¬
ción a una vida más profunda. Y no me equivoqué. Poco
después de comenzar el tratamiento psicoterapéutico, la
mujer tuvo una aventura con un hombre poco instruido,
vago y delincuente de poca monta. Como es natural, el ma¬
rido se sintió profundamente traicionado, no sólo debido a
la infidelidad de su mujer sino porque había elegido, según
dijo, a un tipo muy inferior a él. Quizá se hubiera sentido
menos ofendido si su esposa se hubiera ido con un astro de
la pantalla o un genio.
A partir de ese momento comenzaron las conversacio¬
nes a tumba abierta. Afloraron viejas discusiones. Ambos
empezaron a examinar el lado oscuro de su prolongada re¬
lación, y durante ese proceso la mujer adquirió una perso¬
nalidad más oscura y fuerte. El hombre optó por aferrarse a
la virtud de sentirse traicionado y representar el papel de
inocente. Ambos me caían muy bien, y supuse que los acon¬
tecimientos les ayudarían a los dos, pero no estaba seguro
de que el matrimonio saliera beneficiado.
Los meses oscuros de infidelidad dieron fruto. La mujer
comenzó a desarrollar una inusitada creatividad. El marido
siguió sumido en su autocompasión. Al cabo de un tiempo
se divorciaron, volvieron a casarse y se divorciaron de nue¬
vo. Yo seguí en contacto con la mujer, cuya carrera prospe-
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    120 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ró. No sé qué fue de su ex marido. Confío en que lograra
hallar su camino en la medida en que haya logrado un ne¬
cesario oscurecimiento de su talante.
LOS INSTRUMENTOS DE LA OSCURIDAD
Los símbolos de Hécate son la llave, el látigo, el puñal y la
antorcha. Quizá no se haya percatado usted jamás del valor
positivo de los últimos tres objetos de la lista, puesto que
prácticamente todo el lenguaje espiritual y religioso contem¬
poráneo se centra en lo positivo. Pero la vida humana tiene
su lado amargo, y es preciso estar preparado para afrontar¬
lo. Examinemos brevemente estos símbolos.
La llave
La llave es el medio que utiliza Hécate para penetrar en el
mundo subterráneo. Puede entrar y salir de él con toda faci¬
lidad, un don que conviene cultivar. En ocasiones la psicolo¬
gía define la psicosis como el hecho de descender al mundo
subterráneo y no regresar. Imagine que no se siente incómo¬
do en su noche oscura porque posee la «llave» para entrar y
salir de ella libremente. Esta habilidad no le sirve para derro¬
tar o superar su estado de ánimo, pero facilita su relación
con la noche oscura.
En estos momentos utilizo la mitología como esa llave.
Asimismo, acudo a la poesía y la música para cultivar mi re¬
lación con la oscuridad. Algunas personas disfrutan viendo
películas de terror o leyendo libros sobre desastres. En mi
carrera, el hecho de estudiar las obras del marqués de Sade
me ha ayudado a comprender los aspectos tenebrosos del
tema sobre el que escribo o hablo. Hacen que me sienta se-
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    El panorama desde la Luna 121
guro en la oscuridad. De un tiempo a esta parte me dedico
a leer novelas de misterio, que es otra forma de explorar la
oscuridad.
Uno necesita una herramienta, en este caso una llave,
para no sucumbir a la extraña atmósfera y poder de la no¬
che oscura. Con frecuencia me veo en mi papel de psicoterapeuta como si me hallara en el umbral entre la vida coti¬
diana y las emociones y fantasías más oscuras. Las personas
corrientes atraviesan esa puerta y se sienten confundidas y
amenazadas por lo que descubren al otro lado. Mi misión
es utilizar diversas llaves que nos permitan entrar y salir,
mantener un pie en el mundo diurno mientras exploramos
los secretos del mundo nocturno.
Usted también puede hallar unas llaves que le conven¬
gan. Jung encontró esa llave en las imágenes de la alquimia.
Yo utilizo las cartas del Tarot. El psicoanálisis sigue siendo
una llave muy eficaz para penetrar en el mundo subterrá¬
neo, aunque no es tan popular como lo era. Las personas
suelen sentirse atraídas por un sistema simbólico que des¬
pierta su imaginación, aunque en la atmósfera racionalista
de hoy en día se avergüence de reconocerlo.
Para muchos artistas, los sueños constituyen una llave
para obtener la inspiración que necesitan del mundo subte¬
rráneo. Algunos dirán que para ellos es esencial fumar, beber
café o tomar drogas duras. Algunos meditan, practican yoga
o viajan. Algunos pintores y escritores tienen que vivir en di¬
versos lugares a fin de poder desarrollar su arte. Yo siento
una atracción desordenada por los libros, que considero lla¬
ves indispensables para penetrar en los misterios que rodean
la vida humana. También voy al cine para penetrar en ese
otro universo de imágenes y significados.
La costumbre de respetar su propia oscuridad constitu¬
ye una llave ordinaria que le permite ser al mismo tiempo
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    122 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
luminoso y oscuro. Puede hablar sobre su oscuridad y des¬
de ella. Puede mostrar a los demás sus estados de ánimo sin
caer en el melodrama, en lugar de ocultarse detrás de una
falsa alegría o un vacío emocional. Puede hallar las pala¬
bras oportunas para describir su travesía nocturna, y puede
invitar a ésta, sin criticarla ni ensalzarla, a formar parte de
su quehacer cotidiano e incluso de su personalidad. Como
averiguó Perséfone, en el mundo subterráneo uno no es un
huésped sino un ciudadano.
La mayoría de las llaves que describo aquí le permitirán
penetrar en el mundo subterráneo, pero también necesita
poder salir de él. Jung recomendaba seguir implicado con
su familia y su hogar. Algunos amigos míos se aventuran a
veces en ese otro mundo para explorar los ámbitos más in¬
tensos de la espiritualidad y la fantasía. Para ellos es esen¬
cial estar conectados a alguien que les proporcione equili¬
brio y ai mismo tiempo les permita «viajar». Yo les animo
también a que no descuiden su alimentación y permanezcan
conectados a la vida cotidiana.
Toda persona necesita una llave especial, adecuada a su
temperamento, que le ayude a moverse libremente entre la
vida corriente y las profundidades de su alma. Usted encon¬
trará sus llaves cuando logre apreciar los períodos oscuros
y comprender al mismo tiempo la importancia de su queha¬
cer cotidiano. Ambos elementos constituyen asimismo el
yin y el yang de una vida plena.
El látigo
Una noche oscura del alma no sólo lo sumerge en la oscuri¬
dad, sino que lo golpea, de forma que se siente emocional¬
mente magullado y lacerado. Los alquimistas describían
este proceso como una mortificación, un sufrimiento emo-
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    El panorama desde la Luna 123
cional que hace que uno se sienta destrozado. Tal como in¬
dica la palabra (del latín mors, mortis, muerte), mortifica¬
ción significa la muerte de su voluntad y su ego. En última
instancia repercute en su favor, pero durante el proceso us¬
ted se siente profundamente desmoralizado.
Esta mortificación, el sentirse abrumado y destrozado,
le prepara para nuevas ideas y un nuevo comienzo. No
puede renovarse a menos que deseche sus esquemas ante¬
riores de conducta. Pero eso no se consigue sin sufrir. Las
ideas y los estilos que le son familiares son usted mismo.
Renunciar a ellos supone destruir y despojarse de su propia
identidad. Uno trata de aferrarse a ellos, y entonces co¬
mienza el sufrimiento. Las personas dicen que desean cam¬
biar, pero cuando se inicia el proceso, se resisten enérgica¬
mente y se produce una batalla.
Es posible que en su noche oscura tenga la sensación de
ser castigado por los errores que ha cometido, o simplemen¬
te por sus imperfecciones. Las imágenes de látigos y azotes
que vemos en pinturas y en la alquimia indican que los sen¬
timientos de mortificación son naturales y desempeñan un
papel necesario. Ser consciente de ello no elimina el sufri¬
miento, pero le ayuda a comprender que el dolor emocional
forma parte de un proceso más profundo y positivo.
Algunas personas están destinadas a sufrir físicamente.
Uno de los ejemplos más notables es Frida Kahlo, la pinto¬
ra mejicana del siglo xx que contrajo poliomielitis y poste¬
riormente sufrió un grave accidente de tráfico, en el que una
larga vara de acero atravesó su cuerpo. Padeció dolores in¬
decibles, especialmente en su juventud, pero consiguió plas¬
mar su sufrimiento en poderosas imágenes en sus lienzos.
En muchos de sus cuadros aparece postrada en la cama del
hospital, y algunos de ellos muestran sus órganos internos
asomando a través de su cuerpo. Vemos laceraciones, san-
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    124 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
gre y plantas que crecen en su cuerpo. Uno de sus cuadros
más espeluznantes se titula Desesperanza, y en otro apare¬
ce representada como una cierva dotada de cuernos, con el
cuerpo llagado, sangrante y traspasado por flechas. Kahlo
pintó también cuadros rebosantes de esperanza, como el ti¬
tulado El abrazo de amor del Universo, pero el dolor casi
siempre está presente.
Algunas personas son masoquistas emocionales. Suelen
buscar el rechazo y el sufrimiento. Una persona celosa pue¬
de gozar descubriendo indicios de infidelidad: una carta, un
mensaje telefónico, la llave de un hotel. Otras gozan su¬
friendo privaciones y enfermedades, que consideran signos
de sacrificio espiritual. La religión contiene una elevada do¬
sis de masoquismo. Algunas personas, al sentirse rechaza¬
das, dicen «¿Lo ves? Ya te lo dije. No valgo nada». Gozan
con la supuesta confirmación de su inferioridad.
En todos los casos existe una recompensa para el dolor.
La persona celosa no tiene que esforzarse en amar sin un
afán posesivo. La persona espiritual halla la forma de ser
buena y virtuosa. La que se siente inferior no tiene que con¬
vertirse en una persona segura de sí para enfrentarse a la
vida con energía. Pueden existir otras recompensas, pero es¬
tas son algunas de las posibilidades.
Todos protagonizamos cada día pequeñas escenas sadomasoquistas. Con frecuencia los médicos esperan que
nos sometamos dócilmente a su autoridad, y a veces los
profesores gozan haciendo sufrir a sus alumnos. Algunos
matrimonios pueden estar llenos de control y sumisión. A
veces nos mostramos excesivamente dispuestos a doblegar¬
nos. O bien utilizamos el poder que poseemos para resol¬
ver nuestras inseguridades y pasividades. Esas conductas
constituyen la materia prima para buscar un enfoque más
sutil del poder.
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    El panorama desde la Luna 125
Con frecuencia la oscuridad es muy intensa, como
demuestra la película Terciopelo azul. En esta historia, que
muestra un sadomasoquismo explícito, el personaje femeni¬
no suplica ser azotada, y un joven, que se cree muy virtuo¬
so, de pronto da rienda suelta a su sadismo. Tanto él como
su intrépida amiga deciden investigar los extraños fenóme¬
nos que han descubierto por azar, y a medida que su curio¬
sidad se intensifica, experimentan un cambio. Poco a poco
se despojan de su pueril inocencia y descubren el lado oscu¬
ro de la vida.
La secretaria es otro inquietante film sobre dos perso¬
nas jóvenes y profundamente neuróticas, que descubren
que se aman a través de simbólicos actos de dominio y su¬
misión. La mujer abandona un hospital psiquiátrico y se
pone a trabajar para un abogado, que también padece cier¬
tos trastornos psíquicos. El jefe se aprovecha de la necesi¬
dad de la mujer de sentirse dominada y castigada, y al final
descubren que se aman.
El puñal
Aunque su noche oscura contiene un gran valor positivo,
no debe sucumbir a ella de forma pasiva. Tiene que armar¬
se y estar dispuesto a presentar batalla. Tiene que compor¬
tarse como un guerrero espiritual y asumir los rasgos emo¬
cionales del caballero y el héroe. Debe comportarse como
una persona mayor, lo cual no significa ser arrogante y pre¬
potente.
Mientras escribo este libro, sobre mi mesa de trabajo re¬
posa un puñal tibetano. Ostenta tres cabezas demoníacas, fi¬
guras terroríficas destinadas a ayudarme a luchar contra la
adversidad. Según la tradición tibetana, las tres caras del pu¬
ñal representan la caridad, la castidad y la paciencia. No pa-
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    126 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
recen ser poderes oscuros, pero desde el punto de vista de los
demonios de la noche oscura, son adversarios muy potentes/2
Es posible que su noche oscura le dé la oportunidad de
descubrir su fortaleza. Este no es el momento de andarse
con sentimentalismos y remilgos. Debe estar alerta y ser ca¬
paz de tomar decisiones difíciles en un momento dado. Mu¬
chas personas sensibles descubren su capacidad de criticar,
expresar en voz alta las verdades que perciben y rebelarse
contra la ignorancia y los prejuicios. Muchas ocultan sus
deseos oscuros y apetitos insólitos. Pero para afrontar la os¬
curidad es preciso convertirse en un luchador oscuro, dis¬
puesto a superar cualquier obstáculo.
Quizá sea usted una persona aparentemente sumisa y
flexible, pero durante su noche oscura tal vez descubra el
importante ingrediente de la dureza. Oscar Wilde es un ex¬
celente ejemplo. Era un hombre brillante que desempeñó el
papel del bufón y petimetre de la sociedad. Vestía como un
dandi y tenía fama de dominar el estilo superficial. Pero en
realidad era muy distinto. Wilde era un hombre inteligente
y religioso, un hombre de principios que pasó varios años
en la cárcel simplemente por ser homosexual. Desde la cár¬
cel escribió uno de los testimonios más extraordinarios que
jamás se han escrito, De Profundis, una carta que cualquie¬
ra que padezca una noche oscura puede apreciar y que con¬
cuerda con el tema que nos ocupa.
He permanecido casi dos años encerrado en la cár¬
cel. Este tormento dio paso a una desesperación fe¬
roz, un abandono al dolor, una rabia terrible e impo¬
tente, amargura y rencor, una angustia que me hacía
gemir en voz alta, un sufrimiento que no hallaba el
medio de expresarse; un dolor sordo... Ahora he des¬
cubierto algo oculto en mi interior que demuestra
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    El panorama desde la Luna 127
que nada en el mundo carece de sentido, y menos
aún el dolor. Ese algo que se ocultaba en mi natura¬
leza, cual un tesoro en un prado, es la humildad.23
Le aconsejo que lea todo este pasaje y la carta entera.
También le aconsejo que escriba su propio «de profundis»
cuando esté sumido en una noche oscura. Tome la carta de
Wilde como modelo. Sea sincero consigo mismo. Escriba
sobre varios temas. Eleve el amasijo de sus emociones a un
nivel superior a través de palabras elegidas minuciosamen¬
te. Esta es la alquimia del lenguaje, la transformación de la
vida en simple arte, la sublimación de la experiencia en pen¬
samiento. Si no le apetece escribir, pinte o cante, o hable
con sus amigos con franqueza y sin tapujos.
Observe que el gran descubrimiento de Wilde es algo
tan simple y poco heroico como la humildad. Es la virtud
que destaca como la sombra perfecta de Wilde. En sus otras
obras no demuestra ser una persona humilde. Le aconsejo
que le imite también en esto. ¿Cuál es su rasgo negativo?
¿Qué es lo que no desea que los demás adviertan en usted?
Quizá sea esa su arma, su puñal para afrontar la oscuridad.
La antorcha
Hécate es un espíritu lunar, una amable fuente de fortaleza
cuando la vida rebosa de emociones y parece que no existe la
forma de salir del caos. Esta patrona de la oscuridad no emi¬
te una luz intensa sobre sus problemas, sino que su antorcha
le ofrece indicios, insinuaciones y sugerencias. Al cabo de un
tiempo quizá se sienta usted a gusto con las sutilísimas intui¬
ciones que experimenta. Quizá no necesite explicaciones y so¬
luciones, sino tan sólo indicaciones de que en términos gene¬
rales todo va bien y es capaz de afrontar lo que se le presente.
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    128 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La antorcha de Hécate ilumina la intensa oscuridad con
su tenue resplandor lunar. En la literatura clásica antigua era
conocida como una de las hijas de la noche, que custodia con
sus perros las puertas del infierno. Si ésta es su ángel, debe us¬
ted aprender a pensar, a hablar y a comportarse sin resistirse
a la oscuridad que se ha apoderado de usted. Hécate es hija
de la oscuridad. Procure que su razonamiento y percepción le
iluminen como el resplandor de la luna: de forma suave, in¬
completa, oscura, romántica, ligeramente fría, hermosa.
La psicología tiende a ser solar y desea arrojar luz sobre
todas las cosas, superar la oscuridad y resolver todos los
problemas. Pretende eliminar la oscuridad a través de cual¬
quier medio a su alcance. Pero nadie necesita una depura¬
ción y una iluminación tan radical. Uno debe dejar que la
experiencia de la noche le oscurezca y permita profundizar
en su ser. Así, se convierte en una persona más compleja,
más interesante, menos unidimensional.
Tenga en cuenta que la necesidad de permanecer en la
oscuridad no tiene como objeto convertirse en una persona
brillante y libre de gérmenes, sino en una persona más inte¬
resante y ofrecerle una vida más fascinante. En una época
terapéutica como la presente, estos objetivos pueden pare¬
cer chocantes. Pero en último término son más humanos.
En lugar de procurarle una personalidad impoluta y equili¬
brada, le proporcionan sustancia. De este modo se convier¬
te usted en una persona digna de ser conocida, de ser escu¬
chada y de ser amada en todas sus dimensiones.
LA NOCHE PSICOLÓGICA
El antiguo tratado médico de Hipócrates, La enfermedad sa¬
grada,, sostiene que Hécate provoca trastornos nocturnos.
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    El panorama desde la Luna 129
Uno se despierta por la noche atemorizado por crujidos y
golpes que cree oír en la casa. Una extraña ansiedad le impi¬
de conciliar el sueño. Tiene un mal sueño o incluso una pe¬
sadilla. Todo esto es obra del espíritu nocturno. Hécate es la
luna que luce débilmente detrás de las nubes que se deslizan
por el cielo, cuya presencia intuimos en los ruidos inquietan¬
tes de la noche. Con su siniestra antorcha, constituye lo úni¬
co que alcanzamos a ver, por lo que conviene tomar buena
nota de los sueños angustiosos y la ansiedad nocturna que
experimentamos.
Algunas personas aseguran que una noche oscura del
alma no ofrece imágenes, pero la noche está llena de fanta¬
sías. Posiblemente no contenga las imágenes que usted con¬
sidera valiosas, pero entonces quizá deba modificar sus va¬
lores. La noche puede mantener sus sentidos en alerta,
producirle insomnios desacostumbrados o alguna pesadilla.
Son éstas características de una noche cualquiera, que tam¬
bién pueden aparecer en forma de estados de ánimo y fan¬
tasías de una noche oscura del alma.
La noche, primordial y primitiva, puede atemorizar, pero
incluso entonces tiene su encanto, como lo puede atestiguar
cualquier amante del cámping y de las excursiones a pie. Por
supuesto, Hécate también está presente por la noche en la
ciudad, en los callejones, las calles desiertas, en los sonidos y
las luces que evocan a los fantasmas que deambulan por ella.
El poderoso film de Martin Scorsese ¡Jo, qué noche!, narra la
historia de un hombre que vaga por las calles de la ciudad al
término de su jornada laboral. Se topa con numerosos perso¬
najes estrafalarios y peligrosos y se mete en extrañas y com¬
prometidas situaciones. Son momentos que describen una
imaginación exaltada y unos hechos increíbles.
Es posible que durante su noche oscura del alma usted
también experimente fenómenos extraños. Es una época de
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    130 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
una vulnerabilidad especial, no sólo el tipo de vulnerabili¬
dad que hace que usted se sienta débil, sino receptivo a los
signos que percibe a su alrededor. Quizás experimente a ve¬
ces la sensación de haber vivido con anterioridad ciertos
episodios o tenga premoniciones. Quizá sea una persona
muy sensible a los sonidos y las imágenes. Es posible que no
comprenda estos fenómenos, pero la mayoría de ellos le in¬
vitan a existir en un mundo más amplio, en el que ocurren
cosas mágicas y lo que cuenta es lo misterioso.
Procure adaptarse a su noche oscura como si estuviera
caminando de noche por las calles oscuras de una ciudad.
En tal caso se mostraría alerta y cauteloso, previendo todo
tipo de insólitas situaciones. Guardaría silencio al tiempo
que miraba constantemente a su alrededor. Escudriñaría la
oscuridad, observando cualquier movimiento en la sombra
y aguzando el oído para percibir el menor sonido. En la no¬
che oscura de su alma debe mostrarse también cauteloso y
vigilante. Es el momento de guardar silencio y estar prepa¬
rado para afrontar cualquier imprevisto.
LA BASURA DE UNA VIDA Y UN DÍA
En sus ensayos sobre los sueños, James Hillman pone de re¬
lieve la antigua asociación entre Hécate y la basura. Equi¬
para esta basura a los desechos de una jornada que según
Freud constituían el material de los sueños. Pero Hillman ve
esa basura redimida en el sueño y considera a Hécate como
«la diosa que sacraliza los desechos de la vida, haciendo
que todo cuente, que todo sea importante».24
Quizá piense usted que el tiempo que pasa sumido en
una noche oscura es un tiempo desperdiciado. Que no con¬
sigue nada. Se siente más insatisfecho de sí mismo y de la
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    El panorama desde la Luna 131
vida. En ese estado, santo Tomás de Aquino se refería a su
trabajo cotidiano como «paja», y Samuel Beckett, hablan¬
do por boca del protagonista de Krapp’s Last Tape (La úl¬
tima cinta de Krappj, dice: «Acabo de escuchar al cretino
que yo era hace treinta años, y me cuesta creer que pudiera
llegar a esos extremos». Momentos antes había cantado un
verso que sitúa su obra en los dominios de Hécate:
El día ha concluido,
la noche se aproxima
y las sombras...
Esos sentimientos constituyen una parte importante de
la vida creativa, del mero hecho de ser una persona. No des¬
baratan todos los pensamientos positivos, pero los sitúan en
su justa perspectiva. Toda vida está llena de basura -—tiem¬
po desperdiciado, fracasos, relaciones rotas, decisiones equi¬
vocadas—, que debemos ofrecer ante el extraño altar de la
diosa de la noche, un lugar donde confluyen tres caminos,
alberga a fantasmas y está lleno de magia. Si usted no honra
a ese espíritu nocturno, ¿qué hará con toda esa basura? Lo
más probable es que la interprete de forma literal, asocián¬
dola a su «yo», y se sienta culpable. Lo que la gente llama
hoy en día «perder la autoestima» quizá consista en los des¬
echos visibles de una vida que necesita un hogar y no debe¬
ría estar vinculado al yo.
Durante su noche oscura, cuando se le ocurran determi¬
nados pensamientos —que su vida carece de sentido, que ha
perdido el tiempo miserablemente o que usted vale menos
que un amigo suyo o un personaje famoso; pensamientos de
culpa, amargura y odio hacia sí mismo—, tenga presente que
estas enojosas preocupaciones son necesarias. No le convier¬
ten literalmente en basura, sino que le permiten ver el impor-
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    132 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
tante vacío en sus logros. Todos somos vagabundos como
Charlot y no logramos realizar plenamente nuestras expecta¬
tivas. Uno de los mitos más reveladores de mi vida, una ver¬
dad que mi familia suele recordarme de vez en cuando, es
Míster Magoo, un hombre desastrosamente ajeno al mundo
que le rodea. Se monta distraídamente en el primer autobús
que pasa, sus ojos cegatos confunden un maniquí con un ami¬
go, y se olvida constantemente de lo que iba a hacer. Le co¬
nozco bien. Ese tipo de pensamientos, que quizá le asalten a
usted por las noches, le ayudarán a redescubrir su humanidad
y le proporcionarán la gran bendición de la humildad. ¿Dón¬
de hallaría usted esta percepción sino en la oscuridad?
La labor de Hécate tiene dos fines: ennoblece lo que con
frecuencia se considera basura, y demuestra a los grandes y
virtuosos que no son tan maravillosos como imaginan. Este
proceso alivia la monotonía de una vida e impide que uno se
crea el ombligo del mundo. Cuando uno se identifica con su
basura, al mismo tiempo alimenta su egocentrismo. Todo
material del alma reducido al ego adquiere un significado li¬
teral, es desmenuzado y trasladado al extremo opuesto. La
persona que se cree humilde no es consciente de su arrogan¬
cia. La persona que se siente impotente y traicionada proba¬
blemente es dominante. Debemos comprender que los des¬
echos de nuestra vida ocupan un lugar en la naturaleza de
las cosas, en los dominios de Hécate.
HONRAR LA NEG ATI VID AD DE HÉCATE
Los ritos para honrar a Hécate consistían en insólitos ága¬
pes organizados en su honor, durante los cuales las sobras
eran arrojadas a los mendigos y los perros que merodeaban
por el lugar. Toda divinidad tiene su comida sagrada, su for-
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    El panorama desde la Luna 133
ma de unir al espíritu y al devoto. Le aconsejo que en sus
noches oscuras incorpore, en una comunión oscura, una
parte de la negatividad de Hécate. Conviene que reconozca
que este espíritu desempeña un papel importante en la vida,
aunque se asemeje a la basura diseminada por la calle y
ofrezca más interés a los perros que a los humanos. Cuan¬
do después de cenar arroje los restos que han quedado en el
plato al cubo o al triturador de basura, piense en su valor
simbólico. En cierto modo su vida es así, pero muy valiosa
a los ojos de este espíritu conocido por su extraordinaria
perspicacia.
En el vertedero o centro de reciclaje de basura instalado
en nuestra ciudad, hay un contenedor de grandes dimensio¬
nes situado sobre un pedestal de cemento al que podemos
arrojar los desechos de comida. No es un espectáculo agra¬
dable. Con frecuencia me recuerda la región inferior del In¬
fierno de Dante, pero podría ser el altar de Hécate. No sólo
demuestra que generamos un gran cúmulo de basura en
nuestra vida, sino que constituye una potente imagen sobre
cómo nos sentimos por dentro. Necesitamos un altar para
este material, de lo contrario acaba abrumándonos y ha¬
ciendo que nos identifiquemos con él, pensando que nues¬
tra vida es una auténtica basura.
EL PAPEL DE HÉCATE A LA HORA
DE POTENCIAR LOS SENTIMIENTOS
MATERNALES
Un buen día una mujer se despierta y decide dejar de ser
una madre cariñosa y abnegada. Es una decisión de gran
envergadura, y tendrá que recurrir a su ira y su oscuridad
para mantenerse firme en su decisión. Los psicólogos jun-
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    134 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
guíanos describen esta alternativa a la figura maternal
como «una madre negativa». Las mujeres que caen en esta
fantasía piensan que han fallado a sus hijos. Pero el hecho
de contemplar la verdad de Hécate puede evitarles el do¬
lor de juzgarse con excesiva dureza. Asimismo evita que los
hombres atribuyan sus fracasos a las deficiencias de sus ma¬
dres. El abstenerse de demostrar su cariño y apoyo, cons¬
ciente o inconscientemente, con el fin de fomentar la inde¬
pendencia tanto en la madre como en el hijo, forma parte
de ser madre.
Las mujeres pueden honrar a Hécate de una manera es¬
pecial. Cuando el alma de una mujer comienza a florecer,
quizá sienta al principio la necesidad de renunciar a la
identidad maternal y abnegada que ha experimentado du¬
rante muchos años. Quizá se enamore inesperadamente de
un hombre oscuro y desarrolle un comportamiento oscuro:
sexual, delictivo, o tan sólo un tanto rebelde. Es posible
que abandone sus deberes de esposa y madre que según ella
la han esclavizado durante mucho tiempo. Quizá se mues¬
tre irascible e intolerante.
Recordemos la antigua leyenda de Deméter y Perséfone,
en la que la hija, al principio inocente y atraída por la belle¬
za de la naturaleza, se convierte en ama y señora del infier¬
no. Hécate apoya tanto a la madre como a la hija, y según Ja
historia mitológica, en ocasiones se identifica con ambas. Se¬
gún la leyenda, informa a Deméter que ha oído los gritos de
su hija. Posteriormente ofrece su ayuda a Perséfone en el Líades, porque es un lugar que conoce íntimamente.
La joven Perséfone, que antes gozaba con las plantas y
las flores de su madre, ahora se hace cargo de la oscura va¬
ciedad del mundo subterráneo, donde nada crece. Por tanto
lo que ofrece a sus seguidores es nada: vacío, carencia, au¬
sencia. Esta Perséfone, esta mujer de los campos invisibles y
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    El panorama desde la Luna 135
yermos, de la pérdida y la abducción, a veces asume el nom¬
bre de Hécate, que según el mito y el drama se convierte en
benefactora de Medea, quien asesinó a sus hijos. Aunque la
mayoría de madres devotas de Hécate, una mujer atrapada
en el complejo de Medea, tan sólo niegan a sus hijos todo el
amor y los cuidados que ellas mismas ansian, algunas llegan
a abandonar a sus hijos, e incluso llegan a matarlos.
No conviene cuidar de otros y que otros cuiden de nos¬
otros constantemente. Pero algunas personas no pueden re¬
mediarlo. Siempre están cuidando a otras personas, y siem¬
pre están ansiando que otros cuiden de ellas. Están atrapadas
en el amable y abnegado arquetipo madre-hijo. Usted no ne¬
cesita que cuiden constantemente de usted. No tiene que jus¬
tificar su existencia cuidando de los demás. En lugar de con¬
vertir los cuidados recíprocos en un principio absoluto,
piense que la necesidad, la ausencia y la ignorancia pueden
tener consecuencias prodigiosas y proporcionan una vida re¬
novada. Todos, hijos, maridos, esposas, estudiantes, pacien¬
tes, necesitamos a veces a alguien que no nos preste ningún
servicio. Es necesario que usted sienta su propia esencia,
quién es cuando no es reconocido y no cuenta con el apoyo
de otra persona. Esta zona oscura y desconocida de su iden¬
tidad es un ingrediente importante de su realidad, y cuando
asimile esta lección quizá piense que se halla en una noche
oscura. Hécate es el espíritu de esa noche oscura en la que us¬
ted descubrirá lo más profundo de su ser.
Para muchas mujeres, el pasar de ser la madre generosa
a una persona en busca de su esencia constituye un período
difícil de transición. Naturalmente, la gente admira la gene¬
rosidad de la madre abnegada, ¿pero qué tiene de admira¬
ble que uno busque su propio yo? Es una iniciativa que más
que virtuosa parece narcisista. Los valores oscuros que ex¬
ploramos en este libro no suelen ser apreciados por la socie-
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    136 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
dad. Cuando uno toma la importante decisión de ir en pos
de su esencia, es probable que tenga que hacerlo sin ayuda.
Posiblemente tenga que aceptar que será malinterpretado y
menospreciado. Ciertamente su familia tendrá que adaptar¬
se a esa situación.
Es frecuente ver en un supermercado o unos grandes al¬
macenes a madres peleando con sus hijos. Por lo general la
pelea obedece a los problemas habituales que entraña afron¬
tar las intensas emociones y las sonoras protestas de los ni¬
ños. Pero a menudo la pelea se intensifica y el niño acaba
siendo maltratado. Ésta no es Medea, la madre que honra a
Hécate, que era su sacerdotisa, sino quizás un signo de la au¬
sencia de Hécate. Hécate no lastima literalmente a los niños;
salva a la madre de una abnegación y generosidad unilateral.
Paradójicamente, en última instancia su espíritu protege a
los hijos, porque gran parte de esa violencia es fruto de la re¬
presión que experimenta la madre oscura. Hécate represen¬
ta una compleja expresión de la maternidad, en la cual la luz
y las sombras ocupan un lugar creativo. Es frecuente ver el
espíritu de Hécate en una sutil frialdad y reserva maternal.
Una mujer puede ser una madre fuerte y positiva, entre¬
gada a su familia, cuando de pronto algo cambia en su inte¬
rior. Ya no se siente satisfecha con esa identidad y no sabe
cómo propiciar un cambio profundo en su vida. Es posible
que durante un tiempo se sienta indecisa, dudando entre se¬
guir siendo la madre abnegada o convertirse en otra persona
distinta. La analista junguiana Patricia Berry describe esta
difícil fase, utilizando el mito Deméter/Perséfone que hemos
comentado: «El mundo superior deviene el ámbito de Deméter, compuesto por la vida concreta y cotidiana, despojado
de los valores espirituales, del sentido de lo esencial y de la
oscuridad (y debajo de la oscuridad) que conlleva su hija
Perséfone, ama y señora del mundo subterráneo».25
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    El panorama desde la Luna 137
Por más que las madres pueden preservar un sentido de lo
lúdico y la belleza en su papel, al cabo de un tiempo se sienten
insatisfechas. Para utilizar las imágenes de Berry, esa parte, su
Perséfone, se convierte ahora en el mundo subterráneo, sepa¬
rada de ella e inaccesible. A partir de ahora tiene que identifi¬
carse más con su yo juvenil y transformado, que es muy distin¬
to. Se siente atraída por las profundidades, donde descubre
una vida más amplia y más sena. Muchas madres deciden de
improviso ampliar su educación, vivir más experiencias y te¬
ner amistad con mujeres que no se identifiquen con la madre
generosa y abnegada. Tratan de conferir a su vida una dimen¬
sión más seria y ponderada. Sus mandos y sus padres quizá
malinterpreten esta novedad como egoísmo, simplemente por¬
que la otra persona capaz de sacrificarse comienza a desapare¬
cer. La madre generosa se reúne con su hija, que pertenece al
mundo subterráneo. A medida que evoluciona en ese sentido,
la madre siente que su antiguo y generoso yo era excesivo.
Comprende que ser una madre significa al mismo tiempo dar
y no dar, ser al mismo tiempo altruista y preocupada por vivir
ella misma una existencia que tenga significado.
Para muchas madres esta crisis constituye una noche os¬
cura demoledora. El sentido de identidad de una mujer, su
significado, están en juego. En ocasiones puede sentir la ne¬
cesidad de transformarse en una persona más completa,
pero se resiste. Es posible que en esos momentos su anterior
y sufrido yo regrese con toda su fuerza. Quizá se diga, o
cuando menos piense, que los tiempos en que se comporta¬
ba como una madre generosa y abnegada han concluido,
pero regresa a ellos con una mayor inconsciencia y fervor.
Por fin halla el camino que la conduce a lo profundo y oscu¬
ro, pero el descenso puede ser complicado.
He referido este ejemplo como el pasaje de una mujer,
pero también puede producirse en la vida de un hombre,
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    138 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
puesto que el arquetipo de la madre y el hijo forma también
parte de la experiencia de un hombre. Algunos hombres es¬
tán definidos por este mito y experimentan una transforma¬
ción similar, en la que los sentimientos maternos son inicialmente muy intensos, y luego hallan hondura y madurez. El
hombre se ocupa entonces de su propia vida, del niño que lle¬
va dentro, por así decir, y deja de ocuparse excesivamente de
los demás, en los que tiende a ver a una criatura desvalida.
Yo he experimentado este esquema principalmente en mi
madurez. Me convertí en padre a los cincuenta y un años.
Observo rasgos de mi madre y mi padre en mí, y, al igual que
mi madre, el sufrimiento de un niño me afecta profundamen¬
te. En cierta ocasión, cuando me hallaba en Nueva York por
asuntos de negocios, concerté una cita por teléfono para ir a
ver al presidente del comité norteamericano de la UNÍCEE.
Confiaba poder hacer algo por esa organización, puesto que
no podía hacer una aportación monetaria importante. De esa
reunión no salió nada positivo, pero representó para mí un
esfuerzo por expresar eficazmente mis sentimientos materna¬
les. En otra ocasión me incorporé a un programa promovido
por el embajador estadounidense Andrew Young destinado a
recaudar fondos para ayudar a los niños víctimas de la gue¬
rra. El hecho de participar en ese proyecto significó mucho
para mí, aunque mi aportación fue modesta. Por más que
trato de intensificar ese esquema emocional madre-hijo y
otorgarle una mayor realidad, tengo la sensación de no haber
avanzado mucho.
Como psicoterapeuta encuentro complicado para mí
pronunciarme a favor de la madre perteneciente al mundo
subterráneo. La gente da por hecho que los psicoterapeutas
nos mostraremos amables y comprensivos, a la par que inte¬
resados en la evolución personal de nuestros clientes. Pero
para representar fielmente a la madre del mundo subterrá-
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    El panorama desde la Luna 139
neo, es necesario respetar el vacío y la pérdida. La madre na¬
tural se convierte en la reina del mundo subterráneo. Paga
un precio por adquirir profundidad: específicamente, pierde
algunas de sus actitudes maternales más evidentes y adquie¬
re una mayor complejidad. Se entrega a los demás en la mis¬
ma medida que a la búsqueda de significado e identidad.
Los hombres y las mujeres de carrera poseen también
su propia noche oscura. Algunos dedican sus días y horas a
ganarse el sustento, para satisfacer las necesidades de su fa¬
milia. A veces comprueban también que eso no basta para
dar sentido a sus vidas. También tienen que descubrir una
dimensión más profunda, su propio mundo subterráneo.
Lamentablemente, algunos caen en el alcoholismo, en aven¬
turas extraconyugales o en la adicción al trabajo, un mun¬
do subterráneo demasiado literal y concreto. En lugar de
completar el mito buscando en primer lugar el vacío y lue¬
go un propósito en sí mismos, caen en varios estados sinto¬
máticos que trastocan sus vidas. En última instancia deben
descender, como Perséfone, para hallar un sistema más pro¬
fundo y complejo de mantener a su familia, un sistema que
dé cabida a sus propias necesidades y las de los demás, o les
permita ayudar a sus hijos a valerse por sí mismos.
LA ESPIRITUALIDAD PROFUNDA Y OSCURA
Hécate es una diosa lunar, una bruja y una arpía. Aterroriza
y hace sufrir. Se siente a gusto en la oscuridad y el vacío. No
es agradable descubrir su lugar y su necesidad. Pero lo que
nos ofrece es nada menos que la esfera profunda y espiritual
del alma, la esencia invisible, inmutable. Es la maestra que
nos enseña las profundidades invisibles, y sus deberes de
acuerdo con ese papel son muy distintos de los deberes co-
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    140 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
rrientes de una madre o un padre entregados a sus hijos. La
misión de Hécate consiste en desbrozar el camino de acceso
a nuestras profundidades, y estimularnos para que nos reno¬
vemos continuamente en el vacío de nuestro ser.
Dicho de otro modo, la noche oscura posee una insólita
función de guía en la vida del alma. Berry sostiene que cuan¬
do llegamos al ámbito oscuro del mundo subterráneo —-que
yo denomino Hécate— «uno es, por así decir, más profundo
que sus emociones. Está por debajo de la depresión, la me¬
lancolía, debido a haber descendido al punto en el que deja
de existir». A veces uno siente de inmediato que ha pasado
más allá o debajo de la emoción que ha experimentado du¬
rante largo tiempo, para concentrarse en la cuestión del sig¬
nificado. ¿Qué indica su experiencia? ¿Cómo puede uno ver¬
se ahora de forma distinta?
Los psicoterapeutas buscamos signos de ese descenso.
Al principio escuchamos numerosas lamentaciones sobre la
pérdida de significado y el temor de sentirse desconectado
de la vida. Pero luego observamos fases en ese descenso. FJ
temor se convierte en un vacío. No hay nada de qué hablar,
nada que comprender. El silencio se hace más familiar, in¬
cluso los sueños pierden su vivacidad. Comprobamos que
existe un lugar más profundo que la depresión.
Conviene distinguir entre sentirse deprimido y el senti¬
do de vacío existencial. Aquí uno se halla más allá de toda
emoción. Siente su realidad y la esencia de su persona. El
vacío que siente puede no ser suyo, ni siquiera personal.
Puede ser el vacío de la vida. Quizá se halle en el borde de
su atmósfera, contemplando el espacio vacío de su mundo
desconocido, como si se hallara en una estación de tren
contemplando el universo. Esta religiosidad absoluta, pro¬
funda y extremadamente personal, es un don de Hécate, el
espíritu nocturno, un don de su propia noche oscura.
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    El panorama desde la Luna 141
BARDO: PREPARACIÓN PARA
UNA NUEVA VIDA
La noche oscura del alma puede poseer una cualidad bardo,
el estado citado en el Tibetan Book of the Dead [El libro tibetano de los muertos] que representa un período fronterizo
entre la vida anterior y el renacer. Una de las muchas instruc¬
ciones que contiene el libro para que uno se prepare para una
nueva vida es esta: «Medita detenidamente sobre tu espíritu
guía especial, como si fuera una visión sin una sustancia in¬
herente, una fantasía. Esto se denomina un cuerpo puramen¬
te ilusorio. Luego deja que ese espíritu desaparezca, desde
sus bordes hacia dentro, y descansa un rato sumido en el
inconcebible estado de vacuidad luminosa, que es la nada»
('Tibetan, 80).26
Se trata de una instrucción muy extraña, pero a la luz de
nuestro comentario sobre el vacío de una noche oscura, tiene
sentido. Añade la interesante idea de una «vacuidad lumino¬
sa», que es como imagino al espíritu de Hécate, semejante al
resplandor de la luna. Uno llega al punto en que su tristeza o
sensación de pérdida ya no le domina. No poseen la realidad
que poseían. Uno ha descendido por fin a las profundidades.
Se encuentra por debajo de la emoción que le ha trastornado
durante mucho tiempo. La situación no ha mejorado, pero
uno experimenta un estado de ánimo distinto. Quizá se halla
donde la noche oscura ha tratado de conducirle. Ahora se
siente casi dispuesto a emprender una nueva vida, que es el
propósito del bardo. Lentamente, en su interior empieza a
resplandecer una luz distinta. Es posible que esto preocupe al
principio a sus amigos; no se trata de algo sentimental, ni del
todo racional, y no siempre resulta estimulante.
Es fácil hablar sobre renovación y cambio, pero las
transformaciones profundas en el estado de nuestra alma
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    142 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
no ocurren con facilidad. Son siempre misteriosas y se pro¬
ducen al margen de nuestros esfuerzos. La noche oscura
merma esos esfuerzos y nos prepara para el cambio esen¬
cial. Por esto las iniciaciones religiosas son tan potentes des¬
de el punto de vista emocional y contienen imágenes y ritos
tan poderosos: alcanzan las mismas estructuras de nuestra
existencia, la visión que tenemos de nosotros mismos y de
nuestro mundo.
Como hemos visto en otro contexto, en algunas comu¬
nidades primitivas, al joven que iba a iniciarse le cubrían los
ojos con una pasta para simbolizar la oscuridad previa al na¬
cimiento. En algunos casos estaba desnudo, como un bebé o
un embrión. Le conducían al bosque con los ojos vendados
y le dejaban allí, perdido y desorientado. Todas estas situa¬
ciones imitan al niño que está a punto de nacer, porque los
seres humanos penetramos constantemente en nuevos mun¬
dos de significado.
Cuando uno pierde a un ser querido y los amigos tratan
de consolarlo en su dolor, uno sabe, pero ellos no, que lo
que experimenta está más allá del dolor. Siente en su cuer¬
po y en la intensidad de su emoción una profunda ruptura
con el mundo que conocía, un vacío irrevocable que no sólo
debe sentir sino asimilar para poder seguir adelante. Una
auténtica noche oscura del alma le invade en esta encrucija¬
da, este estado bardo, en el que uno tiene la oportunidad,
adquirida no sin esfuerzo, de vivir en un mundo distinto.
LA CONCIENCIA LUNAR
La inteligencia oscura del mundo subterráneo que trato de
describir es profunda, pero comienza de forma menos dra¬
mática. Un hombre acude a mi consulta y dice: «Quiero so-
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    El panorama desde la Luna 143
meterme a un tratamiento psicoterapéutico con usted por¬
que sé que usted tendrá en cuenta mi espiritualidad». Du¬
rante los primeros minutos de conversación me doy cuenta
de que pretende controlar lo que hagamos y digamos, por
más que sus palabras expresan el deseo de ponerse en mis
manos. No es infrecuente que las palabras contradigan el
mensaje que uno transmite de otra forma. «Parece sentirse
un tanto incómodo», digo.
«No tengo muy claro qué debo hacer aquí», responde
el hombre, otro comentario que escucho a menudo. Me
pregunto de dónde sacan la idea de que tienen que hacer
algo determinado. Yo me muestro receptivo, dispuesto a
permitir que ocurra prácticamente cualquier cosa. Fuera de
un acto violento, me considero capaz de afrontar cualquier
situación.
Se me ocurre que ese hombre no continuará su trata¬
miento conmigo el tiempo suficiente para superar su ansie¬
dad. Y no me equivoco. Durante la próxima sesión el hom¬
bre me dice que esto no es lo que él esperaba. Venía en busca
de una guía espiritual, y cree que esto no le resuelve nada.
Tengo la sensación de no haber vislumbrado su alma, de no
haber percibido su noche oscura salvo a través de su resis¬
tencia a dejarse llevar por ella. Siento su profunda decep¬
ción. Me gustaría poder acompañar a ese buen hombre
mientras explora su alma. Me pregunto si habré cometido
algún error, pero no me culpo por el fracaso. Procuro acep¬
tar el triste fin de nuestra relación con la misma ecuanimidad
que si pensara que podría ayudarle a resolver su problema.
La puerta de mi consulta sigue abierta para él, si algún día
decide venir de nuevo a verme. Nuestra relación no ha llega¬
do a su lógica conclusión, porque las conclusiones en la vida
se asemejan a las cadencias en la música, conclusiones que
dan paso a nuevos comienzos.
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    144 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Mi estilo es lunar. Me gusta sentarme en la oscuridad y
escuchar los sonidos de la noche. No pretendo ser un héroe
solar que pelea contra monstruos y consigue logros especta¬
culares. Ni siquiera deseo convencerle a usted de que mi es¬
tilo es el idóneo. No creo que lo sea. Dudo mucho que al¬
guien quiera adoptar mi estilo. Pero pienso que tiene cierto
valor, y puede ofrecerle una alternativa para afrontar sus
noches oscuras.
Durante años he estudiado las escuelas antiguas y pro¬
fundas de la magia. Del joven e inteligente Pico deila Mi¬
rándola, conocido por su Oración sobre la dignidad del ser
humano, he aprendido que el primer principio de la magia
consiste en sentir una afinidad con la naturaleza. El mago
no trata de dominar la naturaleza, sino de permanecer en
sintonía con ella. Resolver los problemas del alma a través
de la magia en lugar del heroísmo requiere permanecer en
profunda sintonía con todo lo que ocurre.
En cierta ocasión vino a verme una pareja para some¬
terse a un tratamiento psicoterapéutico, que no cesó de dis¬
cutir ferozmente durante las sesiones. Yo no traté de cal¬
marlos, aunque hubiera preferido que se comportaran con
más moderación. Otros clientes me han preguntado: ¿pue¬
do dormirme? ¿Puedo tumbarme en el suelo? ¿Puedo can¬
tar una canción? ¿Puedo tocar el piano? ¿Puedo meterme
en su armario ropero? ¿Puedo ocultarme detrás de los mue¬
bles? Yo aceptaba todas estas propuestas y muchas otras.
No trataba de hacerme el listo e interpretar exhaustiva¬
mente sus actos. No los celebraba ni los criticaba. Simple¬
mente pienso que un mago debe moverse en sintonía con la
naturaleza al igual que un árbol se inclina bajo un fuerte
vendaval.
Deseo penetrar en la oscuridad porque ahí es donde re¬
side el alma. Me complace cuando un cliente me relata un
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    El panorama desde la Luna 145
sueño, pero no lo interpreto hasta sus últimos detalles ni
busco en él una explicación de lo que ocurre en la vida.
Dejo que el sueño evoque la oscuridad. Existe cierta luz en
los sueños, pero es la luz de la luna. El sueño emite un res¬
plandor, pero rara vez una luz intensa.
Usted puede aportar una conciencia lunar a sus noches
oscuras. Puede buscar indicios de significado y algunas per¬
cepciones. Si se deja llevar hacia lo más profundo de esa os¬
curidad, al cabo del tiempo desarrollará una inteligencia lu¬
nar. Quizás aprenda a ser paciente en la oscuridad y a ver
cosas no visibles para los ojos heroicos. Quizá se convierta
en una persona menos perfeccionista e intolerante. Quizá
descubra incluso la forma de reaccionar de forma mágica
en lugar de racional.
Quizás adquiera asimismo una mayor habilidad para
manejar sus recuerdos. El estilo lunar aconseja mantener los
recuerdos más significativos en la oscuridad. Concédales el
reposo que necesitan. Pero concédales también su tiempo y
atención, porque a menudo constituyen la clave que le per¬
mitirá descifrar su presente situación.
De un tiempo a esta parte se agolpan en mi memoria
cierto grupo de recuerdos. Recuerdo la situación hace vein¬
tidós años cuando me negaron la posibilidad de ser un pro¬
fesor numerario en la universidad donde daba clase. Inclu¬
so ahora siento la tristeza de haber perdido la oportunidad
de llevar a cabo un trabajo que amaba. Pienso en los cole¬
gas que consideraba amigos míos y me pregunto por qué
votaron en mi contra. Me pregunto si pensaban que yo era
un mal maestro. Si les molestaba que mantuviera un trato
estrecho con mis alumnos. O si no estaban de acuerdo con
algunas de mis creencias religiosas.
Supongo que podría hacer ciertas indagaciones para
obtener respuestas, pero no quiero hacerlo. Conservo los
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    146 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
recuerdos y dejo que mi desencanto me reconcoma. A me¬
dida que reflexiono sobre ellos, averiguo más cosas sobre
mí mismo, y observo ciertas conexiones entre esos recuer¬
dos y mi situación actual. Acabo de llevarme otro chasco.
Los de la editorial con la que he deseado trabajar toda mi
vida me han comunicado que mi trabajo ya no les interesa.
Han forzado una separación. Han vuelto a rechazarme. Las
pérdidas se acumulan.
Un clarividente y astrólogo me dijo hace un año que
sufriría pérdidas. Contemplo cómo se desmoronan algu¬
nas cosas. Procuro mantener cierta perspectiva sobre lo
que ocurre, pero eso no minimiza mi ansiedad y otras
emociones. Tengo la sensación de estar sumido en la oscu¬
ridad, pero trato de vivir conforme a mi filosofía de con¬
servar la calma, sin buscar soluciones ni tratar de descifrar
el problema, dejando que cada nuevo acontecimiento me
afecte.
Consulto periódicamente mis manoseadas cartas de Tarot, y escucho las cintas de clarividentes. Rezo, medito y lle¬
vo a cabo viejas prácticas supersticiosas que aprendí de mi
familia. Confío en que la situación se resuelva, pero no ten¬
go ninguna certeza. Después de diez años de que brille el
sol, la noche ha caído de nuevo. Es el momento ideal para
escribir este libro, que constituye una grata magia. Espero
que las palabras que broten de mí me ayuden a comprender
y a sanar.
Cada mañana toco un rato el piano. Últimamente toco
piezas sombrías. Improviso mis emociones sobre el teclado.
También leo algunos poemas sobre la oscuridad. El que más
me atrae es un poema de la colección de Seamus Heaney
que lleva el oportuno título de Puerta de acceso a la oscuri¬
dad. El poema se llama «La forja», y me hace pensar en la
alquimia y en Hefesto, el gran herrero de los dioses griegos.
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    El panorama desde la Luna 147
Ambos llevaron la idea de forjar metal a la esfera de la
creación del alma. Citaré todo el poema para captar la to¬
talidad de la imagen, pues expresa perfectamente lo que
suele ocurrir durante los momentos de desencanto.
Sólo conozco una puerta de acceso a la oscuridad.
Afuera, viejos ejes y argollas de hierro que se oxidan;
dentro, el ruido sordo del martillo sobre el yunque,
el imprevisible abanico de chispas
o el silbido cuando otra herradura se endurece
en el agua.
El yunque debe de estar en el centro,
dotado de un cuerno como un unicornio,
con un extremo cuadrado,
inamovible: un altar ante el cual el herrero
se esfuerza en dar forma y producir música.
A veces asoma la cabeza por la puerta,
luciendo un mandil de cuero y el pelo cayéndole
sobre la nariz,
y recuerda el estrépito de los cascos de los caballos
y el tráfico que circula en hileras;
luego gruñe, entra y cierra rápidamente de un portazo
para seguir batiendo el hierro y utilizar el fuelle.
En el oscuro espacio interior de la forja, la vida se ca¬
lienta hasta alcanzar el rojo vivo, y es batida para introdu¬
cirla en el alma. El yunque es el altar, porque el trabajo ago¬
tador que se lleva a cabo en ese lugar es espiritual, una
alquimia a través de la cual se moldean las materias primas
de la vida. El unicornio es un animal espiritual, una mez¬
cla de lo superior y lo inferior, al igual que la forja es un lu¬
gar oscuro donde un esforzado herrero lleva a cabo su sucio
trabajo, con el pelo cayéndole sobre la nariz, rezongando.
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    148 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Es una imagen muy sensual y espiritual que se desarrolla en
la oscuridad, donde la única luz proviene de las chispas y el
fuego.
Esta es la magia y la creatividad del lugar oscuro. Aquí
la alquimia de los elementos puede transformar la materia
prima de una vida en algo útil y bello. El sonido del marti¬
llo y el yunque es música, y el yunque de hierro es un altar
y un instrumento musical. Es un trabajo duro y rudimenta¬
rio, pero rebosante de belleza.
Algunas cosas es preferible hacerlas en la oscuridad,
como transformar la materia prima en instrumentos y obras
de arte. En nuestra alma hay un herrero que transforma
nuestros éxitos y fracasos de la vida cotidiana en formas eter¬
nas que nos convierten en quienes somos. Este lugar presidi¬
do por el calor y los martillazos no es extraordinario, sino un
escenario vulgar y corriente donde se desarrolla un trabajo
duro. Considere su noche oscura como un lugar semejante a
la forja, y procure mantenerlo debidamente surtido, con el
fuego encendido y en penumbra. Su misión consiste en mon¬
tar el escenario y dejar que el herrero divino lleve a cabo su
labor.
Este trabajo nocturno guarda una estrecha relación con
la magia de Hécate. Ambos, el trabajo duro y el hechizo,
concuerdan con la noche oscura. Según la fábula mitológi¬
ca, Hécate y Hefesto, el herrero divino, eran amantes y te¬
nían un hijo que también era herrero. Este mito nos indica
que la profunda oscuridad emocional y la forja del alma,
Hécate y Hefesto, están conectados y se solapan. Usted tie¬
ne mucho que hacer durante su noche oscura, que está lle¬
na de misterios. Su misión consiste en no interferir en el tra¬
bajo que se lleva a cabo en ella introduciendo sus prejuicios
cotidianos. Deje que la noche transcurra tranquilamente.
Esta posee sus propios espíritus, instrumentos y esforzados
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    El panorama desde la Luna 149
obreros. Puede hacer más por usted que todo el trabajo que
usted realice en una jornada.
Una noche oscura puede endurecerle y reforzarle, ayu¬
dándole a convertirse en una presencia real en su mundo. Al
principio la mayoría de nosotros somos pusilánimes por lo
que se refiere a la esfera del alma. Debemos potenciar y re¬
forzar nuestro actual criterio y estilo. Observe que las per¬
sonas que empleo como modelos en este libro sufrieron a
causa de su suerte, pero tuvieron el valor de vivir su vida
con plenitud. Los definía su afán de ser ellas mismas y
transformar su suerte en algo positivo. El don más precioso
que puede ofrecerle su noche oscura es la tensión y el peso
de su alma, su presencia como una persona de auténtico ca¬
rácter.
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Las ironías de la vida
Durante una noche oscura del alma, conviene mantener la
imaginación bien abierta, activa y receptiva por igual. Pero
vivimos en un mundo fascinado por estudios repletos de ci¬
fras y gráficos, de máquinas llenas de luces parpadeantes
que emiten un constante zumbido. Pretendemos reducir
buena parte de la vida a un lenguaje de datos técnicos, y nos
complace hablar sobre genes y ADN. En este ambiente, la
imaginación, el ingenio y el sentido del humor parecen ab¬
surdos y superfluos. El problema es especialmente grave en
Estados Unidos, donde damos más credibilidad a los resul¬
tados de una encuesta que a una buena idea. Muchos con¬
sideran que la espiritualidad debe ser austera, de modo que
se avergüenzan de un agudo sentido del humor, del ingenio
y de las ideas revolucionarias, que consideran irreverentes.
Este escenario está impregnado de un letargo intelectual, fa¬
vorecido por medios de comunicación pasivos, como la te¬
levisión, el cine y las revistas, que ofrecen escaso acicate in¬
telectual.
Al hablar de ingenio me refiero a la capacidad de ofre¬
cer una respuesta original a los acontecimientos, o de ver
cierto sentido del humor en lugar de tragedias en todas par¬
tes. El ingenio nos permite tener una visión más amplia de
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    152 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cuestiones que puedan parecemos personales e insignifican¬
tes. En mi consulta, trato siempre de agregar un toque de
humor y una chispa intelectual a las pantanosos y sombríos
problemas cotidianos. Incluso en la oscuridad uno debe per¬
manecer despierto y vigilante.
Las personas suelen sentir una sola emoción en un mo¬
mento determinado, en lugar de apreciar la complejidad
emocional de las situaciones en que se hallan. Pero uno pue¬
de poseer un «ingenio emocional», ver más allá de los sen¬
timientos obvios y apreciar las paradojas y ambigüedades
que nos rodean. Sobre esta importante cualidad he aprendi¬
do más del budismo zen y el sufismo que de los textos de
psicología, que en muchos casos ofrecen una información
farragosa. La filosofía zen y el sufismo utilizan el sentido
del humor y el ingenio intelectual para expresar complejos
misterios.
Las personas que considero mis maestros y guías son
capaces de reírse de las situaciones humanas y de sí mismos.
Ven la ironía en los asuntos más serios. Su risa fomenta su
compasión e impide que se centren de forma narcisista en sí
mismos. La tragedia propende a la autocompasión, mien¬
tras que una visión más sutil y compleja evita que nos cen¬
tremos obsesivamente en nosotros mismos.
En algunas noches oscuras, la tristeza y la desespera¬
ción provienen de una exagerada seriedad. Uno corre el
riesgo de dejarse arrastrar por la emoción en lugar de utili¬
zar su ingenio para analizar lo que le ocurre. La mayoría de
personas que cito en este libro por haber afrontado eficaz¬
mente sus noches oscuras han sido capaces de preservar su
sentido del humor y su ingenio incluso en circunstancias ad¬
versas.
Los peores enemigos de la ironía, que no es otra cosa
que la capacidad de asumir múltiples puntos de vista emo-
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cionales e intelectuales, son los moralistas. Creen saber dis¬
tinguir entre el bien y el mal, dicen a los demás cómo deben
vivir y se consideran un dechado de virtudes. Los siguientes
son los literalistas, que se afanan en interpretar cada pensa¬
miento y creencia como un hecho. Son incapaces de apre¬
ciar las paradojas de las creencias y necesitan sentir que se
hallan en posesión de la verdad. La ironía sirve para elimi¬
nar tanto el sentimentalismo superficial como el moralismo
intransigente.
En muchos segmentos de nuestra cultura, el hecho de
llevar una prolífera vida intelectual se considera «raro». Lo
«guay» es no saber una palabra sobre historia y no pensar.
A menudo el significado de la vida se reduce a dejarse arras¬
trar por la cultura popular. No es preciso seguir un curso de
psicoanálisis para observar una profunda angustia detrás
de esta postura de ignorancia. Si uno tuviera ideas y se to¬
mara a sí mismo en serio, tendría que estar constantemente
despierto, educándose e implicándose en su comunidad. Es
más cómodo ocultarse detrás de una fachada de ignorancia.
En eso consiste esta actitud de «pasar de todo», vivir dor¬
mido sin sentir el deseo y la necesidad de implicarse.
Los medios colaboran en esta narcosis cultural «empo¬
breciendo intelectualmente» el discurso sobre los aconteci¬
mientos internacionales y prometiendo un estilo de vida pa¬
sivo. Hoy en día apelan al denominador común más bajo en
materia de educación y curiosidad intelectual. Conozco a
productores de televisión y a directores de cadenas televisi¬
vas que creen que uno tiene que ser un imbécil para entrete¬
ner al público. Están convencidos de que la gente quiere que
le ofrezcan distracciones vacuas que no les hagan pensar en
lugar de programas intelectualmente estimulantes.
Una de las debilidades más llamativas de la televisión es
su falta de ingenio. Por lo general tenemos que acudir al cine
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    154 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
independiente y a la literatura de autor para hallar alternati¬
vas brillantes e imaginativas a las novelas adocenadas y los
espectáculos triviales. Pero el sentimentalismo y el antiintelectualismo inherente a la televisión educa, o «deseduca»
cada día a millones de personas.
El resultado de esta cultura carente de ingenio es una
interminable noche oscura de sueño. Nuestra situación se
asemeja ai cuento de hadas La bella durmiente, en el que los
personajes del castillo han sido encantados y no pueden
despertar hasta que aparezca la persona indicada y se atre¬
va a luchar contra las frondosas y espinosas zarzas. Nuestra
alma, junto con nuestra vida, está adormecida. Nadie quie¬
re enfrentarse a las zarzas que se interponen entre nosotros
y nuestro sueño cultural. La bella durmiente permanece in¬
consciente durante cien años, una cifra simbólica que indi¬
ca un profundo estupor mental en la sociedad y su pobla¬
ción.
IRONÍA: DESPIERTA Y CÍNICA
Algunas personas se quejan de la ironía, confundiéndola tal
vez con el cinismo. Piensan que un exceso de ironía hace
que uno se muestre distante e insincero. Pero yo me refiero
a una ironía delicada. Lo que critico es la incapacidad de
abordar la condición humana desde un punto de vista di¬
vertido. Yo prefiero un sentido del humor y un ingenio su¬
til, como el que encuentro en ciertos cómics, en las obras de
Samuel Beckett y en las historias narradas por los maestros
zen y sufí. Con todo, el humor de brocha gorda y zafio tam¬
bién tiene su razón de ser.
El sentido del humor depresivo de Beckett impregna su
obra y su vida. Cuando le pidieron que escribiera el texto
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de una ópera, escribió una sola línea: «Esta noche no me
apetece cantar». En cierta ocasión confió a un amigo:
«Cuando uno escribe se producen dos momentos impor¬
tantes, al comienzo y cuando arroja lo que ha escrito a la
papelera.»2" Beckett habría sido un excelente maestro zen,
o quizá lo era.
La naturaleza de la espiritualidad, que cultiva una pers¬
pectiva más humana de las cosas, es esencialmente diverti¬
da e irónica. Ofrece un punto de vista distinto, que por lo
general contrasta con la sabiduría convencional, por lo que
la ironía forma parte esencial de ella. Las enseñanzas de
Jesús, por ejemplo, contienen una gran dosis de ironía, al
igual que buena parte de los postulados y relatos de las re¬
ligiones. La gente preguntó a Jesús quién era el más grande
en el reino de los cielos. Jesús indicó a un niño que se acer¬
cara y dijo que a menos que uno fuera como un niño, no
podía entrar en el reino de los cielos. No deja de ser una en¬
señanza irónica. Hoy en día millones de personas tratan de
aprender las técnicas de la meditación y a profundizar en lo
espiritual, mientras que Jesús dice que hay que ser como un
niño.
Para ser religioso es preciso cultivar la ironía, porque
nos permite tener una perspectiva más amplia. El Tao Te
Cbing dice: «El que habla no sabe; el que sabe no habla».
Esta enseñanza también es irónica, puesto que se supone
que todos los predicadores y maestros saben lo que dicen.
Cada vez que pronuncio esta frase, cosa que hago a menu¬
do en mis conferencias, me contradigo.
He indicado que una forma de superar una noche oscu¬
ra es oscurecerse uno mismo. Ahora debo añadir: un buen
sistema de oscurecerse uno mismo es tratar de apreciar las
ironías que le rodean. Uno puede desarrollar un sentido del
humor inteligente que le permita contemplar a través de lo
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    156 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
superficial su mundo y su falsa virtud. Uno se convierte en
un cínico -—eso sería ir demasiado lejos— pero pierde su
inocencia. Observa cosas que a menudo son lo contrario de
lo que aparentan, y utiliza su ingenio para no dejarse enga¬
ñar por interpretaciones ingenuas y unidimensionales de la
experiencia.
LO TRÁGICO Y LO CÓMICO
Un buen camino para rehuir el ego «trágico» es cultivar un
sentido de lo irónico y lo cómico. Es posible que llegue usted
a comprender que para ser feliz tiene que aceptar profunda
y honestamente la tristeza que le espera en cada recodo del
camino. Cada decisión destinada a alcanzar la felicidad le
causará problemas, y sus ocasionales y valerosas incursiones
en la oscuridad le depararán un atisbo del cielo. Los extre¬
mos opuestos se entretejen, como un millar de yins y yangs
que se entrecruzan.
Muchos teólogos y personas religiosas evitan la ironía y
tratan de exponer sus posturas de forma unidimensional,
eliminando todo misterio y por tanto una auténtica reli¬
gión. En muchos casos son personas profundamente irreli¬
giosas porque utilizan el lenguaje de Dios para reforzar sus
propias ideas humanas y unidimensionales. Al igual que los
moralistas, hablan desde la ansiedad y por tanto son inca¬
paces de cultivar el necesario sentido del humor. El sentido
del humor es signo de que uno acepta los caminos inescru¬
tables de Dios y la naturaleza.
Esta ingeniosa, sutil y paradójica percepción de la natu¬
raleza tragicómica de nuestras situaciones ordinarias cons¬
tituye la base de cualquier intento de afrontar la noche os¬
cura del alma. San Juan de la Cruz, como muchos místicos,
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aprecia la ironía y escribe con un sutil sentido del humor. Si
lee usted cualquier pasaje de sus obras observará de inme¬
diato la ironía con que ensalza la oscuridad. Critica la cos¬
tumbre de la gente de ensalzar la luz. Uno de sus poemas
comienza así:
Ay noche oscura, mi guía,
Más deseable que el amanecer.
Brian Keenan, el escritor irlandés que fue hecho rehén
en Beirut, se muestra profundamente irónico al referirse a
sus captores. Éstos ejercían un absoluto control físico sobre
él, privándole de las necesidades humanas más elementales y
azotándole sistemáticamente. Pero Keenan nunca les dio
una ventaja moral. Al comentar la brutalidad de sus carcele¬
ros, escribe: «Cuanto más me azotaban más fuerte me hacía,
para encajar la violencia que descargaban sobre mí y resistir
sin dejar que me humillaran. Al resistirme yo les humillaba a
ellos». Sobre su amigo y compañero de cautiverio dice:
«John McCarthy pasó de sentirse aterrorizado a ser un hom¬
bre que no temía nada y estaba totalmente comprometido
con la vida». El paso del temor a la vitalidad es el paso del
derrumbe a una situación desde la que uno obtiene una pers¬
pectiva distinta y positiva.28
Estos hombres valerosos nos enseñan a afrontar la
opresión y la ignorancia. Uno no consigue siempre derrotar
a sus perseguidores con sus propias armas, pero puede de¬
rrotarles moralmente. Uno puede convertirse en una vícti¬
ma impotente, desvalida. Pero también puede hacer que
cambien las tornas, que cada pequeño aspecto de su noche
oscura adquiera ironía. Puede transformar la humillación
en coraje, el temor en amor por la vida que le resta.
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    158 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
LA EVITACIÓN CREATIVA
La impresionante historia de Brian Keenan nos enseña a no
dejarnos contagiar por nuestro enemigo... Keenan utilizó
constantemente su inteligencia para evitar convertirse en
quien sus captores pretendían que fuera. Lo mismo cabe de¬
cir de las noches oscuras. Siempre estamos tentados a inter¬
pretar la situación al pie de la letra y de forma unidimensio¬
nal, convirtiéndonos en una mera víctima. La pérdida de
poder a través de una victimización superficial requiere una
respuesta ingeniosa e irónica. Uno puede negarse a hacerse
la víctima, por duros que sean los métodos coercitivos que
le impongan.
Un problema en este tipo de situaciones violentas es la
tendencia del oprimido o el que sufre a considerarse una
víctima. No digo que las víctimas sean responsables de la
situación, pero no deben aceptar la opresión sin resistirse.
Uno puede negarse a asumir ese papel y buscar en sí mis¬
mo la fuerza, por íntima e interna que sea, de evitar caer
en el victimismo. El problema de asumir el papel de vícti¬
ma es que uno confiere a otros el papel de agresor. La vida
está llena de estos dramas y personajes, que en gran me¬
dida se comportan de modo inconsciente. Los captores
de Brian Keenan se esforzaron en desempeñar el papel de
carcelero y opresor, pero durante su cautiverio Keenan lo¬
gró alterar el equilibrio, y mediante sus trucos y engaños
les impidió llevar a cabo sus propósitos sin mayores pro¬
blemas.
Las personas pretenden dominarte y decirte lo que de¬
bes hacer incluso en las situaciones más corrientes, una
actitud que a menudo es totalmente inconsciente. Yo me
tropiezo con ese esquema como conferenciante. Me piden
educadamente que llegue a la sala con una hora de antela-
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    Las ironías de la vida 159
ción. A estas alturas sé que esta petición es para complacer
ai anfitrión. Quiere estar seguro de que me presentaré. Pero
yo le digo: «No, llegaré diez minutos antes de la hora pre¬
vista». El anfitrión me pide entonces que compruebe si el
atril está bien colocado y que haga una prueba de sonido.
«No, confío en que todo funcione perfectamente», respon¬
do. He comprobado que esas pruebas son una pérdida de
tiempo que no conducen a nada, pues prefiero disponer de
tiempo para hacer otras cosas. Casi siempre, todo sale a pe¬
dir de boca, a menos que Míster Magoo cometa alguna
trastada de las suyas y me olvide que tengo que pronunciar
una conferencia.
Asimismo, como psicoterapeuta creía que era mi deber
no dejarme atrapar en la narrativa y el drama en los que mi
paciente deseaba colocarme. A veces conseguía zafarme de
esa manipulación, por lo general inconsciente, pero otras
era muy difícil evitar los esfuerzos del paciente y mi único
recurso era negarme en redondo a participar en el juego.
Desarrollé una habilidad al estilo de Houdini de esca¬
parme de las camisas de fuerza que mis bienintencionados
clientes me tenían preparadas. No siempre lo conseguía,
pero al cabo de los años aprendí lo importante que era no
aliarme con los poderes profundos y daimoníacos que se
habían apoderado de mi paciente y deseaban atraparme a
mí también. Una de las principales ironías que caracteriza¬
ba mi carrera era la noción de que la única forma en que
podía ayudar a alguien a sanar era evitando la intención de
sanarle. No hacía hincapié en el hecho de utilizar métodos
poco convencionales, sino que evitaba presentarme como
sanador. Comprobé que la psicoterapia estaba plagada de
trampas mediante las cuales las personas utilizaban la fuer¬
za de su imaginación para desmontar todo lo que tratába¬
mos de conseguir.
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    160 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Un claro ejemplo de estas trampas es el amor y el sexo.
Muchas mujeres se me insinuaban y en ocasiones me resul¬
taba difícil eludir conversaciones destinadas a seducirme.
Yo sabía que no era inmune a esos métodos de persuasión,
de modo que procuraba mantenerme en una narrativa dis¬
tinta. En ocasiones esto propiciaba conversaciones de lo
más pintorescas: una persona hablando desde una historia
y la otra desde una perspectiva distinta. Parecía como si el
Rey Lear estuviera hablando con Blancameves.
Al margen de la naturaleza de su noche oscura, convie¬
ne que tenga en cuenta el principio básico de no reaccionar
a ella con ingenuidad. El mero hecho de hacerse la víctima
significa sucumbir al miedo y cometer todos los errores aso¬
ciados con una perspectiva literal. Es preciso aportar inge¬
nio a la situación, replantearse lo que ocurre y cómo se sien¬
te. No debe interpretar las emociones al pie de la letra. La
agudeza de su imaginación puede influir en cómo se siente.
Siempre puede indagar en el origen de sus temores y angus¬
tias. Puede preguntarse qué le inquieta, negándose a aceptar
su situación al pie de la letra. La ironía da paso a la comple¬
jidad, y la ingenuidad es lo que suele causarnos problemas.
He tratado a hombres y mujeres que se sentían profun¬
damente trastornados y a la vez eran capaces de ver cierta
ironía en su situación. Quizá las personas que se sienten tras¬
tornadas sean capaces de pensar de forma más creativa que
otras atrapadas ingenuamente en los esquemas de pensa¬
miento de sus familias y su cultura. Una persona que amena¬
za con suicidarse, por ejemplo, confía en seducirte para que
asumas el papel de salvador. Siempre he procurado rechazar
ese tipo de manipulaciones. Por supuesto, uno tiene que
reaccionar de alguna forma. Tiene que asumir un determina¬
do papel, y sin duda está influido por factores inconscientes.
Con todo, la imaginación siempre nos permite hallar otra
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opción, un punto de vista que evita que nos dejemos arras¬
trar por las esperanzas inconscientes de la otra persona.
A veces nuestras pequeñas victorias son simbólicas. Keenan cuenta un episodio ocurrido en la prisión, referente a la
elaboración de una vela con fragmentos de cera y un cordel
confeccionado con fibras de ropa. El episodio comienza con
el siguiente comentario: «Siempre hay algo dentro de nos¬
otros que se niega a doblegarse». Keenan y su colega esta¬
ban obligados a pasar muchas horas al día sumidos en la
oscuridad, pero esa vela constituyó un pequeño y simbólico
acto de resistencia. Keenan concluye con esta frase: «Sentí
que me embargaba, lenta y sosegadamente, una sensación
de victoria, y me dije: “No han conseguido derrotarnos. Po¬
demos incluso aniquilar su oscuridad”».
UNA INVERSIÓN CREATIVA DE VALORES
La poetisa Anne Sexton fue una mujer dotada de gran inge¬
nio que conoció el tenebroso mundo subterráneo de las
emociones mejor que la mayoría de la gente. No la conocí
personalmente, pero sus cartas revelan a una persona a la
vez inteligentemente irónica e ingenuamente susceptible. En
cierta ocasión escribió a una amiga: «No te preocupes si di¬
cen que estás loca. También lo dijeron de mí, y estaba más
cuerda que ellos. YO LO SABÍA. Eso es lo que importa. Tú
lo sabes. Loca o cuerda, lo sabes. Conviene saberlo, al mar¬
gen de cómo lo califiquen». Anne Sexton sabía que sus
constantes esfuerzos por vivir su vida sacudida por las emo¬
ciones tenía su propia validez y significado. Fue leal a ella
en muchos aspectos, aunque acabo suicidándose. Al pare¬
cer su sentido de la ironía no era lo suficientemente profun¬
do para salvar su vida.
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    162 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Posteriormente escribió en un tono muy distinto a la
misma amiga sobre los demonios que la impulsaban a suici¬
darse: «Confío en que mi actual psiquiatra me ayude a supe¬
rar esta situación antes de que sea demasiado tarde». Aquí
no hay ironía. No hay un sentido de su propia fuerza. No
hay un distanciamiento de su situación. Sexton se ha rendi¬
do a unos profesionales, mientras que antes era capaz de iro¬
nizar sobre un público supuestamente cuerdo.
Compare este último ruego de Sexton con el constante
y pertinaz esfuerzo de Brian Keenan en no doblegarse a sus
captores. Sexton no era tan perseverante y quizá no com¬
prendió que para sobrevivir debía esforzarse en no bajar
nunca la guardia. Brian Keenan tuvo la ventaja de vivir un
cautiverio más literal. La prisión de las fantasías y el trata¬
miento psicoterapéutico de Sexton no era tan aparente.
No obstante, el comentario irónico de Arme Sexton de
que estaba más cuerda que el público que la tomaba por
loca constituye un modelo para toda persona que afronta
una noche oscura del alma. Uno tiene que construir su pro¬
pio mundo, en lugar de sucumbir al que le impongan. Es
preciso ironizar sobre nuestra supuesta suerte o el peso de
la sociedad. Incluso en circunstancias adversas, es preciso
mantenerse alerta y no rendirse ante nada ni nadie salvo lo
divino. Uno debe ser fiel al misterio que se verifica en su co¬
razón, en lugar de a una idea o un sistema que intenta, aun¬
que de buena fe, despojarle de su poder y apoderarse de él.
Si queremos que la noche oscura sea tan bella y podero¬
samente fértil como dice san Juan de la Cruz, debemos afe¬
rramos al singular resplandor que ofrece la oscuridad, tal
como hemos visto en el mito de Hécate. Es preciso adoptar
un estilo lunar, que esté en sintonía con la oscuridad, en lu¬
gar de sucumbir a la rutilante inteligencia del mundo que
nos rodea. Pero esto exige que uno se replantee su sitúa-
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ción, un cambio radical, sabiendo que lo que parece una de¬
rrota en realidad significa sobrevivir.
Una noche oscura del alma no tiene que ser deprimente.
Hoy en día tendemos a pensar que toda negatividad emocio¬
nal es una depresión, hasta el extremo de que a veces cree¬
mos estar deprimidos cuando en realidad nos sentimos ago¬
biados por el mundo que nos rodea. Uno puede mostrarse
alegre, ponderado y creativo durante una noche oscura. Pue¬
de utilizar su poder para imaginar su situación según le con¬
venga. Puede invertir la situación y negarse a sentirse literal¬
mente deprimido. Nada de ello significa que niegue su
tragedia o reprima sus sentimientos.
EL INGENIO ESPIRITUAL
El sentido de ironía que describo constituye una actitud es¬
piritual más que una técnica psicológica. Requiere que uno
trascienda su situación y una visión de las cosas infinita¬
mente más expansiva de lo que las circunstancias indican.
Exige un grado de fuerza e imaginación que sólo puede pro¬
venir de un punto de vista espiritual.
Las numerosas historias sufí sobre el mullah Nasrudin
demuestran la importancia del ingenio. Esta es una de mis
favoritas: Nasrudin acude a casa de un profesor de música
para que le dé clases de guitarra. «Le cobraré diez dólares
por la primera lección, y cinco por las lecciones sucesivas»,
dice el profesor. «Muy bien», responde Nasrudin. «Empe¬
zaré por la segunda lección.»
Uno siempre puede replantearse la situación en la que se
encuentra e imaginarla de variadas formas. Si la interpreta al
pie de la letra, tal como se presenta, está perdido. Un año
participé en un grupo de orientación psicológica formado
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    164 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
por empresarios de gran prestigio. En aquella época yo tra¬
bajaba de profesor adjunto y ganaba un sueldo que la mayo¬
ría de esos hombres consideraría calderilla. Alguien formuló
la siguiente pregunta: «Si de pronto consiguierais cien mil
dólares, ¿cómo los invertiríais?» Durante una hora todos
propusieron diversas y sofisticadas formas de invertir el ca¬
pital en acciones y bonos, un mundo que yo desconocía por
completo. Me quedé callado, con mi doctorado en Filosofía,
sin que se me ocurriera una sola idea. Cuando me tocó el
turno de hablar, dije, tímidamente, que dejaría de trabajar y
viviría del dinero, que escribiría los libros que me apeteciera
confiando en poder pagar con ellos los recibos mensuales.
La vida y las enseñanzas del maestro zen Shunryu Suzu¬
ki rebosan ironía y un punto de vista profundamente cómi¬
co. David Chadwick, el biógrafo y estudioso de Suzuki,
cuenta una historia sobre la dificultad de hallar el perfecto
equilibrio entre la austeridad y la indulgencia. «Expliqué al
maestro que me pasaba el día entrando en la cocina para
comer lo que encontrara. Algunas noches entraba en la co¬
cina para comerme las sobras del postre de los invitados y
beberme los refrescos y zumos de frutas que habían dejado.
Suzuki alargó la mano y le respondió con tono conspiratorio: “Tome unas gominolas”.»29
Una pequeña dosis de humor limpio y honesto puede
salvarle de la agobiante seriedad que confiere a la vida un
tono trágico. Curiosamente su noche oscura no tiene por
qué ser trágica. Puede ver a través y más allá de ella. Puede
evitar la tentación de adoptar una actitud moralista con res¬
pecto a usted mismo y los demás, y negarse a ser la víctima
del moralismo de otras personas. Los juicios moralistas
siempre se basan en la ansiedad. Por más que suenen nobles
y respetables, son fruto de una mezquina, angustiosa y evi¬
dente desesperación.
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LA ESTRATEGIA DE LA EXCENTRICIDAD
Un buen ejemplo de una vida paradójica es el pianista cana¬
diense Glenn Gould. Era casi tan conocido por su excentri¬
cidad como por su genio musical. Muchos le tomaban por
loco, pero la mayoría de esos críticos celebraban y quizás en¬
vidiaban su talento celestial. Un crítico de música dijo sobre
él: «No cabe duda de que era un neurótico, y durante sus úl¬
timos años se drogaba, pero paradójicamente en muchos as¬
pectos estaba más cuerdo que la mayoría de nosotros. Era
más inteligente, divertido, amable y bondadoso, a su mane¬
ra, según su estilo minuciosamente controlado, que la mayo¬
ría de la gente».J° Este excéntrico pianista se ponía guantes
cuando hacía calor y se preparaba para un concierto colo¬
cando varias radios a su alrededor sintonizadas en distintas
emisoras. En cierta ocasión dirigió los rugidos de los elefan¬
tes en un zoológico y dejó de actuar en público cuando se
hallaba en el cénit de su carrera porque consideraba a los es¬
pectadores voyeurs. Sin embargo, paradójicamente, «estaba
más cuerdo que la mayoría de la gente».
Gould demostraba la excentricidad de su alma represen¬
tando el papel de necio genial y, al igual que otros artistas,
hizo una gran aportación a su sociedad a través de lo que
muchos de sus amigos califican como el tormento de su vida
personal. La idea consiste no sólo en hablar irónicamente
sino vivir con una paradoja tan profunda, fruto del terror
que uno experimenta y de su fuerza, que pese a la confusión
y los problemas el mundo no consiga dominarle.
Es indudable que Gould era una persona profundamen¬
te neurótica. Sus excentricidades, que impedía que muchos
críticos apreciaran su talento, no constituían un problema
para él. Gould creía que sus dotes superaban con creces sus
manías. Su talento como pianista sólo se resentía cuando
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    166 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Gould se dejaba influir por las críticas negativas. Solía trans¬
formar sus ansiedades mediante su agudo sentido del humor
y su imaginación en divertidas bromas y parodias.
En mi consulta he conocido a personas profundamente
trastornadas que procuraban disimular con su brillantez. Lo
que veía en ellas no era ironía, sino un abismo entre sus emo¬
ciones y su forma de vida. En lugar de transformar sus con¬
flictos en creatividad, habían creado un escudo de distante
superioridad que apenas ocultaba su complejo de inferiori¬
dad debido a un tormento interior. Curiosamente, su trabajo
creativo era muy inferior al genio que fingían poseer, como si
fuera necesario reconciliarse con el dolor para estimular la
imaginación.
Gould había convertido su confusión (un amigo decía
que el sexo le infundía un temor «descomunal») en excen¬
tricidad e intrépida creatividad. No temía nada desde el
punto de vista estético y profesional, pero personalmente
estaba lleno de ansiedades. No obstante, a la gente le caía
bien y se divertían en su compañía, pese a sus extrañas cos¬
tumbres. A mi entender, la excentricidad de Gould era una
componenda entre su tormento interior y su talento. En pú¬
blico podía convertirse en el más grande pianista gracias a
su singular forma de ver las cosas y a su comportamiento.
El ejemplo de Gould nos enseña diversas lecciones
clave:
1. Si es usted profundamente neurótico, o sufre un
trastorno más grave, no tiene que convertirse en
una persona normal y saludable para llevar una
vida creativa y llena de amor. Puede aprender a
transformar su locura en excentricidad.
2. Pida a su familia y sus amigos que traten de
adaptarse a su noche oscura. Si es una persona ca-
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    Las ironías de la vida 167
riñosa y razonablemente creativa, desearán gozar
de su compañía.
3. Puede moldear su vida según sus temores y fraca¬
sos, concediéndoles un espacio limitado mientras
desarrolla sus actividades creativas.
En cierta ocasión conocí a un joven músico, un hombre
interesante y de gran talento, que se creía Jesucristo. No era
excéntrico, sino profundamente neurótico. Su personalidad no
ocultaba ninguna paradoja. A primera vista parecía normal,
pero al poco rato uno descubría su acusado egocentrismo. Era
imposible sentirse a gusto con él porque no había conseguido
hallar la forma de conferir una realidad a su grandilocuente vi¬
sión. Uno no veía en él una noche oscura, porque su exagera¬
do ego la ocultaba. Comprendías que sufría, pero no estabas
seguro. Anne Sexton lo sabía con toda certeza. Creo que
Glenn Gould lo sabía muy bien, pero no se lo dijo a nadie.
Esto nos retrotrae a los comentarios de Sexton sobre el
hecho de saber. Conviene que uno sepa que se halla en una no¬
che oscura y viva en consonancia con ese hecho. Elallarse en la
oscuridad y sin embargo mostrarse competente y sincero con¬
sigo mismo no deja de ser irónico. La alternativa es fingir sen¬
tirse alegre y despreocupado, cuando uno sabe que se encuen¬
tra sumido en una profunda oscuridad. Lo aconsejable no es
el disimulo sino la complejidad. Uno no debe ocultar su sufri¬
miento, sino imbricarlo en el tejido de su vida y personalidad.
CULTIVAR UNA VIDA IRÓNICA
¿Cómo puede uno desarrollar un sentido constructivo de la
ironía en su vida? Un primer paso es replantearse los con¬
ceptos básicos que tiene sobre la vida humana. Muchas per-
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sonas viven de acuerdo con nociones sentimentales que no
han madurado lo suficiente para dar paso a ideas comple¬
jas. La vida es complicada, por lo general más que nuestros
conocimientos y filosofía de la vida. Un sentido de la ironía
se genera a partir de una profunda reflexión y una imagina¬
ción más educada.
No se apresure a aceptar las interpretaciones que le
ofrezcan los medios de comunicación. Conozco, por mis
años de experiencia, las numerosas debilidades de los me¬
dios radiofónicos, televisivos y de prensa. A menudo los
escritores y editores buscan lo noticioso en lugar de lo inte¬
resante. Suelen estar bien formados en materia de comuni¬
cación, pero en muchos casos poseen escasos conocimien¬
tos sobre el material que manejan. En ocasiones tienen que
examinar en una jornada multitud de temas y brindar in¬
formación fundamentada sobre los mismos. Según mi ex¬
periencia, hacen lo que pueden pero sus ideas sobre las
cuestiones de mayor calado no son más profundas que las
de la mayoría de la gente corriente. No obstante, se forman
opiniones. Las interpretaciones psicológicas de lo que de¬
nomino noches oscuras tienden a basarse en una labor de
documentación y ausencia de ideas nuevas. Las interpreta¬
ciones religiosas se basan en creencias, y tienden a ser ses¬
gadas y moralistas. Las soluciones políticas son casi siem¬
pre ideológicas. Tampoco podemos fiarnos de que nuestros
amigos nos ofrezcan una opinión objetiva porque desean
nuestro bien y en ocasiones se abstienen de expresar lo que
realmente piensan. Desean cuidar de nosotros, no mostrar¬
nos nuestra alma.
No, es usted mismo quien debe asumir su vida con se¬
riedad. Sentir su peso. Reconocer su complejidad. Y como
dirían los jungianos, respetar sus sombras. La ironía sólo
puede provenir del conocimiento del bien y el mal, los éxi-
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    Las ironías de la vida 169
tos y los fracasos, las áreas de inteligencia y las zonas de in¬
sensatez e ignorancia.
Reconozca que es inteligente y estúpido, en mucho ca¬
sos a la vez. Reconozca lo que desea y lo que teme. Aunque
sólo hiciera esas dos cosas, adquiriría una buena dosis de
ironía y sus actos resultarían más creíbles debido a su ho¬
nestidad. Es normal tener aspiraciones grandiosas y excén¬
tricas. Es normal tener miedo. Sólo si uno abraza esos dos
pilares emocionales consigue vislumbrar la naturaleza de su
alma, que es el fundamento de su existencia.
El alma no es el ego. El alma se compone de vicio y vir¬
tud, ninguno de los cuales requiere una representación lite¬
ral. El ego ansia exhibirse, y aspira a ser singularmente vir¬
tuoso o vicioso. No le gusta la complejidad, motivo por el
cual no constituye una buena base para la compañía y la co¬
munidad. Erasmo dice que la comunidad humana es fruto
de la mutua estupidez. La única insensatez que merece ser
comentada es la constituida por nuestros deseos y temores.
Una noche oscura del alma nos conduce al infierno, don¬
de no sólo nos sentimos apartados de la vida, sino que descu¬
brimos nuestra perversidad e inclinaciones oscuras. Uno
comprueba que es una persona compleja, y que la vida no se
divide fácilmente en el bien y el mal. Quizá deje de identifi¬
carse con el bien y reconozca su tendencia al mal. Al igual
que Perséfone, uno renuncia a su inocencia y asume cierta
autoridad dentro y a partir de su propio mundo subterráneo.
LA IRONÍA Y EL YO DIVIDIDO
Uno descubre finalmente que es inútil pasarse la vida tra¬
tando de ser bueno y alineándose con las personas virtuosas
de este mundo. Es preferible evitar ese yo dividido y vivir
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con compasión hacia uno mismo y los demás. No somos
perfectos, ni lo seremos nunca.
Identificarse con la virtud sólo sirve para ocultar nues¬
tra propensión al mal, no nos ayuda a eliminarla. Nos im¬
pide ver nuestra propia inmoralidad, y si no alcanzamos a
verla, no podemos afrontarla. Las personas perversas, por
así decir, o bien renuncian al bien y se identifican con el
mal, o se consideran buenas y no ven el mal que hacen.
Uno no puede hacer el bien si se considera bueno. Tie¬
ne que sumergirse en las complejidades y profundizar en la
vida lo suficiente para comprender que ni siquiera es bueno
ser bueno. A lo sumo quizá sólo consiga hacer lo que otros
consideran malo. Ciertamente debe reconocer su ignoran¬
cia moral en numerosas cuestiones. ¿Quién puede estar se¬
guro de que cada decisión que toma es la correcta?
Este es el punto en el que Mahatma Gandhi solía hacer
hincapié cuando advertía a sus seguidores que se no ufana¬
ran de sus virtudes. Gandhi escribió: «La impureza de mis
compañeros no es sino la manifestación del mal que se
oculta en mí. El epíteto de Mahatma [un título de respeto
espiritual] siempre me ha incomodado y ahora casi me pa¬
rece un calificativo ofensivo».31 La conciencia de nuestra
imperfección no tiene por qué ser masoquista ni exagerada¬
mente humilde. Se requiere un profundo sentido de seguri¬
dad personal para rehuir la virtud que reconforta al ego.
Por lo visto Gandhi gozaba de la suficiente seguridad emo¬
cional para examinar su aspiración de ser bueno. Lo iróni¬
co es que una persona tan altruista se preocupara tanto por
sus fallos morales.
Quizás aprenda en su noche a oscurecerse usted mismo.
No basta con creer teóricamente en la sombra. Es preciso
vivirla de tal forma que sea real pero no literal. Hoy en día
honramos a Martin Luther King, Jr., pero en su época mu-
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    Las ironías de la vida 171
chos creían que representaba un peligro para la sociedad
debido a su desobediencia civil. Incluso en la actualidad, en
una época de terrorismo, está mal visto criticar al gobierno.
Los sacerdotes católicos pretenden adquirir virtud a través
del celibato, pero hemos descubierto que en muchos casos
su virtud no era sino represión, y la siniestra sombra sexual
ha emergido como una pasión desbordada e incontrolable.
Hacer el mal es no manifestar nuestra sombra. La som¬
bra de nuestra alma es en sí misma irónica y paradójica por
cuanto debe ser plena y auténtica, pero no puede cometer
actos perversos. Es el color de la personalidad lo que nos
impide alcanzar una virtud y una inocencia excesivas. Los
tonos más oscuros de la sombra nos centran y dan sustan¬
cia a nuestros pensamientos y actos. Compare la sentimen¬
tal beatería de un líder espiritual superficial con las firmes
posturas morales de los que incurren en una desobediencia
civil en aras de una causa noble.
La continuidad de la vida conlleva cierta destrucción
necesaria. Las religiones la ensalzan al ofrecer imágenes de
dioses destructores, como Kali y Durga en India, e incluso
Siva, que ejecuta tanto la danza de la muerte como la de la
vida. Incluso la ira del Dios del Antiguo Testamento cabe
interpretarse como un signo de una destrucción necesaria,
que mantiene la vida en movimiento. Pero existe una mal¬
dad humana que sólo es maliciosa. No favorece los proce¬
sos de la vida sino que sólo satisface las emociones del mal¬
vado, por lo que no se trata de una maldad auténtica sino
tan sólo de una pose.
Las personas que mantuvieron cautivos a Tomás Moro,
Terry Waite, Dietrich Bonhoeffer y Brian Keenan, y todos
sus imitadores hasta la fecha, ofrecen una buena encarna¬
ción del mal, pero aunque sus actos son atroces, ellos son
demasiado necios para ser malvados. Del mismo modo que
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las personas corrientes no pueden hacer todo el bien que de¬
sean, las personas malvadas no alcanzan a ser lo suficiente¬
mente inteligentes en su conducta para evocar una maldad
auténtica. Lo mismo cabe decir de quienes se oponen a ellos
en nombre de la virtud. Sus reacciones bienintencionadas
no son menos necias. Al final acaban siendo responsables
de actos tan perversos como los de sus enemigos. El drama
de las guerras y el terrorismo no ofrece el menor atisbo de
virtud ni de auténtica maldad.
De modo que debemos librar una gran batalla, no entre
el bien y el mal, sino entre vivir auténticamente o fingir que
vivimos. Tanto las personas buenas como las perversas re¬
huyen la vida. No poseen la sutileza para comprender que
el mal y el bien son el yin y el yang de la existencia. Toda
persona apasionada por la vida no es absolutamente buena
o mala.
Wallace Stevens, el gran poeta de Hartford, dejó escrito:
«El realismo es la corrupción de la realidad». Este paradóji¬
co adagio viene a significar que cuando uno queda atrapado
en el realismo -—interpretándolo todo de forma literal, al pie
de la letra— pierde la oportunidad de vivir realmente. Lo
auténticamente real se compone tanto de datos como de
imaginación humana. Si uno es incapaz de pensar, reflexio¬
nar e imaginar su vida hasta el extremo de dotarla de una
verdadera existencia, está condenado a vivir una semivida
inconsciente. Permanece empantanado en datos, informa¬
ción, opiniones y eslóganes. Es decir, aprisionado en los ran¬
cios conceptos de una sociedad muerta.
Wallace Stevens escribió también: «Las cosas que ve¬
mos son tal como las vemos». Otra frase enigmática. La
imaginación es todo, porque no podemos saber ni experi¬
mentar nada fuera de cómo lo imaginamos. Pero la imagi¬
nación puede quedar caduca, envejecer y ser irrelevante.
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Debemos renovarla continuamente. Debemos reformarnos
periódicamente. De lo contrario nuestra alma perece y vivi¬
mos y nos comportamos como si estuviéramos muertos.
¿Cuántas personas se sienten así?
Quizá la noche oscura se abata sobre usted desde el in¬
terior o el exterior para despertarlo, para obligarle a tomar
nota de su situación y emprender una nueva vida. Creo que
este es el mensaje de la mayoría de las religiones, y sin duda
constituye la esencia del cristianismo y el budismo. Su no¬
che oscura puede ser un bardo, un período de aparente le¬
targo que precede a un renacer del significado. Quizá su no¬
che oscura sea una gestación, el desarrollo de un nuevo
nivel de existencia que jamás soñó. Quizá su noche oscura
constituya un gigantesco e irónico reto, lo contrario de lo
que aparenta ser: no morir, sino renacer.
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    SEGUNDA PARTE
PERTURBACIONES
Uno no debe cejar basta que el centro oscuro,
que está cerrado herméticamente, se abra
y se encienda la chispa que contiene.
Jacob Boehme, Sobre la resignación auténtica32
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 178
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Mal de amores
Todo el que haya pasado por un divorcio, haya vivido con
una pareja celosa o haya sufrido malos tratos domésticos
sabe que una de las causas principales de una noche oscura
es el amor. El amor puede comenzar en la oscuridad, como
en la imagen de Cupido con los ojos vendados cuando dis¬
para su ardiente flecha. Uno se siente de pronto invadido
por otra persona y preso de la pasión. Posteriormente se
producen períodos de confusión y deseo y, quizá, pensa¬
mientos de ruptura. Lo que empieza rebosante de esperanzas
y promesas da paso a serias dudas y la ambivalencia emocio¬
nal. Aunque el enamorado puede interpretar esos altibajos
como un problema personal a la hora de comprometerse, se¬
ría más exacto decir que el amor es de por sí inconsistente y
encierra una histeria inherente.
La persona enamorada puede sentirse amenazada o po¬
seída por los celos, ser víctima del afán de dominio del otro,
quedarse estancada en una relación fría y quizá perjudicial,
o quedar atrapada en un callejón sin salida en el que el
amor no le lleva a ninguna parte. Quizá piense que está con
una pareja inadecuada, en el momento inadecuado, en el lu¬
gar inadecuado y por motivos inadecuados. Con frecuencia
la relación amorosa no funciona o se agria. Las personas
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    178 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
sueñan con un amor apasionado, una relación sexual satis¬
factoria y una vida tranquila, pero a menudo su sueño se
convierte en una pesadilla.
Safo, la antigua poetisa griega, una de las grandes poe¬
tisas del amor de todos los tiempos, fue la primera en califi¬
car el amor de agridulce, aunque posteriormente invirtió las
palabras y lo calificó de dulce amargo. La filósofa y poetisa
Anne Carson destaca este detalle porque por lo general el
amor al principio es dulce y luego se hace amargo.33 Yo creo
que el amor es alternativamente dulce y amargo o constan¬
temente agridulce. La gente se refiere con frecuencia a la
dulzura del amor y se abstiene de mencionar su amargor.
El amor también es un tipo de locura. Nos encierra en
una burbuja de fantasía en la que las emociones son inten¬
sas. Uno siente que pierde el equilibrio. Comete toda clase de
tonterías. Su sentido de la responsabilidad se esfuma. Uno
hace oídos sordos a los prudentes consejos de amigos y pa¬
rientes. En su delirio, uno puede acabar casándose o, en el
caso de una mujer, quedarse embarazada. Posteriormente
dedica muchos años a tratar de construir una vida razona¬
ble. En el momento más impensado puede caer en una noche
oscura del alma creada por la profunda insatisfacción que
deja la estela del amor.
CAMINAR SOBRE BRASAS
Un aspecto curioso del mal de amores es su tendencia a pro¬
longarse más allá de su tiempo de maduración. Las perso¬
nas saben que se hallan en una situación que no les benefi¬
cia, pero permiten con frecuencia que ésta se prolongue
durante años. Aunque no tomen ninguna iniciativa, confían
en que la relación mejore. Muchos se aferran a la seguridad
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    Mal de amores 179
que poseen en lugar de arriesgarse a emprender una rela¬
ción más vital pero imprevisible con otra persona. Pero a
menudo la gente se resiste a poner fin a una relación hasta
que no se agota la más mínima esperanza de mejorar.
Algunas personas aplazan lo inevitable hasta que ya no
pueden soportarlo más. Entonces adoptan una actitud deci¬
dida y enérgica. Yo tenía un cliente que una mañana estaba
sentado a la mesa a la hora de desayunar, esperando que su
esposa se reuniera con él, cuando al cabo de un rato ésta
bajó del dormitorio portando sus maletas. Esa fue la última
vez que mi cliente vio a su esposa. Al parecer, el momento
decisivo había llegado para la mujer, pero el marido se que¬
dó hecho polvo. Al hablar con él me sorprendió lo ciego
que había estado. No tenía ni idea del trance por el que ha¬
bía pasado su esposa. Daba por descontado que la vida
para ella era tan sencilla y agradable como lo era para él.
Requiere tiempo para que el alma, tan profunda y com¬
pleja, ponga en orden sus sentimientos y tome una decisión.
Yo suelo esperar hasta que la manzana de la decisión está a
punto de caer del árbol por su propio peso. Sin duda, tengo
una paciencia o una capacidad de contemporizar exagerada.
Cuando aconsejo a otros, no me precipito. Creo que es im¬
portante estar bien seguro antes de tomar una decisión. Mu¬
chas personas toman decisiones basándose exclusivamente
en el principio de que es preciso hacer algo. Pero el alma tar¬
da un tiempo en adaptarse a esas decisiones apresuradas.
LA ATRACCIÓN DE LA OSCURIDAD
Después de varios años de practicar la psicoterapia con
hombres y mujeres de diversas edades, estoy convencido de
que el amor es la fuente más común de nuestras noches os-
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curas. Puede tratarse del amor romántico, o el amor por un
hijo. El poder del amor es fuerte, pero la oscuridad intensa.
Parece como si el amor tuviera siempre dos partes, o dos ca¬
ras, como la luna, una clara y la otra oscura. En todas nues¬
tras relaciones de amor nos movemos sin saber muy bien en
qué consiste ni qué se exige de nosotros. El amor tiene poco
que ver con el ego y está más allá de toda comprensión o
control. Tiene sus propias razones y sus formas indirectas
de conseguir lo que desea.
Robert Burton, contemporáneo de Shakespeare, diag¬
nosticó el amor como una enfermedad e incluso apuntó que
era preferible tratar de evitarlo. Pero elegir no amar signifi¬
ca decidir no vivir. Todo el mundo necesita amar y ser ama¬
do. Uno se rinde, atrapado por el hechizo, y a partir de ahí
se ve envuelto en días y noches de fantasía, recuerdos, deseo
y una extraña sensación de pérdida, quizás el fin de la liber¬
tad y de una vida cómoda. Aunque haya tenido muchas ex¬
periencias de relaciones sentimentales dolorosas que no han
funcionado, no ceja en su empeño. El alma ansia el amor
hasta el punto de que uno lo busca a sabiendas de que tiene
escasas probabilidades de hallarlo.
Algunas personas parecen haber renunciado al amor, y
sus rostros muestran una expresión inanimada. El alma an¬
hela el amor, y si uno renuncia al amor debido a las dificul¬
tades que presenta, la vida se escapará por sus poros como
el aire de una rueda pinchada. Uno se siente como muerto.
Se pregunta cómo es posible que la vida no tenga ningún
significado. Quizá no se percate de que el significado de la
vida es amor, y el amor es lo que le da forma y propósito.
Ciertamente, el amor no consiste en hacerle a usted fe¬
liz. Es una forma de iniciación que puede transformarlo ra¬
dicalmente, definiendo su personalidad actual pero despo¬
jándolo de la anterior. Si no se da cuenta de que camina
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    Mal de amores 181
sobre brasas, que arrostra toda clase de peligros y sobrevi¬
ve en la selva por perseguir una visión, todo ello dentro de
los límites de una simple relación humana, se expone a ser
destruido por ésta. El amor le da un sentido de significado,
pero usted paga un precio por ello. Le convierte en la perso¬
na que está destinado o destinada a ser, pero sólo si es capaz
de soportar los dolores que le inflija y permite que le vacíe
en la misma medida que le llena.
UNA CUESTIÓN DEL ALMA
El amor es una cuestión del alma y está íntimamente ligada
a su destino. Aparece cuando uno menos se lo espera o ino¬
portunamente. En ocasiones desaparece en el peor momento.
Puede aparecer y desaparecer y regresar de nuevo, sin que
ninguna razón aparente explique su volatilidad. Los pintores
antiguos representaban el amor como un adolescente con
alas, un signo de su carácter huidizo, una cualidad que pue¬
de afligir a una persona de cualquier edad. Porque el amor en
sí es joven y puede hacerle sentirse más joven de lo que es.
También puede hacerle envejecer, especialmente en los mo¬
mentos en que desaparece de improviso, o cuando el objeto
de su amor ya no le ama.
El aspecto de la noche oscura del amor es brutal com¬
parado con la alegría y despreocupación del comienzo del
amor. ¿Cómo pasa uno de sentirse como si flotara a sentir¬
se hundido? La respuesta estriba de nuevo en que el amor
está al servicio del alma, por lo que tiende a descender ha¬
cia las regiones profundas. Por más que uno desee permane¬
cer en el nivel en el que el amor parece un juego, éste nos
arrastra hacia el aspecto serio de la vida. La pareja que cree
que puede experimentar con el sexo, y posteriormente la
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mujer comprueba que está encinta, conoce bien este brusco
descenso a la realidad.
Los parientes y amigos adultos quizá traten de advertir
a una pareja joven sobre el lado oscuro del amor, pero,
como es natural, las advertencias apenas logran traspasar la
sutil pero resistente burbuja de la fantasía. Todo indica que
es importante que el amor esté libre de los obstáculos que
representan la sensatez y el sentido práctico. No puede con¬
sumirse en una vida si está constreñido por el sentido co¬
mún.
Algunas personas hallan la oscuridad del amor en el
contexto del matrimonio y la pareja. Otras pasan por mo¬
mentos de desesperación porque por algún motivo no consi¬
guen establecer una relación duradera. Tanto si busca usted
el amor como si trata de salvar una relación sentimental,
puede constituir el reto más difícil que se le presente en la
vida y a veces le parecerá imposible conseguirlo. Esa imposi¬
bilidad le hará que despierte lentamente, le mostrará los lí¬
mites de la comprensión humana y le procurará un puente
para pasar de lo humano a lo divino.
¿POR QUÉ EL AMOR PRODUCE
TANTA AMARGURA?
Una mujer llamada Amy me habló recientemente de un
hombre al que ama desde hace muchos años pero de lejos.
/
Este es el eje de su vida, pero, según confiesa Amy, es inca¬
paz de expresar sus emociones o ser el amante entregado
que ella necesita. Amy prosigue con su ajetreada vida, pero
todo el amor que lleva en su interior se centra en ese hom¬
bre. Sus amigos le dicen que ese hombre jamás podrá col¬
mar todas sus necesidades, pero Amy sigue aferrándose a él.
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Amy está atrapada porque confía en que algún día su
hombre le muestre sus sentimientos, pero no lo hace. Con
frecuencia nos sentimos irresistiblemente atraídos por un ca¬
llejón sin salida. Parece como si el alma quisiera quedarse
atrapada. No desea triunfar en su empeño, y no desea que la
vida fluya y avance. Los amigos y la familia no comprenden
esta situación, porque les preocupa la vida, no el alma. Quie¬
ren que sus hijos y sus amigos sean felices y muestren signos
de haber triunfado en todo: la familia, el trabajo, el amor. Si
pudieran asomarse al alma de su amigo o hijo, quizá com¬
prenderían que aún no ha llegado el momento de un final fe¬
liz. El alma tiene su propia agenda y sus propias necesidades.
Si esas necesidades no son satisfechas, el callejón sin salida
puede prolongarse durante largo tiempo.
Amy habla sobre su desengaño en el amor como si fue¬
ra algo externo. Está convencida de que si el hombre que
adora le mostrara algún día el amor que siente por ella, todo
se arreglaría. Pero yo lo dudo. Cuando uno se siente atrapa¬
do o frustrado en el amor, conviene que se examine a sí mis¬
mo y el papel que desempeña en esa situación. Sí, es proba¬
ble que la persona que ama también tenga un problema con
el amor. Pero el atolladero en el que se halla indica que debe
expandir su imaginación. Analizar su forma de vivir, porque
lo que aporta a esta conflictiva relación es su vida. Debe ana¬
lizarse a sí mismo, no sólo al otro, y examinar todos los as¬
pectos de su vida. Su vida sentimental no está desligada de
las otras dimensiones de su experiencia cotidiana.
Aunque parece obvio que el amor consiste en que unas
personas se unan para compartir su vida, también constitu¬
ye, principalmente, una introducción a las profundidades
del alma. Quizá no haya practicado usted nunca la medita¬
ción o la contemplación, pero ahora está obligado a pensar
y cavilar. Quizá no se haya sentido nunca tan afectado por
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    184 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
sus emociones, y ahora sus emociones eclipsan cualquier
otra consideración. Quizá no se haya entregado nunca a la
fantasía y a la ensoñación, pero ahora ésa es su principal
preocupación. Todo ello demuestra un incremento de la ac¬
tividad del alma profunda.
A medida que la relación evoluciona puede convertirse,
como dice Jung, en un receptáculo del alma. A medida que
uno cambia y la relación pasa por distintas fases, uno se in¬
troduce más profundamente en el alma. Aunque la relación
no dure o se rompa bruscamente, uno no tiene más remedio
que experimentar sus emociones y ensayar su historia reitera¬
damente en un proceso que quizá cree el espacio que necesi¬
ta para su alma. Llegados a este punto, algunas parejas vuel¬
ven a conectar, pero a menudo es necesario que se forme una
nueva relación para construir una forma madura de amor.
Como dicen las tradiciones religiosas, el amor es una
fuerza creativa, que construye a partir de nuestra vida y ex¬
periencias un mundo articulado, una vida llena de significa¬
do y complejidad. Las personas experimentadas en materia
del amor se hallan en un estadio de evolución distinto a
quienes aún no han experimentado este tipo de iniciación.
El amor incentiva todas las dimensiones de la vida, y lo que
parece amor romántico o una relación sentimental puede
propiciar una pasión más intensa por la vida. Por este mo¬
tivo nuestras iniciaciones sentimentales son imprescindi¬
bles. Si logramos salir airosos de ellas, todos los aspectos de
la vida asumen una cualidad erótica.
AMOR A MEDIAS
Place poco recibí una carta que describía otro tipo de calle¬
jón sin salida. Un hombre me escribió para contarme que
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adora a su esposa y a sus hijos pero está enamorado de una
colega del trabajo. Hace años que mantienen una «rela¬
ción», pero el hombre se queja de que su compañera se nie¬
ga a hacer el amor con él porque está casado. El hombre es¬
pera con paciencia, sufriendo, interpretando en ocasiones
su pasión como una expresión del alma y otras como una
invitación a cambiar su vida. No sabe si seguir en ese atolla¬
dero, abandonar a su familia o renunciar a su pasión. Nin¬
guna de esas opciones le parece aceptable, de modo que si¬
gue estancado en esa situación.
Al leer la carta recordé las palabras de James Joyce: «La
cordura se halla en el caos». Algo está ocurriendo en este
enojoso callejón sin salida. Buena parte de los trabajos de
alquimia de C. G. Jung se remonta a su idea de que el pro¬
ceso de convertirse en persona empieza con una situación
conflictiva. Si no existe ninguna situación conflictiva en su
vida, quizá deba buscarla. La mayoría de nosotros no tene¬
mos que esforzarnos en dar con ella.
Por tanto, no me chocó que este hombre se sintiera
atrapado en una complicada situación, pero me sorprendió
comprobar que lo que le preocupaba era el sexo en lugar
del deseo de estar junto a la persona que amaba. Si ambos
tenían una relación sexual, el hombre seguiría estando en
un triángulo y, a mi modo de ver, no habría adelantado
nada. Quizás el hecho de estar en un triángulo le incomoda¬
ra menos de lo que me incomodaría a mí, pero sospecho
que hay algo más. A menudo cuando estamos enamorados
no tenemos claro qué es lo que buscamos. El intenso entu¬
siasmo que nos inspira una nueva relación quizá no sea sino
afán de experimentar un intenso entusiasmo.
Estas dos personas han establecido un sistema que de
momento les da resultado —ambos están casados y mantie¬
nen una relación asexual—, lo cual satisface mínimamente
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    186 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
su pasión y responde a su necesidad de ser leales a sus cón¬
yuges e hijos. Se sienten frustrados en relación con su amor,
pero lo suficientemente satisfechos para seguir en esa situa¬
ción. No obstante, un triángulo tiende a expandirse, y el
hombre que me ha escrito la carta siente el deseo de cambiar.
Yo le animé a analizar el importante papel que desem¬
peñaba Eros en su vida. Cuando la pasión se centra fuera de
las estructuras normales, suele indicar que algo no funciona
en el status quo, en el trabajo, en el hogar, con los amigos o
la familia. Le aconsejé que utilizara su frustración para esti¬
mular su imaginación y replantearse el conjunto de su vida.
Con nuestra mentalidad moderna, tendemos a separar el
significado de la emoción. No comprendemos que nuestras
pasiones tienen que ver con el hecho de que la vida tenga
sentido. Asimismo, tendemos a centrarnos en el problema
que nos ocupa, como si se tratara de un mal funcionamien¬
to mecánico que necesitara ser reparado. A menudo no nos
percatamos de que todas las partes de la vida están conecta¬
das, y que los problemas en un área pueden indicar un cam¬
bio en otra.
Una posibilidad en este caso es que, teniendo en cuenta
que la «otra» mujer es una compañera de trabajo, ésta com¬
parte la vida profesional del hombre más que su esposa. Es
una situación muy frecuente. Un cónyuge, hombre o mujer,
está completamente conectado a los niños y el hogar, o qui¬
zás a otra profesión, y la pareja apenas tiene oportunidad de
compartir su vida. Es muy sencillo: el amor nos invita no sólo
a compartir nuestras personas, sino nuestras vidas. En la cre¬
ación de una vida juntos, conviene comprender que el amor
necesita expandirse, incluir a los amigos, las familias, el tra¬
bajo, las ideas y las culturas. A menudo las personas esperan
que la vida se configure inconscientemente, en lugar de culti¬
var las diversas áreas como partes de un todo. Quizá se per-
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caten de esas necesidades demasiado tarde, o no lleguen a
comprender nunca las raíces de su insatisfacción. De modo
que se embarcan en una nueva relación con otra persona.
Ignoro si es el caso del hombre que me escribió, pero
deduzco que se halla en una situación similar. Su imagen so¬
bre una relación sentimental se me antoja un tanto mezqui¬
na, y en consecuencia está atrapado entre dos distintos
amores que le ofrecen el tipo de vida que desea. Marsilio Ficino decía que cuando uno tiene que elegir entre dos o más
cosas, debe elegirlas siempre todas. En cierto aspecto con¬
vendría que ese hombre pudiera elegir a sus dos amores. No
está claro cómo podría conseguirlo, pero estoy seguro de
que al fin hallaría la forma de salir de este atolladero y este
dilema.
LA EXPANSIÓN DEL AMOR
Los psicólogos jungianos, como Adolph Guggenbühl-Craig,
consideran el matrimonio como un medio de individuación.
A través de los avatares del matrimonio, forjamos nuestra
personalidad. Yo añadiría que el matrimonio no sólo tiene
que ver con la psicología de cada individuo, sino con el es¬
tablecimiento de una asociación creativa que repercute en
un trabajo bien realizado, una familia estable, un círculo vi¬
tal de amigos y vecinos y, en última instancia, hasta en una
nación más madura. Nuestros esfuerzos personales en ma¬
teria de amor inciden en el mundo en el que vivimos, no
sólo desde el punto de vista sentimental sino reforzando el
carácter y dando profundidad a las personalidades que cre¬
an la cultura.
Recientemente oí a un antiguo presidente de Estados
Unidos hacer un comentario burdo y sexista sobre una mu-
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jer que había estado debatiendo con él. De inmediato se me
ocurrió que la ansiedad de este hombre con respecto a las
mujeres y al sexo, transformada en un estilo grosero de ha¬
blar con las mujeres y sobre ellas, se revelaba en sus políti¬
cas domésticas e internacionales. El matrimonio y otras re¬
laciones íntimas constituyen el crisol en el que nuestra alma
madura y nos permite ser una persona creativa, ética y com¬
prensiva en otras áreas.
Teniendo en cuenta esos aspectos sobre el amor, no de¬
bemos tratar de resolver las noches oscuras del amor esfor¬
zándonos en crear una relación más satisfactoria. Debemos
centrarnos en el alma, reforzarla y hacerla más profunda.
En mi consulta he visto a muchas personas padecer los tor¬
mentos del amor y superarlos no a través de un ideal senti¬
mental de armonía y compatibilidad, sino con el afán de vi¬
vir y trabajar y contribuir a la sociedad. Quizá convenga
que el amor se incube durante un tiempo en un nido aisla¬
do de la vida, pero al fin este amor que se ha incubado du¬
rante largo tiempo puede extenderse hacia fuera, hacia un
mundo que necesita urgentemente que aprendamos a man¬
tener relaciones maduras.
CONFLICTOS MASOQUISTAS
Con frecuencia la noche oscura del amor es dolorosa por¬
que una persona depende por completo de la voluntad de
otra de fomentar esa relación. Esperar a que las compuertas
del amor del otro se derrumben es otro ejemplo de maso¬
quismo. Uno tiene que ser infinitamente paciente mientras
espera a que la persona que ama se decida a responder. El
masoquismo puede continuar aunque uno acabe viviendo
con la persona que ama. Siempre hay algo que el otro te
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promete pero no te da. En ocasiones el masoquismo consti¬
tuye la base de la relación, no un determinado problema.
Este esquema representa un suplicio para muchas per¬
sonas. Por supuesto, puede ser un medio para que un miem¬
bro de la pareja domine al otro, y es sabido que los podero¬
sos y los sumisos a menudo se encuentran. La solución no
consiste en que la persona impotente acumule suficiente ira
y energía para hacer que cambien las tornas, sino rendirse
ante algo más grande, la propia vida. El juego de poder de
la pareja puede constituir un callejón sin salida utilizado
como defensa para impedir que uno u otro miembro de la
pareja viva con plenitud. Estas parejas se centran infructuo¬
samente en sí mismas y evitan desarrollar una vida creativa
en el mundo.
James Hillman critica el esquema de personalismo en la
cultura contemporánea, explicándolo todo desde un punto
de vista psicológico y centrándose en el perfeccionamiento
del individuo. Yo deseo sumar mi protesta contra el excesi¬
vo hincapié que se hace en la «pareja», la tendencia a redu¬
cir el significado de la vida al amor romántico. Uno de los
numerosos problemas de este enfoque es el desengaño que
se produce una vez consumado el matrimonio u otro tipo
de relación sentimental. Las personas pierden su entusias¬
mo y sentido de propósito. Sus vidas se vuelven monótonas
y aburridas porque ven la resolución del amor romántico
como un fin en sí mismo, en lugar del comienzo de una vida
en la que contribuyen a la sociedad.
En cierta ocasión conocí a un joven que detestaba el
trabajo que desempeñaba en el mundo financiero. Tenía
cualidades para destacar en él, pero no aspiraba a hacerlo y
dedicaba escasos esfuerzos a conseguirlo. Por otra parte,
dependía por completo de su esposa. No se sentía seguro de
ella e imaginaba constantemente que le engañaba con otros
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hombres. Como ocurre con frecuencia, no se le había ocu¬
rrido relacionar sus problemas en el trabajo con sus proble¬
mas en el hogar. Daba la sensación de no saber nada sobre
la vida. Parecía un niño que espera que el mundo le consue¬
le y alivie sus sufrimientos. En algunos aspectos su infanti¬
lismo le daba cierto encanto, pero uno observaba enseguida
su tormento interior y su tendencia, un problema frecuente
entre masoquistas, a tratar de controlar a los demás.
Era una persona que necesitaba urgentemente un rito
de pasaje de la infancia a la madurez. Vino a verme princi¬
palmente para que le ayudara a resolver sus inseguridades
en su matrimonio. Pero a mi modo de ver lo que necesitaba
era un cambio fundamental en su persona. Sus problemas
conyugales no eran sino la punta del iceberg de una debili¬
dad fundamental de espíritu.
No me resultó fácil hablar con él, porque con frecuencia
el masoquista está convencido de su virtud. Se considera la
verdad personificada y piensa que el mundo le hace sufrir in¬
justamente. Tuvimos que derribar esa barrera protectora
para que aflorara su auténtica personalidad. No me refiero a
que yo tenía todas las respuestas y enseguida adiviné su for¬
ma de ser. Pero vi las contradicciones. Tuve la impresión de
que aún no había experimentado una noche oscura del
alma. La mantenía a raya representando una falsa actitud de
rendición.
Esta es otra interesante dinámica que hallamos en todo
tipo de noches oscuras. Es preciso distinguir entre la resis¬
tencia a la noche oscura y la propia noche oscura. Las per¬
sonas que tratan de evitar el dolor permanecen en un esta¬
do vacío y estéril, a la defensiva, precisamente porque no
permiten que se materialice la noche oscura. La auténtica
noche oscura es menos dolorosa que el hecho de resistirse a
ella; una noche oscura posee más vida y menos ego.
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Recientemente tuve una conversación con una amiga
que suele ser víctima de la persona de la que se enamora. Es
una mujer de cuarenta y tantos años, muy inteligente y sen¬
sible, que me confió que su compañero se negaba a casarse
porque, según le dijo, estaba convencido de que a ella sólo
le interesaba su dinero. Mi amiga se sintió profundamente
herida por ese comentario pero no quiso alterar el precario
equilibrio de la relación. A fin de cuentas, su compañero era
en términos generales un hombre amable y cariñoso. Mi
amiga creía que acabaría dándose cuenta de la realidad y
cambiaría, o bien que ella aprendería a convivir en una re¬
lación. Yo no confiaba mucho en esas soluciones.
Pensé que mi amiga tenía que resolver su pasividad en
otras áreas de su vida. Sus relaciones sentimentales eran ex¬
cesivamente tormentosas y complejas. No poseía la visión ni
la fuerza para modificar su actitud, pero podía realizar cam¬
bios necesarios en su trabajo y con respecto a su familia. A
menudo los esquemas destructivos en las relaciones senti¬
mentales reflejan la costumbre de renunciar a demasiadas
cosas o identificarse con un sentimiento de impotencia. Con
frecuencia es más eficaz afrontar esos problemas en otras
áreas que en el terreno sensible de una relación sexual.
El masoquismo es una forma encubierta de control. La
vida de mi amiga había permanecido durante años en un
atolladero debido a su empeño en mantener todas sus re¬
laciones serenas y ordenadas. Este sufrimiento controlado
está lleno de ego y esencialmente impide el flujo natural de
la vida. Cuando ese flujo por fin es liberado, aflora una pro¬
funda fuente de fuerza que destruye el masoquismo y crea
la paradójica situación de fuerza a través de una rendición.
Cuando por fin dejamos que la vida fluya a través de nos¬
otros, descubrimos una calma y un coraje que no habíamos
experimentado jamás.
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El único método eficaz de resolver el masoquismo es de¬
jar que corroa progresivamente nuestra voluntad. Si uno
está enamorado de alguien que sabe que nunca le correspon¬
derá, debe reconocer su pasión a sí mismo y a algunos ami¬
gos, y quizá también, con prudencia, a la persona en cues¬
tión. Debe dejar que sus emociones le humillen hasta que
éstas le liberen. Por último debe rendirse ante la realidad: el
amor al que aspira es inalcanzable. Es así de sencillo.
Esa rendición, por dolorosa que sea, permitirá que la
vida siga fluyendo. Quizá no lo haga como usted había pre¬
visto, pero en cualquier caso lo hará de forma más inocua y
satisfactoria que cualquier solución que usted pudo haber
forzado. Estas son las lecciones de una noche oscura.
ATRAPADOS
Al hombre que espera que su triángulo amoroso estalle y dé
paso a una relación sexual y una vida satisfactorias, yo le
aconsejaría: «Viva más generosamente en todos los ámbi¬
tos. La obstinada resistencia de su amada a rendirse al amor
que siente usted por ella refleja su propia resistencia a la
vida». Quizá la solución definitiva a un triángulo amoroso
no sea un nuevo matrimonio, sino una nueva forma de par¬
ticipar en la vida. El amor no pretende aplacar las turbulen¬
cias que usted experimente. Desea prosperar a través de las
parejas, las familias, las comunidades. En última instancia
desea que usted conecte con la fuente de la vida. El hecho de
que se encuentre estancado en un callejón sin salida quizás
indique los límites de su imaginación. Tenga presente que el
amor no se refiere a usted, sino al mundo.
Como psicoterapeuta, procuro no ofrecer falsas vías de
escape de los atolladeros y las trampas sentimentales. Mi
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deber es cuidar del alma, no dirigir la vida de una persona.
Es tentador convertirse en héroe y salvador, pero poner un
mínimo de orden en una vida no es lo mismo que propor¬
cionar al alma lo que necesita. Quizá necesite un caos más
intenso, un callejón sin salida más profundo y una mayor
oscuridad.
A la mujer atrapada en su amor por un hombre egoísta
que permanece alejado de ella, emocional y físicamente, le
aconsejaría: «Ame su vida sin reservas. La indiferencia de
ese hombre refleja su propia incapacidad de amarse a sí mis¬
ma y su vida. Tiene que descender a los infiernos para averi¬
guar lo que ocurre. Confiar en que otra persona la ame no es
vivir. Cuando deje que su vida fluya libremente, tendrá más
probabilidades de atraer al hombre que le conviene».
Al hombre que no consigue medrar en su vida profesio¬
nal y está obsesionado con la supuesta infidelidad de su es¬
posa, le aconsejaría: «Madure. Descubra la satisfacción de
esforzarse en realizar bien su trabajo. Tenga presente que si
no trata de forzar m manipular a las personas para que le
amen, le ofrecerán un cariño sincero y leal. Cuanto más se
afane en controlarlo todo, menos probabilidades tendrá de
conseguir lo que ansia. Nadie puede proporcionarle una
sensación de seguridad. Tiene que alcanzarla usted mismo,
ante todo viviendo su vida con entusiasmo y aprendiendo a
amarse a sí mismo. ¿Cómo conseguir sentirse seguro y ama¬
do? Probablemente a través de una noche oscura del alma».
EL LODAZAL DEL AMOR
En el verano de 1974, la poetisa Anne Sexton escribió a la
autora Erica Jong sobre sus sentimientos a propósito de su
divorcio: «Con frecuencia lamento haber abandonado a mi
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marido, si por lo menos lo hubiera abandonado por otra
persona, y aunque eso me habría remordido la conciencia,
lo soportaría mejor que esta locura... Mis ondas cerebrales
me dicen que eso es repugnante y despreciable, pero no pue¬
do remediarlo. Llevo una semana hundida en un lodazal de
desesperación».34
A menudo las personas piensan que en cuanto logren
resolver el problema inmediato de una relación —en el caso
de Sexton, su divorcio— podrán seguir adelante y olvidar el
pasado. Pero el alma conserva eternamente estas intimida¬
des. A primera vista, el divorcio representa un fin, pero en
el fondo no es sino un comienzo. Los recuerdos persisten, y
en ocasiones los remordimientos reaparecen una y otra vez
a lo largo de muchos años. Uno puede arrepentirse de no
haber tomado otra decisión, y ese arrepentimiento le tras¬
torna. Debe considerar la relación más allá de una estructu¬
ra vital y comprender que el amor, junto con sus dolorosos
desenlaces, le conduce a un nivel más profundo.
El amor romántico tiene un propósito, un propósito de
gran envergadura. Su misión consiste en liberarle de la bur¬
buja de los asuntos prácticos y cotidianos, revelarle el he¬
cho de que posee un alma y que la vida es infinitamente más
misteriosa de lo que imagina. Cuando consiga pasar del
pragmatismo y literalismo a una vida cimentada en el alma,
en la que la imaginación y las emociones son infinitamente
más importantes que la mera acción y el análisis, su noche
oscura habrá alcanzado su propósito. Es posible que des¬
aparezca. Es posible que vuelva usted a ver la luz y se sien¬
ta más animado. Pero no será la misma persona. Una parte
de usted, al igual que Perséfone, la joven e ingenua reina del
infierno, vivirá en este ámbito sombrío por más que usted
actúa y reacciona a la luz del sol. Ya nunca volverá a ser tan
inocente en los asuntos del amor.
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En algunos casos el amor exige una paciencia casi impo¬
sible. Quizá tenga usted que esperar a que las circunstancias
cambien para que su amado o amada se dé cuenta de que le
ama. A menudo las personas se conocen y empiezan a conec¬
tar en circunstancias que excluyen cualquier relación seria y
duradera. Con frecuencia es imposible saber si la pasión in¬
vita a una vida compartida con la otra persona o si es una
meta inalcanzable. En cualquier caso, el alma está implicada
en ello, y uno no tiene más remedio que hacer caso de sus
emociones y fantasías. Puede confiar en ellas, no que le or¬
ganicen la vida tal como usted desea, sino que organicen los
elementos de su alma a fin de ofrecerle una vida más plena y
satisfactoria en el futuro.
EL TRIÁNGULO AMOROSO
Hemos comentado de pasada el triángulo amoroso; ahora
nos centraremos en este problema, uno de los que aquejan
más frecuentemente a las personas que se someten a un
tratamiento de psicoterapia. He oído a muchos hombres y
mujeres, aparentemente entregados a su matrimonio y su
familia, confesar haberse enamorado de otra persona que
amenaza su paz conyugal. Aunque en su mayoría no bus¬
caban una nueva pasión en su vida, gozaban de ella. Casi
sin darse cuenta, habían penetrado en el ojo del huracán,
un triángulo que en muchos casos no ofrecía una salida
satisfactoria.
Uno puede estar casado, tener hijos, sentirse relativa¬
mente satisfecho y feliz, cuando de improviso aparece un
nuevo amor que sacude los cimientos de su existencia. Uno
dedica horas y días a tratar de poner en orden sus emocio¬
nes, a buscar una solución. Con un poco de perspicacia y
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ayuda, quizá descubra que no se trata de un problema sino
de un misterio. Quizá comprenda que debe penetrar más en
él para salirse del mismo. Si uno busca una salida rápida y
sencilla, no tardará en caer de nuevo en el problema. Los
triángulos sentimentales no aparecen sin más m más. Tie¬
nen un propósito.
El triángulo amoroso es una de las formas más comu¬
nes del amor imposible. En ocasiones uno atraviesa varias
fases de lucha consigo mismo. Al principio uno se engaña
pensando que puede desembarazase de ese amor inoportu¬
no, o quizás imbricarlo en el suave tejido de su vida. Pero
no tarda en descubrir que ninguna de esas opciones funcio¬
na. Entonces uno echa mano de sus principios morales y se
siente avergonzado de sí mismo, de tal modo, que no le que¬
da más remedio que buscar una solución. Piensa que debe
ser leal a su cónyuge y proteger a sus hijos. Que debe obrar
conforme a sus principios y apoyarse en los valores que
aprendió en su infancia.
La segunda fase le conduce al sorprendente descubri¬
miento de que la senda moral no siempre da resultado. La
pasión persiste, y por más que uno se esfuerce en sentirse lo
suficientemente avergonzado para hallar una solución, su
amor aumenta y se adentra más en las tinieblas del deseo.
Según lo describían los griegos sin sentimentalismos, la dio¬
sa del amor es Afrodita, un espíritu que añade una infinita
gracia y placer a la vida, que aporta satisfacción sexual al
matrimonio y a las relaciones duraderas, pero que prescin¬
de de las estructuras establecidas y provoca celos y separa¬
ciones. Una versión moderna del antiguo himno orfeico a
Afrodita la describe como una diosa del mar y dice:
Eres una maravillosa necesidad,
incluso pese a la ferocidad del tiburón?5
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En su célebre cuadro El nacimiento de Venus, Botticelli
nos muestra el lado fascinante de la diosa del amor emergien¬
do de las olas, pero no hay rastro del tiburón. Al principio uno
quizá contemple ingenuamente su amor a través de los ojos de
Botticelli. Pero más tarde olerá la presencia de la bestia.
¿Cuál es el propósito de un amor ilícito e inoportuno?
¿Por qué nos enamoramos de alguien justo cuando la vida
comienza a tener sentido y nos ofrece diversas satisfaccio¬
nes? En algunos casos una nueva pasión indica problemas
con el cónyuge. O quizá forme parta del largo y complica¬
do proceso que uno experimenta hasta sentir que ocupa el
lugar adecuado junto a la pareja idónea. Por otra parte, a
veces uno se percata de que la nueva persona no sería una
pareja tan satisfactoria como su cónyuge o amante, pero la
pasión sigue intensificándose.
Los grandes poetas antiguos insisten en que el amor es
esencialmente misterioso, no sólo difícil de desentrañar, sino
que encierra implicaciones inabarcables. ¿Por qué, nos pre¬
guntamos, ha aparecido esa persona en mi vida cuando me
siento satisfecho de mi matrimonio, cuando ha nacido mi
primer hijo o cuando creo haber logrado controlar mi vida?
Por más que uno se pregunte «por qué», no sirve de nada y
sólo demuestra que existe otra voluntad u otros designios
implicados en el asunto. La pregunta «por qué» no nos acla¬
ra el misterio.
En su extraordinario libro sobre el alma y el amor El
mito del análisis. James Hillman escribe que el amor imposi¬
ble atormenta el alma obligándola a alcanzar un nivel supe¬
rior de percepción. «Antes de que la conexión sea posible, la
psique atraviesa la noche oscura del alma, una mortificación
en la que siente el paradójico dolor de un inmenso potencial
dentro de sí y una sensación de culpabilidad, aislamiento y se¬
paración.»36 Yo he contemplado esta explosiva confrontación
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de deseo y culpabilidad en numerosas personas que sufrían la
confusión de un amor imposible. Oscilan entre un extremo y
otro, pasan de una vacilante decisión a otra, de una lealtad
a otra. La misma inestabilidad de sus pensamientos y senti¬
mientos indica la presencia de la noche oscura y la incapaci¬
dad de asumir la actitud necesaria para solventar el problema.
El triángulo amoroso nos obliga a alejarnos de la fu¬
sión, según dice Hillman, para recobrar nuestra individua¬
lidad, nos guste o no. Como dice el psiquiatra Robert Stein,
el amor siempre conlleva el deseo de aparejarse y desapare¬
jarse. El deseo de fusión genera paradójicamente el deseo, a
corto o largo plazo, de desconectarse, y ese deseo de sepa¬
ración resulta desconcertante, tanto más cuando la fusión
ha propiciado un hogar y una familia. Por lo demás, todo el
mundo se refiere a la capacidad del amor de crear relacio¬
nes, pero nadie menciona su capacidad de destruirlas.
DESEOS CONTRAPUESTOS
La tesis de Robert Stein sobre la paradoja del aparejarse/
desaparejarse es crucial. En ocasiones, cuando experimen¬
tamos un intenso deseo de unión, tenemos la sensación de
que en el fondo deseamos lo contrario. Cuanto más anhela¬
mos una conexión, más dispuestos estamos a que se pro¬
duzca una desconexión. No basta con apreciar la paradoja.
Es preciso tener en cuenta ambos extremos. Si uno se casa o
convive con una pareja, debe tener también presente el de¬
seo de separación. No es necesario que reprima su amor ni
su entrega a la otra persona, pero debe comprender que ne¬
cesita también su soledad e individualidad. Uno debe obrar
con sutileza, amar a su pareja y a sí mismo, de lo contrario
puede caer en una noche oscura.
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La misma complejidad de algunos amores nos aproxi¬
ma al misterio, permitiendo al alma iniciarse en nuestras in¬
tensas emociones y nuestra confusión. Alcanzamos un nue¬
vo nivel de amor en el que podemos resolver la paradoja de
ser una persona y una pareja. Según la versión de Hillman,
el sufrimiento del amor es el dolor de un embarazo psicoló¬
gico. La imposibilidad del amor nos obliga a convertirnos
en otra persona. Nos obliga a pensar y analizar en qué con¬
siste el amor. Comprendemos que debemos tomar decisio¬
nes difíciles pero, lo que es más importante, nos educamos
a nosotros mismos a través de nuestras reflexiones.
No podemos amar profundamente hasta no habernos
convertido en una persona profunda, y el tormento de un
amor difícil constituye la prueba que nos convierte en una
persona capaz de experimentar un amor intenso. El amor
que sentimos por otra persona, especialmente si es difícil o
imposible, nos prepara para experimentar un tipo de amor
muy distinto.
El teólogo David L. Miller dice que la presencia de un
tercer amor mantiene el alma alerta. «El Eros formado por
un triángulo significa la constante negativa a sustancializar al
tercer elemento, manteniéndolo en la esfera de la conversa¬
ción, de la fantasía, de la historia. No es un objeto ni una per¬
sona, sino la interacción entre dos personas.»3 Por más que
uno esté convencido de que el problema en el triángulo es la
otra persona, el profesor Miller sostiene que el problema es
la situación, el triángulo en sí mismo. Es preciso reflexionar
hacia dónde nos conduce la dinámica de este triángulo.
Muchos de los triángulos amorosos que he visto en mi
consulta estaban protagonizados por personas con hijos.
Con frecuencia formulan la siguiente pregunta: ¿Perjudica¬
rá a los hijos el que sus padres se separen o divorcien? No
podemos ofrecer una respuesta universal a esta pregunta,
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pero podemos decir sin temor a equivocarnos que si uno de
los padres reprime sus sentimientos por el bien de los hijos,
lo más probable es que los hijos sufran. Necesitan a un pa¬
dre que abrace la vida con valor y delicadeza, y la vida no
suele ser al mismo tiempo fuerte y ordenada. El caos es una
forma de que la vida se renueve, y si un padre o una madre
evita el caos, sus hijos no dispondrán de los cuidados vita¬
les y el modelo que necesitan.
Recuerdo a una mujer que no se hallaba en un trián¬
gulo, sino en un pentáculo formado por su nuevo amante,
su marido, sus hijos, sus padres y ella misma. Todos esta¬
ban implicados en su vida sentimental, y cada uno de ellos
añadía una mayor tensión al caos. Al cabo de unos años
de sufrimientos, la mujer resolvió esa geometría emocio¬
nal al comprobar que no había concedido suficiente amor
a sus aficiones y capacidades. Cuando su carrera comenzó
a prosperar, los otros amores pasaron a ocupar sus pinto¬
rescos y poco ortodoxos lugares. Fue una decisión que ja¬
más pudo haber imaginado al principio de su desespera¬
ción.
EL AMANTE DESCONOCIDO
En un triángulo, la tercera «persona» representa el alma. Al
ser inalcanzable, la figura del alma mantiene a uno en un per¬
petuo estado de asombro. Es el momento en que uno debe
acudir a un psicoterapeuta que le ayude a prestar atención a
su vida profunda. Es el momento en que el alma se muestra y
se convierte en un factor ineludible. El amor imposible se su¬
blima en el argumento, el autoanálisis y la capacidad de ma¬
ravillarse. A través de la dificultad que presenta, uno se con¬
vierte en una persona dotada de mayor comprensión.
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    Mal de amores 201
La artista Joan Hanley califica la tercera figura del
triángulo como «el amante desconocido», el secreto y mis¬
terioso amante del alma que reside en todo amante de car¬
ne y hueso. El sufrimiento del amor se debe en parte a que
ninguna persona, por más que nos guste y satisfaga, es ca¬
paz de colmar el deseo de amor. Siempre existe un residuo,
porque el amor nos transporta más allá de la esfera huma¬
na. Hace que conectemos con el objeto último del deseo.
Nos invita a trascendernos, a potenciar nuestro ser.
Cuando entendemos que el amor es algo más que una
emoción humana, que es una pasión cuya misión consiste
en hacer que la vida siga fluyendo, no suponemos que vaya
a desconectarse cuando haya alcanzado el objetivo humano
de crear un matrimonio y una familia. Tiene propósitos más
importantes, porque el amor es el combustible de la vida.
No conviene apoltronarse, pues uno deja de vivir. Es preci¬
so preguntarse continuamente ¿qué espero recibir de esta
tercera y nueva persona, y puedo obtenerlo por otros me¬
dios? Es una pregunta inicial ingrata, pero indica el camino
a seguir.
David L. Miller dice que el tercero cobra forma como
fantasía e historia. Debemos aprender a vivir más simbóli¬
ca y poéticamente para dejar que «el amante desconocido»
cumpla con su labor. El tercer amante no es real, en el sen¬
tido de que no encaja perfectamente en nuestra vida. Su
misma distancia hace que el amor sea imposible y, al mis¬
mo tiempo, creativo. Al obligarnos a reestructurar nuestra
vida, es posible que se nos ocurran nuevas ideas sobre la
forma de replanteárnosla. Si ese amor tuviera sentido en el
contexto de nuestra vida, el nuevo amante no sería un ter¬
cero. Debemos reflexionar y hablar del tema, y aunque no
alcancemos una solución, habremos ganado mucho duran¬
te ese proceso.
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    202 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
DENTRO, FUERA, ENTREMEDIO
Las personas atrapadas en triángulos hablan sobre sus rela¬
ciones «marginales» como si no formaran parte integrante
de su vida. Con frecuencia la relación ilícita se asemeja a
una incursión en el país de la fantasía, no porque no sea se¬
ria o real, sino porque reside fuera de los límites de la vida
normal. Esa violación de la norma puede formar parte de
la atracción, y muchas personas se refieren a ella como si la
aventura fuera tan importante como la otra persona. Georges Bataille, el filósofo francés, dice que el amor real siem¬
pre conlleva una transgresión.
En un contexto más generalizado, hemos descrito la no¬
che oscura del alma como un lugar liminal, entre lo normal
y lo extraordinario. Un triángulo amoroso posee su propia
liminalidad. Las parejas se encuentran en lugares de paso:
restaurantes, hoteles, coches, en el campo. No quieren que
les vean sus amigos y parientes, y no tardan en comprender
que su mutua pasión no forma parte de la vida normal. Esta
cualidad liminal puede ser problemática, pero también es
creativa. A veces las personas casadas, en un esfuerzo por re¬
novar su vida conyugal, tratan de recuperar la liminalidad
de los amantes ilícitos. Con esa intuición de que la transgre¬
sión confiere al amor una tensión especial, algunas parejas
prefieren fugarse que precipitarse en un matrimonio monó¬
tono y aburrido mediante una boda convencional.
No obstante, muchas personas siguen haciéndose esta pre¬
gunta: ¿Qué hago si me encuentro atrapado en un triángulo
amoroso? ¿Existe una solución a este problema, un remedio
para el sufrimiento que provoca? Algunas personas son espe¬
cialmente sensibles al sufrimiento que causan a su pareja o sus
hijos. En ocasiones los hijos rechazan a su madre o su padre,
según a cuál de ellos consideren el destructor de la familia.
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    Mal de amores 203
La pareja puede sentirse atormentada entre el deseo de
conservar la respetabilidad y lanzarse a la aventura. Ambas
perspectivas son apetecibles y ambas requieren igual aten¬
ción. La imposibilidad del amor sitúa a uno en un profun¬
do atolladero. Quizás incluso sospeche que cuando la aven¬
tura —la transgresión y la liminalidad— haya concluido,
no le quede sino resolver los habituales problemas de una
relación respetable. Es posible que uno goce con esa limina¬
lidad, por más que se queje de ella.
EL ALMA TRIANGULADA
Conozco a una mujer que gozaba de un matrimonio relati¬
vamente satisfactorio pero aburrido y se sentía poderosa¬
mente atraída por un hombre que tenía serios problemas de
alcoholismo. Al parecer el deseo de la mujer de mantener
una aventura con ese hombre no tenía nada que ver con el
deseo de librarse de su marido, sino que representaba la
oportunidad de alejarse de una vida excesivamente conven¬
cional. Necesitaba vivir experiencias nuevas y emocionan¬
tes. Se resistió durante largo tiempo a embarcarse en esa
relación, porque, según me dijo, no deseaba trastornar su
vida familiar y convencional. Yo no la animé a mantener
una aventura, pero exploramos su costumbre de reprimir su
pasión debido a la educación que había recibido. Pensé que
si lograba resolver ese tema, se evitaría la confusión que le
provocaría tener una aventura ilícita. Lo cierto es que tuvo
una relación con ese hombre y luego regresó, profundamen¬
te cambiada, a su situación familiar. A sus amigos les chocó
que no expresara el menor pesar ni remordimientos.
Muchas personas deciden separarse o casarse de nuevo,
pero yo no interpreto esos hechos de forma literal. Trato de
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    204 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
tener presente el estado del alma. Una solución práctica no
significa necesariamente que la crisis haya concluido. Aun¬
que las tensiones se suavicen, es posible que el alma no se
sienta satisfecha. Hay que profundizar mucho, teniendo en
cuenta que un triángulo es una invitación espiritual para una
reevaluación radical de toda la vida. No es un problema que
pueda resolverse o subsanarse, sino un misterio al que la ma¬
yoría de las personas se enfrenta al menos una vez en su vida.
La vida está llena de triángulos, no sólo en las relaciones
sentimentales sino en el trabajo, la familia y la política. Cada
vez que uno trata de armonizar dos facciones, aparece una
tercera. Durante años he tratado de mantener mi trabajo y
mi familia conectados. Trabajo en casa, y a veces imparto
clases junto con mi esposa. Mi hija se ha criado entre semi¬
narios para adultos y firmas de libros. Pero no tuve en cuen¬
ta un poderoso tercer factor: el mundo me pide que viaje con
frecuencia. En muchos aspectos, los atractivos del gran
mundo se asemejan a los seductores encantos de una tercera
persona. Hasta la fecha, vivimos con las tensiones de este
triángulo, tratando de sobrellevar la situación de la mejor
forma posible, tratando de hallar nuevas soluciones.
Una vez superado el triángulo, es preciso seguir adelan¬
te y afrontar otros retos. Iniciación no es educación y una
noche oscura del alma no es una experiencia de la que po¬
damos extraer enseñanzas. Es posible que después de atra¬
vesar una noche del alma uno sea más sabio. Que siga ca¬
yendo en situaciones complicadas y dolorosas. Es posible
que uno no salga de ella convertido en una persona más
perceptiva y experimentada, capaz de resolver las compleji¬
dades de la vida con habilidad. Pero estará más familiariza¬
do con el amor y quizá más abierto a su creatividad. Quizá
sea capaz de atreverse a profundizar en los misterios del
amor. Quizá no sean lecciones que usted deseaba aprender,
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    Mal de amores 205
pero posiblemente sean más valiosas de lo que podía imagi¬
nar, porque afrontar el amor indefenso significa vivir más
plenamente. La lección que nos enseñan innumerables his¬
torias y pinturas es que el tormento del amor hace que el
alma madure.
RELACIONES OSCURAS
Las noches oscuras del amor que padece el alma no desem¬
bocan en un idílico romance. Muchas personas soportan
años y a veces toda la vida matrimonios y otras relaciones
íntimas que las atormentan y destruyen todo atisbo de so¬
siego. En el peor de los casos, tanto hombres como mujeres
padecen situaciones vejatorias de las que no les resulta fácil
salir. La noche oscura del alma halla su imagen espejeada en
noches literales de temor y angustia.
Uno se pregunta cómo ha podido caer en una situación
tan catastrófica y por qué es incapaz de resolverla. Algunas
personas parecen sentirse atraídas por las situaciones veja¬
torias, en las cuales caen constantemente. Podemos imagi¬
nar los malos tratos literales como un sustituto de la morti¬
ficación alquímica, la laceración y el sufrimiento del alma.
Pero el tránsito del amor al odio a menudo forma parte del
amor y mantiene el misterio y la dinámica del matrimonio.
La higiénica fantasía del matrimonio puede ser positiva y
benéfica, pero encierra la relación en una expectativa está¬
tica de éxito y felicidad carente de vida.
Con frecuencia las personas hablan y escriben sobre el
amor como si se tratara de una situación superficial llena de
problemas vitales y emociones interpersonales, pero es algo
infinitamente más profundo. Es un misterio en el que parti¬
cipan recuerdos, fantasías y sentimientos profundos. Cuan-
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    206 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
do dos personas se casan, sus almas, como decía John Donne, se mezclan, pero no siempre con buenos resultados. Ca¬
sarse significa penetrar en el laberinto de la red de experien¬
cias pasadas y presentes de otra persona y dejar que ésta
penetre en la tuya. No es de extrañar que al cabo del tiem¬
po uno caiga en una noche oscura, toda vez que el terreno
del alma se asemeja a una selva. Por lo demás, es una situa¬
ción primigenia, que se remonta a la infancia y a los tiem¬
pos remotos de la cultura humana.
En las relaciones íntimas entra en juego la saga familiar,
al igual que los dramas arquetípicos y míticos que constitu¬
yen los cimientos de toda vida humana. El amado o la ama¬
da es un cuerpo de personas, algunas pertenecientes al re¬
cuerdo y otras al mito, y no siempre es fácil conocer a la
figura con la que uno pelea o la figura de la que uno está
enamorado. Lo cual no significa que el amor no sea real. La
persona amada es tan auténtica como la emoción, pero es
compleja y abarca toda la historia personal, carácter y des¬
tino, buena parte de lo cual es irrevocablemente misterioso.
En ocasiones los amantes aseguran que cada uno aporta
la mitad de la vida para componer un todo. Sería más preci¬
so decir que dos partes de una historia se atraen mutuamen¬
te. Una persona agresiva puede atraer a otra que habitual¬
mente desempeña el papel de víctima, de forma que ambas
desarrollan sus esquemas incompletos de poder. Una perso¬
na cariñosa y maternal, ya sea un hombre o una mujer, en¬
cuentra a un ser desvalido y vulnerable para cuidar de él.
Existen numerosos y variados esquemas, los cuales por
lo general son sutiles y en gran parte inconscientes. De vez
en cuando una relación parece un mito completo y total.
Cuando los mitos son sencillos y se viven sin demasiado re¬
flexión, pueden llegar a ser complicados e incluso peligro¬
sos. El propósito de una relación es hacer que aflore la com-
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    Mal de amores 207
plejidad de cada persona y crear una historia nueva, en la
que los motivos comunes se entretejen sutilmente como los
colores en un tejido.
EL MUNDO SUBTERRÁNEO DEL AMOR
El amor posee su propio mundo subterráneo. Si uno se aso¬
ma a ese interior profundo en las situaciones más banales,
quizá consiga abrirse paso a través del laberinto del amor.
Si no aprecia el alma profunda, es posible que siga girando
en medio de la confusión preguntándose por qué comete re¬
petidamente los mismos «errores». Tiene que iniciarse en
los misterios del amor en lugar de en sus técnicas. Debe de¬
jarse arrastrar por él y afrontarlo con inteligencia, dejarse
conducir hacia su destino espiritual, en lugar de perderse en
la esfera espejeada del amor romántico.
El amor es una noche oscura. Buena parte de las noches
oscuras se deben al amor. Cuando consiga renunciar al in¬
tenso resplandor de la conciencia y la comprensión, quizá
descubra que puede vivir en este mundo de forma más os¬
cura, dejándose llevar por el amor y el deseo en lugar de lo
racional y el control. No es preciso que renuncie a su inte¬
lecto, pero debe conceder al amor su dominio natural.
Una noche oscura de amor le obliga a replantearse el lu¬
gar que ocupa el amor en su vida. Quizá descubra que los
amores más corrientes y ordinarios entre sus amigos, sus pa¬
rientes y con su pareja propician un amor más misterioso
que es esencialmente religioso. Su amor se expande para
abarcar el mundo y prolongarse más allá del mismo. Los sufís, apasionados místicos de la tradición islámica, dicen que
nuestros amores humanos forman una escalera que conduce
a lo divino.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 210
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Noches de boda
El matrimonio es, asimismo, una especie de locura. Con fre¬
cuencia las personas se embarcan en él pensando que tienen
un futuro glorioso y apacible ante sí, pero más tarde se sien¬
ten traicionadas por su deseo y atrapadas en una pesadilla.
Incluso las parejas felices sufren momentos de estrés y pien¬
san en la posibilidad de poner fin a su matrimonio. Muchas
personas optan por divorciarse, pero repiten los mismos pa¬
trones en una nueva relación. El mayor error que comete la
gente es pensar que el matrimonio es una situación racional
en lugar de un disparatado intento de dar forma y estabili¬
dad a la vida.
Quizá considere el matrimonio una elección basada en
un sentimiento de amor hacia su cónyuge y el deseo de estar
juntos. Pero esta imagen del matrimonio no tiene en cuenta la
locura que conlleva. El día menos pensado se lleva un chasco
al comprobar lo complicada que es la convivencia. Probable¬
mente no sabía lo profundos que eran sus sentimientos y el
cambio radical que supone el matrimonio. Asimismo, proba¬
blemente tampoco ha tenido en cuenta que sus relaciones an¬
teriores, inclusive las que se remontan a su infancia, juegan
un papel preponderante en su matrimonio actual, complicán¬
dolo con un invisible cúmulo de recuerdos y hábitos.
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    210 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
El matrimonio es un rito de pasaje mal entendido como
una elección vital basada en el raciocinio. No representa un
cambio superficial en la vida de una persona, sino un cam¬
bio en su ser, su identidad y su talante. El matrimonio cau¬
sa un enorme impacto en el organismo de ambos cónyuges;
ése es su encanto y su dolor. Puede hacer que uno madure
como pocas experiencias en la vida, pero el proceso no es
fácil ni totalmente grato.
Como consejero matrimonial, he comprobado, en pri¬
mer lugar, que muchas personas no eligen bien a sus pare¬
jas. Cabe decir que la mayoría de los matrimonios son sin¬
gulares, puesto que están formados por dos personas muy
distintas. Por otra parte, las personas se casan por motivos
de lo más curiosos. Se sienten atraídas por una cualidad en
su pareja y no piensan en lo que significa vivir juntos toda
una vida. Imaginan que es un noviazgo eterno y confunden
la fusión de sus fantasías con la unión creativa de sus vidas.
La boda forma parte, y en muchos casos representa el fin,
de una etapa romántica en la que el factor principal es un
inconsciente obnubilado y soñador.
UNA ALTERNATIVA AL COMPROMISO
No me gusta pronunciarme en contra del amor romántico,
porque es una de esas quimeras que hace que uno deje de
pensar de forma apropiada y sitúa el alma en primer térmi¬
no. El problema es la decisión que uno toma a partir de él.
El matrimonio parece ser una intensificación del amor ro¬
mántico. O puede ofrecer la seguridad del compromiso y el
beneplácito social. Uno puede casarse por celos o por un
deseo de poseer y limitar. Cuando uno decide dar ese paso
conviene hacerse una pregunta fundamental relativa a una
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    Noches de boda 211
motivación profunda: ¿es esto una afirmación de la vida, o
un intento de coartarla?
A menudo me planteo la validez del término «compro¬
miso». Sé que algunos lo consideran sagrado y otros salu¬
dable, pero a mí me parece poco más que un eufemismo
sentimental. En muchos casos encierra un tono moralista,
como cuando alguien dice: «¡Eres incapaz de mantener un
compromiso!» Por tanto los hombres y las mujeres se sien¬
ten obligados a comprometerse y culpables si no logran
cumplir su compromiso. Lo cierto es que no estoy seguro
de que uno pueda comprometerse y amar al mismo tiempo
a una persona.
Una alternativa es que uno ofrezca su amor y entrega li¬
bremente, renovando su unión cada día. Uno puede amar de
cien formas distintas sin sentirse «comprometido». Muchas
personas padecen un intenso y angustioso tormento porque
se sienten incapaces de comprometerse con otra, o porque la
persona que aman «se niega a asumir el compromiso». Qui¬
zá la lección que podemos extraer de ese dolor consista en
renunciar al concepto de compromiso. No es lo suficiente¬
mente satisfactorio, libre y genuino para que le concedamos
tanta importancia.
Sin una obligación moralista, uno puede amar de forma
más profunda. El amor es como la vida misma: no podemos
limitarla y controlarla sin que pierda vitalidad. Debemos
confiar en ella y gozar a cada instante del don que nos ofre¬
ce. Ello no significa que el amor no pueda durar, ¿pero de
qué sirve un amor duradero pero amargo y forzado? Sospe¬
cho que las muchas noches oscuras asociadas al matrimo¬
nio ofrecen la posibilidad de que madure nuestro concepto
del amor. A través de nuestras noches oscuras, nuestro ma¬
trimonio puede hacerse más sutil, más asentado y autén¬
ticamente seguro. Una seguridad impuesta y controlada es
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    212 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
absurda y se pierde fácilmente. La auténtica seguridad es
fruto de un amor generoso, no de resoluciones y promesas.
El alma de un matrimonio requiere ritos, celebraciones,
banquetes, música, indumentaria y reuniones familiares es¬
peciales que contribuyen a que las personas creen una vida
juntas. Las promesas y los votos pueden cimentarse en el
alma, pero también pueden residir en el temor y principios
vacuos. El enorme gasto de una boda es un pago hecho a los
espíritus que participan en los grandes misterios del amor
romántico, el matrimonio y la creación de un hogar. No es
necesario celebrar una costosa boda para que dos personas
vivan juntas, pero es necesario comprender la profundidad
a la que el matrimonio conduce a los enamorados y sus fa¬
milias. El matrimonio es una alteración creativa, angustio¬
sa, duradera, gozosa y a veces doiorosa del alma. Uno nece¬
sita toda la ayuda que pueda obtener, inclusive un potente
rito, a fin de salir airoso.
EL MUNDO SUBTERRÁNEO
DEL MATRIMONIO
Por supuesto, nadie conoce a fondo a la persona con la que
se casa. Todos los enamorados constituyen parejas misterio¬
sas. La persona con la que usted está casado actualmente
puede ser muy distinta de la persona con la que se casó hace
años. ¿Es la misma persona que cuando eran novios? ¿Esta¬
ba usted ciego o ciega cuando tomó la decisión de casarse?
Cupido hace que las personas se enamoren, pero él mismo
tiene los ojos vendados. La cuestión no estriba en si usted es¬
taba ciego o ciega cuando se casó, sino en que todo indica
que el amor es ciego. Quizá sería preferible que uno no tra¬
tara de elegir a su pareja de forma racional. Por otra parte,
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    Noches de boda 213
la inteligencia entra necesariamente en juego a la hora de di¬
señar su propia vida. Tiene que valorar si esa persona, que le
produce una intensa emoción, está también destinada a ser
su pareja durante toda la vida.
Cuando dos personas se casan, sus familias también se
casan. El matrimonio obliga a las familias, al igual que a los
contrayentes, a someterse a un rito de pasaje con respecto a
una nueva vida. Los padres pierden al hijo o la hija que han
criado durante años, mientras que los hermanos, hermanas
y otros parientes sienten el cambio que experimenta el cuer¬
po orgánico que representa la familia. El matrimonio cons¬
tituye un rito de pasaje para todas las personas implicadas.
Su oscuridad proviene en parte del limitado conocimiento
que conlleva.
Jung dice que muchos de los conflictos del matrimonio
tienen una naturaleza espiritual y se camuflan bajo proble¬
mas amorosos.38 De otra forma, ¿cómo se explica que las
religiones del mundo concedan tanta importancia al matri¬
monio y utilicen símbolos tan potentes y valiosos como ani¬
llos, copas, arroz, baldaquines, diamantes y oro? No se tra¬
ta sólo de decir: «Amaré y viviré con esta persona el resto
de mi vida». Es una dedicación a una forma de existencia
basada en compartir en vez del egoísmo, quizás en tener hi¬
jos, lo cual es una vocación y no sólo una consecuencia de
estar casado. Quizá no deberíamos dar tantas vueltas a es¬
tos temas cuando nos casamos, para evitar que nos angus¬
tien, pero a la larga tendremos que afrontar los retos espiri¬
tuales a la par que los problemas derivados de la relación
personal.
El matrimonio significa distintas cosas para distintas
personas, incluso para las dos que componen un matrimo¬
nio. Algunos imaginan que el matrimonio es el significado
mismo de la vida, mientras otras lo consideran una forma
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    214 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
de sentirse seguro con alguien a quien aman y necesitan. En
muchos aspectos uno repite en su matrimonio la vida que
conoció de niño, aunque se esfuerce en diferenciarse lo má¬
ximo posible de sus padres. Lo más probable es que ai mis¬
mo tiempo se parezca y sea distinto. El matrimonio de las
familias es concreto y particular, relacionado con la casa en
la que uno vive, la comida que come, sus costumbres y su
grado de pulcritud. No es sencillo casar a dos familias, es¬
pecialmente cuando la pareja cree partir de cero.
Jung observa que uno de los cónyuges puede sentirse
completamente integrado en el matrimonio, mientras que el
otro se centra en la vida fuera del matrimonio. Este factor
puede causar dolor a la persona que se siente demasiado liga¬
da, o codependiente, como decimos hoy en día. En ocasiones
los papeles cambian sin cesar. A veces uno siente la tensión
del matrimonio y otras su pareja experimenta una sensación
análoga. Al principio, uno quizás ansíe gozar de una estrecha
intimidad con su pareja y al cabo de un tiempo sentirse ago¬
biado por esa intimidad. El matrimonio se compone de nu¬
merosos sentimientos contrapuestos, cambios de actitud des¬
concertantes y los constantes retos de personalidades que
evolucionan y la propia dinámica de la vida.
El afable Charles Dickens es un ejemplo de una perso¬
na extraordinariamente creativa para quien el matrimonio
supuso una dolorosa limitación. «La insatisfacción domés¬
tica es tan acusada en mí que no puedo escribir, y cuando
estoy despierto no logro descansar un minuto... Debo hacer
algo al respecto o me consumiré de tristeza.»39 Su esposa
Catherine tuvo diez hijos con él, pero Dickens no la amaba
y durante años tuvo la sensación de que su matrimonio era
una trampa. Catherine era una mujer amable, cariñosa y
competente, y Charles quería mucho a sus hijos, pero el ma¬
trimonio le agobiaba.
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    Noches de boda 215
Su amigo, el filósofo Thomas Carlyle, fue aún más des¬
dichado en su matrimonio con Jane Welsh Carlyle. Jane
apoyó a su marido durante su prolongada convivencia y al
mismo tiempo trató de llevar una vida independiente. Era
una pensadora original y una excelente escritora, pero no
soportaba la obsesión de su marido con el trabajo y su in¬
nato pesimismo. Ya anciana pasó mucho tiempo confinada
en la cama, víctima de jaquecas y depresión. Las cartas del
matrimonio Carlyle revelan dos almas inteligentes pero
atormentadas, y al mismo tiempo demuestran que sus con¬
flictos conyugales generaron ideas y conceptos que se cuen¬
tan entre los mayores logros de su época. Uno intuye la tra¬
gedia de Jane, que no se dio la oportunidad de plasmar todo
su enorme talento, y de Thomas, que jamás conoció el goce
de la intimidad.
El biógrafo de Carlyle describe sus cuarenta años de
matrimonio con Jane como una dolorosa, deprimente y ase¬
xuada combinación de inocencia y represión. Al parecer el
marido era impotente y taciturno, y su esposa padecía su
propia inocencia y sentido del deber. Como individuos co¬
nocieron el éxito profesional pero como matrimonio esta¬
ban condenados a la frustración.
Tanto Dickens como Carlyle representan un fracaso de
la imaginación. Ninguno fue capaz de imaginar el matrimo¬
nio de forma positiva, tan satisfactorio como la vida solita¬
ria del escritor. El matrimonio les llevó a la desesperación y
convirtió sus matrimonios en largas y oscuras noches del
alma, para ellos y para sus esposas.
El ejemplo de estos hombres brillantes y fecundos de¬
muestra la importancia de lo que podemos denominar «diver¬
sidad interior», la capacidad de albergar deseos contrapues¬
tos en una tensión creativa. ¿Es imposible ser una persona
solitaria y estar casado o casada, ser trabajador y mostrarse
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    216 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
relajado en compañía del cónyuge? Al parecer el problema
fundamental de Carlyle era un amargo recelo religioso con
respecto al sexo, y Dickens, pese a ser un hombre muy instruído sobre los problemas sociales, no sabía nada sobre las exi¬
gencias del matrimonio y la vida conyugal.
Incluso hoy en día, los síndromes de Carlyle y Dickens
siguen constituyendo obstáculos en el matrimonio. Las per¬
sonas siguen sin saber hacer varias cosas a la vez y no com¬
prenden la importancia de la imaginación en una relación.
Son desgraciadas en sus uniones porque las consideran un
acto inconsciente y superficial en lugar de un compromiso
profundo del alma. Muchas personas buscan una compati¬
bilidad superficial en lugar de una conexión profunda no
basada en lo racional.
Algunas ilustraciones alquímicas muestran al rey y a la
reina abrazados en una retorta o vasija en forma de pera. Se
hallan dentro de un recipiente y en solución. Así es el matri¬
monio, un lugar sellado en el que el alma madura y una so¬
lución acuosa en la que las dos figuras principales pueden
unirse, como sustancias químicas que se separan y coagu¬
lan. Es un proceso oscuro. Uno no sabe lo que ocurre y a
menudo confunde la alquimia profunda con problemas su¬
perficiales de personalidad.
Regresemos a san Juan de la Cruz y su elogio de la os¬
curidad. Es imposible que el matrimonio funcione si uno
evita el dolor y los problemas en lugar de aprender a cen¬
trarse en los temas más importantes. Si uno desempeña un
trabajo que le satisface, si sus hijos se crían sanos y felices y
si hace una meritoria aportación a la sociedad, su matrimo¬
nio puede ocupar el lugar que le corresponde en el núcleo
de su vida. Su propósito es proporcionarle la vasija en la
que usted y su cónyuge se separan y evolucionan juntos si¬
guiendo un ritmo fundamentalmente humano.
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    Noches de boda 217
Con frecuencia he tenido que crear una vasija en mi
consulta profesional. El matrimonio hacía aguas por todas
partes y se desmoronaba. Necesitaba un receptáculo que lo
contuviera, porque en eso consiste el matrimonio: una vasi¬
ja en la que se verifica una transformación. Es una pequeña
versión —una retorta en lugar del océano— de la travesía
nocturna. Todo ocurre entre dos personas y en un hogar.
Los problemas son análogos. ¿Es usted capaz de estar a la
altura de las circunstancias y comportarse como un auténti¬
co cónyuge? ¿O prefiere buscar una vía de escape y huir a
través de los orificios de su vasija?
EL MISTERIO DE PERSÉFONE
En la mitología, como hemos comprobado, vemos a Perséfone por primera vez como una joven embelesada con las
flores y unida a su madre, Deméter. Pero pierde su inocen¬
cia cuando Eíades, dios del infierno, la rapta y convierte en
su esposa en ese tenebroso lugar que permanece invisible a
los ojos de los mortales. En calidad de reina de ese lugar de
muerte, Perséfone se convierte en una figura muy distinta,
rebosante de poder y, según algunas leyendas, poseedora de
una belleza más profunda. Está casada con los desconcer¬
tantes, a veces dolorosos y siempre misteriosos recovecos de
las esferas más profundas y oscuras del alma.
La historia indica que existe un matrimonio eterno, arquetípico y propio del mundo subterráneo, que los tormen¬
tos y conflictos, los altibajos, los deseos y las esclavitudes
forman parte del matrimonio, que son elementos de ese
mundo, no aberraciones y fracasos. Los griegos honraban el
turbulento pero amoroso matrimonio de Zeus y Hera, pero
también reconocían este extraño matrimonio del mundo
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    218 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
subterráneo. Comprendemos la unión superficial que llama¬
mos matrimonio, pero en general evitamos la unión del
mundo subterráneo hasta que nos vemos obligados a some¬
ternos a un tratamiento de psicoterapia para resolver los ce¬
los y conflictos. Convendría tener un buen conocimiento del
matrimonio desde el principio.
El psicoanalista suizo Adolf Guggenbühl-Craig dice que
el propósito del matrimonio es la individuación, un término
jungiano que significa la transmutación de la materia prima
de la humanidad común de uno en una persona creativa e in¬
dividual. Observa que muchas personas abordan el matri¬
monio de forma narcisista, confiando en que les proporcio¬
ne todo cuanto desean sin pedir demasiado a cambio. Por el
contrario, dice Guggenbühl-Graig, el matrimonio es una
forma de sacrificio, la supeditación del yo ante una vida y
una voluntad superiores.40
El sacrificio es un acto espiritual. Uno comete un error
al sacrificarse a su pareja. El matrimonio no afecta sólo a la
pareja, sino a todas las parejas. Piense en el Arca de Noé, en
la que se refugió una pareja de cada especie animal. Cuan¬
do uno se casa, entra en ese arca, representa a toda la hu¬
manidad. Piense en todos los machos y las hembras del
mundo de los animales y las plantas, en todos los extremos
opuestos en cada aspecto de la vida. Todos necesitan «ca¬
sarse» de alguna forma para fomentar la vida. El matrimo¬
nio de usted participa en este esquema cósmico y encierra
un valioso significado que jamás logrará comprender.
Cuando uno realiza un sacrificio, no sólo renuncia a
algo, sino que reconoce la existencia de un ámbito superior
a uno mismo. «Sacrificio» significa «sacralizar». Uno trans¬
ciende su ser a fin de dar paso a un misterio más grande. Po¬
demos experimentar este elevado sentido de sacrificio en las
privaciones ordinarias, cuando renuncia a numerosas liber-
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    Noches de boda 219
tades y supedita su voluntad a la de otra persona. Escucha
las opiniones y los planes de su cónyuge. Su vida puede to¬
mar un rumbo distinto porque está dispuesto a compartir
su visión con su pareja.
Esos sacrificios benefician al matrimonio. Representan
una rendición más profunda y sustancial del yo ante un
proceso espiritual que ha hecho que uno se enamore de esa
determinada persona y comparta su vida con ella. Juntos
forman «almas unidas». Nada es más importante en la vida
de una persona que fortalecer el alma expandiendo los lími¬
tes de lo que define a la persona. Esto es trascendencia, y
forma parte integrante de la religión.
La historia de Perséfone se centra en la tristeza de una
madre ante la pérdida de su hija, y el matrimonio posee en
parte esa tristeza. Los padres y las familias también renun¬
cian a algo valioso cuando un hijo o una hija se casa. Las lá¬
grimas vertidas en una boda y los sentimientos ambivalen¬
tes de todos los presentes están justificados. A veces uno
tiene la impresión de que la alegría es exagerada, quizá para
ocultar sentimientos profundos de pérdida y cambio.
Si el matrimonio consistiera simplemente en que dos
personas se pusieran de acuerdo sobre el tipo de vida que
desean llevar juntos, sería un asunto relativamente sencillo.
Pero, según la leyenda griega de Perséfone, el matrimonio se
lleva a cabo en el infierno. Esto no significa que el matrimo¬
nio sea imposible o desaconsejable, pero indica la realidad
de este misterio a menudo oscurecido por las sentimentales
defensas contra la oscuridad. El matrimonio es una prueba
en la que dos almas, como mínimo, maduran y florecen.
Digo «como mínimo» porque los hijos y los parientes tam¬
bién se benefician de la generosidad de la pareja.
En ocasiones el matrimonio es un ácido alquímico que
se vierte sobre la vida y personalidad de uno, transformán-
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    220 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
dola y dándole mayor hondura. Nos convierte en mejor per¬
sona, aunque no necesariamente más feliz. Uno confía en
que le ofrezca ciertos momentos de dicha, pero sabe con cer¬
teza que también le deparará momentos de dolor y sufri¬
miento. Juntos, los momentos de dicha y los períodos difíci¬
les, convierten el matrimonio en una fuerza que humaniza,
un camino hacia la realización personal que paradójicamen¬
te implica una inmediata, concreta y sentida trascendencia
del ser. Uno está obligado a superar su egoísmo y tomar se¬
riamente en cuenta a otra persona.
Las emociones ácidas del matrimonio configuran un
nuevo rostro. Uno contempla ahora la vida no como un de¬
recho, sino como un don precioso que comparte. Uno no se
funde con la otra persona, pero se integra en el matrimonio,
lo cual significa una integración de vidas y una conexión de
personalidades. Las divisiones internas de uno están «casa¬
das», uno se siente profundamente conectado a su cónyuge
y establece una nueva relación con su mundo.
NAVEGAR POR LAS NOCHES
CONYUGALES
Cuando uno se casa, desea disfrutar de la compañía y el
profundo amor de otra persona, pero a cambio debe renun¬
ciar a cierta medida de su individualidad, a buena parte de
su libertad y a todo deseo de intimidad con otra persona.
No es de extrañar que algunas personas, como Dickens, se
sientan aprisionadas. ¿Cómo puede uno conservar la ale¬
gría, el necesario grado de libertad y su individualidad y al
mismo tiempo sentirse integrado en el matrimonio?
Un método consiste en prestar atención a todas nues¬
tras necesidades. Quizá sea imposible satisfacerlas todas,
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    Noches de boda 221
pero en ocasiones un pequeño capricho evita que uno se
sienta frustrado y atrapado. En Irlanda los hombres acuden
a los pubs locales y las mujeres forman diversos grupos so¬
ciales. El pub satisface la necesidad de los hombres de con¬
fraternizar con miembros de su mismo sexo y les procura
un respiro de la vida doméstica. En Estados Unidos, quizás
el golf sea lo más parecido al pub irlandés para los hom¬
bres. Hoy en día las mujeres se reúnen en grupos de tertulia
formales o informales. Desde hace años un grupo de muje¬
res se reúne con mi mujer en nuestra casa para bailar, con¬
versar y apoyarse mutuamente. Quizá no sean soluciones
perfectas, pero su propósito es impedir que el matrimonio
domine por completo una vida.
También ayuda el que uno se someta al matrimonio
pero no a la otra persona. La vasija adecuada es el matri¬
monio, no la pareja. Entregarse excesivamente a otra perso¬
na puede ser una conducta masoquista. Uno sufre debido a
ello, y apenas recibe nada a cambio. Pero si ambos cónyu¬
ges se someten al matrimonio, pueden evitar los sentimien¬
tos de masoquismo e incluso disfrutar con las limitaciones
que supone compartir la vida con otra persona. Construir
un matrimonio puede ser una experiencia gozosa, pero so¬
meterse a otra persona nunca es una buena decisión.
Para muchos, el matrimonio significa convivir con la
locura de su pareja. El poeta Donald Hall escribe con fran¬
queza y sin tapujos sobre sus interacciones con las crisis de¬
presivas de su esposa, Jane Kenyon. Se refiere a cierto epi¬
sodio ocurrido durante uno de los infrecuentes respiros en
la enfermedad maníacodepresiva de Jane, durante el cual
ésta se mostró avasalladora, enérgica y rebosante de deseo.
«Entonces comprendí, avergonzado, que durante años yo
había utilizado la depresión de Jane para ensalzarme a mí
mismo; yo era la roca que resistía todos los embates; era el
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    222 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
protector. En esos momentos la euforia maníacodepresiva y
la certeza de Jane hicieron que me avergonzara de mí mis41
mo.»
No deja de ser una observación muy perspicaz; la ener¬
gía de Donald era una reacción a la apatía de su esposa. In¬
cluso después de su muerte, Donald dice que siguió mani¬
festando violentas emociones, pasando de la euforia a la
depresión como solía hacer ella. «Quizá deseaba perpetuar
a Jane imitándola», dice.
Además de poeta, Hall es un hombre profundamente re¬
flexivo. En lugar de explicar su problemático matrimonio,
considera las numerosas interpretaciones sobre la interac¬
ción de la pareja. Al escribir sobre su matrimonio, trata de
hallar un significado, pero sin renunciar a su amor y su cu¬
riosidad. El matrimonio es la fuente de su lucha, su descubri¬
miento de sí, su poesía. Su dolor y confusión no disminuyen,
pero aparecen maravillosamente sublimados en sus reflexio¬
nes y su poesía. Donald Hall es un excelente modelo de una
noche oscura que purifica el alma y le permite alcanzar una
mayor percepción.
Como primer paso para navegar por una noche oscura
conyugal, le aconsejo que imagine el matrimonio de forma
menos simplista y reconozca su misterio. Como corolario,
le recomiendo también que considere a su pareja como una
misteriosa mezcolanza de recuerdos, emociones e historias,
pues ni siquiera ella misma se conoce bien y que, para col¬
mo, cambia sustancialmente durante diversas etapas de la
vida.
Es inútil que uno trate de simplificar a su pareja y hacer
que encaje en sus expectativas. Sin una persona real y com¬
pleja como pareja, el matrimonio no existe. El matrimonio
significa la unión de diferencias. No obstante, nos engaña¬
mos pensando que es una construcción racional, en la que
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    Noches de boda 223
podemos vivir tranquilamente con personas parecidas a
nosotros. Como dice Jung: «Una persona presupone en la
otra una estructura psicológica análoga a la suya».
A fin de respetar el mundo subterráneo del matrimonio,
es preciso apreciar lo irracional y misterioso en uno mismo y
su pareja. Es una norma sencilla, pero que puede ayudarle
cuando se sumerja en las pantanosas regiones de la vida con¬
yugal. Uno se halla desde el principio en el mundo subterrá¬
neo, con cierto grado de conciencia y voluntad. El sacerdote
o rabino, como representante del misterio, debería adver¬
tirle durante la ceremonia del matrimonio que va a encon¬
trarse con Hades y Perséfone, los auténticos modelos de un
matrimonio humano de éxito. Es normal que uno ansíe dis¬
frutar de momentos felices, pero también debe estar prepa¬
rado para la oscuridad. El mundo superficial del matrimo¬
nio ofrece cierta dicha y satisfacción, y la amabilidad y el
sosiego ayudan mucho a ese nivel. Pero el mundo subterrá¬
neo no es un lugar de paz y armonía. Allí no hallamos sino
conflicto y confusión.
No es aconsejable tratar de fabricar un modelo idealis¬
ta de vida conyugal de una unión bendecida tanto en el cie¬
lo como en el infierno. No confíe en resolver todos sus pro¬
blemas. No imagine que un día todo se solventará y reinará
la armonía. No espere que el sol luzca continuamente. Sepa
que el matrimonio, no obstante su belleza y goces, también
constituye una noche oscura del alma.
MATRIMONIO SAGRADO
A primera vista, el matrimonio significa la unión de dos
personas para compartir una vida. Pero para al alma, esta
unión tiene connotaciones tan profundas que alcanza lo es-
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    224 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
piritual y lo sagrado. Cuando dos personas deciden com¬
partir sus vidas, los extremos opuestos en todos los órdenes
de la vida se aproximan. El matrimonio humano forma par¬
te de un proceso más elevado consistente en conciliar dife¬
rencias. Posee connotaciones sociales y cósmicas y, cuando
se aborda profundamente, incluso puede contribuir a la paz
mundial.
El matrimonio constituye un largo proceso destinado a
conciliar diferencias en materia de familia, historia, expe¬
riencias y valores. Dos personas se atraen mutuamente y de
inmediato comienzan a relatarse anécdotas sobre su infan¬
cia, familia y experiencias. No son anécdotas superficiales
m insignificantes, pues indican la compleja unión que va a
producirse.
Es posible que la pareja no alcance a comprender todo
el significado de su atracción, pero debe formularse esta
pregunta fundamental: ¿podemos y debemos casar nuestras
diferencias? Pero también es la pregunta social fundamen¬
tal. ¿Es posible unir lo católico y no católico, lo judío y no
judío, lo blanco y lo negro, lo liberal y lo conservador, lo
sensible y lo vulgar? El amor que se profesan esas dos per¬
sonas no parece tener nada que ver con esos asuntos. Su
amor parece más personal, pero las imágenes que rodean a
las bodas indican que la unión que se celebra es más infini¬
tamente más importante que la de dos personas.
Buena parte de la literatura sagrada indica que los ex¬
tremos opuestos que hacen que la vida sea tan interesante y
dolorosa no pueden resolverse desde el punto de vista inte¬
lectual. Es preciso hallar otro medio de conciliar esas dife¬
rencias y permitir que coexistan o se fundan. La alquimia
indica que es un proceso prolongado y doloroso, plagado
de laceraciones, desmembramientos y muertes. Posee sus
momentos de felicidad y sus noches de placer, pero son hue-
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    Noches de boda 225
eos sin los otros procesos en los que las diferencias se unen
y coexisten.
Incluso la misteriosa historia que aparece en el Evange¬
lio según San Juan sobre las bodas de Caná indica que en el
matrimonio, y por ende en la sociedad, el agua debe trans¬
formarse, mediante la alquimia que hallamos en una noche
oscura, en vino. Es preciso que se produzca una insólita y
sobrenatural transmutación en el fondo de un matrimonio,
lo cual indica que el matrimonio es como transmutar agua
en vino o, como dice Jung, la vida ordinaria en espíritu.
Cuando dos personas están auténticamente casadas, sus vi¬
das corrientes experimentan una transformación que las
convierte en personas más complejas y refinadas.
La belleza de esta alquimia reside en que utiliza de for¬
ma positiva procesos que oscurecen, separan, desmiembran
y disuelven, los cuales por lo general se consideran negati¬
vos pero en este caso son creativos. La noche oscura del
amor forma parte integrante de su labor de transformar vi¬
das ordinarias en un proceso vital sustentado por el amor.
El matrimonio, imperfecto, problemático y quizá fallido
educa al alma, la obliga a salir de su escondrijo y confiere
sustancia a la vida.
Yo comparo los sesenta y cuatro años de matrimonio
de mis padres con la luna de miel de trescientos años de
Zeus y Hera y los considero a ambos ejemplos prodigiosos
de una relación entre un hombre y una mujer. En el matri¬
monio de mis padres, dos personas normales y corrientes se
transmutaron en dos hijos sensibles y honestos, tres nietos
extraordinarios, un hogar feliz, recuerdos de momentos di¬
chosos, amigos leales e incluso un poco de dinero en el ban¬
co. La unión de mis padres evoca la historia de Caná. El
agua se convierte en vino. Una cuestión práctica deviene en
las cualidades más valiosas de la vida humana.
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    226 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Hoy en día las personas suponen que el objetivo de
todo lo que hacen para mejorar —psicoterapia, religión,
ejercicio, educación— es la salud y el éxito. Pero Caná in¬
dica que el resultado de esa magia es aún más precioso: fa¬
milia, amistad y un corazón en paz. Un cambio de valores
nos beneficiaría culturalmente, dejando de centrarnos en la
salud y el éxito para educar a nuestro corazón, lo cual pro¬
piciaría una auténtica comunidad, intimidad y concordia
social.
La uva debe ser cosechada y prensada. Posteriormente
fermenta, a medida que sigue desintegrándose. Durante el
proceso a través del cual se convierte en vino, la uva expe¬
rimenta también su propia noche oscura. Su punto de aci¬
dez y su sabor nos recuerdan su periplo de la viña a la ba¬
rrica y de ahí a la botella. Saboreamos su trágica historia
vegetal. Nos deleitamos con la efervescencia de su madurez.
La imagen de Caná demuestra que el matrimonio es un
proceso análogo. No todos los matrimonios llegan a la bo¬
dega, pues se producen comienzos fallidos y callejones sin
salida, pero el matrimonio puede ayudarle a uno a conver¬
tirse en una persona inteligente, moral y emocionalmente
madura. Pero es preciso que participe en el proceso de fer¬
mentación, que en ocasiones se asemeja a una noche oscura
del alma.
A primera vista el matrimonio de Thomas Carlyle y
Jane Welsh Carlyle parece trágico, pero la historia de esta
insólita unión demuestra que el amor sobrevivió y la sostu¬
vo. Charles Dickens dejó a Catherine y se embarcó en una
relación más satisfactoria, aunque menos aceptable desde el
punto de vista social. Resolvió sus tensiones superficiales y
satisfizo algunos deseos que no había podido cumplir, pero
el profundo misterio del matrimonio persistió. Las reflexio¬
nes de Donald Hall sobre su vida con Jane Kenyon son con-
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    Noches de boda 227
movedoras y más esclarecedoras que muchas de las perora¬
tas de un psicólogo sobre las relaciones entre un hombre y
una mujer.
En algunos aspectos la noche oscura define un matri¬
monio, y la forma en que uno lo aborda determina que el
matrimonio posea o no un alma. Si uno insiste en la felici¬
dad, una buena comunicación, armonía, compatibilidad y
un amor constante y uniforme, es probable que se lleve un
desengaño, no porque se haya equivocado al elegir a su pa¬
reja, sino porque se centra en temas equivocados. La mate¬
ria prima de la relación puede ser desagradable. Jung la des¬
cribe mediante imágenes alquímicas como vinagre, orines,
excremento y caos. Uno llega al matrimonio envuelto en el
grato aroma de ideas ingenuas y emociones sin desarrollar,
quizá con una forma infantil y adolescente de relacionarse
con los demás, y de pronto se topa con discusiones y dife¬
rencias de opinión y de criterio. El proceso del matrimonio
puede transformar esta desagradable materia prima en algo
maravillosamente complejo y sutil.
LOS DESENLACES DEFINEN
UN MATRIMONIO
Los matrimonios y las relaciones importantes terminan de
diversas formas. Uno puede separarse y divorciarse. Su cón¬
yuge puede morir. Uno puede experimentar un cambio radi¬
cal que marca el fin de una era en su relación. La forma en
que uno maneje ese desenlace es crucial.
Uno puede permanecer dentro de la complejidad de sus
sentimientos y resistir la tentación de obnubilarse a través
de explicaciones y resoluciones. Si uno sigue el criterio im¬
perante y parte de cero sin pensar en el pasado, quizá no le
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    228 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
atormenten los remordimientos ni los recuerdos, pero no
habrá adelantado nada. Es muy posible que repita los mis¬
mos errores. El criterio imperante sobre seguir adelante en
la vida sin mirar atrás puede tener el efecto contrario, por¬
que la única forma de seguir adelante es no negando ni re¬
primiendo el pasado. Huir del pasado le convierte a uno en
esclavo del mismo, impidiéndole tener la libertad de ser li¬
bre en el presente.
Comparados con la vida superficial, los misterios del
corazón ocurren dentro de un esquema de tiempo distinto.
El alma se revela en ciclos y círculos intemporales de expe¬
riencia. Durante su noche oscura, quizá le parezca que el
tiempo discurre lentamente e incluso se detenga, dándole la
oportunidad de conectar de modo distinto con su pasado.
Puede replantearse viejas relaciones que cambian en el re¬
cuerdo junto con los cambios que se producen en su vida y
su carácter. Puede reflexionar sobre cómo se comportó y
pensó, y quizá por primera vez, sienta auténticos remordi¬
mientos. Quizá logre incluso librarse del sentimiento de cul¬
pa que viene atormentándole desde hace tiempo.
Sin duda puede quedarse atascado infructuosamente en
el pasado por distintos medios, pero son medios sintomáti¬
cos, signos de que no ha conseguido llevar a cabo conexio¬
nes profundas y necesarias. Si sigue repitiendo los mismos
errores significa que no se ha tomado en serio sus experien¬
cias anteriores. Es posible que la persona que no consigue
avanzar en la vida necesite apoyarse en los cimientos que
ofrecen las experiencias pasadas. Avanzar demasiado rápi¬
damente puede ser inteligente pero no prudente, un enérgi¬
co acto de voluntad sin la sabiduría de un pasado debida¬
mente ponderado.
El misterio de un matrimonio es eterno, y si uno se ha
casado varias veces, esos matrimonios son eternos. Si uno
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    Noches de boda 229
ha mantenido numerosas relaciones, aunque no haya llega¬
do a casarse, éstas también poseen una cualidad eterna y
contribuyen, de forma positiva y negativa, a los esfuerzos
presentes que hace uno por conectar con su pasado. Esas
noches oscuras del pasado siguen alimentando el alma,
siempre y cuando no estén lastradas por juicios de valor ac¬
tuales. Las personas dicen: «He escarmentado. He aprendi¬
do de mis errores. No volveré a cometer los mismos errores.
He madurado; soy una persona más sensata». Pero esta ac¬
titud nos impide conectar con nuestro pasado, aliviando
noches pasadas de su oscuridad. Este rechazo bienintencio¬
nado del pasado no funciona, porque el alma se alimenta de
la oscuridad tanto como de la luz.
De vez en cuando nos encontramos con personas que si¬
guen soportando un matrimonio problemático durante
años. Sus amigos tratan inútilmente de convencerles de que
se separen o se divorcien. Es difícil hacer juicios de valor so¬
bre esas situaciones. A veces parece que el amor es profundo
y que sostiene la vida a pesar de los problemas superficiales.
A veces la persona corre peligro y permanece insensatamen¬
te atrapada en una relación que amenaza su bienestar. Tam¬
bién he visto casos en que una persona posee un innato sen¬
tido de la virtud tan marcado, que le parece un pecado o
una debilidad tirar la toalla. He aconsejado a personas que
al fin han logrado superar sus complejos y se sienten pro¬
fundamente aliviadas por haber logrado poner fin a un ma¬
trimonio que no amenazaba su bienestar pero coartaba su
libertad.
Existen numerosas formas de poner fin a una relación.
Algunas dependen del temperamento y la fase vital de la per¬
sona. Es útil conocerse a sí mismo, pues nos ayuda a hallar
cierta certeza sobre nuestras decisiones en nuestro corazón.
Uno puede sentirse seguro de la postura que ha adoptado,
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    230 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
aunque la situación no esté completamente clara. En ese
caso uno tiene que obrar según sus principios, confiando en
sí mismo y sabiendo que es capaz de afrontar cualquier re¬
percusión. La persona que desconfía por costumbre de sus
intuiciones y su guía interior probablemente tendrá más pro¬
blemas a la hora de poner fin a una relación importante.
Incluso las personas más fuertes necesitan tiempo para
poner en orden sus sentimientos, y pueden experimentar ese
tiempo como otra noche oscura. Dicho de otro modo, una
noche oscura conyugal puede ser muy distinta de la som¬
bría y vacua desesperación que a veces interpretamos como
la única definición de la oscuridad del alma. Por el contra¬
rio, puede estar llena de decisiones, análisis y comienzos fa¬
llidos. En lo más hondo del alma puede residir una intensa
tristeza, repleta de explicaciones, historias personales e ide¬
as. Nuestro deber es vivir desde ese lugar profundo, donde
se cuecen las decisiones.
EL MATRIMONIO INTERIOR
En el interior del individuo se produce un matrimonio de
carácter misterioso. Los antiguos griegos lo llamaban hte¬
ros gamos, matrimonio sagrado. Es la reconciliación de los
numerosos extremos opuestos que existen dentro de uno y
que, a medida que se conectan una y otra vez a lo largo del
tiempo, le permiten ser creativo y vibrante.
Las divinidades griegas Zeus y Hera, honradas por su
amor eterno e intensamente volátil, representan este matri¬
monio sagrado del alma. Dicen que cuando gozan de su
amor en una delicada nube de luz, el semen del gran dios lle¬
na al universo en un espasmo de energía creativa.42 Algunas
historias sagradas de India sostienen también que el mundo
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    Noches de boda 231
es fruto del amor de Siva y Sakti. Los Upanisads cuentan que
Atman creó una compañera femenina de cuyo amor nace el
mundo. En el cristianismo, José y María representan una
unión sagrada especial de la que nace un nuevo reino.
Estas leyendas de la mitología y la religión pueden in¬
terpretarse en relación con el cosmos, la cultura humana o
el individuo. A nivel personal, existe también una unión in¬
terior, una conexión íntima entre los diversos elementos del
ser, que con frecuencia se revelan como extremos opuestos;
emocional / racional; caliente / frío; joven / viejo; feliz / tris¬
te; íntimo /distante. El ideal no consiste en integridad o in¬
tegración, sino en matrimonio y amor, no en una supera¬
ción de las diferencias sino en una coexistencia creativa y
una influencia mutua.
Es difícil discernir estos secretos en otra persona, de
modo que trataré de describirlos como yo los experimento.
Durante toda mi vida, por ejemplo, he sentido la vocación de
la enseñanza y hago vida pública, pero al mismo tiempo soy
tímido y apocado, especialmente en ciertos ambientes socia¬
les. La mayoría de las personas se sienten cómodas al hablar
ante un pequeño grupo de gente, pero yo me siento muy co¬
hibido. Entiendo que es un aspecto decididamente neurótico
de mi carácter, y por más que trato de superarlo, no lo consi¬
go. Por tanto procuro «casar» mi vocación pública con mi
extremada sensibilidad. Estos extremos opuestos pueden be¬
neficiarse mutuamente sin superar uno al otro. Aunque mi
sensibilidad me sigue incomodando, trato de aceptarla, inde¬
pendientemente de que quisiera librarme de ella. Dejo que in¬
fluya en mis escritos, en mis ideas e incluso en mi labor pú¬
blica. El resultado no es un matrimonio perfecto, pero jamás
he visto un matrimonio perfecto.
En estas circunstancias, la diosa Hera me resulta una
imagen reconfortante. Su papel consiste en aportar el poder
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    232 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
creativo de su compañero a la vida humana. Es apasionada
—celosa, irascible y cariñosa—, pero al mismo tiempo es la
encamación de una compañera constante y leal. El antiguo
Himno órfico a Hera, semejante a un salmo encomiástico,
dice que sin ella no existe vida ni crecimiento.
Los griegos creían que todo matrimonio humano reme¬
da la creativa unión de Zeus y Eíera. Asimismo, representan
el deseo dei individuo de reconciliarse consigo mismo. El
ideal en este caso no es la integración de los aspectos contra¬
puestos de nuestro ser, sino ligarlos de forma positiva. En el
matrimonio persisten las diferencias, pero el amor consigue
conectarlas de forma positiva. Debemos amar nuestras com¬
plejidades y contradicciones, fomentando un matrimonio in¬
terior y un erotismo del alma.
Este misterio lo vivimos no repartiendo literalmente las
tareas del alma entre el hombre y la mujer, sino siendo am¬
bos dentro de nosotros mismos. Podemos ofrecer apoyo a
nuestro cónyuge, dejando que Llera se mueva airosamente
a través de nosotros. Cualquiera, hombre o mujer, puede
ser temporalmente Zeus, asumiendo el control de la situa¬
ción y sintiendo su profunda autoridad. Podemos ser am¬
bos al mismo tiempo, para nosotros mismo, nuestra pareja
y nuestro matrimonio.
Los grabados con ilustraciones alquímicas presentan a
un rey y una reina abrazados en un baño o en una vasija. El
resultado de esta boda química, según dice Jung, es el unus
mundus, un mundo unificado, lo consciente y lo incons¬
ciente, en palabras de Jung, reconciliados. Yo lo expresaría
como un contacto creativo entre lo espiritual y lo mundano,
o lo sagrado y lo secular. Ideas, valores, aspiraciones, el ser
trascendente (Zeus) casado con lo cotidiano, la vida mate¬
rial, el cuerpo y las emociones humanas (Hera). Cuando
nuestras ideas, nuestros valores y lo más noble de nuestro
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    Noches de boda 233
ser se centra en la vida cotidiana, conseguimos el matrimo¬
nio sagrado del individuo, lo cual es digno de celebrarse.
Regresemos a las bodas de Caná. La madre de Jesús, se¬
gún la historia, observa que falta vino, al parecer un ele¬
mento esencial en la celebración del matrimonio. Jesús res¬
ponde de inmediato, no realizando un acto prodigioso, un
milagro espectacular, sino mostrando un profundo miste¬
rio, el misterio dionisíaco de la sagrada embriaguez. Como
mediador divino y humano que es, Jesús permite que este
casamiento del alma se lleve a cabo manteniendo la reserva
de vino. Es el adepto, el mago, el maestro sagrado capaz de
unir lo espiritual con lo ordinario, al igual que éstos aspec¬
tos están unidos en su naturaleza humana/divina.
La noche oscura conyugal del alma es una fermentación,
un proceso que Jesús lleva a cabo en pocos minutos, pero
que por lo general requiere años en una relación humana.
Los extremos opuestos se unen para hacer que aflore la efer¬
vescencia de cada vida y el tercer elemento que constituye la
pareja. En ocasiones es una alquimia dolorosa, pero el resul¬
tado hace que la espera merezca la pena, como un buen vino
que necesita reposar un tiempo en la bodega fresca y oscura
hasta que madura.
Gozar de una matrimonio largo y complejo es una ben¬
dición. El estado de un matrimonio propicia una incuba¬
ción especial, creando una vasija en la que se produce la fer¬
mentación de los individuos y la unión de éstos. A primera
vista parece un proceso sencillo y corriente, pero el mosto
va adquiriendo constantemente su sabor singular. En el ma¬
trimonio, el mero amor que se profesan dos personas ad¬
quiere una dimensión cósmica. Al igual que la noche y el
día de la naturaleza, un matrimonio prolongado goza de
fructíferos días de relativa dicha y también de noches oscu¬
ras del alma.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 236
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El Eros nocturno
Yo me crié en una familia católica irlandesa en la que el
sexo no existía. Nadie hablaba de ello y la palabra encerra¬
ba una carga tan significativa, que uno no podía utilizarla
sin desencadenar un silencioso estallido emocional. Yo sen¬
tía la intensa turbación que provocaba el sexo, aunque na¬
die decía nada. Asistí a un colegio católico dirigido por
monjas que fingían ser asexuadas. Estudiaba octavo curso
cuando sostuve por primera vez a una chica por la cintura
durante un baile. Luego, a los trece años, me trasladé a un
seminario donde me enseñaron las virtudes del celibato.
No tuve mi primera experiencia sexual hasta que conocí a
la mujer con la que me casé a los veintisiete años.
La generación actual jamás podría comprender mis
primeras experiencias. Con todo, a pesar de esta educa¬
ción estricta y recatada, o quizá debido a ella, me encanta
el sexo y considero que forma parte de la vida. Me encan¬
ta la sensualidad, la visión y la exploración. Creo firme¬
mente que un matrimonio podría basarse en la experiencia
sensual de la pareja. Gozo con la experimentación sensiti¬
va, y estoy convencido de que si todo el mundo pudiera
conservar cierto grado de inocencia al tiempo que gozaba
del sexo, la paz podría ser una realidad en este planeta.
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    236 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Buena parte de la violencia está relacionada con la repre¬
sión sexual.
Pero también sé por experiencia propia y por mi pro¬
fesión de psicoterapeuta que con frecuencia las personas
atraviesan auténticas noches oscuras del alma debido a su
sexualidad. Muchas personas que por lo demás parecen
sentirse satisfechas padecen todo tipo de frustraciones.
Buscan a la pareja ideal, luchan contra las enseñanzas
represivas que les enseñaron en su infancia, son tímidas,
se embarcan en relaciones con personas violentas, tienen
abortos, temen al sexo por motivos desconocidos, son im¬
potentes, tienen demasiadas parejas sentimentales, no tie¬
nen suficientes parejas sentimentales, se sienten utilizadas,
se sienten atrapadas junto a una persona a la que no le
gusta el sexo. Abusan de sus parejas y sus parejas de ellas,
son víctimas de pulsiones que no consiguen controlar, co¬
meten errores y viven atormentadas por profundos remor¬
dimientos.
El deseo de gozar de un sexo satisfactorio puede condu¬
cirnos casi a la locura, porque el sexo toca lo más profundo
de nuestra alma, y los deseos y complejos relacionados con
él alcanzan nuestra misma esencia. El sexo representa vida.
Cuando uno goza de un sexo satisfactorio, siente que la
vida es satisfactoria y positiva. Cuando el sexo no es satis¬
factorio, uno tiene la sensación de que todo va mal. Si pasa
una larga temporada preocupado por un problema sexual,
es posible que esa noche oscura trate de devolverle su se¬
xualidad. Tenga presente que una noche oscura no es un
dolor infructuoso sino una labor específica que se desarro¬
lla debajo del nivel de su conciencia.
A menudo el sexo se convierte en un problema cuando
uno está a punto de pasar a otro nivel en su vida. Las pare¬
jas se sienten con frecuencia trastornadas por esa tendencia
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    El Eros nocturno 237
del sexo a desbaratarlo todo y causar conflictos y dolor.
Uno puede confundir un repentino aumento de vitalidad
con la necesidad de cambiar de pareja o el deseo de expe¬
rimentar sexualmente. Puede sentirse confuso sobre sus
sentimientos, consciente de que es obra de Eros, pero sa¬
biendo al mismo tiempo que no desea poner en peligro su
relación.
Si uno intenta conectar sexualmente con otra persona,
es posible que no se sienta plenamente satisfecho, porque
esta nueva atracción quizás indique un cambio muy distin¬
to. He visto a personas resistir la tentación de lanzarse a
una aventura erótica y al final comprobar que lo que nece¬
sitaban era un cambio en su carrera. Es fácil confundir los
objetos de deseo, porque a menudo el sexo tiene más que
ver con el deseo en sí que con un determinado objeto de ne¬
cesidad.
Incluso el sexo esporádico tiene su importancia y pue¬
de encerrar diversos significados. El mismo deseo de dis¬
frutar de un sexo sin complicaciones, sin comprometerse,
es una fantasía llena de significado que puede ser tan im¬
portante como el deseo de mantener una relación senti¬
mental larga y comprometida. Algunas personas necesitan
descubrir el amor; otras descubren que el amor no es todo.
Si uno considera el sexo sólo como la expresión de una
emoción, puede sorprenderle descubrir que existen multi¬
tud de fantasías y deseos que no están relacionados con el
amor. Quizá le escandalicen las fantasías que se le ocurren
con respecto a nuevas parejas y nuevas formas de expre¬
sión sexual. Algunas personas aseguran que esos deseos
sólo los experimentan los hombres, pero yo he oído mani¬
festarlos tanto a mujeres como a hombres.
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    238 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
EL CUERPO DEL MUNDO
Para comprender en qué consisten las noches oscuras de la
sexualidad humana, debemos explorar sus dimensiones más
profundas. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que
el sexo siempre tiene un propósito más allá de sus goces y
pasiones. El sexo propicia un nuevo nivel de vivir y propor¬
ciona a la pareja un poderoso medio para compartir su inti¬
midad y sus emociones y fantasías más profundas. Pero el
sexo puede hacer mucho más. Al lograr que aflore nuestra
sensualidad y vitalidad, en el mejor de los casos el sexo pue¬
de conectarnos con la sociedad y el mundo natural. Puede
ser el vehículo a través del cual nos rendimos ante la vida y
nos restituye un sentido de nuestro cuerpo. El sexo aporta
muchas cosas positivas al alma humana a través de una rela¬
ción emocional y la sensualidad.
El sexo conlleva precisamente los elementos más im¬
portantes para el alma: amor, curiosidad, fantasía, deseo,
placer, intimidad y sensación. El sexo no implica una deter¬
minada tarea y un determinado resultado, a menos, claro
está, que una mujer desee quedarse embarazada. El sexo
puede repetirse, del mismo modo que uno escucha una can¬
ción o contempla un cuadro una y otra vez. El objetivo en
el sexo, suponiendo que exista alguno, es tan profundo que
es difícil precisar y explicar.
El sexo es comparable a un rito, un acto realizado por
motivos profundos y misteriosos, un acto altamente sim¬
bólico que posee su propio lenguaje y sus gestos. Está re¬
lacionado con el alma y provoca emociones. En el sexo, el
cuerpo es un mundo que puede ser explorado. Al igual que
uno conoce todas las plantas y flores de su jardín, uno
puede explorar el cuerpo de su amante. Al igual que uno
puede desear viajar para contemplar una costa no muy
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    El Eros nocturno 239
distinta del lugar donde vive, uno puede desear apreciar li¬
geras variaciones en el cuerpo humano o en la expresión
del amor.
Margaret Atwood ha plasmado esta idea en un poema:
Allá donde te tocan,
mis manos crean
unas pequeñas islas habitadas.
Pronto todo tú
serás de tierra: un territorio
conocido, un país.43
Sandor Ferenczi, uno de los primeros seguidores de
Freud, decía que el sexo es un regreso a la sensación oceá¬
nica del embrión dentro del útero materno. Yo lo imagino
como la exquisita y fascinante niebla que cae sobre uno
cuando se halla dentro de la burbuja del acto sexual. Este
estado alterado es esencial en el sexo, porque en él el alma
aparece en primer término y lo práctico retrocede. Lo que
ocurre en esos momentos es muy importante con respecto
a nuestro sentido de significado, de sentirnos conectados y
el sentido de nuestro propio ser. Hemos visto la importan¬
cia de esta «regresión» al hablar sobre la travesía noctur¬
na. La burbuja del acto sexual se asemeja al vientre de la
ballena y puede ser un lugar donde renacemos y nos trans¬
formamos. Es la vasija alquímica en la que se operan cam¬
bios, el escenario en el que se desarrollan dramas o un sue¬
ño en el que el alma pone orden dentro de sí y alcanza su
mayor pureza.
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    240 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
EL SEXO, EL OPUS
Por tanto, e! sexo es una importante «obra» que crea una y
otra vez un alma. Los alquimistas denominan opus a esta ta¬
rea sutil de crear un alma, el arte de convertirse en un ser hu¬
mano. Cualquier determinada experiencia de hacer el amor
quizá no cree un bebé, pero continúa la labor de crear nues¬
tra alma. En el mejor de los casos, el sexo es ese opus. Por
supuesto, el sexo puede ser desagradable, forzado, doloroso
y completamente inconsciente, de forma que su efecto que¬
da minimizado, pero posee la capacidad de convertirle a
uno en una persona y crear un mundo sensual y pletórico
de vida.
Esto contribuye a explicar por qué a muchas personas
les complace contemplar el cuerpo humano. Un imperioso
deseo y la promesa de un intenso placer nos impulsan a co¬
nocer nuestro mundo, nuestra vida, nuestros cuerpos y a
nosotros mismos. Al igual que el placer de comer nos inspi¬
ra a alimentar nuestro cuerpo regularmente, el placer del
sexo nos induce a alimentar nuestra alma. El acto sexual y
todas las experiencias de naturaleza erótica, siempre y cuan¬
do no contengan ninguna neurosis ni ego, nutren el alma del
mismo modo que la comida nutre el cuerpo. Contemplar
y tocar el cuerpo desnudo equivale a contemplar, quizá sin
percatarnos, los misterios de la vida.
Conviene llevar a cabo la importante tarea de explora¬
ción sexual para alimentar el alma con una pareja que nos
ame lo suficiente para superar generosamente cualquier
complejo con respecto al amor y estar totalmente presente.
Pero el amor no garantiza un sexo satisfactorio. Aparte de
amarnos, nuestra pareja debe sentirse a gusto con su sexua¬
lidad, ser al menos moderadamente sensual y no estar exa¬
geradamente acomplejada. En una sociedad tan confundida
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    El Eros nocturno 241
sobre el erotismo y el amor, no es fácil hallar esa pareja. Es
posible que usted tenga que tomar la iniciativa y conducir a
su pareja, y quizás éste o ésta aprenda a confiar lo suficien¬
te para participar sin complejos en la actividad sexual.
LA BÚSQUEDA DE UNA PAREJA
Su búsqueda de una pareja puede constituir una aventura
mítica. Puede durar años y estar plagada de descubrimientos
falsos y constantes anhelos. Es posible que usted crea que
está en juego el mismo significado de la vida, que si logra dar
con la persona adecuada, conocerá la felicidad. Pero tam¬
bién es posible que aunque encuentre a la pareja adecuada
siga anhelando otras experiencias. Esto se debe a que el ob¬
jeto último de todo deseo es la propia vida, o, como dicen
los místicos, Dios.
Si no logra hallar a una pareja adecuada con quien
practicar el sexo, quizá pase meses o años sumido en una
noche oscura del alma. Esperando, buscando, experimen¬
tando. Se siente desalentado pero mantiene viva la llamita
de la esperanza. Quizás ansia encontrar a una nueva pareja
pero al fin se resigna a no tener con quien compartir esas in¬
timidades. Existen muchas personas solitarias y deprimidas
que no saben expresar su sexualidad de forma satisfactoria.
Algunas personas jamás hallan a la persona adecuada.
Algunas no desean mantener una intensa vida sexual. Algu¬
nas pierden a su pareja porque ésta fallece, debido a una en¬
fermedad u otra separación. En estos casos, no todo está
perdido, porque el sexo no se limita al amor humano. Pue¬
den hallarse otras clases de sexo por otros medios. Uno
puede mantener amistades íntimas, gozar plenamente de
la belleza de su mundo y su hogar, vivir tan sensualmente
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    242 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
como sea posible y buscar otro tipo de placeres profundos.
Dicho de otro modo, puede llevar una vida célibe y seguir
expresando su sexualidad.
Cuando yo vivía en una comunidad religiosa católica
bajo los votos del celibato, no tenía una vida sexual activa.
Pero jamás me sentí reprimido ni frustrado. Desde entonces
—esto ocurrió en mi juventud— me he preguntado en oca¬
siones cómo era posible que me sintiera casi siempre relaja¬
do y feliz en esas circunstancias. Hubo dos breves períodos
durante los cuales mis deseos sexuales se intensificaron y
experimenté cierta frustración, pero esos momentos no me
indujeron a cuestionarme mi estilo de vida. Ahora pienso
que quizás el profundo sentido de comunidad y la dedica¬
ción a ese estilo de vida compensaban la ausencia de sexo.
En cualquiera caso, mi experiencia me lleva a la conclusión
de que es posible «sublimar» la sexualidad física en otras
formas no menos satisfactorias.
POTOS, UN INTENSO ANHELO
No obstante, muchas personas ansian desesperadamente en¬
contrar a la persona adecuada, y su soledad puede alcanzar
niveles de desesperación. Por muchas personas que les amen,
están obsesionados con esa cuestión. Sienten un doloroso va¬
cío, como si les faltara un órgano imprescindible. Creen que
sus amigos se sienten maravillosamente felices en sus matri¬
monios y relaciones sentimentales, mientras que su propia
vida se reduce a este problema: ¿Lograré unirme algún día fe¬
lizmente con mi amante? Y, al igual que la noche oscura del
alma, esta situación puede prolongarse durante meses y años.
Los antiguos griegos honraban este lacerante senti¬
miento con un dios, Potos, el anhelo personificado y divini-
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    El Bros nocturno 243
zado. El anhelo de conocer a la pareja sexual adecuada es
tan acuciante, que me extraña que no exista en nuestro len¬
guaje la palabra «potología», semejante a «patología». Es
posible que conozcamos a la persona adecuada, pero que se
interponga algún obstáculo que nos impida gozar de una
satisfacción sexual plena. Es posible que esa persona esté
casada, que tenga algún complejo referente al sexo o sim¬
plemente no le apetezca mantener una relación con no¬
sotros.
Algunas personas restan importancia a este anhelo por¬
que tienen conocimientos negativos o superficiales sobre el
sexo. Pero si el sexo es tan profundo y significativo como he
descrito, no es de extrañar que la gente caiga en la desespe¬
ración cuando no puedan gozar de él. Saben intuitivamente
lo que se pierden, y sienten su falta. El vacío sexual es una
forma de depresión, un derrumbe de las fantasías y emocio¬
nes que hacen que nos sintamos vivos.
El descubrimiento de la importancia del sexo constitu¬
ye el tema central de las memorias de la poetisa Kathleen
Raine. Al reflexionar sobre los años exánimes que vivió con
su marido y su redescubrimiento del sexo con otro hombre,
confiesa: «Después de abandonar a Charles, esperé en vano
una palabra o una señal de mi amante demoníaco; pero sa¬
bía que prefería seguir sufriendo que regresar al estado in¬
sensible en el que había vivido antes; pues ahora, al cabo de
muchos años, estaba viva».44 El amante demoníaco la había
rescatado de su matrimonio que estaba muerto y de paso
había despertado en ella sus dotes de poetisa.
Para algunas personas, una noche oscura del alma
constituye un largo período de espera indolora, una vida
que todavía no ha comenzado, por más que los signos ex¬
ternos indiquen lo contrario. Raine tenía marido e hijos,
pero anhelaba tener un auténtico compañero, aunque al
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principio no era consciente de su deseo sexual. Es tentador
despachar este anhelo, que algunas personas consideran
obsceno, tachándolo de indigno de prestarle una atención
tan exagerada.
Kathleen Raine, que hoy en día es en una poetisa y crí¬
tica literaria extraordinariamente elocuente y sutil, confiesa
sin ambages en su autobiografía el poder divino/demoníaco
del sexo. Refiriéndose al hombre que logró encender su pa¬
sión después de que se separara de su marido, escribe: «No
sabía ni me importa qué clase de persona era Alistair. Era
algo que me tenía sin cuidado, lo cual no me honra. No re¬
paré en su personalidad humana, pues de haberlo hecho ha¬
bría minimizado y oscurecido la imagen del dios que repre¬
sentaba para mí... su alma inmortal no me interesaba, sólo
me importaba su belleza mortal».
A veces, quizá para preservar su sentido de inocencia,
las personas disimulan la necesidad sexual de su alma con el
lenguaje del amor. Por supuesto, el amor puede desempeñar
un papel central en la vida sexual, pero el deseo sexual po¬
see un valor inherente. Quizá convenga reconocer la atrac¬
ción que uno siente por el cuerpo de otra persona y su an¬
helo de intimar con ésta, aunque esa atracción no tenga
nada que ver con el amor. La sinceridad de Raine es un ex¬
celente ejemplo, especialmente para la persona que no ha
conseguido analizar sus sentimientos sobre el amor y la pa¬
sión.
Raine relata con extraordinaria percepción y elocuen¬
cia que el daimon del sexo la salvó y le infundió el deseo
de escribir una obra poética que la haría famosa. Viniendo de
tan reputada experta sobre William Blake y W. B. Yeats, su
apreciación del poder del sexo es muy interesante. Raine es¬
peró hasta conocer a la pareja sexual adecuada y soportó
durante muchos años una vida carente de alicientes, mien-
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    El Evos nocturno 245
tras convivía con un hombre con el que confiesa que jamás
debió casarse porque no la atraía sexualmente.
La situación de Raine es otra versión de esperar en la
oscuridad a la persona capaz de evocar en nosotros nuestra
sexualidad más profunda. Durante sus infructuosos años de
espera, Raine estuvo casada con un hombre al que ni ama¬
ba ni deseaba. Es una historia muy frecuente: un hombre o
una mujer se casa por razones equivocadas, principalmente
porque no conoce la importancia que tiene el sexo para el
alma.
Conocí a Kathleen Raine en su vejez y la oí relatar algu¬
nas anécdotas referentes a sus romances juveniles. Lo que me
impresionó fue la claridad con la que su manejo sutil, delica¬
do e inteligente de las palabras y las ideas ponía de manifies¬
to su pasión, o quizá fuera su sexualidad. Los norteamerica¬
nos no suelen comprender que la pasión y las ideas artísticas
son una continuación, acaso un refinamiento de las emocio¬
nes que nos llevan a alcanzar una expresión sexual plena y
satisfactoria.
El matrimonio de Raine con Charles constituyó su lar¬
ga y dolorosa noche oscura, que incubó a la poetisa y a la
mujer que llevaba dentro. Le proporcionó a lo largo de su
vida el ímpetu necesario para impedir que volviera a rendir¬
se a un mínimo de pasión. Este es el don del sexo y su no¬
che oscura. Hasta que uno no honra al sexo y logra que ani¬
me su existencia, siente su ausencia como un abandono de
la vitalidad.
Estar plenamente vivo significa expresar la sexualidad
de alguna forma, quizá no participando en una relación se¬
xual, pero llevando una vida activa, comprometida, sensual
y llena de colorido. Las cualidades del amor se extienden
sobre la totalidad de la vida, confiriéndole vitalidad y ali¬
ciente.
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    246 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
EL AMANTE DEMONÍACO
Para Kathleen Raine, el amante demoníaco era el espíritu
del sexo que necesitaba desesperadamente y no encontró
hasta al cabo de muchos años. Algunas personas viven una
experiencia muy distinta: tienen un amante con el que com¬
parten un sexo increíble, pero a la vez peligroso y violento.
La noche oscura del alma ya no es un anhelo de sexo, sino
una unión peligrosa y amenazante con una persona demo¬
níaca.
¿Qué podría hacerle caer a usted en una situación tan
peligrosa? ¿Una visión de la vida irremediablemente opti¬
mista? ¿El hecho de no haber experimentado la oscuridad?
¿El deseo de penetrar en un mundo más complejo? ¿Acaso
la necesidad de sentir el potencial maligno que lleva en su
interior? Al hablar sobre la ironía, hemos visto que todas
las personas necesitan sentir la perversidad que llevan den¬
tro no como una capacidad destructiva literal sino como
una necesaria y benéfica capacidad de sumirse en la oscuri¬
dad. Los actos auténticamente malvados no son sino un sig¬
no de que esa perversidad no ha sido tenida en cuenta de un
modo refinado y por tanto aflora improvisadamente. En la
arena del sexo, uno puede sentirse atraído por una persona
que le atrae o invita a penetrar en un mundo desconocido y
tenebroso.
Aparte de las ventajas que pueda ofrecer, el embarcarse
en una relación con una persona demoníaca garantiza una
noche oscura del alma. Esa persona lo pone a uno en con¬
tacto con el mal, pero precisamente por ser una persona
malvada, el mal que lleva dentro es en cierto grado impuro
y puede ser peligroso. Es posible que uno aprenda de ella el
significado del mal, pero pone en peligro su seguridad y su
dicha.
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    El Eros nocturno 247
He atendido en mi consulta a numerosas personas, en
su mayoría mujeres, aunque también algunos hombres, que
habían padecido esa noche oscura. He sido testigo de las ve¬
jaciones y disculpas, las palizas y los prolongados sufri¬
mientos. Esas conexiones con parejas oscuras indican la ne¬
cesidad de ese tipo de espíritu. Uno siempre confía en que la
iniciación no se prolongue demasiado, pero no existe un lí¬
mite de tiempo.
Trabajé con una mujer de treinta y tantos años, llamada
Carrie, que se había esforzado siempre en ser una «buena»
chica. Al referirme su vida, lo achacó todo a su padre, que
tenía grandes sueños para ella y había tratado de salvarla de
todo tipo de desastres imaginarios: drogas, embarazos no
deseados y un compañero inadecuado. Naturalmente, Ca¬
rrie se sentía fascinada por todo lo que su padre calificaba de
«prohibido.» Pero se casó con un buen hombre, tuvo hijos y
participaba en las actividades de la iglesia. Un día, su mari¬
do falleció inesperadamente. Después de un breve período
de duelo, Carrie empezó a salir con hombres. Buscaba un
compañero que respetara su religión y quisiera a sus hijos.
Pero ninguno de los hombres que conocía la satisfacían. La
deseaban, pero Carrie se cansaba enseguida de ellos.
Un día conoció a un hombre que la atraía poderosa¬
mente. Me confesó que era el hombre sexualmente más vi¬
tal que jamás había conocido. Carrie pensó que por fin po¬
dría llevar la vida que siempre había anhelado. Se sentía
una persona distinta, pero a mi modo de ver experimentaba
un cambio debido únicamente a ese peligroso individuo que
la conducía por un camino que podía causarle graves pro¬
blemas.
El hombre se fue a vivir con ella, en la vieja casa que po¬
seía Carrie, y le propuso que emprendieran lujosos viajes.
Carrie, que había viajado poco, se sintió fascinada por los
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interesantes lugares a los que la llevaba su amante. Asimis¬
mo, su amante comenzó a invertir el dinero de Carrie y a
vender algunos objetos que se hallaban en la casa. Pero Ca¬
rrie seguía elogiando sus dotes sexuales.
Cuando ese hombre empezó a golpearla, Carrie se sin¬
tió desconcertada pero lo achacó a la amargura que éste ha¬
bía acumulado durante años por no haber logrado triunfar
en la vida. Como suelen afirmar muchas mujeres que se en¬
cuentran en esa situación, Carrie me dijo: «Sé que puedo
cambiarlo, porque yo le comprendo y él me comprende a
mí». Le dije que ya había oído esas palabras en varias oca¬
siones y le advertí del peligro que corría.
Las personas siempre se pasan de listas. «No conoce a
Harvey —decía Carrie—. No soy tan estúpida como para
mantener una relación con un maltratador.»
Como era de prever, la situación empeoró. Carrie dejó
de venir a verme. Al cabo de unos meses me llamó para de¬
cirme que acababa de salir del hospital, tras recibir una mo¬
numental paliza, y que Harvey la había abandonado por
otra mujer y se había llevado todo su dinero. Carrie estaba
dispuesta a recapacitar y a reflexionar sobre por qué había
estado tan ciega.
La noche oscura sexual de Carrie se prolongó durante
varios meses en los que sufrió malos tratos físicos y psicoló¬
gicos. Es difícil comprender que alguien se someta a un tra¬
to tan vejatorio, hasta que uno comprende la poderosa ne¬
cesidad que tiene el alma de satisfacer sus deseos sexuales.
En ocasiones esa satisfacción requiere conocer el mundo
subterráneo, el infierno, un aprendizaje que debería ser su¬
til y no tan literal. Pero la vida nunca es perfecta.
El deseo sexual es un arma de doble filo. Encierra fan¬
tasías que son difíciles de dilucidar. En el caso de Carrie,
pudo haberse tratado de la costumbre de salvar a la gente,
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o quizá se aventuró tan profundamente en el mundo tene¬
broso de su amante que no se paró a recapacitar. Cuando
me hablaba de él se colocaba a la defensiva. En su fuero in¬
terno sabía que había tomado una mala decisión al unirse a
él, pero por otra parte necesitaba desesperadamente lo que
ese hombre representaba.
Conocí otra situación en la que el hombre se sentía fas¬
cinado por una mujer que era una prostituta de lujo. Mi
cliente, que era bastante inexperto e ingenuo, solía jactarse
de la profesionalidad sexual de su amante, quien estaba
también implicada en actividades delictivas que ella asegu¬
raba que eran insignificantes y no representaban ningún
riesgo. Al cabo de un tiempo el hombre empezó a ayudarla,
le detuvieron por participar en una red de lavado de dinero
y pasó un año en la cárcel. Cuando le vi, estaba arrepentido
de haber sido tan estúpido, pero seguía teniendo una gran
confusión con respecto al sexo y anhelaba una pareja que le
hiciera perder su inocencia. Sospecho que, de haber podido,
habría vuelto a cometer el mismo error.
LA JUSTINE QUE TODOS LLEVAMOS
DENTRO
Las personas hablan a la ligera sobre el crecimiento perso¬
nal, como si supieran de qué va y que consiste en un de¬
sarrollo positivo y progresivo. No saben que el progreso del
alma es profundo y oscuro y requiere un descenso a la vez
que un ascenso. La palabra «crecimiento» es inadecuada
para describir un proceso que nos hace madurar, nos con¬
vierte en personas con entidad y nos proporciona un alma.
El sexo forma una parte integrante de ese proceso, que no
siempre es «agradable», limpio y sencillo.
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Carrie no tenía por qué haber sufrido malos tratos. Pudo
haber hallado una forma menos brutal de aprender las nece¬
sidades oscuras de la vida desprendiéndose de la ingenuidad
que había adquirido en su familia. Pudo haber aprendido a
expresar su sexualidad en todos sus colores, en lugar de espe¬
rar a que un hombre violento le mostrara los extremos de lo
que ella buscaba.
El marqués de Sade describe este esquema en su novela
Justine, en la que una joven ingenua cae reiteradamente en
una situación en que es brutalmente maltratada por hom¬
bres. Asimismo se refiere a la leyenda clásica de Eros y Psi¬
que, en la que a la joven inocente, desterrada a un bosque
remoto, le dicen que el amante que encontrará allí, el Amor,
es una bestia, un dragón. Inducida por sus envidiosas her¬
manas, Psique quebranta la regla que le prohíbe ver a su
compañero de pesadilla que, tras mostrarse ante ella, huye.
La mayor parte de la historia versa sobre las diversas inicia¬
ciones que experimenta Psique y que la preparan para resti¬
tuir su conexión con Eros y parir a su hijo. En esta historia,
Psique se siente tan desesperada que trata de suicidarse va¬
rias veces. El sexo nos conduce a situaciones que nos hacen
madurar, pero a veces esa maduración falla y sufrimos las
consecuencias.
La primera experiencia sexual de una persona puede
despojarla en parte de su inocencia infantil, pero posterior¬
mente puede sentir el deseo de experimentar, de forma que
otras experiencias sexuales continúan el proceso de la pér¬
dida de inocencia. Pero existe una diferencia entre madurar
a través de una sexualidad oscura y convertir esa oscuridad
en violencia. Al adentrarse en esa esfera uno rebasa el lími¬
te, va más allá del rito del sexo, en el que simbólicamente
visita el mundo subterráneo de la fantasía, y penetra en la
realidad, que no es una iniciación sino una victimización.
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    El Eros nocturno 251
En el mejor de los casos, uno tiene un amante que goza
superando los límites de la imaginación sexual en pequeñas
dosis pero dentro del juego sexual. Siempre se puede dar un
paso más. Uno, ya sea hombre o mujer, siempre es Perséfone a punto de convertirse en reina del mundo subterráneo.
Si uno no tiene la oportunidad de profundizar en el sexo,
es posible que penetre en una noche oscura que puede ser
emocional y físicamente dolorosa. Es posible que esté con
alguien que no goce con los juegos sexuales o tienda a so¬
brepasar los límites del dolor. He conocido casos en que
ambos miembros de la pareja han experimentado con prác¬
ticas sadomasoquistas y dolorosas, al principio como un
juego y luego más seriamente. A veces el juego se confunde
con la realidad, donde la violencia y el dominio mutuo se
convierten en un estilo de vida.
Algunas personas se parecen a la Justine del marqués de
Sade: nunca dejan de representar su papel. Sufren, literal¬
mente, una relación tras otra. Su noche oscura es intermina¬
ble. Otras logran pasar de la mera brutalidad a la inicia¬
ción. Se convierten en personas expertas, conocedoras de
las ficciones y los teatros de la sexualidad. La transición
de un estado a otro puede conllevar una larga noche oscu¬
ra de dolor y confusión.
LA CONFUSIÓN SEXUAL
Las noches oscuras sexuales pueden asumir diversas formas.
Algunas personas comprueban que sus fantasías y deseos se
inscriben en esferas desaprobadas por la sociedad. Quizá
descubran su homosexualidad, su bisexualidad, su necesi¬
dad de convertirse en una persona del sexo opuesto, su insó¬
lito deseo de dolor y sumisión, su irrefrenable lujuria, su te-
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    252 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
mor al sexo, o, como Havelock Ellis, el gran sexólogo, sus
extraños amores y atracciones (a Ellis le fascinaba la orina).
Estos no son simples problemas sino ocasiones en que uno
cae en prolongados períodos de arriesgada confusión.
Estas situaciones problemáticas pueden preocupar a
una persona durante años e incluso toda su vida, arrojando
un tono oscuro sobre toda su existencia. Mientras duran,
representan el significado de la vida. Reivindican las emo¬
ciones y dominan la imaginación. Resolverlas significa re¬
solver la centralidad de la vida. Simbolizan el esfuerzo de
tratar de que el tiempo que permanecemos en la Tierra ten¬
ga sentido y consigamos algo de provecho.
Jan Morris, una escritora de gran talento, cuenta la his¬
toria de su transformación mediante una operación de cam¬
bio de sexo y tratamiento hormonal de hombre, casado con
una mujer a la que amaba y padre de cinco hijos, en mujer.
Con prosa luminosa y admirable franqueza, describe el mo¬
mento en que, sentada debajo del piano que estaba tocando
su madre, se sintió por primera vez como una mujer en el
cuerpo de un hombre. Tenía cuatro años. Describe una in¬
fancia sin tensiones y conflictos y rechaza las numerosas ex¬
plicaciones médicas y psicológicas de su condición. Al refe¬
rirse a su larga búsqueda de un cuerpo femenino, dice: «Lo
equiparo con el concepto del alma, o del ser, y creo que no
se trata sólo de un enigma sexual, sino de una búsqueda de
unidad».45 No obstante, también padeció una noche oscu¬
ra, refiriéndose a su situación como un terrible «enterra¬
miento dentro de un cuerpo masculino». Describe su perío¬
do más oscuro de su vida con estas palabras: «En lugar de
enloquecer, o suicidarme, o peor aún, contagiar a todos los
que me rodeaban con mi profunda melancolía, decidí cam¬
biar mi cuerpo». Y se operó para cambiar su cuerpo, obte¬
niendo la feminidad que ansiaba y sanando su alma.
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    El Eros nocturno 253
Como muchas personas que tratan desesperadamente
de hallar su sexualidad en la vida, Jan Morris sólo pudo ha¬
blar de su situación con unas pocas personas, entre ellas su
esposa. Las personas están demasiado preocupadas por su
propia sexualidad para ofrecer una mente receptiva a otra
que tiene problemas. Pero Morris poseía un conocimiento
espiritual sobre su situación, y la altura de su imaginación
la ayudó a conservar su dignidad y calma durante años de
conflicto. Siempre pensó que pertenecía al género adecuado
pero al sexo erróneo.
Morris nos ofrece un ejemplo gráfico y elocuente de cómo
la sexualidad humana puede obligarnos a asumir nuestra ex¬
centricidad. Yo considero esta tendencia como una gracia.
Revela la forma en que Eros opera a través de nuestra alma in¬
dividual. Claro está, podemos rechazar nuestros deseos, sim¬
plemente porque no concuerdan con los criterios habituales
de normalidad. Pero ese rechazo radica en la ansiedad y pue¬
de convertirse para nosotros en un obstáculo que debemos su¬
perar a fin de abrazar nuestra alma.
Siento una profunda admiración por una persona como
Jan Morris, cuya clara devoción a su profunda realidad le
permitió resolver las necesidades de su vida. El hecho de
que escriba tan maravillosa e inteligentemente sobre su in¬
sólito dilema es un don añadido. Morris entiende explícita¬
mente su problema como un problema del alma, no sólo del
cuerpo. Dice: «Desde el principio interpreté mi viaje como
una búsqueda, sacramental o visionaria, y al pensar ahora
en ello comprendo que asumió para mí una cualidad épica,
con un propósito irreversible, una conclusión inevitable...
Yo la equiparo con la idea medieval del alma».46
Morris demuestra una extraordinaria percepción sobre
su insólita experiencia de un error de género. Entiende que
pese a su aparente carácter puramente físico, la intensa lu-
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    254 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cha se libró en su alma. Vio más allá del carácter literal del
género físico su naturaleza como persona. Es un ejemplo a
imitar por cualquiera que experimente una profunda confu¬
sión sexual sin esperanzas de superarla.
Pocas personas se enfrentan a una problema de la mag¬
nitud del que padeció Jan Morris, pero muchas ansian un
cambio en su situación. Poseen escaso conocimiento de su
sexualidad y les resulta difícil sentirse bien consigo mismas.
Experimentan el sexo como una pulsión incontrolable, en
lugar de una pasión que pueden moldear a su gusto. Morris
fue valiente y leal a su deseo supremo y buscó con paciencia
una insólita solución que solventó el problema de su sexua¬
lidad. Otros deberían respetar también sus anhelos sexuales
y tratar de sacar provecho de sus largas noches oscuras de
confusión.
TEMOR Y ANSIEDAD
El acto del amor, pese a su promesa de placer, provoca ansie¬
dad en muchas personas. Placer el amor no es complicado,
pero es un arte y requiere cierta habilidad. Esencialmente
constituye la expresión espontánea de deseo y la realización
de fantasías asociadas con nuestros anhelos más intensos. Es
posible que usted no conozca o no sea consciente de las raí¬
ces de sus deseos al hacer el amor. Algunos actos pueden ser
importantes para usted —besar, tocar, mirar, escuchar cierto
sonido— aunque no sepa por qué. Quizá no se pregunte
nunca el motivo de sus deseos, por más singulares que sean.
Quizá no los encuentre descritos en un manual de sexuali¬
dad, o quizá le preocupe que tengan un carácter pervertido.
El temor aparece naturalmente cuando uno concede espacio
a sus deseos, porque no es sencillo fiarse del deseo sexual.
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    El Bros nocturno 255
Mostrar el cuerpo es mostrar el alma, porque el cuerpo
es el alma. Permitir que alguien vea nuestro cuerpo en toda
su desnudez, y no digamos que lo toquen y abracen, equiva¬
le a mostrar nuestra alma en todo su esplendor y compleji¬
dad. Pero no siempre es fácil mostrarse completamente des¬
nudo. ¿A quién le complace que otra persona le vea en toda
su desnudez, por más que amemos a esa persona? ¿En quién
podemos confiar hasta ese punto?
Es posible que conozca usted a una persona con la que
desee explorar la sexualidad sin reservas, mostrándose en
toda su desnudez. Quizá le atraiga su encanto personal o lo
que representa para usted. Quizá desee simplemente tener
un contacto físico con esa persona, o quizá se sienta sexualmente excitado o excitada. Hace usted el amor con su pare¬
ja, mostrándose quizá vulnerable ante ella. El hecho de satis¬
facer su atracción y su deseo puede ser una experiencia muy
gratificante. Pero al mismo tiempo le inquieta. Quizá descu¬
bra en los signos del acto sexual, aunque sea subliminalmente, que su confianza en otra persona tiene ciertos límites,
bien en general o con una determinada pareja. Las inhibicio¬
nes en el sexo son tan importantes como las libertades.
LOS LÍMITES DEL SEXO
Es posible que en su noche oscura sexual aprenda a apreciar
sus cualidades virginales, sus dudas e inhibiciones. El daimon de la cautela es tan importante como el daimon del de¬
seo. Hacer el amor tiene su yin y su yang, deseo y temor, en¬
roscados uno alrededor del otro como un par de amantes,
ambos igualmente válidos. No tener ninguna inhibición so¬
bre el sexo sería como no tener límites en su afán de ganar
dinero. Su pasión obsesiva podría destruirle.
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Pero ansiedad no es lo mismo que inhibición. Su reti¬
cencia a hacer el amor con una determinada persona puede
encerrar cierta sabiduría. Por otra parte, su ansiedad con
respecto al sexo puede obedecer a su incapacidad de crecer
sexualmente. Quizá no haya resuelto ciertos conflictos que
surgieron en su infancia o a través de experiencias dolorosas. Quizá necesite en última instancia comprender que es
un ser sexual y permitirse comportarse como tai.
Es posible que a la hora de hacer el amor le atormenten
sus viejos complejos con respecto a la sexualidad. Muchas
personas en la vida moderna han sido educadas para sentir¬
se culpables sobre su sexualidad. O quizá les hayan impues¬
to ciertas reglas desde muy jóvenes. Muchas están lastradas
por enseñanzas religiosas moralistas, que les hacen sentirse
inferiores y acomplejadas. Por una parte sienten un intenso
anhelo de liberarse sexualmente, y por otra un profundo e
inconsciente sentimiento de culpa.
Para muchos, el deseo sexual choca con las enseñanzas
que previenen contra el placer. Este conflicto está tan ocul¬
to en las zonas más recónditas de la memoria que la mayo¬
ría de intentos de resolverlo son inútiles. Uno debe hallar el
medio de penetrar en esa zona extremadamente sensibiliza¬
da y aportarle cierto alivio. Es preciso que concibe su deseo
de vivir plenamente y su sentido de culpabilidad por no re¬
primirse. Incluso las personas que parecen no tener inhibi¬
ciones quizá tengan que hallar la forma de aliviar esa ten¬
sión, porque no es lo mismo comportarse con libertad que
sentirla.
La noche oscura puede asimismo contener recuerdos de
malas experiencias. No se trata sólo de comprender que no
todas las parejas sexuales son egoístas, demasiado agresivas
o distantes. Los recuerdos encierran menos lecciones de las
que hemos asimilado. Al margen de que esas lecciones sean
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positivas o negativas, nos ayuden o no, permanecen impre¬
sas en la memoria impermeable e inamovible que se activa
subliminalmente en una situación sexual. Es aconsejable
hablar de esos recuerdos sin tapujos, en la medida de lo po¬
sible. Pero también requiere un cambio fundamental de
perspectiva, eliminar las raíces del problema.
Conviene que comprenda que su sexualidad es única.
Que posee sus propias fantasías y deseos, su propio pasado
y sus propias inhibiciones. Todos esos factores configuran
su sexualidad, junto con sus partes buenas y sus conflictos.
Con el tiempo debe aprender a sacar provecho de ese mate¬
rial erótico. Quizá deba perdonarse algunos errores pasa¬
dos, resolver los elementos neuróticos y permitirse ciertos
deseos que usted y otros quizá no comprendan. Es posible
que deba madurar hasta el punto de comprender que su se¬
xualidad, en forma de sensualidad, de una apreciación de
la belleza e intimidad, puede incidir en toda su vida. Puede
utilizarla como un recurso para hacer una aportación per¬
sonal a la sociedad, un elemento importante a la hora de
hacer que su vida tenga sentido. El sexo no es sólo personal;
es un aspecto de la vida cultural, y su sexualidad puede ser
un medio de conectarse con el mundo.
LA NOCHE OSCURA SEXUAL
DE LA SOCIEDAD
Los historiadores nos dicen que durante los festivales dionisíacos los griegos antiguos portaban en procesión gigantes¬
cas imágenes fálicas, a veces hechas de madera y decoradas
con guirnaldas. Actualmente esa costumbre nos parecería
inconcebible, por más que nuestras películas y revistas es¬
tán repletas de escenas sexuales. Hoy en día muchos jóve-
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nes no se molestan en ir a ver una película a menos que po¬
sea un elevado contenido sexual. Nosotros también tene¬
mos nuestras imágenes fálicas, en los misiles, las metralletas
y los rascacielos. Pero al mismo tiempo tenemos cierta re¬
serva que estriba en la ansiedad que nos produce el sexo.
La solución a una sociedad excesivamente sexualizada
no consiste en moralizar contra ella, que sólo sirve para po¬
tenciar su exagerada sexualidad, sino ser más sexuales de
una forma madura y sutil, reconociendo abiertamente el
importante lugar que ocupa la sexualidad en la vida y per¬
mitiéndonos una mayor variación al tiempo que tratamos
de analizar nuestra sexualidad a lo largo de la vida. Algu¬
nos quizá consideren estos consejos permisivos e inmorales,
pero me limito a recomendar que nos abstengamos de exa¬
gerar el tema del sexo. Cuanta más importancia le damos en
nuestra experiencia cotidiana, menos sustancia posee y más
confundidos nos sentimos todos.
La exagerada sexualidad que vemos en los medios de
comunicación y en la preocupación de la gente corriente in¬
dica que padecemos una carencia de sexo. Nos falta el pro¬
fundo placer y vitalidad que una sexualidad más auténtica
nos aportaría. Cuando desaparece una sexualidad profun¬
da, el resultado no es vacío sino ira. La agresividad y la vio¬
lencia asumen con frecuencia su lugar. O bien las personas
se deprimen porque Eros no está presente para conferir a la
vida su energía y pasión. A un nivel profundo, el problema
de la sociedad actual es el afán de convertir su sexualidad
infantil en una vida plena regida por el goce sensual, la be¬
lleza, la intimidad y la comunidad. Debemos transformar
nuestro materialismo en un goce físico dotado de alma. Tra¬
bajamos demasiado duro y demasiadas horas para gozar de
placeres que podríamos obtener por medios más sencillos.
Sin la sutil tensión de la sexualidad en nuestras actividades
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cotidianas, forzamos el erotismo hacia unas formas más te¬
nebrosas y menos constructivas, como en Internet, que está
repleto de obscenas webs con explícito contenido sexual.
Nos sentimos deprimidos y furiosos, lo cual no constituye
una buena base para la paz y la satisfacción.
Hemos visto que muchas noches oscuras pueden ser
transformadoras y renovadoras. Al igual que muchos pe¬
ríodos sexuales de estrés y vacío. Le concederán la oportu¬
nidad de replantearse buena parte de los prejuicios que ha
adquirido a partir de la infancia. Pueden purificar su mente
y sus sentimientos hasta el punto de permitirle comenzar de
nuevo, reivindicar sus pasiones y descubrir su propia sexua¬
lidad. Requiere valor e imaginación superar el moralismo
de su familia o sociedad, pero comprenderá lo importante
que es para su vida lograr analizar su sexualidad y entregar¬
se a ella. Es su vida y una gran parte del significado de su
ser. Debe cultivarla de una forma que esté en consonancia
con sus valores y su propósito vital. Goce y disfrute de ella.
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Creatividad, el niño y la cabra
que conoce el terreno que pisa
Todos, sin excepción, poseemos lo que Jung denomina «el
instinto creativo». Usted debe hallar la forma de desenvol¬
verse en el mundo y estar presente como la persona única
que es. No es preciso que sea un artista, pero debe contri¬
buir a configurar este mundo, al menos en una pequeña
parte, de acuerdo con su talento y su visión. Si no ejercita
esta creatividad, es posible que se sienta deprimido e insa¬
tisfecho. Por otra parte, mientras trata de ser creativo, pue¬
de tener la sensación de hallarse en otro túnel de frustración
y desengaño.
Según dicen, los artistas nacen «bajo Saturno». Esto sig¬
nifica que la fuente de su creatividad es también la raíz de su
sufrimiento. En la Edad Media y el Renacimiento, se creía
que Saturno era el patrón de la melancolía y la inspiración
artística. No todos los aspectos de la vida creativa son posi¬
tivos. Si uno se arriesga a expresarse de forma creativa, es
posible que tenga que enfrentarse a Saturno, a su melanco¬
lía, su frialdad y sus limitaciones.
Desde hace siglos se viene hablando sobre la conexión
entre una vida creativa y el tormento emocional, y los artis-
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tas siguen preguntándose, a la vista de tantos suicidios y vi¬
das problemáticas, si existe cierta relación entre la creati¬
vidad y el sufrimiento. La respuesta no es sencilla, y es apli¬
cable a todos los que tratamos de aportar algo a nuestro
mundo.
Ciertamente, la actividad creativa a menudo está llena
de frustraciones, simplemente porque uno no logra cons¬
truirse la vida o realizar la obra creativa que desea. Quizá no
posea los conocimientos o el talento necesarios, o quizá sus
expectativas sobre sí mismo no se ajusten a la realidad. En
cualquier caso, el ser suele estar implicado en toda obra cre¬
ativa, y muchas veces uno pone tanto ego en ella que el mí¬
nimo fallo le desespera. El narcisismo, que a veces impide
que uno apruebe lo que hace, es más doloroso de lo que pa¬
rece y se oculta en la obra creativa de algunas de las perso¬
nas más inspiradas y altruistas.
Pero la antigua tradición sobre Saturno indica que en
cualquier acto creativo o vida creativa, no sólo existe una
expansión de visión sino una contracción de vida y persona.
Nos equivocamos al pensar en la creatividad sólo en térmi¬
nos de inspiración y expansión. Como el pintor Craig Stockwell ha expresado elocuentemente, un pintor se embarca en
una relación monógama con su pintura y su arte. Esto es
algo que se asemeja a un matrimonio, tanto en la oportuni¬
dad de expresarse como en la necesidad de refrenarse.
CREADORES EGOCÉNTRICOS
Con frecuencia las personas creativas están obsesionadas
con sus fallos y defectos y ansian desesperadamente alcan¬
zar la popularidad y el éxito. Como escritor y músico, que
tiene por compañera a una artista, me topo continuamente
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con hombres y mujeres extraordinariamente creativos cuyo
nivel de desesperación me asombra. Las personas que co¬
nozco suelen estar llenas de ideas y satisfechas con los li¬
bros, la música y las obras teatrales que crean, pero ansian
el éxito y rara vez lo encuentran. Se toman las críticas muy
a pecho, hasta el extremo de que acaban desmoralizados
y hundidas.
He observado dos problemas que atormentan a esas
personas. En primer lugar, la calidad de su obra. Por lo ge¬
neral sobrevaloran lo que hacen y se resisten a corregirlo, a
modificar su criterio o educarse en su arte. Tienden a ser
narcisistas y ególatras. Comprendo que para ser una perso¬
na creativa es necesario cierta dosis de vanidad. Pero una
opinión poco realista sobre las dotes de uno mismo puede
causarle serios conflictos. Uno no sabe si sus esfuerzos son
válidos o no y se cuestiona constantemente. Pero al mismo
tiempo se cree un genio.
El segundo problema es que uno tiende a juzgarse según
el éxito comercial y económico que reseñan periódicos y re¬
vistas. En muchos casos no se siente satisfecho con la re¬
compensa que obtiene por un trabajo bien hecho, sino que
ansia alcanzar elevados niveles de popularidad y beneficios
económicos. Dado que sólo unos pocos consiguen ganar
grandes cantidades de dinero con un trabajo creativo, uno
puede sentirse deprimido y ansioso de triunfar. Esta ansia,
implacable y amarga, reside en la categoría de envidia y ce¬
los. Entre las numerosas personas creativas que he conoci¬
do, muy pocas parecen inmunes a la necesidad de conseguir
una gran popularidad y adulación.
Para muchas personas, el hecho de no convertirse en
una estrella representa una tragedia que hace que se sientan
insatisfechas de su vida y su incapacidad de alcanzar el éxi¬
to. Con el tiempo, la mayoría aprende a vivir en un mundo
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realista y a contentarse con realizar su trabajo. Unas pocas
alcanzan sus sueños, lo cual no les impide tener problemas.
Las personas creativas viven en una tensión constante, con¬
fiando en obtener maravillosas recompensas y exponiéndo¬
se a caer en el fracaso y el desencanto.
Conozco por experiencia propia los altibajos del éxito.
Durante años coleccioné notas de rechazo. De vez en cuan¬
do los editores hacían algún comentario como: «Su manus¬
crito es muy interesante, pero no es lo que buscamos. En¬
víenos su próximo trabajo». Conservo esas cartas en un
archivo para no olvidar lo que significa tratar de abrirse
camino como escritor. En cierta ocasión, hace tiempo, me
invitaron a dar un cursillo en una importante y prestigiosa
institución docente para adultos. Yo necesitaba el dinero y
la oportunidad de incentivar mi carrera. A última hora me
llamaron para decirme que habían contratado a otra per¬
sona «más idónea». En la actualidad, esa misma institu¬
ción me llama con frecuencia para impartir conferencias.
Los miembros del claustro son demasiado jóvenes y desco¬
nocen mi primer fracaso con la institución, pero yo no lo
he olvidado.
Las personas creativas que conozco que han alcanzado
el éxito se sienten satisfechas de sus vidas, pero la necesidad
de demostrar constantemente su ingenio hace que sean un
tanto excéntricas. Me pregunto hasta qué punto se sienten
satisfechas. Tienen dinero y la adulación del público, pero
no encajan en la categoría de las personas «normales.» Los
famosos se esfuerzan en preservar su intimidad, y los menos
conocidos buscan constantemente el reconocimiento.
Crear significa generalmente hacer algo para consumo
público. Si el público te acepta, la vida es excitante. Si te ig¬
nora, te sientes desmoralizado. Esta ambivalencia queda
plasmada en la tradicional imagen astrológica capricornia-
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    Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 265
na de Saturno: la cabra en la cima de la montaña. La esca¬
lada y perseverancia son admirables, pero el precipicio es
abrupto y profundo y siempre puedes caer en él. Una perso¬
na creativa tiene que ser como la cabra de Capricornio, ca¬
paz de alcanzar la cima y lo suficientemente hábil para no
despeñarse.
LA DESESPERACIÓN SILENCIOSA
Debido a su naturaleza, la creatividad requiere un alto nivel
de individualismo, pero no es fácil ser un auténtico indivi¬
duo en un mundo al que le complace la conformidad. Ro¬
deado de grupos, jerarquías y organizaciones, un auténtico
individuo tiene que mostrar un carácter firme e imaginati¬
vo. Uno debe esforzarse en vivir una vida original y evitar
dejarse arrastrar por la ola de inconsciencia cultural. En un
mundo inseguro, todo el mundo pretende decir a los demás
cómo deben pensar y vivir.
Hoy en día millones de personas se sienten perdidas por¬
que la cultura, saturada de medios informativos, grandes al¬
macenes y trabajos anónimos, hace que se sientan anónimas.
En nuestros días es muy frecuente ilusionarse por un nuevo
trabajo bien remunerado, pero también comprobar al poco
tiempo que es un trabajo deshumanizante. En casa, la ma¬
yoría de personas permanecen sentadas ante el televisor
asimilando la misma ración de noticias y programas de en¬
tretenimiento. Asimismo, comen la misma comida rápida y
preparada y lucen la misma ropa. Esa uniformidad resulta
cómoda y gratificante, pero a la larga provoca una sensación
de hastío y socava la vitalidad.
La sociedad confiere un carácter romántico a la creati¬
vidad, exiliándola en un grupo limitado de celebridades y
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«estrellas». La exagerada idealización del tipo creativo es
una forma de defensa: uno no tiene que ser excepcional si
idealiza a las personas de éxito de lejos. Al dejar que unos
pocos sean los creadores, uno se convierte en una persona
no creativa y no excepcional. El mundo se divide en los ti¬
pos creativos altamente visibles que ganan mucho dinero y
en la mayoría de personas corriente carcomidas por los ce¬
los y la envidia. La vaga sensación de ser un don nadie no
constituye exactamente una noche oscura, sino un atarde¬
cer brumoso del alma.
Para muchos, esa vaga sensación de pertenecer a la ma¬
yoría anónima es deprimente. Uno sabe que por más que se
esfuerce, es difícil conseguir que acepten y admiren su cre¬
atividad. Las cifras son abrumadoras. La proporción de es¬
critores, pintores y músicos en comparación con editores,
galerías y sellos discográficos importantes es increíble. Las
personas creativas que no son artistas se enfrentan a em¬
pleadores que no quieren arriesgarse aceptando ideas inno¬
vadoras. Uno se queda en su casa, sumido en su simpli¬
cidad, preguntándose por qué transcurren los días sin el
menor aliciente.
La sociedad se siente confundida sobre el tema de la in¬
dividualidad y creatividad. La cadena de montaje, los innu¬
merables trabajos anónimos y mal remunerados, el gigan¬
tesco poder económico y político de la clase dirigente son
rasgos de una sociedad estratificada que provocan una in¬
tensa frustración a la persona normal y corriente. El hom¬
bre medio anhela sentirse digno. Imagina que un día gana¬
rá la lotería. El grado de su necesidad le impide desarrollar
un buen trabajo, y se encuentra atrapado entre los grandes
ideales y la amarga realidad. No es de extrañar que hoy en
día la gente sueñe con quedarse atrapada en ascensores y es¬
caleras mecánicas, bajando y subiendo sin cesar, pues con-
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templan constantemente elevados ideales y héroes al tiempo
que se sienten atrapadas en la prosaica realidad de sus mo¬
nótonas existencias.
Hace más de cien años Henry David Thoreau expresó
esto mismo sobre su sociedad con estas célebres palabras:
«La inmensa mayoría de personas llevan una vida de deses¬
peración silenciosa... Incluso debajo de lo que denominan
los juegos y las diversiones de la gente se oculta una deses¬
peración estereotipada pero inconsciente».4 Esta «desespe¬
ración silenciosa» forma parte de la noche oscura de la so¬
ciedad, en la que la mayoría participa en diverso grado.
Algunos se salvan del trabajo embrutecedor que hace que la
máquina de la sociedad siga funcionando, y unos pocos,
como el protagonista de la obra teatral Mil payasos, deci¬
den no participar. El protagonista de dicha obra abandona
de improviso su trabajo y empieza a vivir la vida que siem¬
pre ha anhelado. Hace poco oí la historia de un pianista clá¬
sico que decidió renunciar a los «aburridos» y numerosos
conciertos que ofrecía cada año. Como símbolo de su pro¬
testa, arrojó su piano por la ventana, estrellándolo contra la
acera. Luego iba de población en población montado en un
piano-bicicleta que había inventado para tocar para gente
normal y corriente. Todos deberíamos arrojar nuestras má¬
quinas, escobas, papel y ordenadores por la ventana y co¬
menzar de nuevo. Como veremos en el próximo capítulo,
un buen sistema para afrontar una noche oscura es hacer
algo fuera de lo normal y profundamente simbólico.
Usted puede utilizar su desesperación como una guía y
un barómetro. Reprima una parte de la adulación que ofre¬
ce a otros para aliviar una parte de esa desesperación que
experimenta. Al interiorizarla, descubrirá el valor de las co¬
sas sencillas que le dan significado. Poco a poco logrará dis¬
traerse con cosas más cotidianas, más individuales que co-
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lectivas. Puede ser algo tan simple como disputar un parti¬
do de baloncesto en lugar de pagar una fortuna para ver a
una estrella. O puede convertirse en músico, en lugar de
conceder toda su atención musical a las estrellas de la músi¬
ca pop.
Los espectáculos deportivos y artísticos no tienen nada
de malo. Es emocionante ver jugar a un deportista de élite
o asistir ai concierto de un buen músico. Pero no conviene
abusar. Esos espectáculos dan aliciente a la vida, mientras
uno busca numerosas formas corrientes de ser creativo.
Uno puede buscar adulación entre los miembros de su fa¬
milia y vecinos en lugar de entre el mundo entero. ¡Lo pe¬
queño es hermoso!
POPULARIDAD PARA TODOS
La exagerada atención que prestamos a las celebridades
forma parte de la decadencia contemporánea. Es irreal y ex¬
cesiva. Sin duda, la celebridad siempre formará parte de la
vida, porque expresa la necesidad de mitos, un nivel de ex¬
periencia más allá de lo normal y literal. Contemplamos ad¬
mirados a ciertos personajes como si fueran estrellas de una
galaxia. Hay algo de celestial en esta adoración de los ído¬
los. Pero no es serio. Es más sintomático que sincero. Hace
siglos la gente acudía a un templo para contemplar imáge¬
nes y realidades auténticamente celestiales. Honraban a las
verdaderas estrellas del cielo, no a las «estrellas» metafóri¬
cas de Hollywood.
Si preguntáramos a las celebridades qué es lo que desean
más fervientemente, seguramente reconocerían que disfrutan
estando en el candelero pero que echan de menos la privaci¬
dad de una vida normal. Tanto las personas famosas como
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las que no lo son, situadas en extremos opuestos del espectro,
necesitan cierto grado de simplicidad. La auténtica creativi¬
dad no se encuentra en el centro sino en una mezcla de lo or¬
dinario y lo especial. Las proporciones varían según la perso¬
na, pero los extremos siempre son contraproducentes.
La gente me pregunta «¿cómo puedo convertirme en
escritor?» Mi respuesta es bien sencilla: «escribiendo». Es
más importante crear que ser un creador, en cualquier sen¬
tido narcisista de la palabra. Creatividad significa crear,
aportar al mundo algo que merezca la pena. Un teólogo di¬
ría que una persona creativa participa en la obra del Crea¬
dor. La creación del mundo es un proyecto constante, y par¬
te de la divinidad del ser humano —un concepto atesorado
por los filósofos renacentistas-— consiste en aportar algo a
ese proceso. Si uno aborda la tarea con inseguridad y titu¬
beos, su ego se interpondrá y acabará centrándose más en
ser un creador que en crear algo. Pero eso es empezar la
casa por el tejado. Comience con un trabajo creativo co¬
rriente y descubrirá lo que significa ser una persona creati¬
va. La idea no es que se convierta en una estrella, sino en
dar a su trabajo el brillo y resplandor que son signos de di¬
vinidad.
LA CREATIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NIÑO
Es inútil tratar de definir la creatividad. Cuando hablamos
de ella, nuestras palabras están condicionadas por una ima¬
gen arquetípica que hace presa en nosotros. Cuando deci¬
mos que somos creativos, expresamos un mito, quizás una
imagen de suprema genialidad, de éxito rotundo o de ta¬
lento desbordante. En algunos casos incluye también fanta¬
sías sobre un niño desinhibido. Pensamos en la creatividad
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como originalidad, espontaneidad o meros comienzos, y
debajo de esas ideas residen recuerdos de la infancia.
Para crear a partir de cero conviene despojarse de exce¬
sivas influencias y hábitos. Uno debe comportarse como un
niño, recién llegado a la Tierra, lleno de curiosidad y pre¬
guntas, relativamente libre y desinhibido, dispuesto a expe¬
rimentar y, ante todo, deseoso de jugar. Deberíamos poseer
lo que el maestro zen denomina «la mente del neófito», el
espíritu del niño que está relativamente libre de la contami¬
nación cultural.
Con frecuencia pensamos en ese niño en términos pura¬
mente positivos, subrayando su espontaneidad y vitalidad.
Pero el niño también es exigente, torpe, desinformado y mal
adaptado. Si uno pretende bucear en el espíritu de ese niño,
tiene que aceptar al mismo tiempo lo bueno y lo malo. A al¬
gunas personas creativas les atrae el aspecto lúdico pero se
comportan como niños malcriados ante la perspectiva de
trabajar con ahínco. Les complace la pose de ser una perso¬
na creativa pero les disgusta esforzarse para serlo.
En la vida moderna solemos reprimir al niño, porque el
infantilismo constituye una ofensa para el ego que admira¬
mos. Preferimos a una persona educada, controlada, bien
adaptada y uniforme que ha aprendido a acomodarse a
nuestros propósitos sociales, que están principalmente con¬
dicionados por nuestra creencia en el capitalismo. Defini¬
mos la madurez en estos términos y apoyamos un sistema
educativo basado en esa filosofía. Nuestra falta de civismo
obedece en gran medida al niño reprimido, que reacciona
contra la implacable exigencia de conformidad por parte de
la sociedad. Las personas se sienten amargadas y deprimi¬
das debido a la vida sin alicientes que están obligadas a lle¬
var, y manifiestan su amargura repudiando los buenos mo¬
dales y la solidaridad, como niños que no han aprendido a
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comportarse como es debido socialmente. En parte nuestra
noche oscura social contemporánea se debe a la represión
del niño.
Reprimimos e idealizamos. Reprimimos al infante ence¬
rrando a los niños en campamentos religiosos destinados a
reforzarles el carácter, excluyéndolos de la vida social, ma¬
triculándolos en escuelas mal equipadas y deprimentes, exi¬
giéndoles que crezcan rápidamente a través de clases extracurriculares, limitando sus juegos y dejándolos en manos de
demasiados «canguros». Asimismo, reprimimos el alma del
niño idealizando y confiriendo un carácter romántico a las
virtudes infantiles, que contemplamos como una meta prác¬
ticamente inalcanzable en la vida adulta. Idealizar es una
estrategia de defensa y autoprotección. Todo el mundo de¬
sea comportarse de forma espontánea y alegre, pero pocos
lo hacen en serio.
Si debajo de su noche oscura del alma residen intentos
de ser creativo, le recomiendo que analice su infancia. Es po¬
sible que su espíritu infantil se haya perdido entre los recuer¬
dos de su pasado, y que cobre vida cuando logre conectar de
nuevo con él. He conocido a muchos hombres y mujeres que
se quejaban de su falta de creatividad y de la desorientación
y tristeza que les producía. Recobraron su creatividad de di¬
versas formas: regresando a sus ciudades natales, reanudan¬
do el contacto con sus familias, preparando platos que re¬
cordaban de su infancia y resolviendo sus conflictos con
miembros de la familia. La separación entre su ser adulto y
el espíritu del niño puede subsanarse de diversas formas
simples y concretas. Tenga presente que las cualidades in¬
fantiles que necesita como adulto están conectadas con su
infancia. Es preciso que redima esa infancia y se reconcilie
con ella.
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    272 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
LA CRISIS DE JUNG Y SU
DESCUBRIMIENTO DE LA INFANCIA
Coando C. G. Jung rondaba los cuarenta años experimentó
una importante transición en su vida, que arroja luz sobre
nuestro tema de restituir al niño. En sus memorias Jung lo
llama su «confrontación con el inconsciente». Jung se vio
obligado a renunciar a su cátedra para centrarse en las imá¬
genes y emociones que se apoderaban de él de día y de no¬
che. La crisis se produjo al comienzo de la Primera Guerra
Mundial, momentos de intensa ansiedad en todo el mundo.
Es difícil precisar si se trató de una noche oscura, pero no
cabe duda de que fue una época de extrema confusión para
Jung. Su biógrafo Gerhard Wehr se refiere a ella como su
travesía nocturna.
Jung sintió que su mundo se desmoronaba y esperó una
señal de alguna ayuda interior. Por fin recordó un episodio
de cuando tenía once años y construía figuras con cubos de
madera y piedras. El recuerdo estaba impregnado de emo¬
ción, y Jung pensó que debía tomárselo en serio. De modo
que empezó a jugar de nuevo con cubos de madera y pie¬
dras y construyó una aldea en miniatura. Realizaba su «ta¬
rea» durante la hora del almuerzo y por la tarde, después de
haber visitado a todos sus pacientes. Le incomodaba volver
a conectar con su infancia comportándose como un niño,
pero esa tarea tuvo una gran importancia para él.
Posteriormente describió la experiencia en estos térmi¬
nos: «El niño pequeño sigue presente, y tiene una vida crea¬
tiva que yo no poseo... Ese momento fue un punto de infle¬
xión en mi vida, al que cedí después de resistirme durante
largo tiempo y no sin cierta resignación. Fue una experien¬
cia profundamente humillante comprender que no podía
hacer otra cosa que entretenerme con juegos infantiles».48
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Jung pasó tres años sumido en esta incertidumbre y se¬
quía creativa. Según dijo, durante ese tiempo lo más impor¬
tante para él era mantener fuertes vínculos con su familia y
su profesión para conservar la estabilidad y permanecer
centrado. Plasmó sus sueños y fantasías, realizó esculturas
y dibujos, y prestó una estrecha atención a algunos hechos
extraños que ocurrieron en su casa. Describe la experiencia
como un proceso lleno de anhelos e inspiraciones que se
desarrolla progresivamente, no como un programa terapéu¬
tico preconcebido.
Posteriormente Jung llegó a la conclusión de que esa fue
la época más fecunda de su vida, pues le proporcionó la ma¬
teria prima con la que creó el resto de su obra. Sus esfuerzos
durante ese tiempo le enseñaron la forma de afrontar el alma.
Citó un texto alquímico que utiliza palabras familiares, como
«limpiar la oscuridad de nuestra mente». Catarsis. Jung lim¬
pió su atribulada mente con los objetos de la infancia.
Este poderoso ejemplo de la vida de Jung ilustra nues¬
tro tema, la necesidad de permanecer en contacto con la in¬
fancia para bucear en su espíritu. La creatividad no consis¬
te tan sólo en realizar impactantes inventos o grandes obras
de arte. Consiste en moldear nuestra vida y cultivar nuestro
espíritu. El espíritu del niño desempeña un importante pa¬
pel en esta creatividad, no sólo como una imagen de espon¬
taneidad sino como una etapa de la vida que quizá no fue¬
ra satisfactoria o feliz.
James Hillman nos aconseja que evitemos dotar de ro¬
manticismo o rechazar esta cualidad infantil del alma, y uti¬
lizar tanto su promesa como su vergüenza. Es una cuestión
importante: si uno no siente cierta vergüenza en la inferio¬
ridad el niño, como sintió Jung, es probable que esté más
centrado en la noción idealizada del niño que en el espíritu
del niño. El sentimiento de inferioridad que suele acompa-
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    274 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ñar al arquetipo del niño no es necesariamente negativo.
Contribuye a que seamos modestos y permite que nuestra
creatividad fluya sin intromisiones de un ego que ansia de¬
sesperadamente la fama y el reconocimiento público.
EL NIÑO PERDIDO
Al inicio de la era cristiana y a finales del Renacimiento, el
«desarrollo» humano era considerado de forma muy distin¬
ta a nuestro concepto de evolución. En esas épocas se con¬
sideraba que el alma humana desciende a través de los siete
planetas y recibe una impronta de cada uno de ellos. Cuan¬
to más se aproxima a la Tierra, más humana se hace. Yo
imagino la suerte del alma de forma similar en nuestra épo¬
ca. Las diversas etapas que atravesamos no desaparecen,
dejan su impronta en nosotros y, a medida que nos encarna¬
mos progresivamente, nos volvemos más complicados.
Uno es la suma de sus fases y experiencias, por tanto
no nos despojamos de nuestra infancia. Constituye una
pieza de nosotros irremisiblemente imbricada en el tejido
de la persona en la que nos convertimos. Jung descubrió la
importancia de reconocer un pequeño segmento de la in¬
fancia, en el que halló el secreto de toda su vida de adulto.
Quizás el propósito de su noche oscura fuera encontrar a
ese niño de once años.
Si uno no se reconecta con ciertas fases de su infancia,
quizá reviva ese segmento de su mito personal en su vida
adulta. Muchas personas están atrapadas en una determi¬
nada fase de su historia personal, y esa pieza de su biogra¬
fía es la que les impide llevar una vida creativa. Su larga
noche oscura obedece a haber quedado atrapado en un de¬
terminado nivel de su desarrollo.
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    Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 275
Yo tenía un pariente que estaba dominado por su ma¬
dre, que no quería que creciera. Cada vez que mi pariente
decidía mudarse a otro lugar, con el fin de alejarse de su ma¬
dre, ésta enfermaba repentinamente. Mi pariente tenía que
cambiar constantemente de planes y permanecer junto a
ella. Por lo que sé, este esquema no cambió nunca, y la vida
de mi pariente estaba impregnada por un aire de tragedia.
Nunca logró alcanzar la madurez. No dejó que su madre le
dominara por completo, y pese a su oscuridad parecía sen¬
tirse relativamente satisfecho, pero no puede decirse que lle¬
vara una vida creativa.
Es difícil saber cuándo uno se halla atrapado en una de¬
terminada fase de su desarrollo. Un signo es cuando observa
que se comporta de forma infantil o paternal, especialmente
si se trata de una conducta exagerada. Quizás observe, como
me ocurre a mí, un problema relativo a las figuras parentales. Quizá se comporte como un niño con respecto al padre
o la madre. Pero esos esquemas suelen invertirse. Quizá se
comporte usted de forma intolerante consigo mismo y los
demás. Una vez superada la fase del conflicto padre/hijo,
esos temas se vuelven más sutiles. Entonces podrá encajar
las críticas y al mismo tiempo gozar del aspecto lúdico de su
creatividad.
Tenemos constantemente la opción, como demuestran
estas historias, de vivir o retirarnos de la vida. El hecho de re¬
tirarnos suele ser una decisión de vivir en el pasado, de per¬
manecer en el confort que nos ofrece un esquema familiar. Si
pudiéramos elegir nuevas oportunidades —lo cual represen¬
ta en sí mismo cierta creatividad— posiblemente no nos que¬
daríamos atrapados en el pasado. El pasado puede ser un re¬
curso, como un manantial de agua borboteante que nos
refresca y alivia. Pero también puede constituir una caja en la
que permanecemos encerrados y aislados de la vida.
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    276 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Con todo, existe una gran diferencia entre estar atrapa¬
do en el pasado y permanecer conectado a él. Paradójica¬
mente, estar fijado en el pasado significa negarlo. Antes he
expuesto ejemplos de personas que han recuperado su crea¬
tividad regresando inteligente y libremente a personas y he¬
chos de su pasado. Estas dos acciones, ser creativo y relacio¬
narse con el pasado, se apoyan mutuamente. Si uno consigue
dejar de luchar contra su historia y hallar un medio viable de
permanecer conectado a ella, tendrá la libertad de responder
a nuevas oportunidades. Pero si está enzarzado en una lucha
con su pasado, no puede vivir el presente.
Al igual que mucha gente, es posible que se viera obli¬
gado a crecer demasiado depnsa. Quizás era el hijo o la hija
mayor de una familia numerosa y tuvo que desempeñar las
funciones de padre o madre. Es posible que al hacerse ma¬
yor acuse la falta de una infancia. No ha podido experimen¬
tar fases importantes en su vida y tiene la sensación de ser
una persona incompleta. A menudo este esquema provoca
una tristeza crónica, pues le impide gozar de la alegría y vi¬
talidad que le aporta su eterna infancia.
Yo viví una experiencia análoga. Al ingresar en un se¬
minario al principio de mi adolescencia, no gocé de una
adolescencia normal. Tuve que hacerme adulto de la noche
a la mañana, y las tensiones fueron tremendas. Ahora creo
que este hecho me perjudicó y desde entonces no he cesado
de buscar mi infancia. Por fortuna la he hallado en parte en
mi vida con mis hijos, pero durante años he sentido a un
niño triste vagando por las calles solitarias de mi alma.
No he tenido muchos sueños sobre niños perdidos,
pero he tenido sueños recurrentes de aviones que vuelan a
ras de suelo, procurando no estrellarse contra los edificios
de una ciudad, y rodando por carreteras y calles. Años atrás
interpretaba esos sueños como un método eficaz de mante-
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    Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 277
ner mi espíritu, que tiende a elevarse, centrado en la tierra,
pero de un tiempo a esta parte me pregunto si representan
el espíritu de un niño que necesita elevarse. Las historias in¬
fantiles están repletas de alfombras mágicas, globos de aire
caliente, escobas voladoras y deliciosos seres que habitan en
otros planetas. A mí me vendría bien un poco de esa mara¬
villosa magia.
Es posible que usted, al igual que yo, se sienta confun¬
dido sobre si es demasiado o poco infantil. Yo siento en mí
un marcado idealismo y la necesidad de observar las reglas
y procurar que la gente sea feliz. En términos generales me
considero un puer, para utilizar el término jungiano que
describe el espíritu de juventud. Pero está claro que el padre
y el hijo siguen separados en mi persona, y que debo ser
más infantil en mis actividades de adulto y más serio con
respecto a mis cualidades infantiles.
Le recomiendo que analice su forma de vivir y pensar y
compruebe cómo se siente el niño que lleva dentro. Es posi¬
ble que cuando logre abrazar más abierta e inteligentemen¬
te al niño, su creatividad comience a fluir. El niño no cons¬
tituye el único medio de alcanzar una vida creativa, pero
juega un papel importante en la mayoría de las personas. Es
especialmente crucial en las noches oscuras relacionadas
con la expresión creativa. Es posible que usted busque a su
niño perdido en la oscuridad.
RESUCITAR AL NIÑO
Mucha gente vive en una oscuridad emocional porque no
ha gozado nunca de un espíritu infantil en su vida excesiva¬
mente seria. El niño deambula perdido por las vidas de mu¬
chos adultos, que se sienten fascinados por las tesis psicoló-
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    278 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
gicas del «niño interior» y libros y películas sobre fantasías
infantiles, como las historias de Harry Potter y los filmes de
la factoría Disney. La sociedad moderna, tan adulta y sofis¬
ticada, tan entregada al trabajo y empeñada en saberlo
todo, ha perdido buena parte de su infancia. En lugar de ju¬
gar activa y seriamente, dejamos que otras personas nos en¬
tretengan, y en lugar de disfrutar de un profundo sentido de
comunidad, dependemos excesivamente de nuestras cone¬
xiones electrónicas.
Le recomiendo que busque el medio de conectar con su
infancia. Puede ser un método muy sencillo que sólo usted
conoce. Una de mis dientas revivió su infancia preparando
una sopa que era una vieja receta familiar. Otra lo halló al
perdonar a su madre por haberla traicionado. Curiosamen¬
te, yo siento al niño en mi interior cada vez que voy a Italia
o a Irlanda. En cierta forma misteriosa, el «viejo mundo»
constituye el hogar de los primeros años de mi infancia y
permite que ésta aflore. Otros la encuentran comportándo¬
se de forma un tanto irresponsable en ciertos ámbitos de su
vida, por ejemplo «robando» tiempo para dedicarlo a sus
aficiones, comiendo comida «prohibida» y leyendo con el
único fin de divertirse.
Jung nos enseña, con sus cubos de madera, la forma de
reinventar el mundo en el que vivimos jugando a ser crea¬
dores con juguetes y objetos sencillos. Al construir una al¬
dea, asumió el papel de creador divino, y ese juego activó su
vida creativa. A veces los jóvenes crean su hogar y educan a
sus hijos de una forma que a sus padres jamás se les habría
ocurrido. Algunos viven en lugares exóticos o se ganan la
vida de forma opuesta a los valores de su familia. Hay mu¬
chas formas de que uno cree su cosmos simbólicamente.
Heráclito decía: «La vida es un niño jugando a las da¬
mas. La vida está gobernada por el niño». El niño Jesús que
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yace en un pesebre, visitado por reyes y proclamado por án¬
geles, es otra poderosa imagen de este tema. En Navidad
una gran parte del mundo honra el arquetipo del niño, vis¬
to como una luz que aparece al final de una larga noche
oscura. En India, el gran dios Krishna es adorado como un
niño divino, y la gente celebra sus travesuras y su marcado
erotismo. En la antigua Grecia, las historias del niño dios
Hermes eran entretenidas y edificantes. Este dios se convir¬
tió en el guía de las almas, indicando el camino que uno de¬
bía seguir en la vida.
Es preciso resucitar al espíritu del niño de una forma que
sea compatible con una vida madura y adulta. Debe poten¬
ciar la madurez, no incidir negativamente en ella. Este bené¬
fico espíritu del niño es extremadamente sutil, muy alejado
del infantilismo literal y la emotividad antiintelecual, que son
formas sintomáticas de él. Presta colorido y tonalidad a toda
nuestra vida, pero no la domina. Es equiparable a la diferen¬
cia entre una persona anciana que se esfuerza en parecer jo¬
ven y otra que envejece dignamente con un espíritu juvenil.
Con frecuencia Glenn Gould era ridiculizado porque su
forma de tocar el piano no encajaba con las normas estable¬
cidas. Después de un concierto en su ciudad natal de Toronto, un periódico reaccionó con la siguiente reseña: «Durante
todo el concierto mantuvo la pierna izquierda indolente¬
mente cruzada sobre la derecha». Cabe imaginar que a un
niño le reprendan por eso mismo durante clase. Después de
una función en Pittsburg, un crítico escribió: «El descubri¬
miento de nuevos fármacos y vitaminas puede curar esos
movimientos convulsivos, al igual que los hechiceros los
exorcizaban hace siglos». En Gould habitaba un espíritu in¬
fantil que se manifestó cuando empezó a montar numeritos
durante sus conciertos, por ejemplo disfrazándose de perso¬
najes como sir Humphrey Pryce-Davis, un pomposo músico-
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    280 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
logo. Como suele ocurrir a menudo, el estrafalario sentido
del humor de Gould compensaba su cargante pedantería y
su depresión.
En ocasiones, la psicología da la impresión de que uno
debe hallar la forma de «fundir» al niño y al adulto en su
personalidad. Pero el ejemplo de Gould demuestra que es
preferible prestar atención a ambas facetas, aunque no al
mismo tiempo. En distintos contextos, Gould podía com¬
portarse como el artista contumaz o el niño bromista.
James Hillman comentó en cierta ocasión durante una
conferencia pública que el ego occidental contemporáneo no
consiste sólo en una función, una mera forma de abrirse ca¬
mino en la vida. Posee su propio mito e imagen, y es saturni¬
no. Esto significa que es capaz de una inmensa imaginación,
unas extraordinarias habilidades y un arte profundo. Pero al
mismo tiempo es depresivo y restrictivo. Es el ego de un an¬
ciano al que le cuesta apreciar el estilo del niño. Posee su
propia creatividad, pero no es el espíritu del niño.
Por tanto es normal que a uno le cueste expresar su crea¬
tividad de esa forma y ser aceptado por ello. La faceta lúdica no está profundamente arraigada en esta actitud con res¬
pecto a la vida. Al parecer es más importante trabajar duro
y emplear el tiempo de forma inteligente. Desde un punto
de vista totalmente distinto, podríamos invertir ese consejo:
dediqúese a jugar y no pierda demasiado tiempo tratando
de ser inteligente.
CONVERTIRSE EN EL NIÑO
Cuando uno trata de aportar un espíritu creativo a la vida,
como el del niño, nunca logra hacerlo perfectamente. De
vez en cuando uno pasa del espíritu infantil al infantilismo.
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    Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 281
Como dicen los psicólogos jungianos, todo lo bueno tiene
su sombra. Pero uno también puede pasar del niño feliz al
niño herido y deprimido. Existe una noche oscura propia
del niño que no consigue lo que desea o cuyo espíritu se ha
visto acorralado y aplastado.
El compositor inglés Peter Warlock, cuyo nombre ver¬
dadero era Philip Heseltine, es un ejemplo de este proble¬
ma. Logró aunar su interés por las ciencias ocultas con su
pasión por la música popular inglesa y creó un pequeño nú¬
mero de piezas musicales imaginativas y seductoras. Pero
no cesó de luchar contra su musa, dudando de su talento y
sobrevalorando la obra de sus coetáneos. Su amigo D. H.
Lawrence describió perfectamente el principal problema de
Warlock: «Da la impresión de estar vacío, no creado, no na¬
cido, como si consistiera sólo en ecos del pasado». El pro¬
pio Warlock dijo: «Lo único importante son los desarrollos
interiores del alma. He seguido durante años un camino
errado, completamente ofuscado, avanzando a tientas en
la oscuridad en pos de algo cuya naturaleza ignoraba».49
Warlock se suicidó a los treinta y seis años abriendo la espi¬
ta del gas en su casa.
Su comentario sobre su ignorancia y de avanzar a tien¬
tas a través de la oscuridad demuestra que el niño que lleva¬
ba dentro no apoyaba su vida de adulto. Warlock era un
hombre inteligente y dotado de talento, cuyos logros han
sido cumplidamente reconocidos. Tomó a otro compositor
mayor que él, Frederick Delius, como mentor y modelo,
pero era una relación marcada por el excesivo entusiasmo de
Warlock hacia el anciano compositor, otro síntoma de su in¬
fantilismo. El joven Warlock perdió contacto con su propio
genio al dejarse arrastrar por su exagerada devoción por el
reputado artista. A raíz de la muerte de Warlock, la esposa
de Delius escribió: «No dejo de ver al joven hermoso y en-
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    282 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cantador de veinte años, dotado de una extraordinaria inte¬
ligencia y genio artístico, y a esa trágica figura en una habi¬
tación llena de gas postrado de cara a la pared a primeras
horas de la mañana».50 Ese recuerdo contiene la imagen de
juventud y el síntoma definitivo de su noche oscura.
El ejemplo de Warlock nos enseña que debemos ser al
mismo tiempo infantiles y maduros. Debemos convertir nues¬
tros hábitos infantiles en un espíritu del niño práctico y viable
que no domine ni debilite nuestra personalidad. La vida de
Warlock indica asimismo que pudo haber transformado su
depresión en una noche oscura espiritual que beneficiara el
alma. Sus amigos asistieron a la tragedia de su vida, pero
Warlock permaneció literalmente atrapado en su obsesiva in¬
fancia. Una auténtica noche oscura del alma podría haberle
ayudado. Pero Warlock evitó afrontar la vertiente seria de su
vida hasta que fue demasiado tarde. Existe una diferencia cru¬
cial entre afrontar la oscuridad que hace presa en nosotros, y
dejar que se apodere de nosotros y nos destroce. Lo importan¬
te es dejar que nos afecte emocional e intelectualmente, evi¬
tando que nos destruya.
LA ESPIRITUALIDAD Y LA VIDA CREATIVA
En términos generales, creatividad significa ser quien uno
es; buscar palabras e imágenes para describir sus pensa¬
mientos y sentimientos; traducir su vida interior en formas
externas, ya sea un jardín, una pintura, un poema, un ho¬
gar, un niño o un estilo de vida. Uno puede ser espiritual¬
mente creativo rezando, meditando y a través de las prácti¬
cas religiosas. Puede ser creativo con su ingenio y sentido
del humor, por la forma en que cuide de su familia y ami¬
gos, y en sus viajes.
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    Creatividadel niño y la cabra que conoce... 283
La creatividad consiste en crear una vida y un mundo.
Se requiere valor para experimentar, para enfrentarse a la
sociedad y ser un excéntrico a la hora que uno cree su pro¬
pia personalidad y vida. Debe buscar el estilo que mejor
concuerde con su persona, un estilo que quizás otros no
comprendan ni aprecien. Quizá tenga que aprender a vivir
una vida simbólica; a veces las cosas que se refieren al alma
no tienen sentido para el mundo práctico.
La psicoanalista francesa Julia Kristeva dice, señalando
una importante distinción, que deberíamos buscar un len¬
guaje e imágenes que sean «antidepresivos lúcidos en lugar
de antidepresivos neutralizantes». Uno debe tratar de ali¬
viar su pesadumbre sin negarla ni tratar de huir de ella. No
conviene neutralizar la tristeza, sino buscar el medio de no
sucumbir a ella. No es una empresa fácil pero en cualquier
caso es crucial.
La indicación de Kristeva es similar a la de Marsilio Ficino, el maestro renacentista, que recomienda un uso radi¬
cal de imágenes —pinturas, esculturas, colgantes— artísti¬
camente confeccionadas con materiales en consonancia con
nuestro estado de ánimo que muestren dibujos que se co¬
rrespondan con la tristeza que nos embarga. Ficino preten¬
de aliviar la depresión cuando aparece, pero sus métodos
no son antidepresivos. La oración y el rito también pueden
aliviar la depresión sin convertirse en sus enemigos. Jesús
suplica: «¡Padre mío: si es posible, que pase de mí este cáliz!
Sin embargo, no sea como yo quiero sino como tú». [Ma¬
teo, 26, 39].
Ficino recomendaba tocar música saturnina cuando
uno se sintiera deprimido, un remedio que alivia la depre¬
sión sin tratar de combatirla. Otras posibilidades consisten
simplemente en sentirse triste cuando la tristeza nos invade,
retirarnos a un lugar confortable para estar solos, plasmar
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    284 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
la tristeza en una pintura y escribir sobre ella, reconociéndo¬
la cuando la gente nos pregunte cómo nos sentimos. Yo
comprobé que, cuando mi madre murió y la gente me expre¬
saba sus condolencias, era capaz de estuchar atentamente lo
que me decían. Las personas expresaban sus sentimientos de
forma sincera y específica. Yo seguía la conversación que
iniciaban con palabras sencillas y compartía con ellos una
profunda sensación de tristeza. Aunque parezca obvio, es
una forma sutil de sumirse progresiva y más intensamente
en la tristeza. Es un acto depresivo que no fomenta la emo¬
ción, sino que nos sume profundamente, paso a paso, en ese
estado de ánimo.
Un punto de vista espiritual consigue sublimar la oscu¬
ridad. Toma el sufrimiento como punto de partida y como
medio de ver las cosas de otra forma. La creatividad co¬
mienza con una visión que penetra el status quo. Es la vida
que avanza. Uno parte desde el punto en el que se halla en
sus pensamientos, sentimientos y fantasías hacia un lugar
totalmente desconocido. Al vivir de forma creativa, uno no
tiene que construir constantemente un futuro, sino que cul¬
tiva la vida presente. Uno se siente alegre porque ha encon¬
trado algo que posee vida. El alma está despierta y uno sien¬
te la chispa divina en su interior.
Pero para ser creativo, uno debe estar dispuesto a acep¬
tar lo bueno y lo malo. Debe aceptar las noches oscuras jun¬
to con los éxitos fulgurantes. Tiene que soportar la crítica y
el fracaso. Tiene que trabajar con ahínco y mostrarse recep¬
tivo a la musa. Si uno consigue vivir a diario en la oscuridad,
llega a apreciar los atisbos de felicidad que le ayudan a se¬
guir avanzando. Debe buscar una alegre cotidianidad que
contenga la luz y la oscuridad junto con el ritmo natural
de los días y las noches. Debe organizar su vida cotidiana de
forma que incluya ratos oscuros y otros dedicados a los que-
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    Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 285
haceres habituales. Lo ordinario hace que uno se sienta hu¬
milde en lugar de humillado, realizado en lugar de ansioso,
por alcanzar la quimera de la grandeza.
No trabaje sólo cuando le apetezca. Deje que la noche
oscura aparezca y desaparezca, pero sin abandonar su traba¬
jo. Igor Stravinski decía: «Aunque no me apetezca trabajar,
lo hago. No puedo esperar a que me visite la inspiración».
Stravinski solía citar a Chaikovski, quien afirmaba que com¬
poner música era como fabricar zapatos. En ese sentido, era
un trabajo.
El trabajo creativo es un atrevido intento de asemejarse
a Dios. Sepa que sus esfuerzos le llevarán al límite de las po¬
sibilidades humanas, donde el paisaje es tan oscuro como el
cielo nocturno. No sabrá hacia dónde se dirige ni qué hace.
Debe tener fe y mantener un espíritu aventurero que le ayu¬
de a sentirse a gusto en la oscuridad. Como hijo de Saturno,
debe estar dispuesto a aceptar la oscuridad de buen grado
cuando la luz emocional e intelectual se apague. Es una per¬
sona adulta, pero también es un niño, que debe moverse
siempre airosamente en la vida, creciendo, experimentando,
jugando y gozando con lo que ésta le ofrezca, sabiendo que
la noche es el momento del nacimiento y la iniciación. Ser
creativo significa ser creado.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 288
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La belleza oscura
La belleza alimenta el alma, hace que se despierte y cobre
vida. La belleza es una reacción profunda a una presenta¬
ción significativa y maravillosa de la vida. Hace que nos
detengamos y nos ofrece al instante la promesa de placer.
Pero si uno no tiene alma, ni siquiera verá la belleza en las
espesas capas de su carácter práctico y la densidad de su
propio ego. Todos los sentidos y toda la imaginación deben
permanecer alerta cuando aparece la belleza. Si uno no la
percibe, es como no comer.
Todo el mundo conoce la belleza de una noche de luna,
especialmente si su resplandor se refleja en el agua. Esa es la
simple belleza oscura de los sentidos. Pero una oscuridad
menos literal también puede ser hermosa. El cine negro de
los años treinta y cuarenta, con sus escenas nocturnas y sus
ambientes sombríos, evocan la noche oscura del alma. Las
pinturas de Lucien Freud, Francis Bacon, Frida Kahlo y mu¬
chos otros artistas muestran el lado oscuro de la vida confi¬
riéndole una belleza asombrosa. Incluso las extrañas histo¬
rias del marqués de Sade, Beaudelaire y Poe, inquietantes y
diabólicas, poseen cierta atracción. El lado oscuro de la vida
inspira belleza, indicando que hay algo fascinante, aunque
doloroso y terrorífico, en las noches oscuras del alma.
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    288 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
He visto una belleza especia! en los rostros de los pa¬
cientes que acudían a mi consulta sintiéndose angustiados,
deprimidos, confundidos y desgraciados. Los hombres y
las mujeres que cito en este libro como testigos de la noche
oscura muestran una asombrosa belleza en su valor, fe y
percepción, al igual que los filmes de Ingmar Bergman es¬
tán llenos de noches oscuras. Puede pensar que Bergman es
deprimente en la persistencia de su oscuridad, pero no po¬
demos dejar de captar la belleza de sus imágenes y escenas.
La belleza de mis pacientes era fruto de su desdichada si¬
tuación y su persistente valor. A medida que su humanidad
afloraba, aumentaba su belleza.
Oscar Wilde escribió desde la cárcel: «Ahora compren¬
do que la tristeza, la emoción más intensa que es capaz de
experimentar el hombre, constituye el tipo y la prueba de
todo arte sublime».51 No todo el arte sublime posee la os¬
curidad que analizamos aquí, pero sí en buena parte. Tam¬
bién ocurre a la inversa: con frecuencia la vida halla su be¬
lleza en los períodos de tribulaciones y tristeza. La misma
profundidad de nuestros sentimientos nos conduce a un lu¬
gar donde el estilo y la forma entran en juego. Uno adquie¬
re de pronto una elocuencia o al menos la habilidad de ha¬
blar desde el fondo de su corazón de tal forma que sus
palabras emanan un poder insólito. Cuando uno por fin al¬
canza sus recursos más profundos, revela la belleza de su
vida y su personalidad.
He comentado con anterioridad que, durante la últi¬
ma enfermedad de mi madre, mi padre, mi hermano y yo
empezamos a hablarnos entre nosotros de forma distinta.
Nuestros encuentros y nuestras palabras asumieron una
renovada claridad y honestidad, lo cual propició cierta be¬
lleza. Mi padre dice que el funeral de mi madre fue muy
hermoso gracias a esos primeros encuentros y conversa-
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    La belleza oscura 289
ciones. No me cabe la menor duda de que nuestra despe¬
dida a una mujer corriente y normal pero a la vez extraor¬
dinariamente sensible se apoyaba en la belleza de la rela¬
ción que mantuvo con su familia.
El arte fotográfico del último siglo ha demostrado has¬
ta qué punto un tema trágico puede realzar la belleza de
una imagen. Hemos visto fotografías de niños durante la
guerra, ancianos moribundos, una ciudad asolada por un
tornado o un huracán, niños hambrientos y vulnerables, y
esas fotografías nos han conmovido profundamente. Uno
no puede separar su belleza de lo trágico. En cierto aspec¬
to cabe compararlo con la vida humana: las tragedias nos
hacen percibir de pronto su belleza.
Con frecuencia, las personas se preguntan cómo es
posible que la vida sea placentera, que exista un Dios,
cuando la tragedia forma parte de la misma. Quizá no en¬
cuentren la respuesta porque buscan lógica. Tienen que
considerar la belleza de la vida humana como un valor im¬
portante para poder comprender el papel de lo trágico y la
forma en que el sufrimiento puede redimirse. Las desgra¬
cias, los fracasos y las imperfecciones confieren a la vida
sus contornos y la hacen única, un importante ingrediente
de la belleza.
LA BELLEZA RESTAURA
EL ALMA
La tristeza distrae nuestra atención de la vida activa y la
centra en los asuntos más importantes. Cuando uno pade¬
ce una grave pérdida o dolor, piensa en las personas que
significan más para uno en lugar de en el éxito personal, y
en el esquema profundo de su vida en lugar de en artilugios
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    290 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
y entretenimientos superfluos. Uno está más abierto a la
belleza de su mundo debido a que alivia su tristeza. La be¬
lleza siempre está presente, pero por lo general uno no re¬
para en ella debido a sus prioridades u obsesión con otras
cosas.
La forma en que una persona se expresa y se comporta
cambia a lo largo de un tratamiento psicoterapéutico. Al
principio, una mujer entra deshecha en llanto y despotri¬
cando furiosa contra todos y todo. Posteriormente esas ma¬
nifestaciones dan paso a historias exquisitas y sentimientos
sutiles. Su lenguaje cambia a medida que adquiere una ma¬
yor percepción. A menudo una profunda percepción propi¬
cia una belleza expresiva. Poemas, dibujos e historias ad¬
quieren para esa persona un mayor interés estético debido
a un refinamiento de sus pensamientos y emociones. Con
frecuencia las personas que se someten a psicoterapia viven
la experiencia que he descrito sobre mi familia a la muerte
de mi madre: una nueva forma de hablar, más abierta y
honesta.
Durante cada hora de tratamiento psicoterapéutico
procuro centrarme en un sueño o un recuerdo, en parte
debido al atractivo y al poder emocional de las imágenes,
las cuales a menudo son muy bellas aunque describan he¬
chos atroces y terroríficos. Una historia o un sueño bien
elegido puede que no resuelva un problema vital, pero
pone cierto orden en el caos. Las noches oscuras son dolorosas porque suelen ser caóticas. No parecen tener senti¬
do, y la niebla nos desconcierta. Una bella imagen, aunque
sea ininteligible, nos ofrece cierto alivio gracias al poder
de su belleza.
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    La belleza oscura 291
LA BELLEZA EN PELIGRO
Ya hemos comentado, desde diversos puntos de vista, la
importancia de las palabras y las imágenes que utilizamos
para describir nuestra experiencia. Es importante que se
adapten a nuestra propia experiencia. Quizá leamos histo¬
rias de otras personas que han padecido problemas simila¬
res a los nuestros, y podemos tomar prestados su lengua y
sus soluciones. Dado que hoy en día los medios de comu¬
nicación comentan con frecuencia estos temas, las perso¬
nas pueden reducir sus complicadas vidas a términos como
codependencia o falta de autoestima. Pero son temas de la
cultura del momento, maladies du jour, y aunque parezcan
explicaciones convincentes para cualquier problema coti¬
diano, son demasiado simples para la sutil y compleja ex¬
periencia de un individuo. Cada persona necesita utilizar
sus propias palabras, su propia poesía y diagnóstico con¬
creto.
Con frecuencia, cuando hablo con una persona que se
siente trastornada, utilizo un lenguaje tomado de los sue¬
ños de esa persona o de las frases que surgen de sus since¬
ras tentativas de describir su experiencia. Una mujer dice:
«La forma en que la gente se comporta a mi alrededor me
saca de quicio». De modo que hablamos sobre su tenden¬
cia a «perder los papeles». Un hombre dice tener la sensa¬
ción de hallarse dentro de un túnel con respecto a su carre¬
ra. Hablamos de su «complejo de túnel».
Como psicoterapeuta, guardo muchos recuerdos —oja¬
lá tuviera fotografías— de personas trastornadas por sus
problemas. No quiero dar un carácter romántico a su sufri¬
miento, pero lo cierto es que les prestaba una belleza espe¬
cial. Habían salido de detrás de su velo de confort para
mostrarse más directamente. Empleaban palabras conmo-
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    292 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
vedoras y en general libres de rencor. Sus historias poseían
una claridad realzada por la intensidad de sus sentimien¬
tos. Sabían que si deseaban hallar alivio, tenían que ser
francas y sinceras.
Durante un tratamiento psicoterapéutico, el paciente
da de pronto con una expresión que describe el meollo de
su experiencia, o relata un determinado sueño que se con¬
vierte durante meses en una referencia, que encierra un gru¬
po de hechos y emociones de gran complejidad. Una mujer
sueña que se halla en una situación precaria en el piso su¬
perior de una casa en la primera fase de construcción. Al
cabo de unos meses retoma esa imagen. «Me encuentro en
esa casa, que aún no está terminada, sintiendo vértigo y sin
saber quién soy ni qué va a ser de mí.» La imagen queda
impresa en la memoria y se convierte en una obra de arte
personal.
Este tipo de imágenes puede marcar el inicio de una
evolución estética en el proceso de sanación. Debemos uti¬
lizar imágenes, de lo contrario tan sólo disponemos de me¬
ras emociones e ideas sueltas. Las imágenes dan cuerpo a
nuestra experiencia y nos permiten reflexionar sobre ella.
Cuanto más poderosa y precisa sea la imagen, más eficaz¬
mente podemos afrontar la experiencia.
Una noche oscura del alma no sólo es desconcertante
sino aterradora. Unas palabras e imágenes eficaces nos pro¬
porcionan alivio. San Juan de la Cruz utilizaba la poesía
para transformar la inquietante experiencia de la noche os¬
cura en imágenes positivas y esclarecedoras. ¿Por qué no
hablaba claramente sobre sus percepciones con respecto a
la oscuridad? Todo indica que sabía lo importante que es
valorar tanto la forma como el contenido. ¿Cuántos poetas
y pintores han plasmado su tormento en imágenes que son
casi inmortales? Existe una respuesta a la pregunta anterior
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    La belleza oscura 293
sobre por qué sufren los artistas: una vida insulsa, sin alti¬
bajos, no suele revelar la belleza de la existencia humana.
Recientemente tuve una conversación con una mujer
versada en las religiones del mundo e interesada en la cien¬
cia.
—Cabe destacar —dijo—, que la religión presenta tra¬
dicionalmente sus doctrinas sobre lo divino y lo místico a
través de hermosas imágenes: grandes iglesias y templos, li¬
bros con bella caligrafía y encuadernación exquisita, músi¬
ca extraordinaria, poesía evocadora y ritos trascendenta¬
les. La ciencia, por otra parte, que se centra en lo racional
y lo verificable, no aprecia plenamente la importancia de la
belleza de la naturaleza. Para la mente práctica, lo bello es
accesorio, al igual que el alma.
La ciencia podría aproximarse a la religión, subsanan¬
do la disparidad en las personas entre sus valores más ele¬
vados y su inteligencia ordinaria, prestando mayor aten¬
ción a lo bello. Un sentido de lo bello en la naturaleza no
sólo nos inspira a comprenderla, sino a respetarla. La be¬
lleza está siempre al alcance del científico, pero la atención
de éste se centra en otros asuntos: clasificar, estudiar es¬
tructuras y comportamientos y aplicar sus conocimientos
científicos al progreso tecnológico.
Por fortuna, siempre hay un artista en las inmediacio¬
nes de un desarrollo científico, y nos proporciona fotogra¬
fías espectaculares de la Tierra vista desde el espacio, pero
imagine que enviáramos a un astronauta al espacio con el
solo propósito de obtener esas imágenes. Eso provocaría un
cambio importante hacia una cultura del alma en lugar de
una cultura heroica. Los fotógrafos han concedido siempre
una atención especial a la belleza natural, y con frecuencia
los cineastas muestran la belleza que se oculta en el mundo
y que la persona corriente no suele ver.
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    294 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
TRANSFORMAR EL DOLOR
EN ARTE
Fiemos visto que John Keats, en su última carta, escrita
cuando estaba consumido por la tuberculosis, comenta lo
difícil que le resulta plasmar sus experiencias en un poe¬
ma, pero aún era capaz de escribir una carta magistral,
una forma artística muy oportuna en sus circunstancias.
Las cartas siempre le ofrecieron la ocasión de expresar sus
pensamientos más profundos y su prosa más elegante. En
tiempos menos aciagos, Keats escribió a su amigo Benja¬
mín Bailey unas palabras que me han inspirado en todos
mis trabajos: «A partir de ahora gozaremos repitiendo
una y otra vez en un tono más excelso lo que hemos dado
en llamar felicidad en la Fierra... Pero esa suerte está reser¬
vada a los que se deleitan con las sensaciones en lugar
de anhelar, como haces tú, alcanzar la verdad.»52Está cla¬
ro que para Keats el cielo constituye una intensificación
del goce físico en esta vida y no es tan abstracto y etéreo
como dicen algunos.
Usted puede utilizar cualquier medio de expresión que
le convenga. Todos somos poetas de nuestras vidas en un
sentido general, pero cada cual utiliza el medio que mejor
se adapta a él y le conviene. Mi esposa dibuja y pinta. Yo
escribo y toco un instrumento. Pero no es preciso que usted
sea escritor o artista para dar expresión a su ansiedad. To¬
dos los días utiliza palabras. Busque las palabras que es¬
timulen su instinto artístico. La forma en que habla con un
amigo puede ser su arte.
Hoy en día existe una especialidad denominada «tera¬
pia de poesía», basada en la tesis de que unas palabras bien
elegidas pueden sanar. Las imágenes clarifican las emocio¬
nes, los recuerdos y los acontecimientos. Pueden conectar el
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    La belleza oscura 295
pasado con el presente y crear una especie de reflejo que im¬
pacta en el sufrimiento crónico. Conviene saber lo que uno
experimenta. A menudo nuestro lenguaje es excesivamente
técnico, mecanicista, médico y psicológico, pero no consi¬
gue describir nuestra experiencia. El lenguaje poético es
más personal y transmite de forma más precisa y adecuada
nuestro estado de ánimo.
Algunos psicoterapeutas creen que el mero hecho de
ventilar las emociones constituye un paso importante para
librarse de los recuerdos dolorosos y las emociones estáti¬
cas. Es evidente que la sanación requiere una expresión de
sentimiento profundo y genuino. Pero una palabra o histo¬
ria eficaz nos aproxima más al nivel de significado que
hace que la experiencia humana sea llevadera. Hoy en día
la mayoría de las personas buscan una explicación y una
cura, por lo general de un experto. Pero el consejo del ex¬
perto puede ser distante e impersonal, no adaptado a la
experiencia específica de cada cual, cosa que uno no descu¬
bre por sí solo durante el proceso de sanación.
De un modo más formal, el psicoterapeuta que utiliza
el arte ayuda a transformar el sufrimiento en imágenes que
sanan, pero todos podemos evocar al artista que llevamos
dentro con tal fin. Al comienzo de su libro sobre su cau¬
tiverio en el Líbano, Brian Keenan comenta que el hecho
de escribir «equivale al proceso de abreación o liberación de
una emoción bajo una forma artística, y constituye a la vez
una terapia y una exploración... Ha formado parte de mi
sanación».53 La abreacción consiste en aliviar la tensión a
través de la percepción y el descubrimiento de uno mismo.
El libro de Keenan rebosa sabiduría y, como lector, uno in¬
tuye que mientras escribe el autor realiza numerosos descu¬
brimientos sobre sus sentimientos y su conducta. Uno sien¬
te su arte y su reflejo como un acto de sanación. El hecho
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de que escriba magistralmente no deja de ser significativo.
El arte sublime llega al alma y consigue sanar.
No es preciso que uno escriba un libro, pero puede
narrar su historia, una y otra vez. Con el tiempo quizás
aprenda a relatarla de forma más efectiva, y su belleza le
ayudará y conectará con las personas de su vida. Hallará
un placer insólito en la estética de sus pensamientos y palabras, lo cual también ayudará a profundizar más, en busca
de un lenguaje y una mayor percepción. La belleza está es¬
trechamente relacionada con el amor y el placer, los cuales
nos incitan a expresarnos maravillosamente.
A un nivel social, los artistas de todos los medios de
comunicación contribuyen a que las personas reflexionen
sobre sus experiencias colectivas. Por ejemplo, los excelen¬
tes filmes sobre la guerra del Vietnam nos han ayudado a
los norteamericanos a analizar nuestra historia e impedir
que nuestros recuerdos se tornen vagos o pierdan su dure¬
za. A muchos norteamericanos les impresionó la belleza de
las cartas sobre la Guerra Civil coleccionadas y presenta¬
das por el cineasta Ken Burns. El arte simple de la vida
cotidiana, junto con el arte sublime creado por el artista
dotado de talento y consciente de sí, desempeñan un im¬
portante papel sanador en la vida de la sociedad.
IMAGEN Y MEMORIA
La experiencia de la belleza no sólo es grata sino que el
poder de una imagen es capaz de poner orden y clarificar
nuestra situación. John Keats, un maestro a la hora de
comprender la conexión entre belleza y verdad, dice sobre
la poesía que «debe parecerle al lector una expresión de sus
pensamientos más elevados, casi un recuerdo».54 Esto es
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    La belleza oscura 297
aplicable no sólo al artista que plasma una emoción huma¬
na en una imagen, sino al resto de nosotros que buscamos
la palabra, la imagen o el sonido perfecto para dar forma a
nuestras simples experiencias.
En los momentos oscuros necesitamos una imagen que
transmita eficazmente nuestras sensaciones más profundas
y nuestros sentimientos más elevados, y que esa imagen
nos dé la impresión de un recuerdo, tan perfecta que nos
parezca haberla vivido. Por eso la conversación es central
en el proceso terapéutico, la cura de hablar. Uno habla sin
cesar, confiando en hallar el lenguaje que aúne la emoción
y el pensamiento y le alivie. De alguna forma la simple ex¬
periencia se transforma en una imagen mediadora que re¬
nueva nuestros sentimientos al tiempo que nos permite
comprender al menos en parte nuestra situación.
Asimismo, las canciones, los poemas y las fotografías
pueden focalizar nuestros sentimientos de abandono o de¬
sesperación y ofrecernos cierta esperanza. Una canción
como Amazing Grace ha ayudado a muchas personas a ver
la luz en sus horas más oscuras, y no es ningún misterio
que la película Qué bello es vivir ayuda a muchas personas
a afrontar la época navideña. El himno «Oh, Testa Sagra¬
da», que J. S. Bach utilizó en su Pasión Según San Mateo,
siempre evoca mi tristeza y al mismo tiempo me anima de¬
bido a su increíble belleza.
En la década de 1480 Marsilio Ficino analizó deteni¬
damente este problema y recomendó que en los momentos
de profunda tristeza nos «entregáramos» a la fuente de
nuestro dolor. Para un alivio inicial, dice, debemos acudir
a nuestros amigos y al trabajo, pero luego viene la tarea
más dura: entregarse a las tribulaciones del alma. Ficino
utiliza la frase in tota mente se confero, que significa «cen¬
trarse en sí con toda la mente». Por esto es importante que
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existan artistas capaces de profundizar en nuestras trage¬
dias y nuestras locuras y ofrecernos historias, películas,
pinturas y fotografías potentes que nos transporten a las
sensaciones más hondas de dolor. De esta experiencia a la
que debemos entregarnos con firmeza, concentración y
atención, podemos salir convertidos en mejores personas y
despojados de nuestra depresión. Una noche oscura casi
siempre posee estas dos cualidades: concentración y aten¬
ción.
LA EFICACIA DE LA HOMEOPATÍA
Hemos comentado antes la necesidad de «dejarnos llevar»
por la oscuridad en lugar de combatirla. He utilizado la pa¬
labra «homeopatía» no en el sentido estricto de la medicina,
sino como una respuesta. La palabra significa literalmente
«semejante al sufrimiento». La medicina homeopática utili¬
za pequeñas dosis de sustancias que en cantidades mayores
producirían los síntomas de la enfermedad. Gran parte de la
medicina moderna es alopática, que significa que combate el
problema; utiliza sustancias que atacan la causa de los sínto¬
mas. Utilizar un enfoque homeopático con respecto al alma
significa afrontar la oscuridad de una forma que esté en con¬
sonancia con la oscuridad. No sólo la medicina es alopática,
sino que las personas adoptan con frecuencia una actitud
alopática con respecto a los trastornos emocionales. Tratan
de animar a las personas que se sienten tristes y sufren. Pre¬
tenden que la gente reanude su vida normal inmediatamen¬
te después de una tragedia. Aprecian el talante y el pensa¬
miento positivos. Desean arrojar luz sobre el misterio. Todo
esto, en relación con una noche oscura del alma, es alopá¬
tico.
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    La belleza oscura 299
La alternativa homeopática consiste en adentrarse más
en la oscuridad y apreciarla a través de medios que estén en
consonancia con la oscuridad. Los médicos antiguos decían
«una cosa cura otra semejante». En este proceso las imáge¬
nes juegan un importante papel, bien imágenes explícitas de
arte y sueños, o fragmentos de la vida tomados como imá¬
genes. Partimos del supuesto de que lo que ocurre durante
nuestra noche oscura es necesario. Necesitamos un cambio.
Las imágenes nos ayudan a concentrarnos justamente en lo
que debemos cambiar y en lo que debe ocurrir.
MÚSICA Y MELANCOLÍA
Si sufrimos un estado de ánimo sombrío, podemos acudir
a unas imágenes que nos ayudan a profundizar en él. Terry
Waite, que leyó sobre la esclavitud mientras se hallaba en¬
carcelado como rehén, es un buen ejemplo. En algunos ca¬
sos, el propósito de la imagen es profundizar en el estado
de ánimo. Cada año en Viernes Santo escucho La Pasión
Según San Mateo de J. S. Bach. Esa música triste me ayuda
a meditar profundamente sobre la crucifixión.
Se me ocurren numerosos ejemplos de arte homeopático
en la música clásica. John Dowland, el célebre compositor
inglés que tocaba el laúd, compuso una obra titulada Semper Dowland Semper Dolens («Siempre Dowland Siempre
Triste»), que forma parte de piezas para violas conocidas
como Lachrimae, o lágrimas. Dowland utilizó en ellas un
esquema de cuatro notas descendentes, al estilo frigio, que
constituye una escala conocida por su tono triste y melancó¬
lico. En la portada escribió «Si la suerte no te acompaña,
puedes enfurecerte o llorar». Dowland era un hombre me¬
lancólico que vivió en una época entregada a la melancolía.
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    300 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
El Adagio para cuerdas de Samuel Barber es una pieza
del siglo xx que evoca emociones melancólicas y describe
la dinámica del dolor y el sufrimiento. Ha sido utilizado en
innumerables honras fúnebres y funerales y fue la primera
obra que se me ocurrió cuando recopilaba unas piezas de
música clásica para grabar un disco destinado a aliviar los
dolores del alma. La gente, aunque no sepa mucho sobre
música clásica, intuye de inmediato la fuerza melancólica
de la composición de Barber. La canción Amazing Grace
causa un impacto similar en muchas personas.
Conscientemente o no, las melancólicas piezas de Dowland son un excelente ejemplo de las recomendaciones de
Licino, ofrecidas dos siglos antes, para afrontar un estado
depresivo. Hoy en día te dicen que procures superarlo y se¬
guir adelante. Pero el arte comprende que la tristeza y los
remordimientos pueden darnos profundidad y carácter.
Cuando escuchamos una música potente y melancólica o
contemplamos una pieza de arte triste, centramos nuestra
atención más allá de la mera sensación para penetrar en el
significado de nuestro estado de ánimo. Nos educamos a
nosotros mismos en nuestra emoción, de forma que no
sólo conseguimos al fin superarla, sino que nos beneficia¬
mos de ella por haber penetrado en lo más profundo de su
naturaleza.
Como tónico contra las noches oscuras, prefiero com¬
binar mis tareas cotidianas con la escucha de composicio¬
nes como las de Dowland, a Willie Nelson cantando Blue
Skies o a Lightning Hopkins evocando magistralmente los
blues con su guitarra. Hay algo dulce, reconfortante y a la
vez potente en estas y otras piezas de música que utilizan el
sonido para remedar las emociones de la tristeza. La pala¬
bra remedar quizá no sea la indicada, puesto que este tipo
de música transporta al oyente a las regiones más profun-
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    La belleza oscura 301
das de la tristeza y le ofrece un modelo más objetivo con el
que comparar y cotejar su emoción. El arte puede intensi¬
ficar nuestra experiencia despojándola de su literalidad y
sometiéndola a nuestra inteligencia e imaginación. El arte
humaniza las emociones y las transporta a lo sublime, don¬
de alcanzan el nivel de perfección. Uno no supera sus sen¬
timientos sombríos, sino que los transporta al nivel supe¬
rior de la conciencia.
Dicho de otro modo, el arte ofrece una catarsis a la
emoción, no a través de ventilarla sino a través de la trans¬
formación del sentimiento en imagen. Nuestra emoción se
funde con la imagen del artista, transformando nuestra ex¬
periencia. La terapia del arte suele describirse como un mé¬
todo destinado a clarificar la emoción y darle forma, pero
consigue mucho más: confiere una dimensión mítica a la
experiencia en cuestión. Uno halla la posibilidad de un sig¬
nificado más profundo en sus sentimientos, un hallazgo
que le procura alivio.
John Dowland, Lightning Hopkins y Willie Nelson son
artistas capaces de evocar imágenes de gran magnitud que
vibran desde lo más profundo de su inspiración. Así, ofre¬
cen un remedio homeopático y confieren una profunda di¬
mensión a un estado depresivo personal y ordinario. Esa
intensificación de la experiencia es en sí misma un paso en
el proceso de sanación.
DESPERTAR EL ALMA
Las artes poseen también la capacidad de despertar un
alma aletargada, y no cabe duda de que la principal dolen¬
cia de nuestra época es la «enfermedad del alma durmien¬
te». Ficino lo expresó de forma poética, diciendo que Mer-
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    302 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
curio, el principal patrón de las artes, es capaz de despertar
a las almas o adormecerlas. Cuando escuchamos música,
asistimos a una representación teatral o contemplamos un
baile, nuestra vida activa se eclipsa y la vida de nuestra
alma se eleva. Mercurio, el espíritu del arte, la autoexpresión, el lenguaje y la forma, aporta alma a situaciones que
de lo contrario consideraríamos sólo desde el punto de vis¬
ta práctico.
Un objeto bello hace que el alma despierte de su letar¬
go atrayendo en primer lugar nuestra atención. Lo contem¬
plamos con curiosidad, admirados y luego absortos. Woody Alien, que ha forjado su carrera rodando películas sobre
la vida en Nueva York, describe su primera visión de Man¬
hattan en estos términos: «Me quedé impresionado. Aca¬
baba de salir del metro en la calle Cuarenta y Dos y eché a
andar por Broadway... ¡Era increíble! Me dejó sin alien¬
to».55 Ese es Mercurio, que renace al contemplar algo ma¬
ravilloso.
Jamás olvidaré la primera vez que contemplé el océano
Pacífico. Me encontraba con un amigo al norte de San
Francisco. Hacíamos senderismo a través de las colinas
cuando de pronto percibí el murmullo del océano. Siempre
me ha atraído más el sonido que la vista. Pero el espectácu¬
lo de aquel mar vivo y resplandeciente me emocionó, y
comprendí que deseaba mantener una relación con él el
resto de mi vida. He pensado con frecuencia en irme a vi¬
vir junto a ese océano, pero sé que mi lugar se halla en
otras orillas. De modo que lo visito siempre que puedo y
procuro gozar de unos momentos apacibles junto a él. Las
cosas bellas pueden dar forma a nuestra vida.
Las costas de Irlanda me producen una emoción simi¬
lar. Cuando contemplo sus aguas de un insólito color gris y
los escarpados promontorios siento la fuerza de la natura-
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    La belleza oscura 303
leza. Siento que su belleza me invade, hasta el extremo de
que cada visita agranda mi ser. Pero no deja de poseer cier¬
ta melancolía, como los lamentos musicales irlandeses que
nos conmueven profundamente. No puedo separar la tris¬
teza de la belleza.
Recuerdo una mañana de 1956. Yo era un estudiante
de segundo año en un seminario católico situado en las
afueras de Chicago. Un nuevo profesor de inglés, sacer¬
dote, transformaba nuestro edificio y nuestras vidas en
arte. Ese día desenrolló una litografía que quería colgar en
una pared de la zona del monasterio. La sostuvo en alto
para que todos los alumnos, jóvenes inocentes, la contem¬
pláramos. Era la Crucifixión de Salvador Dalí. Me sentí
turbado por aquella litografía, no decepcionado ni ofendi¬
do, sino conmocionado. Era una representación exquisita,
desprovista de sentimentalismo y muy moderna de la cru¬
cifixión. Yo estaba acostumbrado a imágenes hiperrealistas, sentimentales, carentes de estilo. Representaba un
mundo que de alguna forma conocía pero aún no formaba
parte de mi vida: un recuerdo platónico, no del pasado sino
de algo que conocía por mi temperamento y gusto. Esa re¬
velación me condujo a un mundo de música, literatura y
pintura que ha tenido una influencia decisiva en mi vida.
Siempre agradeceré a mi profesor haberme mostrado
la belleza. Ese simple gesto suyo llegó a la esencia de mi ser.
Me educó, que en ocasiones es lo mismo que sanar. Ese
hombre sabía, como muchos debemos aprender, que las
personas no nacen necesariamente con el gusto por el arte.
Es importante introducir a los niños, y a los adultos, en el
mejor arte y mostrarles cómo recibirlo y apreciarlo.
La belleza es una experiencia del alma profunda. Perci¬
bimos la belleza con un sexto sentido y un órgano especial
capaz de una profunda percepción. Nuestros ojos captan
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    304 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
los datos físicos, pero nuestros sentidos interiores educa¬
dos perciben la belleza. Keats decía que la belleza es ver¬
dad. Revela una cualidad esencial y en ocasiones oculta en
los objetos que nos conmueve más profundamente que la
mera satisfacción de la curiosidad. Nos percatamos de que
las cosas tienen pulso y están vivas, y que pueden ofrecer¬
nos un propósito en nuestra vida en la Tierra, siempre y
cuando seamos capaces de contemplar el fondo de ellas.
Esa profunda revelación constituye la belleza de las cosas.
LA BELLEZA QUE SANA
Una noche oscura del alma también nos transporta a lo
más profundo de nuestro ser, generalmente a través de la
tristeza, el vacío o la angustia. No siempre podemos expli¬
carlo en términos de acontecimientos vitales, y no pode¬
mos librarnos de ella por medio del intelecto o la fuerza de
voluntad. Está profundamente arraigada. Puede conectar¬
nos con recuerdos ocultos de nuestra infancia y con emo¬
ciones demasiado vagas para descifrarlas. Mark Rothko,
el gran pintor norteamericano, dijo que se convirtió en pin¬
tor, a una edad madura, después de asistir a una clase de
pintura del natural y comenzar a apreciar la belleza del
cuerpo humano. Hasta ese momento no había decidido a
qué dedicarse. En aquel momento, sus dudas desaparecie¬
ron y asumió su vocación. Su biógrafo dice que fue una ex¬
periencia de conversión, no un proceso gradual.
La belleza es para el alma lo que la verdad y el hecho
para la mente. La belleza de un objeto es la revelación de
su profundidad y significado. Para percibir esa belleza, de¬
bemos saber apreciar las apariencias y el esplendor invisi¬
ble de un objeto. Asimismo, debemos tener la capacidad de
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    La belleza oscura 305
dejar que nos afecte. Pero muchas personas pasan por la
vida defendiéndose contra todas las influencias positivas.
No están abiertas a las invitaciones y los mensajes que re¬
ciben constantemente. Se preguntan por qué la vida les pa¬
rece vacía y sin sentido, cuando el problema no es la ausen¬
cia de significado sino su propia ceguera y sordera.
El analista jungiano Ronald Schenk, un viejo amigo y
un pensador muy imaginativo, dice sobre la práctica de la
«psicoterapia estética» que asume una «actitud vigilante»
y «tiene en cuenta todos los factores psicológicos que en¬
tran en juego».s6 Asumir una actitud vigilante significa que
uno observa atentamente lo que ocurre en su vida. No se
precipita a la hora de emitir juicios. Asimila y saborea cada
elemento. Toma nota incluso de los factores más sutiles.
Schenk dice que durante una sesión psicoterapéutica uno
toma nota del comportamiento inconsciente de la persona
con la que conversa, de sí mismo y de la interacción. Por
otra parte, James Hillman afirma: «Uno tiene que escuchar
lo que ocurre con un oído que no está en la misma onda
que la historia del paciente. Por lo tanto la situación rechi¬
na». 57 Esas indicaciones se refieren a la forma de observar
del psicoterapeuta, pero pueden aplicarse a todo tipo de si¬
tuación.
«Psicoterapia» significa cuidado del alma. Es algo que
podemos hacer todos los días. Especialmente durante los
momentos oscuros, uno puede cuidar de su alma mostrán¬
dose vigilante y atento a lo que ocurre a su alrededor. Eso
no es lo mismo que tratar de descifrar lo que ocurre. La es¬
tética es el ámbito de la belleza. Proviene de una palabra
griega que significa sentir o percibir. En contra de la mayo¬
ría de enfoques psicológicos modernos, que parten del su¬
puesto que el alma humana constituye un gran problema y
alberga una amplia gama de enfermedades, la psicología
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    306 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
estética considera el alma bella, incluso cuando está tras¬
tornada. Pero debemos educarnos para ver su belleza y
reaccionar ante ella como ante una obra de arte. Debemos
tomarla y convertirnos en su conservador.
INTERÉS: UN PRIMER PASO HACIA
LA BELLEZA Y EL AMOR
He conocido a varios maestros espirituales y psicólogos que
basan su trabajo en el escurridizo principio de la belleza del
alma. Sus rostros se iluminan cuando les hablas sobre una
conducta anómala o una extraña obsesión. No son inmunes
al dolor, pero aprecian las múltiples formas en que el alma
se revela según la persona. No se apresuran a moralizar y
a diagnosticar, y menos aún a modificar o inducir. Creo que
la poca o mucha eficacia que yo pueda tener como psicoterapeuta proviene principalmente del ejemplo de esos maes¬
tros, los cuales poseen la admirable capacidad de conside¬
rar las manifestaciones de la vida humana sin exigir de
inmediato que concuerden con ciertas normas de salud y
decoro.
No me malinterpreten. No digo que debamos recrear¬
nos en nuestro sufrimiento y el de los demás sin hacer nada
al respecto. Eso sería puro masoquismo y sadismo. Como
dice Ronald Schenk, en primer lugar uno observa, luego
comprende. En primer lugar uno debe estar presente ante
lo que ocurre, lo cual requiere un mínimo de interés. Uno
tiene que estar interesado en sí mismo, casi como si fuera
un objeto. A uno le ocurren cosas que no ha propiciado él
mismo, y debe analizar esas cosas atenta y detenidamente.
Este interés en uno mismo puede transformarse en un amor
positivo de uno mismo, y ese es el comienzo de la sanación.
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    La belleza oscura 307
Si uno es capaz de descubrir su belleza esencial, pese a
sus problemas e imperfecciones, habrá dado el primer paso
hacia su bienestar. El primer paso consiste en aceptarse con
todos sus fallos y defectos. Debe prescindir del ego, de la
idea de que se siente tan exultante que en su estado refina¬
do sería un ser perfecto. La aceptación es el comienzo de
un amor hacia sí mismo sincero y auténtico, un requisito
imprescindible para percibir su propia belleza.
El hecho de contemplar su belleza, sin un exagerado
ensimismamiento, constituye el primer paso para descubrir
su alma y prestarle la atención y los cuidados que requiere.
Esto, más que amor hacia sí mismo, es amor hacia su alma
misteriosa e inabarcable. No es narcisismo, sino el remedio
contra el narcisismo. En primer lugar se ve tal como es,
luego ama su alma y por último respira aliviado.
Debe contemplar su belleza desde un prisma equilibra¬
do y concreto. Quizá no sea un gran atleta, pero esta dota¬
do para las matemáticas. Quizá no gane mucho dinero,
pero sabe vivir una vida plena y satisfactoria. Quizá no sea
muy sociable, pero sabe hacer amigos y conservarlos. La
belleza personal es una cualidad del alma. Debe apreciar su
carácter, algunas decisiones acertadas que haya tomado,
sus logros y habilidades ordinarias, pero sin creer que goza
de dotes extraordinarias.
El descubrimiento de su belleza —no me refiero en un
sentido sentimental— es la base del bienestar. Su belleza es
compleja. No es totalmente benéfica ni íntegra. No es una
cualidad superficial sino la misma sustancia de su ser. Las
personas auténticamente bellas no gozan necesariamente de
una integridad física y psíquica, ni son emocionalmente
equilibradas, ni es fácil convivir con ellas, ni son productivas
y tienen éxito. Por lo general la belleza requiere una peque¬
ña imperfección, una transgresión o laguna. Todo su ser, lo
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    308 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
bueno y lo malo, es la base de la que emerge su belleza. Un
amante puede verla. Un padre o una madre puede apreciar¬
la. A un amigo puede fascinarle por más que le disguste.
LA BELLEZA OSCURA
Así como la belleza de la naturaleza incluye tormentas, se¬
quías y erupciones geológicas, la belleza de una persona
comprende turbulencias emocionales, períodos de sequía y
algún que otro estallido. Para cuidar debidamente del alma,
debemos aprender a apreciar sus elementos oscuros ai igual
que los claros. Cuando logremos apreciar nuestra oscuri¬
dad, quizá comprendamos que una parte de nuestra clari¬
dad es una defensa contra la oscuridad. Podemos presentar
un exterior sereno aunque nuestra vida interior sea tormen¬
tosa y turbulenta. Quizá no tengamos siquiera el valor de
afrontar nuestra oscuridad.
Por otra parte, quizá comprendamos que nuestra dicha
y serenidad se deben a haber establecido una relación con
nuestro lado oscuro. La aceptación de nuestro lado oscuro
puede dar paso a una grata y estable sensación de seguri¬
dad. La oscuridad tiene mucho que ofrecernos en nuestra
búsqueda de la felicidad. Ambas cosas funcionan conjunta¬
mente y una alimenta a la otra.
Nadie lo ha expresado mejor que Oscar Wilde: «No
me arrepiento ni por un momento de haber vivido entrega¬
do al placer... Pero haber continuado con esa vida habría
sido un error porque me habría impedido conocer la otra
parte del jardín, que también me ofrecía sus secretos».58
La belleza de una vida reside en su plenitud, no en una por¬
ción que superficialmente parece positiva y beneficiosa.
Oscar Wilde, como quizá cualquiera de nosotros, tuvo que
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    La belleza oscura 309
aprender esa lección a través del dolor y el sufrimiento.
Sólo cuando uno logra profundizar lo suficiente en su con¬
flicto consigue comprender su necesidad.
En cierta ocasión asistí a un seminario dirigido por un
amigo que nos pidió que relatáramos nuestros primeros re¬
cuerdos. Yo nací en una situación ideal. Tenía unos padres
maravillosos y una familia numerosa, afectuosa y alegre
compuesta por abuelos, tíos y primos. Tenía una vida agra¬
dable, amigos leales y parientes que me querían. Pero mi
primer recuerdo era un accidente en el que mi abuelo se
ahogó en un lago mientras me sostenía fuera del agua. Yo
tenía entonces cuatro años e incluso ahora siento esa estre¬
cha ligazón entre la vida y la muerte. Sólo me siento com¬
pleto cuando evoco mi infancia feliz junto con lo cerca que
estuve de morir.
Recientemente encontré el recorte de prensa de ese día
de 1945, que dice así:
Un niño, cuyo abuelo sacrificó su vida para salvar¬
lo, fue rescatado en el lago St. Clair. El niño, Thomas Moore, de cuatro años, hijo de Ben Moore,
cayó al agua junto con su abuelo, que también se
llamaba Thomas Moore, cuando una ráfaga de
viento hizo volcar el bote en el que navegaban. El
abuelo sostuvo la cabeza del niño fuera del agua
mientras trataba de mantenerse a flote. El anciano,
agotado por el esfuerzo, gritó pidiendo ayuda.
Unas personas lograron rescatarlos, pero pese a los
intentos por reanimar al anciano durante dos ho¬
ras en el dispensario del pueblo, éste murió.
Mi padre y yo seguimos hablando de este episodio, que
como es natural sigue causándonos dolor. Pero luego nos
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    310 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ponemos a hablar de los tiempos felices con mi abuelo, un
hombre con un corazón inmenso. La conversación, al igual
que la vida, es agridulce. Honramos la belleza de ese hom¬
bre al que apenas conocí pero que me salvo la vida. En
cierto modo, esa belleza se ha convertido en ios misteriosos
cimientos de mi vida y mi obra. Como dice una de mis tías:
«Tu abuelo debió salvarte por un buen motivo». La busqueda de ese motivo da significado a mi vida.
LA BELLEZA SIRVE AL ESPÍRITU
La belleza alimenta el alma sirviendo al espíritu. La belleza
nos saca de nuestras mezquinas preocupaciones personales
y nos deposita en un campo de eternidad. La esencia de la
espiritualidad es un agrandamiento de la visión. La expe¬
riencia quizá sólo dure un momento, pero en estas cuestio¬
nes un momento es suficiente. Debemos tener un sentido
trascendente de las cosas, no un sentido que nos permita
escapar de nuestra situación sino que nos ofrezca una ma¬
yor perspectiva. En esto, la belleza y la religión tienen pro¬
pósitos similares, por lo que no es de extrañar que se alíen
con frecuencia.
En una noche oscura, la belleza nos permite atisbar la
trascendencia y por ende la liberación, sin permitirnos
escapar de nuestra situación. Con posterioridad a los aten¬
tados del 11 de septiembre de 2001, sentí un profundo te¬
mor y angustia y hallé cierto consuelo permaneciendo co¬
nectado con el mundo natural. La belleza de un amanecer
o una noche de luna me reconfortó cuando ninguna res¬
puesta humana parecía adecuada.
Es posible que la conexión entre la belleza y el sufri¬
miento sea aún más radical. Quizá consigamos sólo perci-
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    ha belleza oscura 311
bir la profundidad y la esencia del dolor en la belleza, y
aprendamos a apreciar la totalidad de lo bello sólo en el
sufrimiento. Escuche el Adagio de Samuel Barber y com¬
probará que la belleza del sonido le transporta a los nive¬
les trascendentes del sufrimiento y el dolor. Lea el Hamlet
de Shakespeare lenta y detenidamente. ¿No es la belleza del
lenguaje el medio mismo a través del cual sentimos todo el
sufrimiento de Hamlet? Si las palabras no fueran tan ma¬
gistrales y placenteras, quizá nos inducirían cierto dolor,
pero no experimentaría esa participación sensual e intensa
en las percepciones de la obra. La belleza nos hace descen¬
der para profundizar en la experiencia y luego nos eleva
sobre toda limitación humana.
La belleza no sólo se encuentra en el sufrimiento. Como
es natural, podemos gozar de la belleza de un paraje apaci¬
ble y una ocasión festiva. Es de esperar que hallemos la be¬
lleza con más frecuencia en la dicha que en el dolor. Pero si
evitamos el lado oscuro, nuestro sentido de la belleza puede
tornarse sentimental. Al igual que el materialismo «embru¬
tece» el alma, según Oscar Wilde, el sentimentalismo la
«ablanda» en exceso. Lo grosero y lo sentimental suelen
apoyarse mutuamente por tratarse de extremos opuestos.
La auténtica belleza resuelve el conflicto.
BUSQUE EL CONTACTO CON LO BELLO
Las personas preguntan con frecuencia: «¿Qué puedo ha¬
cer durante esta época tan problemática de mi vida?» He¬
mos explorado muchas formas de responder que no com¬
batan la oscuridad. Otro método eficaz es situarse en
presencia de algo bello. Puede ser la naturaleza, el arte, la
cultura o la familia. No es necesario que uno busque el sig-
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    312 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
nificado de ese objeto bello, basta que confíe en que esa be¬
lleza le beneficiará e incluso sanará.
Yo escucho música. Algunas personas se sientan junto
al mar. Elija uno lo que elija, debe asimilarlo y dejar que le
afecte. En cierto aspecto, uno mismo se convierte en ese be¬
llo objeto. La luz de la luna penetra en sus células y la mú¬
sica cambia el esquema de su ser. Uno deja de ser un ego
obsesionado en comprender y solventar su vida y se con¬
vierte en un receptor a través del cual irradia la belleza del
mundo. Para conseguirlo, uno tiene que renunciar a con¬
trolarlo todo y abandonar ciertos conceptos de solución
y éxito. Debe dejar que la noche oscura se produzca y le
cambie.
Durante una noche oscura, es preferible buscar algo
bello que esté teñido por cierto dolor y vacío. Yo disfruto
leyendo a Samuel Beckett, que huye de cualquier sentimen¬
talismo. También disfruto a ratos con la soledad. Leo no¬
velas de intriga e historias de grandes logros. Quizá prefie¬
ra usted visitar a enfermos y moribundos o realizar un
trabajo de voluntariado. Allí presenciará el sufrimiento de
otras personas y dejará de pensar en el suyo. Allí compro¬
bará también lo bella que es la vida incluso en medio del
dolor y el sufrimiento.
Cuando una noche oscura nos conduce al límite de
nuestra cordura, en ocasiones es aconsejable pasarse de la
raya y convertirse en un excéntrico. Lo cual puede hacerse
con belleza. Uno puede «perder» el tiempo pintando, can¬
tando y escribiendo de forma insólita y poco práctica. Pue¬
de viajar de forma extravagante e incluso imprudente a lu¬
gares hermosos cuando le apetezca. Puede bañarse con
frecuencia o abstenerse de hacerlo. Puede hablar con ani¬
males o consigo mismo. Puede nadar en un hermoso lago
helado, como hizo Edna St. Vincent Millay para curarse de
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    La belleza oscura 313
su grave depresión. O, como hace mi amiga, puede regalar
zapatillas de deporte viejas pero hermosas a los niños en el
mundo que carecen de ellas. Puede lucir guantes en verano,
como hacía Glenn Gould, en señal de su necesidad de calor
humano.
Sólo es preciso que comprenda este punto fundamen¬
tal: la belleza alimenta al alma. Busque el contacto con la
belleza y deje que ésta cumpla su misión. Conseguirá lo
que usted jamás imaginó. Sólo tiene que confiar y mostrar¬
se abierta a ella.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 316
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    TERCERA PARTE
DEGRADACIONES
De pronto comprendo
que tú, Noche Oscura,
me rodeas y juegas conmigo.
Estoy perplejo...
Siento tu aliento sobre mí.
Y tu sonrisa penetra en mí
desde una inmensa y distante solemnidad.
Rainer María Rilke, «La noche inmensa»
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 318
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Emociones al rojo vivo
Durante años, noche tras noche, he contado a mis hijos una
historia sobre un rey y una reina que vivieron hace mucho
tiempo. Tienen una escuela de caballeros, cuya misión prin¬
cipal consiste en enseñarles a combatir a dragones que arro¬
jan fuego por sus fauces y alteran la paz y sosiego de nume¬
rosas aldeas. Pero ese rey y esa reina son muy inteligentes.
No quieren que los caballeros maten a los dragones, sino
tan sólo que los domestiquen. A los caballeros se les enseña
a valerse de música para encantar a las bestias, y palabras
amables y hermosas para hacer que se comporten civiliza¬
damente. Quizá la palabra «domesticar» no sea la adecua¬
da. Me refiero a que los caballeros deben hechizar y aman¬
sar a los dragones para que convivan pacíficamente con sus
vecinos humanos. Los dragones siguen expeliendo fuego
por las fauces, pero respetando los edificios y las personas
que están a su alrededor.
Es posible que este episodio sobre dragones sea una for¬
ma de abordar el tema de la ira. Todos, en un momento u
otro, estallamos. Exhalamos fuego por la boca. Quizá tra¬
temos de controlar nuestro arrebato porque sabemos que
puede causarnos problemas, pero reprimir nuestra ira no es
una buena solución. Hoy en día la mayoría de las personas
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    318 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
sabe, por ia amplia difusión de la psicología popular en los
medios, que cuando uno se enoja conviene que lo exprese.
No obstante observamos síntomas de ira reprimida en to¬
das partes, desde altercados entre automovilistas hasta una
falta de civismo muy extendida.
Hemos visto que la represión del Eros y del instinto crea¬
tivo puede dar paso a una noche oscura porque nos despo¬
ja de nuestra vitalidad. Lo mismo ocurre con la ira. Ser una
persona con presencia requiere el poder, la energía y la fuer¬
za que nos proporciona la ira. Si uno rechaza su ira se sien¬
te desvitahzado y confundido. Como dice james Hiliman,
la ira nos advierte que algo no va bien. Quizá no nos indi¬
que lo que debemos hacer en una situación negativa, pero
nos indica claramente que debemos hacer algo al respecto.
En términos generales, no sabemos expresar nuestros
sentimientos de forma inteligente. Aprendemos muchas co¬
sas a lo largo de nuestra vida, pero rara vez tenemos la opor¬
tunidad de aprender a expresar una emoción y relacionarnos
con los demás. Nos esforzamos en desarrollar la mente, pero
al parecer tenemos que resolver nuestras emociones instinti¬
vamente. Muchas personas, sin haber analizado el tema a
fondo, creen que la ira es negativa y no imaginan que puede
ser un elemento útil y positivo. Les sorprende que su psicoterapeuta les recomiende expresar su ira. Cuando tratan de
hacerlo, se sienten incómodas. O bien comprueban que con
la simple manifestación su ira no consigue gran cosa. Des¬
pués de ponerse a gritar y despotricar, la situación no ha me¬
jorado y la satisfacción de haber protestado en voz alta no
resuelve el problema como por arte de magia. Por el contra¬
rio, a veces sólo sirve para encrespar más los ánimos.
El hecho de no afrontar nuestra ira con eficacia puede
arrebatarnos la alegría de vivir y hacer que nos sintamos
sólo medio vivos. Una noche oscura del alma puede surgir
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    Emociones al rojo vivo 319
de la ira reprimida, porque, como hemos visto antes, el he¬
cho de evitar una emoción afecta a todas las demás. Evitar
no enojarse incide también en nuestras relaciones. Si usted es
incapaz de enojarse, ni usted y las personas que le rodean sa¬
ben quién es. No saben qué siente, ni comprenden los límites
de su tolerancia. La ira enmarca y define a una persona.
LA IRA ES NATURAL
Existe una diferencia entre dar rienda suelta a la ira y expre¬
sarla. Un estallido de ira no es más que un desahogo. Juegue
al tenis, golpee la pared, grite. Puede que el dar rienda suelta
a su ira alivie la tensión, pero no es una respuesta completa a
la emoción, y puede perjudicar sus relaciones. Cualquiera
que esté cerca de usted cuando de rienda suelta a su ira pue¬
de tomárselo como un ataque personal y sentirse ofendido.
Por otra parte, expresar su ira es manifestarla con res¬
pecto a una determinada situación o circunstancia. Si se
siente enojado con su cónyuge o su pareja, pasar unas horas
en el gimnasio no le resultará tan eficaz como expresar a su
pareja lo que siente. Aunque el hecho de dar rienda suelta a
su ira no le ayude, conviene que exprese, con firmeza, lo
que le disgusta. Luego siéntese a hablar largo y tendido con
su pareja, y posteriormente vuelva a hacerlo.
Lo malo de limitarse a dar rienda suelta a la ira es que
la mera emoción puede contener recuerdos de numerosas
vejaciones y humillaciones. En ocasiones nos sentimos eno¬
jados con muchas personas y por múltiples razones. Airear
este conglomerado de sentimientos en presencia de una sola
persona es inundarla con todos los sentimientos que hemos
acumulado, la mayoría de los cuales no tiene nada ver con
ella. Cuando la ira se convierte en violencia hace que nos
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    320 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
sintamos impotentes y no conseguimos nada, porque no
afrontamos el verdadero objeto de nuestra ira, sino que da¬
mos a otras personas motivo justificado para que se enojen
con nosotros.
Una excelente psicoterapeuta me dijo en cierta ocasión
que deberíamos enojarnos tantas veces al día como las ve¬
ces que vamos al baño. Creo que se refería, en primer lugar,
a que la ira es natural. Aunque no nos guste, tiene su lugar
y, según el temperamento de cada cual, puede ser una cons¬
tante en nuestra vida. Mi amiga se refería también a que la
ira aparece cuando le conviene e impulsada por sus propios
fines, que quizá sean distintos de los nuestros. Por último,
se refería a que la ira forma parte de la vida cotidiana y de¬
bemos estar preparados para que aparezca a menudo.
Otro psicoterapeuta me aconsejó que mantuviera una
relación sólo con una persona capaz de afrontar mi ira. Al¬
gunas personas disfrutan enfureciéndose o aceptando la ira
de otra persona. Algunas relaciones son batallas constantes,
un estilo que sólo funciona para unos pocos. En general, es
importante tener la libertad de enojarse. Debemos evitar
que nos juzguen equivocadamente o nos guarden rencor
por ello. Tampoco conviene dar una importancia exagerada
a un arrebato de ira. La ira se acumula y es preferible diri¬
gir una discreta dosis de ira contra las situaciones ordina¬
rias que estallar al cabo de mucho tiempo, cuando ni nos
acordamos del motivo de nuestro enojo.
Algunas personas padecen una ira crónica. Siempre es¬
tán a punto de estallar. A la menor provocación pierden los
estribos. Quizá no consiguieron resolver una injusticia que
sufrieron hace tiempo, o tienen la costumbre de reprimir
sus sentimientos, una condición que se convierte en un ras¬
go personal, un eterno y sombrío malhumor. La ira que de¬
genera en un perenne malhumor no parece ira, pero si uno
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    Emociones al rojo vivo 321
no condensa ese malhumor en algo específico, se convierte
en un elemento huidizo y corrosivo.
Otras personas se enfurecen constantemente. Estallan
sin motivo. Sueltan una sarta de palabrotas, arrojan objetos
y los estrellan contra el suelo. Pero también se sienten impo¬
tentes en su ira. No consiguen nada. Es un hábito del que
no obtienen nada positivo. Esas personas también necesitan
aprender a expresar su ira, no a gozar enfureciéndose.
La ira reprimida puede transformarse en violencia. Al¬
gunas personas no saben controlarse y estallan en los mo¬
mentos más impensados. Otras hallan la violencia por otros
medios y simbólicamente. Se relacionan con personas agre¬
sivas que comparten sus frustraciones genéricas. Me pre¬
gunto si el éxito de las escenas de violencia en las películas
obedece a una profunda ira en el populacho. Las personas
pueden dar rienda suelta a su ira contemplando imágenes
violentas en la pantalla sin sufrir graves repercusiones. Pero
esta ira voyeuristica no incide en las raíces de la insatisfac¬
ción. Contemplarla sólo sirve para prolongar el problema.
De vez en cuando una película muestra los entresijos de la
dinámica que contiene la violencia, y en ese caso las imáge¬
nes pueden ayudar al público a descifrar la ira que se ocul¬
ta en su interior. Pero la ira siempre exige una respuesta que
cause cierto efecto en el mundo, porque la ira está relacio¬
nada con el poder y la creatividad.
LA IRA ES DAIMONÍACA
Cuando alguien nos causa un daño, la ira estalla antes de
que hayamos tenido tiempo de comprender lo ocurrido. Pa¬
rece como si alguien velara por nosotros y nos advirtiera
que hemos sido víctima de una injusticia. La ira nos propor-
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    322 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
ciona el ímpetu necesario para modificar las condiciones
que deben modificarse. En este aspecto, la ira es como un
ángel de la guarda oscuro, una fuerza daimoníaca —un daimon es una presencia anónima e invisible que intuimos—
que nos guía y nos brinda un apoyo espiritual.
Pero una vez que la ira daimoníaca ha cumplido con su
deber, nos corresponde a nosotros tomar las decisiones per¬
sonales. Si no obramos rápidamente, quizás olvidemos el
motivo que provocó nuestra ira. Lo primero es mostrar nues¬
tro disgusto, y lo siguiente analizar la situación y preguntar:
«¿Por qué estoy furioso? ¿Qué ha ocurrido exactamente?»
La ira tiene contenido, pero si uno deja que se disipe sin re¬
flexionar sobre ella y obrar adecuadamente, puede formar un
charco de insatisfacción que con el tiempo se hincha y estan¬
ca. Esta ira crónica es una emoción corrosiva que contamina
todo cuanto toca.
En ocasiones reprimimos nuestra ira hasta el punto de
sentir una vaga insatisfacción, pero sin saber que está arrai¬
gada en la ira. Es preciso hacer que este sentimiento esencial
aflore para poder examinarlo. Es aconsejable recordar las
injusticias que hemos padecido y tratar de cambiar esas cir¬
cunstancias. También es aconsejable buscar una nueva ra¬
zón para sentirnos furiosos, para canalizar la rabia que sen¬
timos en una causa digna de nuestra emoción. Observe que
en ninguno de estos casos debemos tratar de desembarazar¬
nos de nuestra ira, sino darle una razón de peso.
Es preciso que usted comprenda su ira para poder enfo¬
carla de modo específico. La ira sólo es una emoción en
parte. Posee un componente intelectual y contribuye a ha¬
cer que su vida tenga sentido. Si usted conoce exactamente
el motivo y la persona responsable de su ira, sabe de qué
pie cojea, comprende en parte lo que ocurre y es capaz de
afrontarlo emocionalmente. La ira contribuye a descifrar
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    Emociones al rojo vivo 323
una vida compleja y la reestructura constantemente. Por lo
general requiere una considerable dosis de ira cambiar de
trabajo o tomar la decisión de divorciarse. Es obvio que las
injusticias sociales sólo se corrigen cuando los que sufren
vejaciones se enfurecen lo suficiente para rebelarse.
La ira puede hacer aflorar al caballero y al guerrero que
usted lleva dentro y hacer que la transformación de una
simple emoción le convierta en una persona eficaz. Puede
convertirle en una persona distinta. Muchos hombres y mu¬
jeres que atraviesan una noche oscura describen la forma en
que ésta les ha transformado, convirtiéndoles en guerreros.
Al decir guerrero no me refiero a una persona violenta, sino
a alguien que asume una actitud más enérgica y descubre un
renovado poder. En algunos casos, el simple hecho de que
una persona asuma su poder, su excentricidad o su creativi¬
dad basta para eliminar el estado de ánimo que la ha man¬
tenido sumida en la oscuridad y el silencio.
Si una persona es incapaz de articular sus sentimientos
de ira con eficacia, esos sentimientos pueden volverse con¬
tra ella. Existe un medio sutil de evitar la ira: enmascararla
bajo la autoinsatisfacción. La costumbre de autoflagelarse
puede conducir a una noche oscura del alma centrada en el
germen de la ira. Bloqueamos nuestros sentimientos, eli¬
giendo esta forma de depresión en lugar de arriesgarnos re¬
velando lo que sentimos. Pero la ira quiere fluir a través de
nuestro organismo, desde el primer momento en que somos
conscientes de la injusticia hasta nuestra última sílaba de
protesta. Quizás ese sentimiento de enfurecerse constituya
en última instancia la pulsión de la vida que pugna por ex¬
presarse. Rumi, el poeta sufí, escribió en cierta ocasión:
No utilices tu ira para ocultar
un resplandor que no debe ocultarse.
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    324 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La ira es el resplandor de nuestro espíritu. Es nuestra
presencia en la Tierra que pugna por revelarse. En ocasio¬
nes exageramos, expresándola de forma inoportuna y con¬
fundiéndola con otras cosas. Pero es la fuerza de nuestra
vida, nuestro valioso daimon que se revela.
DAR FORMA A LA IRA
Los tratados sobre medicina del medioevo se refieren a la
ira a través de las imágenes de la alquimia y la astrología.
Esas imágenes vinculan la ira a varias otras cualidades y nos
ayudan a imaginar en qué consiste la ira. Marsilio Ficino
decía que aunque la ira es un problema, nos ayuda a esti¬
mular nuestros sentimientos y a purificarlos. La ira nos
ayuda a afrontar nuestra situación. Nos estimula y ayuda
a superar nuestra timidez. Reconforta nuestro ser y presta a
nuestra voz y a nuestros actos la firmeza y energía que pre¬
cisan. Ficino hace hincapié en que la ira puede reforzar
nuestra «voz» y hacer que nuestras decisiones sean firmes y
duraderas.
Estas ideas clave, que son cualidades tradicionales del
espíritu Marte, hacen aflorar aspectos de la ira que pueden
ser útiles e incluso necesarios. La firmeza, la vehemencia y
la fuerza forman parte de la ira. Si reprimimos la ira esas
cualidades desaparecen también. La ira puede desempeñar
también otro papel en otras clases de expresión, la resisten¬
cia de nuestro amor o la firmeza de nuestra compasión, la
franqueza de nuestra expresión o la vehemencia de nuestra
pasión. La idea es una cualidad además de una emoción.
La ira puede convertirse asimismo en nuestra fuerza y
resistencia. Puede hacernos firmes en lugar de débiles, pre¬
cisos en nuestra forma de hablar en lugar de ambiguos,
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    Emociones al rojo vivo 325
abiertos en nuestras relaciones en lugar de esquivos. Puede
estimularnos a llevar una vida más activa y asumir el con¬
trol de ésta. Puede hacer que nuestra compasión se traduz¬
ca en una acción social y hacer que nuestra creatividad in¬
nata cobre forma. No basta con tener ideas y principios
válidos, es preciso llevarlos a la práctica con fuerza y con¬
vicción.
La ira transformada en fuerza personal contribuye tam¬
bién a mejorar el matrimonio y otras relaciones. La mayo¬
ría de las personas deseamos estar con alguien que asuma la
responsabilidad de su propia vida y nos ofrezca liderazgo y
apoyo. Las relaciones empiezan a fallar cuando una de las
partes sucumbe bajo el peso de los problemas que presenta
la vida. La ira puede marcar el inicio de una respuesta crea¬
tiva, lo cual constituye una importante contribución a una
relación sentimental.
Por otra parte, la ira desatada o crónica puede enturbiar
una relación. El sosiego, la amabilidad, la ecuanimidad, el
autocontrol son cualidades en una familia o un matrimonio
que contribuyen a crear un ambiente en que el amor puede
desarrollarse y las personas sentirse libres para ser ellas mis¬
mas. Debemos aprender a ceder a la ira el lugar que le co¬
rresponde para que no sofoque otros sentimientos que pro¬
mueven la intimidad y el bienestar. Su espíritu, Marte, forma
parte de un panteón de espíritus y emociones. En el mejor de
los casos, la ira coexiste con la calma, la alegría, la afabili¬
dad y el sentido de comunidad.
Aquí observamos de nuevo una paradoja. El auténtico
sosiego en la vida y las relaciones personales no es fruto de
la pasividad, sino de una férrea estructura de filosofía y per¬
sonalidad. Eso no significa que no debemos ser también fle¬
xibles, pero hoy en día no se suele dar importancia a la fuer¬
za, una virtud de Marte. Conceder a la ira el lugar que le
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    326 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
corresponde contribuye a crear esa estructura y a la seguri¬
dad necesaria para una vida creativa y amable.
Aunque nadie comprenda su ira, ésta puede cumplir su
misión de resolver los problemas vitales. El biógrafo de Leonard Bernstein cuenta que el compositor comenzó a mos¬
trarse enojado sin motivo con su esposa, con la que llevaba
varios años casado, hasta el extremo de que se separaron. A
raíz de su separación Bernstein comenzó a explorar su bisexualidad. No se trata de juzgar la rectitud y moralidad de
esta situación, pero es evidente que la ira contribuyó a que
Bernstein reconociera unos problemas que le afectaban pro¬
fundamente.59
RESOLVER EL TEMA DEL PODER
Y LA SUMISIÓN
Quizá parezca sencillo conceder a la ira el lugar que le co¬
rresponde entre las numerosas emociones que experimenta¬
mos. Pero, como he dicho, la ira posee una cualidad daimoníaca. Posee una voluntad propia y puede poseer una fuerza
que no podemos controlar. Al igual que el amor es más po¬
tente que cualquier emoción que cabe imaginar, la ira es
una fuente de fuerza que puede sernos útil. Con frecuencia
se asocia la ira con problemas de poder. Nos enfurecemos
cuando las cosas no resultan como pretendemos o cuando
alguien trata de controlarnos excesivamente. Pero ese pro¬
blema de poder y control tiene que ver con nuestra capaci¬
dad de dejar que la vida fluya a través de nosotros procu¬
rando no entorpecer su curso.
Su vitalidad es su destino; le define y le permite ser
creativo. Su deber es cooperar con ella. Si no trata de hallar
un lugar en el que albergar su fuerza y su potencial, éstos se
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    Emociones al rojo vivo 327
transforman. En lugar de mostrarse receptivo a las constan¬
tes invitaciones de potenciar la vida que lleva dentro, em¬
pieza a mostrarse sumiso ante los demás. El objeto de su su¬
misión ya no es la vida sino una determinada persona o
grupo de personas. Este cambio en su reacción crea un pa¬
trón destructivo que hace unas décadas la psicología dio en
llamar sadomasoquismo.
El placer que obtendría mostrándose abierto a la vida
se invierte. Comienza a gozar sintiéndose decepcionado, he¬
rido emocional o físicamente, traicionado. Así es como yo
imagino el masoquismo y el motivo de que esté tan extendi¬
do. Podemos percibirlo en el tono de una interacción. Una
persona llega tarde a una cita y se humilla atribuyéndolo a
su habitual falta de puntualidad. Podría interpretarlo como
uno de los avatares de la vida, pero lo achaca a un defecto
suyo. Este ejemplo indica que el egocentrismo también for¬
ma parte del cuadro. En lugar de dejar que la vida discurra
sin mayores problemas, esa persona imagina que la escena
se centra en ella.
A medida que esta costumbre se hace más profunda y
arraigada, la persona se critica cada vez con mayor dureza.
A menudo se juzga con una severidad brutal. En ocasiones
busca el medio de que la lastimen o causarse ella misma un
dolor físico. Algunas personas se hieren y se golpean. En
una relación, una persona puede aplicar ese patrón en for¬
mas sadomasoquistas de hacer el amor, un sistema frecuen¬
te de trasladar los problemas generales de poder y sumisión
al sexo.
Pero el sadomasoquismo tiene dos vertientes. En un
caso, la persona que goza sufriendo puede tener un lado sá¬
dico oculto. Puede presentar ante el mundo la imagen de
impotencia, de derrota, pero sutilmente, sin reconocerlo,
puede ser extremadamente dominante y dura. En presencia
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    328 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
de una persona que se menosprecia constantemente, con¬
viene buscar signos de una dominación sutil y una fuerza
casi invisible.
La otra forma en que se manifiesta el sadomasoquismo
es desde la vertiente del agresor. Cuando la vida ya no le
sostiene ni le da fuerza, uno trata desesperadamente de re¬
cuperar la fuerza volviéndose agresivo. Quizá disfrute en
cierta medida lastimando a la persona que ama. Quizá sien¬
ta que tiene poder dominando a otros y aprovechándose de
ellos. Hace poco presencié el caso de una mujer que estaba
en la cola frente a mí en un aeropuerto y no comprendía lo
que tenía que hacer. El funcionario le indicó que alzara la
maleta y la colocara sobre la cinta transportadora. Confun¬
dida por los complicados trámites, la mujer dudó, deposi¬
tando su bolso durante unos instantes en el suelo. El joven
funcionario cogió de inmediato su maleta y la envió a una
sala donde quedó retenida. Acto seguido nos sermoneó a
todos sobre la necesidad de seguir las instrucciones al pie de
la letra. «Aquí nos tomamos estos registros muy en serio»,
dijo con exagerado tono de autoridad. Todos nos mostra¬
mos indignados ante la injusticia cometida por aquel pe¬
queño dictador y expresamos nuestra protesta hasta que la
mujer fue atendida debidamente.
La fuerza y la debilidad no tienen por qué que estar per¬
fectamente equilibradas para ser útiles y viables. Hemos
examinado los problemas de la escritora Anne Sexton. En
una carta al poeta Stanley Kunitz ésta describe la forma su¬
til en que ese yin y yang puede estar aparejado. «Las perso¬
nas siempre me dicen que soy fuerte. Quizá se deba a que he
sobrevivido a tantas amarguras. Lo cierto es que me siento
por dentro como un brécol cocinado, y no me refiero a los
tallos, que deben quedar crujientes y sabrosos. Me refiero a
las cabezas que se desmenuzan cuando las cortas. La única
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    Emociones al rojo vivo 329
vez que creo mostrarme fuerte es cuando un poema se apo¬
dera de mí y decido conquistarlo y dejar que viva la vida
que le corresponde. Mi única fuerza la vuelco en escribir.»60
La decisión de expresar o no expresar nuestra ira es
complicada. Brian Keenan relata un dramático episodio re¬
ferente a un día en que uno de sus carceleros, llamado Said,
se metió con él y Keenan lo empujó contra la pared. Su
agresión valió a John, su compañero, un severo castigo. La
próxima vez que un carcelero se metió con él, Keenan se en¬
fureció pero reaccionó de otra forma: «Sentí la ira braman¬
do dentro de mí, pero la agarré del cuello y la ahogué. No
dije nada. Me volví y le miré con indiferencia, como había
mirado a Said, tras lo cual le di la espalda. El guardia espe¬
raba que yo protestara. Pero no lo hice».61
Pero las personas no siempre poseen este autocontrol.
Lina persona puede comportarse con sadismo debido a una
ira desconocida que bulle en su interior. No sabe a qué obe¬
dece la ira y la descarga sobre cualquiera que imagina que
le ha causado un daño. Con frecuencia el grado de ira guar¬
da escasa relación con la causa de su enojo. Se trata de una
ira crónica, reprimida, que la persona no resolvió cuando
apareció por primera vez, posiblemente hace muchos años.
Existe una ira antigua y una ira nueva. La primera debe ser
reivindicada, la segunda expresada en su debida situación.
En el peor de los casos, las personas se tornan violentas,
pero, a excepción de una agresión física, todos somos capa¬
ces de comportarnos sádicamente. Los padres lo hacen con
sus hijos, los maestros con sus alumnos, los médicos con sus
pacientes, pues son roles particularmente susceptibles de
una expresión sadomasoquista. Los amantes se comportan
de ese modo debido a la confusión de sus emociones.
De nuevo, se trata de un esquema complicado. La per¬
sona que muestra su agresividad dominando y peleándose
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    330 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
con los demás, y quizá con un arma, en el fondo se siente
impotente. La única forma en que puede experimentar un
sentido de su fuerza es esgrimiendo un arma, que constitu¬
ye un fetiche, un símbolo de fuerza pero no la auténtica. Por
mucho que adopte un aire agresivo y grite, debajo de su ex¬
hibición de prepotencia se oculta una persona débil e in¬
competente. Es preciso conocer estos aspectos del sadomasoquismo para afrontarlo con eficacia.
Estas variantes en el uso y abuso de poder abarcan un
amplio espectro, desde una forma suave de control hasta la
agresividad y violencia. Con frecuencia observamos este pa¬
trón en el suicidio, el asesinato, la violencia doméstica y los
conflictos sociales. Cuando las personas no tienen oportu¬
nidad de responder de forma creativa a la vida que hay en
su interior, en algunos casos se tornan violentas. Por otro
lado, todos podemos caer en las manifestaciones más sua¬
ves de este patrón en nuestras interacciones cotidianas. Un
marido y una esposa tratan de decidir a qué restaurante ir a
cenar. Parece una decisión sencilla, pero podemos observar
los problemas subyacentes de poder y sumisión que una
cuestión tan simple puede hacer aflorar.
TRANSFORMAR LA PASIVIDAD
Esta dicotomía sadomasoquista de la emoción puede ser
responsable, al menos en parte, de su noche oscura del
alma. Puede ser causada por el desmoronamiento y la re¬
construcción que se produce durante una noche oscura,
cuando sus emociones son más volátiles y cambian. Quizá
pase con frecuencia de sentirse enfurecido a sentirse abru¬
mado. Quizá no sepa con certeza lo que siente ni lo que
ocurre en su vida.
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    Emociones al rojo vivo 331
A menudo, cuando una persona viene a verme y me
dice que su sufrimiento es crónico, veo el dolor en su rostro
e intuyo la tendencia a sufrir, que es una variedad muy co¬
mún del sadomasoquismo al que me refiero. Algunas perso¬
nas tienen la costumbre de sufrir en todas las situaciones y,
como suele ocurrir en estos casos, tratan asimismo de con¬
trolar cada situación. El medio de salir de una noche oscu¬
ra consiste simplemente en modificar esa actitud. Uno no
tiene que sufrir durante toda su existencia, sino gozar de
ella. Uno no tiene que envidiar el control y el poder que ob¬
serva en otros, sino hallar los suyos entregándose más a lo
que la vida le pide.
Muchas personas transforman su ira en una tendencia
autodestructiva: beben sin medida, se drogan para evadirse
o se vuelcan exageradamente en su trabajo. Algunos descar¬
gan su ira en sus hijos, sus empleados o sus mascotas. Pue¬
den asumir una conducta pasiva-agresiva que se manifiesta
de diversas formas: mostrándose silenciosos, indiferentes,
ofreciendo una amistad y un amor insinceros o ayudando a
los demás pero haciéndoles sufrir a cambio. Cuando la ira
es limpia, puede ser muy útil para una persona y una rela¬
ción, pero cuando está camuflada y es indirecta, su impac¬
to es nefasto.
Con frecuencia las personas no se molestan en analizar
los esquemas de poder en sus vidas. Suponen que si se sien¬
ten impotentes, deben manifestar su fuerza. Lo intentan,
pero como es una táctica errónea, fracasan. En cierta oca¬
sión, cuando asistí a un seminario en casa de James Hillman, llegué tarde y mi presencia alteró la atmósfera en la
habitación. La semana siguiente llegué media hora antes.
James me recibió a la puerta y dijo: «¡Ah! ¡Compensación!»
Siempre es tentador compensar una cosa con otra. Si uno
se considera una persona pasiva trata de mostrarse enérgica.
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    332 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Lo que no sabe es que su pasividad oculta agresividad fuerte
y poderosa. En este caso es aconsejable no combatir el sínto¬
ma. Si uno se siente impotente, en primer lugar debe apren¬
der a rendirse y ser receptivo de una forma que le beneficie.
Casi como por arte de magia, hallará el poder que buscaba.
A menudo las cosas son totalmente distintas a lo que parecen
debido a que la vida se compone de paradojas y extremos
opuestos.
Si uno tiende a ser pasivo no necesita, paradójicamente,
mostrarse más enérgico sino más receptivo. La diferencia en¬
tre la pasividad y la receptividad es la diferencia entre sufrir
y mostrarse abierto. En mucho casos uno no advierte esa di¬
ferencia. Cuando uno es pasivo, siente el impacto de la vida
a cada momento. No comprende que su pasividad es un sín¬
toma de su incapacidad de permitir, tolerar y colaborar con
la vida tal como ésta se desarrolla. Su pasividad es una for¬
ma de control.
Observamos este esquema en personas que se casan ex¬
ternamente pero no interiormente. Viven con la persona
que aman, pero no renuncian a su vida de soltero o soltera.
Se quejan continuamente de tener que compartir su vida y
someter su voluntad a la del otro. Están casados y no están
casados. Podrían recobrar la alegría de vivir si cambiaran
de talante, como hemos visto en el capítulo dedicado a los
ritos de pasaje. Pero eso significa rendirse a la vida que tie¬
nen, en lugar de seguir aferrados a la vida que idealizan.
Con frecuencia las personas se sienten frustradas y eno¬
jadas porque creen que los demás se aprovechan de ellas o
tratan de dominarlas. En muchos casos esas personas su¬
cumben bajo la presión y acaban a merced de otros, que o
bien tienen autoridad sobre ellas o simplemente las obligan
a hacer lo que ellos quieren. Para restaurar un sentido de po¬
der, las personas oprimidas tienen que dividir sus emociones.
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    Emociones al rojo vivo 333
Si se limitan a compensar y a tratar de ser fuertes cuando en
realidad se sienten débiles, no puede haber una buena solu¬
ción. Pero si son capaces de mostrarse al mismo tiempo vul¬
nerables y fuertes, pueden hallar un medio eficaz de resolver
su frustración, no mostrándose vulnerables ante los demás,
sino abiertas a sus sentimientos y a lo que se exige de ellas.
En resumidas cuentas, el masoquismo es una invitación
a rendirse ante la vida, y al hacerlo uno adquiere un sentido
de poder y un control flexible. Esta frase, «control flexible»,
describe la reconciliación de la fuerza y la sumisión. El Tao
Te Cbing recomienda wu-wei: conseguir cosas sin tratar de
conseguirlas. Pero existe otra cualidad que ayuda a transfor¬
mar el masoquismo en un control flexible: la inteligencia. Es
preciso saber cuándo y cómo rendirse, e incluso ante quién.
Ciertos tipos de rendición prometen vitalidad, como
cuando pronunciamos los votos del matrimonio y prome¬
temos pasar el resto de nuestra vida con la persona que
amamos. Pero incluso en este caso, la rendición puede ser
excesiva o estar mal enfocada. La forma más prudente de
rendirse es entregarse a la vida, confiar en uno mismo y en
las leyes de la naturaleza. Rendirse ante una persona o una
organización resulta más peligroso y sólo tiene sentido si se
hace tras haberlo meditado bien, con cautela y nunca al
margen de nuestras propias necesidades.
A mi modo de ver un mayor número de personas cae en
el masoquismo que en el sadismo. La mayoría de nosotros
nos sentimos víctimas de la sociedad, la empresa y el go¬
bierno. Soportamos momentos en la vida familiar y en el
matrimonio en que creemos haber perdido nuestro poder.
Son momentos de promesa, cuando podemos transformar
nuestra sensación de estar abrumados y machacados en una
participación más plena en la vida. Debemos buscar a al¬
guien o a un grupo digno de que nos rindamos ante ellos.
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    334 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Entonces sentiremos una renovada vitalidad y fuerza, preci¬
samente porque habremos transformado nuestra pasividad
en vulnerabilidad y entrega a los demás.
La mejor solución para una conducta masoquista es un
matrimonio en el que ambas partes se sientan libres y de¬
pendientes, un trabajo en el que uno ejerza al mismo tiem¬
po su capacidad de decisión y su voluntad de servir a la
empresa, o una familia a la que dedicar una cantidad de
tiempo y esfuerzos sin descuidar sus propias necesidades
básicas y deseos.
En gran medida la ira que experimenta la gente obede¬
ce a los sutiles esquemas sadomasoquistas de la vida coti¬
diana. Algunos la expresan con excesiva contundencia o in¬
cluso violencia. Otros la dirigen contra sí mismos o está tan
arraigada y mal definida que la padecen a diario. Cualquie¬
ra de estos tipos de ira puede crear una noche oscura del
alma, un largo período de insatisfacción y tristeza. En cual¬
quier noche oscura, conviene analizar detenidamente dónde
está situada nuestra ira y cómo afrontamos el problema de
sumisión y control.
EL ALMA DESNUDA
El ser que usted ha creado a lo largo de los años, a la defen¬
siva, que pretende controlarlo todo, y está lleno de temores,
puede experimentar este cambio de actitud como una muer¬
te, la muerte de la vida que ha conocido y gozado. Pero sólo
es un estrato de la muerte. Es preciso morir cada día para
poder vivir. La satisfacción de su tendencia masoquista, y su
liberación de ella, requiere que permita que se produzca. La
nueva vida que ambiciona sólo aparece cuando muere algo
viejo.
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    Emociones al rojo vivo 335
En su poderoso libro La negación de la muerte, Ernest
Becker se refiere a las múltiples complicaciones y ambigüe¬
dades, como él las denomina, de este proceso, y recalca la
necesidad de que toda persona penetre en la vida totalmen¬
te purificada y liberada. «Las mismas defensas que necesita
para desenvolverse con seguridad en sí misma y autoestima,
se convierten en la trampa que persiste a lo largo de toda su
vida. Para trascenderse a sí mismo, uno debe eliminar todo
cuanto necesita para poder vivir. Al igual que Lear, debe
despojarse de todos sus «aditamentos culturales» y afrontar
desnudo la tormenta de su vida. Los «aditamentos cultura¬
les» pueden ser los patrones que uno asimila mientras se
desarrolla, los sistemas que utiliza la sociedad para enseñar¬
le a uno cuándo debe mostrarse dócil y cuándo puede afir¬
mar su personalidad. También incluyen las numerosas re¬
glas que uno aprende de su familia.
Becker utiliza las imágenes de la historia de Jonás, «des¬
nudo en la tormenta de la vida». Todos nos asemejamos a
Jonás en el sentido de que debemos ser expulsados del vien¬
tre de la familia y los supuestos culturales para convertirnos
en una persona nueva, liberada y completa. Pero hemos vis¬
to que éste es uno de los propósitos de las noches oscuras
del alma: acicalar, limpiar y separar lo esencial de lo iluso¬
rio. Conviene que usted resuelva su ira sin suprimirla ni dar
rienda suelta a ella. Existen mil posibilidades, pero todas
deben respetar la emoción al tiempo que le da forma y sig¬
nificado. En última instancia, puede transformar su ira ca¬
nalizándola a través de su fuerza vital que, una vez libera¬
da, le dará la presencia de una personalidad única.
Si usted ha parido o ha asistido a un parto, sabe la fuer¬
za que se necesita para entrar en este mundo. Uno necesita a
lo largo de su vida el espíritu de Marte para seguir penetran¬
do en ella tal como uno es. Se topará con muchos obstáculos
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    336 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
y muchas personas que querrán que asuma sus puntos de
vista y estilos en lugar de comportarse conforme a su propia
personalidad» La fuerza que necesita para prosperar y crear
es su ira vuelta del revés. La ira le proporcionará todo el po¬
der y la motivación que necesita para vivir inicialmente, de
acuerdo consigo mismo. Sin ella, se rendirá cuando no debe
hacerlo y se sentirá abrumado. La ira impedirá que caiga en
una noche oscura y le sacará de ella si ha sucumbido. Es su
precioso ángel, que merece que le preste atención y lo cul¬
tive.
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Locuras temporales
Algunas personas enloquecen y son víctima de graves aluci¬
naciones y demencia. El resto lleva una vida relativamente
lúcida pero a veces son presa de locuras temporales, pun¬
tuales y relativamente inocuas motivada por celos, envidia,
temor, ira u otra emoción básica. Es absurdo creer que la
mayoría de las personas son normales, racionales y capaces
de autocontrolarse. Lo cierto es que la mayoría de la gente
pierde con frecuencia el control debido a un arrebato de ira
o durante breves períodos de irrealidad. A veces una noche
oscura del alma asume la forma de una locura temporal.
Todos conocemos la locura temporal inducida por el
amor, los celos o por haber caído en una depresión. Fami¬
lias, cónyuges y amigos se enzarzan en ásperas peleas y con¬
flictos, arraigados en la locura, sobre dinero o diferencias
de opinión. De pronto ocurre algo y nos sentimos abruma¬
dos por una emoción que amenaza nuestras relaciones,
pero no podemos hacer nada al respecto. Tenemos la impre¬
sión de que no existe una solución razonable, una salida.
Todo el que se haya divorciado ha experimentado este abis¬
mo de locura.
Los maestros de escuela conocen bien este escenario.
Una chica se siente rechazada por sus compañeros de clase.
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    338 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Está celosa de la chica más popular y no comprende por
qué no la invitan a fiestas y no la dejan participar en los jue¬
gos durante el recreo. Una sombría nube se cierne sobre la
clase. La maestra se siente responsable del problema y obli¬
gada a solventarlo. Los padres se implican en el tema y sus
emociones afloran en historias exageradas y una preocupa¬
ción histérica por sus hijos. La maestra trata de imponer
cierta ecuanimidad entre los chicos. Los padres se reúnen
para averiguar qué ocurre. Toda la escena está llena de ca¬
llejones sin salida y victorias falsas.
La vida está repleta de estos descensos imprevistos ha¬
cia el denso y pantanoso clima del alma. No hay salidas.
Uno se siente atrapado en un puro melodrama. Cuanto
más experimenta con soluciones razonables, más frustrado
se siente al comprobar que no funcionan. Las personas se
comportan de forma absurda porque enloquecen tempo¬
ralmente.
LOS LÍMITES DE LA RAZÓN
Una de las razones por las que caemos en este tipo de pro¬
blemas es que confiamos excesivamente en la razón. La
vida humana rara vez es razonable. Uno cree que las perso¬
nas inteligentes y bienintencionadas son capaces de resolver
cualquier conflicto, pero es una suposición que deriva de
una imagen confusa de cómo funcionan las cosas. Con fre¬
cuencia la percepción nos lleva a descubrir la locura oculta
en una situación aparentemente razonable.
Las personas nos hallamos siempre en el límite entre
la lucidez y la confusión. La pura locura acecha como una
sombra en el borde de todas las transacciones. Por más
que uno desearía que las cosas fueran distintas, no lo son.
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    Locuras temporales 339
Su único recurso es tener en cuenta que cada situación
con la que se tropiece contiene al menos cierto grado de
locura.
Uno se topa a cada momento con una historia que no
consigue descifrar porque está metido de Heno en ella. Se
deja arrastrar por los acontecimientos y los personajes. En
último término queda atrapado en un amasijo de emocio¬
nes, pero sigue pensando que conseguirá salirse del apuro
gracias a su inteligencia. Sus equivocadas suposiciones so¬
bre cómo funciona la vida humana le deparan profundos
desengaños y frustraciones.
LA VIDA ES TEATRO
Tanto si nos gusta como si no, la vida humana es un drama,
con frecuencia lleno de personajes disparatados y escena¬
rios absurdos. Cada persona aparece en su propio escenario
y trata de comprender el sentido de multitud de dramas.
Nadie ha leído el guión de antemano, pero todos desempe¬
ñan un papel específico. Todos, en su afán de descifrar el
guión, es un personaje en busca de un autor.
Esto ocurre con frecuencia en el trabajo. Los trabajado¬
res son extremadamente sensibles a adelantos, romances y
aumentos. Es comprensible. El lugar de trabajo también es
un teatro donde se desarrollan los elementos básicos del
drama humano. Cada gesto es a la vez literal y simbólico,
cada palabra al mismo tiempo práctica y teatral. El teatro
constituye el lenguaje primigenio del alma, y reside debajo
de la superficie de los problemas literales.
Directivos y obreros llegan a casa después del trabajo
abrumados por los melodramas en los que han participado.
Algunos pierden sus empleos debido a ellos y otros se expo-
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    340 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
nen a perderlos llevados por su ira y frustración. Otros, sin
saber cómo resolver sus conflictos y sus emociones intensas,
dirigen sus frustraciones contra sí mismos y caen en un
comportamiento destructivo o pusilánime. Muchas veces
uno está implicado en un drama que no es visible superfi¬
cialmente.
Las salas de los tribunales y los hospitales son escena¬
rios idóneos para los dramas del alma. Quizás este sea el
motivo de que un gran número de películas, obras teatrales
y psicodramas televisivos se desarrollen en esos lugares. En
ellos afloran ios elementos dramáticos de la vida cotidiana,
especialmente en torno a temas de salud, crímenes, sexo y
dinero. Allí las situaciones son extremas, con frecuencia
una cuestión de vida y muerte.
La eficacia del psicoanálisis reside en su capacidad de
penetrar debajo de la superficie y revelar las historias que
contienen otras historias. Un psicoanalista es como un
detective, que busca pistas hasta que al fin consigue de¬
senterrar un tema tan oculto que nadie lo había sospecha¬
do. Lo malo del psicoanálisis como método formal es
que, al buscar una auténtica historia primigenia, favorece
ciertos temas sexuales y relacionados con la infancia. Se
trata de historias útiles, pero no constituyen la última pa¬
labra.
Con todo, convendría que uno fuera el psicoanalista de
su vida. Podría buscar pistas de historias que explicaran sus
emociones. Actualmente algunas personas consideran que
los abusos sexuales en la infancia constituyen el factor que lo
aclara todo definitivamente. Algunos piensan que un padre
distante o una madre dominante es el máximo culpable. En
lugar de buscar una sola persona a la que achacar la culpa o
una historia que lo aclare todo es preferible concentrarse en
las historias como una narración. Lo importante es que uno
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    Locuras temporales 341
descubra la obra que representa, no una teoría que explique
su vida.
Si uno reflexiona sobre su vida y su naturaleza, quizá
con ayuda de un amigo o psicoterapeuta, encuentra temas
de envergadura. Puede ser una historia que uno relata con
frecuencia sobre su pasado o sobre el mundo. Puede ser un
tema que al que uno no había dado importancia antes y que
ahora cobra un sentido especial. El ego, el ser o el «yo» es
un personaje en una historia, y para averiguar más sobre
uno mismo uno debe conocer las diversas historias que está
viviendo.
Cuando me hallaba en el seminario, un colega me contó
la historia de su padre, que se había marchado de casa para
ser sacerdote pero había renunciado a su vocación antes de
ordenarse. Al cabo de un tiempo se casó y volvió un hombre
amargado, convencido de que había traicionado a sus pa¬
dres. Era alcohólico, un hombre de carácter afable, compli¬
cado y en ocasiones violento. Mi amigo había llegado a la
conclusión de que tenía que concluir lo que su padre había
comenzado. No le apetecía sacrificar su vida por la religión,
pero deseaba subsanar la vida fracasada de su padre.
Ni que decir tiene que mi amigo reflejaba también la
amargura y el arrepentimiento de su padre. La vida religio¬
sa no le llenaba y se sentía insatisfecho. Ese joven no tardó
en comprender que estaba desarrollando la historia de su
padre en su propia vida. Su historia profunda era la historia
de su padre. Cuando descubrió la verdad, que no era nin¬
gún misterio para sus amigos, tomó la decisión de vivir su
propia vida y dejar que su padre cumpliera su destino. Así,
pudo iniciar la importante labor del alma y dedicar toda su
vida a ese empeño.
Algunas historias son aún más profundas, y por eso
concedemos tanta importancia a la mitología, literatura,
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    342 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
poesía y otras artes. Revelan las imágenes profundas que se
desarrollan en nuestra vida. Una y otra vez, ícaro resucita
en una persona joven, hombre o mujer, que decide apuntar
lo más alto posible y se abrasa en el fuego del idealismo y la
ambición. Madame Bovary está presente en muchos matri¬
monios, cuando el hombre o la mujer trata de resolver la
monotonía embarcándose en una aventura pero sólo consi¬
gue sumirse más profundamente en una vida sin sentido.
Conviene saber en todo momento quién vive a través de
nosotros. Cuanto menos sabemos del personaje, más nos
domina y nos impide perseguir otras aventuras.
LA FORMA DE APRENDER
Las pulsiones son complicadas porque nos coartan la liber¬
tad de analizar y diseñar nuestra propia vida. Estamos a
merced de la pasión impersonal que se adueña de nosotros.
No podemos incorporarla a las diversas consideraciones
necesarias para alcanzar una vida serena y creativa. No po¬
demos atemperarla, de modo que interfiere en nuestras re¬
laciones y nuestro trabajo. El resultado es otra noche oscu¬
ra, una opresión crónica que hace que la vida nos parezca
insoportable.
Mary Wollstonecraft Shelley es un buen ejemplo, una
persona apasionada y confundida que padeció numerosas
tragedias y deslealtades, y, tras varios años de esfuerzos,
halló su camino en un mundo implacable. De joven se ob¬
sesionó con el poeta Percy Bysshe Shelley, viajó con él por
medio mundo provocando un gran escándalo y tuvo hijos
con él. Dos de los cuales murieron, y al cabo de un tiempo
Shelley se ahogó cuando vivían en Italia. Mary escribió
una célebre e interesante novela titulada Frankenstein,
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    Locuras temporales 343
pero la crítica y el público de la época dedujeron que era
obra de su marido. Debido a haberse fugado con Shelley
llevada por sus ideas sobre la independencia de las muje¬
res, que había asimilado de los escritos de su madre femi¬
nista, Mary Wollstonecraft, Mary Shelley no pudo cobrar
la herencia de su marido y tuvo que luchar para mantener¬
se a sí misma y a su hijo. A la sazón tenía tan sólo treinta
años.
Mary Shelley siguió sus ideales utópicos de librepen¬
sadora, pero a raíz de la muerte de sus hijos y su marido,
y al averiguar que sus amigos la habían traicionado, cayó
en una profunda depresión. Su madre había muerto al na¬
cer ella, y su madrastra siempre la había detestado. Mary
adoraba a su padre, escritor y reformador social, pero es¬
taba plagado de deudas, preocupado por el dinero y dis¬
gustado con su hija por su relación con Shelley. En su ju¬
ventud, Mary Shelley estuvo rodeada de personas que
juzgaban equivocadamente su conducta y se negaban a
apoyarla.
Al fin Mary dio con una solución sencilla pero eficaz.
Decidió educarse. Siempre había sido aficionada a la lectu¬
ra y Shelley le había recomendado qué obra debía leer y
cómo leerlas. Pero ahora intensificó su educación, estudian¬
do filosofía y literatura clásica. También aprendió sobre la
naturaleza humana y a través de un doloroso aprendizaje
consiguió asumir las riendas de su vida. Su biógrafa Emily
Sunstein resume este aspecto diciendo: «Mary se marcó un
plan de estudios, no sólo para ampliar sus conocimientos
sino para definirse».62
Mary Shelley constituye un magnífico ejemplo de una
persona capaz de reaccionar ante el mundo tras haber perdi¬
do el control y estando sumida en la desesperación. En un
momento decisivo de su vida, escribió esta frase en su diario:
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«Debo cambiar». Y consiguió su propósito. El cambio no se
produjo automática ni espontáneamente. Mary tuvo que es¬
forzarse en construir su propia vida, en crear una presencia
en el mundo y adquirir un sentido de su carácter y destino.
Halló la forma de pasar de ser una persona pasiva ante las
circunstancias a crear su propia existencia. Aprendió a ser
menos ingenua con sus amigos y comprendió con toda clari¬
dad cómo deseaba vivir. Su biógrafa divide su vida entre el
período romántico y el postromántico. Todos deberíamos
seguir su ejemplo, vivir de acuerdo con nuestra pasión y
nuestro destino, los cuales nunca están totalmente separa¬
dos, pero es posible que tardemos muchos años en aprender
a hacer ambas cosas.
En esta época marcadamente antiintelectual, quizás a
uno no se le ocurra que un buen sistema para superar su
desesperación consiste en cultivar la buena literatura y las
buenas ideas. El entretenimiento de masas impide el goce de
la reflexión profunda. Pero es lógico que si los problemas
que experimentamos nos impiden vivir de forma satisfacto¬
ria, debemos reflexionar sobre ellos seriamente. Una educa¬
ción del corazón y la mente puede ser el mejor medio de su¬
perar una noche oscura y convertirnos en una persona más
completa y feliz.
LA INTELIGENCIA PRÁCTICA
Es una lección importante: Debemos conducir nuestra vida
de forma más inteligente. Estamos rodeados por consejeros
poco fiables y expertos incompetentes. En la medida en que
no nos eduquemos en los misterios de nuestra existencia,
estamos expuestos a caer en sus simplicidades. En lugar de
seguir a los gurús de turno, debemos renunciar a la idea
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    Locuras temporales 345
de que necesitamos a un experto y a un consejero y vivir de
forma inteligente.
No es preciso ser una persona extremadamente instrui¬
da en psicología, o cualquier otra materia, para vivir de for¬
ma inteligente. A menudo la inteligencia es una cuestión de
actitud más que de conocimientos. Debemos tomarnos a
nosotros mismos en serio. Saber qué nos conviene y qué no.
Evitar los clichés de rigor y analizar el comportamiento de
las personas que nos rodean. Por lo general, la gente es muy
ingenua. Se cree lo que les dicen los publicistas y los políti¬
cos, y esa ingenuidad es síntoma de una mente perezosa. Al
igual que Mary Shelley, cuando la vida presenta innumera¬
bles obstáculos y tragedias, debemos utilizar nuestra inteli¬
gencia —un tema que ya hemos visto antes— a fin de alcan¬
zar una vida más satisfactoria.
También como Mary Shelley, es posible que su estado
de ánimo se deba a una reacción contra un período de crisis
o tragedia. En mi caso, como muestran estas páginas, mi lo¬
cura temporal precoz me llevó a abandonar mi hogar sien¬
do muy joven. Ese acto impulsivo me ha convertido en la
persona que soy, para bien o para mal, pero también me ha
convertido en una persona solitaria, aislada, siempre en
busca de un sentido heroico de la vida. He aprendido más
sobre la naturaleza humana a través de mi profesión que de
todos los libros y enseñanzas. Mi profesión ha sido mi me¬
jor maestra.
En ocasiones no somos responsables del hecho cataliza¬
dor. Conozco a un hombre al que de niño los nazis obliga¬
ron a montarse en un tren con su familia para enviarlos a
un lugar desconocido. Mi amigo se apeó del tren durante
una parada para hacer sus necesidades, y el tren se puso en
marcha antes de que él se subiera a él. Tuvo que correr para
alcanzarlo y no separarse de sus padres. Por fortuna, logró
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    346 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
subirse de nuevo al tren y él y su familia pudieron salvar la
vida. Pero ese momento crucial de la separación, la imagen
que tiene mi amigo impresa en la memoria de esa carrera
para no quedarse rezagado, es una pesadilla que le ha ator¬
mentado durante toda su vida. En este caso fue la locura de
la sociedad, pero le marcó para siempre con un temor mal
definido.
Este hombre, mientras desempeñaba trabajos muy de¬
bajo de su inteligencia, se educó también a sí mismo, estu¬
diando filosofía y psicología. Y se tomó sus sueños seria¬
mente, más que todas las personas que conozco. No se
educó según la costumbre moderna de separar la mente y la
vida, sino que cultivó su mente y su alma. Siempre ha sido
una inspiración para mí y un ejemplo de cómo resolver una
noche oscura.
La mejor respuesta a la pasión y locura que definen a
una persona es ser leal a ella, por más que otros traten de
convencerle de su carácter negativo. Este es otro secreto pa¬
radójico del alma: lo que ha trastornado la vida o la perso¬
nalidad de una persona puede ser justamente lo que la sane
y le dé significado.
Yo cometí el estúpido error de ingresar en una comuni¬
dad religiosa cuando era demasiado joven y cometí el estú¬
pido error de abandonarla antes de completar mi prepara¬
ción. Cometí el estúpido error de casarme demasiado joven
y cometí el estúpido error de no perseverar en mi matrimo¬
nio hasta adquirir la suficiente madurez para afrontarlo.
Esta podría ser una larga lista de estúpidos errores, cometi¬
dos en momentos de locura temporal, pero no imagino mi
vida sin ellos. He cometido el estúpido error de no haber
aprendido jamás a administrar el dinero debidamente, una
tarea para la que al parecer estoy negado. Mis locuras me
definen. Sin ellas, me preguntaría quién soy y dónde co-
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    Locuras temporales 347
mienza mi vida. Mi sanación requiere que honre todos esos
errores estúpidos.
Recuerde la enseñanza de Heráclito: «Tu daimon es tu
suerte». A mi entender significa que cuando nos sentimos
poseídos y perdemos el control de nuestros actos, podemos
hacer cosas, para bien o para mal, que nos definen, nos pro¬
porcionan las estructuras básicas de nuestra vida. Dado que
son actos principalmente inconscientes e involuntarios, pue¬
den parecemos una noche oscura del alma. Pero son valio¬
sos y nos ofrecen material para una reflexión y una conver¬
sación seria durante el resto de nuestra vida.
EL VALOR DE LO SIMBÓLICO
Y LO ABSURDO
El ideal heroico de matar dragones y superar la adversidad
reside en lo más profundo de la imaginación moderna. Uno
se siente obligado a resolver todos sus problemas y descifrar
su confusión. La necesidad de hallar remedio puede hacer¬
nos enloquecer, hasta el punto de no cejar hasta haberlo re¬
suelto todo. Pero existe otro sistema.
La poesía sana el alma más eficazmente que el heroís¬
mo. Los actos simbólicos y las victorias morales son más
importantes a un nivel profundo que los éxitos literales. Es
posible que nuestra amante o nuestro cónyuge decida aban¬
donarnos tras varios años de convivencia basada en la con¬
fianza mutua. Podemos recuperar nuestro maltrecho senti¬
do de valía personal no demostrando que no somos la parte
culpable, sino buscando una renovación en esa noche oscu¬
ra. Quizá debamos aprender que la pasión dirigida hacia
otra persona siempre es un tanto imprudente, que tanto si
compartimos nuestra vida con esa persona o no, debemos
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    348 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
permanecer centrados en el poderoso objeto que nos permi¬
te alcanzar una vida plena en un mundo más amplio. Tene¬
mos un destino que puede incluir el matrimonio pero que
sin duda va más allá de la relación íntima y alcanza la co¬
munidad que se expande continuamente, y en esa serie de
círculos que se expanden nuestro ser se siente realizado.
Si uno ha perdido un hijo víctima de una enfermedad o
un accidente, es evidente que no puede recuperar la vida
que le han arrebatado, pero puede desarrollar visiones ins¬
piradas por su ser querido. Su imaginación puede transfor¬
mar el dolor y la desesperación en una nueva forma de vida,
más contributiva y placentera. La implosión del dolor pue¬
de convertirse en una explosión de compasión. Es posible
que tenga que atravesar varias fases de dolor, pero un día
sus emociones volverán a apaciguarse y asumirá una nueva
visión. Durante ese proceso, quizá tenga que cometer algu¬
nas locuras, porque, cuando algo nos sacude el alma hasta
sus cimientos, sólo un alejamiento de lo racional puede res¬
taurarla.
Las locuras temporales, como las generadas por la de¬
sesperación o una pérdida irremediable, siempre son poten¬
cialmente creativas, según como las afrontemos. Es tenta¬
dor sumirnos en la autocompasión y buscar consuelo en la
compasión de los demás. Conviene sentir la tristeza, pero
la emoción constituye siempre una solución parcial El dolor
sólo es completo cuando se produce un cambio en nuestra
forma de vivir, de pensar o de relacionarnos con el mundo.
Imagine que toda emoción posee su yin y su yang. El
dolor se transforma en nuestro interior en visión y coraje.
La tristeza se convierte en empatia y comprensión. Vivir
sólo una parte de la emoción significa ser incompleto. A ve¬
ces nos sentimos en un callejón sin salida, atrapados en esa
emoción e incapaces de hallar una salida. En tal caso debe-
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    Locuras temporales 349
mos permanecer atentos a ese sentimiento hasta que nos
muestre sus otras dimensiones. No podemos programar un
acontecimiento ni exigir su revelación, pero podemos entre¬
garnos al estado de ánimo de nuestra alma con esperanza.
Muchos de los ejemplos de personas que afrontaron es¬
peluznantes noches oscuras del alma con ingenio y auto¬
control conllevan una generosa dosis de excentricidad. El
talento excepcional de Glenn Gould le permitió transfor¬
mar su angustia sobre su arte como pianista, su exagerada
hipocondría y su temor a la intimidad en la vida creativa de
un hombre plenamente realizado, en lugar de un loco re¬
cluido en un psiquiátrico. La diferencia entre ambas resolu¬
ciones siempre fue muy sutil. Gould nos enseña a afrontar
la vida con firmeza, locos, en lugar de retirarnos de ella, a
salvo y aparentemente cuerdos.
Glenn Gould, Oscar Wilde, Virginia Wolf, Emily Dickinson y muchos otros adoptaron una personalidad exage¬
rada, excéntrica, para resolver la locura de sus almas con
una mínima aceptación por parte de la sociedad. Todos po¬
demos hacerlo. Imagine lo que ocurriría si usted se permi¬
tiera comportarse como una persona totalmente excéntrica.
Quizá fuera una solución para usted, según su temperamen¬
to, reconciliarse con su noche oscura y su deseo de vivir una
vida basada en el amor y la aceptación. Sin esa personali¬
dad excéntrica, quizás esté condenado a la oscuridad, lo
cual sería una tragedia.
Reconozco que mi afición por lo absurdo, el humor dis¬
paratado, los antihéroes y los marginados, mi pasión por
cierta música sombría y melancólica y mi incapacidad de ser
un académico y un artista serio me sitúan fuera de la esfera
de lo normal. A medida que envejezco, reconozco y acepto
mi excentricidad, que me da cierta libertad. El amplio abani¬
co e intensidad de mis numerosas neurosis podrían condu-
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    350 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
cirme a una dolorosa soledad, pero mi negativa a rendirme
ante la inferioridad me redime. Procuro conservar el equili¬
brio sobre un punto de apoyo tan precario como el de Glenn
Gould, a medio camino entre la marginación y la inclusión
en la sociedad, entre lo inteligente y lo absurdo, entre un
profundo ridículo y mi propia creatividad.
EL DINERO: UN MOTIVO PARA CAER
EN LA LOCURA
Gould, Wilde y Dickinson son ejemplos extraordinarios
de una locura moderada canalizada con el fin dar signifi¬
cado a la vida. El resto de nosotros caemos en locuras tem¬
porales sobre algo tan prosaico como el dinero. Tanto la
abundancia de dinero como su falta puede dar a nuestra
existencia un significado positivo o alterarla por comple¬
to. Ambas situaciones pueden dar paso a locuras tempora¬
les que nos provocan emociones intensas y nos arrastren a
conductas desastrosas. Ambas pueden sumirnos en un
caos emocional.
Debemos prever numerosas incursiones temporales en
una locura moderada y buscar luego el medio de salir de
ellas. Debemos comprender que el dinero es neutral. En un
mundo de significado y sentimiento constituye un elemento
explosivo. Nos transporta a la esfera del alma humana, un
territorio por lo general desprovisto de razón, repleto de
mitos y fantasías y oscuro con una frondosa selva.
El poeta galés Dylan Thomas y su esposa Caitlin «no
creían» en el dinero, pero el biógrafo del poeta afirma que la
pobreza fue la causa de su deterioro y su muerte. Las memo¬
rias de Caitlin contienen algunas indicaciones sobre la acti¬
tud que ambos mantenían con respecto al dinero: «Cuando
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    Locuras temporales 351
teníamos dinero, pasábamos horas planificando las cosas
sensatas que haríamos con él; gastarlo con tino en placeres
moderados, como personas normales; jurando ante nuestro
Creador que no volveríamos a despilfarrarlo en los capri¬
chos absurdos que nos habían causado tantos quebraderos
de cabeza, y en los que habíamos invertido la mitad de nues¬
tra vida».63
Una parte del problema que representa el dinero es el
profundo significado que contiene. Puede darnos un senti¬
do de nuestra propia valía, hacer que progresemos en la
vida y fomentar nuestras esperanzas. El hecho de ganarlo,
gastarlo y poseerlo puede proporcionarnos un profundo
placer —-semejante al de una droga— o una tremenda an¬
siedad. El placer puede ser tan intenso que viene a simboli¬
zar todos los demás placeres, y las preocupaciones econó¬
micas pueden eclipsar los demás valores.
James Efillman hace una importante recomendación en
relación al dinero. Dice que para evitar su sórdido poder
debemos manejarlo con ingenio. La pobreza voluntaria
puede ser una táctica. Pero lo que debemos hacer es restituir
dinero a nuestra alma profunda. No se trata de crear una
vida desprovista de las noches oscuras que causa el dinero,
sino penetrar en esos dramas económicos que nos afligen
inundándonos de confusión y emociones. La lección es bien
simple: no trate de evitar las emociones del dinero con fan¬
tasías de pureza y control. Utilícelo, pero mantenga sus sen¬
sibilidades intactas. No permita que el dinero sirva sólo a su
ego, apuntalándolo y procurándole control. Deje que le con¬
duzca a la fantasía y el recuerdo. Busque una parte de su ser
en sus noches oscuras económicas. Hable sobre el lugar que
ocupa el dinero en su vida. No moralice contra él, deje que
le ofrezca los dramas que en última instancia definen a una
persona.
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    352 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Hace años tuve unos encuentros memorables con el ex
sacerdote e historiador Iván Illich. Illich siempre fue un pen¬
sador independiente, que puso en tela de juicio las ideas y
las instituciones más consolidadas y vivió su vida con ima¬
ginación. Por lo que recuerdo, cobraba elevados emolu¬
mentos por acudir a un lugar y ofrecer charlas. Utilizaba
buena parte de ese dinero en adquirir billetes de avión para
los colegas que estimaba, a los que invitaba a que se reunie¬
ran con él en sus talleres y clases. No hacía hincapié en la
pobreza ni el uso inteligente del dinero, simplemente utili¬
zaba su imaginación en la forma de gastarlo.
Las personas atrapadas en complejos problemas mone¬
tarios suelen pasar de un moralismo a otro. Buscan el me¬
dio de mantener el dinero oculto y alejado. Llevan una vida
sencilla o lo gastan a manos llenas. Mi padre cuenta la his¬
toria de una mujer que ocultaba su dinero detrás de las lo¬
setas del techo de la cocina. Ha habido casos de personas
que portaban centenares de miles de dólares en maletas que
acarreaban a diario por las calles de la ciudad. Los testa¬
mentos están llenos de recompensas y castigos. El dinero
nos enloquece a todos de una forma u otra.
La entropía de la cultura forma parte de la noche oscu¬
ra que nos afecta a todos. Es indudable que la vida moder¬
na nos ofrece cosas extraordinarias, pero ai mismo tiempo
nos deshumaniza. Visite cualquier pequeña ciudad o pobla¬
ción norteamericana y podrá observar que ha perdido su
identidad debido a la locura del dinero. Los barrios del cen¬
tro, vivibles, construidos a escala humana se están deterio¬
rando, mientras que los suburbios de la ciudad, repletos de
centros comerciales, grandes almacenes y aparcamientos
muestran signos de pujanza. ¿Se trata de un cambio neutro,
orgánico y cultural, o representa una sociedad decadente
que está perdiendo su alma?
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    Locuras temporales 353
El materialismo de nuestra época moderna constituye a
la vez un atractivo y un problema. Es evidente que corrom¬
pe a los niños y da a la vida cotidiana una textura tosca y
dura. Al mismo tiempo es difícil que las personas más visio¬
narias renuncien a las comodidades. Algunas reaccionan
ante el materialismo volviéndose inmateriales, extremada¬
mente espirituales y ascéticas, pero ese es otro extremo, una
compensación que hace que el materialismo conserve su vi¬
talidad. El mundo espera que lo amemos, que volvamos a
ser creativos y lo convirtamos en un lugar hermoso. Hasta
entonces seguiremos viviendo en una especie de Edad Me¬
dia en la que, pese a disponer de sexo y dinero, vagamos
perdidos en busca de un cuerpo y un mundo. Su noche os¬
cura podría ser la tristeza que le inspira a usted el mundo,
aunque no sea consciente de ello.
LA PERIFERIA DE LA RAZÓN
Cuando uno lleva una vida relativamente racional, aceptan¬
do lo demostrable y viviendo conforme a las reglas estable¬
cidas, es posible que halle el alma sumiéndose temporalmen¬
te en la locura. Todo el mundo cae, de forma más o menos
estrepitosa, en la confusión y la excentricidad. Al cabo de un
tiempo quizás acabe acostumbrándose a la diferencia de cli¬
ma del alma profunda y decida vivir de forma diferente. Pue¬
de incorporar su locura temporal a su estilo de vida. Quizá
se muestre más tolerante con la excentricidad y aprecie la
conducta irracional. Quizás adopte un estilo que comprenda
lo misterioso y lo inexplicable. Es posible que se comporte
de forma semirrazonable y semilúcida en sus interacciones y
actividades. En resumidas cuentas, puede convertir su noche
oscura, su locura temporal, en parte de su vida.
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    354 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
En ocasiones las personas profundamente religiosas y
los auténticos artistas habitan en la periferia de la razón.
Tienen sus momentos místicos y sus inspiraciones. Saben
que para llevar a cabo su labor deben permanecer a me¬
dias en este mundo y a medias en otro. Sí, se hallan en el
borde de la verdadera locura, pero por lo general evitan
caer de lleno en ella y se benefician de vivir en el umbral de
la misma.
Es posible que la noche oscura le ofrezca este tipo de
pensamiento y conducta. Quizá le transporte a la esfera cre¬
puscular, donde la visión es tenue y está rodeada de fanta¬
sía. La persona y la institución moderna no valora la posi¬
ción del marginado de la normalidad. Con todo, es un lugar
creativo desde el cual vivir y está potencialmente lleno de
alma.
Podría interpretar su locura temporal como un signo
de que se esfuerza demasiado en controlarlo todo. Si deja de
combatir el síntoma, podría adoptar un enfoque menos, no
más, racional con respecto a la vida. Podría aprender a ale¬
jarse de vez en cuando de lo racional, lo cual le resultaría
beneficioso. Por ejemplo, he comprobado que tengo que es¬
cribir a primera hora de la mañana o última hora de la tar¬
de para que mis palabras contengan cierto poder. Necesito
esos momentos liminales en que no soy muy consciente de
si realizo bien mi tarea. Algunas personas necesitan viajar
para dejar atrás la razón. Otras utilizan sustancias como al¬
cohol o tabaco con el mismo fin. A veces me pregunto si no
seremos demasiado moralistas sobre esos temas, racionali¬
zando nuestro juicio sobre ellos con estudios científicos que
demuestran su carácter nocivo. En todo caso, nuestro en¬
foque de la salud contiene un evidente moralismo. Por más
que esas sustancias sean peligrosas, pienso que sería muy
aburrido vivir una vida totalmente segura.
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    Locuras temporales 355
ESTADOS DE ÁNIMO SOMBRÍOS
La locura temporal puede asumir la forma de un estado de
ánimo sombrío, que puede apoderarse de nosotros haciendo
que nos sintamos malhumorados, irritados o deprimidos.
Por lo general no se trata de una depresión en toda regla,
sino de un estado taciturno que incomoda a las personas que
nos rodean. En esos minutos, horas o días, uno no está pre¬
sente como lo está de costumbre. Cuando alguien se nos
acerca, se topa con nuestro estado de ánimo sombrío e im¬
penetrable.
No pretendo equiparar una noche oscura del alma con
la depresión. Creo que la palabra depresión es demasiado
clínica, demasiado amplia y demasiado negativa para descri¬
bir todas las noches oscuras del alma. Pero existen ciertas
noches oscuras que pueden calificarse como un estado de¬
presivo. Por más que sea usted una persona equilibrada qui¬
zá padezca de vez en cuando un estado de ánimo sombrío e
insondable. Quizá no dure mucho tiempo, pero mientras
está presente, la oscuridad es tan densa como cualquier otra
noche oscura del alma.
Quizá tenga usted que soportar este estado de ánimo
hasta que desaparezca espontáneamente. Es probable que la
razón no le ayude a superarlo. Con suerte, las personas que
le rodean serán capaces de aceptar su estado de ánimo sin
sentirse seriamente afectadas por él. Hace muchos años yo
caí en uno de estos estados de ánimo debido a una ruptura.
Una buena amiga que vivía lejos había decidido venir a visi¬
tarme, pero me telefoneó y dijo: «Si estás deprimido, Tom,
será mejor que venga a verte dentro de unos meses». Era una
mujer inteligente que sabía lo que le convenía. No me visitó
para «animarme» m para sacarme de mi depresión. A veces
necesitamos que nos dejen solos con nuestras depresiones.
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    356 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Creo que de vez en cuando deberíamos permitirnos el
lujo de caer en esas locuras temporales, porque aunque sean
desconcertantes, dolorosas y problemáticas para las perso¬
nas que nos rodean, representan un predominio del alma,
un momento en que el esforzado ego se eclipsa y descansa.
En ese momento en que uno se olvida de sí, puede percibir
cosas importantes y ajustar y restaurar sus emociones.
Los estados de ánimo depresivos que se prolongan y re¬
piten con frecuencia pueden producir tensiones en un matri¬
monio y en el lugar de trabajo. Pero si uno se permite el lujo
de zambullirse de vez en cuando en la depresión, puede lle¬
gar a incorporarla al esquema de su vida. Las personas que
le rodean tratarán de comprender su excentricidad emocio¬
nal, aparte de que seguramente tendrán que lidiar con la
suya propia. Una amistad o un matrimonio sólido no tiene
por qué ser emocionalmente monótono, sino que incluso
puede beneficiarse de los altibajos que forman parte de una
vida con generosidad.
Le aconsejo que adopte un enfoque zen. Cuando se
sienta deprimido, no combata su estado de ánimo. No fin¬
ja sentirse alegre. Acéptelo. Cuanta más autonomía le con¬
ceda, menos se identificará con él. Puede aparecer y des¬
aparecer como una nube, sin que usted esté sujeto a él. Si
se debe a circunstancias externas, acéptelas pero no se ob¬
sesione con ellas. Procure que su vida sea variada. Es una
lección que hemos aprendido de Jung, quien, como hemos
visto, afrontó su crisis directamente pero procurando que
su vida familiar discurriera normalmente y le procurara es¬
tabilidad.
Tenga presente que su actual locura es temporal. Puede
suspender cualquier decisión o iniciativa seria hasta que
haya transcurrido. Puede alejarse de la causa y buscar en la
naturaleza, un paseo por la ciudad o incluso, para algunos,
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    Locuras temporales 357
yendo de compras. Puede hablar con un amigo, pero tenga
presente que la razón no suele incidir en ese estado de áni¬
mo. El tiempo, el sueño, las distracciones y los pequeños
placeres pueden tener cierto impacto en las locuras y esta¬
dos depresivos temporales.
Al cabo de un tiempo, quizá llegue a conocer a fondo
esos estados de ánimo. Jung halló una personalidad en cada
uno de sus estados de ánimo y los vinculó a una figura con
un rostro y un nombre. Procure dotar a sus excursiones
emocionales de una mayor imaginación. Yo presto una de¬
tenida atención a mis sueños cuando estoy en un estado de
ánimo taciturno, pues me ayudan a comprender lo que me
ocurre. No es necesario que uno sea un experto en sueños,
especialmente si acude al sueño pensando en un determina¬
do problema. Quizá lo vea reflejado en las imágenes y las si¬
tuaciones.
Las imágenes de sueños más comunes que he visto en mi
consulta en personas que padecían diversas formas de una
noche oscura consistían en bajar una escalera, descender a
un sótano, hallarse en un lavabo público mientras el agua re¬
bosa de la taza, y vagar por una ciudad o una zona rural des¬
conocida. Estos sueños indican que la noche oscura les con¬
duce a lugares emocionales desagradables o desconocidos.
Uno siempre tiene la tentación de aliarse con el ego del sue¬
ño y juzgar la situación desde el punto de vista de éste. En
ocasiones conviene adoptar el punto de vista opuesto y ver si
el sueño presenta una necesidad o incluso una alternativa sa¬
ludable.
Uno puede soñar que está en medio del invierno más
crudo, o que se aproxima un tornado o una tormenta de pol¬
vo. A menudo una noche oscura comporta un cambio de cli¬
ma «emocional». Yo tuve un sueño hace dos años, cuando
estaba a punto de caer en una noche oscura, en el que me en-
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    358 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
contraba en un gigantesco edificio de apartamentos, cuya at¬
mósfera me recordaba la década de los sesenta. Me perdí y
al cabo de un rato me tropecé con una mujer rubia y un tan¬
to rolliza que yacía en una cama. La mujer me invitó a que
me acercara con gestos y ademanes sugerentes, pero yo te¬
mía no poder satisfacerla.
A mi modo de ver la década de los sesenta fue una épo¬
ca de una extraordinaria vitalidad y promesa. Pese a sus
conflictos sociales, la gente imaginaba un mundo mejor y
experimentaba con distintas formas de vivir. En ocasiones
pienso que no he abrazado todas las invitaciones que me ha
hecho la vida. De vez en cuando, no siempre, me siento
anoréxico de espíritu, como mi madre, muy reservado e in¬
deciso a la hora de responder a la vida que discurre ante mí.
Me preocupa no estar a la altura de las circunstancias. En¬
tiendo que ese sueño me invitaba a implicarme más con el
cuerpo que con la mente.
Como hemos visto, uno puede recurrir a la naturaleza o
al arte, a cualquier tipo de belleza. Puede dejar que las per¬
sonas en las que confía conozcan una parte de la situación.
Pero no espere brillantes revelaciones o resoluciones. Lo
importante es la amistad, no la ayuda que reciba de sus
amigos. Deje que el amor o la ira fluyan a través de usted,
en un embate tras otro. Usted es un filtro, no una botella.
Debe ser poroso en relación con las emociones y sensacio¬
nes que experimenta. En el mejor de los casos, bailará con
ellas; en el peor, luchará contra ellas, como Jacob y el ángel.
Un buen sistema de afrontar las locuras temporales es
incorporar lo irracional a su vida cotidiana. Tome nota de
los signos que indican hechos que van a producirse en su en¬
torno. Tómese sus intuiciones en serio. Incluso puede expe¬
rimentar con métodos tradicionales de clarividencia, como
las cartas del Tarot, la astrología, las runas o el I Ching. En
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    Locuras temporales 3 59
un mundo postmoderno, donde la razón y los hechos ya no
son las fuentes principales del conocimiento, no es difícil ver
la habilidad de esos sistemas tradicionales para estimular la
imaginación. Cuanto más vive uno en la esfera del alma en
lugar de la mente, más se familiariza con los estados de áni¬
mo y las fantasías que de pronto de apoderan de uno y le su¬
men en una breve noche oscura del alma.
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La isla de la enfermedad
Aunque consideramos la enfermedad como un problema
que debemos resolver, es uno de los mayores misterios de
la vida. La medicina moderna centra sus instrumentos y su
atención en órganos que no funcionan y reacciones anó¬
malas, pasando por alto la experiencia de la enfermedad.
Al primer síntoma de una dolencia, o en cuanto el médico
nos dice que quizás estemos gravemente enfermos, nues¬
tros pensamientos y sentimientos cambian. De pronto nos
percatamos de nuestra mortalidad, a la que no prestába¬
mos atención desde hacía años. La vida cambia radical¬
mente. Las relaciones también experimentan un cambio.
No dejamos de darle vueltas al asunto. Descubrimos cier¬
tas fobias. Tratamos de separar lo importante de lo superfluo.
Es un error considerar la enfermedad sólo como una
dolencia del cuerpo. No sólo implica a «toda la persona»,
sino a la familia, la vida y el mundo de la persona enferma.
Con frecuencia una enfermedad grave es una noche oscura
del alma. Como tal, requiere médicos del alma además de
expertos en el cuerpo. Durante la enfermedad, el alma sale
de su escondrijo y se revela en nuevas percepciones y prio¬
ridades. Uno afronta los problemas de la vida y la muerte, y
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    362 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
descubre la importancia del amor y los cuidados de la fami¬
lia y de extraños expertos en la materia.
Una enfermedad prolongada puede conducirnos a un
largo y profundo túnel, donde uno se siente aterrorizado,
aislado y trastornado. Conviene comprender que la enfer¬
medad es una experiencia no sólo del cuerpo sino del alma.
Si tuviéramos presente este argumento clave, nuestros hos¬
pitales y nuestras clínicas tendrían un aspecto muy distinto.
Abordarían los problemas de los sentimientos, el significa¬
do y la belleza aparte de ios meramente funcionales.
EL CUERPO ES EL ALMA
Hoy en día es frecuente decir que la medicina debería tratar
a toda la persona, pero seguimos considerando el cuerpo
separado de los pensamientos, los sentimientos y las expe¬
riencias. Cuando queremos analizar a fondo una enferme¬
dad, la examinamos a través del microscopio. Pero la lente
de cristal sólo intensifica el punto de vista físico y materia¬
lista que impera en la actualidad. Necesitamos un ojo para
ver los factores invisibles que están implicados en una en¬
fermedad. Necesitamos un microscopio para el alma y un
estetoscopio que capte el pulso del significado junto con los
latidos del corazón.
Virginia Woolf describe la envergadura de su enferme¬
dad en un breve ensayo titulado Sobre estar enferma:
Teniendo en cuenta que la enfermedad es algo muy
corriente, el tremendo cambio espiritual que causa y
el asombro con que descubrimos, cuando las luces
de la salud se atenúan, los países inexplorados, los
yermos y desiertos del alma que una ligera gripe
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    La isla de la enfermedad 363
hace aflorar, los precipicios y prados sembrados de
alegres flores que un leve aumento de la temperatu¬
ra revela, los vetustos e inflexibles robles que el acto
de la enfermedad arranca en nosotros, es asombro¬
so que la enfermedad no haya ocupado su lugar jun¬
to con el amor, las batallas y los celos en los temas
principales de la literatura.64
La enfermedad abarca un mundo de temas importantes
que es posible que le haya pasado a uno por alto debido a
los problemas de su ajetreada vida cotidiana. Ahora que no
hay otras cosas que distraigan su atención, uno debe exami¬
nar de cerca lo que le ha sido revelado.
Si acude a un hospital verá a personas abandonadas en
los pasillos, esperando que les hagan una radiografía, o sen¬
tadas en la cama, mirando como si se hallaran en estado catatónico o contemplando con expresión ausente la pantalla
del televisor adosado a la pared. Uno no imagina que esas
personas tienen relaciones intensas, inteligencia, talento,
una vida laboral, ideas, poderosas emociones, temores an¬
gustiosos y esperanzas. Por mor de la conveniencia y la eco¬
nomía, les sirven una comida insulsa, muy distinta de la co¬
mida que toman en casa o en un restaurante. Sus familias
van a visitarlos, pero las visitas no tienen dónde sentarse.
Todo está dispuesto para el flujo de técnicos y tecnología.
¿Qué hacen cuando necesitan respirar aire puro, pasear
bajo los árboles, escuchar buena música, practicar el sexo?
Cuando contraemos una enfermedad grave, nos preocu¬
pa morir. Nos apartamos de nuestro mundo, nuestras activi¬
dades, nuestra familia y nuestros amigos. Nos sometemos a
diversos tratamientos arcanos. En un hospital, incluso nos
vestimos de forma distinta, y dejamos de lado cosas que an¬
tes nos interesaban para tomar notar del más leve cambio
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    364 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
que se registra en nuestro organismo. Pero es tremendamen¬
te difícil obtener información sobre nuestro estado. Los ex¬
pertos médicos nos tratan de modo paternalista, convenci¬
dos de que lo que uno ignora no le perjudica.
Introducen incómodos tubos e instrumentos metálicos
en nuestro cuerpo. Nos hacen radiografías y pasamos a tra¬
vés de aparatos y salas que evocan la historia de Frankenstein. Nos endilgan una serie de polisílabos en latín e ingeri¬
mos un gran número de comprimidos, polvos y líquidos
que en circunstancias normales no se nos ocurriría llevar¬
nos a la boca. Cada vez que veo a una persona en un hospi¬
tal luciendo una pulsera de plástico que la identifica, pienso
en la forma en que marcamos y etiquetamos a los animales.
Es un trámite útil, pero la imagen es deshumanizante.
Nos sentamos en una sala de espera tras otra, junto a
otras personas que lucen atuendos de lo más curioso, cuya
salud está más o menos deteriorada. Nos preguntamos cuán¬
to tiempo vivirán, qué enfermedad padecen y quiénes son en
el mundo normal y corriente. No dejamos de pensar en nues¬
tro propio progreso o declive. En ocasiones dependemos de
otras personas que nos atienden en la clínica o en el centro
hospitalario durante todo el día pero que en casa llevan unas
vidas misteriosas. Mientras nos hallamos postrados en la
cama, tenemos poco que hacer excepto dar rienda suelta a
nuestra fantasía.
Mientras escribía este libro, visité a mi madre en nume¬
rosas ocasiones en el hospital donde estaba ingresada y me
acostumbré a un mundo muy distinto del hogar que mi ma¬
dre cuidó durante más de sesenta años. Rodeada por gente
enferma y desorientada, atendida por personas amables
pero profesionales, ignorando la gravedad de su estado y su
situación, mi madre era una persona distinta en ese entor¬
no. Fue muy beneficioso para su salud física, pero tanto ella
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    La isla de la enfermedad 365
como su familia tuvimos que realizar un gran esfuerzo para
adaptarnos a la situación. Aunque el personal del hospital
era generoso y amable, tal como funciona la medicina en
nuestra sociedad impidió que mi madre recibiera todo
cuanto necesitaba.
La enfermedad siempre es una iniciación. Induce nuevos
pensamientos y ensoñaciones. Nos transporta a ámbitos es¬
peciales en los que existimos de una forma muy distinta a
lo que habíamos conocido. Tenemos que afrontar la situa¬
ción y tratar de conocernos mejor a nosotros mismos. Nues¬
tra enfermedad nos desconcierta y quizá nos aterra. Debe¬
mos hallar nuevos recursos en nosotros mismos y nuestro
mundo.
LA VIDA FÍSICA DEL ALMA
La persona enferma y su familia atraviesan una noche oscu¬
ra del alma compartida, aunque distinta para cada uno de
ellos. Si tuviéramos otra filosofía cultural, quizá podríamos
comprender la importancia de esta noche oscura, tanto des¬
de el punto de vista de la experiencia de la enfermedad como
su curación. Podríamos apreciar el papel que desempeñan las
emociones y las fantasías en la experiencia general de la en¬
fermedad. Estar obligado a guardar cama significa tener una
oportunidad, aunque impuesta, de soñar, recordar e imagi¬
nar. Es un momento de intensas impresiones y múltiples pen¬
samientos, siempre que uno sea capaz de tomar notar de lo
que ocurre a su alrededor.
En un curioso e interesante documento que hallaron
hace poco en China, titulado Los sutras de Jesús y que cons¬
tituye una fascinante combinación de cristianismo, taoísmo
y budismo, podemos hallar las siguientes enseñanzas atri-
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    366 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
buidas a Jesús: «lodo cuanto hagas en la vida tendrá un im¬
pacto kármico en tu alma e incidirá en la vida física del
alma». Piense en esta frase, «la vida física del alma». Adántiene el cuerpo y el alma unidos. Es la mejor descripción que
conozco. El alma en tanto que cuerpo es susceptible de en¬
fermar, y si queremos comprender y tratar la enfermedad
como es debido, debemos considerar la vida completa del
alma.
Los sutras dicen que el karma es una parte fundamental
del alma-cuerpo, ¿pero qué es el karma? El maestro budista
Chógyam Frungpa lo describe como «una reacción en cade¬
na de deseos». Desear algo lleva a otro deseo, según dice.
Planificar el futuro nos ata y vincula al mismo. El karma es
una cadena que nos mantiene sujeto al pasado y al futuro. A
través del karma, nuestra vida cobra forma mediante nues¬
tras elecciones y la forma en que uno imagina su situación.
Es lógico que la enfermedad esté conectada al karma que
uno ha acumulado a lo largo de los años.
El alma se ve afectada físicamente por las elecciones
que hacemos y por la forma en que nuestros deseos nos
mantienen enredados en lo que Chógyam Trungpa denomi¬
na una tela de araña.6" En esta época dominada por el indi¬
vidualismo, no pensamos de una forma lo suficientemente
radical sobre la red de relaciones que definen nuestra vida y
sin duda desempeña un papel en nuestra enfermedad y cu¬
ración. No nos tomamos en serio la red de ideas, recuerdos,
historias y enseñanzas que nos han convertido en lo que so¬
mos, inclusive la persona enferma que quizá seamos hoy en
día. Quizás exista algo «patológico» en esas áreas que se re¬
vela en nuestro cuerpo.
Esto no significa que debamos culpar a una persona por
la enfermedad que padece. La filósofa americana Susan
Sontag critica duramente todo esfuerzo por hallar un signi-
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    La isla de la enfermedad 367
ficado en la enfermedad, diciendo que siempre es moralista.
Pero si uno se abstiene de moralizar, observa que la forma
en que ha vivido se expresa en la enfermedad. Por lo que
cabe deducir que en la sanación participan todas las áreas
no físicas que forman parte integrante del cuadro general.
No obstante, la advertencia de Sontag es importante.
En ocasiones las personas culpan a los enfermos por haber
violado ciertos valores morales y religiosos. El doctor Da¬
niel Baxter, un médico y autor profundamente compasivo e
inteligente, ofrece un inquietante ejemplo de un caso indig¬
nante ocurrido en el hospital neoyorquino donde él trabaja¬
ba, Un hombre joven se moría de sida y el doctor Baxter lla¬
mó a sus padres para que fueran a verlo en los últimos
momentos de su vida. El padre agitó una Biblia ante su hijo
y le espetó que era su homosexualidad la que le había pro¬
vocado aquella enfermedad.66 Con frecuencia las personas
sanas agobian a una persona enferma achacándole la culpa
de su dolencia en lugar de exorcizar sus propios prejuicios.
Deseo hacer una distinción entre culpar de forma mora¬
lista a alguien de su dolencia y la búsqueda de un significa¬
do en la enfermedad. En el último caso no existe culpa algu¬
na, pero uno debe tener en cuenta la totalidad de su vida.
Incluso es posible que halle cierto alivio en su enfermedad
respondiendo a los actos y sentimientos que intuye que es¬
tán ligados a ella. Aunque sea demasiado tarde o imposible
hallar un remedio físico, uno puede sanar afrontando estos
importantes temas.
Paracelso, el médico del siglo xvi, decía lo siguiente al
respecto: «El espíritu que anida en el cuerpo puede padecer
exactamente las mismas dolencias que el cuerpo». No es
sólo nuestro cuerpo el que contrae un resfriado o un cáncer,
sino nuestro espíritu y nuestra alma. Para sanar, uno quizá
deba resolver una relación clave en su vida, confesar ciertas
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    368 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
indiscreciones o, en un sentido más general, sentir la alegría
de la vida fluyendo a través de todo su ser.
ATENDER LAS ENFERMEDADES
FÍSICAS DEL ALMA
La enfermedad es una noche oscura del alma, que necesita
tanta atención como los aspectos puramente físicos. Refle¬
xionar sobre la noche oscura significa analizar una determi¬
nada faceta de la enfermedad y preocuparnos por la expe¬
riencia. La gente ha comprendido siempre instintivamente
esta relación, pero durante las últimas décadas el hecho de
centramos tan sólo en el cuerpo ha cambiado la naturaleza
de la atención médica. Ya no acudimos a balnearios para de¬
dicar un tiempo prolongado a mejorar nuestra salud. No pa¬
samos varias semanas en el hospital recuperándonos. No
consideramos el aire puro, la comida sana y la naturaleza
elementos imprescindibles en el proceso de curación. En lu¬
gar de ello entramos en edificios cerrados y laberínticos para
sometemos a tratamientos que nos mantienen alejados de
esas cosas.
Si usted entiende que su enfermedad es a la vez un pro¬
blema del alma y del cuerpo, quizá conceda más importan¬
cia al papel que desempeña su familia en sus cuidados y su
curación. Quizá preste más atención a su entorno, procu¬
rando que le proporcione el apoyo emocional que necesita.
Asimismo es posible que intensifique y modifique sus prác¬
ticas religiosas en relación con su enfermedad y curación.
Si usted imagina que la enfermedad tan sólo es algo físi¬
co, probablemente no reaccionará a ella como si se tratara
de una noche oscura. Reducirá toda la experiencia al plano
material, separando sus necesidades mentales y emocionales
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    La isla de la enfermedad 369
de sus necesidades físicas. No se concederá el apoyo adecua¬
do a esos niveles, simplemente porque no pensará que están
relacionados.
Si usted duda que la enfermedad sea una noche oscura,
visite un hospital y observe atentamente los rostros de los
enfermos. Luego examine el edificio en busca de algún sig¬
no de alegría y humanidad. Por último, observe detenida¬
mente los rostros de los médicos, las enfermeras y los enfer¬
meros. En todos ellos verá a personas entregadas y quizá
vea algún pabellón del que emana cierta animación. Pero
también verá vacío y frustración, detrás de lo cual puede re¬
sidir una dolorosa noche oscura personal.
Observará numerosas defensas contra el alma: trajín,
monotonía, expresiones indiferentes, aparatos, conversacio¬
nes vacuas y aburrimiento. Buena parte de los profesionales
de la medicina no comprenden que la suya es una vocación
espiritual. Incluso sus conocimientos técnicos deben estar al
servicio de su sagrada vocación. Pero hoy en día, en el Occi¬
dente moderno, la gente ha vendido su alma a la tecnología,
la técnica y la cuantificación. Es una lástima, porque sólo
conseguiremos sanar si abordamos la noche oscura del alma.
Al pertrecharnos contra un profundo compromiso con el
misterio de la enfermedad, nos queda tan sólo la mecánica y
la instrumentación de la medicina, que cada vez son más efi¬
caces pero no sirven para sanar el alma. Tratan el caparazón
del cuerpo, pero no la carga de significado que contiene.
ATENDER EL ALMA DEL ENFERMO
La medicina moderna se basa en los valores de la moderni¬
dad, una filosofía tácita pero poderosa que valora la rapi¬
dez, la rentabilidad, los métodos y conocimientos técnicos,
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    370 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
las pruebas basadas en la investigación y los medicamentos.
La persona moderna está convencida de que todos esos mé¬
todos técnicos ofrecen la mejor respuesta a la enfermedad.
Los médicos están preparados para medicar y realizar inter¬
venciones quirúrgicas, y los hospitales están preparados
para enviar a sus pacientes a casa cuanto antes.
La esfera del alma —las intensas experiencias de las
emociones, las preocupaciones, las fantasías y las relacio¬
nes, consideradas marginales en el ámbito de la medicinatiene un gran impacto en el sufrimiento y la sanación. Las
enfermeras te dicen que si observamos el caso de dos perso¬
nas que padecen la misma dolencia, comprobaremos que
una mejora y la otra muere, dependiendo de factores tan su¬
tiles como misteriosos que la medicina no tiene en cuenta.
La medicina no posee un lenguaje que describa ese mundo
invisible implicado en la enfermedad y la sanación.
La gente sigue confundiendo el concepto de enfermeda¬
des psicosomáticas con la creencia de que la enfermedad re¬
side sólo en nuestra mente. Pero la conexión entre el alma y
la enfermedad no es sólo mental, y menos aún una fantasía.
Lo que ocurre en la vida del alma tiene un impacto en el cuer¬
po, o se expresa físicamente. Por consiguiente, tratar el alma
puede tener un efecto beneficioso en la enfermedad y el dolor
que padece el cuerpo.
Al buscar la relación entre la mente y el cuerpo, algunos
utilizan la palabra «psicogénico», que significa que la causa
de la enfermedad se halla en la psique. Yo lo expresaría de
otra forma: el cuerpo que sufre revela el estado del alma. Se¬
gún palabras de Wilíiam Blake, el cuerpo es el alma. Desde
esa perspectiva, no tiene sentido tratar el cuerpo como si fue¬
ra sólo físico. Yo prefiero el complicado pero elocuente térmi¬
no de patopoética, que significa enfermedad como poesía. La
enfermedad expresa lo que ocurre en el mundo y en el alma.
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    La isla de la enfermedad 371
En su inteligente y sensible libro titulado Give Sorrow
Words, Dorothy Judd relata la conmovedora historia de
Robert, un niño de siete años afectado de leucemia, y sus
dos años de tratamiento doloroso.67 Al término de su rela¬
to Dorothy destaca la importancia de que el personal facul¬
tativo ofrezca una información clara y sincera, a fin de que
las personas decidan si les merece la pena someterse a un
tratamiento doloroso para prolongar su vida unos meses.
También describe la importancia de atender las emociones
del paciente y la familia, observando que el fin de una vida
puede ser significativo para todas las personas implicadas.
Está claro que la doctora Judd es una médico del alma.
«Los que atienden a moribundos —escribe—, quienes se
enfrentan a la muerte de un ser querido y los que sobreviven
a una enfermedad con frecuencia llegan a comprender zonas
de su psique que antes desconocían, de tal forma que salen
reforzados de la experiencia.» Sobre Robert, escribe: «Creo
que cuando estaba sano debió de ser un niño apasionado,
dotado de una gran vitalidad y capaz de establecer profun¬
dos vínculos afectivos. Incluso cuando estaba al borde de la
muerte parecía, algunas veces, pletórico de vida». «Reforza¬
dos por la enfermedad» es una forma de expresar la verdad
de la noche oscura. La oscuridad tiene un efecto positivo so¬
bre nosotros y, por tanto, hace que seamos mejores.
HOSPEDAR SU ENFERMEDAD
Durante los últimos años he visitado numerosos hospitales
y centros médicos con el fin de propugnar un enfoque más
humano de la medicina. No discuto la eficacia de los méto¬
dos modernos, que con frecuencia son milagrosos, sino que
destaco la necesidad de atender el alma para que una perso-
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    372 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
na sane. Recomiendo una comida sana, una relación satis¬
factoria entre profesionales y pacientes, el contacto con la
naturaleza y que los pacientes tengan la oportunidad de ha¬
blar sobre sus enfermedades con su familia y el personal fa¬
cultativo.
La palabra «hospital» está relacionada con varias pala¬
bras como hotel, hostal y huésped. Inicialmente se refería a
un lugar donde uno podía descansar y solazarse. Ambas co¬
sas escasean en los hospitales modernos, que son lugares
presididos por el trajín y el trabajo. En muchos casos el úni¬
co solaz que hallan los pacientes es la ubicua y narcótica te¬
levisión, un síntoma más que una fuente de placer. A veces
echo en falta los tiempos en que en los hospitales instalaban
un proyector de dieciséis milímetros para mostrar una pe¬
lícula a la comunidad congregada en ellos. Al término de la
proyección la gente conversaba animadamente. Hoy en día
el televisor constituye un medio de aislamiento, justo lo
contrario de lo que necesitan las personas que soportan los
tremendos rigores de una enfermedad.
Imagine un hospital como un lugar al que puede trasla¬
darse con su noche oscura para sanar. Donde hallará paz y
reposo. Donde gozará del agua —baños, ríos y manantia-
^es ? Ia naturaleza y la amistad de otros pacientes, como en
los antiguos balnearios. Hallará un entorno maravilloso,
edificios agradables y comida nutritiva. Estará atendido por
personal consciente de la importancia de su estado de áni¬
mo y del ambiente que le rodea. Disfrutará de colores, soni¬
dos y sabores que contribuyen a que sane. Ese hospital sería
una especie de oasis alejado de los imperativos de un mun¬
do duro y desolador.
La ciudad de Bath, en Inglaterra, demuestra gráfica¬
mente la forma en que los antiguos romanos construían un
auténtico centro de salud, ubicado sobre aguas termales
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    La isla de la enfermedad 373
subterráneas que consideraban un don de la gran diosa Sulis Minerva, nombre que une a una diosa celta y romana.
Esas termas permanecen ahora bajo tierra, pero sobre ellas
se encuentra la célebre Pump Room, un suntuoso lugar
para cenar y divertirse que hoy en día sigue siendo un refu¬
gio contra el trajín de la vida y ofrece una comida y una mú¬
sica excelentes. Allí sigue palpable el concepto de sanar al
alma y el cuerpo en un contexto religioso.
Hace unos años, cuando visité a unos amigos en Bath,
cené con mi familia en la Pump Room, mientras un joven
tocaba piezas de Chopin al piano. Mientras me encontraba
allí pensé en la relación entre el simple goce que nos ofrecía
el restaurante (una palabra que significa «restaurar») y las
antiguas termas que se hallaban debajo de nosotros. Tuve la
sensación de hallarme en una gran metáfora: un lugar de
restauración, que alimenta el cuerpo y el alma, sustentado
por un manantial divino de salud ubicado en el mundo sub¬
terráneo. ¡Ojalá todos los hospitales poseyeran una imagi¬
nación tan grande!
MEDICINA SOLAR
Durante las excavaciones llevadas a cabo en Bath, desente¬
rraron de entre los estratos de múltiples generaciones una
antigua y fascinante imagen, un asombroso rostro parecido
al sol, una versión dorada del conocido Hombre Verde, que
representa a la naturaleza. Esta figura solar es el Genio Loci,
el espíritu que reside en este lugar de sanación. Le imagino
ocupando un lugar especial de honor en cualquier hospital
contemporáneo, junto con Asclepio, el radiante Buda Sana¬
dor y Jesús el Sanador. Un hospital debe ofrecer una actitud
verde y solar, una conciencia constante y decisiva de que la
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    374 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
enfermedad y la curación son obra de la naturaleza, que en
la labor de curar es preciso consultar seriamente a la natu¬
raleza.
El sol sana no sólo debido a los componentes materiales
de sus rayos y su calor físico, sino con su poder de incidir en
la imaginación. Es un signo de esperanza y vida. Marsilio Ficino escribió un breve tomo sobre el sol describiéndolo
como fuente de poder personal, en el que dice que el sol es el
alma del mundo, que nos ofrece vitalidad y purificación.
Como fuente del alma, Ficino dice que el sol «genera, calien¬
ta y lo mueve todo con su calor vital.»68
Son buenas razones para construir hospitales que invi¬
ten a los pacientes a tomar el sol y estar rodeados de imáge¬
nes solares. Ficino recomendaría enviar a una persona en¬
ferma una tarjeta deseándole una pronta recuperación que
mostrara la imagen de un sol, o a un paciente que luciera
una imagen solar y se rodeara de colores que evocaran el
sol. Evocar el sol significa crear una atmósfera de salud y
esperanza.
Compare un hospital influido por la imagen del sol con
uno presidido por la imagen de un bisturí o un TAC. No hay
i azón para que los hospitales hoy en día no puedan fomentar
un espíritu de salud y bienestar en lugar de ocuparse de tra¬
tar diversas partes del cuerpo y gestionarlos con eficacia. El
cuidado suministrado por enfermeras y enfermeros en oca¬
siones es más efectivo que los métodos técnicos de médicos y
especialistas. Pero éstos también puede optan por ser autó¬
matas al servicio de la ciencia y la industria, o por ser profe¬
sionales cualificados y al mismo tiempo visionarios que no
renuncian a su humanidad.
El espíritu solar, tanto literal como metafórico, podría
ser una parte importante del diseño de un hospital. Emplea¬
dos y pacientes necesitan ver el sol. Como dice Ficino, el
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    La isla de la enfermedad 375
astro rey hace que uno se sienta vivo. En cierta ocasión vi¬
sité un centro de atención a enfermos terminales en Dublín
cuyas obras aún no habían concluido. Las habitaciones de
los pacientes habían sido diseñadas de forma que disponían
de amplias ventanas que dejaban penetrar el sol y el aire
puro. Debajo del edificio pasaba un arroyo de forma que
los pacientes pudieran verlo y oír el sonido del agua. El per¬
sonal era extraordinariamente amable y abierto. Supongo
que es lógico que un hospital irlandés sea sensible a la dio¬
sa Sulis y a sus aguas subterráneas y curativas.
LA MENTALIDAD DE BALNEARIO
Las ruinas de Bath están llenas de misterios. El agua discu¬
rre a una profundidad de casi dos mil quinientos metros en
dirección a las termas, donde alcanza 46° centígrados y for¬
ma burbujas de gases. Antes de que llegaran los romanos,
los druidas realizaban ofrendas y creían poder comunicarse
con el mundo subterráneo. Los romanos construyeron un
templo y una estructura para las termas, hacían ofrendas y
sacrificios y adoraban a sus dioses en el templo.
No deja de ser significativo que no lejos de las termas se
encuentra la abadía, en cuya fachada hay una escultura que
muestra a unos ángeles trepando por unas escaleras que
conducen al cielo. Un ángel aparece descendiendo. Este as¬
censo de los ángeles es la inversión de las termas, donde el
sentir religioso lleva a las personas a las profundidades y las
cura con aguas termales que discurren por las regiones infe¬
riores. Ambas direcciones son necesarias, y ambas constitu¬
yen formas de espiritualidad.
¿Por qué no regresar a la fantasía del balneario, un lu¬
gar de aguas curativas, de tiempo, soledad y sociedad? Un
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    376 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
hospital ofrece cierta soledad y aislamiento, pero no hay
muchos hospitales que uno calificaría de balnearios. Dis¬
pondría de una cripta de aguas subterráneas curativas, y de
espacios naturales que invitaran a pasear por ellos, y ofre¬
cería la oportunidad de charlar tranquilamente con perso¬
nas que también han acudido allí en busca de curación. Se
centraría en las necesidades del alma y abordaría su noche
oscura directamente, y por lo tanto sería un lugar dedicado,
nada más y nada menos, que a la hospitalidad.
En su libro sobre Asclepio, el antiguo dios griego de la
salud, C. K. Kerenyi dice a propósito del balneario en la isla
de Kos: «Ofrecían ai paciente la oportunidad de propiciar
una cura cuyos elementos portaba dentro de sí. A tal fin,
crearon un entorno que, al igual que en los balnearios y
centros de salud modernos, estaba lo más alejado posible de
los elementos perturbadores e insanos del mundo exterior.
La atmósfera religiosa contribuía asimismo a que las zonas
más profundas del ser humano desarrollaran su poder cura¬
tivo».69 Este pasaje merece ser esculpido en la entrada de
todo hospital moderno. La curación está en manos del pa¬
ciente, que debe alejarse de la vida ajetreada y práctica. Este
tipo de curación está en consonancia con la noche oscura,
que es un alejamiento impuesto y a menudo interno.
No debemos despachar a la ligera estas ideas clave. La
curación proviene de lo más profundo de nuestro ser, una
zona profunda que se refleja en los pozos, manantiales y cu¬
bículos de templos destinados a la incubación, o sueños
nocturnos. Si esto es cierto, es preciso que en su noche os¬
cura debido a una enfermedad halle el medio de alcanzar lo
más profundo de su ser. Allí, el agua no es mera emoción,
sino un núcleo central de fluidez y solución. Allí, sus recuer¬
dos y costumbres pueden disolverse y adquirir renovada
forma. Allí, comprobará lo profundo que es el manantial
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    La isla de la enfermedad 377
del que fluyen sus sentimientos y pensamientos. Allí, elimi¬
nará todo residuo superficial. La fuente es tan profunda que
es religiosa; está más allá de la razón y el control y no es del
todo humana. En la fuente profunda de sus reflexiones ha¬
llará una abertura más allá de sí mismo, a través de la cual
accederá a la naturaleza, donde se produce su sanación.
La enfermedad reside en un lugar tan profundo del
alma como las aguas curativas de Bath. Otras aguas oscuras
y profundas confirman la profundidad de la enfermedad y
la sanación: los ritos en los kivas del suroeste americano,
los pozos sagrados de Irlanda, los lapislázulis medicinales
utilizados por los budistas excavados de las montañas y la
cámara subterránea de los sueños del dios griego Asclepio.
La enfermedad es un misterio más insondable que las mo¬
léculas, átomos y genes más minúsculos y ocultos, situada
en el ámbito que Jung llama las regiones psicoides de la vida
humana, donde el alma y el cuerpo son indistinguibles.
¿Cómo puede alcanzar este crucial interfaz entre su en¬
fermedad y su sanación, su vida y los secretos de la natura¬
leza? El camino pasa por la oscuridad de sus estados de áni¬
mo y pensamientos. Necesita la luz del sol para recuperarse
en un balneario, pero la sanación se produce en la oscuri¬
dad. Kerenyi dice que el amanecer no tenía cabida en el
templo de Asclepio, que estaba dedicado a la noche. Deje
que su oscuridad configure su viaje a ese lugar de sanación.
Debe descender hasta un nivel más profundo que su estado
de ánimo, que su emoción, hasta alcanzar la región inferior
en la que reside el significado de su vida.
No tiene que fabricar ninguno de esos elementos. Su en¬
fermedad le obligará a reaccionar y le deparará la angustia y
desesperación necesarias. Acéptelas y no las combata. Hable
en favor de ellas y sobre ellas. Busque sus raíces en sus sue¬
ños y su historia. Hable con sus seres queridos sobre ellas y
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    378 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
trate de averiguar cuanto pueda. Sumérjase en lo más pro¬
fundo de su ser, y en esa oscuridad penetrará a través de la
membrana de significado que le ha mantenido sano hasta el
momento. Ahora debe trascender su ser descendiendo hacia
las regiones inferiores para contemplar su destino.
DESCUBRIR LOS LÍMITES DE LA
EXPERIENCIA HUMANA
Una cosa que quizás aprenda sobre su enfermedad es una
ley fundamental de la religión: como ser humano, tiene cier¬
tos límites. Su alma es inabarcable y participa en el infinito,
pero su vida está condicionada por el tiempo, el lugar y las
leyes de la naturaleza y la humanidad. La arrogancia es el
gran pecado que amenaza la vida espiritual de los indivi¬
duos y las sociedades. Existen numerosas leyendas tradicio¬
nales que nos previenen contra el afán de volar demasiado
alto para escuchar los susurros de los dioses. Cuando uno
sobrepasa sus límites, sufre las consecuencias desde el pun¬
to de vista emocional y físico.
En su apasionante libro Medical Nemesis, Iván Iiiich
hace hincapié en la necesidad de vivir dentro de los límites
humanos. «Uno debe actuar de forma que el efecto de su
acción sea compatible con la permanencia de una auténtica
vida humana.»70 No vierta sustancias químicas en la atmós¬
fera que envenenen a sus nietos. No posponga la fabrica¬
ción de automóviles ecológicos hasta que haya destruido la
atmósfera. Parecen límites inteligentes y razonables, pero
no nos los tomamos seriamente. El coste de la sanidad se
eleva en proporción directa al incremento de la contamina¬
ción mundial. ¿Pero quién señala la relación entre la enfer¬
medad y la arrogancia?
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    La isla de la enfermedad 379
Procuramos mantener a raya la gran noche oscura de la
enfermedad mortal de la Tierra. Pero hombres, mujeres y
niños padecen enfermedades generadas por la arrogancia
colectiva de la sociedad moderna, que no tiene límites. No
vemos la importancia de la escala humana y la vida local.
La globalización amenaza con destruir la cultura local que
queda, y uno se pregunta si el cáncer, la multiplicación de¬
sordenada de las células, no refleja la desordenada ambi¬
ción económica, política y cultural.
No se trata de una conexión meramente teórica. Si uno
vive en una sociedad en la que el crecimiento es la medida de
la felicidad, es lógico que le sean familiares valores relacio¬
nados con la ambición y la codicia. Desde hace muchos años
propugno la vida normal y corriente como ámbito idóneo
para cuidar el alma. Lo extraordinario, la imagen de un cre¬
cimiento y éxito infinito, no es característico del alma, a la
que no satisface la velocidad y la ambición. El crecimiento es
una fantasía del espíritu, como vemos en psicologías en las
que el crecimiento personal constituye la primera prioridad.
El alma prospera en ámbitos más reducidos y locales, donde
la ambición es mitigada por otros valores como familia, lu¬
gar, naturaleza y paz.
¿Exageramos al decir que las enfermedades modernas
reflejan precisamente los valores y las esperanzas contem¬
poráneas? La depresión se produce cuando carecemos de
una fuente inmediata de felicidad. Los ataques cardíacos se
multiplican cuando no damos al corazón lo que nos pide. El
cáncer hace presa en nosotros cuando nuestro cuerpo es in¬
capaz de aminorar la marcha y tomarse la vida paso a paso,
cuando no nos sentimos satisfechos de la cantidad de dine¬
ro, objetos y experiencias que poseemos. No son conexio¬
nes misteriosas sino vínculos directos entre estilo de vida y
enfermedad.
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    380 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
La noche oscura de la enfermedad nos impone severos
límites sobre lo que podemos hacer. Nos obliga a tomarnos
las cosas con calma y centrarnos en lo que es importante.
Nos obliga a permanecer postrados en un lugar. Nos impi¬
de comer lo que nos apetece y hacer las cosas que solemos
hacer. Esta noche oscura nos enseña lecciones especiales, y
no podemos por menos de considerarla un correctivo a una
vida abandonada a su ambición.
EL SENTIDO DEL HUMOR Y LA RISA
Vivir cerca de la oscuridad es compatible con el buen humor
y una actitud positiva. La oscuridad completa el cuadro. Sin
ella, nos quedaría tan sólo un rostro jovial, nuestra triste¬
za estaría reprimida. En esas circunstancias, la felicidad no
puede sino ser fingida y el sentido del humor una mera fa¬
chada. Escapar de la tristeza significa caer en una infelicidad
crónica. La tristeza es una emoción positiva y fluida, que
contribuye a que valoremos los otros sentimientos en su jus¬
ta medida.
Norman Cousins es conocido por su idea de que la risa
puede curar todo tipo de enfermedad. Se queja de los médi¬
cos que le dieron escasas esperanzas de superar una grave
enfermedad, un problema relacionado con el tejido conjun¬
tivo de su columna vertebral. Le divierte relatar una anéc¬
dota referida a su encuentro con uno de esos médicos des¬
pués de haberse recuperado, al que estrechó la mano con
fuerza y le recomendó que dejara de ser un agorero.
La nobleza del espíritu humano reside en su negativa a
aceptar la derrota. Uno sigue viviendo y esforzándose por
más que las circunstancias sean negativas. Algunas perso¬
nas a quienes los médicos diagnosticaron una enfermedad
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    La isla de la enfermedad 381
mortal aseguran haber sanado aunque no estén curadas. Se
refieren a que controlan la situación. Su actitud ha sido el
factor decisivo. Su alma ha sanado.
Existen muchos tipos de risa, algunas cínicas y otras frí¬
volas. También existe la risa que procede de la oscuridad.
Brota del corazón y la panza, donde halla su fuente. Mu¬
chos tipos de sentido del humor y de risa pueden sanar, pero
en especial el que está próximo a la oscuridad. Es fiable
porque está conectado a la vida y no es defensivo ni super¬
ficial.
Ele aprendido esta lección sobre el sentido del humor de
numerosas personas, pero especialmente de un hombre que
conocí aproximadamente un año antes de que muriera. Phi¬
lip Simmons, escritor y maestro, padecía esclerosis lateral
amiotrófica, la enfermedad de Lou Gehrig, que causa un de¬
terioro progresivo del organismo. Trabajé en un par de oca¬
siones con Phil, que me cautivó con su ingenioso y perspicaz
sentido del humor y su valor a la hora de afrontar su muer¬
te cercana e inexorable. Tuve la suerte de gozar de su com¬
pañía en varias ocasiones y sentí en él la exquisita combina¬
ción de tristeza y comicidad.
En su libro Learning to Falf Phil Simmons dice que se
convirtió en «un buscador del camino oscuro». «Recelo de
la perfección», escribe, «y no busco una vida perfecta sino
plena». Cuenta una sencilla anécdota sobre un recital de
piano de su hijo y su hija al que asistió aunque hubiera pre¬
ferido no hacerlo. Describe así el «trago»: «Soporté unos
minutos de angustia al contemplar cómo mi hija se dirigía
hacia la tarima, se sentaba en la banqueta del piano y toca¬
ba a la perfección esa obra clásica e inmortal titulada Fuzzy
Baby Bird».
Phil dice, a propósito del recital, que le sorprendió pa¬
sarlo tan bien, aunque al mismo tiempo se sintió triste por-
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    382 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
que sabía que no volvería a tocar el piano ni la guitarra. Ai
cabo de un rato se sintió más animado al comprobar que
sus hijos tocaban estupendamente el piano y eran aficiona¬
dos a la música. Por último sintió que sus hijos y él tocaban
juntos, lo cual disipó su sensación de hallarse al margen.
Pese a su grave enfermedad, que el mismo Phii inter¬
pretó como una noche oscura, era capaz de hacer reír a
la gente que le rodeaba. Decía cosas serias, incluso tristes,
que te hacían reír. Eso, a mi entender, era una señal incon¬
fundible de que su enfermedad le había santificado, había
hecho aflorar en él rasgos, que aunque no fueran perfectos,
eran al menos útiles y fructíferos. Su profunda humanidad
se revelaba en su sentido del humor inteligente, sencillo y
espontáneo.
La tristeza amarga y el ingenuo sentido del humor son
hermanos de sangre. Es frecuente que vayan de la mano.
Juntos mantienen el alma intacta. Constituyen un yin y yang
que sana extendiendo un pegamento emocional sobre las
múltiples grietas y fisuras por las que asoma el dolor. Pode¬
mos alcanzar este profundo sentido del humor a través del
dolor, el sufrimiento y el valor.
CONVIÉRTASE EN SU PROPIO SANADOR
Uno de los grandes e interesantes misterios es el hecho de
que cuidamos unos de otros, somos amigos unos de otros y
nos curamos unos a otros, pero sólo podemos conseguirlo
si cuidamos también de nosotros mismos, si nos tratamos
con benevolencia y nos curamos a nosotros mismos. Si no
hacemos eso para nosotros mismos de forma concreta y sin
reservas, sentiremos una dolorosa separación entre noso¬
tros y quienes cuidan de nosotros. La psicología jungiana se
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    La isla de la enfermedad 383
refiere a un «arquetipo dividido», una distancia perjudicial
entre el que sufre y el que sana. Tanto el que sufre como el
que sana deben afanarse en salvar esa distancia, que sólo
puede subsanarse si cada uno de nosotros mantenemos vivo
en nuestro interior el espíritu del cuidador, el amigo y el sa¬
nador,
Iván Illich, cuya visión de la medicina lamentablemente
no ha tenido el impacto que merece, pone de relieve la nece¬
sidad de que nos responsabilicemos de nuestro propio bie¬
nestar. Él mismo vivió de acuerdo con esta filosofía e hizo
hincapié en la participación local, familiar y humana en to¬
das las fases de la vida. «Las personas sanas necesitan una
mínima intervención burocrática para copular, parir, com¬
partir la condición humana y morir», escribió.71 Las institu¬
ciones modernas tienden a distanciarnos, voluntaria o invo¬
luntariamente, de las experiencias primigenias de todo ser
humano en la Tierra. Pero el secreto de la salud, la felicidad,
un sentido de seguridad y significado, es vivir teniendo en
cuenta los procesos vitales naturales y nuestra naturaleza in¬
nata. Todos necesitamos un mínimo de intervención buro¬
crática para llevar a cabo esta importante tarea.
Un pequeño pero dramático ejemplo de la necesidad de
hacernos cargo de nuestra propia salud es la noche oscura
que presidió los últimos años de la brillante y valerosa poe¬
tisa americana Edna St. Vincent Millay. La divertida biogra¬
fía de Nancy Milford cuenta que Millay tuvo que vérselas
en su vida con un padre ausente, hermanas dominantes,
una plétora de apasionados amantes, un matrimonio satis¬
factorio pero «abierto» y una carrera plagada de altibajos.
Se convirtió en adicta al alcohol y, a raíz de un accidente au¬
tomovilístico, a la morfina. Lo que acabó de hundirla fue
que, en un determinado momento de su vida, perdió su ca¬
pacidad de escribir.
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    384 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Tras varios años de lucha, Millay pasó un mes en un
hospital para curarse de su adicción y posteriormente, se¬
gún dice Milford, ella y su marido decidieron que se some¬
tiera a una terapia ideada por ellos mismos, consistente en
que Edna se bañara desnuda en las frías aguas de una pe¬
queña isla en Maine, viviera sin electricidad y memorizara
largos y complicados poemas. Según dice Milford, utilizan¬
do un lenguaje propio del tema que nos ocupa: «Fue como
si Edna se despojara de un manto negro que la cubría». El
crítico literario Edmund Wilson, su antiguo amante y ami¬
go leal, la visitó durante esa época y dijo, empleando imá¬
genes similares, que «Edna parecía haber salido de un terri¬
ble eclipse espiritual y avanzaba a tientas in luminis oras
[hacia la luz del día] dejando atrás la noche del mundo sub¬
terráneo». Cabe observar que mucha gente utiliza espontá¬
neamente estas imágenes de la noche oscura para describir
una grave crisis anímica.72
En un poema a propósito del caos, dotado de su carac¬
terística claridad pero al mismo tiempo profundo y paradó¬
jico, Millay describe su intento de contener el caos en su ex¬
travagante vida, su personalidad y sus poemas. Estas dos
líneas sobre el caos reflejan el meollo del soneteo:
Sostengo su esencia y su forma amorfa,
hasta que se mezcle y combine ordenadamente.
Es una imagen alquímica, que describe una vasija ca¬
paz de contener los dos extremos opuestos, el caos y el or¬
den, hasta que se fundan en algo viable. Millay no consi¬
guió su propósito, salvo en sus poemas, hasta los últimos
años de su vida. El apasionado y trabajoso proceso no hizo
sino sumiila más profundamente en su noche oscura del
alma, de la que salió más por obra de magia que de la me-
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    La isla de la enfermedad 38 5
dicina. Un mes de absoluto reposo en un hospital y una
temporada en una remota isla nadando desnuda le propor¬
cionaron los vasijas que necesitaba para contener su caos,
su enfermedad.
LAS DOLENCIAS FÍSICAS DEL ALMA
Cuando nos enfrentamos a una enfermedad, debemos con¬
templar su alma a través de sus manifestaciones físicas. De¬
bemos comprender de qué se trata, una noche oscura que
tiñe todo nuestro ser con el nigredo, que oscurece nuestro
destino y nuestra vida. Debemos abordar ese alma con tan¬
ta imaginación y experimentos vitales como sea posible
Los antiguos griegos decían que Filoctetes, el hombre
herido arquetípico, se vio obligado a vivir solo en una cue¬
va en una isla. Edna St. Vincent Millay vivió ese mito lite¬
ralmente cuando se retiró a su isla en Maine. Se apartó de
la vida para hallar su alma. Hemos visto repetidas veces
cómo la noche oscura se cumple de una forma u otra cuan¬
do la persona se aísla de la vida activa.
Me siento tentado a decir que toda enfermedad es prin¬
cipalmente una dolencia del alma y en segundo lugar un pro¬
blema físico. En una enfermedad, el alma se revela. Reclama
atención. Si sanamos sus heridas, es posible que las manifes¬
taciones físicas ya no sean necesarias. Pero el cuidado del
alma no es una actividad superficial, m fácil. Requiere que
uno se enfrente por fin a sí mismo y decida vivir plenamente
en lugar de hacerlo a medias. Nos exige que aprendamos a
amar con todo nuestro corazón y superemos cualquier vesti¬
gio de autocompasión o cinismo que nos quede en el cora¬
zón. Nos pide que trascendamos nuestro ser en nuestra preo¬
cupación por los demás y un sentido de comunidad infinito.
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    386 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
No es empresa fácil, pero es la única forma de recuperar, por
fin, la salud.
Cada médico es un médico del alma y cada enfermera o
enfermero un psicoterapeuta. La palabra «terapia» provie¬
ne del término griego que significa enfermero. El paciente
también es un médico, y el médico un paciente, y todas las
personas implicadas tratan de evocar el espíritu de sanación
que comporta la enfermedad. El gran médico Paracelso de¬
cía que la medicina era la esposa de la enfermedad. Todos se
afanan en crear circunstancias en las que se produzca la cutación según la voluntad de Dios o el curso de la vida.
Cuando nos enfrentamos a una enfermedad, debemos hon¬
rar las leyes profundas de la naturaleza.
El gian investigador de las religiones Mircea Eliade ex¬
plora en sus diarios lo que él denomina «la función espiri¬
tual, “religiosa”, de la enfermedad». «La enfermedad —es¬
cribe es el punto de arranque del proceso de integración
de la personalidad y una transformación espiritual radi¬
cal.»73
La enfermedad también es poesía. Expresa el curso de
la vida, pero no lo explica. Invita a uno a reflexionar sobre
su forma de vivir, señalando las lagunas de su alma, que se
siente desatendida y protesta. Conviene que reflexione sobre el origen de su enfermedad y la forma en que refleja su
estilo de vida o las costumbres de su sociedad. En último
termino, es posible que su enfermedad le cure de sus erro¬
res, expresando a través de su poesía las virtudes de la nauraleza, guiándole hacia una unión con la fuente de su
existencia. Cuanto más se vacíe de sus habilidades físicas
mas se llenara con la fuerza del alma. ’
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Los años crepusculares
Una mañana fría y lluviosa en Boston, hace once años, me
hallaba a la cabecera de la cama de mi esposa, sosteniendo
en brazos a mi hija. Acababa de nacer y sentí una dicha in¬
finita. Pero un angustioso pensamiento me rondaba la cabe¬
za. Habíamos tenido una niña preciosa, pero al mismo
tiempo la había introducido en un mundo de mortalidad
humana. Un día moriría. Pese a la inmensa felicidad que me
producía su nacimiento, no pude por menos de pensar, du¬
rante unos instantes, en su muerte.
En cada momento vivimos y morimos, nos adentramos
más en la vida y salimos de ella. En el momento menos pen¬
sado, podemos sentir nuestra juventud o sentir que enveje¬
cemos. La edad es una forma de imaginarnos a nosotros
mismos, y aunque posee una dimensión literal —el número
de años que llevamos vivos— la experiencia de la edad de¬
pende de cómo nos sintamos en este momento.
La idea de la edad que imaginamos, o la edad del alma
por contraposición a la del cuerpo, es una de las ideas cen¬
trales en las obras de James Hillman. En uno de sus prime¬
ros ensayos describe la imagen de envejecer, utilizando el
término senex, el antiguo vocablo romano que significa an¬
ciano o anciana. 4 Tal como él la presenta, la edad es un
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    388 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
característica de las personas, los lugares y los objetos. Las
personas jóvenes pueden sentirse viejas, y los viejos jóvenes.
Uno puede sentir momentáneamente que envejece, pero
acto seguido reanudar su vida sin mayores problemas. La
edad siempre es lo que imaginamos que es.
Envejecer no es algo imaginario. Es cierto que envejecemos, pero no nos sentimos condicionados por el número de
años que hemos acumulado. Algunos niños parecen viejos,
y algunas personas de noventa años son extraordinaria¬
mente juveniles. A medida que envejecemos, no debemos
negai nuestia edad: una persona anciana que se esfuerza en
parecer joven suele presentar un aspecto absurdo y fuera de
lugar, f ero tampoco debemos perder el contacto con nues¬
tra juventud. El mejor sistema es seguir envejeciendo al
tiempo que conservamos una tensión juvenil, dejando que
una cosa influya en la otra. Y la única forma de conseguir¬
lo es no tomándonos lo uno ni lo otro demasiado literal¬
mente.
Durante el Renacimiento eran frecuentes las imágenes
que mostraban la paradoja de la juventud y la vejez Pode¬
mos ver una tortuga con una vela sobre su caparazón, una
mariposa sobre un cangrejo, una figura con la cabeza de un
anciano y el cuerpo de un bebé.75 La gente lucía medallo¬
nes con crípticas inscripciones grabados en ellos, como
senex-puer (viejo-joven), matura celeritas (maduro-animado) y velocidad-paciencia. Un refrán popular, festina lente
apresúrate lentamente), se refería al progreso de la Iglesia
Uno de mis primeros recuerdos infantiles es la imagen de
una de mis queridas tías llorando a lágrima viva, confesán-
. ? 6 3 mi madre que le entr*stecía envejecer. Tenía dieciséis
anos.
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    Los años crepusculares 389
LA IMAGEN DE LA EDAD
Y LA NOCHE OSCURA
Con cada cumpleaños usted siente el paso del tiempo y es¬
pecialmente el carácter simbólico de los números. Los trein¬
ta llevan a uno de una juventud clara e innegable a su ma¬
durez. Los cuarenta significan el fin de su identificación con
los adultos jóvenes. Los cincuenta marcan un giro decisivo
hacia la vejez, aunque representan la plenitud de la vida
para quienes han rebasado los sesenta y los setenta. El he¬
cho de recibir una invitación para incorporarse a una aso¬
ciación de jubilados hace que uno se sienta anciano.
Cada jalón en nuestra vida es un pasaje que nos trae re¬
cuerdos y pensamientos melancólicos. Pensamos en perso¬
nas que tenían la edad que tenemos ahora nosotros y nos
parece imposible estar en sus circunstancias. Sentimos que
hemos dejado atrás buena parte de nuestra vida y que he¬
mos perdido algo que no nos habíamos percatado que fue¬
ra tan valioso. Incluso nos parece que nuestro cuerpo es dis¬
tinto en los momentos en que nos inclinamos del lado de la
persona anciana y nos alejamos de la juventud.
Algunas personas caen en un profundo estado depresivo
cuando llega su cumpleaños o ante cualquier signo de que
están envejeciendo. No es una sensación razonable, ponde¬
rada, sino un estado de ánimo que hace presa en ellas. El he¬
cho de envejecer puede generar una noche oscura del alma,
produciéndonos la sensación de que no podemos escapar de
ella porque es un proceso irreversible. Pero no es así. Existe
una fuente de juventud. Podemos recobrar la sensación de
estar vivos y dejar de identificarnos con la muerte. Cuando
las personas buscan la inmortalidad o la juventud eterna,
por regla general lo interpretan literalmente. O bien niegan
su edad y mortalidad. Pero podemos redescubrir nuestra
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    390 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
juventud en la imaginación sin pretender vivir eternamente.
Podemos ser viejos-jóvenes, maduros-animados, pacientesveloces.
Lo que digo trasciende el viejo refrán de que «envejecer
es cosa de la imaginación». Envejecer es más que la idea que
tenemos de ese proceso. Es una cualidad de nuestro ser, un
aspecto de la vida y el mundo. Penetrar en el arquetipo de la
vejez significa aportar a nuestra conciencia un mundo de
sentimientos, imágenes y pensamientos. Uno no diría nunca
que ha caído en la noche oscura de la juventud, pero sí lo
du ía con i especio a la vez. Cuando envejecemos experimen¬
tamos una mayor melancolía y nos sentimos más fascinados
por el pasado y nuestros recuerdos personales. Yo cuento a
mis hijos con frecuencia anécdotas de mi infancia, al igual
que mis padres y mis abuelos me las contaban a mí.
En ocasiones cuento una anécdota de cuando era niño e
iba a un cine situado a pocas manzanas de mi casa con unos
amigos. Mi madre me daba veinticinco centavos. Con esos
veinticinco centavos veía dos largometrajes, dos seriales,
diez dibujos animados y un sinfín de tráilers. Me compraba
caramelos y una bolsa llena de chucherías. Luego, cuando
regresaba a casa, mi madre me pedía el cambio.
Me encanta relatar esta anécdota. Cuando lo hago mis
hijos protestan indignados, lo cual me produce un enorme
gozo. Pero también contiene cierta melancolía, una año¬
ranza de los tiempos pasados y cierta ansiedad sobre el
presente, puesto que la vida en una sociedad que avanza
rápidamente es cara y no excesivamente generosa. La
anécdota va un poco más allá, indicando que los niños estan ahora a merced de la obsesión por acumular dinero y
que pagamos un elevado precio emocional para tratar con
personas que no parecen tener sentimientos tan humanos
como antes. us
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    Los años crepusculares 391
Mi pequeña anécdota sirve también para unir, y al tiem¬
po diferenciar, al anciano y a los niños de corta edad, la ve¬
jez y la juventud. Es un medio en que el anciano conecta
con los jóvenes, ofreciéndoles imágenes de la vejez, mien¬
tras ellos, un público receptivo, vivifican al anciano permi¬
tiéndole relatar sus reminiscencias. El anciano aporta el es¬
píritu de la vejez al mundo que acaba de hacer su entrada.
Cuando tenía veinte años conocí a un hombre de más de
setenta que se convirtió en mi amigo y mentor. Yo vivía en Ir¬
landa y era alumno en un monasterio, donde me había inscri¬
to en un curso de dos años de filosofía. Quería conocer una
parte del arte que ofrece Irlanda, de modo que escribí inge¬
nuamente al departamento de relaciones públicas de la Na¬
tional Gallery de Dublín. El director, Thomas McGreevy, me
contestó invitándome a ir a verlo. A lo largo de casi dos años
nos reunimos en varias ocasiones para conversar principal¬
mente sobre sus amigos, que formaban un asombroso grupo
de escritores y artistas entre los que se contaban W. B. Yeats,
Jack Yeats, D. H. Lawrence, James Joyce y Samuel Beckett.
Cuando regresé a Estados Unidos, McGreevy me escri¬
bió una carta conmovedora que guardo entre mis tesoros
personales. En ella plasma la idea que he bosquejado aquí
sobre el hecho de que la juventud y la vejez se entrecruzan:
«Confío en que dentro de cuarenta años aparezca inespera¬
damente otro Tom Moore que te dé renovados ánimos, te
haga comprender que tu apostolado no ha concluido y que
tú respondas a su necesidad al igual que él a la tuya. Del
mismo modo en que mi Tom Moore, bendito sea, apareció
inesperadamente en mi vida».
Ahora me aproximo a esa época de mi vida, confiando
en que un o una joven aparezca inocentemente en busca de
un mentor y que me restituya una parte de mi juventud. Po¬
demos regalarnos esos preciosos dones. El remedio de una
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    392 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
noche oscura de la vejez es un atisbo de inmortalidad juve¬
nil. Los jóvenes poseen la planta de la inmortalidad que Gilgamesh buscaba, encontró y perdió. Ellos la poseen en sus
ilusiones de inmortalidad.
EL YO ETERNO
Sin duda habrá usted observado que a medida que se hace
mayor, su cuerpo cambia pero lo que usted piensa sobre su
persona no cambia. A sus ojos, usted sigue siendo la misma
persona que era hace veinte años. Por supuesto, ha aprendi¬
do unas cuantas cosas y ha modificado algunos criterios,
pero hay algo en usted que permanece constante. Una par¬
te de su existencia que no está determinada por el tiempo.
En su noche oscuia asociada ai hecho de envejecer, pro¬
cure sacar el máximo partido de ese germen inmortal de
personalidad que puede parecer un susurro en un mundo
luidoso de ancianos. La vida es corta. Los ancianos cono¬
cen esta amarga verdad. El actor Marceño Mastroianni co¬
mentó en cierta ocasión que un napolitano le había descri¬
to la vida como «una aparición en un balcón». Al cabo de
un tiempo, demasiado breve, los postigos se cierran.
Pero esa vida microcósmica es larga, plena y fecunda si
uno la examina detenidamente, como examinaría una gota
de agua a través de un microscopio. Aunque sea una mera
aparición, la vida posee también una infinita riqueza. Delei¬
tarnos relatando nuestras anécdotas detalladamente es una
forma de hacer que aflore esa riqueza y acentuar el amplio
arco de nuestra vida. Nos ayuda a evocar nuestra inmorta¬
lidad y mitigar el peso de la brevedad de la vida. No debe¬
mos ser hipócritas, pero tampoco debemos refunfuñar con¬
tinuamente por no disponer de más tiempo.
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Asimismo usted puede identificarse más con el yo in¬
mortal que con el transitorio. No propongo que niegue la
muerte, el paso del tiempo o los problemas que entraña en¬
vejecer. El yo inmortal es otro aspecto del que puede sacar
un mayor partido. Puede vivir desde un lugar más profundo,
más vasto, como recomendó Rainer Maria Rilke al joven
poeta: «En el hombre existe también la maternidad, física y
mental; el acto masculino de engendrar equivale también a
parir, y eso es lo que hace cuando crea a partir de la plenitud
de su ser».76
Puede vivir desde su alma en lugar de desde su yo. Eso
significa ejercer menos control, tener menos certeza sobre
la verdad de las cosas pero estar más en contacto con sus
intuiciones y emociones. Significa estar menos centrado
en el yo y más identificado con los demás. Significa com¬
prender que forma parte de la naturaleza y que su alma,
que es la fuente de su identidad, es una parte del alma del
mundo. Sus raíces no se hunden en su cerebro, sino en la
tierra.
Al vivir desde el alma, sus actos están más sincroniza¬
dos con las raíces de su experiencia y menos influidos por
modas pasajeras y criterios personales. Su vida tiene una
cualidad primigenia, una parte de la cual se remonta más
allá de su nacimiento a sus ancestros y su remota fuente pri¬
mitiva. A medida que envejece, se hunde más en lo terrenal
de su identidad y se siente menos atraído por el relumbrón
superficial de la cultura.
No es preciso que entienda este nivel profundo de su
existencia, pero debe confiar en él. Con el tiempo compro¬
bará que el yo profundo posee una sabiduría que jamás po¬
dría adquirir superficialmente. Parece como si asimilara la
experiencia y meditara sobre ella mientras usted lleva a
cabo sus quehaceres cotidianos. Obtendrá percepciones que
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    394 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
brotan de ese lugar profundo, y confiará en que le ofrezca
ayuda a la hora de tomar decisiones.
En su juventud vive desde los conocimientos recién ad¬
quiridos y su pasión por vivir la vida, pero a medida que se
hace mayor su centro se desplaza hacia abajo y la cualidad
de sus pensamientos y ambiciones cambia. Tarda más en to¬
mar decisiones, moverse, pensar en futuras carreras y cir¬
cunstancias. Está más presente, porque el futuro no contiene
necesariamente más acontecimientos drásticos.
Por más que esto le cause tristeza, esta amargura puede
ser la experiencia de su juventud, que siempre está presente,
al menos como un eco. Si tiene presente que usted se com¬
pone de múltiples personalidades, dos de las cuales consti¬
tuyen la juventud y la vejez, se identificará menos con los
desengaños propios de la juventud y más con la persona an¬
ciana y sabia que ya no experimenta el loco impulso de la
vida en su plenitud.
A menudo, la melancolía que caracteriza la vejez persis¬
te como un matiz que tiñe todo cuanto usted hace. Pero me¬
lancolía no es lo mismo que depresión. Es un estado de áni¬
mo y una tonalidad que no rivaliza necesariamente con la
dicha y la vitalidad. Es más una cualidad que una aflicción,
y puede ofrecerle numerosas recompensas.
La melancolía de la vejez puede convertirle en una
persona reflexiva e incluso sabia a medida que se hace ma¬
yor. Le serena y permite que aminore la marcha adecuada¬
mente. Puede dar peso a sus pensamientos y pronuncia¬
mientos y convertirle en consejero de los jóvenes, una
importante forma de contrarrestar la sensación de inutili¬
dad que le embarga cuando comienza a perder sus dotes
tísicas.
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ARREPENTIMIENTO Y REMORDIMIENTO
Cuando las personas envejecen en ocasiones se arrepienten
de no haber hecho más cosas, no haber visto más cosas, no
haber conseguido más cosas. Piensan que sus vidas no están
justificadas, y lamentan no ser acreedoras de la estima de sus
hij os y comunidades. Tienen la sensación de haber desperdi¬
ciado mucho tiempo y no haber aprovechado las oportuni¬
dades que no han sabido valorar. Se arrepienten de no haber
dado otro giro a su vida.
Un buen ejemplo de este aspecto de envejecer apareció en
una historia publicada en la revista The New Yorker. Es la
historia de Forrest Tucker, un ladrón. Empezó a meterse en
problemas a los dieciséis años y cultivó una vida de ladrón de
guante blanco durante sesenta años. De viejo, después de fu¬
garse en varias ocasiones de la cárcel y haberse casado tres
veces, perpetró su último asalto a un banco y le pillaron.
Todo el mundo coincidía en que era un ladrón de tomo y
lomo pero al mismo tiempo un hombre elegante, modesto
y pacífico. Estando en prisión relató su vida a un reportero y
llegó a esta conclusión: «Lamento no tener un oficio digno,
una profesión relacionada con la música. Me arrepiento de
no tener un trabajo fijo y poder mantener a mi familia. Me
arrepiento de muchas otras cosas, hasta el punto de que no lo
soporto. Por las noches, acostado en mi litera en la cárcel, me
atormenta pensar en lo que he perdido, lo que yo era y lo que
pude haber sido».
Los remordimientos son otra cosa. Siempre los hemos
asociado con la conciencia, con una voz profunda que nos
guía. Están llenos de contenido y poder. La palabra «arre¬
pentimiento» significa llorar, pero remordimiento significa
morder, como en la palabra «mordisco». El remordimiento
azuza nuestra conciencia y fomenta una conducta nueva y
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    396 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
distinta. El arrepentimiento nos mantiene estancados en
sentimientos que se bastan en sí mismos y no nos «remuer¬
den». El arrepentimiento no cambia necesariamente nuestra
vida, pero sí nuestra actitud.
Por lo tanto, conforme se hace mayor no debe experi¬
mentar ni expresar arrepentimiento. Es un sentimiento in¬
sustancial que no le beneficia. Pero si experimenta remordi¬
mientos, puede expresar adecuadamente sus sentimientos y
éstos incidirán y quizá modifiquen algo en su vida. Nunca
es demasiado tarde para reimaginar la experiencia y expre¬
sar a las personas que quiere lo que piensa y lo que siente.
Incluso puede crear una nueva vida basada en lo que ha
aprendido de sus remordimientos.
Una noche oscura del alma, en este caso inducida por el
mero hecho de envejecer, le invita a vivir más desde el alma
que desde el yo. Los remordimientos suavizan los actos co¬
metidos desde una escasa sabiduría y les prestan una reno¬
vada imaginación. Descubrirá, embargado de sentimiento,
cómo vivir su vida de modo distinto. Los remordimientos
son útiles. No siempre hacen que nos sintamos culpables,
peí o hacen que nos replanteemos ciertos criterios y dan
paso a una nueva forma de pensamiento y sentimiento.
JUSTIFICAR NUESTRA EXISTENCIA
¿Qué opina sobre la idea de que debemos conseguir ciertos
logros en nuestra vida para justificarla? Es un pensamiento
que ronda por la cabeza de las personas en distintos mo¬
mentos de su vida, no sólo cuando envejecen. Representa
cierto grado de ansiedad y proviene de una voz que no es
totalmente nuestra, una voz parecida a la conciencia. Por lo
general no es una voz alentadora sino crítica. Nos hace
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    Los años crepusculares 397
comprender que el tiempo pasa inexorablemente y no dis¬
ponemos de todo el tiempo en el mundo para conseguir lo
que deseamos.
Esta voz es una llamada al heroísmo, por así decir, un
heroísmo egocéntrico. Nos conmina a actuar, a mejorarnos
y, en algunos casos, a alcanzar la fama. Hace que nos sinta¬
mos inútiles y nos exige que seamos distintos a como so¬
mos. Desencadena una hiperactividad del ego poniéndolo
en tela de juicio, lo cual redunda en detrimento del alma
profunda.
Cuando el arrepentimiento adquiere un tinte neurótico,
según la regla de que los síntomas neuróticos revelan el pro¬
blema en el que hay que profundizar, indica un heroísmo
mayor, que no está tan aliado con el ego. Comparado con el
hecho de que cumplamos nuestro destino, justificar nuestra
existencia constituye un proyecto insignificante. Si uno se
siente justificado, significa que ha hecho lo que creía que
debía hacer para sentirse digno. El hecho de que uno cum¬
pla su destino, que afronte lo que la suerte le tiene reserva¬
do con generosidad y valor, quizá no justifique nada. Uno
puede ser un antihéroe, haciendo menos que la persona vul¬
gar y corriente, y seguir siendo uno mismo.
No depende de usted dónde encaje en este esquema. Su
deber es afrontar honesta y generosamente lo que la suerte
le tiene reservado. Puede ser una vida breve atormentada
por la enfermedad. Usted puede poseer o no numerosas do¬
tes. Puede ser una persona extraordinaria. Por lo demás,
puede que en un momento dado tenga que llevar a cabo una
hazaña extraordinaria. Su deber es estar preparado para
aceptar la invitación que la vida le haga, la oportunidad de
definirse a través de una importante elección.
Una de las cosas más grandes que puede hacer un ser
humano es criar a un niño de forma que sea feliz e inteligen-
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    398 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
te. Una de las cosas más altruistas que uno puede hacer es
ser un buen vecino y un ciudadano comprometido. El alma
se siente satisfecha con lo ordinario. Si usted conoce a per¬
sonas que han triunfado, habrá observado que atesoran la
vida cotidiana, y que esa vida sirve de base para la otra ac¬
tividad más visible. Es posible que en su fuero interno usted
ansíe alcanzar un éxito fulgurante, pero el alma profunda
anhela relaciones y compromisos ordinarios. Desea amis¬
tad, familia y comunidad. Anhela los placeres sencillos, y
desde esa perspectiva, la idea de que uno justifique su exis¬
tencia es una distracción peligrosa.
La autojustificación también es una imagen, una narra¬
tiva y una fantasía que se apodera de uno. No es literal y
puede no estar respaldada por hechos. Conozco a una mu¬
jer que cuando cumplió treinta años había criado a una fa¬
milia numeiosa y escrito varios libros de éxito, y a partir de
ese momento se preguntó si lograría hacer algo importante
en la vida. La autojustificación es una fantasía, una noción
profundamente emocional cuyas raíces tienen que ver con
otio problema. Es posible que sus padres la educaran para
que demostrara constantemente su valía o se convirtiera en
una celebridad. Quizá tenga una autoestima tan baja que
no consiga nunca satisfacer su necesidad de justificarse.
Quizas el complejo sea lo único que la impulse adelante
hasta que encuentre un estilo de vida que la satisfaga.
En cualquier caso, el tormento que sufre una persona
con esa obsesión puede calificarse como una noche oscura
del alma. Está mas allá de la razón y es inmune a toda clase
de argumentos. Las personas se aferran a esa idea y no de¬
jan que nada m nadie se la arrebate. Está claro que les com¬
pensa en cierto sentido, pero esa compensación puede per¬
manecer oculta durante años hasta que el tormento remite
} descubren un estilo de vida satisfactorio.
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En la vejez, la autojustificación se alía con el arrepenti¬
miento y el remordimiento y sólo podemos confiar que la
idea, como una mosca o un mosquito que no cesa de zum¬
bar a nuestro alrededor, desaparezca con un cambio de cli¬
ma. El necesario cambio de actitud puede ser un reconoci¬
miento zen de que el significado de la vida consiste en las
pequeñas tareas que debemos cumplir en este instante. Si
usted desea justificarse, haga lo que está haciendo. Esté pre¬
sente mientras lo hace. Shunryu Suzuki dice que la auténti¬
ca práctica zen es como beber agua cuando uno tiene sed.
En Zambia, África, cuentan la historia de una mujer
que se llamaba Liulu, que significa cielo. Tenía orejas de ele¬
fante y su familia la despreciaba por su fealdad. Pero el gran
rey Mukulumpe oyó hablar de ella y mandó que la condu¬
jeran a su presencia. Las orejas de la joven le desconcerta¬
ron, pero vio algo en ella y la convirtió en su esposa.
Esta historia se refiere a la reconciliación con lo divino
y enlaza con el tema que nos ocupa. Quizá posea usted, me¬
tafóricamente, orejas de elefante y, sin embargo, con una vi¬
sión adecuada, quizá logre ver la belleza en su anomalía
esencial y comprenda que es obra del cielo. Quizá tenga un
defecto que en realidad es una cualidad, aunque a usted le
parezca totalmente fuera de contexto. Quizá tenga que uti¬
lizar su imaginación para apreciarlo, y sin embargo puede
constituir la base de su vida.78
Su noche oscura tiene algo que ver con las orejas de ele¬
fante. No parece encajar, pero es esencial. En ocasiones
debe mirar más allá de esa anomalía para sentir cierta espe¬
ranza, pero no puede negar que existe. Tiene usted que ser
una persona especial para amarla, pero si lo hace, quizá
descubra en qué consiste la noción del cielo.
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EL CREPÚSCULO DE UN YO
La vejez suele conducimos a un lugar donde imperan senti¬
mientos y estados de ánimo relativamente sombríos. No es
brillante como la juventud. Pero es un error interpretar lite¬
ralmente esa luz mortecina y renunciar a la esperanza o pen¬
sar que los asuntos centrales de la vida se han terminado.
Nunca se sabe lo que la vida puede depararnos. El gran final
de una vida, que puede durar muchos años, está lleno de
aventuras que quizá no sean tan obvias como cuando uno
era joven. Pero no son menos importantes ni interesantes.
La pérdida de su fuerza y sus dotes físicas quizá poten¬
cien el poder de la mente y la imaginación. Ciertamente, tie¬
ne el deber de vivir más vigorosa y generosamente. Las per¬
sonas le necesitarán y se beneficiarán de sus cuidados más
que antes. Los ancianos tienen mucho que ofrecer a sus fa¬
milias y comunidades.
Cuando mi madre se hallaba postrada en la cama del
hospital, tías haber padecido un grave derrame cerebral y
lúcida sólo unas pocas horas aproximadamente cada dos
días, el cariño que nos había prodigado durante toda su
vida y su intensidad espiritual no disminuyó. Al contrario,
se reveló con toda su fuerza, y sentí que sus poderes eran
casi milagrosos. Mi madre apenas podía hablar, pero era
más elocuente que nunca. Cada palabra contaba, y sacó el
máximo provecho de su limitada capacidad de hablar. Me
pareció un ser humano que se había realizado plenamente y
que en esos momentos se revelaba de una forma insólita. Su
alma contenía más poderes de los que yo jamás había sos¬
pechado.
Envejecer quiza signifique hacerse más profundo No
ocurre siempre, pero la oportunidad está ahí. Ayuda el que
una persona haya vivido preparándose para ese momento
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    Los anos crepusculares 401
pero al parecer no es imprescindible. En ocasiones las per¬
sonas cambian radicalmente cuando se hacen mayores.
No cabe duda de que cuando uno envejece, tiene que asu¬
mir el arco de su vida, su amanecer y su ocaso. Tiene que ver
sus orejas de elefante como un rasgo de belleza y un designio
divino. Tiene que aceptar airosamente el debilitamiento y os¬
curecimiento para poder beneficiarse de sus poderes especia¬
les. De esta forma sus noches oscuras empezarán a tener
sentido y se fundirán con la disipación definitiva de la luz. Pe¬
netrará en la oscuridad conociendo ese territorio, compren¬
diendo que posee su propia luminosidad y belleza.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 404
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Navegar a través de la noche oscura
Hemos analizado diversas clases de noches oscuras y for¬
mas de afrontarlas. Ahora ha llegado el momento de resu¬
mirlo todo y buscar un camino a través de sentimientos tur¬
bios y pensamientos vagos. Hemos hablado sobre un tenue
rayo de luz que nos guía a través de la oscuridad, y ahora
hablaremos sobre otras luminiscencias. Pero san Juan de la
Cruz, nuestro modelo y principal maestro, dice que la oscu¬
ridad es la que nos ofrece el mejor camino, no la luz, sino la
propia oscuridad. Yo deseo reafirmar aquí este principio,
porque casi siempre es malinterpretado y constituye la cla¬
ve de toda la exploración de las noches oscuras del alma.
Hoy en día disponemos de numerosos medios para re¬
solver una noche oscura: medicamentos, psicoterapia, con¬
sejos de expertos y no tan expertos, guía espiritual, libros y
vídeos, cursillos, iglesias, comunidades, pautas guberna¬
mentales y balnearios. A veces nos aconsejan que procure¬
mos superar la oscuridad rápidamente, que hagamos algo
al respecto en lugar de sufrir pasivamente, o que tratemos
de descifrarla para aliviar nuestro estado depresivo. Tam¬
bién nos recomiendan que «nos dejemos llevar por ella»,
que aprendamos de ella, que obtengamos lo que podamos
de ella y que ante todo no la neguemos.
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    404 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Pero cuando examinamos detenidamente todos los en¬
foques contemporáneos, vemos la sombra del héroe al fon¬
do: Superman disfrazado del amable Clark Kent. Quizá siga
usted pensando que una noche oscura, aunque posiblemen¬
te resulte beneficiosa, es algo que uno no debería padecer,
una aberración que es preciso resolver cuanto antes. Muchas
personas afirman haber integrado sus lados oscuros, pero
ese esfuerzo es en sí mismo una forma de combatir la oscu¬
ridad. Integrarla es tratar de llevarla a la luz. Lo que debe¬
mos hacer es vivir dentro de, y con, la oscuridad, apreciar su
irremisible valor y estimar sus cualidades irreversibles. Lo
que necesitamos es una visión de la vida que incluya la oscu¬
ridad.
He tratado de ir más allá de los métodos terapéuticos al
uso y presentar un enfoque distinto de la noche oscura. Por lo
demás, uno puede renunciar a todas las nociones de creci¬
miento, éxito, cambio, progreso y percepción. En lugar de
ello, puede dejar que las experiencias ocupen su lugar corres¬
pondiente. Lo que uno debe hacer es dejar que éstas le afec¬
ten, que incidan en él. Lino puede enfocar la vida como un
proceso en el que su inteligencia y su voluntad son derrotadas
Paso a Paso Por el ímpetu de vitalidad, por el empeño de la
vida en transformarle. Uno se siente como la oruga en la cri¬
sálida y de vez en cuando la mariposa que vuela libremente.
Esto no es un acto masoquista, en el que uno tira la toa¬
lla y goza sufriendo. Uno se rinde ante la vida, no ante el do¬
lor, pero sigue luchando por sobrevivir. Hemos visto ejem¬
plos de hombres y mujeres fuertes que padecieron mucho
en su vida pero que, pese a todo, lucharon sin desfallecer
contra las circunstancias o las personas que les oprimían
Quizas utilizaron más imaginación que fuerza, pero eran
luchadores rebosantes de energía. Todos utilizaron distintos
medios y se rindieron en mayor o menor medida.
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    Navegar a través de la noche oscura 405
Brian Keenan buscó constantemente el medio de ser más
listo que sus captores y derrotarlos con sus propias armas, al
menos moralmente. Oscar Wilde sufrió mucho, pero dejó
que su noche oscura despertara nuevos pensamientos y posi¬
bilidades en él. Anne Sexton no ganó nunca la batalla inme¬
diata, pero transformó valerosamente su sufrimiento en una
poesía que perdurará durante muchas generaciones y ayuda¬
rá a muchos a afrontar de modo creativo sus noches oscuras.
Estos ejemplos nos muestran que el resultado final no
es una victoria definitiva ni el fin del sufrimiento. Es un de¬
sarrollo moral, el resultado de una iniciación en la que los
misterios de la vida quedan impresos en nosotros más pro¬
fundamente, no siempre haciendo que la vida sea más fácil
o satisfactoria, sino dejando que tenga lugar de modo más
intenso. Uno es más consciente de quién es. Se compromete
con la vida más enérgicamente y en ese compromiso descu¬
bre un nivel de significado que elimina toda insatisfacción
que pueda experimentar.
Dicho de otro modo, una noche oscura del alma puede
sanar, y sanar significa estar más vivo y presente en el mundo
que nos rodea. Nos sana abriéndonos en canal, a veces hasta
el punto de desmembrarnos. Abre las puertas que se interpo¬
nen entre nosotros y el mundo que hasta ahora permanecían
cerradas. Reactiva el flujo vital a través de nosotros, pues los
seres humanos, en el mejor de los casos, somos porosos,
como un artista abierto a la inspiración, un místico abierto al
misterio, un médico abierto al poder sanador que posee en su
interior, una madre o padre abierto a los dramas de transfor¬
mación que constituyen una familia.
Este proceso iniciático es más difícil y en ocasiones más
doloroso que considerar nuestra noche oscura como un
problema que requiere solución. Nunca es fácil aceptar más
vida, nunca es fácil convertirnos en más de lo que somos. Es
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extremadamente difícil vivir realmente en lugar de asimilar
la vida en porciones que nos resultan cómodas o convenien¬
tes. A veces nos parece preferible, aunque esta preferencia
rara vez es consciente, sentirnos deprimidos que dejar que
la vida fluya. Este es el motivo de que la oscuridad sea tan
tenaz y tarde tanto en disiparse. A cierto nivel, la preferi¬
mos e incluso deseamos.
Los distintos tipos de noche oscura que hemos explora¬
do en estas páginas pretenden hacer que vivamos. El hecho
de que nos embarguen con sensaciones e imágenes de muer¬
te no debe extrañarnos. En cierto aspecto, la vida siempre
exige la conclusión de lo viejo. La muerte es una imagen
oportuna. Y eso es justamente lo que es, una imagen. No sig¬
nifica que vayamos a morir, por más que nos entristezca la
peispectiva de morir durante nuestra noche oscura. Significa
que la vida desea proseguir de modo distinto. La vida real,
vital, no se repite.
Usted tiene que experimentar esta muerte. En ocasiones
le será más difícil que en otras. En todo caso, no puede za¬
farse del proceso sabiendo que el resultado será satisfacto¬
rio. De hecho, es posible que el resultado no sea como usted
deseaba que fuera. Es posible que su madre muera, que su
amigo se suicide, que usted pierda su trabajo. Es posible
que la nueva vida dependa de desenlaces dolorosos. Usted
debe mirar más allá de los hechos literales. Quizás el fraca¬
so } la tragedia sean los únicos medios a través de los cua¬
les pueda continuar la vida.
BUSCAR LA PROFUNDIDAD
Hace muchos años me asombró la simple idea de cuidar
del alma. Parece una empresa fácil. Pero requiere que deje-
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    Navegar a través de la noche oscura 407
mos de interpretar la vida en un sentido tan literal y super¬
ficial. Debemos comprender que tenemos una existencia
profunda y esencial repleta de emociones, fantasías y sue¬
ños. La noche oscura del alma nos introducirá en este mun¬
do y nos hará comprender que nada es tan sencillo como
parece.
Anatole Broyard se lamentaba que cuando sus bro¬
mistas e irreverentes amigos le visitaban en el hospital, se
mostraban demasiado serios y exagerados a la hora de
desearle una pronta recuperación. «Me miraban con una
expresión grotesca de afecto», dice. A Broyard le disgus¬
taba el falso optimismo de sus amigos. Se habían conver¬
tido en literalistas emocionales, amigos fundamentalistas.
Habían dejado a un lado su sentido del humor porque
eran incapaces de afrontar la situación de Broyard con el
optimismo de éste.
Una noche oscura del alma puede beneficiarnos propi¬
ciando una revolución en nuestra conciencia que nos con¬
vierte en una persona distinta. Quizá nos obligue a despo¬
jarnos de la personalidad simplista que utilizábamos en el
mundo de la sociedad y las instituciones. Quizá nos permi¬
ta ser la persona complicada que somos. Esta complejidad
no tiene por qué ser inquietante, sino interesante y placen¬
tera. Nos proporciona un sentido del humor que a veces no
es otra cosa que la habilidad de ver doble, de observar las
contradicciones y paradojas. Los Tres Chiflados prefieren
arrojar tartas a las personas elegantes y educadas que a la
gente vulgar y corriente. Lo divertido reside en la contradic¬
ción. Una noche oscura es como recibir un tartazo en la
cara: nos obliga a despojarnos del envarado ego que exhi¬
bíamos.
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    408 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
LA COMEDIA HUMANA
Regla número uno: no adopte una actitud unidimensional
en su noche oscura. Conserve su sentido del humor. Según
dice Broyard: «Cuando uno yace postrado en un hospital
con un catéter y un gotero en el brazo, tiene dos opciones:
la autocompasión o la ironía». Broyard quiere que le atien¬
da un médico capaz de apreciar la ironía de la situación. Su
experiencia coincide con Norman Cousins, que recomenda¬
ba la risa como un tónico contra la enfermedad, pero Bro¬
yard quiere llevar el sentido del humor a un nivel más pro¬
fundo. No quiere la risa estúpida que provoca un chiste
malo, sino un profundo sentido de la ironía que acompa¬
ña una enfermedad y una situación dolorosa. Una cosa es
bromear sobre nuestra situación y otra reírnos por haber
comprendido profundamente lo que es importante.
Anne Sexton hace numerosos chistes macabros sobre su
poesía, íeflejando la nueva visión que le han procurado sus
pulsiones suicidas. Aquí el filo entre la risa y la tragedia es
más sutil, pero conservó su sentido del humor hasta el mo¬
mento de su muerte. Sexton plasma la idea en un palíndro¬
mo que observó en cierta ocasión junto a un granero: «Las
ratas viven en una estrella maligna.»* La imagen de la rata
eia su enfermedad, que contenía, por obra de magia, una
estrella, que Sexton consideraba su madre divina. «La pala¬
bra Uve (vivir),» decía, «escrita al revés es evil (maldad)».
Los extremos opuestos se entrelazan.
No se trata de un simple juego de palabras, sino que la
poetisa ve mas allá del mismo una verdad sobre ser. Una ac¬
ción perversa puede ser literalmente destructiva y confirma
La palabra rats, en castellano ratas,
niñea estrella. (N. de la T.)
escrita al revés es star, que sig-
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    Navegar a través de la noche oscura 409
la tragedia de la ceguera de la humanidad. Pero existe una
maldad más sutil, una oscuridad moral que uno debe reco¬
nocer y asimilar. Cuando es sutil, forma parte esencial de
nuestra bondad y nuestro esplendor, al igual que la palabra
«rats» se convierte en «star». En mi libro El cuidado del
alma, observo que el minotauro, la bestia que habita en el
centro del laberinto y se alimenta de hombres y mujeres jó¬
venes, se llama Asterión, Estrella. La luminosidad que po¬
see una noche oscura no es el sol, ni la luz ordinaria, sino un
resplandor especial que no aniquila la noche.
Usted puede hallar la poesía de su vida, palabras e imá¬
genes que expresen las contradicciones e ironías que le con¬
figuran. Una de las expresiones más sencillas de este miste¬
rio son los nudos y las espirales irlandeses, imágenes que se
remontan a miles de años, mostrando las complejidades y
circularidades de toda vida humana. La ciencia moderna
prefiere la línea recta de la evolución como principio ener¬
gético. Las espirales irlandesas complementan la idea taoísta de que una cosa siempre se entrelaza con su polo opues¬
to; el yin siempre se entrelaza con el yang.
Nicolás de Cusa, el brillante teólogo de principios del
siglo xv, describía lo divino como una coincidencia de polos
opuestos. Todo cuanto podamos decir sobre la naturaleza
de las cosas tiene su polo opuesto, de forma que uno regre¬
sa siempre a las preguntas que formula, siempre se enfrenta
al misterio. Lo mismo cabe decir de las noches oscuras del
alma. Están llenas de contradicciones, y la principal parado¬
ja es que por más que nos atormentan, constituyen nuestra
salvación. Poseen un poder curativo extraordinario. Pueden
borrar la falsa lógica en la que hemos vivido toda nuestra
vida.
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SOBRE NO IR EN POS DE LA FELICIDAD
James Hillman ha observado que la depresión puede ser un
problema especial en una sociedad empeñada en alcanzar la
felicidad. Pero examinemos esa conexión más detenidamen¬
te. Cabe imaginar que ciertas situaciones que nos presenta
la vida no son satisfactorias pero sí profundamente desea¬
bles. Un ejemplo es el amor romántico y el matrimonio.
Eloy en día la gente cree que uno debe estar con la persona
adecuada para ser feliz, y que la emocionante ilusión del
amor romántico es el mejor preludio para una vida compar¬
tida. Confiamos en que el amor que sentimos por otra per¬
sona sea señal de toda nuestra futura felicidad.
¿Pero y si, en lugar de ello, buscamos otros signos en
nuestra búsqueda de un compañero o compañera con quien
compartir nuestra vida? En mis libros describo a las almas ge¬
melas como personas que gozan dentro de distintos tipos de
i elación sentimental de una conexión profunda y quizá pre¬
destinada. Pero algunos consideran un alma gemela como la
única peisona destinada a hacernos felices. Este concepto ro¬
mántico puede funcionar para algunas personas, pero otras se
sienten solas y amargadas toda su vida porque no encuentran
nunca la perfección prometida.
La felicidad es algo más una sensación temporal de que
todo va bien y que el cielo ha bendecido ese momento. Pero la
vida siempre es compleja, una mezcla de dolor y satisfacción,
cuyas proporciones difieren en cada caso según el destino y la
gracia. El hecho de incorporar la oscuridad a la luz dentro de
nuestras expectativas y nuestra filosofía personal contribuye
a atemperar el papel de la felicidad y nos ofrece el medio de
apropiarnos de la noche oscura con elegancia y sabiduría.
La palabra «depresión» es demasiado amplia. Las per¬
sonas empiezan a pensar que todo lo que no sea alegre y go-
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    Navegar a través de la noche oscura 411
zoso tiene que ser depresivo, y que por tanto debe evitarse.
Pero no es así; existen muchas formas de no sentirnos feli¬
ces que no equivalen a una depresión. Uno puede tener un
criterio negativo sobre la vida, ver su lado trágico y perver¬
so, y no sucumbir al estado de ánimo o la emoción de la de¬
presión. La actriz Susan Sarandon observó en cierta ocasión
que aunque lo que la impulsa a participar en iniciativas po¬
líticas es el sentimiento de empatia por un mundo injusto,
se considera esencialmente una persona alegre.79 Las pelícu¬
las de Woody Alien, aunque suelen plasmar de forma inge¬
niosa las angustias cotidianas, son divertidas y celebran la
vida.
Una noche oscura del alma puede convertirnos en per¬
sonas más serias, lo cual es positivo, porque ser más serio
contribuye a que uno tenga un sentido del humor más pro¬
fundo. Como sabemos, la risa tiene aspectos muy diversos.
Puede ser cínica, manipuladora y egocéntrica, o bien alegre
e inocente. Podemos sentir el peso de un mundo confundi¬
do y nefasto y saber a un nivel más profundo que la vida es
básicamente satisfactoria. Podemos tener un punto de vista
más amplio, incluso en circunstancias trágicas. Podemos
reír y llorar simultáneamente.
Muchos hombres y mujeres que nos han relatado su
viaje a través de la oscuridad han recalcado, de un modo u
otro, la diferencia entre una catástrofe literal y una tragedia
moral. Han resaltado que uno puede ser físicamente encar¬
celado o atacado y su alma permanece libre e indemne. Una
noche oscura del alma no es exactamente lo mismo que su¬
frir una opresión o daños físicos. No nos engañemos, la
opresión y la privación de libertad afectan nuestros senti¬
mientos y puntos de vista. Pero no es preciso sucumbir
completamente. A veces basta un rayo de luz de luna para
que ilumine nuestra oscuridad.
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    412 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Por otra parte, la sensación de oscuridad puede estar li¬
gada a nuestra incapacidad de vivir la vida, de tomar las de¬
cisiones pertinentes y realizar los cambios necesarios. Mu¬
chas veces he conversado en mi consulta con hombres o
mujeres que estaban en un callejón sin salida en su vida. Por
regla general tiene que ver con una relación o el trabajo.
Piensan erróneamente que tienen que seguir adelante y rom¬
per los vínculos, pero no logran superar el sentimiento de
pérdida. Con frecuencia se limitan a esperar, confiando en
que la otra persona o la suerte fuerce un cambio y no tengan
que responsabilizarse ellos mismos. Se sienten atormentados
entre dos opciones e incapaces de tomar la decisión oportu¬
na. Existen muchos tipos de atolladeros.
En estos casos, no me gusta recomendar que uno haga
un esfuerzo o de un paso decisivo para resolver la situación.
Un callejón sin salida puede ser una época creativa para la
imaginación. Pero la incapacidad de actuar también puede
radicar en una falta de confianza en nuestros pensamientos
y emociones. Una decisión no tiene necesariamente que es¬
tar basada en la fuerza de volunta y el ego. Puede ser fruto
de una maduración de los sentimientos o un pensamiento.
Requiere confianza e imaginación, y nos invita a compro¬
meternos generosamente con la vida.
Quizá posea usted una imaginación excesivamente li¬
mitada. En ocasiones las personas se sienten atrapadas por¬
que carecen de la suficiente imaginación para afrontar sus
problemas. Como psicoterapeuta, en lugar de ofrecer op¬
ciones a menudo prefiero educar la imaginación para que
las soluciones sean visibles. Por este motivo he dedicado
más tiempo a estudiar literatura que psicología, porque ex¬
pande la imaginación en lugar de reducirla. Por la misma
razón, las ideas espirituales son más valiosas para mí que
los conceptos terapéuticos al uso. La literatura y la espiri-
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    Navegar a través de la noche oscura 413
tualidad ofrecen una imaginación más amplia para la con¬
dición humana.
Una noche oscura del alma posee sus propias cualidades
poéticas. Como hemos visto, es un drama en toda la exten¬
sión de la palabra. Siempre se trata de una noche oscura es¬
pecífica, con sus propios temas y ritmos. Por extraño que
parezca, una noche oscura no es una ficción. Es una narra¬
ción protagonizada por nosotros mismos en la que nuestra
imaginación con respecto a ella es tan importante como los
hechos relativos a nuestra noche oscura. Primo Levi destaca
en sus memorias que aunque en el campo de concentración
había multitud de personas junto con él, cada cual vivía una
historia especial, con ligeros matices pero que la definía.
Por tanto, le aconsejo que durante una noche oscura
trate de ampliar constantemente su imaginación sobre lo
que le está ocurriendo. Si se limita a pensar que está depri¬
mido, estará a merced de la industria de la depresión, que le
tratará como a uno entre millones, para la cual sólo existe
una versión aprobada y definitiva. Quizá se sienta abruma¬
do pero no deprimido. Quizá la vida le ha presentado un
problema de difícil solución y necesite una amplia visión es¬
piritual para afrontarlo.
Según la imagen mecánica del ser humano, nos educan
para que seamos personas bien adaptadas, trabajadoras, res¬
petuosas de la ley y encajemos en lo que se espera de no¬
sotros. Cuando este proceso se descompone, disponemos de
remedios mecánicos para recomponerlo. Pero esa historia de
una vida humana es mínima y no tiene en cuenta el alma y el
espíritu, el significado o la experiencia profunda. Una alter¬
nativa es considerar la vida humana como una constante in¬
vitación a ser más de lo que es capaz, a ser individual y estar
profundamente conectada. El escritor irlandés John Moriarty escribió a propósito de un momento de intensa trans-
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    414 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
formación en su vida: «Si la naturaleza puede afrontar la
destrucción y transformación de una oruga en una maripo¬
sa, ¿por qué no voy yo a rendirme y confiar en que sea capaz
de resolver lo que me ocurre a mí?»80
Si la naturaleza puede resolver la prueba que usted atra¬
viesa, es posible que halle la confianza y la seguridad que
necesita. Conviene que se vea a sí mismo como una parte de
la naturaleza en lugar de un ego asilado. Retroceda y con¬
témplese desde cierta distancia. Piense que forma parte de
ese mundo que es capaz de transformar una oruga en una
mariposa, una tormenta en una renovada vitalidad y un in¬
cendio forestal en la oportunidad de regeneración. No tiene
que asumir una actitud sentimental, pero debe distanciarse
lo suficiente de sus pensamientos y sensaciones intensamen¬
te personales para permitirse vivir la experiencia. La distan¬
cia no elimina la confusión y el dolor, pero hace que la ex¬
periencia sea tolerable. El significado le permite soportar
pi ácueamente cualquier tipo de cambio, al margen del pre¬
cio que deba pagar.
La faceta sombría de la noche oscura proviene de la ig¬
norancia, de no saber lo que ocurre y a dónde nos lleva la
vida. Esto ocurre tanto en el caso de un divorcio como de
una enfermedad terminal. La única opción, como dijo ígor
Stravinski sobre el artista, es permanecer en el presente, no
condicionados ni engañados por el pasado ni atrapados por
una idea fija y defensiva sobre el futuro. La oruga debe de¬
jar que se produzca la transformación. Es inútil que planifi¬
que su envergadura o colorido o desee permanecer en el mi¬
núsculo y cómodo mundo que le ofrece segundad. Lo más
f ificil es dejar que el proceso se cumpla, pero es la única
rorma de librarse de la presión de la noche oscura.
Cuando el pianista León Fleischer sufrió una misteriosa
parálisis en la mano debido a utilizarla en exceso, se convir-
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    Navegar a través de la noche oscura 415
tió en profesor de música y director de orquesta. Tocaba
todo el repertorio compuesto para la mano izquierda, pero
fue la expansión de su visión musical lo que le salvó. Cuan¬
do Glenn Gould comprendió que era emocionalmente inca¬
paz de tocar el piano en público, renunció a dar conciertos
en vivo y se dedicó a grabar discos y a tocar el piano en te¬
levisión. Lo que más admiro de Gould es que no tenía nin¬
gún motivo de peso, aparte de su neurosis, para dejar de
tocar en público. Se refería a su público, personas que paga¬
ban por oírle interpretar las piezas que amaban con su sin¬
gular genio, como voyeurs. ¿Acaso pensaba que no debían
mirarle? ¡Ojalá fuéramos todos capaces de respetar las ex¬
trañas demandas del alma!
La metáfora de la mariposa comporta cierto grado de
sentimentalismo, quizá debido a la belleza del insecto. Pero
no observamos ningún sentimentalismo en los ejemplos de
Gould y Fleischer. Cambiaron sus vidas por necesidad. «Lo
encajé muy mal —dice Fleischer—. Pasé casi un año y medio
sumido en una profunda depresión... Durante casi diecisiete
años me sometí a innumerables horas de exploraciones, se¬
siones psiquiátricas y psicológicas, una intervención quirúr¬
gica y terapia muscular.»81 Esas noches oscuras, aunque al fi¬
nal se resuelvan satisfactoriamente, suelen ser largas.
Frida Kahlo afirmó que no quería regresar a esta vida
después de soportar varios años de dolor y sufrimiento. Re¬
cuerdo que mi abuela dijo en cierta ocasión, en uno de los
comentarios más tristes que jamás le oí pronunciar, que no
querría volver a vivir y padecer la Depresión de los años
treinta. No tiene por qué producirse una solución final a la
noche oscura del alma, una redención definitiva y menos
aún una victoria.
La noche oscura es el alma que emite su luminosidad
lunar. Es el descubrimiento profundo y oscuro de raíces y
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    416 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
sótanos, lo contrario a la iluminación, pero no menos im¬
portante y divino. Es desmenuzar el significado para que el
misterio se revele. Es la desaparición del ego para que la
vida pueda fluir a su propio ritmo y estilo.
La mejor forma de afrontar una noche oscura del
alma es dejar que ésta le haga luminoso. No iluminado,
sino translúcido. Usted no es el ojo que ve en la oscuri¬
dad, sino la vela que arde para emitir su luminosidad. No
es su luminosidad la que emana de una noche oscura, sino
la luz mortecina de la existencia. Su noche le dice que la
vida nunca es tan brillante, pletórica de éxitos y significa¬
do como había imaginado. Si no aprende esta lección, el
resplandor de luna esencial, el Claro de Luna permanece¬
rá siempre oculto para usted.
La noche oscura le enseña la verdad sobre la luna. La
vida no es únicamente solar, y las sombras frías y azules de
ía luna poseen una belleza especial. Usted puede vivir en ese
hermoso resplandor, esa luz tamizada por las dolorosas ex¬
periencias, dudas y falta de comprensión. Con frecuencia la
vida allí es más alegre que bajo el intenso fulgor del sol.
S CINTILL A
Simone Weil, la filósofa y mística extraordinariamente prác¬
tica, hacía una distinción entre sufrimiento e infortunio. Lo
primero es simple dolor, lo segundo una circunstancia del
ser semejante a lo que yo denomino una noche oscura del
alma. Sentir dolor no significa necesariamente hallarse en
una noche oscura. Ambas cosas requieren enfoques distin¬
tos. Weil recomendaba inteligencia, una auténtica piedad
>' una profunda y activa empatia con los que sufren en el
mundo.
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    Navegar a través de la noche oscura 417
En ocasiones Weil vivía esta extrema empatia ayunan¬
do, para identificarse con las personas que padecen hambre
en el mundo. Esta acción puede parecer, más que extrema,
neurótica. Pero al margen de sus raíces, simboliza la serie¬
dad con la que una persona puede responder al infortunio
identificándose con los que son más infortunados que uno.
Sospecho que esta fantasía inspira a muchos a incorporarse
al mundo médico para convertirse en psicoterapeutas. No
me refiero a que deberían llevar su empatia hasta esos ex¬
tremos, pero el ejemplo de Simone Weil demuestra que el
deseo de estar presente en el sufrimiento es en sí mismo ili¬
mitado. Pueden ir tan lejos como deseen en su identifica¬
ción con el infortunio.
Simone Weil hizo otra observación que encaja perfecta¬
mente con la conclusión de nuestro comentario sobre las
noches oscuras del alma. En primer lugar, vincula estrecha¬
mente la belleza y el infortunio. Yo he tratado de exponer
esta vinculación en un capítulo anterior. Al mostrarnos
abiertos a la belleza del mundo y la vida, somos susceptibles
a la fuerza divina que reside en el núcleo de la vida. Al mos¬
trarnos abiertos a las noches oscuras de nuestra alma, tras¬
cendemos los estrechos límites de nuestro ser y descubrimos
el significado de vivir religiosamente.
La alternativa, según afirma Weil, no es una ausencia
de salud sino la mediocridad. Eloy en día la psicología y las
enseñanzas espirituales exploran todos los rincones para
ayudarnos a llevar una vida sana. ¿Pero nos ayudan a com¬
batir la mediocridad? ¿Se preocupan de este tema? No obs¬
tante, millones de personas han padecido y han vivido vi¬
das dolorosas y emocionalmente insatisfactorias al tiempo
que evitaban la mediocridad. Muchos, como Oscar Wilde y
Anne Sexton, aparentemente cayeron en la sima de la entro¬
pía de su existencia, pero lograron eliminar la mediocridad
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    418 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
de sus vidas. Brillan con fuerza en la historia de la humani¬
dad debido a la exquisita cristalización de su alma en medio
del caos.
¿Qué es la mediocridad en la vida? Es la incapacidad de
dejar que resplandezca nuestro fulgor interior. Los teólogos
medievales describían este fulgor personal con la palabra
latina scintilla, la chispa que reside en el corazón de toda
persona. Cuando ese genio interior se revela en la persona¬
lidad, el modo de vivir, los valores y la expresión, la medio¬
cridad desaparece. Es la nube que impide que la chispa sea
visible. La mediocridad es la actitud de «hacer sólo lo que
sea necesario y suficiente», la sensación de no poseer una
esencia digna de mostrarla. Significa renunciar a la posibili¬
dad de vivir una vida excepcional Es estar atrapado en lo
que hemos descrito antes como el complejo de Jonás, la ne¬
gativa a seguir nuestra vocación.
Las noches oscuras del alma desempeñan un papel im¬
portante a la hora de trascender la mediocridad. Nos obli¬
gan a plantearnos nuestra situación y sentir el material oscuro del que surge la chispa. Jung ha escrito numerosas
páginas sobre esa chispa, concluyendo con lo que al princi¬
pio puede parecer un comentario críptico sobre el misterio:
«La numinosidad comporta luminosidad». Lo numinoso es
ese misterioso poder de la vida que observamos en la natu¬
raleza, en personas y en obras artesanales y artísticas que
nos inspira admiración. Constituye el núcleo de la religión
y esta implicado en la experiencia de enamorarse. Una par¬
te profunda de nuestro ser percibe algo de inmenso valor en
e mundo. Esta extraordinaria cualidad posee asimismo un
fulgor y una luz que no pasan inadvertidos. Cuando entra¬
mos en una catedral antigua o subimos los escalones de una
pirámide maya nos sentimos impresionados. Contempla¬
mos como hipnotizados una pantera o un arco iris que se
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    Navegar a través de la noche oscura 419
forma sobre la planicie. Nos encontramos con una persona
que emite una luz que penetra en nuestro corazón y quera¬
mos o no nos convertimos en el amigo o el amante de esa
persona.
La mediocridad oculta esta chispa vital en nosotros y
nuestro mundo. Pero la persona que está viva ante la vida,
la vocación y el amor responde y se muestra. Se esfuerza en
dejar que esa luz brille, tanto si se halla dentro de su peque¬
ña familia como en el mundo que la rodea. El arco de ese
resplandor depende de la suerte y el destino, pero la chispa
es importante para todos. Hace que la vida merezca ser vi¬
vida.
Entre en una librería o una biblioteca y examine los
numerosos volúmenes de biografías. Allí verá que esa chis¬
pa brilla de forma distinta en cada persona. Quizá vea
también, como en un espejo, su propia chispa y halle la
motivación para revelar su propia luminosidad. Con fre¬
cuencia el hombre y la mujer modernos dejan que esa chis¬
pa permanezca fuera, en la vida de otra persona, al rendir
culto a la personalidad y la celebridad. Cuando usted des¬
cubra su propia chispa, el dios que lleva dentro, muchos
elementos que creía que estaban enfermos sanarán repen¬
tinamente.
Creo que la mejor forma de afrontar una noche oscura
del alma es utilizar la oscuridad emocional e intelectual
para que nos ayude a ver nuestra luminosidad, para descu¬
brir cómo brillamos cuando mostramos nuestras mejores
facetas. La psicología moderna ejerce una acción mínima
en sus objetivos de ayudar a las personas a adaptarse y sen¬
tirse normales. Debemos buscar más allá de la psicología
una visión espiritual en la que nuestra vida quede redimida
por el hallazgo de la chispa divina que llevamos en nuestro
interior.
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    420 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Este era un tema popular entre los escritores de renom¬
bre del Renacimiento. Marsilio Ficino recomendaba lucir
joyas rutilantes que nos recordaran nuestra chispa interior.
Decía que las gemas y las piedras resplandecientes conte¬
nían la luz de las estrellas, al igual que nuestra alma. En
Oriente nos exhortan a aprender del Buda Radiante de La¬
pislázuli, que representa la sanación espiritual. Los grandes
magos ofrecieron al niño Jesús oro, incienso y mirra, sus¬
tancias especiales que representaban el fulgor y el aroma de
lo numinoso.
Entiendo que no estoy en la onda de los tiempos moder¬
nos al recomendar la numinosidad en lugar de la salud
como objetivo. La nuestra sigue siendo una sociedad tera¬
péutica que valora la eliminación de los síntomas más que
el fulgoi y el brillo del alma. Pero al igual que el cuerno del
unicornio era apreciado por su fascinante belleza y a la vez
gai antizaba salud y belleza, el hecho de dejar que nuestra
chispa ilumine un mundo oscuro y peligroso es una forma
de sanarse uno mismo y su mundo.
Por tanto, nada es más precioso que su noche oscura
del alma, cuya misma oscuridad permitirá que brille su luz
lunai. Quizá sea dolorosa, desalentadora y angustiosa, pero
es una importante revelación sobre lo que constituye su
vida. En esa oscuridad verá cosas que no alcanza a ver a la
luz del día. De su frustración e ignorancia surgirán las dotes
y los poderes del alma. Las semillas de la fe espiritual, aca¬
so su único recurso pero ciertamente un poder valioso, se
hallan en su oscuridad. La otra mitad de su ser se revela, y
a través de la noche oscura se siente completo.
Usted se convierte en el sanador herido, alguien que ha
descendido al mundo subterráneo y conoce el territorio.
Asume un color más profundo y una gama más amplia de
sentimientos. Su inteligencia está ahora más profundamen-
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    Navegar a través de la noche oscura 421
te arraigada y no depende sólo de hechos y de la razón. Su
oscuridad le ha conferido carácter, color y capacidad. Aho¬
ra ya puede realizar una auténtica aportación. Es un don de
su noche oscura del alma.
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials - Page 424
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    Notas
1. Traducción en verso de Bartolomé Mitre (1821-1906).
2. Merlin Holland y Rupert Hart-David, eds., The Complete
Letters of Oscar Wilde (Henry Holt and Company, Nueva
York, 2000), p. 912. [En castellano puede verse: Correspon¬
dencia, Edic. Siruela, Madrid, 1992, 572 pp.]
3. The Ink Dark Moon, traducción de Jane Hirshfield con Mariko Aratani (Vintage Books, Nueva York, 1990), p. 107.
4. Ananda K. Coomaraswamy, «Akimcanna», p. 6, n. 14. Ci¬
tado en la obra de Joseph Campbell The Hero with a Thousand Faces (MFJ Books, Nueva York, 1949), p. 92.
5. A. M. Sperber y Ene Lax, Bogart (William Morrow, Nueva
York, 1997), p. 290. [Hay trad. cast.: Bogart, Tusquets, Bar¬
celona, 1999.]
6. Ralph Waldo Emerson, Essays: First and Second Series
(Gramercy Books, Nueva York, 1993), p. 205. [Hay trad.
cast.: Ensayos, Espasa-Calpe, Madrid, 2001; El poeta. Uni¬
versidad de León, 1998.]
7. Emily Dickinson, Selected Letters, Thomas H. Johnson, ed.
(The Belknap Press, Cambridge, MA., 1986), p. 303.
8. James E. B. Breslin, Mark Rothko (University of Chicago
Press, Chicago, 1993), p. 497.
9. Shunryu Suzuki, Zen Mind, Beginners Mind, Trudy Dixon,
ed. (Weatherhill, Nueva York, 1970), pp. 75-76.
10. Widerstand und Ergebung: Briefe und Aufzeichnungen aus
der Haft, 1.a trad. inglesa en 1953, Letters and Papers from
    425/436

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    424 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
Prison, Eberhard Bethge, ed. (Collier Books, Nueva York,
1971), p. 362. [Hay trad. cast.: Resistencia y sumisión: Car¬
tas y apuntes desde el cautiverio, Edic. Sígueme, Salamanca,
1983.]
11. R. F. Foster, W. B. Yeats: A Life (Oxford University Press,
Oxford, 1997), p. 87.
12. Robert Gittmgs, ed., Letters ofjobn Keats (Oxford Univer¬
sity Press, Oxford, 1970), pp. 396-398.
13. Martha Amora, ed., The Letters of Trida Kahlo (Chronicle
Books, San Francisco, 1995), p. 30.
14. Sigmund Freud, The Interpretation of Dreams, traducción
de James Strachey (Avon Books, Nueva York, 1965), p. 436.
[Trad. cast.: La interpretación de los sueños, Alianza Edito¬
rial, Madrid.]
15. Annie Dillard, The Writing Life (HarperCollins, Nueva
York, 1989), p. 37. [Hay trad. cast.: Vivir; escribir, Talleres
de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2002.]
16. Brian Keenan, An Lvil Cradling (Vintage Books, Londres
1993), p. 76.
17. Unholy Ghosts, Nell Casey, ed. (HarperCollins, Nueva
York, 2001), p. 113.
18. R. Kearney, On Stories (Routledge, Londres, 2002), p. 142.
19. Ibíd., p. 138.
20.C. G. Jung, Mysteñum Coniunctionis, Complete Works,
vol. 14, trad. R. F. C. Hull (Princeton University Press, Princeton, 1970), p. 364. [En castellano: Obra completa, 14
vols., Edit. Trotta, Madrid, 1999/2004.]
21. Hillman, James, The Dream and Underworld (HarperCoIhns, Nueva York, 1979), pp. 49-50. [Hay trad. cast. El
sueno y el mframundo, Paidós, Barcelona, 2004.]
22'fCTu y PaT Stewart’ Art from the Roofoftbe World
1989^ 42 ^ V‘Ct0na’ VlCt°ria’ B' C' [Canadát
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    Notas 425
23. Oscar Wilde, De Profundís and Otber Writings (Penguin
Books, Nueva York, 1973), p. 152. [Trad. cast.: De Profundis, Siruela, Madrid, 2003; De Profundís y otros escritos
carcelarios, Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.]
24. Hillman, James, Dream and Underworld [v. n.° 21], p. 40.
25. Patricia Berry, editora, Fatbers and Motbers (Spring Publications, Dallas, 1990), p. 100.
26. Tbe Tibetan Book oftbe Dead, trad. Francesca Freemantle y
Chógyam Trungpa (Shambhala, Boulder, 1975), p. 81. [Hay
muchas trad. al cast.: El libro tibetano de los muertos, Kairós, Barcelona, 1994; Siruela, Madrid, 1996; RBA Coleccionables, Barcelona, 2002; y otras.]
27. James Knowlson, Damned to Fame: Tbe Life of Samuel
Beckett (Touchstone Books, Nueva York, 1996), p. 400.
28. Brian Keenan, An Evil Cradling, pp. 204, 266.
29. David Chadwick, Crooked Cucumber: Tbe Life and Zen
Teacbing ofSbunryu Suzuki (Broadway Books, Nueva York,
1999), p. 301.
30. Otto Friedrich, Glenn Gould: A Life and Variations (Random House, Nueva York, 1989), p.301.
31. Martin Green, editor, Gandbi in India (Umversity Press of
New England, Hanover, 1987), p. 101.
32. Jacob Boehme, Tbe Way to Cbrist (Kessinger, Montana, sin
fecha) p. 81.
33. Anne Carson, Eros tbe Bittersweet (Princeton University
Press, Princeton, 1986), p. 4.
34. Linda Gray Sexton y Lois Ames, editoras, Anne Sexton: A Self
Portrait in Letters (Houghton Mifflin, Boston, 1977), p. 375.
35. R. C. Hogart, Tbe Hymns of Orpbeus (Grand Rapids, Mi¬
chigan, Phanes Press, 1993), p. 121.
36. James Hillman, Tbe Mytb of Analysis (Harper Colophon
Books, Nueva York, 1972), p. 94. [Hay trad. al cast. El mito
del análisis, Siruela, Madrid, 2000].
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    426 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
37. David L. Miller, Three Faces of God: Traces oftbe Trinity in
Literature and Life (Fortress Press, Filadelfia, 1986), p. 122.
38. C. G. Jung, «El matrimonio como una relación psicológica:
El desarrollo de la personalidad», C. W. V. 17 (Princeton
University Press, Princeton, 1954), p. 341.
39. Fred Kaplan, Dickens: A Biograpby (William Morrow and
Co., Nueva York, 1988), pp. 381, 384.
40. Adolf Guggenbühl-Craig, Marriage Dead or Alive, trad.
Murray Stein (Spring Publications, Zurich, 1977), p. 113.
41. «Un fantasma en casa», en Unboly Gbost, Nell Casey, edi¬
tora (HarperCollins, Nueva York, 2001), p. 169.
42. C. Kerenyi, Zeus and Hera, trad. Christopher Holme (Prin¬
ceton University Press, Princeton, 1975), p. 103.
43. Margaret Atwood, «Axioma», de Tbe Animáis of tbat
Country (Oxford University Press, Nueva York, 1968).
44. Kathleen Raine, Tbe Land Unknown (Flamish Hamilton,
Londres, 1975), p. 104.
45. Jan Morris, Conundrum (Faber and Faber, Londres, 1974),
p. 14.
46. íbid., pp. 156, 158.
47. Henry David Thoreau, Walden and Other Writings, editor
Joseph Wood Krutch (Bantam, Toronto, 1981), p. 111.
48. C. G. Jung, Mentones, Dreams, Reflections, editora Aniela
Jaffé, trad. Richard y Clara Winston (Pantheon Books Nue¬
va York, 1973), p. 174.
49. Barry Smith, Peter Warlock: The Ufe of Philip Heseltine
(Oxford University Press, Oxford, 1975), pp. 86, 135.
50. íbid., p. 285.
51. Oscar Wilde, De Profunáis, p. 160.
52. Keats, Cartas, p. 37.
53. Brian Keenan, p. xiii.
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    Notas 427
54. Robert Gittings, editor. Letters ofJohn Keats (Oxford University Press, Oxford, 1970), p. 70.
55. Eric Lax, Woody Alien: A Biograpby (Alfred A. Knopf,
Nueva York, 1991), p. 21.
56. Ronald Schenk, The Soul of Beauty (Bucknell Umversity
Press, Lewisburg, 1992), p. 144.
57. James Hillman, Interviews (Harper & Row, Nueva York,
1983), p. 49.
58. Oscar Wilde, De Profanáis, p. 164.
59. Humphrey Burton, Peonará Bernstein (Doubleday, Nueva
York, 1994), p. 437.
60. Anne Sexton, Letters, p. 375.
61. Brian Keenan, An Evil Craáling, p. 246.
62. Emily W. Sunstein, Mary Shelley: Romance aná Reality
(Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1989), p. 231.
63. Constantine Fitzgibbon, The Life of Dylan Thomas (Little,
Brown and Co., Boston, 1965), p. 204.
64. Virginia Woolf, On Being III (Paris Press, Ashfield, 2002),
p. 3.
65. Chógyam Trungpa, Cutting Through Spiritual Materialism
(Shambhala, Boston, 1987), p. 200.
66. Baxter, Least ofThese My Brethren (Harmony Books, Nue¬
va York, 1997), p. 122.
67. Dorothy Judd, Give Sorrow Worás (The Haworth Press,
segunda edición, Binghamton, 1995), p. 209.
68. «El libro del sol», Sphinx 6, p. 142.
69. C. K. Kerenyi, Asklepios: Archetypal Image of the Physicians Existence, trad. Ralph Manheim, Serie Bollingen
LXV.3 (Pantheon Books, Nueva York, 1959), p. 50.
70. Iván Illich, Medical Nemesis (Pantheon Books, Nueva York,
1976), p. 268.
    429/436

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    428 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
71. íbid.,p. 275.
72. Nancy Milford, Savage Beauty: The Life ofEdna St. Vincent
Millay (Random House, Nueva York, 2002), p. 468.
73. Mircea Eliade, Journal III: 1970-1978trad. Teresa Lavender Fagan (University of Chicago press, Chicago,1989),
p. 211.
74. James Hillman, «Sobre la conciencia senex», Spring (1970),
pp. 146-165.
75. Edgar Wind, Pagan Mysteries in tbe Renaissance (W. W.
Norton 6c Company, Nueva York, 1968), p. 99.
76. Rainer Maria Rilke, Letters to a Young Poet, trad. Stephen
Mitchell (Random House, Nueva York, 1984), pp. 40-41.
77. David Grann, «El anciano y la pistola», The New Yovkev
(27 de enero, 2003), pp. 60, 69.
78. Harold Scheub, A Dictionary of African Mythology (Ox¬
ford University Press, Oxford, 2000), p. 161.
79. Modern Matunty, Noviembre / Diciembre 2002, p. 44.
80. John Moriarty, Nostos (The Lilliput Press, Dublín, 2001),
p. 533.
81. Elyse Mach, Great Piamsts Speak for Tbemselves, vol. 2
(Dodd, Mead & Company, Nueva York), pp. 112-13.
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    THOMAS MOORE
Thomas Moore, considerado toda una personalidad
en las áreas de psicología arquetípica, mitología e
imaginación, es autor de obras mundialmente
reconocidas, como El cuidado del alma (primera y
segunda parte) o Las relaciones del alma, publicadas
por Urano. Teólogo y psicólogo, durante doce años
fue monje en una orden católica y más tarde decidió
convertirse en psicoterapeuta para hacer partícipes
a los demás de su intuición y sus conocimientos.
Actualmente vive con su esposa y sus dos hijos en
New Hampshire, desde donde continúa ayudando
a millones de personas en todo el mundo a través
de conferencias, consultas y, por supuesto, sus
inspiradores libros.
^ Su opinión es importante ^
Comparta su valoración de este
libro desde Internet y descubra
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Diseño de la cubierta: Alejandro Colucci
Foto del autor © Elsa Voelcker
URANO
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    /3as noches oscuras
DEL ALMA
Todos hemos pasado por momentos difíciles en nuestras vidas:
la pérdida de un ser querido, el término de una relación,
una enfermedad, o sólo un persistente sentimiento de
insatisfacción. Tendemos a ver estas “noches oscuras del alma”
como obstáculos que hay que superar rápidamente. Sin embargo,
Thomas Moore nos ofrece un punto de vista diferente.
A lo largo de años de práctica como psicoterapeuta ha aprendido
a extraer los grandes dones que estos momentos encierran.
Con su tono afectuoso y su filosofía accesible, nos guía en esta
obra apasionante por las distintas fases del viaje a la oscuridad,
a la vez que ofrece herramientas para comprender su sentido:
esta metafórica noche oscura -dice Moore— es una verdadera
iniciación espiritual y una oportunidad única de conocer
las necesidades más profundas del alma.
ISBN 84-7953-603-9
9
788479 536039
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    Dark Nights of the Soul: Finding Light in Life's Greatest Trials

    • 1. rafe ENCONTRAR LA LUZ EN LAS GRANDES PRUEBAS DE LA THOMAS MOORE autor del bestseller internacional El cuidado del alma URANO
    • 2. has noches oscuras DEL ALMA Un matrimonio difícil, un niño con problemas, la pérdida de un cónyuge o de un pariente cercano, una traición... La aflicción forma parte de la vida humana, tanto como la alegría. Sin embargo, en algunos casos, los episodios difíciles pueden sumirnos en un angustioso torbellino emocional, que experimentamos como una auténtica ruptura del ser y nos arrebata la alegría misma de vivir. La sociedad tiende a etiquetar estos períodos con términos clínicos, considerándolos un obstáculo a superar cuanto antes. Pero ¿qué sucede cuando decidimos vivirlos con valor y confianza? Entonces nos sumergimos en lo que Thomas Moore denomina “la noche oscura del alma”, un misterioso viaje hacia lo desconocido, una iniciación espiritual que nos aportará una profunda comprensión del sentido de la vida. Con sinceridad e inteligencia, Thomas Moore se brinda a hacernos de guía en esta transición a través de temas como: • El poder sanador de la melancolía. • Consuelo en la enfermedad y en la vejez. • La relación entre la creatividad, la espiritualidad y las crisis emocionales. • La búsqueda de sentido y belleza en la oscuridad. Y al final del viaje, quizá el más difícil que hayamos emprendido jamás, nos espera la gran recompensa: la clave para acceder a nuestra esencia, al centro mismo de nuestro ser, donde descubriremos quiénes somos y qué podemos llegar a ser. Boston Pufelse Uforary
    • 3. Digitized by the Internet Archive in 2018 with funding from Kahle/Austin Foundation https://archive.org/details/lasnochesoscurasOOthom
    • 5. LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA
    • 7. Thomas Moore Las noches oscuras del alma. Encontrar la luz en las grandes pruebas de la vida URANO Argentina - Chile - Colombia - España Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela
    • 8. Título original: Dark Nights ofthe Soul Editor original: Gotham Books, Nueva York Traducción: Camila Batlles Vin Reservados todos los derechos. Queda ri¬ gurosamente prohibida, sin la autoriza¬ ción escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las le¬ yes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedi¬ miento, incluidos la reprografía y el trata¬ miento informático, así como la distribu¬ ción de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. © 2004 by Thomas Moore All rights reserved. This edition published by arrangement with Gotham Books, a member of Penguin Group (USA) Inc. © de la traducción 2005 by Camila Batlles Vin © 2005 by Ediciones Urano, S. A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona www.mundourano.com www.edicionesurano.com ISBN: 84-7953-603-9 Depósito legal: B. 25.470 - 2005 Fotocomposición: Ediciones Urano, S. A. Impreso por Romanyá-Valls, S. A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellad (Barcelona) Impreso en España - Printed in Spain
    • 9. En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. San Juan de la Cruz, Noche oscura Entre el vivir y el soñar, hay una tercera cosa. Adivínala. Antonio Machado, Proverbios y cantares Dedicado a mi hermano Jim.
    • 11. índice Agradecimientos .11 Introducción. 15 PRIMERA PARTE PASAJES 1. La travesíanocturna. 31 2. Ritos de pasaje ..55 3. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo . . 87 4. El panorama desde la Luna .113 5. Las ironías de la vida .151 SEGUNDA PARTE PERTURBACIONES 6. Mal de amores. 177 7. Noches de boda .209 8. El Eros nocturno .235 9. Creatividad, el niño y la cabra que conoce el terreno que pisa .261 10.La belleza oscura .287
    • 12. 10 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA TERCERA PARTE DEGRADACIONES 11. Emociones al rojo vivo.317 12. Locuras temporales .337 13. La isla de la enfermedad.361 14. Los años crepusculares.387 15. Navegar a través de la noche oscura.403 Notas .423
    • 13. Agradecimientos Un libro sobre las experiencias más oscuras y nebulosas de la vida no puede escribirse sin ayuda. Agradezco a numero¬ sas personas su colaboración. Como siempre, he contado con el apoyo de Michael Katz, que es más que un supervi¬ viente y más que un agente literario. Bill Shinker me demos¬ tró su increíble confianza en mí, y me apoyó en unos mo¬ mentos que pudieron haberse convertido fácilmente en una noche oscura del alma. Me alegro de haber conocido a Lauren Marino, cuya paciente labor de edición me ayudó a re¬ cordar que los libros tienen lectores. Emily Archer posee un toque mágico, el don de aconsejarme desde un punto de vis¬ ta crítico y al mismo tiempo inspirarme. Redmond O’Hanlon, mi hacedor de milagros y amigo del alma dublinés, me ha apoyado de una forma que ni él mismo alcanza a imagi¬ nar. Otros amigos irlandeses transitan por estas páginas: John Moriarty, el trovador más dotado que jamás he cono¬ cido; Michael Kearney, un amigo leal que conoce en parte mis propias noches oscuras; su hermano Richard Kearney, un filósofo con un gran corazón y una imaginación desbor¬ dante; Brendan y Hazel Hester, cuya amistad y consejos durante esa época fueron muy valiosos para mí. En el cam¬ po de la medicina, además de la ayuda del doctor Michael Kearney, he contado con los amables y discretos consejos del doctor Balfour Mount y el reverendo George Doebler.
    • 14. 12 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La doctora Bettina Peyton-Levine es en parte ángel y en par¬ te ser humano, y ambas partes son evidentes en este libro. El doctor James Guy ha sido una fuente de inspiración para mí, alguien que navegó por su propia noche oscura con admira¬ ble desenvoltura y cuyo ejemplo me ha estimulado. Pat Toomay me enseña constantemente cómo ver las cosas y cómo escribir. Él también soportó una larga y nebu¬ losa travesía durante la época en que yo escribía este libro, que compartió conmigo. Deseo dar las gracias a Siobhán y a Abe desde las pro¬ fundidades persefónicas de mi corazón, y a Hanley, mi só¬ ror mystica. Durante la época en que escribí este libro, mi madre es¬ tuvo ingresada en el hospital durante nueve meses debido a un derrame cerebral, y murió poco antes de que yo lo com¬ pletara. He contraído una deuda con mi padre, mi hermano Jim, Peggy y mi tía Betty, que jamás podré saldar. Sobre mi madre sólo puedo pronunciar una oración de alabanza. Su noche oscura me acompañó mientras escribía este libro y me guió desde un lugar angelical. Su influencia está presen¬ te en cada célula de mi ser. Por último, deseo expresar mi gratitud a las magníficas personas cuyas historias relato en estas páginas. Soy inca¬ paz de expresar cuán profundamente las respeto y cuánto les agradezco lo mucho que me han dado.
    • 15. En medio del camino de la vida, errante me encontré por selva oscura, en que la recta vía era perdida. ¡Ay!, ¡que decir lo que era, es cosa dura, esta selva salvaje, áspera y fuerte, que en la mente renueva la pavura! (...) No podría explicar cómo allí entrara, tan soñoliento estaba en el instante en que el cierto camino abandonara. Dante, Infierno, Canto 11
    • 17. Introducción La noche oscura Todos atravesamos en determinados momentos de nuestra vida una época de tristeza, conflictos, pérdida, frustración o fracaso que nos trastorna hasta tal extremo que cabe deno¬ minarla una noche oscura del alma. Si lo que más le preocu¬ pa a usted en la vida es la salud, quizá se afane en superar cuanto antes esa oscuridad. Pero si lo que busca es significa¬ do, carácter y sustancia personal, quizá descubra que una no¬ che oscura puede ofrecerle numerosos e importantes dones. Hoy en día calificamos muchas de esas experiencias como «depresión», pero no todas las noches oscuras son de¬ presivas, y esa palabra huele demasiado a patología para describir algo que hace que nos cuestionemos el verdadero significado de la vida. Ha llegado el momento de imaginar de forma distinta esta experiencia tan común, y por tanto de enfocarla desde otro prisma. Pero le advierto que se trata de un tema huidizo, que le obligará a examinarse a sí mismo y los ejemplos que propongo con mucha atención, hasta com¬ prender cómo un episodio profundamente perturbador pue¬ de convertirse en un valioso momento de transformación. Toda vida humana se compone de luces y sombras, feli¬ cidad y tristeza, estímulos positivos y negativos. La forma en que usted aborde este ritmo de estados de ánimo tiene
    • 18. 16 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA una importancia decisiva. ¿Va a ocultarse en el autoengaño y en distracciones destinadas a la evasión? ¿Se va a conver¬ tir en alguien desengañado y deprimido? ¿O va a abrir su corazón a un misterio tan natural como el sol y la luna, el día y la noche, el verano y el invierno? Si usted es como la mayoría de las personas, habrá atra¬ vesado varias noches oscuras del alma. Quizá se encuentre ahora en una de esas noches oscuras. Quizá tenga proble¬ mas conyugales, un hijo en una situación apurada, o quizá se encuentre en un estado de ánimo persistentemente nega¬ tivo. Quizá llore la muerte de su cónyuge, de su padre o de su madre. Quizá se sienta traicionado por su amante o su socio o esté en trámites de divorcio. Para algunas personas, estas situaciones constituyen un problema que es preciso re¬ solver, pero para otras son motivo de una profunda deses¬ peración. Una auténtica noche oscura del alma no es un reto superficial sino un hecho que le arrebata la alegría de vivir. Un hecho externo o un estado de ánimo que incide en lo más profundo de su existencia. No se trata sólo de un sentimiento sino de una ruptura de su propio ser, y quizá tarde un tiempo en atravesar ese túnel. Es posible que una noche oscura no le produzca la sen¬ sación de una depresión. En una enfermedad prolongada o un matrimonio complicado es posible que se sienta angus¬ tiado, pero no deprimido. En el otro extremo, una depre¬ sión patológica puede muy bien considerarse como una no¬ che oscura. Al margen de cómo se denomine, la experiencia le implica a usted como persona, un ser con una historia, un temperamento, recuerdos, emociones e ideas. La depresión es una etiqueta y un síndrome, mientras que una noche os¬ cura es un acontecimiento significativo. La depresión es una enfermedad psíquica, una noche oscura es una prueba espi¬ ritual.
    • 19. Introducción 17 Muchas personas creen que lo importante en la vida es solventar los problemas propios y ser feliz. Pero la felicidad suele ser una sensación efímera, y uno nunca deja de tener problemas. Quizá su propósito en la vida sea reforzar su iden¬ tidad y mantener una relación más profunda con las personas que le rodean y con la vida, es decir, vivir intensamente la vida. Por más que lo anterior puede parecer obvio, muchas personas se esfuerzan en evitar la vida. Temen dejar que fluya a través de ellas, de modo que canalizan su vitalidad en ambi¬ ciones, adicciones y preocupaciones que no les proporcionan nada valioso. Una noche oscura puede presentarse, paradóji¬ camente, como una forma de volver a vivir. Elimina todo lo superfluo de nuestra vida y nos ayuda a comenzar de nuevo. En este libro me propongo explorar las aportaciones po¬ sitivas de las noches oscuras que usted haya atravesado, por dolorosas que sean. No pretendo darles un aire romántico ni negar sus peligros. Ni siquiera pretendo insinuar que uno siempre puede superarlas. Pero las considero oportunidades para transformarse desde el interior de uno mismo, de for¬ mas que usted jamás imaginó. Una noche oscura es como cuando a Dante le invade el sopor y extravía el camino, pe¬ netrando fortuitamente en una cueva. Es como cuando Ali¬ cia se mira en el espejo y luego lo atraviesa. Es como cuando Ulises sufre el embate de las olas embravecidas y Tristán sur¬ ca los mares sin remo alguno. Nadie elige sumirse en una no¬ che oscura. Ocurre por azar. La tarea de cada cual es anali¬ zarla detenidamente y tratar de hallar el oro que oculta. TRABAJO NOCTURNO Probablemente usted conoce mejor los entresijos de su alma debido a los momentos de dolor y confusión que a
    • 20. 18 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA los momentos de calma. En cierto sentido, la oscuridad y los problemas estimulan la imaginación. Nos permiten reparar en detalles que por lo general pasamos por alto. Nos hacen sensibles a un espectro distinto de emociones y significado. Percibimos los extremos ultravioletas de nues¬ tros sentimientos y pensamientos, y comprendemos cosas que en circunstancias normales y gratas nos pasarían inad¬ vertidas. Una noche oscura del alma no es extraordinaria ni rara. Forma parte de la vida, y podemos beneficiarnos de ella tanto o más que de los momentos normales. Fíjese en sus amigos y conocidos. Uno está en trámites de divorcio. Fa madre de otro está gravemente enferma. El hijo pequeño de otro amigo ha sufrido un grave accidente. Otro no consigue encontrar trabajo. Varios de ellos se sienten deprimidos y se comportan de forma extraña. Esta es la lista actual en mi vida, que m siquiera comprende la amenaza de guerra y el temor a un atentado terrorista. Cada uno de esos casos comporta sufrimiento y a la vez descubrimiento. Si usted dedica todos sus esfuerzos a superar su noche oscura, quizá no aprenda las lecciones que puede ofrecerle ni experimente ios importantes cambios que puede produ¬ cir en su vida. Deseo animarle a penetrar en esa oscuridad con toda su fuerza e inteligencia, y quizás encuentre en ella una nueva visión y un sentido más profundo de su propia identidad. Incluso aunque la fuente sea externa —un cri¬ men, una violación, un aborto, una deslealtad, las tensiones del trabajo, haber sido tomado como rehén o la amenaza de un atentado terrorista—, puede descubrir nuevos recursos dentro de sí mismo y una nueva forma de plantearse la vida. Nuestra tarea no consiste en resolver la noche oscura, sino en permitir que ésta nos enriquezca.
    • 21. Introducción 19 SAN JUAN DE LA CRUZ La frase «la noche oscura del alma» proviene del místico y poeta español san Juan de la Cruz (1541-1597). Juan perte¬ necía a la orden religiosa de los carmelitas y, junto con santa Teresa de Ávila, trató de reformar esa orden. Muchos miem¬ bros de la orden estaban tan en contra de esa reforma que encarcelaron a Juan quien, durante los ocho meses que per¬ maneció cautivo, escribió poemas extraordinarios. Sus últi¬ mos escritos constituyen principalmente un comentario so¬ bre esos poemas, uno de los cuales se titula «Noche oscura». Juan escribe sobre la noche de los sentidos y la noche del espíritu. La primera frase es una purificación de las in¬ tenciones y motivaciones, la segunda un proceso de vivir conforme a una fe y una confianza radicales. La obra de Juan es utilizada principalmente por aquellos que se dedi¬ can seriamente a cultivar una vida espiritual a través de la comunidad, la meditación y diversas formas de servicio. Para describirlo menos técnicamente, el término se refiere a veces a la depresión o a los momentos difíciles y duros en la vida de una persona. Mi utilización de la frase contiene un significado inter¬ medio. Yo considero la noche oscura del alma como un pe¬ ríodo de transformación. Se parece más a una fase de la al¬ quimia que a un obstáculo que nos impide alcanzar la felicidad. Por lo general dura cierto tiempo, pues no pode¬ mos considerar los problemas de un día como una noche os¬ cura del alma. No siempre concluye felizmente con un nue¬ vo hallazgo personal. De hecho, veremos varios ejemplos de personas que acabaron suicidándose o sucumbiendo a una enfermedad. Para apreciar estos episodios como transforma¬ ciones del alma, una persona no puede juzgarlos por una simple vara de medir externa. Debe examinar la situación
    • 22. 20 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA profunda y detenidamente, sabiendo que puede obtener im¬ portantes beneficios al afrontar este reto, aunque no siempre comprenda cómo puede beneficiarse de la oscuridad. A ve¬ ces una noche oscura tiene sentido debido a lo que aporta a los demás, no a las ventajas que represente para uno. UN ENFOQUE ESPIRITUAL MÁS QUE PSICOLÓGICO Tengo por norma no apresurarme a calificar las emociones complicadas como trastornos psíquicos. Por lo general, pre¬ fiero considerarlas pruebas que enriquecen a una persona. Recuerdo a muchos hombres y mujeres que vivieron en épocas pasadas y a los que admiro, que eran complicados, que no gozaban de una integridad ni de buena salud. Halla¬ rá usted muchos de esos personajes descritos en este libro y expuestos como modelos, que a pesar de sus imperfecciones y taras, irradiaron una luminosidad a lo largo de su vida. Por regla general, concedo un mayor valor a las cualidades del alma que a la salud y a las reglas de conducta. Un capítulo de mi libro El cuidado del alma impresionó vivamente a muchos lectores, el titulado «Los dones de la depresión». He aprendido de numerosas fuentes —textos médicos antiguos, pintores y escritores sensibles, y las obras de C. G. Jung y james Hillman— a valorar los momentos de melancolía y tristeza. He tratado de describir específica¬ mente las recompensas que uno puede obtener de los esta¬ dos depresivos. Pese a ser un estado angustioso que nos trastorna profundamente, lo que denominamos depresión no deja de ser una experiencia humana, ligada a todos los acontecimientos importantes de la vida de una persona. Es un grave error considerar nuestros sentimientos de desespe-
    • 23. Introducción 21 ración y vacío desviaciones de la vida normal y saludable que idealizamos. Los momentos oscuros, al igual que los hallazgos y logros, dejan su impronta y nos convierten en personas inteligentes y compasivas. Este libro comienza con potentes imágenes de antiguos ritos y religiones. Las gentes del pasado remoto conocían se¬ cretos que les permitían resolver los momentos duros, que han caído en el olvido; la imagen de la travesía nocturna, la noción de la catarsis, ritos que ayudan a superar los pasajes de la vida, y un espíritu lunar que aporta bendiciones un tan¬ to impías pero útiles. Posteriormente contemplaremos la in¬ teligencia y el amor, cómo pensar y sentirnos conectados, como lecciones importantes que extraer de la noche oscura. Por último examinaremos varios aspectos de una vida nor¬ mal y corriente en los que podemos apreciar una noche os¬ cura del alma: los intentos de ser creativos y nuestra necesi¬ dad de belleza, la ira y los momentos en los que «perdemos los estribos»; la enfermedad y la vejez. Cada una de estas ex¬ periencias puede generar un tipo especial de noche oscura. EMOCIONES EN MODO MENOR Emily Dickinson decía que su propensión a la soledad era como el modo menor en música, una alternativa interesante al brillante modo mayor. Ahora piense usted en sus noches oscuras. ¿Pueden ser tan útiles, e incluso tan hermosas, como los momentos gozosos? ¿Pueden ser estados de ánimo y suce¬ sos en modo menor? Hoy en día se escriben libros que expli¬ can que Dickinson era neurótica. Pero ella no se consideraba «psíquicamente enferma», aunque sin duda era una excéntri¬ ca. De manera similar, deseo considerar nuestras noches os¬ curas como algo extraordinario, pero no enfermizo.
    • 24. 22 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La noche oscura del alma proporciona un alivio a la hiperactividad de los tiempos gratos y de los agotadores in¬ tentos de comprendernos a nosotros mismos y hacer las co¬ sas bien. Durante la noche oscura no tenemos más remedio que renunciar a nuestro afán de controlarlo todo, rendir¬ nos ante lo desconocido, y aguzar el oído para percibir cualquier señal que nos permita comprender lo que nos su¬ cede. Es un momento que nos obliga a replegarnos en no¬ sotros mismos y a retirarnos del ajetreo cotidiano, mal que nos pese. La noche oscura es más que una experiencia de la que podemos obtener valiosas enseñanzas; es una inicia¬ ción profunda a un ámbito al que la cultura, tan preocupa¬ da por las cuestiones externas y los éxitos materiales, no nos prepara. Cuando a las personas sólo les complace alguna tonali¬ dad mayor, se vuelven simplistas, no sólo en su forma de pensar sino en su ser más íntimo. Hoy en día muchos de los conflictos que amenazan la paz, tanto en casa como en el resto del mundo, son fruto de burdos prejuicios y reacciones ingenuas y absurdas. Las pasiones estallan continuamente en actos violentos. Reprimir los odios y temores requiere un análisis complejo de nosotros mismos y de nuestros seme¬ jantes. Una persona madura es complicada y tiene ideas y valores complejos. La tonalidad menor de una noche oscura aporta una importante y valiosa complejidad a nuestra per¬ sonalidad y nuestra forma de vivir. UNA OSCURIDAD INLINITA Algunas personas se refieren a su noche oscura como si fue¬ ra un reto que deben afrontar y superar cuanto antes. «He atravesado una noche oscura —dicen—, pero ya ha termi-
    • 25. Introducción 23 nado.» Para algunos, lo que consideran una noche oscura quizá sea sólo un atisbo de lo que significa la verdadera os¬ curidad del alma, especialmente si la superan con relativa rapidez y facilidad, y más aún si la persona que la experi¬ menta se ufana de haberla superado rápida y eficazmente. La verdadera noche oscura no puede ser despachada tan a la ligera. Deja una marca indeleble y cambia a una persona para siempre. No es algo de lo que debamos ufanarnos. La noche oscura puede perturbarnos profundamente, sin ofrecernos ninguna salida, salvo quizá depender de nuestra fe y nuestros recursos más allá de nuestra compren¬ sión y capacidad. La noche oscura requiere una respuesta espiritual, no sólo terapéutica. Nos empuja hasta los límites de lo que nos es familiar y conocido, obligándonos a tratar de analizar cómo funciona la vida y quién o qué lo contro¬ la todo. La noche oscura sirve al espíritu obligándonos a depender de algo más allá de la capacidad humana. En oca¬ siones nos permite vislumbrar nuevas y misteriosas posibi¬ lidades. LOS MATICES DE LA OSCURIDAD Tomaremos nota de varias personas que fueron presa de esa especial noche oscura, incluyendo a Oscar Wilde, el escritor Victoriano que fue encarcelado por su homosexualidad. Tras ser puesto en libertad, Wilde escribió a un amigo: «Mi deseo de vivir es tan intenso como siempre, y aunque tengo el corazón destrozado, los corazones están hechos para ser destrozados: por eso Dios envía desgracias al mundo... Ahora el sufrimiento me parece algo sacramental, algo que convierte a quienes toca en santos... Todo materialismo en la vida embrutece el alma».2
    • 26. 24 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Wilde sufrió de soledad y la pérdida de su interesante vida, y en algunos aspectos salió de la cárcel hundido. Pero este pasaje muestra que aprendió mucho, y expresa en un lenguaje perfecto lo que yo deseo decir aquí: dejarse imbuir de los valores de la cultura materialista «embrutece el alma». El papel de la noche oscura puede servir para refinar nuestra sensibilidad, y para mostrarnos la forma de convertirnos en una persona multidimensiona! y dotada de instrumentos de gran eficacia y precisión. Para vivir tu «matiz» particular, lo primero que debes aprender es a renunciar al lenguaje clínico que lo clasifica todo bajo unas determinadas etiquetas. Cuando describas lo que te ocurre, cíñete a tu experiencia personal. Penetra deba¬ jo de la capa de lenguaje e ideas que uno aprende de la tele¬ visión y las revistas sobre el «problema» De cada uno. Deja que éste se revele tal como es, no como la industria terapéu¬ tica pretende que sea. La medicina y la psicología, como mu¬ chas otras instituciones de la vida moderna, prefieren el caso que se puede comprender y tratar al individuo irreductible. Imaginan restituirle su salud mental, pero no se ven capaces de ayudarle a cumplir con su destino y descubrir el significa¬ do de la vida. Por último, y esta quizá sea la tarea más difícil, concé¬ dete lo que necesitas a nivel más profundo. Cuidados más que curas. Organiza tu vida de forma que favorezca el pro¬ ceso. Estás incubando tu alma, no viviendo una aventura heroica. Suaviza tu estilo de vida. Busca los alivios que pue¬ das, pero no luches contra este proceso. Concéntrate, refle¬ xiona, piensa y habla sobre tu situación seriamente con ami¬ gos de confianza.
    • 27. Introducción 25 EJEMPLOS ESTIMULANTES Algunas personas tienen que afrontar retos tremendos y ex¬ perimentar períodos extraordinariamente difíciles. Su ejem¬ plo nos enseña a tener paciencia, a ser perspicaces y a tener el valor de soportarlo. En 1987, cuando se hallaba en Bei¬ rut como representante del arzobispo de Canterbury, Terry Waite fue secuestrado y mantenido como rehén durante cin¬ co años. Junto con sus compañeros que también fueron se¬ cuestrados, sufrió brutales palizas, aislamiento y numerosas privaciones. Fue apartado de la vida normal, de su familia y de todo contacto y apoyo humano. Waite dice que a menudo recordó los libros que había leído, los cuales le ayudaron a sobrellevar esos largos años de soledad. Un día un guardia compasivo le dio un libro so¬ bre la esclavitud en Estados Unidos. Waite lo leyó detenida¬ mente varias veces, memorizando incluso algunos pasajes. Pensó en los esclavos que pasaban toda su vida cautivos, pero sin perder su espíritu ni su humanidad. La imagen del esclavo no hizo que desapareciera su dolor, pero lo hizo so¬ portable. Waite se sintió inspirado y apoyado por las imᬠgenes de otros que habían sido capaces de superar circuns¬ tancias peores que las suyas. Existe un sencillo secreto para salir airoso de las noches oscuras. Podemos superarlas moral y espiritualmente enri¬ quecidos, aunque todo parezca indicar que hemos fracasa¬ do. Es posible que las presiones externas acaben haciéndo¬ nos sucumbir, pero podemos sobrevivir con el alma intacta. Durante años, Terry Waite, y otros como él, no consiguieron influir en sus captores y liberarse de su tormento físico. Pero durante su largo cautiverio dominaron la situación moral¬ mente por medio de su talante y las muchas formas en que dieron significado a su experiencia.
    • 28. 26 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA A lo largo de la historia, muchos han sido dominados por sus opresores, pero han triunfado a otro nivel En el si¬ glo xvi, Tomás Moro estuvo trece meses encarcelado antes de ser ejecutado, durante los cuales escribió algunas de sus mejores obras filosóficas. El marqués de Sade, en ciertos as¬ pectos el extremo opuesto de un santo, reaccionó de forma parecida. Se revolvió contra sus carceleros, pero escribió al¬ gunas de sus obras de ficción más importantes durante su encarcelamiento. Nelson Mándela se preparó en la cárcel para convertirse en el extraordinario líder y un ejemplo para todos sus coetáneos. He aquí el secreto: aunque no podamos liberarnos físi¬ camente, podemos salir de la experiencia con dignidad, vi¬ talidad y carácter. Podemos hacerlo durante un divorcio, la muerte de un hijo, una enfermedad grave o un fracaso en el terreno creativo. Podemos sobrevivir moralmente aunque muramos físicamente. Veremos vanos ejemplos de hombres y mujeres que viven esa paradoja. La noche oscura de cada cual constituye su propia invitación a convertirse en una persona de corazón y alma. Cada noche oscura es única. En este libro relataré nume¬ rosas historias de personas que he conocido, especialmente en mi práctica terapéutica. Historias de personas reales que demuestran la variedad de noches oscuras y los diversos mé¬ todos para superarlas. Profundizaré en muchas biografías de personas que hace tiempo me interesan, para averiguar cómo resolvieron sus noches oscuras, o sucumbieron a ellas. Pode¬ mos aprender mucho del aparente fracaso, y podemos vis¬ lumbrar las formas sutiles en que unas vidas trágicas han sa¬ lido triunfantes. Por lo demás, no dudaré en citar mis propias experiencias sobre la oscuridad, puesto que no me es ajena. Para resolver esas perturbaciones necesitamos también ideas fértiles, sólidas y útiles, bienes más bien escasos en un
    • 29. Introducción 27 mundo de datos y opiniones. He obtenido la seguridad en mí mismo como terapeuta de mis estudios de religión, mito¬ logía, bellas artes y la psicología profunda. Los mejores te¬ rapeutas que conozco son los que se han educado a sí mis¬ mos en los grandes misterios del amor, la agresividad y la muerte. No utilizan técnicas al uso ni respuestas fáciles. Tú también puedes plantearte las preguntas básicas, leer a los mejores autores, ver buenas películas y cultivar la vida del alma. Entonces, cuando se presente la noche oscura, estarás preparado para ella.
    • 31. PRIMERA PARTE PASAJES ¿Me preguntas qué pensé durante esa larga noche? Escuché cómo la lluvia batía con persistencia contra las ventanas. Izumi Shikibu3
    • 33. 1 La travesía nocturna La noche oscura del alma puede producir una sensación amorfa, carente de significado, forma o dirección. El hecho de utilizar imágenes para representarla y conocer a personas que hayan pasado por esa experiencia y hayan sobrevivido a la misma nos sirve de ayuda. Las grandes historias y mitos de muchas culturas también sirven de ayuda al permitirnos imaginar un esfuerzo humano que nos inspira y ayuda a comprender la situación. Una antigua historia que arroja luz sobre la noche oscura se refiere a un héroe que es engullido por un pez gigantesco. El héroe, o mejor dicho el antihéroe —pues es una víctima de las circunstancias— permanece en las entrañas del pez mientras éste le transporta a través del agua. Dado que se trata de una historia asociada con el he¬ cho de que el sol se pone en el oeste y viaja por debajo de la superficie del agua hacia el este para salir al amanecer, en ocasiones este tema se denomina «Travesía nocturna.» Es un pasaje cósmico utilizado como metáfora para describir nues¬ tras noches oscuras, cuando nos sentimos atrapados en un determinado estado de ánimo o por circunstancias externas y apenas podemos hacer nada sino esperar a ser liberados. Imagine que su estado de ánimo sombrío, o la fuente externa de su sufrimiento, es un contenedor gigantesco y
    • 34. 32 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA vivo en el que permanece cautivo. Pero este contenedor se mueve, se dirige a un lugar, le transporta a donde usted ne¬ cesita ir. Por más que le disguste la situación en la que se encuentra, conviene que la imagine de forma constructiva. Quizá se encuentre en estos mismos momentos embarcado en una travesía nocturna. Quizá sienta a veces en su oscuridad que algo se está in¬ cubando, o que usted se está preparando para afrontar la vida. Se dirige a un determinado lugar, aunque no existan señales externas que lo indiquen. He recibido en mi consul¬ ta a muchos hombres y mujeres que no tenían ni remota idea de lo que les estaba ocurriendo, sólo que se sentían apartados de las alegrías normales de la vida. Todos experi¬ mentaban una anodina y vaga confusión. No obstante, la mayoría estaban dispuestos a acudir a mi consulta, una se¬ mana tras otra, y analizar lentamente los hechos conmigo hasta que apareciera un significado. Algunos tenían desde el principio la sensación de que se estaba produciendo en ellos algo creativo. El vientre de la ballena constituye naturalmente una especie de útero. Al replegarse en su interior y en su incer¬ tidumbre, usted se asemeja a un niño que aún no ha naci¬ do. La oscuridad es natural, forma parte del proceso de la vida. Puede sentir la esperanza, por leve que sea, de que la vida sigue adelante, aunque usted no tenga ni remota idea de hacia dónde se dirige. Es una época en que debe es¬ perar y confiar. Mi actitud como terapeuta en estos casos es la de no tratar de alcanzar una conclusión ni descentrar la situación rápidamente. Es preciso que usted soporte con paciencia estos momentos difíciles y deje que el tiempo lo aclare todo.
    • 35. La travesía nocturna 33 EL HÉROE-SOL Y EL MAR La historia clásica de la travesía nocturna es el relato bíblico de Jonás. Dios pidió a Jonás que contara a los ha¬ bitantes de la ciudad de Nínive que su conducta le enoja¬ ba, pero Jonás intentó escapar embarcándose hacia la leja¬ na ciudad de Tarsis. Estalló una tormenta, y los marineros comprobaron que Jonás pretendía rehuir esa misión. A fin de salvarse, lo arrojaron por la borda, y un gigantesco pez lo engulló. Jonás permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches antes de que éste lo vomitara en tierra firme. Dios lo llamó de nuevo, y esta vez Jonás obedeció sus ór¬ denes. Es posible que en su noche oscura usted experimente una sensación que podríamos denominar «oceánica», de hallarse en el mar, surcando el mar, o inmerso en las aguas del útero. El mar constituye el vasto potencial de la vida, pero al mismo tiempo es la noche oscura de cada cual, que quizá nos obligue a renunciar a una parte de los conoci¬ mientos que hemos adquirido. Conviene que periódicamen¬ te desmontemos el desarrollo del yo que tantos esfuerzos nos ha costado, que deshagamos el yo y la cultura que he¬ mos ido tejiendo a lo largo de los años. La travesía noctur¬ na nos transportará a nuestro yo primigenio, pero no al yo heroico que se quema y es sometido a juicio, sino a nuestro yo original, a nuestro yo como un mar de posibilidades, a nuestro yo más noble y profundo. Es posible que esté usted tan influido por la exigencia moderna de triunfar a toda costa que quizá no aprecie el va¬ lor de desandar el camino. No obstante, en cierto aspecto retroceder significa regresar a los orígenes, apartarse de la línea de combate de la existencia, recordar los dioses, los es¬ píritus y los elementos de la naturaleza, inclusive nuestra
    • 36. 34 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA propia naturaleza original, la persona que era cada uno al principio. Regresamos al útero de la imaginación para que nuestra gestación se recicle. Renacemos y morimos constan¬ temente, hasta el día en que hallamos las aguas restaurado¬ ras de la noche. El gran teórico del arte y teólogo Ananda Coomaraswamy dejó dicho: «Ningún ser puede alcanzar el grado su¬ perior de la naturaleza sin dejar de existir».4Durante la no¬ che oscura deja de existir una parte de nuestro ser: nuestro ego, nuestro yo, nuestra creatividad, nuestro significado. Es posible que halles en la oscuridad la clave de tu fuente, el alma profunda que hace que seas quien eres y sostiene los secretos de tu existencia. No basta con apoyarse en la bri¬ llantez de tus conocimientos y tu intelecto. Debes entregar¬ te de forma receptiva a los poderes naturales de transforma¬ ción que siguen siendo misteriosamente oscuros. Un poderoso ejemplo de esta travesía nocturna es el úl¬ timo año de la vida de santo Tomás Moro de Inglaterra. Era abogado, teólogo y persona muy culta, que fue condenado a muerte por Enrique VIII por no reconocer formalmente la validez del divorcio del rey. Hacerlo equivalía a contradecir la doctrina de su religión. Moro fue encarcelado en una pe¬ queña celda abovedada en la Torre de Londres, una habita¬ ción carente de muebles y con las paredes encaladas cuando yo la visité, un espacio semejante a un útero, que constituía una metáfora muy concreta de la terrible embarcación en la que se hallaba Moro. Al entrar en esa habitación incluso hoy día, puede uno imaginarse las entrañas de un animal gi¬ gantesco, y fue en ese espacio uterino donde Moro pulió sus ideas y su conciencia. La familia de Moro, especialmente su adorada e inteli¬ gente hija Margaret, trató de convencerle de que accediera a los deseos del rey. En una carta escrita a su hija desde la
    • 37. La travesía nocturna 35 torre, Moro utiliza el símbolo de Jonás: «En cuanto a mí, suplico humildemente a Dios que me conceda la gracia de aceptar con paciencia este elevado gozo, de modo que des¬ pués de la tempestad de estos tiempos tormentosos, su gran misericordia me conduzca al puerto seguro de la jubilosa bienaventuranza del cielo». Moro escribió a Margaret que no podía conciliar el sue¬ ño al pensar en las posibles y dolorosas muertes que quizá le aguardaban. Sentía «un temor abrumador» en su corazón. Pero en medio de esa pesadilla, experimentó una profunda paz porque tenía la conciencia tranquila. Es posible que na¬ die comprendiera su postura con respecto al rey, pero lo cier¬ to es que Moro poseía profundas convicciones basadas en su fe religiosa. No conozco mejor ejemplo de una persona común y co¬ rriente, amante de la vida, que se hallaba en medio de una terrible tempestad, capaz de abstenerse de culpabilizar a sus enemigos y aconsejar serenamente a su familia y allegados. Tomás Moro fue una figura semejante a Jonás que tuvo que / dedicar un tiempo a comprender cuál era su misión. Esta con¬ tradecía todo cuanto él deseaba y se contraponía a los afectos de su corazón. Pero halló una paz y un equilibrio inescruta¬ bles en su fe y sus creencias. Dedicó el tiempo que permane¬ ció encarcelado a profundizar sus ideas y convicciones. La lección que extraigo de este ejemplo es que ninguna pérdida es demasiado grande ni ningún reto demasiado abru¬ mador, siempre y cuando uno esté fundamentado en su vi¬ sión y sus valores, a medida que sigue su destino. Plasta el último minuto Moro se sintió tentado de renunciar a su deci¬ sión, pero el haber podido pulir su visión en la cárcel le per¬ mitió mantener sus valores claros. Por más que se sintiera aterrorizado y apesadumbrado, se dejó guiar por la claridad de su visión.
    • 38. 36 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Al igual que otros ejemplos en este libro, Moro fue un hombre extraordinario que se encontró en circunstancias extraordinarias, y no sobrevivió físicamente. Es posible que usted atraviese en estos momentos una crisis, capaz de transformar su vida, aunque de menores proporciones. En medio de la tormenta personal que usted atraviesa, puede descubrir la forma de mantener su visión clara y permitir que su travesía nocturna defina su vida. NOCHE Y DÍA Piense en una noche oscura como parte de la vida orgánica. Evitarla sería como elegir sólo comida artificial que no se es¬ tropee nunca. Como persona natural que es, usted sentirá una amplia gama de emociones y atravesará por numerosas y variadas experiencias. A lo largo de su vida, unas partes de usted crecerán y prosperarán, otras se pudrirán. El estar tris¬ te, sufrir, luchar, sentirse perdido o impotente forma parte natural de una vida humana. Al dejarse transportar por la ola de su noche oscura, potencia su identidad, camina hacia la persona que debe ser. Para experimentar una sensación de bienestar, tiene que brillar, pero es preciso que ese brillo no sea superficial. Puede brotar de un lugar profundo en su interior, oscuro, pero que posee su propia luz. Santo Tomás de Aquino dijo que un elemento central en la belleza es su esplendor, pero otros escritores —Beaudelaire, el marqués de Sade, Beckett, Sexton— incluyen una luminosidad oscura, lo que la psicoanalista francesa Julia Kristeva llama, según una an¬ tigua tradición, el Sol Negro. Imagine que hay un sol ne¬ gro en lo más profundo de su ser, una luminosidad oscura que es menos inocente y más interesante que la ingenua
    • 39. La travesía nocturna 37 luz del sol. Este es uno de los dones que una noche oscura le ofrece. Humphrey Bogart fue uno de los muchos actores que poseían esa luminosidad oscura que resplandecía a través de sus personajes. Sus padres eran alcohólicos y adictos a la morfina, y durante su infancia pasaron mucho tiempo alejados de él, quedando al cuidado de unas personas que le azotaban. Posteriormente, trabajando duramente como actor contratado por unos estudios cinematográficos, in¬ terpretó numerosos papeles de detective rudos y de asesi¬ no, transformando su tristeza y dureza en una forma que le iba como anillo al dedo. Eric Lax, su perspicaz biógrafo, dice que su eficacia como actor se debía a su capacidad de «proyectar la sensación de que algo latía bajo la superfi¬ cie». Bogart convirtió a sus personajes Sam Spade y Philip Marlowe en personajes «deseables y remotos, a la vez de¬ masiado cínicos y demasiado honestos para ser auténti¬ cos».^ No pretendo presentar a Bogart como la solución ideal a una noche oscura, sino como un ejemplo de cómo una persona puede cuando menos construir algo positivo a partir de experiencias negativas. Una de las películas que protagonizó se titulaba The King of the Underworld [El rey del mundo subterráneo], la imagen perfecta de su suer¬ te. En sus películas representó a la perfección el personaje del hampa porque en su infancia había conocido un infier¬ no emocional. Tanto en su infancia como en su sometimiento a los es¬ tudios cinematográficos, Bogart atravesó por duras noches oscuras. Paradójicamente, fue la oscuridad del personaje creada por esos tormentos lo que le dio fama, convirtiéndo¬ le en el mito que sigue siendo hoy en día. Bogart constituye un excelente ejemplo de una persona que, aunque no logra¬ ra derrotar a sus captores, sí los eclipsaba.
    • 40. 38 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Moldeado por su oscuridad, como el cautivo Jonás, us¬ ted se convertirá en el sol que emerge de las aguas nocturnas. Siempre renaciendo, siempre cayendo de nuevo al mar. Qui¬ zá su noche oscura le parezca estancada y carente de ritmo, pero posee un movimiento sutil. T. S. Eliot describe el movi¬ miento de la vida y la muerte, la luz y las sombras, como un farolillo chino de papel que se mueve constantemente pese a estar quieto. Puede que le resulte difícil percibir el movi¬ miento en la oscuridad que atraviesa, pero eso no significa que no esté presente. Puede que usted no avance, pero se mueve ligeramente. Ahí está usted, sufriendo, atrapado en un contenedor que le impide gozar de la vida, y sin embargo posee una belleza especial, una pulsión que sólo puede apre¬ ciarse en la oscuridad. EL LENGUAJE ESPECIAL DEL MAR NOCTURNO Quizás aprenda en su noche oscura un secreto que por regla general se oculta a las personas modernas: la verdad de las cosas sólo puede expresarse estéticamente, por medio de re¬ latos, imágenes, películas, baile, música. Sólo cuando las ide¬ as son poéticas alcanzan la profundidad y expresan la reali¬ dad. En su original ensayo titulado El poeta,6 Ralph Waldo Emerson dice que el poeta «se halla un paso más cerca de las cosas» y «convierte el mundo en cristal». No es preciso que usted escriba poesías, pero debe apreciar los relatos, las imᬠgenes, los símbolos. Conviene que abandone la costumbre moderna de valorar sólo los hechos. Podría cultivarse en las artes y las grandes historias e imágenes de las religiones del mundo. Bogart consiguió realizarse todo él, con sus ansieda¬ des y su ira, frente a la cámara. Usted podrá hacerlo cuando
    • 41. La travesía nocturna 39 halle su medio de expresión personal. Quizá consista tan sólo en relatar una buena historia a sus amigos. Quizá comprue¬ be que posee un talento para un determinado medio de ex¬ presión: un arte, un oficio, o incluso un deporte. Cien años después de Emerson, otro poeta de Nueva In¬ glaterra, Wallace Stevens, describió al poeta, posiblemente tomando prestadas las imágenes de Emerson, como «un hombre de cristal que resume las cosas en un millón de dia¬ mantes». Usted posee la facultad de ser el poeta de su propia experiencia. Su noche oscura puede ayudarle a convertirse en una persona de cristal, transparente y legible. Debe aprender a «resumir» su experiencia en imágenes que transmitan su verdad personal. Muchas personas escriben canciones, poe¬ mas y relatos. Algunas, menos obviamente, crean jardines. Todos cuantos nos rodean esperan que describamos nuestra experiencia en términos puramente personales o mé¬ dicos. En nuestra sociedad contemporánea creemos que el lenguaje psicológico y médico es el que mejor transmite la experiencia de una noche oscura. Usted se siente deprimido y fóbico: padece un trastorno de ansiedad o posee un gen ne¬ gativo. Pero los pensadores inteligentes de otras épocas y lu¬ gares dicen que las palabras eficaces, artísticas, sensuales y poderosas desempeñan un papel central a la hora de vivir la noche oscura. Piense en esta posibilidad: sería muy conve¬ niente que hallara una imagen eficaz, relatara una buena his¬ toria o simplemente hablara sobre su noche oscura teniendo en cuenta el poder y la belleza de la expresión. El lenguaje poético encaja con la travesía nocturna, por¬ que por lo general empleamos un lenguaje heroico. Solemos hablar de progreso, crecimiento y éxito. Incluso la palabra «sanación», o «curación», puede ser demasiado contunden¬ te para describir lo que ocurre en la marea de cambio que experimenta el alma. El lenguaje de la psicología popular
    • 42. 40 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tiende a ser al mismo tiempo heroico y sentimental. Trata¬ mos de superar nuestros problemas y procuramos alcanzar un crecimiento y una integridad personales. Una alternativa es poseer una imaginación más profunda de quiénes somos y qué estamos viviendo. Es posible que esa percepción no nos cure ni nos proporcione la sensación de integridad, pero puede enseñarnos algunas cosas sobre la vida. La cualidad del lenguaje que empleamos es importante. En nuestra noche oscura, procuremos hablar a través de una historia e imágenes. Resista la tentación de explicar, de¬ fender e interpretar. Utilice metáforas y símbolos. Por ejem¬ plo, muchas personas dicen que se sienten como un volcán a punto de estallar. Es una imagen potente, aunque un tan¬ to trillada. Busque sus propias imágenes que describan es¬ pecíficamente lo que le ocurre. En cierta ocasión una mujer me dijo que cada día tenía que hacer un esfuerzo para creer que al día siguiente el sol volvería a levantarse. Nunca he olvidado ese imagen sencilla, pues transmite claramente la preocupación de si la vida va a proseguir. Emily Dickinson es una de las personas que mejor ha sabido emplear un lenguaje poético para describir sus mo¬ mentos de abatimiento. Sus cartas relatan muchas tragedias y pérdidas en su vida, y casi todas contienen un breve poe¬ ma y un par de frases que captan toda la profundidad de lo ocurrido. Por ejemplo, cuando murió el juez Lord, su ami¬ go más estimado, Dickinson escribió a sus primos: Toda persona a la que perdemos se lleva una parte de nosotros; sigue existiendo un fragmento, que, al igual que la luna, es invocado las noches turbulentas por las mareas.7
    • 43. La travesía nocturna 41 No es preciso que usted escriba poemas, pero puede aprender de Emily Dickinson a describir su experiencia en un lenguaje que transmita su esencia, vinculándolo al resto de su vida. Las palabras de Dickinson sobre su pérdida son más que elocuentes. ¿No ha sentido nunca que un fragmen¬ to de su persona estaba a merced de sentimientos descono¬ cidos, al igual que la luna es susceptible a las mareas? El inglés americano suele recurrir a expresiones senci¬ llas y pragmáticas. Es probable que usted emplee lugares comunes para describir sus experiencias singulares y pro¬ fundamente sentidas. Una alternativa es descubrir el poder de las palabras potentes y descriptivas. Puede experimentar con distintas formas hasta hallar el estilo que le permita ex¬ presar mejor lo que siente. ¿Podría crear un original estilo epistolar como hizo Emily Dickinson? ¿Podría hallar una expresión poética que describiera su experiencia mejor que las palabras? Los poemas de Dickinson no son fáciles de comprender, precisamente porque no lo revelan todo. Salvaguardan el misterio de la experiencia. Quizá necesite usted emplear ese tipo de lenguaje: palabras que describan sus pensamientos y experiencia sin revelarlo todo. La poesía es un lenguaje oceánico, nos mantiene en las aguas de nuestra vida al tiem¬ po que articula nuestra experiencia. EL MAR COMO FUENTE Muchos poetas y pintores han creado sus mejores obras a partir de la oscuridad emocional. Aunque usted no se vea como un artista, es un artista de su vida. Crea su propia his¬ toria y posee su propia forma de expresarse. Pienso en este misterio cuando visito la capilla de Mark Rothko en EIous-
    • 44. 42 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ton, que el artista decoró con pinturas totalmente negras, o cuando visito la late Modern de Londres, rodeado por sus obsesionantes, etéreas y coloristas abstracciones. Su biógra¬ fo indica que poco después del ataque que padeció el artis¬ ta a los sesenta y tantos años, debido a un aneurisma, su «enfrentamiento con la muerte restituyó esfuerzo y profun¬ didad emocional a su obra y generó un avance artístico de¬ finitivo».'^ A veces una noche oscura nos produce una con¬ moción que nos estimula a seguir viviendo y nos procura la tensión necesaria para realizar un buen trabajo. Una soleada tarde de primavera, cuando me hallaba de visita en Londres, me senté en la sala Rothko y sentí el poder de sus cuadros de grandes dimensiones, sutiles pero coloris¬ tas. Comprendí que estaba en presencia de un hombre que había vivido plenamente. Rothko conocía el lado luminoso y el lado oscuro de la vida, y ese conocimiento, que formaba parte integrante de su ser, resplandece a través de sus lienzos. A cambio, recobré una parte de mi propia oscuridad y pro¬ fundidad, un regalo que me hizo Rothko. Algunos pintores y actores nos defraudan porque, por muy competentes que sean técnicamente, carecen de la profundidad personal que requiere una obra artística. Cuando trato de incorporar la sustancia de un artista como Rothko, o Samuel Beckett, que constituye mi ideal de artista honesto y visionario, comprue¬ bo que carezco de su tensión e imaginación, pero una parte de su fuerza oscura impregna mis palabras. Cuando usted experimenta una noche oscura, se halla en el vientre de una ballena sin otra cosa que hacer que dejarse transportar por ella. En las fábulas sobre el pez-útero, el hé¬ roe, engullido por un gigantesco monstruo marino, pierde el pelo debido al intenso calor interior, un signo de una trans¬ formación profunda, semejante al monje que se afeita la ca¬ beza para señalar el cambio de la vida común a una vida de
    • 45. La travesía nocturna 43 santidad. El monje y el bebé, calvos, son precursores de cual¬ quier hombre o mujer que regresan a un estado anterior al nacimiento durante ciertas noches oscuras del alma. Cuando presienta que su noche oscura es un estado de preñez y regreso oceánico, conviene que reaccione adecua¬ damente y permanezca quieto. Observe y maravíllese. Tome como modelo al embrión humano. Asuma la posición fetal, emocional e intelectualmente. Guarde silencio. Flote en su oscuridad como si fueran las aguas del útero, y no trate de superar o descifrar ese estado a toda costa. Esta recomendación contiene cierta filosofía zen. Shunryu Suzuki enseñaba, con su habitual sencillez, a cultivar «la Samadhi de un solo acto».9 Decía que debíamos limitar nues¬ tra actividad y concentrarnos en lo que ocurre en esos mo¬ mentos. De esta forma uno puede expresarse. No trate de hacer varias cosas a la vez. Según dice Suzuki, cuando se in¬ cline, inclínese; cuando se sienta, siéntese. Yo le aconsejo que, cuando experimente su travesía nocturna, se deje llevar. No trate de ponerle fin. No trate de analizarla. No trate de supe¬ rarla. Del mismo modo que no trataría de interferir en el pro¬ ceso natural del parto, no intente penetrar en el viaje del alma que le convertirá en una persona más plena y le revela¬ rá su destino. Cultive la oscuridad de un solo acto. EL VIENTRE DE LA BALLENA Recuerde las circunstancias que hicieron que el pez engu¬ llera a Jonás. Éste se negó a transmitir el mensaje divino a un pueblo insensato. Jonás es considerado un antihéroe, un hombre vulgar y corriente que no cree poseer las cualidades necesarias para perfeccionarse. Esta historia popular con¬ tiene otro tema: la noche oscura le evitará permanecer an-
    • 46. 44 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ciado en su insignificante existencia. Le convertirá en un hé¬ roe. Le obliga a afrontar su destino y convertirse en un miembro activo de su comunidad. En el útero de su madre usted se iba transformando en una persona. En su noche os¬ cura, semejante a un útero, se convertirá en un alma. El vientre de la ballena es el sunyata, el vacío fructífero. Jonás permanece sentado en el vientre de la ballena realizan¬ do zazen, meditando como un monje. No permanece senta¬ do textualmente, sino figurativamente. Asume su estatus de antihéroe y una renovada intensidad, al tiempo que se apro¬ xima a su destino. Se asemeja a un personaje de Beckett, que no controla su situación pero que avanza misteriosamente hacia un lugar aunque no se mueve siquiera. También se ase¬ meja a una persona sometida a psicoterapia. «¿Por qué sigo acudiendo a su consulta?», me preguntan mis clientes, toda vez que el cambio no suele ser obvio, ni dramático. Acuden a mi consulta semana tras semana, donde permanecen sen¬ tados como un farolillo chino, moviéndose imperceptible¬ mente. Quizá se formule usted preguntas fundamentales en ese lugar oscuro: ¿quién es usted? ¿Qué es este mundo? ¿De qué tipo de familia procede? ¿Cuáles son sus orígenes, sus prime¬ ras experiencias? ¿Qué es lo que desea en su fuero interno? ¿Qué teme? En el vientre de la ballena tiene la oportunidad de comenzar de nuevo. El sol-pez sale de nuevo por el Este. Usted obtiene otra mañana en su vida. Según el relato bíblico, Jonás, sentado en el vientre de la ballena, canta una canción alabando al Señor. Sus palabras le resultarán familiares a todo el que padezca una noche os¬ cura: «Las aguas me ahogaban; las aguas rugían sobre mí». Sólo se puede cantar un salmo en la noche oscura: la canción que ensalza la oscuridad. Es la canción que canta san Juan de la Cruz, y es lo que Mark Rothko plasmó en sus lienzos,
    • 47. La travesía nocturna 45 y lo que Anne Sexton, el ama de casa burguesa convertida en poeta, escribió. La forma en que usted habla, su estilo de vida, su forma de expresarse es muy importante a la hora de afrontar su noche oscura. Si entona una canción contra la oscuridad, una estrategia que pocos auténticos artistas utili¬ zan, es posible que permanezca atrapado en un callejón sin salida para siempre. Pero si halla el medio, acorde con sus habilidades y temperamento, de expresar su situación poéti¬ camente, cantará un salmo al Dios que en última instancia constituye su oscuridad. No es preciso que sea un artista profesional para hacer¬ lo. Puede expresarse desde su noche oscura con inusitada claridad y pasión, desde lo más profundo de sus sentimien¬ tos, en lugar de hacerlo desde un lugar habitual y superficial. He conocido a muchas personas que lograron hallar una nueva forma de comunicar sus sentimientos y pensamientos desde la oscuridad. Esta expresión de uno mismo es esencial para la experiencia y la posible transformación que se pro¬ duzca. La sociedad prefiere también cantar sus propios blues, sus propias endechas, en lugar de expresarlos sin ambages. La conmovedora canción nos conmueve y seduce al tiempo que evoca recuerdos de amargura y pérdida. El impulso que nos induce a crear o escuchar una canción melancólica es el mismo que nos induce a expresar poéticamente nuestros sentimientos oscuros. LA ESPIRITUALIDAD DE LO PROFUNDO Con frecuencia, el lenguaje de la psicología no es lo suficien¬ temente potente para describir esa oscuridad, por lo que no le ayudará a usted a superarla. La psicología, con sus objeti-
    • 48. 46 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA vos terapéuticos, reduce en exceso la experiencia. Su misión es aliviar nuestro sufrimiento. No está filosófica ni teológi¬ camente sintonizada para ayudarnos a hallar el significado de la oscuridad. Por tanto, no basta. La religión evita también con frecuencia la oscuridad ocultándose detrás de sermones y falsas garantías. Nada es más inútil que una absurda piedad religiosa frente a una os¬ curidad brutal que amenaza con aniquilar a quien la padece. La religión tiende a sentimentalizar la luz y demonizar la os¬ curidad. Si uno recurre a la espiritualidad y sólo halla una actitud positiva y beneficiosa, está utilizando su espirituali¬ dad para evitar la belleza oscura de la vida. La religión pue¬ de convertirse fácilmente en un sistema defensivo para evitar enfrentarse a la vida. Este no es, por supuesto, el verdadero propósito de la religión, y las tradiciones religiosas del mun¬ do, rebosantes de una sabiduría maravillosamente expresa¬ da, constituyen la mejor guía en la oscuridad. Existe la au¬ téntica religión, y existe el caparazón vacío de la religión. Conviene que usted aprenda a distinguir la diferencia. Su vida está en juego. Huir de la oscuridad puede infantilizar su espirituali¬ dad, porque las noches oscuras del alma están destinadas a iniciarle en la madurez espiritual. Conviene que permanez¬ ca muy alerta en la esfera de la religión, porque, pese a su belleza y sustancia, puede estar llena de trampas. Incluso quienes perpetran ciertos desatinos religiosos no parecen darse cuenta de lo que hacen, por lo que la persona con sen¬ sibilidad que busca la sabiduría espiritual corre mayor peli¬ gro. Es preciso que utilice en todo momento su inteligencia. La vida espiritual es al mismo tiempo profunda y tras¬ cendente. No debe inducirle a huir de sus problemas coti¬ dianos, sino ofrecerle una forma inteligente de resolver sus complejidades. Debe convertirle en una persona de carácter
    • 49. La travesía nocturna 47 y discernimiento, emocionalmente fuerte e intelectualmente riguroso, a la vez que cariñosa y compasiva. Debe ayudarle a resolver sus interrogantes y problemas más profundos, y proporcionarle una visión que se extienda más allá de los problemas cotidianos. Con frecuencia la religión no explo¬ ra lo más profundo y ofrece tan sólo la visión, en cuyo caso las posibilidades trascendentales carecen de profundidad y más que ayudar perjudican. Dietrich Bonhoeffer, un teólogo y pastor protestante que fue condenado por haber participado en un complot contra Hitler, es una de las voces más potentes de la religión frente a la muerte, a la par que una persona compasiva e inteligente que se expresa también desde la cárcel. En sus postreras cartas desde la prisión, trata de describir una reli¬ giosidad radicalmente opuesta a lo que antes había repre¬ sentado para él. «El mundo ha alcanzado su mayoría de edad y es más impío —escribe—, y quizá por ese motivo está más próximo a Dios que el mundo antes de haber alcanzado su mayoría de edad.»10 A mi modo de ver, Bonhoeffer se re¬ fiere a que antiguamente la religión invocaba a Dios como un poder ajeno a la vida para solventar nuestros problemas. Hoy en día, según Bonhoeffer, tenemos que afrontar nues¬ tros problemas directamente, y dado que hemos perdido la opción de invocar a Dios como a la caballería para que baje del cielo a echarnos una mano, descubrimos el auténtico sig¬ nificado de la religión, nos mostramos más receptivos a los misterios que tienen lugar a nuestro alrededor. Bonhoeffer escribió esto al término de una noche oscura del alma que, según explicó, no fue deprimente. Mantuvo viva su esperan¬ za, pero al mismo tiempo desbarató el concepto de la reli¬ gión. Fue otro de los que ganaron la batalla desde el punto de vista moral, aunque la perdieron físicamente. Murió ahorcado, pero sus cartas transmiten una forma renovada y
    • 50. 48 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA «decididamente honesta», según sus propias palabras, de ser religioso. Bonhoeffer escribió desde el corazón de su oscuri¬ dad, y sus pensamientos emanan una estimulante lumino¬ sidad y energía. LA LLAMADA DE JONÁS La resistencia de Jonás a cumplir el mandato de Dios puede considerarse una resistencia a otra voluntad que brota del interior del ser. La mayoría de nuestras decisiones implican un diálogo interior: ¿debo aceptar este trabajo, quedarme en casa o viajar, casarme o seguir soltero? Es posible que las circunstancias resuelvan el tema, pero con frecuencia nos sentimos indecisos entre los dos lados de la cuestión, las dos voces que tratan de persuadirnos en un sentido o en otro. Este conflicto interior, que puede ser al mismo tiempo una orientación y una tentación, se denomina desde tiempos re¬ motos un daimon. Los antiguos griegos utilizaban este término para refe¬ rirse a todo espíritu anónimo que tuviera un impacto sobre alguien. Platón calificaba el amor como un daimon. Poste¬ riormente, Jung lo describió como un espíritu con cierto gra¬ do de autonomía, que ejercía una fuerte influencia sobre la vida interior de uno. Rollo May, el psiquiatra existencial, es¬ cribió con frecuencia sobre lo daimoníaco, describiéndolo como un poderoso impulso, un deseo imperioso, como el de¬ seo sexual o el hambre. Dijo que para evitar que este daimon se adueñara de la personalidad de uno, había que dialogar con él. Es preciso hablar de ello con alguien y quizá, como hizo Jung, conversar con el propio daimon. A mi modo de ver, el daimon constituye un deseo imperioso que se halla en nuestro interior, o a veces en el mundo, y nos induce a com-
    • 51. La travesía nocturna 49 portarnos de determinada manera. Es preciso dedicar cierto tiempo a esta fuerza daimoníaca a fin de averiguar cómo ce¬ derle un lugar creativo en nuestra vida. Cuando usted sienta el deseo imperioso de dar un giro radical a su vida, tenga por seguro que es obra del daimon que le obliga a despertar a la realidad. Cuando descubra una inusitada fuerza en su voz o su trabajo, es gracias al daimon. Cuando desee emprender un camino y una voz in¬ terior le conmine a tomar otro, es la voz del daimon. Por más que es un concepto antiguo, reside en el núcleo de la obra del místico griego Heráclito, de C. G. Jung, de W. B. Yeats, de Rollo May y de james Hillman. Usted aprenderá a convivir con su daimon cuando tenga en cuenta sus pasio¬ nes más íntimas, aunque vayan en contra de sus costumbres y principios. Debe utilizar el diálogo para alcanzar una re¬ lación viable con este poder desafiante, pero en última ins¬ tancia creativo. En el mejor de los casos, con el tiempo usted aprenderá a conocer sus pasiones más profundas. Llegará a reconocer las voces que hablan desde lo más recóndito de su imagina¬ ción. Aprenderá a distinguir a los diablos de los ángeles, las voces del temor de las voces de la esperanza. Quizá llegue incluso a sentirse en armonía con usted mismo por el hecho de dialogar con esas otras presencias. Un psicólogo posible¬ mente las describiría como figuras fantásticas y le advertiría que no les concediera demasiada credibilidad. Pero, a pesar de los peligros, debe tenerlas en cuenta y prestarles la aten¬ ción que merecen. Cualquiera puede sentir un deseo imperioso que va en contra de lo que es lógico y razonable. Es frecuente que una persona ansíe algo y al mismo tiempo desee en su fuero in¬ terno lo contrario. En su juventud, John Keats deseaba fer¬ vientemente ser médico, pero el daimon poeta que llevaba
    • 52. 50 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA dentro se salió con la suya. Marilyn Monroe quería ser una actriz seria, pero el espíritu del atractivo sexual y la belleza se lo impidió. Hoy en día sigue representando para la gene¬ ración anterior un mito cultural, una «diosa» más que una actriz. Heráclito decía que el daimon es el destino. Es posible que ese espíritu que usted lleva dentro y a menudo le indu¬ ce a hacer algo contra su voluntad sea la fuerza que le con¬ duzca a su destino. Por más que Keats y Monroe tuvieran una visión de lo que podían llegar a ser, algo más poderoso en su interior les dio una mayor presencia en el mundo. To¬ dos estamos sometidos a esa fuerza: las esperanzas y los planes que nos hayamos forjado quizá sean insignificantes comparados con las posibilidades que se nos ofrecen. Debe¬ mos conceder espacio a ese otro yo para que nos convierta en quienes podemos ser. El daimon tiene asimismo un papel preponderante en las relaciones. A veces en mi consulta, mientras trataba de ayudar a mis clientes a resolver un triángulo amoroso o una relación conflictiva, creía detectar algo más poderoso en sus relaciones. Lo importante no era lograr que esas dos perso¬ nas convivieran felices y satisfechas, sino averiguar por qué se peleaban. ¿Qué era ese destino, en el sentido más amplio del término, que esas personas trataban desesperadamente de evitar? En sus matrimonios veía la validez del comenta¬ rio de Heráclito. Evitaban lo daimoníaco, que se mostraba dramáticamente en su convivencia, y por tanto rechazaban su destino. Hoy en día la gente busca con frecuencia el modo ade¬ cuado y saludable de mantener una relación, olvidando la importancia de sus propias inclinaciones. Tratan de amal¬ gamar su vida con la de su pareja en lugar de que ambos convivan y compartan sus respectivos destinos. Conocí a
    • 53. La travesía nocturna 51 un joven que pasó muchos años esforzándose en salvar sus matrimonios al tiempo que malgastaba sus dotes y su vida desempeñando trabajos muy por debajo de sus cualidades. Acudía desesperado a mi consulta cada vez que un nuevo matrimonio estaba a punto de naufragar. Por fin, a los cin¬ cuenta y tantos años, tomó la decisión radical de completar sus estudios y emprender la carrera que deseaba. Milagro¬ samente, ha conseguido reforzar su actual matrimonio y sa¬ carlo a flote. Cuando ese hombre empezó a disfrutar de su propia vida, logró convivir felizmente con su pareja. Es posible que una persona insista conscientemente en ca¬ sarse o mantener una relación, mientras que otra, desde el in¬ terior de esas dos personas o la pareja, desee lo contrario. Esta lucha contra un deseo íntimo y apremiante es responsable de intensos sufrimientos y de muchas de las noches oscuras aso¬ ciadas con el amor y las relaciones sentimentales. Usted cree saber lo que le conviene y debe hacer, pero misteriosamente la vida le empuja en otra dirección. Esta prolongada lucha, que suele ser tanto interior como exterior, da paso a una noche os¬ cura. Una noche oscura del alma puede conllevar una larga y ardua lucha entre una voluntad y otra, las cuales actúan desde el interior de la misma persona o la misma pareja. La batalla puede continuar aun después de que la pareja se case y organice su vida exterior. Quizás averigüe usted que estas incesantes discusiones no son necesariamente destruc¬ tivas sino que dan vida a la relación. Y, como dice Jung en su ensayo sobre el matrimonio, quizás averigüe que se ha casado con el daimon de su pareja además de con su perso¬ na, y que la suerte de ésta está vinculada al yo profundo de usted. Todo ello hace que el matrimonio y demás relaciones sentimentales sean fascinantes, pero no fáciles.
    • 54. 52 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA UNA VOCACIÓN DE TRASCENDENCIA Es posible que usted no perciba lo que puede dar aliciente a su vida. Quizá reprima la fuente que puede procurarle una satisfacción más profunda. Quizá sea una persona ingenua que acepta las insidiosas lecciones deí mundo con una satis¬ facción superficial. Por tanto, debe profundizar más con el fin de averiguar quién es y quién desea ser. No deje que las ilusorias promesas de la vida material le disuadan de ese ob¬ jetivo. Sea usted mismo. / Ese es el objetivo de la travesía nocturna, nacer en sí mismo. Se encuentra flotando de nuevo en el líquido amniótico, en una sustancia alquímica. Viaja hacia su propia vida. Se prepara para afrontar su destino. La perspectiva es emocionante, pero los peligros son enormes. Evite ser uno de tantos y arriésguese a nacer como individuo. Jonás no creía poseer las cualidades necesarias para cum¬ plir su destino. Trató de rehuirlo embarcándose para alejarse y no tener que cumplir las órdenes que le había dado Dios. Pero el barco le condujo a la ballena, que se convirtió en el útero de su renacer. Su huida se convirtió en el vehículo de su realización personal. Analice profundamente sus temores. Tome nota de sus defensas. Compruebe dónde y cómo elude usted las exigen¬ cias de su existencia. Quizá consiga percibir la sabiduría cós¬ mica de su noche oscura. Debe cambiar de rumbo y redescu¬ brir la dirección que le conviene tomar. Debe rendirse al movimiento inexorable de su realización personal. Jonás fue requerido por Dios para que hablara en su nombre, que es un punto de vista radicalmente opuesto al que hoy en día le presentan todos los medios de informa¬ ción explícita o subliminalmente. Su noche oscura le prepa¬ ra para ser usted mismo. Reproduce su nacimiento como
    • 55. La travesía nocturna 53 persona. Le ofrece una alternativa a dejarse influir por nuestra manipuladora cultura. Su noche oscura le obliga a considerar varias alternati¬ vas. Le aleja de su vida de activa sumisión ante objetivos y propósitos que le son ajenos. Le ofrece replantearse la vida según sus propios criterios. Puede aceptarlo y considerar quién es y quién desea ser. Puede salir reforzado de la expe¬ riencia y reafirmarse en su propia existencia. Puede renacer, no para asumir una ideología que le exija rendirse, sino para ser usted mismo, para asumir su singularidad, su rea¬ lidad divina, la vida que le ha sido destinada. Ni que decir tiene que al enfatizar el renacer y el indivi¬ dualismo de una persona, no critico la confraternización y la comunidad. Una comunidad prospera cuando está for¬ mada por auténticos seres individuales, aceptados por sus aportaciones e ideas. Usted viaja en el vientre de la ballena para llegar a Nínive, para convertirse en parte del mundo, para sumar su importante voz a su canción. Las personas le esperan para que se incorpore a la sociedad. Le necesitan, y usted las necesita a ellas. Pero debe dejar que su noche os¬ cura le prepare, pues representa a la vez su dolor y su salva¬ ción. Es el gran obstáculo que le impide vivir su vida, y al mismo tiempo es el sistema de acceso idóneo a lo que la suerte le tiene reservado.
    • 57. 2 Ritos de pasaje La vida nos transporta constantemente a nuevos niveles de madurez. Cada uno de nosotros es como un barco que atra¬ viesa una larga serie de esclusas, que hacen que nos eleve¬ mos o descendamos a un nuevo nivel. Pasamos de una fase a otra, cada una de las cuales constituye un reto: hacerse adulto, casarse, divorciarse, envejecer, cambiar de trabajo o carrera, ser padre, dar a luz... Todos, cada cual a su modo, experimentamos ritos de pasaje que dejan en nosotros una impronta indeleble. Estos cambios profundos nos remueven y reorganizan nuestro mundo. Por eso pueden parecemos arriesgados. Quizá nos resistamos a un cambio necesario. Quizá nos casemos sin renunciar a la vida de soltero, o nos convirtamos en padres al tiempo que tratamos de preservar nuestro estilo de vida sin hijos. Quizá temamos a la noche oscura que se cierne sobre nosotros, pero debemos afron¬ tarla. Hoy en día, debido a la mentalidad terapéutica impe¬ rante, no apreciamos los ritos de iniciación y de pasaje. Es¬ peramos que la gente resuelva los cambios que se producen en su vida, y si no lo consiguen, les ofrecemos sesiones de te¬ rapia. Carecemos de los poderosos ritos de las comunidades primitivas que sirven para apoyarnos y guiarnos. Nuestros
    • 58. 56 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA modelos de desarrollo de una vida humana tienen en cuenta el progreso, pero no los cambios radicales. El pensamiento lineal, que forma parte integrante de la vida moderna, inci¬ de en el modo en que enfocamos nuestra vida. Evoluciona¬ mos y nos desarrollamos, pero no nos transformamos. Ima¬ ginamos que crecemos como un rascacielos en construcción, elevándonos hacia el cielo, no como una oruga que se con¬ vierte en una mariposa. Las personas se refieren a renacer como cristianos, ¿pero no es más importante renacer como seres humanos? Debemos renacer una y otra vez para reforzar nuestra hu¬ manidad, para descubrir de distintas y sofisticadas formas lo que significa ser una persona en una comunidad de per¬ sonas. Las sociedades arcaicas conocían esto mejor que nosotros: los cambios fundamentales de perspectiva son esenciales, y el mejor modo de imaginarlos es tomar el mo¬ delo del nacimiento. La metamorfosis del yo no concluye jamás, y necesitamos métodos eficaces para afrontar cada fase con éxito. Cuando uno se casa o se convierte en padre, se convier¬ te en otra persona. Pero a veces la señal de un cambio pro¬ fundo no es tan evidente. El elemento que nos transforma puede ser un simple hecho cotidiano. Al evocar el momen¬ to en que conoció a la mujer que definiría su vida y cuyo re¬ cuerdo le atormentaría durante años, W. B. Yeats escribió: «Erente a nuestra casa en Bedford Park se detuvo una cale¬ sa, de la que se apeó la señorita Maud Gonne, un episodio que alteraría mi vida».11 Esta relación influyó en Yeats a lo largo de su vida, aportándole tanto satisfacciones como amarguras. Yeats, que era un hombre inteligente, compren¬ dió que ese momento, su encuentro con una mujer singular y de acusada personalidad, iba a afectarle profundamente y alterar su vida por completo.
    • 59. Ritos de pasaje 57 Sin duda también en nuestra vida se ha producido un momento decisivo, como en la de Yeats, un hecho que ha cambiado radicalmente nuestra existencia. Yo he vivido dos momentos decisivos en mi infancia. Uno fue el día —yo tenía unos doce años— en que leí un folleto que decía que podía hacerme sacerdote y vivir en la sencilla y austera celda que mostraba una fotografía. Ese folleto revolucionó mi vida y sigue incidiendo en ella. El otro, más misterioso, fue el día en que me aferré al bote que había volcado, en un inmenso lago en Michigan, mientras mi abuelo se esforza¬ ba desesperadamente por salvarme. No sé cómo me afectó exactamente ese momento en que estuve a punto de morir. Creo que también fue una preparación; un encuentro con la muerte y una precoz invitación a tomarme la vida en serio. Algunos momentos decisivos de la vida pueden arrojar una incómoda sombra sobre el futuro. Cuando enfermamos gravemente, nuestra enfermedad no es sólo física; nos obliga a contemplarnos a nosotros y nuestro mundo de modo dis¬ tinto. Se trata también de un rito de pasaje. Un violento arre¬ bato de celos puede incidir en la forma en que usted se rela¬ ciona con la gente y le prepara para ser un buen compañero sentimental, capaz de afrontar las complejidades del matri¬ monio. Un estado de ánimo intenso o una emoción abruma¬ dora pueden elevarlo a un nivel superior, propiciando un cambio en su naturaleza. Llorar la muerte de un ser querido también puede trans¬ formarle de forma radical, pues el dolor es más que una emo¬ ción. Puede constituir una dolorosa reestructuración que le obligue a modificar sus puntos de vista y valores esenciales. La pérdida de un ser querido puede obligarle a replantearse su vida. La muerte de una persona a la que admiraba puede inspirarle, e inducirle a imaginar nuevas posibilidades para
    • 60. 58 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA usted mismo, descubriendo que ia única forma de superar el dolor consiste en reimaginar su existencia. Su sanación pue¬ de ser consecuencia de su sufrimiento. ANTIGUOS RITOS DE PASAJE En tiempos remotos, las personas hacían las cosas de modo distinto. Enfatizaban dramáticamente el hecho de pasar de un estado a otro, creando poderosos ritos que reproducían el nacimiento, y que demostraban, emocional y simbólica¬ mente, que cambiar significa renacer como persona. Sacrifi¬ caban animales, atemorizaban a los jóvenes iniciados con espectáculos violentos y utilizaban tambores, gritos y pintu¬ ras corporales para poner dramáticamente de relieve que un cambio en la vida es un asunto muy serio. Esos poderosos ritos comunitarios ayudaban a los jóve¬ nes a pasar de una fase vital a otra. En ocasiones sepultaban a un chico o una chica bajo tierra y le obligaban a arrastrar¬ se a través de un túnel, a caminar con los ojos vendados o a hablar como los niños de corta edad, todo esto para simbo¬ lizar el nacimiento de una nueva e importante fase. El an¬ tropólogo Victor Turner se refiere a un hombre pertenecien¬ te a cierta tribu que iba a convertirse en rey. Durante los ritos de iniciación, los asistentes le escupieron, lo golpearon y le asestaron patadas, le arrojaron objetos repugnantes y lo maldijeron. Turner asistió al espectáculo escandalizado, hasta que alguien le explicó: «Ese hombre aún no es nues¬ tro rey. Durante cierto tiempo podemos hacer con él lo que queramos, pero pronto tendremos que acatar su voluntad». Los terroríficos y gráficos ritos, llagas y sacrificios dejaban una marca indeleble en el joven o la joven que se sometía a ellos, haciendo que cambiara para siempre.
    • 61. Ritos de pasaje 59 Esos ritos violentos e inquietante tienen un sentido emo¬ cional. Las personas recibimos consejos todos los días, ¿pero cuántos asimilamos? En ciertos momentos clave, quizá tenga usted que vivir experiencias dolorosas e inquietantes para poder madurar, para averiguar quién es y en qué consiste la vida. Un accidente de tráfico, una enfermedad, un divorcio no sólo son tragedias, sino ritos de pasaje que le conducen, paso a paso, hacia una realidad desconocida y le convierten en una auténtica persona. Los antiguos ritos nos muestran que nuestros problemas y sufrimientos cotidianos pueden ha¬ cer que tomemos nota de nuestra realidad. LOS RITOS DE PASAJE MODERNOS Hoy en día quizá tenga usted que atravesar también un túnel emocional para avanzar hacia la madurez o convertirse en una persona sabia y experimentada. Dejar el colegio, casar¬ se, renunciar a una carrera... Es posible que le aterrorice dar esos pasos y caiga en un pozo de desesperación. La clave consiste en comprender la importancia de estos pasajes y permitir que se produzca la iniciación. Debe comprender que sentirse angustiado en ciertos momentos decisivos en la vida es lógico y natural. En lugar de resistirse, muéstrese re¬ ceptivo al cambio. Quizás experimente una profunda ansie¬ dad y presente incluso ciertos síntomas físicos. Durante mi divorcio me salieron unas dolorosas llagas en la lengua que quizá simbolizaban mi dificultad para pronunciar las pala¬ bras de la separación. He presenciado trastornos cutáneos, estomacales y otros síntomas físicos en personas que atrave¬ saban cambios vitales de gran envergadura. Mircea Eliade, el gran investigador de las religiones, asegura que la enfer¬ medad también puede considerarse una iniciación, un dolo-
    • 62. 60 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA roso tránsito que posee ia facultad de reformar la personali¬ dad y ia vida de una persona. Mi primera auténtica iniciación se produjo cuando yo tenía trece años, como consecuencia de haber leído aquel fo¬ lleto. Todavía siento muchas de las emociones que experi¬ menté al abandonar mi casa para ingresar en el seminario de un monasterio católico. En septiembre de 1954 me trasladé de mi ciudad natal de Detroit a una escuela en Chicago. Re¬ cuerdo que me levanté de la cama a las cinco de la mañana para dirigirme a la antigua estación de ferrocarril situada en el centro de la ciudad. Varios miembros de mi familia acu¬ dieron para despedirme. Nunca regresé al hogar familiar, salvo durante las vacaciones estivales y navideñas, y la año¬ ranza que sentí durante esos años fue tan dolorosa que no sé cómo fui capaz de soportarla. incluso hoy en día, el olor de las hojas de otoño y el aire frío, tan grato y reconfortante para mucha gente, me produ¬ cen náuseas. Si el otoño me pillara en Chicago, por más que me encanta esa ciudad, no sé si lo resistiría. Aunque han transcurrido muchos años, el sentimiento de añoranza no ha desaparecido por completo. Ahora soy más consciente del dolor que causé a mi familia y de las consecuencias que tuvo sobre mi futuro el hecho de seguir mi precoz vocación. Como es natural, tuvo sus recompensas, pero me condujo a una lar¬ ga y triste noche oscura del alma que aún no ha concluido. El desplazarse físicamente, en especial separarse de la familia y los amigos, es una forma de avanzar en nuestro viaje del alma. No obstante, puede ser un acontecimiento profundamente angustioso. Por un lado deseamos cambiar, pero por otro es lo último que deseamos. Así me sentí yo, dividido entre el yo que deseaba embarcarse en un futuro emocionante y el yo que anhelaba el grato calor del hogar. En ocasiones, una noche oscura comienza a fraguarse cuan-
    • 63. Ritos de pasaje 61 do uno se siente atrapado entre dos deseos contradictorios, cuando una necesidad apremiante choca con el deseo de se¬ guridad y confort. UNA FILOSOFÍA DE LA NOCHE Un rito de pasaje cambia nuestra percepción de nosotros mismos y nuestra realidad. La transición puede durar sólo un día, o quizá tarde toda una vida en completarse. Algunas vidas no son sino una noche oscura del alma, mientras que otras muestran escasos indicios de dolor o desconcierto. La suerte desempeña un papel crucial en las mayoría de las noches oscuras, por lo que conviene respetar el papel de la suerte y el destino en nuestras vidas. No controlamos del todo las riendas de nuestra vida. A veces no tenemos más remedio que colaborar con los signos de nuestro destino, incluso cuando preferiríamos movernos en otra dirección. Una noche oscura del alma es oscura porque no nos ga¬ rantiza que lo que está ocurriendo tenga sentido y en última instancia sea beneficioso. No comprendemos lo que nos ocurre, y si nos empeñamos siempre en averiguar lo que ocu¬ rre a nuestro alrededor, este aspecto de la noche oscura nos saca de quicio. Podemos hallar significado en esos momen¬ tos de transición, pero debemos plantearnos nuestra vida de otra forma, asumir una mentalidad menos psicológica y más filosófica y espiritual. Bonhoeffer no tenía ninguna garantía de que el haber participado en un complot contra Hitler fue¬ ra moralmente correcto y aceptado por las personas que le consideraban su pastor y teólogo. Tuvo que arriesgarse, pero se apoyó en su pensamiento religioso, en su teología. El poeta inglés John Keats, sin duda una de las personas más sensibles y emocionalmente inteligentes de la historia,
    • 64. 62 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA acababa de cumplir veintiséis años cuando contrajo una tu¬ berculosis que le llevaría a su lecho de muerte. Padeció do¬ lores atroces, pero lo que más le dolió fue separarse de la mujer que amaba, Fanny Browne. Cuatro meses antes de morir escribió a su amigo Charles Brown: «Puedo soportar la muerte, pero no soporto separarme de ella... ¿Dónde puedo hallar consuelo o alivio? Me temo que no hay nadie que pueda ayudarme».12 Pero en su siguiente y última carta, sigue demostrando su buen humor y hace un sencillo pero importante comentario: «Debemos apoyarnos en la filosofía, como hago yo, de otro modo la vida sería insoportable». Keats, un joven dotado de una extraordinaria madurez, había desarrollado una filoso¬ fía del alma que le permitía seguir viviendo. Afirmaba que la belleza reside en la verdad y propugnaba el valor de «la ca¬ pacidad negativa», esto es, «cuando un hombre es capaz de albergar incertidumbres, misterios, dudas». Este concepto de ser capaz de albergar incertidumbres y dudas ha inspirado a muchos que han imitado el ejemplo de Keats, quien tuvo que apoyarse en esa capacidad negativa hasta el último mo¬ mento de su vida. Al igual que Bonhoeffer, sus criterios y sus profundas reflexiones le aportaron paz y consuelo. Keats alimentó su visión durante su breve vida en sus poemas, en sus afectuosas cartas a amigos y parientes, y en determinadas y significativas conversaciones a las que alu¬ de con frecuencia. Se hallaba en el último pasaje de su vida, a punto de morir, pero fue capaz de expresarse con elegan¬ cia y optimismo. Poseía un espíritu noble y fuerte que res¬ plandecía a través de su postración física. En una carta decisiva, que escribió a su hermano y a su cuñada cuando tenía veintitrés años, decía que no bastaba con ser inteligente, sino que uno debía convertir su inteli¬ gencia en un alma. «¿No comprendéis —escribió— lo nece-
    • 65. Ritos de pasaje 63 sario que es en este mundo de dolor y tribulaciones cultivar la inteligencia y convertirla en un alma...? Debemos llamar este mundo “El valle de crear almas”». Esta carta constitu¬ ye una valiosa referencia para todos los que tratamos de comprender el lugar que ocupa el sufrimiento en nuestra vida. Como han dicho muchos, aunque pocos con la elo¬ cuencia de Keats, el sufrimiento es un gran maestro. Keats convirtió su sufrimiento emocional y físico, a tra¬ vés de sus cartas y poemas, en un alma extremadamente in¬ teligente y sensible. Como diría un alquimista, es preciso disponer de un receptáculo, de un medio en el que pueda verificarse esta importante transformación. Una diferencia entre la depresión y una noche oscura del alma es que la de¬ presión es un estado de ánimo que uno soporta y trata de superar, mientras que una noche oscura constituye un pro¬ ceso a través del cual nuestra burda alma se refina y nuestra inteligencia se potencia. El elemento clave es la forma en que nos planteemos esta prueba. Las personas modernas no suelen crear una filosofía vi¬ tal minuciosamente elaborada y apasionada. En la actuali¬ dad mucha gente sigue ciegamente a sus clérigos, sus ideo¬ logías, a sus líderes políticos y a la prensa. Muchos obtienen su orientación vital de la televisión y rara vez tienen unos pensamientos originales sobre sus experiencias. Otros man¬ tienen opiniones basadas en los últimos estudios pero sin elaborar una visión profunda. Están informados, pero no reflexionan profundamente. DESARROLLAR UNA FILOSOFÍA VITAL Sin una filosofía vital, uno puede sentirse abrumado por sus emociones y pensar que la vida carece de sentido. Vemos el
    • 66. 64 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA caos en nosotros mismos y en nuestro entorno, y llegamos a la conclusión de que nada tiene sentido. Esta actitud nos lle¬ va con frecuencia a aferrarnos a explicaciones simplistas que proliferan a nuestro alrededor. Existe una industria de con¬ sejeros, predicadores, psicólogos, monitores y gurús de di¬ verso pelaje dispuestos a explicarnos cómo debemos vivir. Pero esas estrategias tomadas prestadas y adquiridas no bas¬ tan cuando se apodera de nosotros la noche oscura del alma. Debemos idear nosotros mismos un sistema que nos dé re¬ sultado. Debemos prepararnos para afrontar retos que pue¬ den ser más radicales de lo que imaginamos. ¿Cómo crear una filosofía eficaz y viable? En primer lu¬ gar, tómese la vida en serio. No tiene que adoptar una acti¬ tud pesimista, pero debe comprender que no puede transfe¬ rir la responsabilidad de su vida a otra persona. Hoy en día la gente siente el peso de su existencia. Viven conforme a valores superficiales y conceptos ingenuos. En lugar de cul¬ tivar placeres profundos y sólidos, se pierden en distraccio¬ nes frívolas, en drogas legales e ilegales, y en actividades que más que divertir atontan. Sólo sienten un peso emocio¬ nal cuando están deprimidos, pero se trata tan sólo de un estado sintomático y doloroso. Es posible confundir la de¬ presión con una tristeza profunda y una sensación de deses¬ peración. La depresión es una emoción intensa, pero una noche oscura es una transformación lenta potenciada por los problemas profundos que definen el significado de su vida. A veces lo que preocupa a una persona, a otra puede parecerle banal. Frida Kahlo, la pintora mexicana, escribió a un amigo mientras se hallaba postrada en la cama de un hospital tras sufrir un accidente que destrozó su cuerpo: «Deseo sinceramente morir, porque ya no lo resisto. No es sólo el sufrimiento físico, sino que ya nada me distrae. No
    • 67. Ritos de pasaje 65 salgo de esta habitación, no puedo hacer nada, ni siquiera andar».13 Es difícil saber lo que proporciona a una persona el deseo de vivir. Para un niño pobre puede ser un juguete, y para una mujer de temperamento vivaz que se halla postra¬ da en la cama de un hospital, la posibilidad de divertirse. Lo que a una persona puede parecerle trivial e insignificante puede dar sentido a la vida de otra. La inconsciencia es como la comida basura. Es una for¬ ma fácil de vivir, pero no nos procura el alimento que nece¬ sitamos. Uno no tiene que molestarse en analizar las cosas, ni siquiera pensar. En pequeñas dosis nos ayuda a relajarnos, pero si lo tomamos como costumbre, puede conducirnos a una excesiva pasividad. Por doloroso que nos resulte pensar y meditar, el hecho de utilizar nuestra inteligencia para resol¬ ver las experiencias cotidianas añade una dimensión esencial que nos proporciona una profunda satisfacción. Una filosofía vital comienza a cobrar forma cuando us¬ ted educa su corazón y cultiva su vida. Lee, conversa y pien¬ sa; no se limita a actuar. Analiza su experiencia y extrae lec¬ ciones de ella. Es aconsejable que anote esas lecciones en un diario y hable de ellas con amigos. Una conversación pro¬ funda es un modo valioso de cultivar una actitud inteligen¬ te con respecto a la vida. Antiguamente muchas personas utilizaban misivas, escritas minuciosa y sinceramente, para educarse a sí mismas. En ellas su filosofía vital se había pro¬ ducido a través del proceso que Keats denomina «creación de un alma», una alquimia que transforma la simple expe¬ riencia en una personalidad cada vez más profunda y una forma de vivir plena y satisfactoriamente. Henry David Thoreau vivió durante más de dos años en una pequeña cabaña en Walden Pond, en las afueras de Bos¬ ton, en la que llevó una existencia basada en la meditación que le ayudó a profundizar más conscientemente en su vida.
    • 68. 66 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Para él representaba evidentemente el medio de conseguir que se operara un cambio importante, un rito de pasaje, Thoreau escribió sobre su experiencia: «Me fui a vivir al monte porque deseaba vivir de forma deliberada, afrontar tan sólo los hechos esenciales de la vida, asimilar lo que ésta podía enseñarme, y evitar descubrir, en el momento de la muerte, que no había vivido». Usted puede prepararse para afrontar sus noches oscuras del mismo modo, buscando su propio retiro y estilo de meditación, desarrollando una vi¬ sión que le apoye e inspire. Todos necesitamos nuestro «Walden Pond», un lugar real o metafórico en el que hacer balan¬ ce de nuestra vida, y hallar un propósito y unos valores que nos ayuden a vivir. Una filosofía vital es la suma de la sabiduría que usted ha conseguido acumular a través de sus lecturas y experien¬ cias. No se trata de una ideología rígida que impide el de¬ sarrollo y la complejidad. Es algo vivo, un concepto sobre la vida que usted desarrolla y le pertenece exclusivamente. Quizá desee compartir sus percepciones, e incluso desee que el resto del mundo adopte algunos de sus principios. Pero esencialmente constituye su fuente de consuelo y conoci¬ miento que le permite ser usted mismo, juzgarse en referen¬ cia a un absoluto en lugar de cotejar sus criterios con los de otros seres humanos. Su filosofía vital puede estar influida por su época y lu¬ gar donde vive; por otra parte, en algunos aspectos puede ir en contra de los criterios establecidos. Puede contener ideas sobre los orígenes del mundo, sobre la vida, sobre cómo tra¬ tar a las personas, cómo conseguir que la vida tenga sentido para usted y contribuir al bienestar de la humanidad. Puede incorporar ideas sobre la muerte y el más allá. Usted constru¬ ye esta filosofía a partir del estudio y la experiencia. De nue¬ vo, nuestro país [Estados Unidos] de hoy valora más la opi-
    • 69. Ritos de pasaje 67 nión que la reflexión. Desea saber quién tiene razón, no quién tiene ideas más interesantes y sugestivas. ¿Quién acude hoy en día a la escuela para obtener una buena educación, para convertirse en una persona que piensa e instruida? La tendencia es la de formarse para desempeñar una carrera de éxito, y es prácticamente imposible educar a una persona dentro del contexto de una formación. Una filosofía vital nos eleva y elimina lo que podría convertirse en un pantano emocional. Los sentimientos son húmedos y blandos, nos inundan e impiden que pensemos con claridad. Las ideas son secas y permiten que del mar de sentimientos emerja una visión. El filósofo griego Heráclito decía que un alma seca es un alma sabia y maravillosa que se aparta del torrente de acontecimientos para observar las realidades eternas. Una filosofía vital sublima nuestros pen¬ samientos y nos prepara para afrontar los retos antes de que se produzcan. La labor de la psicoterapia también sirve para oxigenar un alma húmeda. Uno analiza sus abrumadoras emociones y trata de descifrarlas hasta que aparece una idea. Es posi¬ ble que esta idea no sea una solución a sus problemas, pero constituye el primer paso en la labor de aireación. He visto a personas sometidas a psicoterapia empantanadas en el amor, ahogándose en la pasión e inundadas de sentimien¬ tos. El simple hecho de hablar sobre sus emociones les pro¬ cura alivio, y activa un proceso que propicia un estilo de vida menos compulsivo. A lo largo de los años he observado que las personas que se someten a psicoterapia sustentan opiniones rígidas que les han sido inculcadas por la religión o la familia, o bien care¬ cen de criterios. La alternativa consiste en desarrollar ideas complejas y flexibles. Pese a las reiteradas referencias a la mente y el cuerpo que vemos en la medicina contemporánea,
    • 70. 68 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA apenas se hace hincapié en el hecho de que la mente alberga las ideas y las reflexiones. Las noches oscuras requieren cier¬ ta dosis de inteligencia y una profunda reflexión por nuestra parte, no sólo emociones. NACER Y RENACER Físicamente, nacemos una vez, pero el alma experimenta un renacer eterno y constante. Desde un punto de vista pura¬ mente humano, el bautismo, la fiesta onomástica y otros ri¬ tos de la infancia simbolizan el continuo nacimiento de la persona. En la escuela, un niño pasa por numerosos ritos de iniciación, algunos de los cuales constituyen ceremonias. En la escuela Waldorf, a la que asisten mis hijos, cada curso es¬ colar comienza con la Ceremonia de la Rosa. Los alumnos de octavo curso regalan una rosa a todos los nuevos alum¬ nos de primer curso, mostrando simbólicamente el vínculo entre la conclusión y el comienzo del proceso. Es un rito sencillo pero potente, y los padres procuramos asistir a él. Las bodas, los funerales, los aniversarios, las fiestas de cumpleaños y los banquetes especiales ayudan al individuo y a la familia a realizar los cambios en la vida que afectan a todos. La vida espiritual no es abstracta. Se nutre de los ritos, el arte, las palabras amables y los actos simbólicos. Esos actos concretos propician la transición desde el punto de vista físico, emocional e intelectual. De esta forma uno se percata de que ha experimentado un cambio y se adap¬ ta a él. Esos ritos potencian el renacer. El reiterado renacer del alma es una experiencia positiva, pero también conlleva do¬ lor. Significa emprender una nueva forma de vida cuando ya nos habíamos adaptado a la antigua. Lo familiar nos tran-
    • 71. Ritos de pasaje 69 quiliza, pero necesitamos también el estímulo y el caos de lo novedoso. Vivir conlleva ambas cualidades, el yin y el yang de la paz y el dolor. En La interpretación de los sueños, la revolucionaria obra de Freud, éste presenta un hermoso sueño que le rela¬ tó una paciente suya: «Durante sus vacaciones estivales, junto al lago..., la mujer se sumergió en él en el preciso ins¬ tante en que la pálida luna se reflejaba en las aguas».14 Freud utiliza este sueño zen para demostrar su propia tesis, pero yo recalcaría la necesidad que sentimos a veces de su¬ mergirnos en el agua con el fin de renacer, un bautismo de inmersión a la luz de la luna. Freud sostiene que el sueño se refiere al deseo de la paciente de seguir sometiéndose a psi¬ coterapia, pero a mi modo de ver un sueño tan potente tie¬ ne que ver con un cambio profundo en el alma de esa mujer, quizás el descubrimiento de una inteligencia más profunda. Fa mujer no renace, sino que regresa a la fuente de la que puede renacer. Fa vida consiste en un ciclo continuo de nacimientos. Imagine que usted se compone de tres partes. Una parte aparece en el momento de nacer y no cambia nunca: el yo eterno. A ese nivel, usted es eterno y durante toda su vida reconoce ese yo inmutable en todos los acontecimientos que le rodean, la quintaesencia de una estrella que resplandece en lo más profundo del alma. Un segundo nivel se define completamente por los acontecimientos y el entorno y cam¬ bia constantemente. Es el yo que trata de sobrevivir y pros¬ perar en el mundo cotidiano, el yo práctico. Un tercer nivel es la parte oruga-mariposa, el yo que evoluciona constante¬ mente. Ese yo se desarrolla y evoluciona sin cesar, salvo que algo se lo impida, y experimenta profundas transformacio¬ nes. Es el intermediario que vincula lo eterno con lo cotidia¬ no. Fas sociedades antiguas centraban su atención en el yo
    • 72. 70 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA que evoluciona, mientras que nosotros nos decantamos por el yo práctico. En todo momento somos una estrella, un agente y una mariposa que surge de la oruga. Para mantener vivo el yo que evoluciona, es preciso mostrarse en todo momento abierto al cambio. Por supues¬ to, en algunos momentos conviene dar un paso atrás y per¬ manecer inmóvil durante un tiempo. Pero ser persona signi¬ fica afrontar en todo momento la decisión de vivir o morir, aceptar las invitaciones de potenciar su vitalidad, o recha¬ zarlas por temor o apatía. Las noches oscuras del alma bus¬ can el yo que evoluciona y crean un estado de ánimo que propicia las transformaciones necesarias. Uno no puede ex¬ perimentar iniciaciones profundas cuando está atareado o inmerso en un estado de ánimo despreocupado. LA NOCHE OSCURA COMO RITO DE PASAJE Un pasaje vital, como el nacimiento de un niño, casarse, la pérdida del cónyuge o alguna enfermedad, puede dar paso a la noche oscura, pero las noches oscuras también pueden constituir ritos de pasaje. No todas las transiciones en la vida están ligadas a una ceremonia o una ocasión especial.
    • 73. Ritos de pasaje 71 Usted puede ser víctima de un poderoso estado de ánimo. Por ejemplo, puede sentirse fracasado y dudar de su capaci¬ dad de conseguir algo positivo. Quizá sus amigos traten de sacarle de ese estado depresivo señalándole sus numerosos logros y su gran potencial. Pero ese estado de ánimo puede conducirle a tomar una decisión, a un punto de inflexión en el que de pronto su vida empieza a cobrar sentido. La noche oscura es en sí misma un pasaje. Algunas personas que padecen una noche oscura dicen: «Ayudadme. Estoy deprimida. Ayudadme a salir de ella». ¿Pero cómo puede usted librarse de un proceso natural de cambio? ¿Cómo puede medicarse para curar una transfor¬ mación personal? Lo malo es que ya no pensamos en térmi¬ nos de pasajes y transiciones. Hemos cambiado una con¬ ciencia espiritual sobre los momentos decisivos de la vida por un punto de vista psicológico basado en la medicina. Queremos curarnos de la oscuridad que se abate sobre no¬ sotros. La confusión de categorías que genera esa actitud no hace sino empeorar las cosas. En algunos momentos conviene medicarse, pero los me¬ dicamentos siempre son insuficientes. La medicina tiene un papel importante en todo sufrimiento, emocional o físico. El problema es que la medicina se ha hecho materialista y no ha comenzado a buscar el medio de incluir una dimen¬ sión espiritual hasta hace bien poco. Trata el cuerpo sólo desde un punto de vista físico, prescindiendo del poderoso vínculo entre el significado, la emoción y el estado físico. Hasta que la medicina y la psicología profesional no aban¬ donen la trasnochada filosofía secular y aprecien de nuevo la absoluta profundidad de la vida humana, no lograrán re¬ mediar nuestras noches oscuras. Mircea Eliade, el experto en religión, observa en sus diarios que «hoy en día lo sagrado está camuflado en lo se-
    • 74. 72 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cular». Los temas antiguos y tradicionales aparecen en las circunstancias más ordinarias, y basta con ser capaz de dis¬ tinguir lo sagrado para verlos. El ejemplo más claro lo ha¬ llamos en los deportes. En los espectáculos deportivos asis¬ timos a una dramática pugna entre el yo y el otro, los de casa y los visitantes. Los espectáculos deportivos hacen que afloren los temas esenciales de toda vida humana: afrontar los momentos críticos; la lucha, avanzar y retroceder; ganar y perder. Un juego de pelota se desarrolla dentro de ciertos límites y conforme a unas reglas estrictas que separan el jue¬ go de la vida real. Esas reglas se asemejan a las rúbricas o instrucciones del ritual: permiten que se produzca una re¬ presentación atlética, en la que tanto los jugadores como los espectadores experimentan en su imaginación las pro¬ fundas tensiones que experimentan en la vida cotidiana. El elemento espiritual en el deporte aparece en el lenguaje, en términos como «gol prodigioso», «Súper Copa» y «super¬ estrellas» —la palabra súper significa trascendencia—, y en la liturgia y los ritos de diversos juegos. En el fútbol ameri¬ cano profesional, la Super Bowl constituye para un amplio segmento de la cultura un poderoso rito de religión civil, un intenso proceso ritual. Es posible que en su noche oscura vea temas que tras¬ cienden la esfera de Jo psicológico: temas referentes al signi¬ ficado, a los ritos de pasaje, a la mortalidad y los valores. La psicología no explora esos temas salvo de forma distan¬ te y analítica. Es preciso adoptar un punto de vista espiri¬ tual para apreciarlos y resolverlos. Quizá no se sienta usted atraído por la religión organizada, pero probablemente ne¬ cesita un punto de vista espiritual para analizar estos temas. Durante una noche oscura quizás experimente la nece¬ sidad de quietud, quizás incluso la de guardar silencio. Qui¬ zá le cueste trabajo hablar y busque un lugar que le ofrezca
    • 75. Ritos de pasaje 73 la quietud que anhela. Recuerdo un hombre que durante los períodos más intensos de su noche oscura se acostaba y pa¬ saba quince días en la cama, sin salir de casa. Asimismo, quizá no tenga usted ganas de comer y el ayuno forme par¬ te integrante de su pasaje. En un ambiente religioso, practi¬ caría un ayuno según las normas tradicionales. Sin el apoyo de la religión, quizá piense que su inapetencia obedece a motivos físicos, quizás acuda incluso al médico, y su silencio lo considere simplemente a una estrategia. Pero se trata de estrategias espirituales que vienen siendo utilizadas desde hace siglos. Quizá sienta la necesidad de estar solo, o en todo caso de evitar ciertos acontecimientos sociales. Quizá desapa¬ rezca durante un tiempo, haciendo que sus amigos se pre¬ gunten qué ha sido de usted. Quizá necesite disponer de una habitación para usted solo o un lugar aislado. Puede tratarse simplemente de un retiro, otro sistema tradicional que constituye un rito de pasaje, y es posible que le ayude a superar su noche oscura. Sin saberlo, se habrá convertido en cierto modo en un monje. Conozco a varios hombres que se retiran periódicamente a monasterios, pero conozco a otro que sencillamente desaparece. Nadie sabe dónde se oculta, pero siempre regresa sintiéndose profundamente tonificado. Ritualizar los impulsos naturales de la noche oscura es una forma de reaccionar espiritualmente ante la situación y conforme a su estado de ánimo. El rito, al igual que el arte, hace que entre en juego la imaginación, que propicia a la vez la participación en el acontecimiento y la distancia de la re¬ flexión. El hecho de cerrar la puerta con llave puede ser un acto ritual al servicio de su intimidad, que puede ayudarle a afrontar su noche oscura. Quizá necesite cenar tranquila¬ mente con un amigo, o dar un paseo a solas por la orilla de
    • 76. 74 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA un río o del mar. Quizá le convenga ver una vieja película, o leer un poema favorito en voz alta. También puede visitar a un pariente, o trasladarse a un espacio natural que refleje su estado de ánimo: el desierto, un bosque, una cueva. LAS FASES DEL PASAJE Arnold Van Gennep, un experto en ritos antiguos, decía que cada rito de pasaje tiene tres fases: separación, liminalidad y reincorporación. No tiene que adoptar necesariamente una de esas fórmulas, pero pueden ayudarle a comprender lo que le ocurre cuando sienta la oscuridad de la transición. Es un esquema similar al que Joseph Campbell atribuía al viaje del héroe: partida, iniciación y regreso. Separación Cuando experimente una noche oscura, es posible que al principio se sienta aislado y solo. Los clientes que acuden a mi consulta afirman sentirse aislados y sin poder hablar con nadie. Algunos se someten a un tratamiento psicoterapéutico con el fin de resolver su soledad. Anhelan establecer una relación humana profunda, pero en vez de eso se encuen¬ tran con una soledad distinta y más eficaz. La psicoterapia también está aislada de la vida, pero refleja el aislamiento necesario de un rito de pasaje. La experiencia de la separación durante una noche os¬ cura no es sencilla. Es posible que usted se encuentre pos¬ trado en la habitación de un hospital, junto a otro enfermo que ocupa la cama contigua, rodeado de enfermeras y mé¬ dicos que le visitan a todas horas del día, parientes y amigos que se acercan a saludarle y voces que suenan incesante-
    • 77. Ritos de pasaje 75 mente en torno suyo. No obstante, su enfermedad hace que se sienta aislado de la familia humana. Anatole Broyard, un escritor y un paciente dotado de gran elocuencia, dijo refi¬ riéndose a estos sentimientos: «No veo razón ni necesidad alguna de que mi médico me quiera, ni espero que comparta mi sufrimiento. No le exijo que me dedique una gran parte de su tiempo: tan sólo deseo que reflexione durante cinco minutos sobre mi situa¬ ción, que me conceda por una vez toda su atención, que se ponga en mi lugar durante breves instantes, que examine mi alma junto con mi cuerpo, que sienta mi enfermedad, pues cada persona está enferma a su manera.» Broyard desea sentirse profundamente conectado, y el suyo es un ruego importante en el mundo frío y a menudo remoto de la medicina. Pero por más que la amistad y las vi¬ sitas son importantes, hay un aspecto de esa soledad que es irremediable. El que uno esté enfermo a su manera significa sentirse solo en su propio espacio. No creo que ningún mé¬ dico sea capaz de eliminar por completo esa sensación de soledad provocada por la enfermedad. Esto es aplicable a otras formas de noche oscura. Liminalidad Es posible que su noche haga que su mundo familiar le re¬ sulte inaccesible, pero al mismo tiempo le conecta con un ámbito desconocido, quizás una existencia totalmente nue¬ va, lo cual le produce la sensación de vivir entre dos mun¬ dos, el conocido y el desconocido. Los expertos llaman a este estado «liminal», que significa «en el umbral», ni den¬ tro ni fuera. La religión considera estos estados liminales es¬ pecialmente valiosos para una experiencia espiritual. Cuan¬ do uno no está ocupado con el ajetreo normal de su vida
    • 78. 76 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cotidiana, está abierto a otras clases de influencia. Puede meditar, rezar y albergar ciertas intuiciones. El antropólogo Victor Turner concedía especial impor¬ tancia a la fase intermedia de liminalidad. Según decía: «Es como estar muerto; como hallarse en el útero; como la invi¬ sibilidad, la oscuridad, la bisexualidad, la selva, un eclipse solar o lunar». Cualquiera de esas cualidades puede hacer que su noche oscura le parezca extraña, incluso sobrenatu¬ ral. Aunque su vida externa no haya cambiado, de pronto se encuentra en una zona crepuscular. Turner describe que, en las sociedades tradicionales en las que se llevan a cabo ri¬ tos de pasaje de forma muy gráfica, en ocasiones el iniciado tiene que desnudarse o ir semidesnudo. Eliade describe an¬ tiguos ritos en los que los iniciados regresan a su aldea com¬ portándose como bebés, incapaces de comer, lavarse o ves¬ tirse solos, desnudos y desmemoriados. Estos antiguos ritos religiosos evocan algunas experien¬ cias de pasaje que se producen en la actualidad. Las perso¬ nas que se encuentran en una fase de transición a menudo descuidan su apariencia. No se peinan, no se lavan ni se du¬ chan. Los ancianos ingresados en un hospital con frecuen¬ cia experimentaban demencia, un estado profundamente desmemoriado que hace que dependan de las personas que los atienden para satisfacer sus necesidades más elementa¬ les. Parece como si la atención que prestaban a las cosas co¬ tidianas se hubiera eclipsado, como si se hallaran en otra di¬ mensión. Su pérdida funcional se debe a una degeneración física del cerebro, y sus familiares tratan con una persona inmersa en un profundo estado de transición. Convendría que esas familias comprendieran que la demencia es una forma de pasaje. Quizá convenga que usted permita que se produzca esta transición en usted mismo y en los demás. No tiene nada de
    • 79. Ritos de pasaje 77 malo que descuide ciertas actividades, como bañarse o ves¬ tirse con esmero. Cuando uno experimenta un importante cambio en su vida, sus buenas costumbres se van al traste. Es posible que haga cosas que le alejen de su familia y su co¬ munidad. La locura de una noche oscura hace que algunas personas se comporten de forma menos educada y contro¬ lada que en circunstancias normales, pero al mismo tiempo, pese a las limitaciones de esta demencia, pueden mostrarse más presentes, menos a la defensiva y más comunicativas en otros aspectos. La escritora Annie Dillard dice que durante la creación de un libro, «dejo que todas las plantas que tengo en casa mueran. Cuando termino el libro, vuelvo a prestarles aten¬ ción; las plantas muestran un aspecto ennegrecido y marchi¬ to en sus tiestos en el balcón».15 Escribir un libro, o realizar cualquier otra labor artística, puede constituir una noche os¬ cura. Muchas personas dicen que en esos momentos se sien¬ ten obligadas a mantener ciertos ritos cotidianos como dar paseos, encerrarse a solas y beberse un café para preservar cierto sentido de normalidad. Pero al mismo tiempo descui¬ dan sus quehaceres y obligaciones. Cuando uno se encuentra en una situación liminal, en ocasiones se olvida de su entor¬ no y sus hábitos cotidianos. El desorden inherente a un rito de pasaje puede estar de¬ terminado por circunstancias ajenas a uno mismo. Brian Keenan nos relata detalladamente el caos que vivió cuando fue apresado como rehén en Beirut. Llevaba el pelo largo y alborotado, la barba desaliñada, y a menudo iba desnudo. Explica que tenía que defecar y orinar en la habitación en la que dormía. Sus reflexiones indican su estado liminal, la pér¬ dida de su mundo familiar: «Con frecuencia mis pensamien¬ tos se centraban en la pérdida de mi humanidad. ¿En qué me había convertido? ¿A qué niveles había descendido mientras
    • 80. 78 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA permanecía sentado en ese rincón? Me pasaba el día cami¬ nando arriba y abajo por la habitación, habiendo perdido toda noción del hombre que había sido, sumido en una espe¬ cie de trance y sin reconocer ningún rasgo de mi antigua per¬ sonalidad. ¿Me había convertido en un personaje kafkiano, en un animal carente de forma humana, en un ser repugnan¬ te que debía permanecer encerrado y aislado del mundo?»16 El lenguaje de Keenan evoca el de los antropólogos que describen ritos de pasaje tribales. Cuando experimentamos esa noche oscura, es posible que descendamos en varios as¬ pectos hacia nuestra naturaleza animal, como si regresára¬ mos a nuestros orígenes. Keenan dice que sus compañeros de prisión y él se abstenían de hablar sobre sus relaciones sexua¬ les con sus respectivas compañeras y compañeros, pero em¬ pleaban un lenguaje extremadamente soez. Para evitar caer en la autocompasión y la sensación de derrota, recurrían a la ira y al humor negro. Una noche oscura puede apartarle de la educación y la personalidad que usted ha adquirido a través de su forma¬ ción y las enseñanzas que le ha transmitido su familia. Quizá regrese a un estado un tanto primitivo que le permita comen¬ zar de nuevo, posiblemente a un nuevo nivel. En ocasiones los adolescentes convierten el desaliño en un estilo de vida. Experimentan uno de los ritos de pasajes más prolongados e importantes que experimentarán en su vida. Aunque algunos crean que atraviesan una noche oscura del alma, sus padres saben que no es así. En este caso debemos mostrar también una gran tolerancia cuando el chico o la chica deja atrás su infancia y tarda un tiempo en alcanzar la madurez. Eso es aplicable a todas las transiciones que conducen a la madurez, las cuales pueden producirse a cualquier edad. Convertirse en adulto no ocurre a una edad determinada. Muchos tardamos una vida entera en madurar. Yo pasé mi
    • 81. Ritos de pasaje 79 adolescencia en el seminario de un monasterio y no expe¬ rimenté la importante transición de la adolescencia hasta poco antes de cumplir los cuarenta años. De joven apenas sabía nada sobre el dinero, el sexo, las relaciones, la política y el trabajo, pero al concluir un matrimonio demasiado ino¬ cente que nunca llegó a consolidarse, empecé a asimilar las lecciones importantes de la vida. No existen unas reglas fijas sobre las experiencias que viven otras personas. Reincorporación Regresar a la vida normal después de una noche oscura, en ocasiones no es tan fácil como usted imagina. Usted habrá cambiado. La gente se preguntará qué le ha ocurrido. Ten¬ drá que renovar viejas amistades, y tendrá que inventar nue¬ vos hábitos y comportamientos. Las personas son esencial¬ mente conservadoras y no les gusta que sus amigos cambien. Cuando uno experimenta un rito de pasaje, los amigos y la familia también tienen que acoplarse a él. Aunque conviene que usted se mantenga firme en su nueva realidad, al mismo tiempo debe ofrecer garantías y fa¬ cilitar las cosas a las personas que le rodean. Los nuevos mé¬ todos psicoterapéuticos suelen recalcar la necesidad de que uno se mantenga firme frente a los malos entendidos, pero eso no impide que se muestre amable y educado. Esto es es¬ pecialmente importante en el matrimonio, en el que cual¬ quier cambio en la personalidad, por leve que sea, puede re¬ sultar amenazante para el otro cónyuge. No es preciso que usted adopte una actitud defensiva sobre su renovada perso¬ nalidad, pero debe introducir progresivamente a su compa¬ ñero o compañera en la nueva vida que está descubriendo. A menudo la gente no se da cuenta de la eficacia de unas palabras francas y sinceras. Si usted ha atravesado una pro-
    • 82. 80 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA longada prueba y ha cambiado debido a ella, puede explicár¬ selo a las personas que le rodean: «He vivido una experiencia muy poderosa. Me siento distinto. Quizás os aparezca como un extraño. No quiero distanciarme de vosotros, pero me siento cambiado; en cualquier caso, no soy la misma persona que antes». Estas simples palabras son más potentes que cualquier disculpa, evasiva o explicación a medias. Algunas personas esperan a que sus familias y comuni¬ dades las reciban, cuando sería preferible que ellas mismas tomaran la iniciativa. Si usted desea reincorporarse, debe dar el primer paso y ayudar a aquellos que desea que le re¬ ciban con los brazos abiertos. En todo caso, esperar a que otra persona se comporte como un buen samaritano es una manipulación, una forma de proteger su propio ego. Quizá corra un riesgo al presentarse tan abiertamente ante los de¬ más, pero es preferible tomar la iniciativa a esperar que los demás se muestran comprensivos y tolerantes. El retorno al matrimonio, la familia o la comunidad es un paso importante en el proceso de transformación. Usted no se convertirá en una persona completa hasta haber restau¬ rado sus relaciones personales. Su noche oscura no sólo es importante para usted sino para los que le rodean. Aunque no se percate de ello, esas personas también han tenido que soportar su noche oscura. Merecen cuando menos un peque¬ ño rito de regreso, una señal de que la noche ha concluido y va a comenzar una nueva vida. RITOS PARA NUESTRA ÉPOCA Tenemos nuestras propias versiones de lo que en las socie¬ dades primitivas constituía ritos de pasaje gráficos. En una sociedad antigua, quizá le habrían vendado a usted los ojos
    • 83. Ritos de pasaje 81 para simbolizar su papel de un bebé que acaba de nacer. En una sociedad que ha olvidado el poder de los símbolos, uno se comporta simplemente como un niño sin comprender lo que le ocurre. En una sociedad antigua, quizá le habrían exiliado durante un tiempo de la comunidad para que vaga¬ ra por el bosque. En nuestra sociedad, quizá se encuentre en un internado, lejos de casa, donde los ritos de iniciación son tan potentes como dolorosos. Algunos programas psicoterapéuticos envían a los niños urbanos al campo, pensando que una zona relativamente rural puede ayudar a una per¬ sona joven a crecer y madurar. Hoy en día muchas personas se preguntan cómo resti¬ tuir las antiguas costumbres o crear nuevos ritos. Es un pro¬ blema complicado, porque las poderosas imágenes de los ri¬ tos antiguos hunden sus raíces en la imaginación colectiva, comunal. Usted no puede inventar imágenes espirituales a partir de su propia imaginación. Pero puede hacer ciertas cosas para aportar una vida ritual a sus noches oscuras. Puede incorporarse a una comunidad espiritual o reli¬ giosa en la que practiquen ritos de modo adecuado y con conocimiento de causa. También puede tomar prestado al¬ gunos ritos pertenecientes a tradiciones de diversos lugares del mundo y adaptarlos a su estilo de vida. Puede utilizar su imaginación para crear sencillos ritos que resuelvan su si¬ tuación. O puede hacer todas estas cosas a la vez. Lo impor¬ tante es que se familiarice con el ámbito del arte, la religión y los sueños, donde las imágenes no son meramente cere¬ brales sino que están arraigadas en la imaginación humana y en las emociones más profundas. Reconozco que resulta un tanto forzado tomar presta¬ dos o restituir antiguos ritos en el contexto moderno. Con frecuencia nos parecen sentimentales, superficiales y poco serios. Pero si uno no puede tomar prestados ritos antiguos
    • 84. 82 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA que desconoce ni puede crear otros nuevos, ¿qué puede ha¬ cer? Una posibilidad es interiorizar los ritos o hacer que sean menos visibles, menos explícitos. Por ejemplo, de ni¬ ño fui monaguillo y me acostumbré a oler continuamente la cera de abejas de los cirios que utilizábamos durante la misa. Hoy en día, cuando escribo enciendo una vela sobre mi mesa, procurando que sea de pura cera de abejas. Las velas de parafina perfumadas no me producen el mismo efecto. Necesito evocar un vestigio de mi antigua práctica religiosa, para que me recuerde constantemente mi devo¬ ción y tradición. Mi libro Meditaciones, que versa sobre cómo vivir la vida de un monje en nuestra existencia cotidiana y secular, propone numerosas ideas sobre cómo transformar ciertas prácticas tradicionales en los gestos cotidianos de una exis¬ tencia sagrada. Por ejemplo, señalo que los chándals provis¬ tos de capucha evocan los hábitos sacerdotales, o una parte de la vestidura del monje que le cubría la cabeza en señal de reverencia. Las puertas recias de madera, las campanas y los cinturones anchos evocan el estilo monacal. Si a usted, al igual que a mí, le atrae el personaje del monje, puede uti¬ lizar esos chándals y cinturones, sin hacer ostentación de ellos, y transformarse secretamente en un monje. Aunque decida no practicar ningún rito, es probable que incorpore una conducta compulsiva y reiterativa a su vida. La bebida, el juego, las juergas y las drogas constitu¬ yen ritos que quizá se sienta usted obligado a llevar a cabo, pero no conseguirán transformarle. Quizás adopte la cos¬ tumbre de ir a un determinado bar según un programa pre¬ fijado y beber unas copas llenas de simbolismo: cerveza para la persona corriente y vulgar, whisky de una sola mal¬ ta para la persona sofisticada. Si mantiene una relación ex¬ traconyugal, caerá en esquemas clandestinos: utilizará un
    • 85. Ritos de pasaje 83 nombre falso, mentirá sobre su paradero, comprará regalos insólitos. El juego es un ritual muy definido en el que las partidas y el hecho de ganar y perder son formas simbóli¬ cas, y tal vez inadecuadas, de sentirse vivo e importante. El ritualismo, el caer inconscientemente y con frecuen¬ cia en ritos compulsivos, es una forma sintomática que sue¬ le ser más perjudicial que beneficiosa. Es interesante obser¬ var que las personas que pierden contacto con su alma adoptan ritos destructivos. Si comprueba que realiza ritos absurdos —una reiterada conducta centrada en ciertos ob¬ jetos y sustancias, como el alcohol o el dinero—, busque el medio de restituir ritos sólidos y espirituales en su vida. Busque una iglesia en la que el rito eleve su mente y su co¬ razón. Acuda a lugares donde pueda gozar de la naturaleza. Eso servirá para recordarle lo que es importante y esencial. Si lleva una vida desordenada, empiece a preocuparse por la comida, su vestimenta y su hogar. La espiritualidad de la vida cotidiana es tan importante como lo que ocurra en una iglesia o un templo. Todo acto se convierte en un rito cuando se realiza para la imaginación y las emociones en lugar de simplemente para conseguir ciertos resultados en el mundo físico. Uno puede cuidar de su huerto porque necesita cultivar hortali¬ zas, o porque necesita sentirse conectado con sus raíces en la naturaleza. Si desea que sus actos se dirijan a su alma, puede añadir unos toques rituales. En el monasterio cami¬ nábamos en procesión a través de los campos y bendecía¬ mos las cosechas. En una granja biodinámica cercana a nuestra casa, un día al año la comunidad local pasea a tra¬ vés de los campos y canta a las vacas. Usted puede colocar una sencilla escultura —nosotros utilizamos un simple Buda de piedra— en algún lugar de su casa, o utilizar una bonita herramienta.
    • 86. 84 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Un sistema frecuente de marcar los pasajes de transi¬ ción es convertir el tiempo en música y hacer ciertas cosas siguiendo un determinado ritmo. Acudir al mismo lugar junto a un lago cada mes de julio proporcionará a su acto una nueva dimensión. Otro sistema consiste en aportar un toque artístico al acto. El mero hecho de vestirse con esme¬ ro para una cena convierte a ésta en una ocasión especial, que halaga los sentidos a la par que el estómago. Yo escribo en una habitación que tiene vigas de madera en arco, que me recuerdan mis días en el monasterio. La dimensión sim¬ bólica hace aflorar ciertas cualidades en mi personalidad y memoria mientras trabajo. Las tradiciones espirituales y religiosas indican que los ritos son actos realizados de determinada forma y en deter¬ minados momentos, a menudo aislados de las actividades cotidianas, que poseen un marcado componente simbólico. Con frecuencia están destinados para los momentos decisi¬ vos en la vida de una persona o la experiencia de una comu¬ nidad, momentos que son naturalmente liminales. Su noche oscura puede ser un rito de pasaje. Puede ofre¬ cerle la oportunidad de llevar a cabo un cambio importan¬ te en su vida. No es fácil realizar esos cambios, principal¬ mente porque exigen que uno penetre en lo desconocido. Quizá tenga que bucear en sus recursos —sus experiencias pasadas, sus conocimientos, las cualidades personales que ha adquirido—, a fin de que la noche oscura le conduzca a los estadios más profundos. LA VIDA EN UN TARRO Su noche oscura es liminal, un lugar intermedio, lo cual ex¬ plica en parte por qué resulta tan incómoda. Es una sitúa-
    • 87. Ritos de pasaje 85 ción difusa. Le produce más la sensación de alejarle de la vida que de experimentarla intensamente. Le cuesta hallar las palabras adecuadas para describir su experiencia, y se resiste a describírsela a sus amigos porque a las personas les gustan las buenas noticias. No saben qué hacer con una persona que se halla sumida en la oscuridad. Como diría Jung, usted se halla en un receptáculo que le hace prácticamente inaccesible. Una ilustración alquímica clásica del siglo XVII muestra una retorta, una vasija de cue¬ llo largo, de color negro, en la que hay una etiqueta pegada que dice «putrefacción». Es la noche alquímica asociada con un proceso denominado nigredo u «oscurecimiento». Usted no comprende lo que ocurre. Ninguna persona de su entor¬ no sabe lo que le ocurre. Pero está ocurriendo algo, un pro¬ ceso profundo que hace que usted se disuelva y se transfor¬ me en algo nuevo. En la fascinante obra de Samuel Beckett titulada Play, aparecen tres personas sentadas dentro de unos grandes ta¬ rros comentando su amargo triángulo amoroso. Sólo hablan cuando un foco las ilumina, y lo hacen de forma atropellada. En ciertos momentos todos nos sentimos así, como si estuvié¬ ramos encerrados en un tarro tratando de analizar nuestra situación. La noche oscura se asemeja a un receptáculo que provoca nuestra putrefacción, el desmoronamiento de una vida que antes tenía sentido pero que necesita renovarse. Si la noche oscura constituye un rito de pasaje, su deber es dejar que se verifique esa transformación. Deje que la no¬ che oscura le esculpa, le renueve, le transforme. Es una oru¬ ga a punto de convertirse en una mariposa. Su deber es dejar que se produzca la transformación. Esfuércese en participar en el proceso y contribuya a su desarrollo minuciosa y cau¬ telosamente. Descubra en qué consiste convertirse en perso¬ na: el proceso de constante renovación.
    • 88. 86 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Quizás imagine su vida como una línea continua desde el nacimiento hasta la muerte. Quizá se imagine creciendo o permaneciendo estancado. Otra forma, el enfoque clásico del rito de pasaje, consiste en considerar la vida como una serie de transformaciones, en las que usted se convierte en una persona dotada de nuevas aptitudes y dotes. Cada uno de esos pasos puede suponer una noche oscura. Ser una per¬ sona significa que su yo se transforma constantemente, y la noche oscura del alma es un signo de que está vivo.
    • 89. 3 Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo A medida que uno se hace mayor y vive numerosas expe¬ riencias, la vida se complica. Los retos, los fracasos y los conflictos se multiplican. Puesto que la experiencia no ha estado a la altura de sus ideales, uno empieza a dudar de su inteligencia y habilidades. Una noche oscura puede ayudar¬ le a aclarar su mente y su corazón y permitirle comenzar de nuevo. Como hemos visto, san Juan de la Cruz, el maestro de las noches oscuras, las consideraba principalmente un proceso de purificación. Pero uno tiene que colaborar con los sentimientos y hallar formas concretas de despojar su vida de lo superfluo. A medida que transcurre la vida, uno se hace más refle¬ xivo y menos obsesionado consigo mismo. Adquiere una visión más amplia y profunda, y su corazón es capaz de abrirse más allá del egoísmo hacia las necesidades de las personas que le rodean. Como enseñan muchas religiones, el yo es un obstáculo para el desarrollo de una vida espiri¬ tual. A fin de minimizar el yo, conviene que uno aprenda a distinguir lo importante de lo trivial y a canalizar adecuada¬ mente su energía. Cuando se concentra y reflexiona, la ex-
    • 90. 88 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA periencia le transforma. Uno se refina, se vuelve más refle¬ xivo y sensible. Comprende el significado y la importancia de los muchos acontecimientos que jalonan su vida, y su conversación se hace más sustanciosa e inteligente. Tengo una amiga que me enseñó unas valiosas lecciones sobre la purificación personal. Es una monja de considera¬ ble prestigio en su orden, y cuando la conocí era la directo¬ ra de un instituto de enseñanza media. Solíamos bromear y hacer payasadas, pero nuestras conversaciones eran siem¬ pre agudas, sustanciosas y concisas. Mi amiga era capaz de pasar de la broma a lo serio en un abrir y cerrar de ojos, y no toleraba evasivas ni excesos. Durante las reuniones esco¬ lares, portaba siempre una espectacular navaja española, que solía utilizar como abridor de cartas, y durante los mo¬ mentos en que se producía un silencio o la conversación de¬ caía, se afanaba en captar mi atención y fingía «apuñalar¬ se» con la navaja. Cuando abandoné el instituto, me regaló la navaja, que conservo sobre mi escritorio hasta hoy, como un recordatorio de que es preciso «eliminar lo superfluo» y vivir siempre con los sentidos bien aguzados. Conviene aclarar las teorías y los dogmas que uno ha adquirido de su familia, escuela y educación religiosa. Para ser un adulto independiente y maduro, tiene que desemba¬ razarse de todo lo superfluo. De esa forma sus pensamien¬ tos y criterios se hacen más concisos y claros. Comprende que buena parte de lo que le preocupaba no es esencial. Puede vivir feliz y sensualmente en este mundo espléndido y prometedor sin dejarse atrapar por muchos de sus valores deshumanizantes y sus distracciones vacuas. El escritor Lee Stringer relata la apasionante historia de su vida en las calles de Nueva York, en las que se convirtió en un adicto al alcohol, a la cocaína y a la heroína. Tras ex¬ perimentar un amargo fracaso en una empresa de importa-
    • 91. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 89 ción decidió convertirse en un vagabundo. Al cabo de un tiempo descubrió que tenía dotes de escritor. Empezó a escri¬ bir para un periódico dirigido a la gente que vive en las ca¬ lles, y al poco tiempo se convirtió en su redactor jefe. Poste¬ riormente escribió libros que se convirtieron en best sellers. Al rememorar su experiencia, Stringer dice que pudo haber superado su situación con ayuda profesional, pero opina que uno aprende a través de los golpes que le da la vida. Su conclusión podría ser un resumen de este libro. «Pienso que lo que llamamos depresión quizá no sea un trastorno psíquico sino, al igual que el dolor físico, un avi¬ so, una advertencia de que algo no funciona; de que ha lle¬ gado el momento de detenerse, hacer una pausa durante el tiempo necesario para resolver el problema de llenar nues¬ tra alma».17 Esta es la idea clave: deje de considerar sus no¬ ches oscuras problemas y empiece a verlas como oportuni¬ dades de cambio. Con frecuencia una noche oscura del alma nos obliga a reflexionar. Nuestra mayor fuerza como seres humanos resi¬ de en la capacidad de analizar las cosas, pero a veces las pre¬ ocupaciones emocionales nos lo impiden. El narcisismo es una de las más comunes: estamos tan obsesionados con nuestra imagen o identidad que somos incapaces de asimilar nuevas ideas, o nos sentimos tan inseguros que nos aferra¬ mos a nuestras opiniones y prejuicios. Si pregunta a la gente sobre un importante problema contemporáneo, la mayor parte de las veces oirá respuestas basadas más en la emoción que en la reflexión. Las personas espirituales poseen una marcada tendencia a manifestar sus creencias sin haber me¬ ditado en ellas, aferrándose a las mismas con convencimien¬ to pero con escasa ponderación. Cuando uno purifica su atención y se centra con más claridad en las cosas importantes, está más receptivo a todo
    • 92. 90 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tipo de acontecimientos y se siente más vivo. Naturalmente la primera parte de la vida suele centrarse en el yo, en con¬ vertirnos en alguien y emerger de lo colectivo como un ser individual, pero al cabo de un tiempo ese egocentrismo dis¬ minuye, dando paso a una preocupación por el mundo que nos rodea y una mayor comprensión de lo que es la vida. El narcisismo es una obsesión con el yo que obstaculiza la ex¬ periencia. Cuando nuestro corazón se abre hacia los demás, aprendemos a amar un mundo que necesita nuestra refle¬ xión y servicio y, paradójicamente, nuestro sentido del yo se intensifica. Las adicciones, sean del tipo que sean, indican que la vida está estancada y bloqueada. Si usted se halla atrapado en un matrimonio problemático o en otro tipo de relación conflictiva, o bien se siente obligado a triunfar social o eco¬ nómicamente, es posible que necesite oxigenarse. Imagine to¬ dos esos problemas como meramente psicológicos, que nece¬ sitan una buen psicoterapia o, como san Juan de la Cruz, piense que son síntomas de un estreñimiento espiritual. Es aconsejable que trate de desarrollar una visión y un profun¬ do sentido de los valores en lugar de obsesionarse con los ha¬ bituales problemas psicológicos relativos a las emociones y las relaciones. Una existencia espiritual requiere una limpieza constan¬ te, porque el espíritu está lógicamente menos interesado en los problemas del día a día y se centra en lo esencial, lo uni¬ versal, lo eterno. Debemos llenar el alma con nuestros asun¬ tos cotidianos, relaciones e incluso con problemas, pero ne¬ cesita una limpieza periódica, un proceso que puede ser fruto de una noche oscura. A fin de llevar a cabo esta impor¬ tante tarea, necesitamos apoyarnos en la sabiduría de un buen guía espiritual que nos ayude a concentrarnos en el es¬ píritu sin descuidar el alma profunda.
    • 93. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 91 EL PROCESO DE CATARSIS Podemos describir la catarsis en el sentido popular como una purificación de las emociones. Es posible que el hecho de emitir un potente grito o manifestar su ira le ayude a desahogar sus emociones, aclarar las ideas y definir su pro¬ pósito. Clarifica y oxigena, y en ese sentido favorece la la¬ bor de una noche oscura, que por naturaleza constituye un proceso de limpieza. San Juan de la Cruz se refiere a la no¬ che oscura como «vacía y ligera», una buena alternativa a lo que él denomina «un alma atestada». La espiritualidad y la claridad van unidas. Las prácticas espirituales están destinadas a expandir la mente y el cora¬ zón, y la mayoría de maestros espirituales recomiendan cier¬ ta forma de contemplación como base de la práctica. Puede ser yoga, sentarse, meditar, o un método más tangible y sen¬ sual, como la música, pintar, realizar arreglos florales o bai¬ lar. Podemos aprender mucho sobre la contemplación de cualquiera de los antiguos sistemas de meditación, pero también podemos practicar la contemplación a través de un método corriente adaptado a nuestro estilo de vida per¬ sonal. Mis formas de contemplación favoritas son tocar el pia¬ no, pasear por un bosque, sentarme tranquilamente en una iglesia o templo, e incluso mirar escaparates. Entiendo que las formas más elevadas de contemplación son puras y si¬ lenciosas y tienen como fin aguzar la conciencia sin distrac¬ ciones. Pero también valoro la espiritualidad que reside en el mundo concreto y ordinario. Cuando recorro una tienda me fijo en los hermosos objetos que están expuestos, cuya contemplación puede sumirme en una profunda abstrac¬ ción. Me parece una excelente forma de ser espiritual sin criticar la vida corriente o el mundo físico. Yo me inclino
    • 94. 92 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA por una teología y una espiritualidad encarnadas, profun¬ damente arraigadas en la experiencia. El propósito de la catarsis es generar una tranquilidad creativa, un estado en el que uno pueda despojarse de los acuciantes problemas prácticos para analizar las cuestiones de mayor envergadura. La práctica de la contemplación va¬ ría según cada persona, pero un cierto sosiego físico favore¬ ce el proceso. La naturaleza contribuye ofreciendo un en¬ torno que aplaque la mente hiperactiva. Muchas personas comprueban que un paseo por el bosque o unos momentos de quietud junto a un río las purifica y prepara para afron¬ tar el mundo con renovada energía. Cuando Oscar Wilde salió de la cárcel, lo primero que hizo fue reunirse con dos amigos íntimos en un pueblo cos¬ tero. Wilde dijo, citando a Eurípides: «El mar lava las man¬ chas y las heridas del mundo (Ifigenia en Táuride)». Es po¬ sible que una persona corriente, materialista e inconsciente pase sus vacaciones junto al mar por motivos de comodidad y lujo, mientras que una persona más espiritual entiende que estar junto al mar purifica el corazón y la mente. La co¬ modidad y el lujo no tienen nada de malo, pero la dimen¬ sión espiritual completa el cuadro y proporciona una satis¬ facción más profunda. La arquitectura desempeña también un papel impor¬ tante, por lo que es aconsejable reposar un rato en una igle¬ sia o un templo, o buscar una habitación o un espacio que nos calme. Cuando vivía en Irlanda con mi familia, cada tarde me dirigía a pie a la escuela, que distaba un kilómetro y medio de casa, para recoger a mi hija pequeña. El paseo me calmaba, pero con frecuencia llegaba temprano y pasa¬ ba unos quince minutos en la iglesia cercana a la escuela, sentado o arrodillado en un banco, dejando que me embar¬ gara la quietud. Al recodar ese curso escolar, comprendo lo
    • 95. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 93 valiosos que eran esos momentos y lo mucho que me ayu¬ daron a aclarar mis ideas. Esa práctica tan sencilla, que apenas requiere más es¬ fuerzo que acordarse de realizarla, me sirvió de base para purificar mi vida y mi alma. En lugar de afrontar los proble¬ mas directa y psicológicamente, traté de alimentar mi espi¬ ritualidad de una forma sencilla y corriente, ligada a una simple tarea cotidiana. A lo largo de un curso escolar, esos quince minutos supusieron un considerable espacio de tiempo dedicado a la contemplación. Existen otras prácticas espirituales que sirven para poner orden en una vida desordenada. Las religiones enseñan el ayuno, el retiro, el vegetarianismo, el espíritu de pobreza, la pulcritud, la limpieza, la moderación y la soledad. Esas prác¬ ticas tan corrientes pueden formar parte de la vida de cual¬ quier persona, por atareada que esté, y procurar a su vida una dimensión espiritual. Esta espiritualidad natural que des¬ cribo da una mayor profundidad al lugar desde el que uno vive y le permite abrir su corazón para recibir más de la vida y dar más a los demás. De joven aprendí estrictas prácticas de meditación, pero ahora prefiero los métodos «encarnados». No obs¬ tante, todavía conservo esas habilidades, por así decir, que aprendí en mi juventud. Si alguien me pide que cierre los ojos y me concentre, al cabo de pocos segundos me siento profundamente abstraído y relativamente despoja¬ do de cualquier pensamiento que me distraiga. Esa sensa¬ ción de haber «desaparecido» me produce un gozo tan in¬ tenso, que por lo general no deseo regresar a un estado normal de conciencia. Así pues, aunque recomiendo una forma de vida contemplativa en el mundo, valoro los mé¬ todos que nos enseñan a evocar éxtasis profundos y viajes interiores.
    • 96. 94 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Una vida espiritual está llena de complejas recompen¬ sas, tal como debe ser, pero el alma también se beneficia de un análisis de nuestras numerosas experiencias. Tanto el mostrarse receptivo a diversas experiencias como el análisis de esas experiencias le serán muy útiles. En ocasiones nos sentimos agobiados por las experiencias y sostenemos va¬ lores y conceptos demasiado rígidos. Lo ideal es implicarse activamente en la vida y dedicar momentos a la contempla¬ ción. Una cosa favorece la otra. LIMPIE SU VIDA El objetivo consiste en vincular el alma y el espíritu, la vita¬ lidad de la vida cotidiana con la interioridad que produce la contemplación. Observe que mi historia vincula un paseo para ir a recoger a mi hija con una visita a una iglesia. El espíritu y el alma funcionan perfectamente cuando están vinculados. Eso no significa que no sea importante practi¬ car actividades espirituales excepcionales como el yoga, los peregrinajes y la oración sistemática, pero es preciso basar¬ las en la vida cotidiana para evitar que se conviertan en algo excesivamente precioso y egoísta. Todos los ámbitos de la vida pueden ofrecerle la opor¬ tunidad de llevar a cabo un retiro espiritual. La pérdida de su empleo puede obligarle a analizar su vida. Si se siente perdido y preocupado, en lugar de no hacer nada durante el tiempo de que dispone, puede reflexionar sobre el trabajo que realizaba, su vocación profesional o ausencia de ésta, y las experiencias de otras personas con respecto al trabajo y la pérdida del mismo. Puede transformar su «paro» en un retiro espiritual. Puede tomarse más en serio su vocación, y en lugar de limitarse a buscar trabajo, preguntarse a sí mis-
    • 97. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 95 mo qué le proporciona un propósito definido. Puede aden¬ trarse más en la oscuridad, en lugar de buscar el medio de evitar sentirse angustiado. Aristóteles describió la catarsis en el contexto del teatro. Hoy en día quizá la comparara con ir al cine. Nos abstrae¬ mos en una historia de ficción, que utilizamos para desaho¬ gar nuestras emociones y aclarar nuestras ideas. Analizamos la historia con relación a nosotros mismos. Al comentar la película, tratamos de ordenar nuestro mundo personal. En ocasiones nos identificamos con la historia porque se aseme¬ ja a nuestra experiencia, o relatamos nuestra propia historia. El filósofo Richard Kearney, al referirse a Aristóteles, define la catarsis como el hecho de «reconocer las verdades dolorosas».18 Es un concepto sencillo, pero describe perfectamente lo que debemos hacer para purificar nuestra alma. DESPOJADOS DE NUESTRO MUNDO Kearney dice asimismo que la catarsis «hace que nos pare¬ mos en seco, lo desbarata todo, nos despoja de nuestro mundo».19 Para la persona que se ha fijado una determina¬ da meta, esas perspectivas no son agradables, pero para el alma humana es importante alejarse del trajín de la vida, abandonar las actividades rutinarias y renunciar al paradig¬ ma que se convierte en habitual y damos por descontado. El ser «despojados de nuestro mundo» significa tener la rara oportunidad de considerar la posibilidad de emprender una vida distinta. No podemos renovar nuestra vida sin renun¬ ciar al esquema vigente. Si usted aprende a apreciar ese aspecto de la noche oscu¬ ra, su poder puede purificar su vida, su personalidad y su mundo. De ese modo no se afanará en superarla cuanto an-
    • 98. 96 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tes. Podrá abordarla utilizando su imaginación, sabiendo que lo importante es eliminar buena parte de los desechos que le han impedido comprender lo que es verdaderamente impor¬ tante. El paso siguiente consiste en aprender a expresarse con una nueva claridad, mostrarse más abierto y sincero. Durante la enfermedad de mi madre, que coincidió con la época en que escribí este libro, experimenté una renova¬ da comunicación con mi familia. Cada palabra era impor¬ tante. Hablamos sobre nuestros sentimientos y pensamien¬ tos con inusitada claridad. A veces me parecía increíble que fuéramos las mismas personas. Mi padre, con su caracterís¬ tica franqueza, nos hizo preguntas difíciles de responder e hizo que nos mantuviéramos alerta y preparados. Mi her¬ mano se convirtió en el defensor de la vida interna de la familia y nos ayudó a aclarar nuestras emociones. El resto de la familia expresó su amor y su apoyo de forma directa y concreta. Los acontecimientos nos habían despojado de nuestro mundo y tuvimos que recurrir a nuestras reservas a fin de unirnos como familia y cuidar unos de otros. La depuración de las conversaciones y el lenguaje —sin evasivas y titubeos— fue una forma de catarsis. Una mujer a la que todos queríamos se moría ante nuestros ojos, y ese vacío nos invitó a unirnos con renovada intensidad. Nues¬ tra angustia y tristeza convirtió a la familia en una comuni¬ dad. Piense cuántas veces, cada día, evita, de forma indirec¬ ta y oscura, el impacto de la situación en la que se halla. Ahora imagine cómo sería la vida cotidiana si todos nos re¬ lacionáramos en el hogar y el trabajo de una forma limpia y directa. Imagine cómo sería el mundo si los líderes hablaran entre sí con absoluta franqueza. La muerte lo clarifica todo. Cuando mi madre murió, mi padre me pidió que examinara sus pertenencias. Me dis¬ gustó invadir su mundo privado, expuesto en la ropa, las
    • 99. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 97 joyas y las notas que mi madre dejó el día en que sufrió el derrame cerebral. No pude por menos de comparar la vida plena que había llevado, representada por el estado un tan¬ to desordenado de sus armarios y cajones debido al repen¬ tino ataque que había sufrido, con la vida superorganizada que llevaba en la austera habitación del hospital. Al mismo tiempo pensé en la simplicidad de su vida. Mi madre era una mujer muy espiritual que había vivido de forma desa¬ pegada en la tierra. Sus relaciones con su familia eran para ella infinitamente más importantes que cualquier bien ma¬ terial, y cuando murió dejó escasas pertenencias de valor monetario. La noche oscura puede ser una forma de morir. Purifica una vida llena de desechos, del mismo modo que el Antiguo Testamento dice que Dios purificó todo lo existente con un diluvio. Según el diccionario griego la palabra «catarsis» se empleaba para describir la poda de árboles y los medica¬ mentos purgantes, entre otras muchas formas de purificar. Considere su noche oscura como la poda de su árbol de la vida. Quizá deba despojarse de las ramas inservibles para no malgastar su savia. Quizá necesite limpiar su vida para dejar que se renueve. Puede purificar su vida eficazmente asumiendo el con¬ trol de su noche oscura. Déjese llevar por los acontecimien¬ tos en lugar de luchar contra ellos. Si se siente perdido, pro¬ cure perderse de una forma grata que le haga sentirse que participa en su vida. Si se siente vacío, vacíe su vida elimi¬ nando lo inservible. Si está triste, deje que la tristeza sea su sentimiento primordial. Permanecer sintonizado con su es¬ tado de ánimo profundo es una forma de purificarse. Hable de él. Muéstrelo. Respételo. La vida tiene sus flujos y reflujos. Crece y mengua. Us¬ ted necesita este ritmo, del mismo modo que necesita inspi-
    • 100. 98 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA rar aire y expelerlo. Al igual que su cuerpo, su alma se llena de elementos contaminantes. Los momentos oscuros for¬ man parte del ritmo a través del cual usted se llena y vacía. Con frecuencia los escritores contemporáneos destacan la necesidad de crecer y avanzar. Conviene recalcar también la importancia de permanecer quieto, sin dirigirse a ningu¬ na parte. Todo el ciclo rítmico es importante. CUENTE SU HISTORIA Aristóteles entendía que el drama y la ficción pueden lim¬ piar un alma atestada y confundida. Acudir al teatro o al cine puede ser una forma de catarsis, pero contar las histo¬ rias que usted mismo ha vivido también puede limpiar y pu¬ rificar. La psicoterapia consiste en que una persona cuente sus historias y otra la escuche atentamente. La conversación común y corriente también está llena de historias que tienen un papel fundamental a la hora de generar imágenes que re¬ presentan la vida. El hecho de contar repetidamente una historia hace que los fragmentos de la experiencia vital en¬ cajen progresivamente. Durante el relato de una historia, no sólo la persona que escucha, sino la que la relata experimenta una catarsis. Si usted consigue hallar las palabras y el estilo adecuados para relatar su historia, se sentirá purificado. Una historia sobre lo que está viviendo da forma a su experiencia, le si¬ túa fuera de usted mismo para que usted y otros puedan analizarla, aparte del placer estético que ofrece toda buena historia. Tanto si se trata de un relato ingenioso o la simple narración de una experiencia vital, una buena historia re¬ quiera una claridad que proviene de la sinceridad y el pro¬ pósito de evitar excusas, acotaciones y explicaciones.
    • 101. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 99 Algunos sostienen que una persona que atraviesa una noche oscura por lo general no desea convertirla en una his¬ toria. Se siente tan vacía y confundida que le resulta impo¬ sible convertir su experiencia en un relato. Algunas perso¬ nas prefieren permanecer cruzadas de brazos esperando a que otro tome la iniciativa y trate de ayudarlas a resolver su situación, pero es importante que la persona halle un medio de expresión que le convenga. Recuerdo una mujer que se cansó de repetir las mismas quejas y las mismas historias personales y estaba harta y aburrida de la situación, hasta que un día me trajo unas cartas que había escrito a una ami¬ ga íntima, las cuales se apresuró a leerme. No se le había ocurrido que pudiera incluirlas en su tratamiento terapéuti¬ co. A menudo mis clientes me relatan sus historias persona¬ les con tono quejumbroso, pero cuando me muestran una fotografía o una pintura que han realizado, se animan y participan más activamente en la sesión psicoterapéutica. Las cartas de mi paciente eran muy reveladoras. Mos¬ traban con claridad lo que ansiaba desesperadamente y lo que temía. En la psicología arquetípica preguntamos: ¿qué quiere el alma? Si usted es capaz de responder a esta pre¬ gunta significa que ha comenzado a sanar. Observe que la pregunta no se refiere a qué desea usted, sino a lo que se re¬ quiere a un nivel más allá y debajo de su conciencia. A tra¬ vés de las cartas averiguamos los anhelos y temores más profundos de mi paciente, los cuales la obligaban a ence¬ rrarse en sí misma. Mi paciente disfrutó leyéndome las car¬ tas, tanto debido a su estilo como a su contenido. Estoy convencido de que si yo le hubiera preguntado directamen¬ te qué temía y qué deseaba, se habría sumido en su habitual estado ausente e inexpresivo. Asimismo, relatar su historia es una herramienta esen¬ cial para que se produzca una auténtica catarsis, pero pue-
    • 102. 100 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de hacerlo de distintas formas. Un hombre me traía cuadros cada semana. Los disponía sobre el suelo y me hablaba de ellos. No los interpretaba exactamente, y no los relaciona¬ ba directamente con su estado depresivo, pero hablaba de ellos con entusiasmo. Trataba de analizar sus emociones de una forma que encajara con su temperamento. El impul¬ so de pintar esos cuadros provenía de él, y yo comentaba con él las imágenes. Llevaba a cabo el pequeño ritual de presentar los cuadros, examinarlos durante unos momentos y luego extraer unas conclusiones. De nuevo, el gozo de la forma indicaba su utilidad para el alma. La fotografía es un arte contemporáneo que posee una extraordinaria capacidad de revelar lo que oculta el alma. En una fotografía vemos cosas que en el discurrir de la vida no advertimos. Cuando contemplamos las imágenes con de¬ tenimiento, evocamos fragmentos de historias; el pasado irrumpe en el presente y desnuda el alma. Contemplamos el arco de nuestra vida, y durante unos instantes salimos del tiempo presente para visitar el pasado. La versión del pasa¬ do que ofrece la cámara puede ser distinta de la memoria presente, y el impacto de una fotografía puede llevarnos a nuevas interpretaciones sobre quién éramos y en qué nos he¬ mos convertido. Una fotografía encaja con el proceso de la catarsis debi¬ do a que fuerza un encuentro entre el ser que uno es en esos momentos y el ser que ha olvidado. La imagen que uno tie¬ ne de su vida se hace más complicada al contemplar otra versión de su persona. Recuerdo una vieja fotografía cuan¬ do yo era un alumno de cuarto curso. Veo a los niños en el aula vestidos al estilo de la época. Reconozco a la mayoría de ellos, aunque hace casi medio siglo que no he hablado con ninguno. Me veo a mí mismo en primer término, y esa imagen espolea mi fantasía.
    • 103. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 101 ¿Quién es ese chico repeinado, que luce una llamativa corbata y una sonrisa coqueta? ¿Qué ha sido de todas esas relaciones, muchas de las cuales eran importantes para mí en esa época? ¿Reconozco a mi yo actual en esa sonrisa ju¬ venil y en las manos apoyadas una sobre otra en las rodi¬ llas? ¿Qué espíritu melancólico emana como un perfume in¬ tenso y penetrante cada vez que contemplo esta fotografía? ¿Por qué me produce un ligero bochorno? ¿Qué valor tiene la nostalgia que flota alrededor de esta imagen? Todas estas preguntas se refieren al alma. Se me antojan especialmente relevantes cuando contemplo esa fotografía en momentos difíciles. Entonces me pregunto, más que nunca, quién soy yo y cómo he llegado hasta aquí. La foto¬ grafía me despoja de mis realidades y problemas y me sitúa en la rara atmósfera de lo asombroso. Ahí es donde ocurren cosas, cuando la vida se renueva a través de una visita al pa¬ sado. Una fotografía es un espacio liminal, ni real ni imagi¬ nario, una región intermedia en la que el alma cobra vida. Para la mente literal, una fotografía puede ser tan sólo un documento del pasado, pero para la mente poética constitu¬ ye una presentación del yo y el mundo asombrosamente pura, profunda y reveladora. EL YO EN SOLUCIÓN Cuente su historia a quien esté dispuesto a escucharla con respeto. Conviene tener un amigo que responda a su histo¬ ria con preguntas y observaciones acertadas. Como psicoterapeuta he aprendido a no sucumbir pasivamente a la histo¬ ria que me relata un cliente. Un relato suele tener una forma rígida y posee una voluntad y un ego propios. Por regla ge¬ neral pido a mi cliente que me relate también un sueño, y
    • 104. 102 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA observo cómo el sueño, pese a su cualidad misteriosa, arro¬ ja luz en la zonas que una historia controla y oculta. La combinación de relatos y sueños me resulta muy eficaz. Considero ambas cosas un contrapunto, pues uno corrige y complementa al otro. La búsqueda de una historia viva es tan importante que merece la pena esforzarse en hallarla. Quizá tenga que visitar viejos lugares y hablar con parientes y amigos con insólita franqueza. Muchas personas hallan fragmentos de sí mismas al visitar la tierra de sus orígenes familiares. Cuando yo tenía veinte años, visité las ruinas del lugar donde mis bisabuelos vivían en Irlanda. La imagen de esas piedras y paisajes ha quedado grabada en mi mente desde entonces, proporcionándome un valioso sentido de la tie¬ rra de la que proviene mi vida. Jung se refiere a este proceso utilizando las imágenes de la alquimia: «La egoísta dureza de corazón se disuelve; el corazón se convierte en agua. Entonces comienza el ascenso a niveles superiores».20 La historia de usted es como el agua, que convierte los acontecimientos rígidos de su vida en fluidos. Una historia le licúa, le prepara para una trans¬ formación más sutil. Los relatos que emergen de su noche oscura desmontan su existencia y le sitúan de nuevo en el río tumultuoso, fresco y límpido de la vida. Mientras permanece «en solución» quizá recobre su inocencia, un ingrediente esencial para una vida sosegada de todo ser humano. Sin inocencia nos sentimos abrumados por los sentimientos de culpa y los errores cometidos en el pasado. Por esto muchas religiones tienen ritos de perdón y absolución, para preparar a las personas para los misterios sagrados, los cuales requieren un corazón limpio. Si desea seguir adelante, no puede albergar amargura y rencor. Ne¬ cesita cierta pureza de corazón. Como dijo Jesús: «Benditos
    • 105. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 103 sean los puros de corazón, pues verán a Dios». El Evange¬ lio en griego utiliza la palabra «catarsis» para describir la «pureza» de corazón. En su inocencia, usted es fluido. Narciso descubre, en el agua de un estanque, su capacidad de despertar el amor y de amar. Ve su imagen reflejada en el agua y la experiencia le atempera. Se convierte en agua, haciendo que su dureza se disuelva y aflore su capacidad de amar. Eísted necesita esa «agua» para suavizar las aristas de su personalidad, aristas que mantienen el alma líquida controlada y protegida. Pero llega un momento en que el alma debe revelarse y es preci¬ so limpiar las incrustaciones. Los alquimistas decían que existen dos procesos principales e indispensables: disolver y coagular. El hecho de disolver sus ideas, sus hábitos y sus imáge¬ nes es una forma de limpiarse y purificarse. Todas las supo¬ siciones que mantienen su vida estancada se vendrán abajo cuando dedique tiempo a reflexionar y a conversar seria¬ mente con sus amigos, y quizá con un psicoterapeuta. Los alquimistas denominaban esta fase solutio, que consiste en introducir todos los elementos duros en las aguas de la re¬ flexión, donde se descomponen, se muestran tal como son y le conceden a usted la oportunidad de comenzar de nuevo. Esta solución, que puede constituir cualquier método destinado a hacer que afloren los fragmentos de su vida para analizarlos, se asemeja a las aguas bautismales. Le saca de un mundo de pragmatismo y escepticismo y le resti¬ tuye a un punto de vista menos hastiado. Esta purificación hace que recobre cierto grado de inocencia e ingenuidad. Al eliminar los desechos conseguirá que la vida fluya, con toda la gracia del principio. Me refiero al agua como símbolo. Puede utilizarse cual¬ quier líquido, pero en ocasiones conviene que el símbolo
    • 106. 104 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA guarde una estrecha relación con la imagen. Por tanto, si necesita someterse a un proceso de disolución y purifica¬ ción, le aconsejo que pase una temporada junto al agua (un río o el mar). Un clarividente me dijo en cierta ocasión que mi hija debería vivir cerca de un río, que favorecería su na¬ turaleza. No es preciso que un clarividente le indique qué clase de agua necesita usted. Cada vez que regreso al lago Hurón en Michigan, el escenario de mis veranos de adoles¬ cente, me embargan los sentimientos de mi pasado. Reco¬ bro una parte de mí que no consigo hallar en las montañas o junto al mar. En la religión, uno se lava las manos como símbolo de una purificación interior. En la vida cotidiana también podemos bañarnos en los momentos en que nos sintamos bloqueados emocionalmente, tanto si nuestro cuerpo lo necesita como si no. Utilice jabones y aceites especiales. Yo empleo lociones y champús que me procuran las sen¬ saciones interiores que necesito. A menudo, cuando me ducho o me baño, comprendo que mi alma necesita el agua y la limpieza más que mi cuerpo. Los baños ordina¬ rios pueden ser un rito eficaz para clarificar emociones y pensamientos. Uno puede reposar en la bañera o perma¬ necer de pie en la ducha mientras pone en orden sus pen¬ samientos. LA CATARSIS SOCIAL Una sociedad también necesita una catarsis. Es posible que se haya quedado atascada debido a ideas que han perdido vigencia. Las ideas se convierten en prejuicios, eslóganes, lugares comunes y meras opiniones. Las personas se vuel¬ ven conservadoras en un sentido negativo: autoprotectoras,
    • 107. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 105 apáticas e incapaces de reflexionar. Un profundo conserva¬ durismo significa honrar ideas y valores eternos sustenta¬ dos por una apreciación inteligente del pasado. Un punto de vista conservador, en este sentido, es esencial, para que no nos convirtamos en futuristas interesados sólo en lo más reciente y novedoso. Las guerras insensatas y las decisiones políticas absur¬ das pesan abrumadoramente sobre una sociedad. Ésta nece¬ sita una intensa catarsis para salir de sus noches oscuras, que pueden asumir la forma de una depresión económica o conflictos sociales. Las sociedades modernas no valoran el poder de los gestos, los ritos, las disculpas y las fórmulas de perdón. Pero una sociedad, al igual que un individuo, posee su propio karma y necesita ritos adecuados de absolución y renovación. Las antiguas comunidades tradicionales cono¬ cían la importancia de esos ritos, y se afanaban en llevarlos a cabo de forma gráfica y detallada. Todos precisamos una catarsis, pero puesto que hemos olvidado que las personas poseen un alma, rara vez se nos ocurre la necesidad de prac¬ ticar ritos serios. Una sociedad que ha perdido el alma busca seguridad en el futuro y está dispuesta a negar la realidad del presente. Pero una sociedad no puede avanzar si sus valores e ideales están atascados detrás de los fracasos y errores. Debe reco¬ nocer su desidia y atrocidad, al tiempo que proclama sus va¬ lores más nobles. Una sociedad puede limpiar la contamina¬ ción moral de su historia. Los gestos, el lenguaje, los actos de compensación y los ritos de perdón son instrumentos efica¬ ces. Pero es preciso llevarlos a cabo con sinceridad, sin ren¬ cor y despojados de un mero formulismo. Estados Unidos, por ejemplo, nunca ha reconocido su culpabilidad por haber tratado a sus nativos de forma bru¬ tal. No ha reconocido su error ni ha pedido perdón por ha-
    • 108. 106 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA herios esclavizado. Podríamos mostrar una clara v sincera a' apreciación por la belleza y sabiduría de nuestros antepasa¬ dos nativos. Podríamos expresar públicamente nuestra in¬ tención de llevar a cabo iniciativas serias para compensar la esclavitud. Sin una expresión fuerte, sincera y participativa de remordimientos por nuestra parte, los americanos nati¬ vos tienen que soportar ellos mismos el peso moral, y el con¬ junto de la sociedad tiene escaso acceso a su espiritualidad original. Los afroamericanos siguen luchando por sus dere¬ chos fundamentales y su dignidad. Al igual que una persona abrumada por remordimientos de los que no es consciente, el progreso de un país puede verse entorpecido por su nega¬ tiva a afrontar el pasado. Para algunos, los períodos oscuros de la historia esta¬ dounidense indican vergüenza y negatividad, pero eso no basta. Lo importante de una noche oscura del alma es la pro¬ mesa de una nueva vida. Existe una diferencia crucial entre crear un futuro de alta tecnología, libre de gérmenes, y dejar que el futuro brote orgánicamente de un pasado profunda¬ mente sentido y aceptado. El enfoque de un mundo feliz tien¬ de a ser estéril e inútil, mientras que el hecho de abrazar la historia, sus elementos positivos y negativos, confiere pleni¬ tud, color y humanidad a la vida. Una auténtica catarsis requiere las emociones de la ver¬ güenza, timidez, temor, perplejidad, e incluso la sensación de impotencia. En caso contrario es superficial. El hecho de evi¬ tar esos sentimientos, a los cuales debemos prestar atención, atonta e insensibiliza a las personas, haciendo que sean inca¬ paces de experimentar la necesaria empatia. El poeta Wallace Stevens decía que la muerte de un dios significa la muerte de todos ellos. Lo mismo cabe decir de las emociones. Si su¬ primimos las emociones incómodas, las otras desaparecen también.
    • 109. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 107 Es imposible convertirse en una persona o una nación con carácter sin una autoconfrontación. Requiere fuerza precisamente en los puntos en que nos sentimos débiles. Requiere visión en las áreas que creemos haber descifrado. Exige que renunciemos a las viejas piedades y sentimenta¬ lismos y afrontemos los nuevos retos con una visión enér¬ gica. Exige que vivamos la vida desde la situación en que nos hallamos ahora, no desde la situación confortable que alcanzamos tiempo atrás. Exige que renunciemos a la iden¬ tidad que hemos conquistado y de la que ahora gozamos. Que vaciemos nuestro corazón para dejar que penetre en él una vida nueva. La purificación del alma de una sociedad también es importante para los individuos, porque a menudo nuestras noches oscuras están íntimamente ligadas a lo que ocurre en la cultura. En una época de tensiones internacionales en todo el mundo, la gente se siente desmoralizada y la luz de la esperanza se atenúa. Los problemas de la economía inci¬ den en el estado de ánimo de familias e individuos. No bas¬ ta con prestar atención sólo al individuo, tratando de hacer que se sienta cómodo en los momentos de estrés. Debemos crear métodos para afrontar la psique de la sociedad, to¬ marnos sus problemas en serio a nivel del alma. El pragma¬ tismo tiene sus limitaciones. Observe el dorso de un billete de un dólar de Estados Unidos. A la izquierda, justo debajo de la pirámide, una imagen antigua que simboliza lo espiritual y lo eterno, verá las palabras novus ordo saeculorum: un nuevo orden de los siglos. Yo percibo una catarsis en esa frase que representa los sentimientos rosacrucianos y masónicos de muchos fun¬ dadores de Estados Unidos. Estados Unidos significa catar¬ sis: un nuevo comienzo, liberación del pasado y pureza de intención.
    • 110. 108 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA PURIFICAR LA SOCIEDAD Antiguamente muchas sociedades utilizaban el rito de un chivo expiatorio para purificarse de la polución, que los griegos denominan miasma, una mancha sobre la ciudad o estado causada por ciertos actos perversos. Hoy en día sería imposible emplear ese rito con un animal de carne y hueso, pero en cierto sentido seguimos utilizando un chivo expia¬ torio cuando achacamos la culpa de la ignorancia de la so¬ ciedad a una determinada persona, por lo general un líder. Un funcionario de las Naciones Unidas comentó en cierta ocasión que las siglas S. G., refiriéndose ai título en inglés de Secretary General (Secretario General), muchas veces significaban Scape Goat (en castellano chivo expiatorio). A fin de adoptar la idea del chivo expiatorio con más sutileza, debemos comprender, al principio de forma general, que los conflictos sociales que nos rodean no son racionales y no pueden resolverse únicamente con medios racionales. Debe¬ mos utilizar una imaginación más profunda y radical para alcanzar los recovecos irracionales de nuestra ignorancia. Por este motivo, las marchas, las grandes manifestacio¬ nes, las arengas poéticas e incendiarias, los eslóganes y todo tipo de imágenes han conseguido en ocasiones dar un vuel¬ co a la sociedad. No es casual que Martin Luther King, Jr. fuera un clérigo y un elocuente orador. Su oratoria y talan¬ te tenían más que ver con las actitudes cambiantes respecto al problema racial en Estados Unidos que con la lógica en su pensamiento. Esas imágenes deben convencer a la gente, y cuando lo hacen su poder es infinito. Lamentablemente, este poder también puede manipularse con fines menos no¬ bles. A un nivel más profundo, un chivo expiatorio era ini¬ cialmente una figura —un animal o una persona— que, en
    • 111. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 109 la imaginación de la sociedad, cargaba con el peso de culpa y podía ser eliminada de la cultura. Esta idea tiene sentido en el contexto de una sociedad en la que las imágenes y los ritos siguen siendo poderosos. La teología cristiana de la re¬ dención —Jesús padeciendo por el mal causado por los se¬ res humanos— no es muy distinta de la idea de un chivo ex¬ piatorio. La religión nos enseña que para que un chivo expiato¬ rio sea eficaz, no debe ser alguien a quien culpemos racio¬ nalmente de nuestras desgracias. Es absurdo achacar esa responsabilidad a los líderes políticos. El miasma es una in¬ fección social más sutil. Se halla en todo ciudadano. Todos debemos quitarnos esa mancha. ¿Pero cómo puedo yo, un individuo normal y corriente, reaccionar efectivamente contra las imperfecciones de la sociedad? Lo primero es hallar una imagen que represente eficaz¬ mente el mal que nos aflige. Debemos utilizar el lenguaje correcto y las formas adecuadas para identificar el espíritu que nos abruma. ¿Es el espíritu de codicia? ¿Nos preocupa el tema de nuestro poder e identidad? ¿Existe alguna razón por la que debamos sentirnos inferiores? ¿Nos abruma nuestra responsabilidad? ¿Nos sentimos ofendidos debido a antiguas traiciones? ¿Nos sigue hiriendo el recuerdo de la guerra de Vietnam o de nuestra Guerra Civil? Mientras escribo este libro, el mundo entero se siente angustiado debido al terrorismo que prolifera por todo el planeta y a los conflictos internacionales. Esta es la noche más oscura de la cultura que recuerdo desde que soy adul¬ to, y reconozco sentir una profunda angustia y temor. Cada frase que escribo en estas páginas tiene un peso y un efecto especial debido a la situación. No puedo por menos de pre¬ guntarme sin rodeos cómo podemos librar a la sociedad de esta peligrosa polución.
    • 112. 110 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La noche oscura nos ofrece ahora la oportunidad de lle¬ var a cabo una auténtica catarsis. Nuestro objetivo es la pu¬ reza de corazón. Debemos recuperar, no ingenuamente ni en las condiciones habituales, una visión de lo divino. Nuestra sociedad secular no sólo no funciona sino que es autodestructiva. Quizás el auténtico mal resida en el espíritu de esta sociedad, en su egoísmo, dinero, deseos desenfrenados y am¬ bición. Quizá debamos aniquilar esos elementos y huir de la ciudad. ¿No podríamos aprender de nuestra valiosa noche oscura a purificarnos y convertir nuestro egoísmo en una meta más amplia y generosa; la adquisición de riqueza en un reparto equitativo de dinero; la ambición en una visión pro¬ funda y positiva de la humanidad? Uno de los temas centrales de este libro es considerar la noche oscura como una depuración de la percepción a fin de intensificar la vida de nuestra alma y potenciar nuestra espiritualidad. Una sociedad es como un individuo: frente a una noche oscura puede adoptar una actitud defensiva y evitar el reto de una vida renovada, o bien reformarse y des¬ cubrir en la oscuridad los errores que ha cometido. Es pre¬ ciso poseer un corazón fuerte, una profunda inteligencia y una imaginación visionaria para seguir el curso que marca la vida. En ocasiones la sociedad avanza de forma correcta, pero a menudo retrocede y su situación empeora. Al pare¬ cer no existe un camino intermedio. He propuesto el ejemplo del chivo expiatorio no en el sentido de buscar a alguien a quien culpar, sino de descubrir el espíritu que todos llevamos dentro y constituye la fuente del mal del mundo. Un espíritu que debemos atacar con la fuerza y tenacidad de un guerrero. Esta batalla moral pue¬ de ocupar el lugar de nuestras guerras literales y en última instancia salvarnos. Todos debemos purificarnos de las ac¬ titudes y los deseos que nos conducen a la violencia.
    • 113. Poner en claro sus ideas y comenzar de nuevo 111 No necesitamos una cruzada moralista sino un desper¬ tar espiritual. Cuando las autoridades municipales prohí¬ ben que las fábricas que emiten humos tóxicos se instalen a orillas del río y restituyen una importante parte de la natu¬ raleza a los ciudadanos, no sólo llevan a cabo una mejora en la calidad del aire y el acceso a los ríos, sino que realizan un comentario simbólico sobre el valor de una vida más pura. Su decisión se traduce en aire limpio y almas limpias. Necesitamos más decisiones como esta para purificar nues¬ tro mundo natural, nuestra política y nuestra cultura. Aunque las noches oscuras de la sociedad le infundan te¬ mor y le depriman, tenga presente que la oscuridad es nece¬ saria para que la vida continúe. Quizá no logre evitar la tra¬ gedia, pero tiene la oportunidad de recobrar su alma. Todo depende de cómo se plantee la noche oscura: ¿tratará de su¬ perarla rápidamente y huir de ella, o dejará que le transfor¬ me y le ofrezca, mientras permanece «en solución», una nue¬ va vida?
    • 114. >
    • 115. 4 El panorama desde la Luna No es preciso que durante su noche oscura del alma renun¬ cie a su inteligencia, pero quizá deba modificar su concepto sobre cómo comportarse en la vida de forma inteligente. Quizá tenga que enfocar la situación de un modo distinto, adaptado a la oscuridad, en lugar de tratar de combatirla. Nicolás de Cusa, el teólogo del siglo XV, decía que uno pre¬ cisa la visión nocturna de la lechuza. Usted necesita poseer una visión especial en su noche oscura porque es posible que los conceptos y criterios ordi¬ narios no le den resultado. Es posible que se convierta en una persona más sombría, cambiando según el estado de ánimo que le embargue. Ver en la oscuridad emocional re¬ quiere una facultad especial que quizá haga que afloren en usted recursos que ignoraba que poseía. Quizá deje que afloren su ira y su tristeza para que influyan en su forma de vida. Puede que habitualmente sea una persona del todo ra¬ cional, pero es posible que ahora empiece a usar su intui¬ ción y tomarse sus dotes clarividentes más en serio. Cuando mi madre tuvo sus primeros síntomas, mi pa¬ dre empezó a hacer declaraciones firmes y contundentes pu¬ ramente por intuición. Durante las semanas precedentes al derrame cerebral que sufrió mi madre, mi padre me dijo en
    • 116. 114 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA varias ocasiones: «Dentro de poco uno de nosotros, tu ma¬ dre o yo, tendremos graves problemas». La gente comenta¬ ba: «Da gusto ver lo sanos que estáis los dos». Curiosamen¬ te, mi padre advertía a todos que no se mostraran tan optimistas. Su noche oscura, que lógicamente se hizo más intensa y sombría durante la enfermedad de mi madre, co¬ menzó antes de que los síntomas se materializaran. Los griegos y los romanos adoraban a una diosa de la oscuridad, llamada Hécate, que poseía una visión nocturna y es la maestra perfecta para enseñarnos a desenvolvernos en la oscuridad. Es poco conocida y un tanto misteriosa, pero es una figura fuerte que podría educarnos en la misteriosa experiencia que exploramos. Permitamos que nos muestre qué debemos hacer para sentimos cómodos en la oscuridad: los instrumentos que necesitamos, la mentalidad que debe¬ mos asumir y cómo comportarnos. EL ÁNGEL OSCURO Según el mito griego central de Perséfone, un día en que la joven goza del esplendor de la naturaleza, cogiendo unas bonitas flores, aparece el Señor del Mundo Subterráneo y la transporta a sus dominios fríos y profundos. La muchacha se convierte en su esposa y reina de las tinieblas. Su madre, Deméter, diosa de la abundancia, se alarma al percatarse de su desaparición. Sólo Hécate, la diosa de la noche, que ha oído los gritos de la joven y el tumulto, puede explicarle lo ocurrido. Deméter emprende entonces diversas aventuras en su desesperado afán de hallar a su hija. Por fin, Hermes, el guía de las almas, rescata a la joven del Hades. Pero el Dios de los Infiernos es muy astuto. Hace que la joven in¬ giera la semilla de una granada, que opera en ella un sorti-
    • 117. El panorama desde la Luna 115 legio. A partir de entonces la muchacha pasa dos tercios del año con su madre en el mundo terrenal de la abundancia, pero durante un tercio del año ocupa su lugar como reina del mundo subterráneo. Hécate encarna a la vez la belleza y los terrores de la noche. Es la patrona de los clarividentes y los adivinos. Sen¬ timos su talante y atmósfera al contemplar una gigantesca luna amarilla en una noche oscura. Pertenece a los lugares sombríos —callejones, rincones, recovecos—, y por tanto es la patrona perfecta de la noche oscura del alma. Imagine al espíritu de Hécate como algo que vive apa¬ cible y profundamente dentro de usted, sensibilidades y do¬ tes especiales. Por la noche, cuando sus sentidos están más agudizados y su imaginación es más activa, detectará su presencia con mayor facilidad. Quizá se revele en las ideas que se le ocurran a usted por las noches, las cuales pueden ser muy útiles, o bien inquietantes y angustiosas. En nuestra casa suelen producirse bastantes movimientos por las no¬ ches: nos levantamos para tomar nota de ideas, sueños o inspiraciones, trabajamos un rato aprovechando la quietud de la noche, o simplemente no podemos conciliar el sueño. Los niños suelen levantarse después de tener un sueño en busca de consuelo físico. Las mascotas gruñen y se agitan. Conozco bien a Hécate. James Hillman la describe como «un ángel oscuro», una conciencia que opera en la oscuridad, porque ese es su ho¬ gar. Dice que «es una parte de nosotros que no aparece de improviso, sino que mora siempre en nuestro interior».21 Es un dato que no solemos tener en cuenta: es posible que usted descubra en su oscuridad una parte de su ser esencial, aun¬ que le resulte desconocida. La oscuridad no proviene preci¬ samente del exterior, sino que es una revelación de algo que existe en su naturaleza. Es posible que en sus estados de áni-
    • 118. 116 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA mo sombríos y sus temores más negros halle una parte esen¬ cial de su ser. Al margen de cómo se presente usted ante el mundo, a cierto nivel es una persona sombría. Alberga pensamientos que no suele revelar a los demás. Es capaz de cosas que sus amigos ignoran. Probablemente es más interesante desde un punto de vista sexual de lo que los demás imaginan. Proba¬ blemente anidan en usted una ira y unos temores que no revela a nadie. Quizás oculta secretos de su pasado que le conviertan en una persona más interesante de lo que parece a primera vista. Seguramente posee un gran potencial para alimentar pensamientos y llevar a cabo actos más oscuros de lo que usted mismo imagina. Con frecuencia la gente se sorprende al descubrir que su líder espiritual es presa de deseos sexuales incontrolados, o tal vez es adicto al juego. De un tiempo a esta parte muchos personajes respetados han sufrido una crisis y han revelado su lado oscuro. La mera idea de que un sacerdote católico sea pedófilo nos escandaliza y alarma, pero al mismo tiem¬ po demuestra lo ingenuos que somos, o lo dispuestos que estamos a fingir que el ser humano no posee un lado tene¬ broso. Recuerdo que de joven, cuando tocaba el órgano de la iglesia durante los servicios religiosos, me sentí abruma¬ do y confundido cuando un día una monja me acorraló contra los tubos del órgano y me besó. No se me había ocu¬ rrido que las virginales monjas tuvieran esas pasiones hu¬ manas. No pretendo criticar a las monjas, sino simplemen¬ te expresar mi asombro, quizá mi inocencia. Todos poseemos rasgos opuestos a los que deseamos que vean los demás. Algunos son inocuos, otros serios. Este material que ocultamos contiene una gran dosis de vitali¬ dad. Lo suprimimos porque nos angustia, porque tememos lo que puede ocurrir si algún día se descubre. Con frecuen-
    • 119. El panorama desde la Luna 117 cia tememos la oscuridad porque está viva. Conocí a un hombre que en público se comportaba de forma discreta y tranquila, pero que en casa era una fiera. En su hogar no ce¬ saba de gritar y trataba mal a su familia. Pero en su lugar de trabajo no rechistaba. Al igual que él, muchas personas tie¬ nen luces y sombras en sus vidas, mostrando la oscuridad sólo cuando se sienten seguras. En público procuramos mostrarnos bajo una luz favo¬ rable. A veces fingimos ser más inteligentes e inocentes de lo que somos en realidad. A veces lo hacemos tan reiterada¬ mente que llegamos a convencernos de ello, y nos sentimos ajenos a los espíritus oscuros que portamos en nuestro inte¬ rior y ocultamos al mundo. Pero este material oscuro es ex¬ tremadamente valioso, especialmente en momentos de crisis y problemas, cuando conviene adoptar una actitud poco sentimental, una actitud lunar. Para utilizar de nuevo mi persona como ejemplo, no me cabe duda de que mis espíritus oscuros podrían llamar¬ se Venus y Marte. Mi esposa siempre se muestra sorprendi¬ da de que yo sea una persona tan erótica, que me sienta tan atraído por la sensualidad. Mi persona pública, meticu¬ losamente creada en un piadoso contexto católico durante mi juventud, es muy distinta. Me enseñaron a aparentar más inocencia de la que poseo. Admiro a los hombres ca¬ paces de mostrar su sexualidad sin tapujos, pero yo no po¬ dría ser como ellos, como tampoco podría ser un pirata o un futbolista. El otro elemento oscuro es mi ira. Mis hijos dicen que no me enfurezco con frecuencia, pero cuando lo hago tiemblan hasta los cimientos. Sé que me parezco a muchas personas que presentan un exterior plácido, pero son capaces de violentos arrebatos de ira. No me cabe duda de que esto es en parte neurótico, y procuro transformar mi ira en una expresión creativa y una labor eficaz. Pero no
    • 120. 118 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA conseguiría en toda mi vida completar esta pequeña alqui¬ mia en la que mezclo mi auténtica inocencia con mi innega¬ ble oscuridad. Por eso amo a Hécate, la diosa de la noche. Me encan¬ ta escribir sobre ella. Redime muchos sentimientos y pensa¬ mientos que quizá subestimaría si no contara con su imagen para guiarme. Hécate justifica muchos aspectos de la vida cotidiana que acaban en el cubo de la basura —posterior¬ mente veremos lo acertado de esta imagen— porque no son valorados ni apreciados. Legitima una forma misteriosa y socialmente arriesgada de pensar y vivir, que en última ins¬ tancia nos libera. LA NOCHE EMOCIONAL Los extraños dones que nos aporta Hécate están al alcance de todos, hombres y mujeres. Algunos pacientes míos co¬ menzaron su tratamiento psicoterapéutico sumidos en la inocencia, la inconsciencia y un talante superficial. Acepta¬ ban todos los conceptos banales sobre la salud mental y las emociones que la cultura popular les había impuesto. Si se enfurecían, trataban de superar o controlar ese sentimiento. Si tenían fantasías sexuales que les chocaban, acudían a mi consulta en busca de pureza. Si se sentían deprimidos, bus¬ caban esperanza y consuelo. Pero no tardaron en llegar a unas dolorosas conclusio¬ nes y abandonar su superficialidad emocional e intelectual. Aprendieron a convertirse en seguidores del espíritu noctur¬ no, y en ese nuevo talante hallaron su liberación. Sus vidas no estaban resueltas, pero ya no eran víctima de criterios superficiales. Una de las recompensas de un tratamiento psicoterapéutico eficaz es que oscurece la personalidad de
    • 121. El panorama desde la Luna 119 uno y le convierte en hijo de Hécate. Aunque se practica de día, la terapia psicoterapéutica es una cuestión nocturna. Recuerdo a una pareja en que ambos eran extremada¬ mente creativos e inteligentes; uno era músico, y el otro, arquitecto. Ambos estaban totalmente entregados a sus ca¬ rreras, pero apenas se comunicaban a nivel emocional. El matrimonio era para ellos un juego, y vinieron a verme al percatarse de que se había instalado el vacío entre ambos. Ai escuchar su historia, casi pude haber predicho que ocu¬ rriría un sombrío acontecimiento que les serviría de inicia¬ ción a una vida más profunda. Y no me equivoqué. Poco después de comenzar el tratamiento psicoterapéutico, la mujer tuvo una aventura con un hombre poco instruido, vago y delincuente de poca monta. Como es natural, el ma¬ rido se sintió profundamente traicionado, no sólo debido a la infidelidad de su mujer sino porque había elegido, según dijo, a un tipo muy inferior a él. Quizá se hubiera sentido menos ofendido si su esposa se hubiera ido con un astro de la pantalla o un genio. A partir de ese momento comenzaron las conversacio¬ nes a tumba abierta. Afloraron viejas discusiones. Ambos empezaron a examinar el lado oscuro de su prolongada re¬ lación, y durante ese proceso la mujer adquirió una perso¬ nalidad más oscura y fuerte. El hombre optó por aferrarse a la virtud de sentirse traicionado y representar el papel de inocente. Ambos me caían muy bien, y supuse que los acon¬ tecimientos les ayudarían a los dos, pero no estaba seguro de que el matrimonio saliera beneficiado. Los meses oscuros de infidelidad dieron fruto. La mujer comenzó a desarrollar una inusitada creatividad. El marido siguió sumido en su autocompasión. Al cabo de un tiempo se divorciaron, volvieron a casarse y se divorciaron de nue¬ vo. Yo seguí en contacto con la mujer, cuya carrera prospe-
    • 122. 120 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ró. No sé qué fue de su ex marido. Confío en que lograra hallar su camino en la medida en que haya logrado un ne¬ cesario oscurecimiento de su talante. LOS INSTRUMENTOS DE LA OSCURIDAD Los símbolos de Hécate son la llave, el látigo, el puñal y la antorcha. Quizá no se haya percatado usted jamás del valor positivo de los últimos tres objetos de la lista, puesto que prácticamente todo el lenguaje espiritual y religioso contem¬ poráneo se centra en lo positivo. Pero la vida humana tiene su lado amargo, y es preciso estar preparado para afrontar¬ lo. Examinemos brevemente estos símbolos. La llave La llave es el medio que utiliza Hécate para penetrar en el mundo subterráneo. Puede entrar y salir de él con toda faci¬ lidad, un don que conviene cultivar. En ocasiones la psicolo¬ gía define la psicosis como el hecho de descender al mundo subterráneo y no regresar. Imagine que no se siente incómo¬ do en su noche oscura porque posee la «llave» para entrar y salir de ella libremente. Esta habilidad no le sirve para derro¬ tar o superar su estado de ánimo, pero facilita su relación con la noche oscura. En estos momentos utilizo la mitología como esa llave. Asimismo, acudo a la poesía y la música para cultivar mi re¬ lación con la oscuridad. Algunas personas disfrutan viendo películas de terror o leyendo libros sobre desastres. En mi carrera, el hecho de estudiar las obras del marqués de Sade me ha ayudado a comprender los aspectos tenebrosos del tema sobre el que escribo o hablo. Hacen que me sienta se-
    • 123. El panorama desde la Luna 121 guro en la oscuridad. De un tiempo a esta parte me dedico a leer novelas de misterio, que es otra forma de explorar la oscuridad. Uno necesita una herramienta, en este caso una llave, para no sucumbir a la extraña atmósfera y poder de la no¬ che oscura. Con frecuencia me veo en mi papel de psicoterapeuta como si me hallara en el umbral entre la vida coti¬ diana y las emociones y fantasías más oscuras. Las personas corrientes atraviesan esa puerta y se sienten confundidas y amenazadas por lo que descubren al otro lado. Mi misión es utilizar diversas llaves que nos permitan entrar y salir, mantener un pie en el mundo diurno mientras exploramos los secretos del mundo nocturno. Usted también puede hallar unas llaves que le conven¬ gan. Jung encontró esa llave en las imágenes de la alquimia. Yo utilizo las cartas del Tarot. El psicoanálisis sigue siendo una llave muy eficaz para penetrar en el mundo subterrᬠneo, aunque no es tan popular como lo era. Las personas suelen sentirse atraídas por un sistema simbólico que des¬ pierta su imaginación, aunque en la atmósfera racionalista de hoy en día se avergüence de reconocerlo. Para muchos artistas, los sueños constituyen una llave para obtener la inspiración que necesitan del mundo subte¬ rráneo. Algunos dirán que para ellos es esencial fumar, beber café o tomar drogas duras. Algunos meditan, practican yoga o viajan. Algunos pintores y escritores tienen que vivir en di¬ versos lugares a fin de poder desarrollar su arte. Yo siento una atracción desordenada por los libros, que considero lla¬ ves indispensables para penetrar en los misterios que rodean la vida humana. También voy al cine para penetrar en ese otro universo de imágenes y significados. La costumbre de respetar su propia oscuridad constitu¬ ye una llave ordinaria que le permite ser al mismo tiempo
    • 124. 122 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA luminoso y oscuro. Puede hablar sobre su oscuridad y des¬ de ella. Puede mostrar a los demás sus estados de ánimo sin caer en el melodrama, en lugar de ocultarse detrás de una falsa alegría o un vacío emocional. Puede hallar las pala¬ bras oportunas para describir su travesía nocturna, y puede invitar a ésta, sin criticarla ni ensalzarla, a formar parte de su quehacer cotidiano e incluso de su personalidad. Como averiguó Perséfone, en el mundo subterráneo uno no es un huésped sino un ciudadano. La mayoría de las llaves que describo aquí le permitirán penetrar en el mundo subterráneo, pero también necesita poder salir de él. Jung recomendaba seguir implicado con su familia y su hogar. Algunos amigos míos se aventuran a veces en ese otro mundo para explorar los ámbitos más in¬ tensos de la espiritualidad y la fantasía. Para ellos es esen¬ cial estar conectados a alguien que les proporcione equili¬ brio y ai mismo tiempo les permita «viajar». Yo les animo también a que no descuiden su alimentación y permanezcan conectados a la vida cotidiana. Toda persona necesita una llave especial, adecuada a su temperamento, que le ayude a moverse libremente entre la vida corriente y las profundidades de su alma. Usted encon¬ trará sus llaves cuando logre apreciar los períodos oscuros y comprender al mismo tiempo la importancia de su queha¬ cer cotidiano. Ambos elementos constituyen asimismo el yin y el yang de una vida plena. El látigo Una noche oscura del alma no sólo lo sumerge en la oscuri¬ dad, sino que lo golpea, de forma que se siente emocional¬ mente magullado y lacerado. Los alquimistas describían este proceso como una mortificación, un sufrimiento emo-
    • 125. El panorama desde la Luna 123 cional que hace que uno se sienta destrozado. Tal como in¬ dica la palabra (del latín mors, mortis, muerte), mortifica¬ ción significa la muerte de su voluntad y su ego. En última instancia repercute en su favor, pero durante el proceso us¬ ted se siente profundamente desmoralizado. Esta mortificación, el sentirse abrumado y destrozado, le prepara para nuevas ideas y un nuevo comienzo. No puede renovarse a menos que deseche sus esquemas ante¬ riores de conducta. Pero eso no se consigue sin sufrir. Las ideas y los estilos que le son familiares son usted mismo. Renunciar a ellos supone destruir y despojarse de su propia identidad. Uno trata de aferrarse a ellos, y entonces co¬ mienza el sufrimiento. Las personas dicen que desean cam¬ biar, pero cuando se inicia el proceso, se resisten enérgica¬ mente y se produce una batalla. Es posible que en su noche oscura tenga la sensación de ser castigado por los errores que ha cometido, o simplemen¬ te por sus imperfecciones. Las imágenes de látigos y azotes que vemos en pinturas y en la alquimia indican que los sen¬ timientos de mortificación son naturales y desempeñan un papel necesario. Ser consciente de ello no elimina el sufri¬ miento, pero le ayuda a comprender que el dolor emocional forma parte de un proceso más profundo y positivo. Algunas personas están destinadas a sufrir físicamente. Uno de los ejemplos más notables es Frida Kahlo, la pinto¬ ra mejicana del siglo xx que contrajo poliomielitis y poste¬ riormente sufrió un grave accidente de tráfico, en el que una larga vara de acero atravesó su cuerpo. Padeció dolores in¬ decibles, especialmente en su juventud, pero consiguió plas¬ mar su sufrimiento en poderosas imágenes en sus lienzos. En muchos de sus cuadros aparece postrada en la cama del hospital, y algunos de ellos muestran sus órganos internos asomando a través de su cuerpo. Vemos laceraciones, san-
    • 126. 124 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA gre y plantas que crecen en su cuerpo. Uno de sus cuadros más espeluznantes se titula Desesperanza, y en otro apare¬ ce representada como una cierva dotada de cuernos, con el cuerpo llagado, sangrante y traspasado por flechas. Kahlo pintó también cuadros rebosantes de esperanza, como el ti¬ tulado El abrazo de amor del Universo, pero el dolor casi siempre está presente. Algunas personas son masoquistas emocionales. Suelen buscar el rechazo y el sufrimiento. Una persona celosa pue¬ de gozar descubriendo indicios de infidelidad: una carta, un mensaje telefónico, la llave de un hotel. Otras gozan su¬ friendo privaciones y enfermedades, que consideran signos de sacrificio espiritual. La religión contiene una elevada do¬ sis de masoquismo. Algunas personas, al sentirse rechaza¬ das, dicen «¿Lo ves? Ya te lo dije. No valgo nada». Gozan con la supuesta confirmación de su inferioridad. En todos los casos existe una recompensa para el dolor. La persona celosa no tiene que esforzarse en amar sin un afán posesivo. La persona espiritual halla la forma de ser buena y virtuosa. La que se siente inferior no tiene que con¬ vertirse en una persona segura de sí para enfrentarse a la vida con energía. Pueden existir otras recompensas, pero es¬ tas son algunas de las posibilidades. Todos protagonizamos cada día pequeñas escenas sadomasoquistas. Con frecuencia los médicos esperan que nos sometamos dócilmente a su autoridad, y a veces los profesores gozan haciendo sufrir a sus alumnos. Algunos matrimonios pueden estar llenos de control y sumisión. A veces nos mostramos excesivamente dispuestos a doblegar¬ nos. O bien utilizamos el poder que poseemos para resol¬ ver nuestras inseguridades y pasividades. Esas conductas constituyen la materia prima para buscar un enfoque más sutil del poder.
    • 127. El panorama desde la Luna 125 Con frecuencia la oscuridad es muy intensa, como demuestra la película Terciopelo azul. En esta historia, que muestra un sadomasoquismo explícito, el personaje femeni¬ no suplica ser azotada, y un joven, que se cree muy virtuo¬ so, de pronto da rienda suelta a su sadismo. Tanto él como su intrépida amiga deciden investigar los extraños fenóme¬ nos que han descubierto por azar, y a medida que su curio¬ sidad se intensifica, experimentan un cambio. Poco a poco se despojan de su pueril inocencia y descubren el lado oscu¬ ro de la vida. La secretaria es otro inquietante film sobre dos perso¬ nas jóvenes y profundamente neuróticas, que descubren que se aman a través de simbólicos actos de dominio y su¬ misión. La mujer abandona un hospital psiquiátrico y se pone a trabajar para un abogado, que también padece cier¬ tos trastornos psíquicos. El jefe se aprovecha de la necesi¬ dad de la mujer de sentirse dominada y castigada, y al final descubren que se aman. El puñal Aunque su noche oscura contiene un gran valor positivo, no debe sucumbir a ella de forma pasiva. Tiene que armar¬ se y estar dispuesto a presentar batalla. Tiene que compor¬ tarse como un guerrero espiritual y asumir los rasgos emo¬ cionales del caballero y el héroe. Debe comportarse como una persona mayor, lo cual no significa ser arrogante y pre¬ potente. Mientras escribo este libro, sobre mi mesa de trabajo re¬ posa un puñal tibetano. Ostenta tres cabezas demoníacas, fi¬ guras terroríficas destinadas a ayudarme a luchar contra la adversidad. Según la tradición tibetana, las tres caras del pu¬ ñal representan la caridad, la castidad y la paciencia. No pa-
    • 128. 126 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA recen ser poderes oscuros, pero desde el punto de vista de los demonios de la noche oscura, son adversarios muy potentes/2 Es posible que su noche oscura le dé la oportunidad de descubrir su fortaleza. Este no es el momento de andarse con sentimentalismos y remilgos. Debe estar alerta y ser ca¬ paz de tomar decisiones difíciles en un momento dado. Mu¬ chas personas sensibles descubren su capacidad de criticar, expresar en voz alta las verdades que perciben y rebelarse contra la ignorancia y los prejuicios. Muchas ocultan sus deseos oscuros y apetitos insólitos. Pero para afrontar la os¬ curidad es preciso convertirse en un luchador oscuro, dis¬ puesto a superar cualquier obstáculo. Quizá sea usted una persona aparentemente sumisa y flexible, pero durante su noche oscura tal vez descubra el importante ingrediente de la dureza. Oscar Wilde es un ex¬ celente ejemplo. Era un hombre brillante que desempeñó el papel del bufón y petimetre de la sociedad. Vestía como un dandi y tenía fama de dominar el estilo superficial. Pero en realidad era muy distinto. Wilde era un hombre inteligente y religioso, un hombre de principios que pasó varios años en la cárcel simplemente por ser homosexual. Desde la cár¬ cel escribió uno de los testimonios más extraordinarios que jamás se han escrito, De Profundis, una carta que cualquie¬ ra que padezca una noche oscura puede apreciar y que con¬ cuerda con el tema que nos ocupa. He permanecido casi dos años encerrado en la cár¬ cel. Este tormento dio paso a una desesperación fe¬ roz, un abandono al dolor, una rabia terrible e impo¬ tente, amargura y rencor, una angustia que me hacía gemir en voz alta, un sufrimiento que no hallaba el medio de expresarse; un dolor sordo... Ahora he des¬ cubierto algo oculto en mi interior que demuestra
    • 129. El panorama desde la Luna 127 que nada en el mundo carece de sentido, y menos aún el dolor. Ese algo que se ocultaba en mi natura¬ leza, cual un tesoro en un prado, es la humildad.23 Le aconsejo que lea todo este pasaje y la carta entera. También le aconsejo que escriba su propio «de profundis» cuando esté sumido en una noche oscura. Tome la carta de Wilde como modelo. Sea sincero consigo mismo. Escriba sobre varios temas. Eleve el amasijo de sus emociones a un nivel superior a través de palabras elegidas minuciosamen¬ te. Esta es la alquimia del lenguaje, la transformación de la vida en simple arte, la sublimación de la experiencia en pen¬ samiento. Si no le apetece escribir, pinte o cante, o hable con sus amigos con franqueza y sin tapujos. Observe que el gran descubrimiento de Wilde es algo tan simple y poco heroico como la humildad. Es la virtud que destaca como la sombra perfecta de Wilde. En sus otras obras no demuestra ser una persona humilde. Le aconsejo que le imite también en esto. ¿Cuál es su rasgo negativo? ¿Qué es lo que no desea que los demás adviertan en usted? Quizá sea esa su arma, su puñal para afrontar la oscuridad. La antorcha Hécate es un espíritu lunar, una amable fuente de fortaleza cuando la vida rebosa de emociones y parece que no existe la forma de salir del caos. Esta patrona de la oscuridad no emi¬ te una luz intensa sobre sus problemas, sino que su antorcha le ofrece indicios, insinuaciones y sugerencias. Al cabo de un tiempo quizá se sienta usted a gusto con las sutilísimas intui¬ ciones que experimenta. Quizá no necesite explicaciones y so¬ luciones, sino tan sólo indicaciones de que en términos gene¬ rales todo va bien y es capaz de afrontar lo que se le presente.
    • 130. 128 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La antorcha de Hécate ilumina la intensa oscuridad con su tenue resplandor lunar. En la literatura clásica antigua era conocida como una de las hijas de la noche, que custodia con sus perros las puertas del infierno. Si ésta es su ángel, debe us¬ ted aprender a pensar, a hablar y a comportarse sin resistirse a la oscuridad que se ha apoderado de usted. Hécate es hija de la oscuridad. Procure que su razonamiento y percepción le iluminen como el resplandor de la luna: de forma suave, in¬ completa, oscura, romántica, ligeramente fría, hermosa. La psicología tiende a ser solar y desea arrojar luz sobre todas las cosas, superar la oscuridad y resolver todos los problemas. Pretende eliminar la oscuridad a través de cual¬ quier medio a su alcance. Pero nadie necesita una depura¬ ción y una iluminación tan radical. Uno debe dejar que la experiencia de la noche le oscurezca y permita profundizar en su ser. Así, se convierte en una persona más compleja, más interesante, menos unidimensional. Tenga en cuenta que la necesidad de permanecer en la oscuridad no tiene como objeto convertirse en una persona brillante y libre de gérmenes, sino en una persona más inte¬ resante y ofrecerle una vida más fascinante. En una época terapéutica como la presente, estos objetivos pueden pare¬ cer chocantes. Pero en último término son más humanos. En lugar de procurarle una personalidad impoluta y equili¬ brada, le proporcionan sustancia. De este modo se convier¬ te usted en una persona digna de ser conocida, de ser escu¬ chada y de ser amada en todas sus dimensiones. LA NOCHE PSICOLÓGICA El antiguo tratado médico de Hipócrates, La enfermedad sa¬ grada,, sostiene que Hécate provoca trastornos nocturnos.
    • 131. El panorama desde la Luna 129 Uno se despierta por la noche atemorizado por crujidos y golpes que cree oír en la casa. Una extraña ansiedad le impi¬ de conciliar el sueño. Tiene un mal sueño o incluso una pe¬ sadilla. Todo esto es obra del espíritu nocturno. Hécate es la luna que luce débilmente detrás de las nubes que se deslizan por el cielo, cuya presencia intuimos en los ruidos inquietan¬ tes de la noche. Con su siniestra antorcha, constituye lo úni¬ co que alcanzamos a ver, por lo que conviene tomar buena nota de los sueños angustiosos y la ansiedad nocturna que experimentamos. Algunas personas aseguran que una noche oscura del alma no ofrece imágenes, pero la noche está llena de fanta¬ sías. Posiblemente no contenga las imágenes que usted con¬ sidera valiosas, pero entonces quizá deba modificar sus va¬ lores. La noche puede mantener sus sentidos en alerta, producirle insomnios desacostumbrados o alguna pesadilla. Son éstas características de una noche cualquiera, que tam¬ bién pueden aparecer en forma de estados de ánimo y fan¬ tasías de una noche oscura del alma. La noche, primordial y primitiva, puede atemorizar, pero incluso entonces tiene su encanto, como lo puede atestiguar cualquier amante del cámping y de las excursiones a pie. Por supuesto, Hécate también está presente por la noche en la ciudad, en los callejones, las calles desiertas, en los sonidos y las luces que evocan a los fantasmas que deambulan por ella. El poderoso film de Martin Scorsese ¡Jo, qué noche!, narra la historia de un hombre que vaga por las calles de la ciudad al término de su jornada laboral. Se topa con numerosos perso¬ najes estrafalarios y peligrosos y se mete en extrañas y com¬ prometidas situaciones. Son momentos que describen una imaginación exaltada y unos hechos increíbles. Es posible que durante su noche oscura del alma usted también experimente fenómenos extraños. Es una época de
    • 132. 130 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA una vulnerabilidad especial, no sólo el tipo de vulnerabili¬ dad que hace que usted se sienta débil, sino receptivo a los signos que percibe a su alrededor. Quizás experimente a ve¬ ces la sensación de haber vivido con anterioridad ciertos episodios o tenga premoniciones. Quizá sea una persona muy sensible a los sonidos y las imágenes. Es posible que no comprenda estos fenómenos, pero la mayoría de ellos le in¬ vitan a existir en un mundo más amplio, en el que ocurren cosas mágicas y lo que cuenta es lo misterioso. Procure adaptarse a su noche oscura como si estuviera caminando de noche por las calles oscuras de una ciudad. En tal caso se mostraría alerta y cauteloso, previendo todo tipo de insólitas situaciones. Guardaría silencio al tiempo que miraba constantemente a su alrededor. Escudriñaría la oscuridad, observando cualquier movimiento en la sombra y aguzando el oído para percibir el menor sonido. En la no¬ che oscura de su alma debe mostrarse también cauteloso y vigilante. Es el momento de guardar silencio y estar prepa¬ rado para afrontar cualquier imprevisto. LA BASURA DE UNA VIDA Y UN DÍA En sus ensayos sobre los sueños, James Hillman pone de re¬ lieve la antigua asociación entre Hécate y la basura. Equi¬ para esta basura a los desechos de una jornada que según Freud constituían el material de los sueños. Pero Hillman ve esa basura redimida en el sueño y considera a Hécate como «la diosa que sacraliza los desechos de la vida, haciendo que todo cuente, que todo sea importante».24 Quizá piense usted que el tiempo que pasa sumido en una noche oscura es un tiempo desperdiciado. Que no con¬ sigue nada. Se siente más insatisfecho de sí mismo y de la
    • 133. El panorama desde la Luna 131 vida. En ese estado, santo Tomás de Aquino se refería a su trabajo cotidiano como «paja», y Samuel Beckett, hablan¬ do por boca del protagonista de Krapp’s Last Tape (La úl¬ tima cinta de Krappj, dice: «Acabo de escuchar al cretino que yo era hace treinta años, y me cuesta creer que pudiera llegar a esos extremos». Momentos antes había cantado un verso que sitúa su obra en los dominios de Hécate: El día ha concluido, la noche se aproxima y las sombras... Esos sentimientos constituyen una parte importante de la vida creativa, del mero hecho de ser una persona. No des¬ baratan todos los pensamientos positivos, pero los sitúan en su justa perspectiva. Toda vida está llena de basura -—tiem¬ po desperdiciado, fracasos, relaciones rotas, decisiones equi¬ vocadas—, que debemos ofrecer ante el extraño altar de la diosa de la noche, un lugar donde confluyen tres caminos, alberga a fantasmas y está lleno de magia. Si usted no honra a ese espíritu nocturno, ¿qué hará con toda esa basura? Lo más probable es que la interprete de forma literal, asocián¬ dola a su «yo», y se sienta culpable. Lo que la gente llama hoy en día «perder la autoestima» quizá consista en los des¬ echos visibles de una vida que necesita un hogar y no debe¬ ría estar vinculado al yo. Durante su noche oscura, cuando se le ocurran determi¬ nados pensamientos —que su vida carece de sentido, que ha perdido el tiempo miserablemente o que usted vale menos que un amigo suyo o un personaje famoso; pensamientos de culpa, amargura y odio hacia sí mismo—, tenga presente que estas enojosas preocupaciones son necesarias. No le convier¬ ten literalmente en basura, sino que le permiten ver el impor-
    • 134. 132 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tante vacío en sus logros. Todos somos vagabundos como Charlot y no logramos realizar plenamente nuestras expecta¬ tivas. Uno de los mitos más reveladores de mi vida, una ver¬ dad que mi familia suele recordarme de vez en cuando, es Míster Magoo, un hombre desastrosamente ajeno al mundo que le rodea. Se monta distraídamente en el primer autobús que pasa, sus ojos cegatos confunden un maniquí con un ami¬ go, y se olvida constantemente de lo que iba a hacer. Le co¬ nozco bien. Ese tipo de pensamientos, que quizá le asalten a usted por las noches, le ayudarán a redescubrir su humanidad y le proporcionarán la gran bendición de la humildad. ¿Dón¬ de hallaría usted esta percepción sino en la oscuridad? La labor de Hécate tiene dos fines: ennoblece lo que con frecuencia se considera basura, y demuestra a los grandes y virtuosos que no son tan maravillosos como imaginan. Este proceso alivia la monotonía de una vida e impide que uno se crea el ombligo del mundo. Cuando uno se identifica con su basura, al mismo tiempo alimenta su egocentrismo. Todo material del alma reducido al ego adquiere un significado li¬ teral, es desmenuzado y trasladado al extremo opuesto. La persona que se cree humilde no es consciente de su arrogan¬ cia. La persona que se siente impotente y traicionada proba¬ blemente es dominante. Debemos comprender que los des¬ echos de nuestra vida ocupan un lugar en la naturaleza de las cosas, en los dominios de Hécate. HONRAR LA NEG ATI VID AD DE HÉCATE Los ritos para honrar a Hécate consistían en insólitos ága¬ pes organizados en su honor, durante los cuales las sobras eran arrojadas a los mendigos y los perros que merodeaban por el lugar. Toda divinidad tiene su comida sagrada, su for-
    • 135. El panorama desde la Luna 133 ma de unir al espíritu y al devoto. Le aconsejo que en sus noches oscuras incorpore, en una comunión oscura, una parte de la negatividad de Hécate. Conviene que reconozca que este espíritu desempeña un papel importante en la vida, aunque se asemeje a la basura diseminada por la calle y ofrezca más interés a los perros que a los humanos. Cuan¬ do después de cenar arroje los restos que han quedado en el plato al cubo o al triturador de basura, piense en su valor simbólico. En cierto modo su vida es así, pero muy valiosa a los ojos de este espíritu conocido por su extraordinaria perspicacia. En el vertedero o centro de reciclaje de basura instalado en nuestra ciudad, hay un contenedor de grandes dimensio¬ nes situado sobre un pedestal de cemento al que podemos arrojar los desechos de comida. No es un espectáculo agra¬ dable. Con frecuencia me recuerda la región inferior del In¬ fierno de Dante, pero podría ser el altar de Hécate. No sólo demuestra que generamos un gran cúmulo de basura en nuestra vida, sino que constituye una potente imagen sobre cómo nos sentimos por dentro. Necesitamos un altar para este material, de lo contrario acaba abrumándonos y ha¬ ciendo que nos identifiquemos con él, pensando que nues¬ tra vida es una auténtica basura. EL PAPEL DE HÉCATE A LA HORA DE POTENCIAR LOS SENTIMIENTOS MATERNALES Un buen día una mujer se despierta y decide dejar de ser una madre cariñosa y abnegada. Es una decisión de gran envergadura, y tendrá que recurrir a su ira y su oscuridad para mantenerse firme en su decisión. Los psicólogos jun-
    • 136. 134 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA guíanos describen esta alternativa a la figura maternal como «una madre negativa». Las mujeres que caen en esta fantasía piensan que han fallado a sus hijos. Pero el hecho de contemplar la verdad de Hécate puede evitarles el do¬ lor de juzgarse con excesiva dureza. Asimismo evita que los hombres atribuyan sus fracasos a las deficiencias de sus ma¬ dres. El abstenerse de demostrar su cariño y apoyo, cons¬ ciente o inconscientemente, con el fin de fomentar la inde¬ pendencia tanto en la madre como en el hijo, forma parte de ser madre. Las mujeres pueden honrar a Hécate de una manera es¬ pecial. Cuando el alma de una mujer comienza a florecer, quizá sienta al principio la necesidad de renunciar a la identidad maternal y abnegada que ha experimentado du¬ rante muchos años. Quizá se enamore inesperadamente de un hombre oscuro y desarrolle un comportamiento oscuro: sexual, delictivo, o tan sólo un tanto rebelde. Es posible que abandone sus deberes de esposa y madre que según ella la han esclavizado durante mucho tiempo. Quizá se mues¬ tre irascible e intolerante. Recordemos la antigua leyenda de Deméter y Perséfone, en la que la hija, al principio inocente y atraída por la belle¬ za de la naturaleza, se convierte en ama y señora del infier¬ no. Hécate apoya tanto a la madre como a la hija, y según Ja historia mitológica, en ocasiones se identifica con ambas. Se¬ gún la leyenda, informa a Deméter que ha oído los gritos de su hija. Posteriormente ofrece su ayuda a Perséfone en el Líades, porque es un lugar que conoce íntimamente. La joven Perséfone, que antes gozaba con las plantas y las flores de su madre, ahora se hace cargo de la oscura va¬ ciedad del mundo subterráneo, donde nada crece. Por tanto lo que ofrece a sus seguidores es nada: vacío, carencia, au¬ sencia. Esta Perséfone, esta mujer de los campos invisibles y
    • 137. El panorama desde la Luna 135 yermos, de la pérdida y la abducción, a veces asume el nom¬ bre de Hécate, que según el mito y el drama se convierte en benefactora de Medea, quien asesinó a sus hijos. Aunque la mayoría de madres devotas de Hécate, una mujer atrapada en el complejo de Medea, tan sólo niegan a sus hijos todo el amor y los cuidados que ellas mismas ansian, algunas llegan a abandonar a sus hijos, e incluso llegan a matarlos. No conviene cuidar de otros y que otros cuiden de nos¬ otros constantemente. Pero algunas personas no pueden re¬ mediarlo. Siempre están cuidando a otras personas, y siem¬ pre están ansiando que otros cuiden de ellas. Están atrapadas en el amable y abnegado arquetipo madre-hijo. Usted no ne¬ cesita que cuiden constantemente de usted. No tiene que jus¬ tificar su existencia cuidando de los demás. En lugar de con¬ vertir los cuidados recíprocos en un principio absoluto, piense que la necesidad, la ausencia y la ignorancia pueden tener consecuencias prodigiosas y proporcionan una vida re¬ novada. Todos, hijos, maridos, esposas, estudiantes, pacien¬ tes, necesitamos a veces a alguien que no nos preste ningún servicio. Es necesario que usted sienta su propia esencia, quién es cuando no es reconocido y no cuenta con el apoyo de otra persona. Esta zona oscura y desconocida de su iden¬ tidad es un ingrediente importante de su realidad, y cuando asimile esta lección quizá piense que se halla en una noche oscura. Hécate es el espíritu de esa noche oscura en la que us¬ ted descubrirá lo más profundo de su ser. Para muchas mujeres, el pasar de ser la madre generosa a una persona en busca de su esencia constituye un período difícil de transición. Naturalmente, la gente admira la gene¬ rosidad de la madre abnegada, ¿pero qué tiene de admira¬ ble que uno busque su propio yo? Es una iniciativa que más que virtuosa parece narcisista. Los valores oscuros que ex¬ ploramos en este libro no suelen ser apreciados por la socie-
    • 138. 136 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA dad. Cuando uno toma la importante decisión de ir en pos de su esencia, es probable que tenga que hacerlo sin ayuda. Posiblemente tenga que aceptar que será malinterpretado y menospreciado. Ciertamente su familia tendrá que adaptar¬ se a esa situación. Es frecuente ver en un supermercado o unos grandes al¬ macenes a madres peleando con sus hijos. Por lo general la pelea obedece a los problemas habituales que entraña afron¬ tar las intensas emociones y las sonoras protestas de los ni¬ ños. Pero a menudo la pelea se intensifica y el niño acaba siendo maltratado. Ésta no es Medea, la madre que honra a Hécate, que era su sacerdotisa, sino quizás un signo de la au¬ sencia de Hécate. Hécate no lastima literalmente a los niños; salva a la madre de una abnegación y generosidad unilateral. Paradójicamente, en última instancia su espíritu protege a los hijos, porque gran parte de esa violencia es fruto de la re¬ presión que experimenta la madre oscura. Hécate represen¬ ta una compleja expresión de la maternidad, en la cual la luz y las sombras ocupan un lugar creativo. Es frecuente ver el espíritu de Hécate en una sutil frialdad y reserva maternal. Una mujer puede ser una madre fuerte y positiva, entre¬ gada a su familia, cuando de pronto algo cambia en su inte¬ rior. Ya no se siente satisfecha con esa identidad y no sabe cómo propiciar un cambio profundo en su vida. Es posible que durante un tiempo se sienta indecisa, dudando entre se¬ guir siendo la madre abnegada o convertirse en otra persona distinta. La analista junguiana Patricia Berry describe esta difícil fase, utilizando el mito Deméter/Perséfone que hemos comentado: «El mundo superior deviene el ámbito de Deméter, compuesto por la vida concreta y cotidiana, despojado de los valores espirituales, del sentido de lo esencial y de la oscuridad (y debajo de la oscuridad) que conlleva su hija Perséfone, ama y señora del mundo subterráneo».25
    • 139. El panorama desde la Luna 137 Por más que las madres pueden preservar un sentido de lo lúdico y la belleza en su papel, al cabo de un tiempo se sienten insatisfechas. Para utilizar las imágenes de Berry, esa parte, su Perséfone, se convierte ahora en el mundo subterráneo, sepa¬ rada de ella e inaccesible. A partir de ahora tiene que identifi¬ carse más con su yo juvenil y transformado, que es muy distin¬ to. Se siente atraída por las profundidades, donde descubre una vida más amplia y más sena. Muchas madres deciden de improviso ampliar su educación, vivir más experiencias y te¬ ner amistad con mujeres que no se identifiquen con la madre generosa y abnegada. Tratan de conferir a su vida una dimen¬ sión más seria y ponderada. Sus mandos y sus padres quizá malinterpreten esta novedad como egoísmo, simplemente por¬ que la otra persona capaz de sacrificarse comienza a desapare¬ cer. La madre generosa se reúne con su hija, que pertenece al mundo subterráneo. A medida que evoluciona en ese sentido, la madre siente que su antiguo y generoso yo era excesivo. Comprende que ser una madre significa al mismo tiempo dar y no dar, ser al mismo tiempo altruista y preocupada por vivir ella misma una existencia que tenga significado. Para muchas madres esta crisis constituye una noche os¬ cura demoledora. El sentido de identidad de una mujer, su significado, están en juego. En ocasiones puede sentir la ne¬ cesidad de transformarse en una persona más completa, pero se resiste. Es posible que en esos momentos su anterior y sufrido yo regrese con toda su fuerza. Quizá se diga, o cuando menos piense, que los tiempos en que se comporta¬ ba como una madre generosa y abnegada han concluido, pero regresa a ellos con una mayor inconsciencia y fervor. Por fin halla el camino que la conduce a lo profundo y oscu¬ ro, pero el descenso puede ser complicado. He referido este ejemplo como el pasaje de una mujer, pero también puede producirse en la vida de un hombre,
    • 140. 138 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA puesto que el arquetipo de la madre y el hijo forma también parte de la experiencia de un hombre. Algunos hombres es¬ tán definidos por este mito y experimentan una transforma¬ ción similar, en la que los sentimientos maternos son inicialmente muy intensos, y luego hallan hondura y madurez. El hombre se ocupa entonces de su propia vida, del niño que lle¬ va dentro, por así decir, y deja de ocuparse excesivamente de los demás, en los que tiende a ver a una criatura desvalida. Yo he experimentado este esquema principalmente en mi madurez. Me convertí en padre a los cincuenta y un años. Observo rasgos de mi madre y mi padre en mí, y, al igual que mi madre, el sufrimiento de un niño me afecta profundamen¬ te. En cierta ocasión, cuando me hallaba en Nueva York por asuntos de negocios, concerté una cita por teléfono para ir a ver al presidente del comité norteamericano de la UNÍCEE. Confiaba poder hacer algo por esa organización, puesto que no podía hacer una aportación monetaria importante. De esa reunión no salió nada positivo, pero representó para mí un esfuerzo por expresar eficazmente mis sentimientos materna¬ les. En otra ocasión me incorporé a un programa promovido por el embajador estadounidense Andrew Young destinado a recaudar fondos para ayudar a los niños víctimas de la gue¬ rra. El hecho de participar en ese proyecto significó mucho para mí, aunque mi aportación fue modesta. Por más que trato de intensificar ese esquema emocional madre-hijo y otorgarle una mayor realidad, tengo la sensación de no haber avanzado mucho. Como psicoterapeuta encuentro complicado para mí pronunciarme a favor de la madre perteneciente al mundo subterráneo. La gente da por hecho que los psicoterapeutas nos mostraremos amables y comprensivos, a la par que inte¬ resados en la evolución personal de nuestros clientes. Pero para representar fielmente a la madre del mundo subterrá-
    • 141. El panorama desde la Luna 139 neo, es necesario respetar el vacío y la pérdida. La madre na¬ tural se convierte en la reina del mundo subterráneo. Paga un precio por adquirir profundidad: específicamente, pierde algunas de sus actitudes maternales más evidentes y adquie¬ re una mayor complejidad. Se entrega a los demás en la mis¬ ma medida que a la búsqueda de significado e identidad. Los hombres y las mujeres de carrera poseen también su propia noche oscura. Algunos dedican sus días y horas a ganarse el sustento, para satisfacer las necesidades de su fa¬ milia. A veces comprueban también que eso no basta para dar sentido a sus vidas. También tienen que descubrir una dimensión más profunda, su propio mundo subterráneo. Lamentablemente, algunos caen en el alcoholismo, en aven¬ turas extraconyugales o en la adicción al trabajo, un mun¬ do subterráneo demasiado literal y concreto. En lugar de completar el mito buscando en primer lugar el vacío y lue¬ go un propósito en sí mismos, caen en varios estados sinto¬ máticos que trastocan sus vidas. En última instancia deben descender, como Perséfone, para hallar un sistema más pro¬ fundo y complejo de mantener a su familia, un sistema que dé cabida a sus propias necesidades y las de los demás, o les permita ayudar a sus hijos a valerse por sí mismos. LA ESPIRITUALIDAD PROFUNDA Y OSCURA Hécate es una diosa lunar, una bruja y una arpía. Aterroriza y hace sufrir. Se siente a gusto en la oscuridad y el vacío. No es agradable descubrir su lugar y su necesidad. Pero lo que nos ofrece es nada menos que la esfera profunda y espiritual del alma, la esencia invisible, inmutable. Es la maestra que nos enseña las profundidades invisibles, y sus deberes de acuerdo con ese papel son muy distintos de los deberes co-
    • 142. 140 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA rrientes de una madre o un padre entregados a sus hijos. La misión de Hécate consiste en desbrozar el camino de acceso a nuestras profundidades, y estimularnos para que nos reno¬ vemos continuamente en el vacío de nuestro ser. Dicho de otro modo, la noche oscura posee una insólita función de guía en la vida del alma. Berry sostiene que cuan¬ do llegamos al ámbito oscuro del mundo subterráneo —-que yo denomino Hécate— «uno es, por así decir, más profundo que sus emociones. Está por debajo de la depresión, la me¬ lancolía, debido a haber descendido al punto en el que deja de existir». A veces uno siente de inmediato que ha pasado más allá o debajo de la emoción que ha experimentado du¬ rante largo tiempo, para concentrarse en la cuestión del sig¬ nificado. ¿Qué indica su experiencia? ¿Cómo puede uno ver¬ se ahora de forma distinta? Los psicoterapeutas buscamos signos de ese descenso. Al principio escuchamos numerosas lamentaciones sobre la pérdida de significado y el temor de sentirse desconectado de la vida. Pero luego observamos fases en ese descenso. FJ temor se convierte en un vacío. No hay nada de qué hablar, nada que comprender. El silencio se hace más familiar, in¬ cluso los sueños pierden su vivacidad. Comprobamos que existe un lugar más profundo que la depresión. Conviene distinguir entre sentirse deprimido y el senti¬ do de vacío existencial. Aquí uno se halla más allá de toda emoción. Siente su realidad y la esencia de su persona. El vacío que siente puede no ser suyo, ni siquiera personal. Puede ser el vacío de la vida. Quizá se halle en el borde de su atmósfera, contemplando el espacio vacío de su mundo desconocido, como si se hallara en una estación de tren contemplando el universo. Esta religiosidad absoluta, pro¬ funda y extremadamente personal, es un don de Hécate, el espíritu nocturno, un don de su propia noche oscura.
    • 143. El panorama desde la Luna 141 BARDO: PREPARACIÓN PARA UNA NUEVA VIDA La noche oscura del alma puede poseer una cualidad bardo, el estado citado en el Tibetan Book of the Dead [El libro tibetano de los muertos] que representa un período fronterizo entre la vida anterior y el renacer. Una de las muchas instruc¬ ciones que contiene el libro para que uno se prepare para una nueva vida es esta: «Medita detenidamente sobre tu espíritu guía especial, como si fuera una visión sin una sustancia in¬ herente, una fantasía. Esto se denomina un cuerpo puramen¬ te ilusorio. Luego deja que ese espíritu desaparezca, desde sus bordes hacia dentro, y descansa un rato sumido en el inconcebible estado de vacuidad luminosa, que es la nada» ('Tibetan, 80).26 Se trata de una instrucción muy extraña, pero a la luz de nuestro comentario sobre el vacío de una noche oscura, tiene sentido. Añade la interesante idea de una «vacuidad lumino¬ sa», que es como imagino al espíritu de Hécate, semejante al resplandor de la luna. Uno llega al punto en que su tristeza o sensación de pérdida ya no le domina. No poseen la realidad que poseían. Uno ha descendido por fin a las profundidades. Se encuentra por debajo de la emoción que le ha trastornado durante mucho tiempo. La situación no ha mejorado, pero uno experimenta un estado de ánimo distinto. Quizá se halla donde la noche oscura ha tratado de conducirle. Ahora se siente casi dispuesto a emprender una nueva vida, que es el propósito del bardo. Lentamente, en su interior empieza a resplandecer una luz distinta. Es posible que esto preocupe al principio a sus amigos; no se trata de algo sentimental, ni del todo racional, y no siempre resulta estimulante. Es fácil hablar sobre renovación y cambio, pero las transformaciones profundas en el estado de nuestra alma
    • 144. 142 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA no ocurren con facilidad. Son siempre misteriosas y se pro¬ ducen al margen de nuestros esfuerzos. La noche oscura merma esos esfuerzos y nos prepara para el cambio esen¬ cial. Por esto las iniciaciones religiosas son tan potentes des¬ de el punto de vista emocional y contienen imágenes y ritos tan poderosos: alcanzan las mismas estructuras de nuestra existencia, la visión que tenemos de nosotros mismos y de nuestro mundo. Como hemos visto en otro contexto, en algunas comu¬ nidades primitivas, al joven que iba a iniciarse le cubrían los ojos con una pasta para simbolizar la oscuridad previa al na¬ cimiento. En algunos casos estaba desnudo, como un bebé o un embrión. Le conducían al bosque con los ojos vendados y le dejaban allí, perdido y desorientado. Todas estas situa¬ ciones imitan al niño que está a punto de nacer, porque los seres humanos penetramos constantemente en nuevos mun¬ dos de significado. Cuando uno pierde a un ser querido y los amigos tratan de consolarlo en su dolor, uno sabe, pero ellos no, que lo que experimenta está más allá del dolor. Siente en su cuer¬ po y en la intensidad de su emoción una profunda ruptura con el mundo que conocía, un vacío irrevocable que no sólo debe sentir sino asimilar para poder seguir adelante. Una auténtica noche oscura del alma le invade en esta encrucija¬ da, este estado bardo, en el que uno tiene la oportunidad, adquirida no sin esfuerzo, de vivir en un mundo distinto. LA CONCIENCIA LUNAR La inteligencia oscura del mundo subterráneo que trato de describir es profunda, pero comienza de forma menos dra¬ mática. Un hombre acude a mi consulta y dice: «Quiero so-
    • 145. El panorama desde la Luna 143 meterme a un tratamiento psicoterapéutico con usted por¬ que sé que usted tendrá en cuenta mi espiritualidad». Du¬ rante los primeros minutos de conversación me doy cuenta de que pretende controlar lo que hagamos y digamos, por más que sus palabras expresan el deseo de ponerse en mis manos. No es infrecuente que las palabras contradigan el mensaje que uno transmite de otra forma. «Parece sentirse un tanto incómodo», digo. «No tengo muy claro qué debo hacer aquí», responde el hombre, otro comentario que escucho a menudo. Me pregunto de dónde sacan la idea de que tienen que hacer algo determinado. Yo me muestro receptivo, dispuesto a permitir que ocurra prácticamente cualquier cosa. Fuera de un acto violento, me considero capaz de afrontar cualquier situación. Se me ocurre que ese hombre no continuará su trata¬ miento conmigo el tiempo suficiente para superar su ansie¬ dad. Y no me equivoco. Durante la próxima sesión el hom¬ bre me dice que esto no es lo que él esperaba. Venía en busca de una guía espiritual, y cree que esto no le resuelve nada. Tengo la sensación de no haber vislumbrado su alma, de no haber percibido su noche oscura salvo a través de su resis¬ tencia a dejarse llevar por ella. Siento su profunda decep¬ ción. Me gustaría poder acompañar a ese buen hombre mientras explora su alma. Me pregunto si habré cometido algún error, pero no me culpo por el fracaso. Procuro acep¬ tar el triste fin de nuestra relación con la misma ecuanimidad que si pensara que podría ayudarle a resolver su problema. La puerta de mi consulta sigue abierta para él, si algún día decide venir de nuevo a verme. Nuestra relación no ha llega¬ do a su lógica conclusión, porque las conclusiones en la vida se asemejan a las cadencias en la música, conclusiones que dan paso a nuevos comienzos.
    • 146. 144 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Mi estilo es lunar. Me gusta sentarme en la oscuridad y escuchar los sonidos de la noche. No pretendo ser un héroe solar que pelea contra monstruos y consigue logros especta¬ culares. Ni siquiera deseo convencerle a usted de que mi es¬ tilo es el idóneo. No creo que lo sea. Dudo mucho que al¬ guien quiera adoptar mi estilo. Pero pienso que tiene cierto valor, y puede ofrecerle una alternativa para afrontar sus noches oscuras. Durante años he estudiado las escuelas antiguas y pro¬ fundas de la magia. Del joven e inteligente Pico deila Mi¬ rándola, conocido por su Oración sobre la dignidad del ser humano, he aprendido que el primer principio de la magia consiste en sentir una afinidad con la naturaleza. El mago no trata de dominar la naturaleza, sino de permanecer en sintonía con ella. Resolver los problemas del alma a través de la magia en lugar del heroísmo requiere permanecer en profunda sintonía con todo lo que ocurre. En cierta ocasión vino a verme una pareja para some¬ terse a un tratamiento psicoterapéutico, que no cesó de dis¬ cutir ferozmente durante las sesiones. Yo no traté de cal¬ marlos, aunque hubiera preferido que se comportaran con más moderación. Otros clientes me han preguntado: ¿pue¬ do dormirme? ¿Puedo tumbarme en el suelo? ¿Puedo can¬ tar una canción? ¿Puedo tocar el piano? ¿Puedo meterme en su armario ropero? ¿Puedo ocultarme detrás de los mue¬ bles? Yo aceptaba todas estas propuestas y muchas otras. No trataba de hacerme el listo e interpretar exhaustiva¬ mente sus actos. No los celebraba ni los criticaba. Simple¬ mente pienso que un mago debe moverse en sintonía con la naturaleza al igual que un árbol se inclina bajo un fuerte vendaval. Deseo penetrar en la oscuridad porque ahí es donde re¬ side el alma. Me complace cuando un cliente me relata un
    • 147. El panorama desde la Luna 145 sueño, pero no lo interpreto hasta sus últimos detalles ni busco en él una explicación de lo que ocurre en la vida. Dejo que el sueño evoque la oscuridad. Existe cierta luz en los sueños, pero es la luz de la luna. El sueño emite un res¬ plandor, pero rara vez una luz intensa. Usted puede aportar una conciencia lunar a sus noches oscuras. Puede buscar indicios de significado y algunas per¬ cepciones. Si se deja llevar hacia lo más profundo de esa os¬ curidad, al cabo del tiempo desarrollará una inteligencia lu¬ nar. Quizás aprenda a ser paciente en la oscuridad y a ver cosas no visibles para los ojos heroicos. Quizá se convierta en una persona menos perfeccionista e intolerante. Quizá descubra incluso la forma de reaccionar de forma mágica en lugar de racional. Quizás adquiera asimismo una mayor habilidad para manejar sus recuerdos. El estilo lunar aconseja mantener los recuerdos más significativos en la oscuridad. Concédales el reposo que necesitan. Pero concédales también su tiempo y atención, porque a menudo constituyen la clave que le per¬ mitirá descifrar su presente situación. De un tiempo a esta parte se agolpan en mi memoria cierto grupo de recuerdos. Recuerdo la situación hace vein¬ tidós años cuando me negaron la posibilidad de ser un pro¬ fesor numerario en la universidad donde daba clase. Inclu¬ so ahora siento la tristeza de haber perdido la oportunidad de llevar a cabo un trabajo que amaba. Pienso en los cole¬ gas que consideraba amigos míos y me pregunto por qué votaron en mi contra. Me pregunto si pensaban que yo era un mal maestro. Si les molestaba que mantuviera un trato estrecho con mis alumnos. O si no estaban de acuerdo con algunas de mis creencias religiosas. Supongo que podría hacer ciertas indagaciones para obtener respuestas, pero no quiero hacerlo. Conservo los
    • 148. 146 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA recuerdos y dejo que mi desencanto me reconcoma. A me¬ dida que reflexiono sobre ellos, averiguo más cosas sobre mí mismo, y observo ciertas conexiones entre esos recuer¬ dos y mi situación actual. Acabo de llevarme otro chasco. Los de la editorial con la que he deseado trabajar toda mi vida me han comunicado que mi trabajo ya no les interesa. Han forzado una separación. Han vuelto a rechazarme. Las pérdidas se acumulan. Un clarividente y astrólogo me dijo hace un año que sufriría pérdidas. Contemplo cómo se desmoronan algu¬ nas cosas. Procuro mantener cierta perspectiva sobre lo que ocurre, pero eso no minimiza mi ansiedad y otras emociones. Tengo la sensación de estar sumido en la oscu¬ ridad, pero trato de vivir conforme a mi filosofía de con¬ servar la calma, sin buscar soluciones ni tratar de descifrar el problema, dejando que cada nuevo acontecimiento me afecte. Consulto periódicamente mis manoseadas cartas de Tarot, y escucho las cintas de clarividentes. Rezo, medito y lle¬ vo a cabo viejas prácticas supersticiosas que aprendí de mi familia. Confío en que la situación se resuelva, pero no ten¬ go ninguna certeza. Después de diez años de que brille el sol, la noche ha caído de nuevo. Es el momento ideal para escribir este libro, que constituye una grata magia. Espero que las palabras que broten de mí me ayuden a comprender y a sanar. Cada mañana toco un rato el piano. Últimamente toco piezas sombrías. Improviso mis emociones sobre el teclado. También leo algunos poemas sobre la oscuridad. El que más me atrae es un poema de la colección de Seamus Heaney que lleva el oportuno título de Puerta de acceso a la oscuri¬ dad. El poema se llama «La forja», y me hace pensar en la alquimia y en Hefesto, el gran herrero de los dioses griegos.
    • 149. El panorama desde la Luna 147 Ambos llevaron la idea de forjar metal a la esfera de la creación del alma. Citaré todo el poema para captar la to¬ talidad de la imagen, pues expresa perfectamente lo que suele ocurrir durante los momentos de desencanto. Sólo conozco una puerta de acceso a la oscuridad. Afuera, viejos ejes y argollas de hierro que se oxidan; dentro, el ruido sordo del martillo sobre el yunque, el imprevisible abanico de chispas o el silbido cuando otra herradura se endurece en el agua. El yunque debe de estar en el centro, dotado de un cuerno como un unicornio, con un extremo cuadrado, inamovible: un altar ante el cual el herrero se esfuerza en dar forma y producir música. A veces asoma la cabeza por la puerta, luciendo un mandil de cuero y el pelo cayéndole sobre la nariz, y recuerda el estrépito de los cascos de los caballos y el tráfico que circula en hileras; luego gruñe, entra y cierra rápidamente de un portazo para seguir batiendo el hierro y utilizar el fuelle. En el oscuro espacio interior de la forja, la vida se ca¬ lienta hasta alcanzar el rojo vivo, y es batida para introdu¬ cirla en el alma. El yunque es el altar, porque el trabajo ago¬ tador que se lleva a cabo en ese lugar es espiritual, una alquimia a través de la cual se moldean las materias primas de la vida. El unicornio es un animal espiritual, una mez¬ cla de lo superior y lo inferior, al igual que la forja es un lu¬ gar oscuro donde un esforzado herrero lleva a cabo su sucio trabajo, con el pelo cayéndole sobre la nariz, rezongando.
    • 150. 148 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Es una imagen muy sensual y espiritual que se desarrolla en la oscuridad, donde la única luz proviene de las chispas y el fuego. Esta es la magia y la creatividad del lugar oscuro. Aquí la alquimia de los elementos puede transformar la materia prima de una vida en algo útil y bello. El sonido del marti¬ llo y el yunque es música, y el yunque de hierro es un altar y un instrumento musical. Es un trabajo duro y rudimenta¬ rio, pero rebosante de belleza. Algunas cosas es preferible hacerlas en la oscuridad, como transformar la materia prima en instrumentos y obras de arte. En nuestra alma hay un herrero que transforma nuestros éxitos y fracasos de la vida cotidiana en formas eter¬ nas que nos convierten en quienes somos. Este lugar presidi¬ do por el calor y los martillazos no es extraordinario, sino un escenario vulgar y corriente donde se desarrolla un trabajo duro. Considere su noche oscura como un lugar semejante a la forja, y procure mantenerlo debidamente surtido, con el fuego encendido y en penumbra. Su misión consiste en mon¬ tar el escenario y dejar que el herrero divino lleve a cabo su labor. Este trabajo nocturno guarda una estrecha relación con la magia de Hécate. Ambos, el trabajo duro y el hechizo, concuerdan con la noche oscura. Según la fábula mitológi¬ ca, Hécate y Hefesto, el herrero divino, eran amantes y te¬ nían un hijo que también era herrero. Este mito nos indica que la profunda oscuridad emocional y la forja del alma, Hécate y Hefesto, están conectados y se solapan. Usted tie¬ ne mucho que hacer durante su noche oscura, que está lle¬ na de misterios. Su misión consiste en no interferir en el tra¬ bajo que se lleva a cabo en ella introduciendo sus prejuicios cotidianos. Deje que la noche transcurra tranquilamente. Esta posee sus propios espíritus, instrumentos y esforzados
    • 151. El panorama desde la Luna 149 obreros. Puede hacer más por usted que todo el trabajo que usted realice en una jornada. Una noche oscura puede endurecerle y reforzarle, ayu¬ dándole a convertirse en una presencia real en su mundo. Al principio la mayoría de nosotros somos pusilánimes por lo que se refiere a la esfera del alma. Debemos potenciar y re¬ forzar nuestro actual criterio y estilo. Observe que las per¬ sonas que empleo como modelos en este libro sufrieron a causa de su suerte, pero tuvieron el valor de vivir su vida con plenitud. Los definía su afán de ser ellas mismas y transformar su suerte en algo positivo. El don más precioso que puede ofrecerle su noche oscura es la tensión y el peso de su alma, su presencia como una persona de auténtico ca¬ rácter.
    • 152. .
    • 153. 5 Las ironías de la vida Durante una noche oscura del alma, conviene mantener la imaginación bien abierta, activa y receptiva por igual. Pero vivimos en un mundo fascinado por estudios repletos de ci¬ fras y gráficos, de máquinas llenas de luces parpadeantes que emiten un constante zumbido. Pretendemos reducir buena parte de la vida a un lenguaje de datos técnicos, y nos complace hablar sobre genes y ADN. En este ambiente, la imaginación, el ingenio y el sentido del humor parecen ab¬ surdos y superfluos. El problema es especialmente grave en Estados Unidos, donde damos más credibilidad a los resul¬ tados de una encuesta que a una buena idea. Muchos con¬ sideran que la espiritualidad debe ser austera, de modo que se avergüenzan de un agudo sentido del humor, del ingenio y de las ideas revolucionarias, que consideran irreverentes. Este escenario está impregnado de un letargo intelectual, fa¬ vorecido por medios de comunicación pasivos, como la te¬ levisión, el cine y las revistas, que ofrecen escaso acicate in¬ telectual. Al hablar de ingenio me refiero a la capacidad de ofre¬ cer una respuesta original a los acontecimientos, o de ver cierto sentido del humor en lugar de tragedias en todas par¬ tes. El ingenio nos permite tener una visión más amplia de
    • 154. 152 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cuestiones que puedan parecemos personales e insignifican¬ tes. En mi consulta, trato siempre de agregar un toque de humor y una chispa intelectual a las pantanosos y sombríos problemas cotidianos. Incluso en la oscuridad uno debe per¬ manecer despierto y vigilante. Las personas suelen sentir una sola emoción en un mo¬ mento determinado, en lugar de apreciar la complejidad emocional de las situaciones en que se hallan. Pero uno pue¬ de poseer un «ingenio emocional», ver más allá de los sen¬ timientos obvios y apreciar las paradojas y ambigüedades que nos rodean. Sobre esta importante cualidad he aprendi¬ do más del budismo zen y el sufismo que de los textos de psicología, que en muchos casos ofrecen una información farragosa. La filosofía zen y el sufismo utilizan el sentido del humor y el ingenio intelectual para expresar complejos misterios. Las personas que considero mis maestros y guías son capaces de reírse de las situaciones humanas y de sí mismos. Ven la ironía en los asuntos más serios. Su risa fomenta su compasión e impide que se centren de forma narcisista en sí mismos. La tragedia propende a la autocompasión, mien¬ tras que una visión más sutil y compleja evita que nos cen¬ tremos obsesivamente en nosotros mismos. En algunas noches oscuras, la tristeza y la desespera¬ ción provienen de una exagerada seriedad. Uno corre el riesgo de dejarse arrastrar por la emoción en lugar de utili¬ zar su ingenio para analizar lo que le ocurre. La mayoría de personas que cito en este libro por haber afrontado eficaz¬ mente sus noches oscuras han sido capaces de preservar su sentido del humor y su ingenio incluso en circunstancias ad¬ versas. Los peores enemigos de la ironía, que no es otra cosa que la capacidad de asumir múltiples puntos de vista emo-
    • 155. Las ironías de la vida 153 cionales e intelectuales, son los moralistas. Creen saber dis¬ tinguir entre el bien y el mal, dicen a los demás cómo deben vivir y se consideran un dechado de virtudes. Los siguientes son los literalistas, que se afanan en interpretar cada pensa¬ miento y creencia como un hecho. Son incapaces de apre¬ ciar las paradojas de las creencias y necesitan sentir que se hallan en posesión de la verdad. La ironía sirve para elimi¬ nar tanto el sentimentalismo superficial como el moralismo intransigente. En muchos segmentos de nuestra cultura, el hecho de llevar una prolífera vida intelectual se considera «raro». Lo «guay» es no saber una palabra sobre historia y no pensar. A menudo el significado de la vida se reduce a dejarse arras¬ trar por la cultura popular. No es preciso seguir un curso de psicoanálisis para observar una profunda angustia detrás de esta postura de ignorancia. Si uno tuviera ideas y se to¬ mara a sí mismo en serio, tendría que estar constantemente despierto, educándose e implicándose en su comunidad. Es más cómodo ocultarse detrás de una fachada de ignorancia. En eso consiste esta actitud de «pasar de todo», vivir dor¬ mido sin sentir el deseo y la necesidad de implicarse. Los medios colaboran en esta narcosis cultural «empo¬ breciendo intelectualmente» el discurso sobre los aconteci¬ mientos internacionales y prometiendo un estilo de vida pa¬ sivo. Hoy en día apelan al denominador común más bajo en materia de educación y curiosidad intelectual. Conozco a productores de televisión y a directores de cadenas televisi¬ vas que creen que uno tiene que ser un imbécil para entrete¬ ner al público. Están convencidos de que la gente quiere que le ofrezcan distracciones vacuas que no les hagan pensar en lugar de programas intelectualmente estimulantes. Una de las debilidades más llamativas de la televisión es su falta de ingenio. Por lo general tenemos que acudir al cine
    • 156. 154 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA independiente y a la literatura de autor para hallar alternati¬ vas brillantes e imaginativas a las novelas adocenadas y los espectáculos triviales. Pero el sentimentalismo y el antiintelectualismo inherente a la televisión educa, o «deseduca» cada día a millones de personas. El resultado de esta cultura carente de ingenio es una interminable noche oscura de sueño. Nuestra situación se asemeja ai cuento de hadas La bella durmiente, en el que los personajes del castillo han sido encantados y no pueden despertar hasta que aparezca la persona indicada y se atre¬ va a luchar contra las frondosas y espinosas zarzas. Nuestra alma, junto con nuestra vida, está adormecida. Nadie quie¬ re enfrentarse a las zarzas que se interponen entre nosotros y nuestro sueño cultural. La bella durmiente permanece in¬ consciente durante cien años, una cifra simbólica que indi¬ ca un profundo estupor mental en la sociedad y su pobla¬ ción. IRONÍA: DESPIERTA Y CÍNICA Algunas personas se quejan de la ironía, confundiéndola tal vez con el cinismo. Piensan que un exceso de ironía hace que uno se muestre distante e insincero. Pero yo me refiero a una ironía delicada. Lo que critico es la incapacidad de abordar la condición humana desde un punto de vista di¬ vertido. Yo prefiero un sentido del humor y un ingenio su¬ til, como el que encuentro en ciertos cómics, en las obras de Samuel Beckett y en las historias narradas por los maestros zen y sufí. Con todo, el humor de brocha gorda y zafio tam¬ bién tiene su razón de ser. El sentido del humor depresivo de Beckett impregna su obra y su vida. Cuando le pidieron que escribiera el texto
    • 157. Las ironías de la vida 155 de una ópera, escribió una sola línea: «Esta noche no me apetece cantar». En cierta ocasión confió a un amigo: «Cuando uno escribe se producen dos momentos impor¬ tantes, al comienzo y cuando arroja lo que ha escrito a la papelera.»2" Beckett habría sido un excelente maestro zen, o quizá lo era. La naturaleza de la espiritualidad, que cultiva una pers¬ pectiva más humana de las cosas, es esencialmente diverti¬ da e irónica. Ofrece un punto de vista distinto, que por lo general contrasta con la sabiduría convencional, por lo que la ironía forma parte esencial de ella. Las enseñanzas de Jesús, por ejemplo, contienen una gran dosis de ironía, al igual que buena parte de los postulados y relatos de las re¬ ligiones. La gente preguntó a Jesús quién era el más grande en el reino de los cielos. Jesús indicó a un niño que se acer¬ cara y dijo que a menos que uno fuera como un niño, no podía entrar en el reino de los cielos. No deja de ser una en¬ señanza irónica. Hoy en día millones de personas tratan de aprender las técnicas de la meditación y a profundizar en lo espiritual, mientras que Jesús dice que hay que ser como un niño. Para ser religioso es preciso cultivar la ironía, porque nos permite tener una perspectiva más amplia. El Tao Te Cbing dice: «El que habla no sabe; el que sabe no habla». Esta enseñanza también es irónica, puesto que se supone que todos los predicadores y maestros saben lo que dicen. Cada vez que pronuncio esta frase, cosa que hago a menu¬ do en mis conferencias, me contradigo. He indicado que una forma de superar una noche oscu¬ ra es oscurecerse uno mismo. Ahora debo añadir: un buen sistema de oscurecerse uno mismo es tratar de apreciar las ironías que le rodean. Uno puede desarrollar un sentido del humor inteligente que le permita contemplar a través de lo
    • 158. 156 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA superficial su mundo y su falsa virtud. Uno se convierte en un cínico -—eso sería ir demasiado lejos— pero pierde su inocencia. Observa cosas que a menudo son lo contrario de lo que aparentan, y utiliza su ingenio para no dejarse enga¬ ñar por interpretaciones ingenuas y unidimensionales de la experiencia. LO TRÁGICO Y LO CÓMICO Un buen camino para rehuir el ego «trágico» es cultivar un sentido de lo irónico y lo cómico. Es posible que llegue usted a comprender que para ser feliz tiene que aceptar profunda y honestamente la tristeza que le espera en cada recodo del camino. Cada decisión destinada a alcanzar la felicidad le causará problemas, y sus ocasionales y valerosas incursiones en la oscuridad le depararán un atisbo del cielo. Los extre¬ mos opuestos se entretejen, como un millar de yins y yangs que se entrecruzan. Muchos teólogos y personas religiosas evitan la ironía y tratan de exponer sus posturas de forma unidimensional, eliminando todo misterio y por tanto una auténtica reli¬ gión. En muchos casos son personas profundamente irreli¬ giosas porque utilizan el lenguaje de Dios para reforzar sus propias ideas humanas y unidimensionales. Al igual que los moralistas, hablan desde la ansiedad y por tanto son inca¬ paces de cultivar el necesario sentido del humor. El sentido del humor es signo de que uno acepta los caminos inescru¬ tables de Dios y la naturaleza. Esta ingeniosa, sutil y paradójica percepción de la natu¬ raleza tragicómica de nuestras situaciones ordinarias cons¬ tituye la base de cualquier intento de afrontar la noche os¬ cura del alma. San Juan de la Cruz, como muchos místicos,
    • 159. Las ironías de la vida 157 aprecia la ironía y escribe con un sutil sentido del humor. Si lee usted cualquier pasaje de sus obras observará de inme¬ diato la ironía con que ensalza la oscuridad. Critica la cos¬ tumbre de la gente de ensalzar la luz. Uno de sus poemas comienza así: Ay noche oscura, mi guía, Más deseable que el amanecer. Brian Keenan, el escritor irlandés que fue hecho rehén en Beirut, se muestra profundamente irónico al referirse a sus captores. Éstos ejercían un absoluto control físico sobre él, privándole de las necesidades humanas más elementales y azotándole sistemáticamente. Pero Keenan nunca les dio una ventaja moral. Al comentar la brutalidad de sus carcele¬ ros, escribe: «Cuanto más me azotaban más fuerte me hacía, para encajar la violencia que descargaban sobre mí y resistir sin dejar que me humillaran. Al resistirme yo les humillaba a ellos». Sobre su amigo y compañero de cautiverio dice: «John McCarthy pasó de sentirse aterrorizado a ser un hom¬ bre que no temía nada y estaba totalmente comprometido con la vida». El paso del temor a la vitalidad es el paso del derrumbe a una situación desde la que uno obtiene una pers¬ pectiva distinta y positiva.28 Estos hombres valerosos nos enseñan a afrontar la opresión y la ignorancia. Uno no consigue siempre derrotar a sus perseguidores con sus propias armas, pero puede de¬ rrotarles moralmente. Uno puede convertirse en una vícti¬ ma impotente, desvalida. Pero también puede hacer que cambien las tornas, que cada pequeño aspecto de su noche oscura adquiera ironía. Puede transformar la humillación en coraje, el temor en amor por la vida que le resta.
    • 160. 158 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA LA EVITACIÓN CREATIVA La impresionante historia de Brian Keenan nos enseña a no dejarnos contagiar por nuestro enemigo... Keenan utilizó constantemente su inteligencia para evitar convertirse en quien sus captores pretendían que fuera. Lo mismo cabe de¬ cir de las noches oscuras. Siempre estamos tentados a inter¬ pretar la situación al pie de la letra y de forma unidimensio¬ nal, convirtiéndonos en una mera víctima. La pérdida de poder a través de una victimización superficial requiere una respuesta ingeniosa e irónica. Uno puede negarse a hacerse la víctima, por duros que sean los métodos coercitivos que le impongan. Un problema en este tipo de situaciones violentas es la tendencia del oprimido o el que sufre a considerarse una víctima. No digo que las víctimas sean responsables de la situación, pero no deben aceptar la opresión sin resistirse. Uno puede negarse a asumir ese papel y buscar en sí mis¬ mo la fuerza, por íntima e interna que sea, de evitar caer en el victimismo. El problema de asumir el papel de vícti¬ ma es que uno confiere a otros el papel de agresor. La vida está llena de estos dramas y personajes, que en gran me¬ dida se comportan de modo inconsciente. Los captores de Brian Keenan se esforzaron en desempeñar el papel de carcelero y opresor, pero durante su cautiverio Keenan lo¬ gró alterar el equilibrio, y mediante sus trucos y engaños les impidió llevar a cabo sus propósitos sin mayores pro¬ blemas. Las personas pretenden dominarte y decirte lo que de¬ bes hacer incluso en las situaciones más corrientes, una actitud que a menudo es totalmente inconsciente. Yo me tropiezo con ese esquema como conferenciante. Me piden educadamente que llegue a la sala con una hora de antela-
    • 161. Las ironías de la vida 159 ción. A estas alturas sé que esta petición es para complacer ai anfitrión. Quiere estar seguro de que me presentaré. Pero yo le digo: «No, llegaré diez minutos antes de la hora pre¬ vista». El anfitrión me pide entonces que compruebe si el atril está bien colocado y que haga una prueba de sonido. «No, confío en que todo funcione perfectamente», respon¬ do. He comprobado que esas pruebas son una pérdida de tiempo que no conducen a nada, pues prefiero disponer de tiempo para hacer otras cosas. Casi siempre, todo sale a pe¬ dir de boca, a menos que Míster Magoo cometa alguna trastada de las suyas y me olvide que tengo que pronunciar una conferencia. Asimismo, como psicoterapeuta creía que era mi deber no dejarme atrapar en la narrativa y el drama en los que mi paciente deseaba colocarme. A veces conseguía zafarme de esa manipulación, por lo general inconsciente, pero otras era muy difícil evitar los esfuerzos del paciente y mi único recurso era negarme en redondo a participar en el juego. Desarrollé una habilidad al estilo de Houdini de esca¬ parme de las camisas de fuerza que mis bienintencionados clientes me tenían preparadas. No siempre lo conseguía, pero al cabo de los años aprendí lo importante que era no aliarme con los poderes profundos y daimoníacos que se habían apoderado de mi paciente y deseaban atraparme a mí también. Una de las principales ironías que caracteriza¬ ba mi carrera era la noción de que la única forma en que podía ayudar a alguien a sanar era evitando la intención de sanarle. No hacía hincapié en el hecho de utilizar métodos poco convencionales, sino que evitaba presentarme como sanador. Comprobé que la psicoterapia estaba plagada de trampas mediante las cuales las personas utilizaban la fuer¬ za de su imaginación para desmontar todo lo que tratába¬ mos de conseguir.
    • 162. 160 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Un claro ejemplo de estas trampas es el amor y el sexo. Muchas mujeres se me insinuaban y en ocasiones me resul¬ taba difícil eludir conversaciones destinadas a seducirme. Yo sabía que no era inmune a esos métodos de persuasión, de modo que procuraba mantenerme en una narrativa dis¬ tinta. En ocasiones esto propiciaba conversaciones de lo más pintorescas: una persona hablando desde una historia y la otra desde una perspectiva distinta. Parecía como si el Rey Lear estuviera hablando con Blancameves. Al margen de la naturaleza de su noche oscura, convie¬ ne que tenga en cuenta el principio básico de no reaccionar a ella con ingenuidad. El mero hecho de hacerse la víctima significa sucumbir al miedo y cometer todos los errores aso¬ ciados con una perspectiva literal. Es preciso aportar inge¬ nio a la situación, replantearse lo que ocurre y cómo se sien¬ te. No debe interpretar las emociones al pie de la letra. La agudeza de su imaginación puede influir en cómo se siente. Siempre puede indagar en el origen de sus temores y angus¬ tias. Puede preguntarse qué le inquieta, negándose a aceptar su situación al pie de la letra. La ironía da paso a la comple¬ jidad, y la ingenuidad es lo que suele causarnos problemas. He tratado a hombres y mujeres que se sentían profun¬ damente trastornados y a la vez eran capaces de ver cierta ironía en su situación. Quizá las personas que se sienten tras¬ tornadas sean capaces de pensar de forma más creativa que otras atrapadas ingenuamente en los esquemas de pensa¬ miento de sus familias y su cultura. Una persona que amena¬ za con suicidarse, por ejemplo, confía en seducirte para que asumas el papel de salvador. Siempre he procurado rechazar ese tipo de manipulaciones. Por supuesto, uno tiene que reaccionar de alguna forma. Tiene que asumir un determina¬ do papel, y sin duda está influido por factores inconscientes. Con todo, la imaginación siempre nos permite hallar otra
    • 163. Las ironías de la vida 161 opción, un punto de vista que evita que nos dejemos arras¬ trar por las esperanzas inconscientes de la otra persona. A veces nuestras pequeñas victorias son simbólicas. Keenan cuenta un episodio ocurrido en la prisión, referente a la elaboración de una vela con fragmentos de cera y un cordel confeccionado con fibras de ropa. El episodio comienza con el siguiente comentario: «Siempre hay algo dentro de nos¬ otros que se niega a doblegarse». Keenan y su colega esta¬ ban obligados a pasar muchas horas al día sumidos en la oscuridad, pero esa vela constituyó un pequeño y simbólico acto de resistencia. Keenan concluye con esta frase: «Sentí que me embargaba, lenta y sosegadamente, una sensación de victoria, y me dije: “No han conseguido derrotarnos. Po¬ demos incluso aniquilar su oscuridad”». UNA INVERSIÓN CREATIVA DE VALORES La poetisa Anne Sexton fue una mujer dotada de gran inge¬ nio que conoció el tenebroso mundo subterráneo de las emociones mejor que la mayoría de la gente. No la conocí personalmente, pero sus cartas revelan a una persona a la vez inteligentemente irónica e ingenuamente susceptible. En cierta ocasión escribió a una amiga: «No te preocupes si di¬ cen que estás loca. También lo dijeron de mí, y estaba más cuerda que ellos. YO LO SABÍA. Eso es lo que importa. Tú lo sabes. Loca o cuerda, lo sabes. Conviene saberlo, al mar¬ gen de cómo lo califiquen». Anne Sexton sabía que sus constantes esfuerzos por vivir su vida sacudida por las emo¬ ciones tenía su propia validez y significado. Fue leal a ella en muchos aspectos, aunque acabo suicidándose. Al pare¬ cer su sentido de la ironía no era lo suficientemente profun¬ do para salvar su vida.
    • 164. 162 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Posteriormente escribió en un tono muy distinto a la misma amiga sobre los demonios que la impulsaban a suici¬ darse: «Confío en que mi actual psiquiatra me ayude a supe¬ rar esta situación antes de que sea demasiado tarde». Aquí no hay ironía. No hay un sentido de su propia fuerza. No hay un distanciamiento de su situación. Sexton se ha rendi¬ do a unos profesionales, mientras que antes era capaz de iro¬ nizar sobre un público supuestamente cuerdo. Compare este último ruego de Sexton con el constante y pertinaz esfuerzo de Brian Keenan en no doblegarse a sus captores. Sexton no era tan perseverante y quizá no com¬ prendió que para sobrevivir debía esforzarse en no bajar nunca la guardia. Brian Keenan tuvo la ventaja de vivir un cautiverio más literal. La prisión de las fantasías y el trata¬ miento psicoterapéutico de Sexton no era tan aparente. No obstante, el comentario irónico de Arme Sexton de que estaba más cuerda que el público que la tomaba por loca constituye un modelo para toda persona que afronta una noche oscura del alma. Uno tiene que construir su pro¬ pio mundo, en lugar de sucumbir al que le impongan. Es preciso ironizar sobre nuestra supuesta suerte o el peso de la sociedad. Incluso en circunstancias adversas, es preciso mantenerse alerta y no rendirse ante nada ni nadie salvo lo divino. Uno debe ser fiel al misterio que se verifica en su co¬ razón, en lugar de a una idea o un sistema que intenta, aun¬ que de buena fe, despojarle de su poder y apoderarse de él. Si queremos que la noche oscura sea tan bella y podero¬ samente fértil como dice san Juan de la Cruz, debemos afe¬ rramos al singular resplandor que ofrece la oscuridad, tal como hemos visto en el mito de Hécate. Es preciso adoptar un estilo lunar, que esté en sintonía con la oscuridad, en lu¬ gar de sucumbir a la rutilante inteligencia del mundo que nos rodea. Pero esto exige que uno se replantee su sitúa-
    • 165. Las ironías de la vida 163 ción, un cambio radical, sabiendo que lo que parece una de¬ rrota en realidad significa sobrevivir. Una noche oscura del alma no tiene que ser deprimente. Hoy en día tendemos a pensar que toda negatividad emocio¬ nal es una depresión, hasta el extremo de que a veces cree¬ mos estar deprimidos cuando en realidad nos sentimos ago¬ biados por el mundo que nos rodea. Uno puede mostrarse alegre, ponderado y creativo durante una noche oscura. Pue¬ de utilizar su poder para imaginar su situación según le con¬ venga. Puede invertir la situación y negarse a sentirse literal¬ mente deprimido. Nada de ello significa que niegue su tragedia o reprima sus sentimientos. EL INGENIO ESPIRITUAL El sentido de ironía que describo constituye una actitud es¬ piritual más que una técnica psicológica. Requiere que uno trascienda su situación y una visión de las cosas infinita¬ mente más expansiva de lo que las circunstancias indican. Exige un grado de fuerza e imaginación que sólo puede pro¬ venir de un punto de vista espiritual. Las numerosas historias sufí sobre el mullah Nasrudin demuestran la importancia del ingenio. Esta es una de mis favoritas: Nasrudin acude a casa de un profesor de música para que le dé clases de guitarra. «Le cobraré diez dólares por la primera lección, y cinco por las lecciones sucesivas», dice el profesor. «Muy bien», responde Nasrudin. «Empe¬ zaré por la segunda lección.» Uno siempre puede replantearse la situación en la que se encuentra e imaginarla de variadas formas. Si la interpreta al pie de la letra, tal como se presenta, está perdido. Un año participé en un grupo de orientación psicológica formado
    • 166. 164 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA por empresarios de gran prestigio. En aquella época yo tra¬ bajaba de profesor adjunto y ganaba un sueldo que la mayo¬ ría de esos hombres consideraría calderilla. Alguien formuló la siguiente pregunta: «Si de pronto consiguierais cien mil dólares, ¿cómo los invertiríais?» Durante una hora todos propusieron diversas y sofisticadas formas de invertir el ca¬ pital en acciones y bonos, un mundo que yo desconocía por completo. Me quedé callado, con mi doctorado en Filosofía, sin que se me ocurriera una sola idea. Cuando me tocó el turno de hablar, dije, tímidamente, que dejaría de trabajar y viviría del dinero, que escribiría los libros que me apeteciera confiando en poder pagar con ellos los recibos mensuales. La vida y las enseñanzas del maestro zen Shunryu Suzu¬ ki rebosan ironía y un punto de vista profundamente cómi¬ co. David Chadwick, el biógrafo y estudioso de Suzuki, cuenta una historia sobre la dificultad de hallar el perfecto equilibrio entre la austeridad y la indulgencia. «Expliqué al maestro que me pasaba el día entrando en la cocina para comer lo que encontrara. Algunas noches entraba en la co¬ cina para comerme las sobras del postre de los invitados y beberme los refrescos y zumos de frutas que habían dejado. Suzuki alargó la mano y le respondió con tono conspiratorio: “Tome unas gominolas”.»29 Una pequeña dosis de humor limpio y honesto puede salvarle de la agobiante seriedad que confiere a la vida un tono trágico. Curiosamente su noche oscura no tiene por qué ser trágica. Puede ver a través y más allá de ella. Puede evitar la tentación de adoptar una actitud moralista con res¬ pecto a usted mismo y los demás, y negarse a ser la víctima del moralismo de otras personas. Los juicios moralistas siempre se basan en la ansiedad. Por más que suenen nobles y respetables, son fruto de una mezquina, angustiosa y evi¬ dente desesperación.
    • 167. Las ironías de la vida 165 LA ESTRATEGIA DE LA EXCENTRICIDAD Un buen ejemplo de una vida paradójica es el pianista cana¬ diense Glenn Gould. Era casi tan conocido por su excentri¬ cidad como por su genio musical. Muchos le tomaban por loco, pero la mayoría de esos críticos celebraban y quizás en¬ vidiaban su talento celestial. Un crítico de música dijo sobre él: «No cabe duda de que era un neurótico, y durante sus úl¬ timos años se drogaba, pero paradójicamente en muchos as¬ pectos estaba más cuerdo que la mayoría de nosotros. Era más inteligente, divertido, amable y bondadoso, a su mane¬ ra, según su estilo minuciosamente controlado, que la mayo¬ ría de la gente».J° Este excéntrico pianista se ponía guantes cuando hacía calor y se preparaba para un concierto colo¬ cando varias radios a su alrededor sintonizadas en distintas emisoras. En cierta ocasión dirigió los rugidos de los elefan¬ tes en un zoológico y dejó de actuar en público cuando se hallaba en el cénit de su carrera porque consideraba a los es¬ pectadores voyeurs. Sin embargo, paradójicamente, «estaba más cuerdo que la mayoría de la gente». Gould demostraba la excentricidad de su alma represen¬ tando el papel de necio genial y, al igual que otros artistas, hizo una gran aportación a su sociedad a través de lo que muchos de sus amigos califican como el tormento de su vida personal. La idea consiste no sólo en hablar irónicamente sino vivir con una paradoja tan profunda, fruto del terror que uno experimenta y de su fuerza, que pese a la confusión y los problemas el mundo no consiga dominarle. Es indudable que Gould era una persona profundamen¬ te neurótica. Sus excentricidades, que impedía que muchos críticos apreciaran su talento, no constituían un problema para él. Gould creía que sus dotes superaban con creces sus manías. Su talento como pianista sólo se resentía cuando
    • 168. 166 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Gould se dejaba influir por las críticas negativas. Solía trans¬ formar sus ansiedades mediante su agudo sentido del humor y su imaginación en divertidas bromas y parodias. En mi consulta he conocido a personas profundamente trastornadas que procuraban disimular con su brillantez. Lo que veía en ellas no era ironía, sino un abismo entre sus emo¬ ciones y su forma de vida. En lugar de transformar sus con¬ flictos en creatividad, habían creado un escudo de distante superioridad que apenas ocultaba su complejo de inferiori¬ dad debido a un tormento interior. Curiosamente, su trabajo creativo era muy inferior al genio que fingían poseer, como si fuera necesario reconciliarse con el dolor para estimular la imaginación. Gould había convertido su confusión (un amigo decía que el sexo le infundía un temor «descomunal») en excen¬ tricidad e intrépida creatividad. No temía nada desde el punto de vista estético y profesional, pero personalmente estaba lleno de ansiedades. No obstante, a la gente le caía bien y se divertían en su compañía, pese a sus extrañas cos¬ tumbres. A mi entender, la excentricidad de Gould era una componenda entre su tormento interior y su talento. En pú¬ blico podía convertirse en el más grande pianista gracias a su singular forma de ver las cosas y a su comportamiento. El ejemplo de Gould nos enseña diversas lecciones clave: 1. Si es usted profundamente neurótico, o sufre un trastorno más grave, no tiene que convertirse en una persona normal y saludable para llevar una vida creativa y llena de amor. Puede aprender a transformar su locura en excentricidad. 2. Pida a su familia y sus amigos que traten de adaptarse a su noche oscura. Si es una persona ca-
    • 169. Las ironías de la vida 167 riñosa y razonablemente creativa, desearán gozar de su compañía. 3. Puede moldear su vida según sus temores y fraca¬ sos, concediéndoles un espacio limitado mientras desarrolla sus actividades creativas. En cierta ocasión conocí a un joven músico, un hombre interesante y de gran talento, que se creía Jesucristo. No era excéntrico, sino profundamente neurótico. Su personalidad no ocultaba ninguna paradoja. A primera vista parecía normal, pero al poco rato uno descubría su acusado egocentrismo. Era imposible sentirse a gusto con él porque no había conseguido hallar la forma de conferir una realidad a su grandilocuente vi¬ sión. Uno no veía en él una noche oscura, porque su exagera¬ do ego la ocultaba. Comprendías que sufría, pero no estabas seguro. Anne Sexton lo sabía con toda certeza. Creo que Glenn Gould lo sabía muy bien, pero no se lo dijo a nadie. Esto nos retrotrae a los comentarios de Sexton sobre el hecho de saber. Conviene que uno sepa que se halla en una no¬ che oscura y viva en consonancia con ese hecho. Elallarse en la oscuridad y sin embargo mostrarse competente y sincero con¬ sigo mismo no deja de ser irónico. La alternativa es fingir sen¬ tirse alegre y despreocupado, cuando uno sabe que se encuen¬ tra sumido en una profunda oscuridad. Lo aconsejable no es el disimulo sino la complejidad. Uno no debe ocultar su sufri¬ miento, sino imbricarlo en el tejido de su vida y personalidad. CULTIVAR UNA VIDA IRÓNICA ¿Cómo puede uno desarrollar un sentido constructivo de la ironía en su vida? Un primer paso es replantearse los con¬ ceptos básicos que tiene sobre la vida humana. Muchas per-
    • 170. 168 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sonas viven de acuerdo con nociones sentimentales que no han madurado lo suficiente para dar paso a ideas comple¬ jas. La vida es complicada, por lo general más que nuestros conocimientos y filosofía de la vida. Un sentido de la ironía se genera a partir de una profunda reflexión y una imagina¬ ción más educada. No se apresure a aceptar las interpretaciones que le ofrezcan los medios de comunicación. Conozco, por mis años de experiencia, las numerosas debilidades de los me¬ dios radiofónicos, televisivos y de prensa. A menudo los escritores y editores buscan lo noticioso en lugar de lo inte¬ resante. Suelen estar bien formados en materia de comuni¬ cación, pero en muchos casos poseen escasos conocimien¬ tos sobre el material que manejan. En ocasiones tienen que examinar en una jornada multitud de temas y brindar in¬ formación fundamentada sobre los mismos. Según mi ex¬ periencia, hacen lo que pueden pero sus ideas sobre las cuestiones de mayor calado no son más profundas que las de la mayoría de la gente corriente. No obstante, se forman opiniones. Las interpretaciones psicológicas de lo que de¬ nomino noches oscuras tienden a basarse en una labor de documentación y ausencia de ideas nuevas. Las interpreta¬ ciones religiosas se basan en creencias, y tienden a ser ses¬ gadas y moralistas. Las soluciones políticas son casi siem¬ pre ideológicas. Tampoco podemos fiarnos de que nuestros amigos nos ofrezcan una opinión objetiva porque desean nuestro bien y en ocasiones se abstienen de expresar lo que realmente piensan. Desean cuidar de nosotros, no mostrar¬ nos nuestra alma. No, es usted mismo quien debe asumir su vida con se¬ riedad. Sentir su peso. Reconocer su complejidad. Y como dirían los jungianos, respetar sus sombras. La ironía sólo puede provenir del conocimiento del bien y el mal, los éxi-
    • 171. Las ironías de la vida 169 tos y los fracasos, las áreas de inteligencia y las zonas de in¬ sensatez e ignorancia. Reconozca que es inteligente y estúpido, en mucho ca¬ sos a la vez. Reconozca lo que desea y lo que teme. Aunque sólo hiciera esas dos cosas, adquiriría una buena dosis de ironía y sus actos resultarían más creíbles debido a su ho¬ nestidad. Es normal tener aspiraciones grandiosas y excén¬ tricas. Es normal tener miedo. Sólo si uno abraza esos dos pilares emocionales consigue vislumbrar la naturaleza de su alma, que es el fundamento de su existencia. El alma no es el ego. El alma se compone de vicio y vir¬ tud, ninguno de los cuales requiere una representación lite¬ ral. El ego ansia exhibirse, y aspira a ser singularmente vir¬ tuoso o vicioso. No le gusta la complejidad, motivo por el cual no constituye una buena base para la compañía y la co¬ munidad. Erasmo dice que la comunidad humana es fruto de la mutua estupidez. La única insensatez que merece ser comentada es la constituida por nuestros deseos y temores. Una noche oscura del alma nos conduce al infierno, don¬ de no sólo nos sentimos apartados de la vida, sino que descu¬ brimos nuestra perversidad e inclinaciones oscuras. Uno comprueba que es una persona compleja, y que la vida no se divide fácilmente en el bien y el mal. Quizá deje de identifi¬ carse con el bien y reconozca su tendencia al mal. Al igual que Perséfone, uno renuncia a su inocencia y asume cierta autoridad dentro y a partir de su propio mundo subterráneo. LA IRONÍA Y EL YO DIVIDIDO Uno descubre finalmente que es inútil pasarse la vida tra¬ tando de ser bueno y alineándose con las personas virtuosas de este mundo. Es preferible evitar ese yo dividido y vivir
    • 172. 170 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA con compasión hacia uno mismo y los demás. No somos perfectos, ni lo seremos nunca. Identificarse con la virtud sólo sirve para ocultar nues¬ tra propensión al mal, no nos ayuda a eliminarla. Nos im¬ pide ver nuestra propia inmoralidad, y si no alcanzamos a verla, no podemos afrontarla. Las personas perversas, por así decir, o bien renuncian al bien y se identifican con el mal, o se consideran buenas y no ven el mal que hacen. Uno no puede hacer el bien si se considera bueno. Tie¬ ne que sumergirse en las complejidades y profundizar en la vida lo suficiente para comprender que ni siquiera es bueno ser bueno. A lo sumo quizá sólo consiga hacer lo que otros consideran malo. Ciertamente debe reconocer su ignoran¬ cia moral en numerosas cuestiones. ¿Quién puede estar se¬ guro de que cada decisión que toma es la correcta? Este es el punto en el que Mahatma Gandhi solía hacer hincapié cuando advertía a sus seguidores que se no ufana¬ ran de sus virtudes. Gandhi escribió: «La impureza de mis compañeros no es sino la manifestación del mal que se oculta en mí. El epíteto de Mahatma [un título de respeto espiritual] siempre me ha incomodado y ahora casi me pa¬ rece un calificativo ofensivo».31 La conciencia de nuestra imperfección no tiene por qué ser masoquista ni exagerada¬ mente humilde. Se requiere un profundo sentido de seguri¬ dad personal para rehuir la virtud que reconforta al ego. Por lo visto Gandhi gozaba de la suficiente seguridad emo¬ cional para examinar su aspiración de ser bueno. Lo iróni¬ co es que una persona tan altruista se preocupara tanto por sus fallos morales. Quizás aprenda en su noche a oscurecerse usted mismo. No basta con creer teóricamente en la sombra. Es preciso vivirla de tal forma que sea real pero no literal. Hoy en día honramos a Martin Luther King, Jr., pero en su época mu-
    • 173. Las ironías de la vida 171 chos creían que representaba un peligro para la sociedad debido a su desobediencia civil. Incluso en la actualidad, en una época de terrorismo, está mal visto criticar al gobierno. Los sacerdotes católicos pretenden adquirir virtud a través del celibato, pero hemos descubierto que en muchos casos su virtud no era sino represión, y la siniestra sombra sexual ha emergido como una pasión desbordada e incontrolable. Hacer el mal es no manifestar nuestra sombra. La som¬ bra de nuestra alma es en sí misma irónica y paradójica por cuanto debe ser plena y auténtica, pero no puede cometer actos perversos. Es el color de la personalidad lo que nos impide alcanzar una virtud y una inocencia excesivas. Los tonos más oscuros de la sombra nos centran y dan sustan¬ cia a nuestros pensamientos y actos. Compare la sentimen¬ tal beatería de un líder espiritual superficial con las firmes posturas morales de los que incurren en una desobediencia civil en aras de una causa noble. La continuidad de la vida conlleva cierta destrucción necesaria. Las religiones la ensalzan al ofrecer imágenes de dioses destructores, como Kali y Durga en India, e incluso Siva, que ejecuta tanto la danza de la muerte como la de la vida. Incluso la ira del Dios del Antiguo Testamento cabe interpretarse como un signo de una destrucción necesaria, que mantiene la vida en movimiento. Pero existe una mal¬ dad humana que sólo es maliciosa. No favorece los proce¬ sos de la vida sino que sólo satisface las emociones del mal¬ vado, por lo que no se trata de una maldad auténtica sino tan sólo de una pose. Las personas que mantuvieron cautivos a Tomás Moro, Terry Waite, Dietrich Bonhoeffer y Brian Keenan, y todos sus imitadores hasta la fecha, ofrecen una buena encarna¬ ción del mal, pero aunque sus actos son atroces, ellos son demasiado necios para ser malvados. Del mismo modo que
    • 174. 172 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA las personas corrientes no pueden hacer todo el bien que de¬ sean, las personas malvadas no alcanzan a ser lo suficiente¬ mente inteligentes en su conducta para evocar una maldad auténtica. Lo mismo cabe decir de quienes se oponen a ellos en nombre de la virtud. Sus reacciones bienintencionadas no son menos necias. Al final acaban siendo responsables de actos tan perversos como los de sus enemigos. El drama de las guerras y el terrorismo no ofrece el menor atisbo de virtud ni de auténtica maldad. De modo que debemos librar una gran batalla, no entre el bien y el mal, sino entre vivir auténticamente o fingir que vivimos. Tanto las personas buenas como las perversas re¬ huyen la vida. No poseen la sutileza para comprender que el mal y el bien son el yin y el yang de la existencia. Toda persona apasionada por la vida no es absolutamente buena o mala. Wallace Stevens, el gran poeta de Hartford, dejó escrito: «El realismo es la corrupción de la realidad». Este paradóji¬ co adagio viene a significar que cuando uno queda atrapado en el realismo -—interpretándolo todo de forma literal, al pie de la letra— pierde la oportunidad de vivir realmente. Lo auténticamente real se compone tanto de datos como de imaginación humana. Si uno es incapaz de pensar, reflexio¬ nar e imaginar su vida hasta el extremo de dotarla de una verdadera existencia, está condenado a vivir una semivida inconsciente. Permanece empantanado en datos, informa¬ ción, opiniones y eslóganes. Es decir, aprisionado en los ran¬ cios conceptos de una sociedad muerta. Wallace Stevens escribió también: «Las cosas que ve¬ mos son tal como las vemos». Otra frase enigmática. La imaginación es todo, porque no podemos saber ni experi¬ mentar nada fuera de cómo lo imaginamos. Pero la imagi¬ nación puede quedar caduca, envejecer y ser irrelevante.
    • 175. Las ironías de la vida 173 Debemos renovarla continuamente. Debemos reformarnos periódicamente. De lo contrario nuestra alma perece y vivi¬ mos y nos comportamos como si estuviéramos muertos. ¿Cuántas personas se sienten así? Quizá la noche oscura se abata sobre usted desde el in¬ terior o el exterior para despertarlo, para obligarle a tomar nota de su situación y emprender una nueva vida. Creo que este es el mensaje de la mayoría de las religiones, y sin duda constituye la esencia del cristianismo y el budismo. Su no¬ che oscura puede ser un bardo, un período de aparente le¬ targo que precede a un renacer del significado. Quizá su no¬ che oscura sea una gestación, el desarrollo de un nuevo nivel de existencia que jamás soñó. Quizá su noche oscura constituya un gigantesco e irónico reto, lo contrario de lo que aparenta ser: no morir, sino renacer.
    • 177. SEGUNDA PARTE PERTURBACIONES Uno no debe cejar basta que el centro oscuro, que está cerrado herméticamente, se abra y se encienda la chispa que contiene. Jacob Boehme, Sobre la resignación auténtica32
    • 179. 6 Mal de amores Todo el que haya pasado por un divorcio, haya vivido con una pareja celosa o haya sufrido malos tratos domésticos sabe que una de las causas principales de una noche oscura es el amor. El amor puede comenzar en la oscuridad, como en la imagen de Cupido con los ojos vendados cuando dis¬ para su ardiente flecha. Uno se siente de pronto invadido por otra persona y preso de la pasión. Posteriormente se producen períodos de confusión y deseo y, quizá, pensa¬ mientos de ruptura. Lo que empieza rebosante de esperanzas y promesas da paso a serias dudas y la ambivalencia emocio¬ nal. Aunque el enamorado puede interpretar esos altibajos como un problema personal a la hora de comprometerse, se¬ ría más exacto decir que el amor es de por sí inconsistente y encierra una histeria inherente. La persona enamorada puede sentirse amenazada o po¬ seída por los celos, ser víctima del afán de dominio del otro, quedarse estancada en una relación fría y quizá perjudicial, o quedar atrapada en un callejón sin salida en el que el amor no le lleva a ninguna parte. Quizá piense que está con una pareja inadecuada, en el momento inadecuado, en el lu¬ gar inadecuado y por motivos inadecuados. Con frecuencia la relación amorosa no funciona o se agria. Las personas
    • 180. 178 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sueñan con un amor apasionado, una relación sexual satis¬ factoria y una vida tranquila, pero a menudo su sueño se convierte en una pesadilla. Safo, la antigua poetisa griega, una de las grandes poe¬ tisas del amor de todos los tiempos, fue la primera en califi¬ car el amor de agridulce, aunque posteriormente invirtió las palabras y lo calificó de dulce amargo. La filósofa y poetisa Anne Carson destaca este detalle porque por lo general el amor al principio es dulce y luego se hace amargo.33 Yo creo que el amor es alternativamente dulce y amargo o constan¬ temente agridulce. La gente se refiere con frecuencia a la dulzura del amor y se abstiene de mencionar su amargor. El amor también es un tipo de locura. Nos encierra en una burbuja de fantasía en la que las emociones son inten¬ sas. Uno siente que pierde el equilibrio. Comete toda clase de tonterías. Su sentido de la responsabilidad se esfuma. Uno hace oídos sordos a los prudentes consejos de amigos y pa¬ rientes. En su delirio, uno puede acabar casándose o, en el caso de una mujer, quedarse embarazada. Posteriormente dedica muchos años a tratar de construir una vida razona¬ ble. En el momento más impensado puede caer en una noche oscura del alma creada por la profunda insatisfacción que deja la estela del amor. CAMINAR SOBRE BRASAS Un aspecto curioso del mal de amores es su tendencia a pro¬ longarse más allá de su tiempo de maduración. Las perso¬ nas saben que se hallan en una situación que no les benefi¬ cia, pero permiten con frecuencia que ésta se prolongue durante años. Aunque no tomen ninguna iniciativa, confían en que la relación mejore. Muchos se aferran a la seguridad
    • 181. Mal de amores 179 que poseen en lugar de arriesgarse a emprender una rela¬ ción más vital pero imprevisible con otra persona. Pero a menudo la gente se resiste a poner fin a una relación hasta que no se agota la más mínima esperanza de mejorar. Algunas personas aplazan lo inevitable hasta que ya no pueden soportarlo más. Entonces adoptan una actitud deci¬ dida y enérgica. Yo tenía un cliente que una mañana estaba sentado a la mesa a la hora de desayunar, esperando que su esposa se reuniera con él, cuando al cabo de un rato ésta bajó del dormitorio portando sus maletas. Esa fue la última vez que mi cliente vio a su esposa. Al parecer, el momento decisivo había llegado para la mujer, pero el marido se que¬ dó hecho polvo. Al hablar con él me sorprendió lo ciego que había estado. No tenía ni idea del trance por el que ha¬ bía pasado su esposa. Daba por descontado que la vida para ella era tan sencilla y agradable como lo era para él. Requiere tiempo para que el alma, tan profunda y com¬ pleja, ponga en orden sus sentimientos y tome una decisión. Yo suelo esperar hasta que la manzana de la decisión está a punto de caer del árbol por su propio peso. Sin duda, tengo una paciencia o una capacidad de contemporizar exagerada. Cuando aconsejo a otros, no me precipito. Creo que es im¬ portante estar bien seguro antes de tomar una decisión. Mu¬ chas personas toman decisiones basándose exclusivamente en el principio de que es preciso hacer algo. Pero el alma tar¬ da un tiempo en adaptarse a esas decisiones apresuradas. LA ATRACCIÓN DE LA OSCURIDAD Después de varios años de practicar la psicoterapia con hombres y mujeres de diversas edades, estoy convencido de que el amor es la fuente más común de nuestras noches os-
    • 182. 180 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA curas. Puede tratarse del amor romántico, o el amor por un hijo. El poder del amor es fuerte, pero la oscuridad intensa. Parece como si el amor tuviera siempre dos partes, o dos ca¬ ras, como la luna, una clara y la otra oscura. En todas nues¬ tras relaciones de amor nos movemos sin saber muy bien en qué consiste ni qué se exige de nosotros. El amor tiene poco que ver con el ego y está más allá de toda comprensión o control. Tiene sus propias razones y sus formas indirectas de conseguir lo que desea. Robert Burton, contemporáneo de Shakespeare, diag¬ nosticó el amor como una enfermedad e incluso apuntó que era preferible tratar de evitarlo. Pero elegir no amar signifi¬ ca decidir no vivir. Todo el mundo necesita amar y ser ama¬ do. Uno se rinde, atrapado por el hechizo, y a partir de ahí se ve envuelto en días y noches de fantasía, recuerdos, deseo y una extraña sensación de pérdida, quizás el fin de la liber¬ tad y de una vida cómoda. Aunque haya tenido muchas ex¬ periencias de relaciones sentimentales dolorosas que no han funcionado, no ceja en su empeño. El alma ansia el amor hasta el punto de que uno lo busca a sabiendas de que tiene escasas probabilidades de hallarlo. Algunas personas parecen haber renunciado al amor, y sus rostros muestran una expresión inanimada. El alma an¬ hela el amor, y si uno renuncia al amor debido a las dificul¬ tades que presenta, la vida se escapará por sus poros como el aire de una rueda pinchada. Uno se siente como muerto. Se pregunta cómo es posible que la vida no tenga ningún significado. Quizá no se percate de que el significado de la vida es amor, y el amor es lo que le da forma y propósito. Ciertamente, el amor no consiste en hacerle a usted fe¬ liz. Es una forma de iniciación que puede transformarlo ra¬ dicalmente, definiendo su personalidad actual pero despo¬ jándolo de la anterior. Si no se da cuenta de que camina
    • 183. Mal de amores 181 sobre brasas, que arrostra toda clase de peligros y sobrevi¬ ve en la selva por perseguir una visión, todo ello dentro de los límites de una simple relación humana, se expone a ser destruido por ésta. El amor le da un sentido de significado, pero usted paga un precio por ello. Le convierte en la perso¬ na que está destinado o destinada a ser, pero sólo si es capaz de soportar los dolores que le inflija y permite que le vacíe en la misma medida que le llena. UNA CUESTIÓN DEL ALMA El amor es una cuestión del alma y está íntimamente ligada a su destino. Aparece cuando uno menos se lo espera o ino¬ portunamente. En ocasiones desaparece en el peor momento. Puede aparecer y desaparecer y regresar de nuevo, sin que ninguna razón aparente explique su volatilidad. Los pintores antiguos representaban el amor como un adolescente con alas, un signo de su carácter huidizo, una cualidad que pue¬ de afligir a una persona de cualquier edad. Porque el amor en sí es joven y puede hacerle sentirse más joven de lo que es. También puede hacerle envejecer, especialmente en los mo¬ mentos en que desaparece de improviso, o cuando el objeto de su amor ya no le ama. El aspecto de la noche oscura del amor es brutal com¬ parado con la alegría y despreocupación del comienzo del amor. ¿Cómo pasa uno de sentirse como si flotara a sentir¬ se hundido? La respuesta estriba de nuevo en que el amor está al servicio del alma, por lo que tiende a descender ha¬ cia las regiones profundas. Por más que uno desee permane¬ cer en el nivel en el que el amor parece un juego, éste nos arrastra hacia el aspecto serio de la vida. La pareja que cree que puede experimentar con el sexo, y posteriormente la
    • 184. 182 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA mujer comprueba que está encinta, conoce bien este brusco descenso a la realidad. Los parientes y amigos adultos quizá traten de advertir a una pareja joven sobre el lado oscuro del amor, pero, como es natural, las advertencias apenas logran traspasar la sutil pero resistente burbuja de la fantasía. Todo indica que es importante que el amor esté libre de los obstáculos que representan la sensatez y el sentido práctico. No puede con¬ sumirse en una vida si está constreñido por el sentido co¬ mún. Algunas personas hallan la oscuridad del amor en el contexto del matrimonio y la pareja. Otras pasan por mo¬ mentos de desesperación porque por algún motivo no consi¬ guen establecer una relación duradera. Tanto si busca usted el amor como si trata de salvar una relación sentimental, puede constituir el reto más difícil que se le presente en la vida y a veces le parecerá imposible conseguirlo. Esa imposi¬ bilidad le hará que despierte lentamente, le mostrará los lí¬ mites de la comprensión humana y le procurará un puente para pasar de lo humano a lo divino. ¿POR QUÉ EL AMOR PRODUCE TANTA AMARGURA? Una mujer llamada Amy me habló recientemente de un hombre al que ama desde hace muchos años pero de lejos. / Este es el eje de su vida, pero, según confiesa Amy, es inca¬ paz de expresar sus emociones o ser el amante entregado que ella necesita. Amy prosigue con su ajetreada vida, pero todo el amor que lleva en su interior se centra en ese hom¬ bre. Sus amigos le dicen que ese hombre jamás podrá col¬ mar todas sus necesidades, pero Amy sigue aferrándose a él.
    • 185. Mal de amores 183 Amy está atrapada porque confía en que algún día su hombre le muestre sus sentimientos, pero no lo hace. Con frecuencia nos sentimos irresistiblemente atraídos por un ca¬ llejón sin salida. Parece como si el alma quisiera quedarse atrapada. No desea triunfar en su empeño, y no desea que la vida fluya y avance. Los amigos y la familia no comprenden esta situación, porque les preocupa la vida, no el alma. Quie¬ ren que sus hijos y sus amigos sean felices y muestren signos de haber triunfado en todo: la familia, el trabajo, el amor. Si pudieran asomarse al alma de su amigo o hijo, quizá com¬ prenderían que aún no ha llegado el momento de un final fe¬ liz. El alma tiene su propia agenda y sus propias necesidades. Si esas necesidades no son satisfechas, el callejón sin salida puede prolongarse durante largo tiempo. Amy habla sobre su desengaño en el amor como si fue¬ ra algo externo. Está convencida de que si el hombre que adora le mostrara algún día el amor que siente por ella, todo se arreglaría. Pero yo lo dudo. Cuando uno se siente atrapa¬ do o frustrado en el amor, conviene que se examine a sí mis¬ mo y el papel que desempeña en esa situación. Sí, es proba¬ ble que la persona que ama también tenga un problema con el amor. Pero el atolladero en el que se halla indica que debe expandir su imaginación. Analizar su forma de vivir, porque lo que aporta a esta conflictiva relación es su vida. Debe ana¬ lizarse a sí mismo, no sólo al otro, y examinar todos los as¬ pectos de su vida. Su vida sentimental no está desligada de las otras dimensiones de su experiencia cotidiana. Aunque parece obvio que el amor consiste en que unas personas se unan para compartir su vida, también constitu¬ ye, principalmente, una introducción a las profundidades del alma. Quizá no haya practicado usted nunca la medita¬ ción o la contemplación, pero ahora está obligado a pensar y cavilar. Quizá no se haya sentido nunca tan afectado por
    • 186. 184 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sus emociones, y ahora sus emociones eclipsan cualquier otra consideración. Quizá no se haya entregado nunca a la fantasía y a la ensoñación, pero ahora ésa es su principal preocupación. Todo ello demuestra un incremento de la ac¬ tividad del alma profunda. A medida que la relación evoluciona puede convertirse, como dice Jung, en un receptáculo del alma. A medida que uno cambia y la relación pasa por distintas fases, uno se in¬ troduce más profundamente en el alma. Aunque la relación no dure o se rompa bruscamente, uno no tiene más remedio que experimentar sus emociones y ensayar su historia reitera¬ damente en un proceso que quizá cree el espacio que necesi¬ ta para su alma. Llegados a este punto, algunas parejas vuel¬ ven a conectar, pero a menudo es necesario que se forme una nueva relación para construir una forma madura de amor. Como dicen las tradiciones religiosas, el amor es una fuerza creativa, que construye a partir de nuestra vida y ex¬ periencias un mundo articulado, una vida llena de significa¬ do y complejidad. Las personas experimentadas en materia del amor se hallan en un estadio de evolución distinto a quienes aún no han experimentado este tipo de iniciación. El amor incentiva todas las dimensiones de la vida, y lo que parece amor romántico o una relación sentimental puede propiciar una pasión más intensa por la vida. Por este mo¬ tivo nuestras iniciaciones sentimentales son imprescindi¬ bles. Si logramos salir airosos de ellas, todos los aspectos de la vida asumen una cualidad erótica. AMOR A MEDIAS Place poco recibí una carta que describía otro tipo de calle¬ jón sin salida. Un hombre me escribió para contarme que
    • 187. Mal de amores 185 adora a su esposa y a sus hijos pero está enamorado de una colega del trabajo. Hace años que mantienen una «rela¬ ción», pero el hombre se queja de que su compañera se nie¬ ga a hacer el amor con él porque está casado. El hombre es¬ pera con paciencia, sufriendo, interpretando en ocasiones su pasión como una expresión del alma y otras como una invitación a cambiar su vida. No sabe si seguir en ese atolla¬ dero, abandonar a su familia o renunciar a su pasión. Nin¬ guna de esas opciones le parece aceptable, de modo que si¬ gue estancado en esa situación. Al leer la carta recordé las palabras de James Joyce: «La cordura se halla en el caos». Algo está ocurriendo en este enojoso callejón sin salida. Buena parte de los trabajos de alquimia de C. G. Jung se remonta a su idea de que el pro¬ ceso de convertirse en persona empieza con una situación conflictiva. Si no existe ninguna situación conflictiva en su vida, quizá deba buscarla. La mayoría de nosotros no tene¬ mos que esforzarnos en dar con ella. Por tanto, no me chocó que este hombre se sintiera atrapado en una complicada situación, pero me sorprendió comprobar que lo que le preocupaba era el sexo en lugar del deseo de estar junto a la persona que amaba. Si ambos tenían una relación sexual, el hombre seguiría estando en un triángulo y, a mi modo de ver, no habría adelantado nada. Quizás el hecho de estar en un triángulo le incomoda¬ ra menos de lo que me incomodaría a mí, pero sospecho que hay algo más. A menudo cuando estamos enamorados no tenemos claro qué es lo que buscamos. El intenso entu¬ siasmo que nos inspira una nueva relación quizá no sea sino afán de experimentar un intenso entusiasmo. Estas dos personas han establecido un sistema que de momento les da resultado —ambos están casados y mantie¬ nen una relación asexual—, lo cual satisface mínimamente
    • 188. 186 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA su pasión y responde a su necesidad de ser leales a sus cón¬ yuges e hijos. Se sienten frustrados en relación con su amor, pero lo suficientemente satisfechos para seguir en esa situa¬ ción. No obstante, un triángulo tiende a expandirse, y el hombre que me ha escrito la carta siente el deseo de cambiar. Yo le animé a analizar el importante papel que desem¬ peñaba Eros en su vida. Cuando la pasión se centra fuera de las estructuras normales, suele indicar que algo no funciona en el status quo, en el trabajo, en el hogar, con los amigos o la familia. Le aconsejé que utilizara su frustración para esti¬ mular su imaginación y replantearse el conjunto de su vida. Con nuestra mentalidad moderna, tendemos a separar el significado de la emoción. No comprendemos que nuestras pasiones tienen que ver con el hecho de que la vida tenga sentido. Asimismo, tendemos a centrarnos en el problema que nos ocupa, como si se tratara de un mal funcionamien¬ to mecánico que necesitara ser reparado. A menudo no nos percatamos de que todas las partes de la vida están conecta¬ das, y que los problemas en un área pueden indicar un cam¬ bio en otra. Una posibilidad en este caso es que, teniendo en cuenta que la «otra» mujer es una compañera de trabajo, ésta com¬ parte la vida profesional del hombre más que su esposa. Es una situación muy frecuente. Un cónyuge, hombre o mujer, está completamente conectado a los niños y el hogar, o qui¬ zás a otra profesión, y la pareja apenas tiene oportunidad de compartir su vida. Es muy sencillo: el amor nos invita no sólo a compartir nuestras personas, sino nuestras vidas. En la cre¬ ación de una vida juntos, conviene comprender que el amor necesita expandirse, incluir a los amigos, las familias, el tra¬ bajo, las ideas y las culturas. A menudo las personas esperan que la vida se configure inconscientemente, en lugar de culti¬ var las diversas áreas como partes de un todo. Quizá se per-
    • 189. Mal de amores 187 caten de esas necesidades demasiado tarde, o no lleguen a comprender nunca las raíces de su insatisfacción. De modo que se embarcan en una nueva relación con otra persona. Ignoro si es el caso del hombre que me escribió, pero deduzco que se halla en una situación similar. Su imagen so¬ bre una relación sentimental se me antoja un tanto mezqui¬ na, y en consecuencia está atrapado entre dos distintos amores que le ofrecen el tipo de vida que desea. Marsilio Ficino decía que cuando uno tiene que elegir entre dos o más cosas, debe elegirlas siempre todas. En cierto aspecto con¬ vendría que ese hombre pudiera elegir a sus dos amores. No está claro cómo podría conseguirlo, pero estoy seguro de que al fin hallaría la forma de salir de este atolladero y este dilema. LA EXPANSIÓN DEL AMOR Los psicólogos jungianos, como Adolph Guggenbühl-Craig, consideran el matrimonio como un medio de individuación. A través de los avatares del matrimonio, forjamos nuestra personalidad. Yo añadiría que el matrimonio no sólo tiene que ver con la psicología de cada individuo, sino con el es¬ tablecimiento de una asociación creativa que repercute en un trabajo bien realizado, una familia estable, un círculo vi¬ tal de amigos y vecinos y, en última instancia, hasta en una nación más madura. Nuestros esfuerzos personales en ma¬ teria de amor inciden en el mundo en el que vivimos, no sólo desde el punto de vista sentimental sino reforzando el carácter y dando profundidad a las personalidades que cre¬ an la cultura. Recientemente oí a un antiguo presidente de Estados Unidos hacer un comentario burdo y sexista sobre una mu-
    • 190. 188 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA jer que había estado debatiendo con él. De inmediato se me ocurrió que la ansiedad de este hombre con respecto a las mujeres y al sexo, transformada en un estilo grosero de ha¬ blar con las mujeres y sobre ellas, se revelaba en sus políti¬ cas domésticas e internacionales. El matrimonio y otras re¬ laciones íntimas constituyen el crisol en el que nuestra alma madura y nos permite ser una persona creativa, ética y com¬ prensiva en otras áreas. Teniendo en cuenta esos aspectos sobre el amor, no de¬ bemos tratar de resolver las noches oscuras del amor esfor¬ zándonos en crear una relación más satisfactoria. Debemos centrarnos en el alma, reforzarla y hacerla más profunda. En mi consulta he visto a muchas personas padecer los tor¬ mentos del amor y superarlos no a través de un ideal senti¬ mental de armonía y compatibilidad, sino con el afán de vi¬ vir y trabajar y contribuir a la sociedad. Quizá convenga que el amor se incube durante un tiempo en un nido aisla¬ do de la vida, pero al fin este amor que se ha incubado du¬ rante largo tiempo puede extenderse hacia fuera, hacia un mundo que necesita urgentemente que aprendamos a man¬ tener relaciones maduras. CONFLICTOS MASOQUISTAS Con frecuencia la noche oscura del amor es dolorosa por¬ que una persona depende por completo de la voluntad de otra de fomentar esa relación. Esperar a que las compuertas del amor del otro se derrumben es otro ejemplo de maso¬ quismo. Uno tiene que ser infinitamente paciente mientras espera a que la persona que ama se decida a responder. El masoquismo puede continuar aunque uno acabe viviendo con la persona que ama. Siempre hay algo que el otro te
    • 191. Mal de amores 189 promete pero no te da. En ocasiones el masoquismo consti¬ tuye la base de la relación, no un determinado problema. Este esquema representa un suplicio para muchas per¬ sonas. Por supuesto, puede ser un medio para que un miem¬ bro de la pareja domine al otro, y es sabido que los podero¬ sos y los sumisos a menudo se encuentran. La solución no consiste en que la persona impotente acumule suficiente ira y energía para hacer que cambien las tornas, sino rendirse ante algo más grande, la propia vida. El juego de poder de la pareja puede constituir un callejón sin salida utilizado como defensa para impedir que uno u otro miembro de la pareja viva con plenitud. Estas parejas se centran infructuo¬ samente en sí mismas y evitan desarrollar una vida creativa en el mundo. James Hillman critica el esquema de personalismo en la cultura contemporánea, explicándolo todo desde un punto de vista psicológico y centrándose en el perfeccionamiento del individuo. Yo deseo sumar mi protesta contra el excesi¬ vo hincapié que se hace en la «pareja», la tendencia a redu¬ cir el significado de la vida al amor romántico. Uno de los numerosos problemas de este enfoque es el desengaño que se produce una vez consumado el matrimonio u otro tipo de relación sentimental. Las personas pierden su entusias¬ mo y sentido de propósito. Sus vidas se vuelven monótonas y aburridas porque ven la resolución del amor romántico como un fin en sí mismo, en lugar del comienzo de una vida en la que contribuyen a la sociedad. En cierta ocasión conocí a un joven que detestaba el trabajo que desempeñaba en el mundo financiero. Tenía cualidades para destacar en él, pero no aspiraba a hacerlo y dedicaba escasos esfuerzos a conseguirlo. Por otra parte, dependía por completo de su esposa. No se sentía seguro de ella e imaginaba constantemente que le engañaba con otros
    • 192. 190 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA hombres. Como ocurre con frecuencia, no se le había ocu¬ rrido relacionar sus problemas en el trabajo con sus proble¬ mas en el hogar. Daba la sensación de no saber nada sobre la vida. Parecía un niño que espera que el mundo le consue¬ le y alivie sus sufrimientos. En algunos aspectos su infanti¬ lismo le daba cierto encanto, pero uno observaba enseguida su tormento interior y su tendencia, un problema frecuente entre masoquistas, a tratar de controlar a los demás. Era una persona que necesitaba urgentemente un rito de pasaje de la infancia a la madurez. Vino a verme princi¬ palmente para que le ayudara a resolver sus inseguridades en su matrimonio. Pero a mi modo de ver lo que necesitaba era un cambio fundamental en su persona. Sus problemas conyugales no eran sino la punta del iceberg de una debili¬ dad fundamental de espíritu. No me resultó fácil hablar con él, porque con frecuencia el masoquista está convencido de su virtud. Se considera la verdad personificada y piensa que el mundo le hace sufrir in¬ justamente. Tuvimos que derribar esa barrera protectora para que aflorara su auténtica personalidad. No me refiero a que yo tenía todas las respuestas y enseguida adiviné su for¬ ma de ser. Pero vi las contradicciones. Tuve la impresión de que aún no había experimentado una noche oscura del alma. La mantenía a raya representando una falsa actitud de rendición. Esta es otra interesante dinámica que hallamos en todo tipo de noches oscuras. Es preciso distinguir entre la resis¬ tencia a la noche oscura y la propia noche oscura. Las per¬ sonas que tratan de evitar el dolor permanecen en un esta¬ do vacío y estéril, a la defensiva, precisamente porque no permiten que se materialice la noche oscura. La auténtica noche oscura es menos dolorosa que el hecho de resistirse a ella; una noche oscura posee más vida y menos ego.
    • 193. Mal de amores 191 Recientemente tuve una conversación con una amiga que suele ser víctima de la persona de la que se enamora. Es una mujer de cuarenta y tantos años, muy inteligente y sen¬ sible, que me confió que su compañero se negaba a casarse porque, según le dijo, estaba convencido de que a ella sólo le interesaba su dinero. Mi amiga se sintió profundamente herida por ese comentario pero no quiso alterar el precario equilibrio de la relación. A fin de cuentas, su compañero era en términos generales un hombre amable y cariñoso. Mi amiga creía que acabaría dándose cuenta de la realidad y cambiaría, o bien que ella aprendería a convivir en una re¬ lación. Yo no confiaba mucho en esas soluciones. Pensé que mi amiga tenía que resolver su pasividad en otras áreas de su vida. Sus relaciones sentimentales eran ex¬ cesivamente tormentosas y complejas. No poseía la visión ni la fuerza para modificar su actitud, pero podía realizar cam¬ bios necesarios en su trabajo y con respecto a su familia. A menudo los esquemas destructivos en las relaciones senti¬ mentales reflejan la costumbre de renunciar a demasiadas cosas o identificarse con un sentimiento de impotencia. Con frecuencia es más eficaz afrontar esos problemas en otras áreas que en el terreno sensible de una relación sexual. El masoquismo es una forma encubierta de control. La vida de mi amiga había permanecido durante años en un atolladero debido a su empeño en mantener todas sus re¬ laciones serenas y ordenadas. Este sufrimiento controlado está lleno de ego y esencialmente impide el flujo natural de la vida. Cuando ese flujo por fin es liberado, aflora una pro¬ funda fuente de fuerza que destruye el masoquismo y crea la paradójica situación de fuerza a través de una rendición. Cuando por fin dejamos que la vida fluya a través de nos¬ otros, descubrimos una calma y un coraje que no habíamos experimentado jamás.
    • 194. 192 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA El único método eficaz de resolver el masoquismo es de¬ jar que corroa progresivamente nuestra voluntad. Si uno está enamorado de alguien que sabe que nunca le correspon¬ derá, debe reconocer su pasión a sí mismo y a algunos ami¬ gos, y quizá también, con prudencia, a la persona en cues¬ tión. Debe dejar que sus emociones le humillen hasta que éstas le liberen. Por último debe rendirse ante la realidad: el amor al que aspira es inalcanzable. Es así de sencillo. Esa rendición, por dolorosa que sea, permitirá que la vida siga fluyendo. Quizá no lo haga como usted había pre¬ visto, pero en cualquier caso lo hará de forma más inocua y satisfactoria que cualquier solución que usted pudo haber forzado. Estas son las lecciones de una noche oscura. ATRAPADOS Al hombre que espera que su triángulo amoroso estalle y dé paso a una relación sexual y una vida satisfactorias, yo le aconsejaría: «Viva más generosamente en todos los ámbi¬ tos. La obstinada resistencia de su amada a rendirse al amor que siente usted por ella refleja su propia resistencia a la vida». Quizá la solución definitiva a un triángulo amoroso no sea un nuevo matrimonio, sino una nueva forma de par¬ ticipar en la vida. El amor no pretende aplacar las turbulen¬ cias que usted experimente. Desea prosperar a través de las parejas, las familias, las comunidades. En última instancia desea que usted conecte con la fuente de la vida. El hecho de que se encuentre estancado en un callejón sin salida quizás indique los límites de su imaginación. Tenga presente que el amor no se refiere a usted, sino al mundo. Como psicoterapeuta, procuro no ofrecer falsas vías de escape de los atolladeros y las trampas sentimentales. Mi
    • 195. Mal de amores 193 deber es cuidar del alma, no dirigir la vida de una persona. Es tentador convertirse en héroe y salvador, pero poner un mínimo de orden en una vida no es lo mismo que propor¬ cionar al alma lo que necesita. Quizá necesite un caos más intenso, un callejón sin salida más profundo y una mayor oscuridad. A la mujer atrapada en su amor por un hombre egoísta que permanece alejado de ella, emocional y físicamente, le aconsejaría: «Ame su vida sin reservas. La indiferencia de ese hombre refleja su propia incapacidad de amarse a sí mis¬ ma y su vida. Tiene que descender a los infiernos para averi¬ guar lo que ocurre. Confiar en que otra persona la ame no es vivir. Cuando deje que su vida fluya libremente, tendrá más probabilidades de atraer al hombre que le conviene». Al hombre que no consigue medrar en su vida profesio¬ nal y está obsesionado con la supuesta infidelidad de su es¬ posa, le aconsejaría: «Madure. Descubra la satisfacción de esforzarse en realizar bien su trabajo. Tenga presente que si no trata de forzar m manipular a las personas para que le amen, le ofrecerán un cariño sincero y leal. Cuanto más se afane en controlarlo todo, menos probabilidades tendrá de conseguir lo que ansia. Nadie puede proporcionarle una sensación de seguridad. Tiene que alcanzarla usted mismo, ante todo viviendo su vida con entusiasmo y aprendiendo a amarse a sí mismo. ¿Cómo conseguir sentirse seguro y ama¬ do? Probablemente a través de una noche oscura del alma». EL LODAZAL DEL AMOR En el verano de 1974, la poetisa Anne Sexton escribió a la autora Erica Jong sobre sus sentimientos a propósito de su divorcio: «Con frecuencia lamento haber abandonado a mi
    • 196. 194 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA marido, si por lo menos lo hubiera abandonado por otra persona, y aunque eso me habría remordido la conciencia, lo soportaría mejor que esta locura... Mis ondas cerebrales me dicen que eso es repugnante y despreciable, pero no pue¬ do remediarlo. Llevo una semana hundida en un lodazal de desesperación».34 A menudo las personas piensan que en cuanto logren resolver el problema inmediato de una relación —en el caso de Sexton, su divorcio— podrán seguir adelante y olvidar el pasado. Pero el alma conserva eternamente estas intimida¬ des. A primera vista, el divorcio representa un fin, pero en el fondo no es sino un comienzo. Los recuerdos persisten, y en ocasiones los remordimientos reaparecen una y otra vez a lo largo de muchos años. Uno puede arrepentirse de no haber tomado otra decisión, y ese arrepentimiento le tras¬ torna. Debe considerar la relación más allá de una estructu¬ ra vital y comprender que el amor, junto con sus dolorosos desenlaces, le conduce a un nivel más profundo. El amor romántico tiene un propósito, un propósito de gran envergadura. Su misión consiste en liberarle de la bur¬ buja de los asuntos prácticos y cotidianos, revelarle el he¬ cho de que posee un alma y que la vida es infinitamente más misteriosa de lo que imagina. Cuando consiga pasar del pragmatismo y literalismo a una vida cimentada en el alma, en la que la imaginación y las emociones son infinitamente más importantes que la mera acción y el análisis, su noche oscura habrá alcanzado su propósito. Es posible que des¬ aparezca. Es posible que vuelva usted a ver la luz y se sien¬ ta más animado. Pero no será la misma persona. Una parte de usted, al igual que Perséfone, la joven e ingenua reina del infierno, vivirá en este ámbito sombrío por más que usted actúa y reacciona a la luz del sol. Ya nunca volverá a ser tan inocente en los asuntos del amor.
    • 197. Mal de amores 195 En algunos casos el amor exige una paciencia casi impo¬ sible. Quizá tenga usted que esperar a que las circunstancias cambien para que su amado o amada se dé cuenta de que le ama. A menudo las personas se conocen y empiezan a conec¬ tar en circunstancias que excluyen cualquier relación seria y duradera. Con frecuencia es imposible saber si la pasión in¬ vita a una vida compartida con la otra persona o si es una meta inalcanzable. En cualquier caso, el alma está implicada en ello, y uno no tiene más remedio que hacer caso de sus emociones y fantasías. Puede confiar en ellas, no que le or¬ ganicen la vida tal como usted desea, sino que organicen los elementos de su alma a fin de ofrecerle una vida más plena y satisfactoria en el futuro. EL TRIÁNGULO AMOROSO Hemos comentado de pasada el triángulo amoroso; ahora nos centraremos en este problema, uno de los que aquejan más frecuentemente a las personas que se someten a un tratamiento de psicoterapia. He oído a muchos hombres y mujeres, aparentemente entregados a su matrimonio y su familia, confesar haberse enamorado de otra persona que amenaza su paz conyugal. Aunque en su mayoría no bus¬ caban una nueva pasión en su vida, gozaban de ella. Casi sin darse cuenta, habían penetrado en el ojo del huracán, un triángulo que en muchos casos no ofrecía una salida satisfactoria. Uno puede estar casado, tener hijos, sentirse relativa¬ mente satisfecho y feliz, cuando de improviso aparece un nuevo amor que sacude los cimientos de su existencia. Uno dedica horas y días a tratar de poner en orden sus emocio¬ nes, a buscar una solución. Con un poco de perspicacia y
    • 198. 196 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ayuda, quizá descubra que no se trata de un problema sino de un misterio. Quizá comprenda que debe penetrar más en él para salirse del mismo. Si uno busca una salida rápida y sencilla, no tardará en caer de nuevo en el problema. Los triángulos sentimentales no aparecen sin más m más. Tie¬ nen un propósito. El triángulo amoroso es una de las formas más comu¬ nes del amor imposible. En ocasiones uno atraviesa varias fases de lucha consigo mismo. Al principio uno se engaña pensando que puede desembarazase de ese amor inoportu¬ no, o quizás imbricarlo en el suave tejido de su vida. Pero no tarda en descubrir que ninguna de esas opciones funcio¬ na. Entonces uno echa mano de sus principios morales y se siente avergonzado de sí mismo, de tal modo, que no le que¬ da más remedio que buscar una solución. Piensa que debe ser leal a su cónyuge y proteger a sus hijos. Que debe obrar conforme a sus principios y apoyarse en los valores que aprendió en su infancia. La segunda fase le conduce al sorprendente descubri¬ miento de que la senda moral no siempre da resultado. La pasión persiste, y por más que uno se esfuerce en sentirse lo suficientemente avergonzado para hallar una solución, su amor aumenta y se adentra más en las tinieblas del deseo. Según lo describían los griegos sin sentimentalismos, la dio¬ sa del amor es Afrodita, un espíritu que añade una infinita gracia y placer a la vida, que aporta satisfacción sexual al matrimonio y a las relaciones duraderas, pero que prescin¬ de de las estructuras establecidas y provoca celos y separa¬ ciones. Una versión moderna del antiguo himno orfeico a Afrodita la describe como una diosa del mar y dice: Eres una maravillosa necesidad, incluso pese a la ferocidad del tiburón?5
    • 199. Mal de amores 197 En su célebre cuadro El nacimiento de Venus, Botticelli nos muestra el lado fascinante de la diosa del amor emergien¬ do de las olas, pero no hay rastro del tiburón. Al principio uno quizá contemple ingenuamente su amor a través de los ojos de Botticelli. Pero más tarde olerá la presencia de la bestia. ¿Cuál es el propósito de un amor ilícito e inoportuno? ¿Por qué nos enamoramos de alguien justo cuando la vida comienza a tener sentido y nos ofrece diversas satisfaccio¬ nes? En algunos casos una nueva pasión indica problemas con el cónyuge. O quizá forme parta del largo y complica¬ do proceso que uno experimenta hasta sentir que ocupa el lugar adecuado junto a la pareja idónea. Por otra parte, a veces uno se percata de que la nueva persona no sería una pareja tan satisfactoria como su cónyuge o amante, pero la pasión sigue intensificándose. Los grandes poetas antiguos insisten en que el amor es esencialmente misterioso, no sólo difícil de desentrañar, sino que encierra implicaciones inabarcables. ¿Por qué, nos pre¬ guntamos, ha aparecido esa persona en mi vida cuando me siento satisfecho de mi matrimonio, cuando ha nacido mi primer hijo o cuando creo haber logrado controlar mi vida? Por más que uno se pregunte «por qué», no sirve de nada y sólo demuestra que existe otra voluntad u otros designios implicados en el asunto. La pregunta «por qué» no nos acla¬ ra el misterio. En su extraordinario libro sobre el alma y el amor El mito del análisis. James Hillman escribe que el amor imposi¬ ble atormenta el alma obligándola a alcanzar un nivel supe¬ rior de percepción. «Antes de que la conexión sea posible, la psique atraviesa la noche oscura del alma, una mortificación en la que siente el paradójico dolor de un inmenso potencial dentro de sí y una sensación de culpabilidad, aislamiento y se¬ paración.»36 Yo he contemplado esta explosiva confrontación
    • 200. 198 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de deseo y culpabilidad en numerosas personas que sufrían la confusión de un amor imposible. Oscilan entre un extremo y otro, pasan de una vacilante decisión a otra, de una lealtad a otra. La misma inestabilidad de sus pensamientos y senti¬ mientos indica la presencia de la noche oscura y la incapaci¬ dad de asumir la actitud necesaria para solventar el problema. El triángulo amoroso nos obliga a alejarnos de la fu¬ sión, según dice Hillman, para recobrar nuestra individua¬ lidad, nos guste o no. Como dice el psiquiatra Robert Stein, el amor siempre conlleva el deseo de aparejarse y desapare¬ jarse. El deseo de fusión genera paradójicamente el deseo, a corto o largo plazo, de desconectarse, y ese deseo de sepa¬ ración resulta desconcertante, tanto más cuando la fusión ha propiciado un hogar y una familia. Por lo demás, todo el mundo se refiere a la capacidad del amor de crear relacio¬ nes, pero nadie menciona su capacidad de destruirlas. DESEOS CONTRAPUESTOS La tesis de Robert Stein sobre la paradoja del aparejarse/ desaparejarse es crucial. En ocasiones, cuando experimen¬ tamos un intenso deseo de unión, tenemos la sensación de que en el fondo deseamos lo contrario. Cuanto más anhela¬ mos una conexión, más dispuestos estamos a que se pro¬ duzca una desconexión. No basta con apreciar la paradoja. Es preciso tener en cuenta ambos extremos. Si uno se casa o convive con una pareja, debe tener también presente el de¬ seo de separación. No es necesario que reprima su amor ni su entrega a la otra persona, pero debe comprender que ne¬ cesita también su soledad e individualidad. Uno debe obrar con sutileza, amar a su pareja y a sí mismo, de lo contrario puede caer en una noche oscura.
    • 201. Mal de amores 199 La misma complejidad de algunos amores nos aproxi¬ ma al misterio, permitiendo al alma iniciarse en nuestras in¬ tensas emociones y nuestra confusión. Alcanzamos un nue¬ vo nivel de amor en el que podemos resolver la paradoja de ser una persona y una pareja. Según la versión de Hillman, el sufrimiento del amor es el dolor de un embarazo psicoló¬ gico. La imposibilidad del amor nos obliga a convertirnos en otra persona. Nos obliga a pensar y analizar en qué con¬ siste el amor. Comprendemos que debemos tomar decisio¬ nes difíciles pero, lo que es más importante, nos educamos a nosotros mismos a través de nuestras reflexiones. No podemos amar profundamente hasta no habernos convertido en una persona profunda, y el tormento de un amor difícil constituye la prueba que nos convierte en una persona capaz de experimentar un amor intenso. El amor que sentimos por otra persona, especialmente si es difícil o imposible, nos prepara para experimentar un tipo de amor muy distinto. El teólogo David L. Miller dice que la presencia de un tercer amor mantiene el alma alerta. «El Eros formado por un triángulo significa la constante negativa a sustancializar al tercer elemento, manteniéndolo en la esfera de la conversa¬ ción, de la fantasía, de la historia. No es un objeto ni una per¬ sona, sino la interacción entre dos personas.»3 Por más que uno esté convencido de que el problema en el triángulo es la otra persona, el profesor Miller sostiene que el problema es la situación, el triángulo en sí mismo. Es preciso reflexionar hacia dónde nos conduce la dinámica de este triángulo. Muchos de los triángulos amorosos que he visto en mi consulta estaban protagonizados por personas con hijos. Con frecuencia formulan la siguiente pregunta: ¿Perjudica¬ rá a los hijos el que sus padres se separen o divorcien? No podemos ofrecer una respuesta universal a esta pregunta,
    • 202. 200 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA pero podemos decir sin temor a equivocarnos que si uno de los padres reprime sus sentimientos por el bien de los hijos, lo más probable es que los hijos sufran. Necesitan a un pa¬ dre que abrace la vida con valor y delicadeza, y la vida no suele ser al mismo tiempo fuerte y ordenada. El caos es una forma de que la vida se renueve, y si un padre o una madre evita el caos, sus hijos no dispondrán de los cuidados vita¬ les y el modelo que necesitan. Recuerdo a una mujer que no se hallaba en un trián¬ gulo, sino en un pentáculo formado por su nuevo amante, su marido, sus hijos, sus padres y ella misma. Todos esta¬ ban implicados en su vida sentimental, y cada uno de ellos añadía una mayor tensión al caos. Al cabo de unos años de sufrimientos, la mujer resolvió esa geometría emocio¬ nal al comprobar que no había concedido suficiente amor a sus aficiones y capacidades. Cuando su carrera comenzó a prosperar, los otros amores pasaron a ocupar sus pinto¬ rescos y poco ortodoxos lugares. Fue una decisión que ja¬ más pudo haber imaginado al principio de su desespera¬ ción. EL AMANTE DESCONOCIDO En un triángulo, la tercera «persona» representa el alma. Al ser inalcanzable, la figura del alma mantiene a uno en un per¬ petuo estado de asombro. Es el momento en que uno debe acudir a un psicoterapeuta que le ayude a prestar atención a su vida profunda. Es el momento en que el alma se muestra y se convierte en un factor ineludible. El amor imposible se su¬ blima en el argumento, el autoanálisis y la capacidad de ma¬ ravillarse. A través de la dificultad que presenta, uno se con¬ vierte en una persona dotada de mayor comprensión.
    • 203. Mal de amores 201 La artista Joan Hanley califica la tercera figura del triángulo como «el amante desconocido», el secreto y mis¬ terioso amante del alma que reside en todo amante de car¬ ne y hueso. El sufrimiento del amor se debe en parte a que ninguna persona, por más que nos guste y satisfaga, es ca¬ paz de colmar el deseo de amor. Siempre existe un residuo, porque el amor nos transporta más allá de la esfera huma¬ na. Hace que conectemos con el objeto último del deseo. Nos invita a trascendernos, a potenciar nuestro ser. Cuando entendemos que el amor es algo más que una emoción humana, que es una pasión cuya misión consiste en hacer que la vida siga fluyendo, no suponemos que vaya a desconectarse cuando haya alcanzado el objetivo humano de crear un matrimonio y una familia. Tiene propósitos más importantes, porque el amor es el combustible de la vida. No conviene apoltronarse, pues uno deja de vivir. Es preci¬ so preguntarse continuamente ¿qué espero recibir de esta tercera y nueva persona, y puedo obtenerlo por otros me¬ dios? Es una pregunta inicial ingrata, pero indica el camino a seguir. David L. Miller dice que el tercero cobra forma como fantasía e historia. Debemos aprender a vivir más simbóli¬ ca y poéticamente para dejar que «el amante desconocido» cumpla con su labor. El tercer amante no es real, en el sen¬ tido de que no encaja perfectamente en nuestra vida. Su misma distancia hace que el amor sea imposible y, al mis¬ mo tiempo, creativo. Al obligarnos a reestructurar nuestra vida, es posible que se nos ocurran nuevas ideas sobre la forma de replanteárnosla. Si ese amor tuviera sentido en el contexto de nuestra vida, el nuevo amante no sería un ter¬ cero. Debemos reflexionar y hablar del tema, y aunque no alcancemos una solución, habremos ganado mucho duran¬ te ese proceso.
    • 204. 202 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA DENTRO, FUERA, ENTREMEDIO Las personas atrapadas en triángulos hablan sobre sus rela¬ ciones «marginales» como si no formaran parte integrante de su vida. Con frecuencia la relación ilícita se asemeja a una incursión en el país de la fantasía, no porque no sea se¬ ria o real, sino porque reside fuera de los límites de la vida normal. Esa violación de la norma puede formar parte de la atracción, y muchas personas se refieren a ella como si la aventura fuera tan importante como la otra persona. Georges Bataille, el filósofo francés, dice que el amor real siem¬ pre conlleva una transgresión. En un contexto más generalizado, hemos descrito la no¬ che oscura del alma como un lugar liminal, entre lo normal y lo extraordinario. Un triángulo amoroso posee su propia liminalidad. Las parejas se encuentran en lugares de paso: restaurantes, hoteles, coches, en el campo. No quieren que les vean sus amigos y parientes, y no tardan en comprender que su mutua pasión no forma parte de la vida normal. Esta cualidad liminal puede ser problemática, pero también es creativa. A veces las personas casadas, en un esfuerzo por re¬ novar su vida conyugal, tratan de recuperar la liminalidad de los amantes ilícitos. Con esa intuición de que la transgre¬ sión confiere al amor una tensión especial, algunas parejas prefieren fugarse que precipitarse en un matrimonio monó¬ tono y aburrido mediante una boda convencional. No obstante, muchas personas siguen haciéndose esta pre¬ gunta: ¿Qué hago si me encuentro atrapado en un triángulo amoroso? ¿Existe una solución a este problema, un remedio para el sufrimiento que provoca? Algunas personas son espe¬ cialmente sensibles al sufrimiento que causan a su pareja o sus hijos. En ocasiones los hijos rechazan a su madre o su padre, según a cuál de ellos consideren el destructor de la familia.
    • 205. Mal de amores 203 La pareja puede sentirse atormentada entre el deseo de conservar la respetabilidad y lanzarse a la aventura. Ambas perspectivas son apetecibles y ambas requieren igual aten¬ ción. La imposibilidad del amor sitúa a uno en un profun¬ do atolladero. Quizás incluso sospeche que cuando la aven¬ tura —la transgresión y la liminalidad— haya concluido, no le quede sino resolver los habituales problemas de una relación respetable. Es posible que uno goce con esa limina¬ lidad, por más que se queje de ella. EL ALMA TRIANGULADA Conozco a una mujer que gozaba de un matrimonio relati¬ vamente satisfactorio pero aburrido y se sentía poderosa¬ mente atraída por un hombre que tenía serios problemas de alcoholismo. Al parecer el deseo de la mujer de mantener una aventura con ese hombre no tenía nada que ver con el deseo de librarse de su marido, sino que representaba la oportunidad de alejarse de una vida excesivamente conven¬ cional. Necesitaba vivir experiencias nuevas y emocionan¬ tes. Se resistió durante largo tiempo a embarcarse en esa relación, porque, según me dijo, no deseaba trastornar su vida familiar y convencional. Yo no la animé a mantener una aventura, pero exploramos su costumbre de reprimir su pasión debido a la educación que había recibido. Pensé que si lograba resolver ese tema, se evitaría la confusión que le provocaría tener una aventura ilícita. Lo cierto es que tuvo una relación con ese hombre y luego regresó, profundamen¬ te cambiada, a su situación familiar. A sus amigos les chocó que no expresara el menor pesar ni remordimientos. Muchas personas deciden separarse o casarse de nuevo, pero yo no interpreto esos hechos de forma literal. Trato de
    • 206. 204 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tener presente el estado del alma. Una solución práctica no significa necesariamente que la crisis haya concluido. Aun¬ que las tensiones se suavicen, es posible que el alma no se sienta satisfecha. Hay que profundizar mucho, teniendo en cuenta que un triángulo es una invitación espiritual para una reevaluación radical de toda la vida. No es un problema que pueda resolverse o subsanarse, sino un misterio al que la ma¬ yoría de las personas se enfrenta al menos una vez en su vida. La vida está llena de triángulos, no sólo en las relaciones sentimentales sino en el trabajo, la familia y la política. Cada vez que uno trata de armonizar dos facciones, aparece una tercera. Durante años he tratado de mantener mi trabajo y mi familia conectados. Trabajo en casa, y a veces imparto clases junto con mi esposa. Mi hija se ha criado entre semi¬ narios para adultos y firmas de libros. Pero no tuve en cuen¬ ta un poderoso tercer factor: el mundo me pide que viaje con frecuencia. En muchos aspectos, los atractivos del gran mundo se asemejan a los seductores encantos de una tercera persona. Hasta la fecha, vivimos con las tensiones de este triángulo, tratando de sobrellevar la situación de la mejor forma posible, tratando de hallar nuevas soluciones. Una vez superado el triángulo, es preciso seguir adelan¬ te y afrontar otros retos. Iniciación no es educación y una noche oscura del alma no es una experiencia de la que po¬ damos extraer enseñanzas. Es posible que después de atra¬ vesar una noche del alma uno sea más sabio. Que siga ca¬ yendo en situaciones complicadas y dolorosas. Es posible que uno no salga de ella convertido en una persona más perceptiva y experimentada, capaz de resolver las compleji¬ dades de la vida con habilidad. Pero estará más familiariza¬ do con el amor y quizá más abierto a su creatividad. Quizá sea capaz de atreverse a profundizar en los misterios del amor. Quizá no sean lecciones que usted deseaba aprender,
    • 207. Mal de amores 205 pero posiblemente sean más valiosas de lo que podía imagi¬ nar, porque afrontar el amor indefenso significa vivir más plenamente. La lección que nos enseñan innumerables his¬ torias y pinturas es que el tormento del amor hace que el alma madure. RELACIONES OSCURAS Las noches oscuras del amor que padece el alma no desem¬ bocan en un idílico romance. Muchas personas soportan años y a veces toda la vida matrimonios y otras relaciones íntimas que las atormentan y destruyen todo atisbo de so¬ siego. En el peor de los casos, tanto hombres como mujeres padecen situaciones vejatorias de las que no les resulta fácil salir. La noche oscura del alma halla su imagen espejeada en noches literales de temor y angustia. Uno se pregunta cómo ha podido caer en una situación tan catastrófica y por qué es incapaz de resolverla. Algunas personas parecen sentirse atraídas por las situaciones veja¬ torias, en las cuales caen constantemente. Podemos imagi¬ nar los malos tratos literales como un sustituto de la morti¬ ficación alquímica, la laceración y el sufrimiento del alma. Pero el tránsito del amor al odio a menudo forma parte del amor y mantiene el misterio y la dinámica del matrimonio. La higiénica fantasía del matrimonio puede ser positiva y benéfica, pero encierra la relación en una expectativa estᬠtica de éxito y felicidad carente de vida. Con frecuencia las personas hablan y escriben sobre el amor como si se tratara de una situación superficial llena de problemas vitales y emociones interpersonales, pero es algo infinitamente más profundo. Es un misterio en el que parti¬ cipan recuerdos, fantasías y sentimientos profundos. Cuan-
    • 208. 206 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA do dos personas se casan, sus almas, como decía John Donne, se mezclan, pero no siempre con buenos resultados. Ca¬ sarse significa penetrar en el laberinto de la red de experien¬ cias pasadas y presentes de otra persona y dejar que ésta penetre en la tuya. No es de extrañar que al cabo del tiem¬ po uno caiga en una noche oscura, toda vez que el terreno del alma se asemeja a una selva. Por lo demás, es una situa¬ ción primigenia, que se remonta a la infancia y a los tiem¬ pos remotos de la cultura humana. En las relaciones íntimas entra en juego la saga familiar, al igual que los dramas arquetípicos y míticos que constitu¬ yen los cimientos de toda vida humana. El amado o la ama¬ da es un cuerpo de personas, algunas pertenecientes al re¬ cuerdo y otras al mito, y no siempre es fácil conocer a la figura con la que uno pelea o la figura de la que uno está enamorado. Lo cual no significa que el amor no sea real. La persona amada es tan auténtica como la emoción, pero es compleja y abarca toda la historia personal, carácter y des¬ tino, buena parte de lo cual es irrevocablemente misterioso. En ocasiones los amantes aseguran que cada uno aporta la mitad de la vida para componer un todo. Sería más preci¬ so decir que dos partes de una historia se atraen mutuamen¬ te. Una persona agresiva puede atraer a otra que habitual¬ mente desempeña el papel de víctima, de forma que ambas desarrollan sus esquemas incompletos de poder. Una perso¬ na cariñosa y maternal, ya sea un hombre o una mujer, en¬ cuentra a un ser desvalido y vulnerable para cuidar de él. Existen numerosos y variados esquemas, los cuales por lo general son sutiles y en gran parte inconscientes. De vez en cuando una relación parece un mito completo y total. Cuando los mitos son sencillos y se viven sin demasiado re¬ flexión, pueden llegar a ser complicados e incluso peligro¬ sos. El propósito de una relación es hacer que aflore la com-
    • 209. Mal de amores 207 plejidad de cada persona y crear una historia nueva, en la que los motivos comunes se entretejen sutilmente como los colores en un tejido. EL MUNDO SUBTERRÁNEO DEL AMOR El amor posee su propio mundo subterráneo. Si uno se aso¬ ma a ese interior profundo en las situaciones más banales, quizá consiga abrirse paso a través del laberinto del amor. Si no aprecia el alma profunda, es posible que siga girando en medio de la confusión preguntándose por qué comete re¬ petidamente los mismos «errores». Tiene que iniciarse en los misterios del amor en lugar de en sus técnicas. Debe de¬ jarse arrastrar por él y afrontarlo con inteligencia, dejarse conducir hacia su destino espiritual, en lugar de perderse en la esfera espejeada del amor romántico. El amor es una noche oscura. Buena parte de las noches oscuras se deben al amor. Cuando consiga renunciar al in¬ tenso resplandor de la conciencia y la comprensión, quizá descubra que puede vivir en este mundo de forma más os¬ cura, dejándose llevar por el amor y el deseo en lugar de lo racional y el control. No es preciso que renuncie a su inte¬ lecto, pero debe conceder al amor su dominio natural. Una noche oscura de amor le obliga a replantearse el lu¬ gar que ocupa el amor en su vida. Quizá descubra que los amores más corrientes y ordinarios entre sus amigos, sus pa¬ rientes y con su pareja propician un amor más misterioso que es esencialmente religioso. Su amor se expande para abarcar el mundo y prolongarse más allá del mismo. Los sufís, apasionados místicos de la tradición islámica, dicen que nuestros amores humanos forman una escalera que conduce a lo divino.
    • 211. 7 Noches de boda El matrimonio es, asimismo, una especie de locura. Con fre¬ cuencia las personas se embarcan en él pensando que tienen un futuro glorioso y apacible ante sí, pero más tarde se sien¬ ten traicionadas por su deseo y atrapadas en una pesadilla. Incluso las parejas felices sufren momentos de estrés y pien¬ san en la posibilidad de poner fin a su matrimonio. Muchas personas optan por divorciarse, pero repiten los mismos pa¬ trones en una nueva relación. El mayor error que comete la gente es pensar que el matrimonio es una situación racional en lugar de un disparatado intento de dar forma y estabili¬ dad a la vida. Quizá considere el matrimonio una elección basada en un sentimiento de amor hacia su cónyuge y el deseo de estar juntos. Pero esta imagen del matrimonio no tiene en cuenta la locura que conlleva. El día menos pensado se lleva un chasco al comprobar lo complicada que es la convivencia. Probable¬ mente no sabía lo profundos que eran sus sentimientos y el cambio radical que supone el matrimonio. Asimismo, proba¬ blemente tampoco ha tenido en cuenta que sus relaciones an¬ teriores, inclusive las que se remontan a su infancia, juegan un papel preponderante en su matrimonio actual, complicán¬ dolo con un invisible cúmulo de recuerdos y hábitos.
    • 212. 210 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA El matrimonio es un rito de pasaje mal entendido como una elección vital basada en el raciocinio. No representa un cambio superficial en la vida de una persona, sino un cam¬ bio en su ser, su identidad y su talante. El matrimonio cau¬ sa un enorme impacto en el organismo de ambos cónyuges; ése es su encanto y su dolor. Puede hacer que uno madure como pocas experiencias en la vida, pero el proceso no es fácil ni totalmente grato. Como consejero matrimonial, he comprobado, en pri¬ mer lugar, que muchas personas no eligen bien a sus pare¬ jas. Cabe decir que la mayoría de los matrimonios son sin¬ gulares, puesto que están formados por dos personas muy distintas. Por otra parte, las personas se casan por motivos de lo más curiosos. Se sienten atraídas por una cualidad en su pareja y no piensan en lo que significa vivir juntos toda una vida. Imaginan que es un noviazgo eterno y confunden la fusión de sus fantasías con la unión creativa de sus vidas. La boda forma parte, y en muchos casos representa el fin, de una etapa romántica en la que el factor principal es un inconsciente obnubilado y soñador. UNA ALTERNATIVA AL COMPROMISO No me gusta pronunciarme en contra del amor romántico, porque es una de esas quimeras que hace que uno deje de pensar de forma apropiada y sitúa el alma en primer térmi¬ no. El problema es la decisión que uno toma a partir de él. El matrimonio parece ser una intensificación del amor ro¬ mántico. O puede ofrecer la seguridad del compromiso y el beneplácito social. Uno puede casarse por celos o por un deseo de poseer y limitar. Cuando uno decide dar ese paso conviene hacerse una pregunta fundamental relativa a una
    • 213. Noches de boda 211 motivación profunda: ¿es esto una afirmación de la vida, o un intento de coartarla? A menudo me planteo la validez del término «compro¬ miso». Sé que algunos lo consideran sagrado y otros salu¬ dable, pero a mí me parece poco más que un eufemismo sentimental. En muchos casos encierra un tono moralista, como cuando alguien dice: «¡Eres incapaz de mantener un compromiso!» Por tanto los hombres y las mujeres se sien¬ ten obligados a comprometerse y culpables si no logran cumplir su compromiso. Lo cierto es que no estoy seguro de que uno pueda comprometerse y amar al mismo tiempo a una persona. Una alternativa es que uno ofrezca su amor y entrega li¬ bremente, renovando su unión cada día. Uno puede amar de cien formas distintas sin sentirse «comprometido». Muchas personas padecen un intenso y angustioso tormento porque se sienten incapaces de comprometerse con otra, o porque la persona que aman «se niega a asumir el compromiso». Qui¬ zá la lección que podemos extraer de ese dolor consista en renunciar al concepto de compromiso. No es lo suficiente¬ mente satisfactorio, libre y genuino para que le concedamos tanta importancia. Sin una obligación moralista, uno puede amar de forma más profunda. El amor es como la vida misma: no podemos limitarla y controlarla sin que pierda vitalidad. Debemos confiar en ella y gozar a cada instante del don que nos ofre¬ ce. Ello no significa que el amor no pueda durar, ¿pero de qué sirve un amor duradero pero amargo y forzado? Sospe¬ cho que las muchas noches oscuras asociadas al matrimo¬ nio ofrecen la posibilidad de que madure nuestro concepto del amor. A través de nuestras noches oscuras, nuestro ma¬ trimonio puede hacerse más sutil, más asentado y autén¬ ticamente seguro. Una seguridad impuesta y controlada es
    • 214. 212 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA absurda y se pierde fácilmente. La auténtica seguridad es fruto de un amor generoso, no de resoluciones y promesas. El alma de un matrimonio requiere ritos, celebraciones, banquetes, música, indumentaria y reuniones familiares es¬ peciales que contribuyen a que las personas creen una vida juntas. Las promesas y los votos pueden cimentarse en el alma, pero también pueden residir en el temor y principios vacuos. El enorme gasto de una boda es un pago hecho a los espíritus que participan en los grandes misterios del amor romántico, el matrimonio y la creación de un hogar. No es necesario celebrar una costosa boda para que dos personas vivan juntas, pero es necesario comprender la profundidad a la que el matrimonio conduce a los enamorados y sus fa¬ milias. El matrimonio es una alteración creativa, angustio¬ sa, duradera, gozosa y a veces doiorosa del alma. Uno nece¬ sita toda la ayuda que pueda obtener, inclusive un potente rito, a fin de salir airoso. EL MUNDO SUBTERRÁNEO DEL MATRIMONIO Por supuesto, nadie conoce a fondo a la persona con la que se casa. Todos los enamorados constituyen parejas misterio¬ sas. La persona con la que usted está casado actualmente puede ser muy distinta de la persona con la que se casó hace años. ¿Es la misma persona que cuando eran novios? ¿Esta¬ ba usted ciego o ciega cuando tomó la decisión de casarse? Cupido hace que las personas se enamoren, pero él mismo tiene los ojos vendados. La cuestión no estriba en si usted es¬ taba ciego o ciega cuando se casó, sino en que todo indica que el amor es ciego. Quizá sería preferible que uno no tra¬ tara de elegir a su pareja de forma racional. Por otra parte,
    • 215. Noches de boda 213 la inteligencia entra necesariamente en juego a la hora de di¬ señar su propia vida. Tiene que valorar si esa persona, que le produce una intensa emoción, está también destinada a ser su pareja durante toda la vida. Cuando dos personas se casan, sus familias también se casan. El matrimonio obliga a las familias, al igual que a los contrayentes, a someterse a un rito de pasaje con respecto a una nueva vida. Los padres pierden al hijo o la hija que han criado durante años, mientras que los hermanos, hermanas y otros parientes sienten el cambio que experimenta el cuer¬ po orgánico que representa la familia. El matrimonio cons¬ tituye un rito de pasaje para todas las personas implicadas. Su oscuridad proviene en parte del limitado conocimiento que conlleva. Jung dice que muchos de los conflictos del matrimonio tienen una naturaleza espiritual y se camuflan bajo proble¬ mas amorosos.38 De otra forma, ¿cómo se explica que las religiones del mundo concedan tanta importancia al matri¬ monio y utilicen símbolos tan potentes y valiosos como ani¬ llos, copas, arroz, baldaquines, diamantes y oro? No se tra¬ ta sólo de decir: «Amaré y viviré con esta persona el resto de mi vida». Es una dedicación a una forma de existencia basada en compartir en vez del egoísmo, quizás en tener hi¬ jos, lo cual es una vocación y no sólo una consecuencia de estar casado. Quizá no deberíamos dar tantas vueltas a es¬ tos temas cuando nos casamos, para evitar que nos angus¬ tien, pero a la larga tendremos que afrontar los retos espiri¬ tuales a la par que los problemas derivados de la relación personal. El matrimonio significa distintas cosas para distintas personas, incluso para las dos que componen un matrimo¬ nio. Algunos imaginan que el matrimonio es el significado mismo de la vida, mientras otras lo consideran una forma
    • 216. 214 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de sentirse seguro con alguien a quien aman y necesitan. En muchos aspectos uno repite en su matrimonio la vida que conoció de niño, aunque se esfuerce en diferenciarse lo mᬠximo posible de sus padres. Lo más probable es que ai mis¬ mo tiempo se parezca y sea distinto. El matrimonio de las familias es concreto y particular, relacionado con la casa en la que uno vive, la comida que come, sus costumbres y su grado de pulcritud. No es sencillo casar a dos familias, es¬ pecialmente cuando la pareja cree partir de cero. Jung observa que uno de los cónyuges puede sentirse completamente integrado en el matrimonio, mientras que el otro se centra en la vida fuera del matrimonio. Este factor puede causar dolor a la persona que se siente demasiado liga¬ da, o codependiente, como decimos hoy en día. En ocasiones los papeles cambian sin cesar. A veces uno siente la tensión del matrimonio y otras su pareja experimenta una sensación análoga. Al principio, uno quizás ansíe gozar de una estrecha intimidad con su pareja y al cabo de un tiempo sentirse ago¬ biado por esa intimidad. El matrimonio se compone de nu¬ merosos sentimientos contrapuestos, cambios de actitud des¬ concertantes y los constantes retos de personalidades que evolucionan y la propia dinámica de la vida. El afable Charles Dickens es un ejemplo de una perso¬ na extraordinariamente creativa para quien el matrimonio supuso una dolorosa limitación. «La insatisfacción domés¬ tica es tan acusada en mí que no puedo escribir, y cuando estoy despierto no logro descansar un minuto... Debo hacer algo al respecto o me consumiré de tristeza.»39 Su esposa Catherine tuvo diez hijos con él, pero Dickens no la amaba y durante años tuvo la sensación de que su matrimonio era una trampa. Catherine era una mujer amable, cariñosa y competente, y Charles quería mucho a sus hijos, pero el ma¬ trimonio le agobiaba.
    • 217. Noches de boda 215 Su amigo, el filósofo Thomas Carlyle, fue aún más des¬ dichado en su matrimonio con Jane Welsh Carlyle. Jane apoyó a su marido durante su prolongada convivencia y al mismo tiempo trató de llevar una vida independiente. Era una pensadora original y una excelente escritora, pero no soportaba la obsesión de su marido con el trabajo y su in¬ nato pesimismo. Ya anciana pasó mucho tiempo confinada en la cama, víctima de jaquecas y depresión. Las cartas del matrimonio Carlyle revelan dos almas inteligentes pero atormentadas, y al mismo tiempo demuestran que sus con¬ flictos conyugales generaron ideas y conceptos que se cuen¬ tan entre los mayores logros de su época. Uno intuye la tra¬ gedia de Jane, que no se dio la oportunidad de plasmar todo su enorme talento, y de Thomas, que jamás conoció el goce de la intimidad. El biógrafo de Carlyle describe sus cuarenta años de matrimonio con Jane como una dolorosa, deprimente y ase¬ xuada combinación de inocencia y represión. Al parecer el marido era impotente y taciturno, y su esposa padecía su propia inocencia y sentido del deber. Como individuos co¬ nocieron el éxito profesional pero como matrimonio esta¬ ban condenados a la frustración. Tanto Dickens como Carlyle representan un fracaso de la imaginación. Ninguno fue capaz de imaginar el matrimo¬ nio de forma positiva, tan satisfactorio como la vida solita¬ ria del escritor. El matrimonio les llevó a la desesperación y convirtió sus matrimonios en largas y oscuras noches del alma, para ellos y para sus esposas. El ejemplo de estos hombres brillantes y fecundos de¬ muestra la importancia de lo que podemos denominar «diver¬ sidad interior», la capacidad de albergar deseos contrapues¬ tos en una tensión creativa. ¿Es imposible ser una persona solitaria y estar casado o casada, ser trabajador y mostrarse
    • 218. 216 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA relajado en compañía del cónyuge? Al parecer el problema fundamental de Carlyle era un amargo recelo religioso con respecto al sexo, y Dickens, pese a ser un hombre muy instruído sobre los problemas sociales, no sabía nada sobre las exi¬ gencias del matrimonio y la vida conyugal. Incluso hoy en día, los síndromes de Carlyle y Dickens siguen constituyendo obstáculos en el matrimonio. Las per¬ sonas siguen sin saber hacer varias cosas a la vez y no com¬ prenden la importancia de la imaginación en una relación. Son desgraciadas en sus uniones porque las consideran un acto inconsciente y superficial en lugar de un compromiso profundo del alma. Muchas personas buscan una compati¬ bilidad superficial en lugar de una conexión profunda no basada en lo racional. Algunas ilustraciones alquímicas muestran al rey y a la reina abrazados en una retorta o vasija en forma de pera. Se hallan dentro de un recipiente y en solución. Así es el matri¬ monio, un lugar sellado en el que el alma madura y una so¬ lución acuosa en la que las dos figuras principales pueden unirse, como sustancias químicas que se separan y coagu¬ lan. Es un proceso oscuro. Uno no sabe lo que ocurre y a menudo confunde la alquimia profunda con problemas su¬ perficiales de personalidad. Regresemos a san Juan de la Cruz y su elogio de la os¬ curidad. Es imposible que el matrimonio funcione si uno evita el dolor y los problemas en lugar de aprender a cen¬ trarse en los temas más importantes. Si uno desempeña un trabajo que le satisface, si sus hijos se crían sanos y felices y si hace una meritoria aportación a la sociedad, su matrimo¬ nio puede ocupar el lugar que le corresponde en el núcleo de su vida. Su propósito es proporcionarle la vasija en la que usted y su cónyuge se separan y evolucionan juntos si¬ guiendo un ritmo fundamentalmente humano.
    • 219. Noches de boda 217 Con frecuencia he tenido que crear una vasija en mi consulta profesional. El matrimonio hacía aguas por todas partes y se desmoronaba. Necesitaba un receptáculo que lo contuviera, porque en eso consiste el matrimonio: una vasi¬ ja en la que se verifica una transformación. Es una pequeña versión —una retorta en lugar del océano— de la travesía nocturna. Todo ocurre entre dos personas y en un hogar. Los problemas son análogos. ¿Es usted capaz de estar a la altura de las circunstancias y comportarse como un auténti¬ co cónyuge? ¿O prefiere buscar una vía de escape y huir a través de los orificios de su vasija? EL MISTERIO DE PERSÉFONE En la mitología, como hemos comprobado, vemos a Perséfone por primera vez como una joven embelesada con las flores y unida a su madre, Deméter. Pero pierde su inocen¬ cia cuando Eíades, dios del infierno, la rapta y convierte en su esposa en ese tenebroso lugar que permanece invisible a los ojos de los mortales. En calidad de reina de ese lugar de muerte, Perséfone se convierte en una figura muy distinta, rebosante de poder y, según algunas leyendas, poseedora de una belleza más profunda. Está casada con los desconcer¬ tantes, a veces dolorosos y siempre misteriosos recovecos de las esferas más profundas y oscuras del alma. La historia indica que existe un matrimonio eterno, arquetípico y propio del mundo subterráneo, que los tormen¬ tos y conflictos, los altibajos, los deseos y las esclavitudes forman parte del matrimonio, que son elementos de ese mundo, no aberraciones y fracasos. Los griegos honraban el turbulento pero amoroso matrimonio de Zeus y Hera, pero también reconocían este extraño matrimonio del mundo
    • 220. 218 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA subterráneo. Comprendemos la unión superficial que llama¬ mos matrimonio, pero en general evitamos la unión del mundo subterráneo hasta que nos vemos obligados a some¬ ternos a un tratamiento de psicoterapia para resolver los ce¬ los y conflictos. Convendría tener un buen conocimiento del matrimonio desde el principio. El psicoanalista suizo Adolf Guggenbühl-Craig dice que el propósito del matrimonio es la individuación, un término jungiano que significa la transmutación de la materia prima de la humanidad común de uno en una persona creativa e in¬ dividual. Observa que muchas personas abordan el matri¬ monio de forma narcisista, confiando en que les proporcio¬ ne todo cuanto desean sin pedir demasiado a cambio. Por el contrario, dice Guggenbühl-Graig, el matrimonio es una forma de sacrificio, la supeditación del yo ante una vida y una voluntad superiores.40 El sacrificio es un acto espiritual. Uno comete un error al sacrificarse a su pareja. El matrimonio no afecta sólo a la pareja, sino a todas las parejas. Piense en el Arca de Noé, en la que se refugió una pareja de cada especie animal. Cuan¬ do uno se casa, entra en ese arca, representa a toda la hu¬ manidad. Piense en todos los machos y las hembras del mundo de los animales y las plantas, en todos los extremos opuestos en cada aspecto de la vida. Todos necesitan «ca¬ sarse» de alguna forma para fomentar la vida. El matrimo¬ nio de usted participa en este esquema cósmico y encierra un valioso significado que jamás logrará comprender. Cuando uno realiza un sacrificio, no sólo renuncia a algo, sino que reconoce la existencia de un ámbito superior a uno mismo. «Sacrificio» significa «sacralizar». Uno trans¬ ciende su ser a fin de dar paso a un misterio más grande. Po¬ demos experimentar este elevado sentido de sacrificio en las privaciones ordinarias, cuando renuncia a numerosas liber-
    • 221. Noches de boda 219 tades y supedita su voluntad a la de otra persona. Escucha las opiniones y los planes de su cónyuge. Su vida puede to¬ mar un rumbo distinto porque está dispuesto a compartir su visión con su pareja. Esos sacrificios benefician al matrimonio. Representan una rendición más profunda y sustancial del yo ante un proceso espiritual que ha hecho que uno se enamore de esa determinada persona y comparta su vida con ella. Juntos forman «almas unidas». Nada es más importante en la vida de una persona que fortalecer el alma expandiendo los lími¬ tes de lo que define a la persona. Esto es trascendencia, y forma parte integrante de la religión. La historia de Perséfone se centra en la tristeza de una madre ante la pérdida de su hija, y el matrimonio posee en parte esa tristeza. Los padres y las familias también renun¬ cian a algo valioso cuando un hijo o una hija se casa. Las lᬠgrimas vertidas en una boda y los sentimientos ambivalen¬ tes de todos los presentes están justificados. A veces uno tiene la impresión de que la alegría es exagerada, quizá para ocultar sentimientos profundos de pérdida y cambio. Si el matrimonio consistiera simplemente en que dos personas se pusieran de acuerdo sobre el tipo de vida que desean llevar juntos, sería un asunto relativamente sencillo. Pero, según la leyenda griega de Perséfone, el matrimonio se lleva a cabo en el infierno. Esto no significa que el matrimo¬ nio sea imposible o desaconsejable, pero indica la realidad de este misterio a menudo oscurecido por las sentimentales defensas contra la oscuridad. El matrimonio es una prueba en la que dos almas, como mínimo, maduran y florecen. Digo «como mínimo» porque los hijos y los parientes tam¬ bién se benefician de la generosidad de la pareja. En ocasiones el matrimonio es un ácido alquímico que se vierte sobre la vida y personalidad de uno, transformán-
    • 222. 220 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA dola y dándole mayor hondura. Nos convierte en mejor per¬ sona, aunque no necesariamente más feliz. Uno confía en que le ofrezca ciertos momentos de dicha, pero sabe con cer¬ teza que también le deparará momentos de dolor y sufri¬ miento. Juntos, los momentos de dicha y los períodos difíci¬ les, convierten el matrimonio en una fuerza que humaniza, un camino hacia la realización personal que paradójicamen¬ te implica una inmediata, concreta y sentida trascendencia del ser. Uno está obligado a superar su egoísmo y tomar se¬ riamente en cuenta a otra persona. Las emociones ácidas del matrimonio configuran un nuevo rostro. Uno contempla ahora la vida no como un de¬ recho, sino como un don precioso que comparte. Uno no se funde con la otra persona, pero se integra en el matrimonio, lo cual significa una integración de vidas y una conexión de personalidades. Las divisiones internas de uno están «casa¬ das», uno se siente profundamente conectado a su cónyuge y establece una nueva relación con su mundo. NAVEGAR POR LAS NOCHES CONYUGALES Cuando uno se casa, desea disfrutar de la compañía y el profundo amor de otra persona, pero a cambio debe renun¬ ciar a cierta medida de su individualidad, a buena parte de su libertad y a todo deseo de intimidad con otra persona. No es de extrañar que algunas personas, como Dickens, se sientan aprisionadas. ¿Cómo puede uno conservar la ale¬ gría, el necesario grado de libertad y su individualidad y al mismo tiempo sentirse integrado en el matrimonio? Un método consiste en prestar atención a todas nues¬ tras necesidades. Quizá sea imposible satisfacerlas todas,
    • 223. Noches de boda 221 pero en ocasiones un pequeño capricho evita que uno se sienta frustrado y atrapado. En Irlanda los hombres acuden a los pubs locales y las mujeres forman diversos grupos so¬ ciales. El pub satisface la necesidad de los hombres de con¬ fraternizar con miembros de su mismo sexo y les procura un respiro de la vida doméstica. En Estados Unidos, quizás el golf sea lo más parecido al pub irlandés para los hom¬ bres. Hoy en día las mujeres se reúnen en grupos de tertulia formales o informales. Desde hace años un grupo de muje¬ res se reúne con mi mujer en nuestra casa para bailar, con¬ versar y apoyarse mutuamente. Quizá no sean soluciones perfectas, pero su propósito es impedir que el matrimonio domine por completo una vida. También ayuda el que uno se someta al matrimonio pero no a la otra persona. La vasija adecuada es el matri¬ monio, no la pareja. Entregarse excesivamente a otra perso¬ na puede ser una conducta masoquista. Uno sufre debido a ello, y apenas recibe nada a cambio. Pero si ambos cónyu¬ ges se someten al matrimonio, pueden evitar los sentimien¬ tos de masoquismo e incluso disfrutar con las limitaciones que supone compartir la vida con otra persona. Construir un matrimonio puede ser una experiencia gozosa, pero so¬ meterse a otra persona nunca es una buena decisión. Para muchos, el matrimonio significa convivir con la locura de su pareja. El poeta Donald Hall escribe con fran¬ queza y sin tapujos sobre sus interacciones con las crisis de¬ presivas de su esposa, Jane Kenyon. Se refiere a cierto epi¬ sodio ocurrido durante uno de los infrecuentes respiros en la enfermedad maníacodepresiva de Jane, durante el cual ésta se mostró avasalladora, enérgica y rebosante de deseo. «Entonces comprendí, avergonzado, que durante años yo había utilizado la depresión de Jane para ensalzarme a mí mismo; yo era la roca que resistía todos los embates; era el
    • 224. 222 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA protector. En esos momentos la euforia maníacodepresiva y la certeza de Jane hicieron que me avergonzara de mí mis41 mo.» No deja de ser una observación muy perspicaz; la ener¬ gía de Donald era una reacción a la apatía de su esposa. In¬ cluso después de su muerte, Donald dice que siguió mani¬ festando violentas emociones, pasando de la euforia a la depresión como solía hacer ella. «Quizá deseaba perpetuar a Jane imitándola», dice. Además de poeta, Hall es un hombre profundamente re¬ flexivo. En lugar de explicar su problemático matrimonio, considera las numerosas interpretaciones sobre la interac¬ ción de la pareja. Al escribir sobre su matrimonio, trata de hallar un significado, pero sin renunciar a su amor y su cu¬ riosidad. El matrimonio es la fuente de su lucha, su descubri¬ miento de sí, su poesía. Su dolor y confusión no disminuyen, pero aparecen maravillosamente sublimados en sus reflexio¬ nes y su poesía. Donald Hall es un excelente modelo de una noche oscura que purifica el alma y le permite alcanzar una mayor percepción. Como primer paso para navegar por una noche oscura conyugal, le aconsejo que imagine el matrimonio de forma menos simplista y reconozca su misterio. Como corolario, le recomiendo también que considere a su pareja como una misteriosa mezcolanza de recuerdos, emociones e historias, pues ni siquiera ella misma se conoce bien y que, para col¬ mo, cambia sustancialmente durante diversas etapas de la vida. Es inútil que uno trate de simplificar a su pareja y hacer que encaje en sus expectativas. Sin una persona real y com¬ pleja como pareja, el matrimonio no existe. El matrimonio significa la unión de diferencias. No obstante, nos engaña¬ mos pensando que es una construcción racional, en la que
    • 225. Noches de boda 223 podemos vivir tranquilamente con personas parecidas a nosotros. Como dice Jung: «Una persona presupone en la otra una estructura psicológica análoga a la suya». A fin de respetar el mundo subterráneo del matrimonio, es preciso apreciar lo irracional y misterioso en uno mismo y su pareja. Es una norma sencilla, pero que puede ayudarle cuando se sumerja en las pantanosas regiones de la vida con¬ yugal. Uno se halla desde el principio en el mundo subterrᬠneo, con cierto grado de conciencia y voluntad. El sacerdote o rabino, como representante del misterio, debería adver¬ tirle durante la ceremonia del matrimonio que va a encon¬ trarse con Hades y Perséfone, los auténticos modelos de un matrimonio humano de éxito. Es normal que uno ansíe dis¬ frutar de momentos felices, pero también debe estar prepa¬ rado para la oscuridad. El mundo superficial del matrimo¬ nio ofrece cierta dicha y satisfacción, y la amabilidad y el sosiego ayudan mucho a ese nivel. Pero el mundo subterrᬠneo no es un lugar de paz y armonía. Allí no hallamos sino conflicto y confusión. No es aconsejable tratar de fabricar un modelo idealis¬ ta de vida conyugal de una unión bendecida tanto en el cie¬ lo como en el infierno. No confíe en resolver todos sus pro¬ blemas. No imagine que un día todo se solventará y reinará la armonía. No espere que el sol luzca continuamente. Sepa que el matrimonio, no obstante su belleza y goces, también constituye una noche oscura del alma. MATRIMONIO SAGRADO A primera vista, el matrimonio significa la unión de dos personas para compartir una vida. Pero para al alma, esta unión tiene connotaciones tan profundas que alcanza lo es-
    • 226. 224 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA piritual y lo sagrado. Cuando dos personas deciden com¬ partir sus vidas, los extremos opuestos en todos los órdenes de la vida se aproximan. El matrimonio humano forma par¬ te de un proceso más elevado consistente en conciliar dife¬ rencias. Posee connotaciones sociales y cósmicas y, cuando se aborda profundamente, incluso puede contribuir a la paz mundial. El matrimonio constituye un largo proceso destinado a conciliar diferencias en materia de familia, historia, expe¬ riencias y valores. Dos personas se atraen mutuamente y de inmediato comienzan a relatarse anécdotas sobre su infan¬ cia, familia y experiencias. No son anécdotas superficiales m insignificantes, pues indican la compleja unión que va a producirse. Es posible que la pareja no alcance a comprender todo el significado de su atracción, pero debe formularse esta pregunta fundamental: ¿podemos y debemos casar nuestras diferencias? Pero también es la pregunta social fundamen¬ tal. ¿Es posible unir lo católico y no católico, lo judío y no judío, lo blanco y lo negro, lo liberal y lo conservador, lo sensible y lo vulgar? El amor que se profesan esas dos per¬ sonas no parece tener nada que ver con esos asuntos. Su amor parece más personal, pero las imágenes que rodean a las bodas indican que la unión que se celebra es más infini¬ tamente más importante que la de dos personas. Buena parte de la literatura sagrada indica que los ex¬ tremos opuestos que hacen que la vida sea tan interesante y dolorosa no pueden resolverse desde el punto de vista inte¬ lectual. Es preciso hallar otro medio de conciliar esas dife¬ rencias y permitir que coexistan o se fundan. La alquimia indica que es un proceso prolongado y doloroso, plagado de laceraciones, desmembramientos y muertes. Posee sus momentos de felicidad y sus noches de placer, pero son hue-
    • 227. Noches de boda 225 eos sin los otros procesos en los que las diferencias se unen y coexisten. Incluso la misteriosa historia que aparece en el Evange¬ lio según San Juan sobre las bodas de Caná indica que en el matrimonio, y por ende en la sociedad, el agua debe trans¬ formarse, mediante la alquimia que hallamos en una noche oscura, en vino. Es preciso que se produzca una insólita y sobrenatural transmutación en el fondo de un matrimonio, lo cual indica que el matrimonio es como transmutar agua en vino o, como dice Jung, la vida ordinaria en espíritu. Cuando dos personas están auténticamente casadas, sus vi¬ das corrientes experimentan una transformación que las convierte en personas más complejas y refinadas. La belleza de esta alquimia reside en que utiliza de for¬ ma positiva procesos que oscurecen, separan, desmiembran y disuelven, los cuales por lo general se consideran negati¬ vos pero en este caso son creativos. La noche oscura del amor forma parte integrante de su labor de transformar vi¬ das ordinarias en un proceso vital sustentado por el amor. El matrimonio, imperfecto, problemático y quizá fallido educa al alma, la obliga a salir de su escondrijo y confiere sustancia a la vida. Yo comparo los sesenta y cuatro años de matrimonio de mis padres con la luna de miel de trescientos años de Zeus y Hera y los considero a ambos ejemplos prodigiosos de una relación entre un hombre y una mujer. En el matri¬ monio de mis padres, dos personas normales y corrientes se transmutaron en dos hijos sensibles y honestos, tres nietos extraordinarios, un hogar feliz, recuerdos de momentos di¬ chosos, amigos leales e incluso un poco de dinero en el ban¬ co. La unión de mis padres evoca la historia de Caná. El agua se convierte en vino. Una cuestión práctica deviene en las cualidades más valiosas de la vida humana.
    • 228. 226 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Hoy en día las personas suponen que el objetivo de todo lo que hacen para mejorar —psicoterapia, religión, ejercicio, educación— es la salud y el éxito. Pero Caná in¬ dica que el resultado de esa magia es aún más precioso: fa¬ milia, amistad y un corazón en paz. Un cambio de valores nos beneficiaría culturalmente, dejando de centrarnos en la salud y el éxito para educar a nuestro corazón, lo cual pro¬ piciaría una auténtica comunidad, intimidad y concordia social. La uva debe ser cosechada y prensada. Posteriormente fermenta, a medida que sigue desintegrándose. Durante el proceso a través del cual se convierte en vino, la uva expe¬ rimenta también su propia noche oscura. Su punto de aci¬ dez y su sabor nos recuerdan su periplo de la viña a la ba¬ rrica y de ahí a la botella. Saboreamos su trágica historia vegetal. Nos deleitamos con la efervescencia de su madurez. La imagen de Caná demuestra que el matrimonio es un proceso análogo. No todos los matrimonios llegan a la bo¬ dega, pues se producen comienzos fallidos y callejones sin salida, pero el matrimonio puede ayudarle a uno a conver¬ tirse en una persona inteligente, moral y emocionalmente madura. Pero es preciso que participe en el proceso de fer¬ mentación, que en ocasiones se asemeja a una noche oscura del alma. A primera vista el matrimonio de Thomas Carlyle y Jane Welsh Carlyle parece trágico, pero la historia de esta insólita unión demuestra que el amor sobrevivió y la sostu¬ vo. Charles Dickens dejó a Catherine y se embarcó en una relación más satisfactoria, aunque menos aceptable desde el punto de vista social. Resolvió sus tensiones superficiales y satisfizo algunos deseos que no había podido cumplir, pero el profundo misterio del matrimonio persistió. Las reflexio¬ nes de Donald Hall sobre su vida con Jane Kenyon son con-
    • 229. Noches de boda 227 movedoras y más esclarecedoras que muchas de las perora¬ tas de un psicólogo sobre las relaciones entre un hombre y una mujer. En algunos aspectos la noche oscura define un matri¬ monio, y la forma en que uno lo aborda determina que el matrimonio posea o no un alma. Si uno insiste en la felici¬ dad, una buena comunicación, armonía, compatibilidad y un amor constante y uniforme, es probable que se lleve un desengaño, no porque se haya equivocado al elegir a su pa¬ reja, sino porque se centra en temas equivocados. La mate¬ ria prima de la relación puede ser desagradable. Jung la des¬ cribe mediante imágenes alquímicas como vinagre, orines, excremento y caos. Uno llega al matrimonio envuelto en el grato aroma de ideas ingenuas y emociones sin desarrollar, quizá con una forma infantil y adolescente de relacionarse con los demás, y de pronto se topa con discusiones y dife¬ rencias de opinión y de criterio. El proceso del matrimonio puede transformar esta desagradable materia prima en algo maravillosamente complejo y sutil. LOS DESENLACES DEFINEN UN MATRIMONIO Los matrimonios y las relaciones importantes terminan de diversas formas. Uno puede separarse y divorciarse. Su cón¬ yuge puede morir. Uno puede experimentar un cambio radi¬ cal que marca el fin de una era en su relación. La forma en que uno maneje ese desenlace es crucial. Uno puede permanecer dentro de la complejidad de sus sentimientos y resistir la tentación de obnubilarse a través de explicaciones y resoluciones. Si uno sigue el criterio im¬ perante y parte de cero sin pensar en el pasado, quizá no le
    • 230. 228 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA atormenten los remordimientos ni los recuerdos, pero no habrá adelantado nada. Es muy posible que repita los mis¬ mos errores. El criterio imperante sobre seguir adelante en la vida sin mirar atrás puede tener el efecto contrario, por¬ que la única forma de seguir adelante es no negando ni re¬ primiendo el pasado. Huir del pasado le convierte a uno en esclavo del mismo, impidiéndole tener la libertad de ser li¬ bre en el presente. Comparados con la vida superficial, los misterios del corazón ocurren dentro de un esquema de tiempo distinto. El alma se revela en ciclos y círculos intemporales de expe¬ riencia. Durante su noche oscura, quizá le parezca que el tiempo discurre lentamente e incluso se detenga, dándole la oportunidad de conectar de modo distinto con su pasado. Puede replantearse viejas relaciones que cambian en el re¬ cuerdo junto con los cambios que se producen en su vida y su carácter. Puede reflexionar sobre cómo se comportó y pensó, y quizá por primera vez, sienta auténticos remordi¬ mientos. Quizá logre incluso librarse del sentimiento de cul¬ pa que viene atormentándole desde hace tiempo. Sin duda puede quedarse atascado infructuosamente en el pasado por distintos medios, pero son medios sintomáti¬ cos, signos de que no ha conseguido llevar a cabo conexio¬ nes profundas y necesarias. Si sigue repitiendo los mismos errores significa que no se ha tomado en serio sus experien¬ cias anteriores. Es posible que la persona que no consigue avanzar en la vida necesite apoyarse en los cimientos que ofrecen las experiencias pasadas. Avanzar demasiado rápi¬ damente puede ser inteligente pero no prudente, un enérgi¬ co acto de voluntad sin la sabiduría de un pasado debida¬ mente ponderado. El misterio de un matrimonio es eterno, y si uno se ha casado varias veces, esos matrimonios son eternos. Si uno
    • 231. Noches de boda 229 ha mantenido numerosas relaciones, aunque no haya llega¬ do a casarse, éstas también poseen una cualidad eterna y contribuyen, de forma positiva y negativa, a los esfuerzos presentes que hace uno por conectar con su pasado. Esas noches oscuras del pasado siguen alimentando el alma, siempre y cuando no estén lastradas por juicios de valor ac¬ tuales. Las personas dicen: «He escarmentado. He aprendi¬ do de mis errores. No volveré a cometer los mismos errores. He madurado; soy una persona más sensata». Pero esta ac¬ titud nos impide conectar con nuestro pasado, aliviando noches pasadas de su oscuridad. Este rechazo bienintencio¬ nado del pasado no funciona, porque el alma se alimenta de la oscuridad tanto como de la luz. De vez en cuando nos encontramos con personas que si¬ guen soportando un matrimonio problemático durante años. Sus amigos tratan inútilmente de convencerles de que se separen o se divorcien. Es difícil hacer juicios de valor so¬ bre esas situaciones. A veces parece que el amor es profundo y que sostiene la vida a pesar de los problemas superficiales. A veces la persona corre peligro y permanece insensatamen¬ te atrapada en una relación que amenaza su bienestar. Tam¬ bién he visto casos en que una persona posee un innato sen¬ tido de la virtud tan marcado, que le parece un pecado o una debilidad tirar la toalla. He aconsejado a personas que al fin han logrado superar sus complejos y se sienten pro¬ fundamente aliviadas por haber logrado poner fin a un ma¬ trimonio que no amenazaba su bienestar pero coartaba su libertad. Existen numerosas formas de poner fin a una relación. Algunas dependen del temperamento y la fase vital de la per¬ sona. Es útil conocerse a sí mismo, pues nos ayuda a hallar cierta certeza sobre nuestras decisiones en nuestro corazón. Uno puede sentirse seguro de la postura que ha adoptado,
    • 232. 230 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA aunque la situación no esté completamente clara. En ese caso uno tiene que obrar según sus principios, confiando en sí mismo y sabiendo que es capaz de afrontar cualquier re¬ percusión. La persona que desconfía por costumbre de sus intuiciones y su guía interior probablemente tendrá más pro¬ blemas a la hora de poner fin a una relación importante. Incluso las personas más fuertes necesitan tiempo para poner en orden sus sentimientos, y pueden experimentar ese tiempo como otra noche oscura. Dicho de otro modo, una noche oscura conyugal puede ser muy distinta de la som¬ bría y vacua desesperación que a veces interpretamos como la única definición de la oscuridad del alma. Por el contra¬ rio, puede estar llena de decisiones, análisis y comienzos fa¬ llidos. En lo más hondo del alma puede residir una intensa tristeza, repleta de explicaciones, historias personales e ide¬ as. Nuestro deber es vivir desde ese lugar profundo, donde se cuecen las decisiones. EL MATRIMONIO INTERIOR En el interior del individuo se produce un matrimonio de carácter misterioso. Los antiguos griegos lo llamaban hte¬ ros gamos, matrimonio sagrado. Es la reconciliación de los numerosos extremos opuestos que existen dentro de uno y que, a medida que se conectan una y otra vez a lo largo del tiempo, le permiten ser creativo y vibrante. Las divinidades griegas Zeus y Hera, honradas por su amor eterno e intensamente volátil, representan este matri¬ monio sagrado del alma. Dicen que cuando gozan de su amor en una delicada nube de luz, el semen del gran dios lle¬ na al universo en un espasmo de energía creativa.42 Algunas historias sagradas de India sostienen también que el mundo
    • 233. Noches de boda 231 es fruto del amor de Siva y Sakti. Los Upanisads cuentan que Atman creó una compañera femenina de cuyo amor nace el mundo. En el cristianismo, José y María representan una unión sagrada especial de la que nace un nuevo reino. Estas leyendas de la mitología y la religión pueden in¬ terpretarse en relación con el cosmos, la cultura humana o el individuo. A nivel personal, existe también una unión in¬ terior, una conexión íntima entre los diversos elementos del ser, que con frecuencia se revelan como extremos opuestos; emocional / racional; caliente / frío; joven / viejo; feliz / tris¬ te; íntimo /distante. El ideal no consiste en integridad o in¬ tegración, sino en matrimonio y amor, no en una supera¬ ción de las diferencias sino en una coexistencia creativa y una influencia mutua. Es difícil discernir estos secretos en otra persona, de modo que trataré de describirlos como yo los experimento. Durante toda mi vida, por ejemplo, he sentido la vocación de la enseñanza y hago vida pública, pero al mismo tiempo soy tímido y apocado, especialmente en ciertos ambientes socia¬ les. La mayoría de las personas se sienten cómodas al hablar ante un pequeño grupo de gente, pero yo me siento muy co¬ hibido. Entiendo que es un aspecto decididamente neurótico de mi carácter, y por más que trato de superarlo, no lo consi¬ go. Por tanto procuro «casar» mi vocación pública con mi extremada sensibilidad. Estos extremos opuestos pueden be¬ neficiarse mutuamente sin superar uno al otro. Aunque mi sensibilidad me sigue incomodando, trato de aceptarla, inde¬ pendientemente de que quisiera librarme de ella. Dejo que in¬ fluya en mis escritos, en mis ideas e incluso en mi labor pú¬ blica. El resultado no es un matrimonio perfecto, pero jamás he visto un matrimonio perfecto. En estas circunstancias, la diosa Hera me resulta una imagen reconfortante. Su papel consiste en aportar el poder
    • 234. 232 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA creativo de su compañero a la vida humana. Es apasionada —celosa, irascible y cariñosa—, pero al mismo tiempo es la encamación de una compañera constante y leal. El antiguo Himno órfico a Hera, semejante a un salmo encomiástico, dice que sin ella no existe vida ni crecimiento. Los griegos creían que todo matrimonio humano reme¬ da la creativa unión de Zeus y Eíera. Asimismo, representan el deseo dei individuo de reconciliarse consigo mismo. El ideal en este caso no es la integración de los aspectos contra¬ puestos de nuestro ser, sino ligarlos de forma positiva. En el matrimonio persisten las diferencias, pero el amor consigue conectarlas de forma positiva. Debemos amar nuestras com¬ plejidades y contradicciones, fomentando un matrimonio in¬ terior y un erotismo del alma. Este misterio lo vivimos no repartiendo literalmente las tareas del alma entre el hombre y la mujer, sino siendo am¬ bos dentro de nosotros mismos. Podemos ofrecer apoyo a nuestro cónyuge, dejando que Llera se mueva airosamente a través de nosotros. Cualquiera, hombre o mujer, puede ser temporalmente Zeus, asumiendo el control de la situa¬ ción y sintiendo su profunda autoridad. Podemos ser am¬ bos al mismo tiempo, para nosotros mismo, nuestra pareja y nuestro matrimonio. Los grabados con ilustraciones alquímicas presentan a un rey y una reina abrazados en un baño o en una vasija. El resultado de esta boda química, según dice Jung, es el unus mundus, un mundo unificado, lo consciente y lo incons¬ ciente, en palabras de Jung, reconciliados. Yo lo expresaría como un contacto creativo entre lo espiritual y lo mundano, o lo sagrado y lo secular. Ideas, valores, aspiraciones, el ser trascendente (Zeus) casado con lo cotidiano, la vida mate¬ rial, el cuerpo y las emociones humanas (Hera). Cuando nuestras ideas, nuestros valores y lo más noble de nuestro
    • 235. Noches de boda 233 ser se centra en la vida cotidiana, conseguimos el matrimo¬ nio sagrado del individuo, lo cual es digno de celebrarse. Regresemos a las bodas de Caná. La madre de Jesús, se¬ gún la historia, observa que falta vino, al parecer un ele¬ mento esencial en la celebración del matrimonio. Jesús res¬ ponde de inmediato, no realizando un acto prodigioso, un milagro espectacular, sino mostrando un profundo miste¬ rio, el misterio dionisíaco de la sagrada embriaguez. Como mediador divino y humano que es, Jesús permite que este casamiento del alma se lleve a cabo manteniendo la reserva de vino. Es el adepto, el mago, el maestro sagrado capaz de unir lo espiritual con lo ordinario, al igual que éstos aspec¬ tos están unidos en su naturaleza humana/divina. La noche oscura conyugal del alma es una fermentación, un proceso que Jesús lleva a cabo en pocos minutos, pero que por lo general requiere años en una relación humana. Los extremos opuestos se unen para hacer que aflore la efer¬ vescencia de cada vida y el tercer elemento que constituye la pareja. En ocasiones es una alquimia dolorosa, pero el resul¬ tado hace que la espera merezca la pena, como un buen vino que necesita reposar un tiempo en la bodega fresca y oscura hasta que madura. Gozar de una matrimonio largo y complejo es una ben¬ dición. El estado de un matrimonio propicia una incuba¬ ción especial, creando una vasija en la que se produce la fer¬ mentación de los individuos y la unión de éstos. A primera vista parece un proceso sencillo y corriente, pero el mosto va adquiriendo constantemente su sabor singular. En el ma¬ trimonio, el mero amor que se profesan dos personas ad¬ quiere una dimensión cósmica. Al igual que la noche y el día de la naturaleza, un matrimonio prolongado goza de fructíferos días de relativa dicha y también de noches oscu¬ ras del alma.
    • 237. 8 El Eros nocturno Yo me crié en una familia católica irlandesa en la que el sexo no existía. Nadie hablaba de ello y la palabra encerra¬ ba una carga tan significativa, que uno no podía utilizarla sin desencadenar un silencioso estallido emocional. Yo sen¬ tía la intensa turbación que provocaba el sexo, aunque na¬ die decía nada. Asistí a un colegio católico dirigido por monjas que fingían ser asexuadas. Estudiaba octavo curso cuando sostuve por primera vez a una chica por la cintura durante un baile. Luego, a los trece años, me trasladé a un seminario donde me enseñaron las virtudes del celibato. No tuve mi primera experiencia sexual hasta que conocí a la mujer con la que me casé a los veintisiete años. La generación actual jamás podría comprender mis primeras experiencias. Con todo, a pesar de esta educa¬ ción estricta y recatada, o quizá debido a ella, me encanta el sexo y considero que forma parte de la vida. Me encan¬ ta la sensualidad, la visión y la exploración. Creo firme¬ mente que un matrimonio podría basarse en la experiencia sensual de la pareja. Gozo con la experimentación sensiti¬ va, y estoy convencido de que si todo el mundo pudiera conservar cierto grado de inocencia al tiempo que gozaba del sexo, la paz podría ser una realidad en este planeta.
    • 238. 236 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Buena parte de la violencia está relacionada con la repre¬ sión sexual. Pero también sé por experiencia propia y por mi pro¬ fesión de psicoterapeuta que con frecuencia las personas atraviesan auténticas noches oscuras del alma debido a su sexualidad. Muchas personas que por lo demás parecen sentirse satisfechas padecen todo tipo de frustraciones. Buscan a la pareja ideal, luchan contra las enseñanzas represivas que les enseñaron en su infancia, son tímidas, se embarcan en relaciones con personas violentas, tienen abortos, temen al sexo por motivos desconocidos, son im¬ potentes, tienen demasiadas parejas sentimentales, no tie¬ nen suficientes parejas sentimentales, se sienten utilizadas, se sienten atrapadas junto a una persona a la que no le gusta el sexo. Abusan de sus parejas y sus parejas de ellas, son víctimas de pulsiones que no consiguen controlar, co¬ meten errores y viven atormentadas por profundos remor¬ dimientos. El deseo de gozar de un sexo satisfactorio puede condu¬ cirnos casi a la locura, porque el sexo toca lo más profundo de nuestra alma, y los deseos y complejos relacionados con él alcanzan nuestra misma esencia. El sexo representa vida. Cuando uno goza de un sexo satisfactorio, siente que la vida es satisfactoria y positiva. Cuando el sexo no es satis¬ factorio, uno tiene la sensación de que todo va mal. Si pasa una larga temporada preocupado por un problema sexual, es posible que esa noche oscura trate de devolverle su se¬ xualidad. Tenga presente que una noche oscura no es un dolor infructuoso sino una labor específica que se desarro¬ lla debajo del nivel de su conciencia. A menudo el sexo se convierte en un problema cuando uno está a punto de pasar a otro nivel en su vida. Las pare¬ jas se sienten con frecuencia trastornadas por esa tendencia
    • 239. El Eros nocturno 237 del sexo a desbaratarlo todo y causar conflictos y dolor. Uno puede confundir un repentino aumento de vitalidad con la necesidad de cambiar de pareja o el deseo de expe¬ rimentar sexualmente. Puede sentirse confuso sobre sus sentimientos, consciente de que es obra de Eros, pero sa¬ biendo al mismo tiempo que no desea poner en peligro su relación. Si uno intenta conectar sexualmente con otra persona, es posible que no se sienta plenamente satisfecho, porque esta nueva atracción quizás indique un cambio muy distin¬ to. He visto a personas resistir la tentación de lanzarse a una aventura erótica y al final comprobar que lo que nece¬ sitaban era un cambio en su carrera. Es fácil confundir los objetos de deseo, porque a menudo el sexo tiene más que ver con el deseo en sí que con un determinado objeto de ne¬ cesidad. Incluso el sexo esporádico tiene su importancia y pue¬ de encerrar diversos significados. El mismo deseo de dis¬ frutar de un sexo sin complicaciones, sin comprometerse, es una fantasía llena de significado que puede ser tan im¬ portante como el deseo de mantener una relación senti¬ mental larga y comprometida. Algunas personas necesitan descubrir el amor; otras descubren que el amor no es todo. Si uno considera el sexo sólo como la expresión de una emoción, puede sorprenderle descubrir que existen multi¬ tud de fantasías y deseos que no están relacionados con el amor. Quizá le escandalicen las fantasías que se le ocurren con respecto a nuevas parejas y nuevas formas de expre¬ sión sexual. Algunas personas aseguran que esos deseos sólo los experimentan los hombres, pero yo he oído mani¬ festarlos tanto a mujeres como a hombres.
    • 240. 238 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA EL CUERPO DEL MUNDO Para comprender en qué consisten las noches oscuras de la sexualidad humana, debemos explorar sus dimensiones más profundas. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el sexo siempre tiene un propósito más allá de sus goces y pasiones. El sexo propicia un nuevo nivel de vivir y propor¬ ciona a la pareja un poderoso medio para compartir su inti¬ midad y sus emociones y fantasías más profundas. Pero el sexo puede hacer mucho más. Al lograr que aflore nuestra sensualidad y vitalidad, en el mejor de los casos el sexo pue¬ de conectarnos con la sociedad y el mundo natural. Puede ser el vehículo a través del cual nos rendimos ante la vida y nos restituye un sentido de nuestro cuerpo. El sexo aporta muchas cosas positivas al alma humana a través de una rela¬ ción emocional y la sensualidad. El sexo conlleva precisamente los elementos más im¬ portantes para el alma: amor, curiosidad, fantasía, deseo, placer, intimidad y sensación. El sexo no implica una deter¬ minada tarea y un determinado resultado, a menos, claro está, que una mujer desee quedarse embarazada. El sexo puede repetirse, del mismo modo que uno escucha una can¬ ción o contempla un cuadro una y otra vez. El objetivo en el sexo, suponiendo que exista alguno, es tan profundo que es difícil precisar y explicar. El sexo es comparable a un rito, un acto realizado por motivos profundos y misteriosos, un acto altamente sim¬ bólico que posee su propio lenguaje y sus gestos. Está re¬ lacionado con el alma y provoca emociones. En el sexo, el cuerpo es un mundo que puede ser explorado. Al igual que uno conoce todas las plantas y flores de su jardín, uno puede explorar el cuerpo de su amante. Al igual que uno puede desear viajar para contemplar una costa no muy
    • 241. El Eros nocturno 239 distinta del lugar donde vive, uno puede desear apreciar li¬ geras variaciones en el cuerpo humano o en la expresión del amor. Margaret Atwood ha plasmado esta idea en un poema: Allá donde te tocan, mis manos crean unas pequeñas islas habitadas. Pronto todo tú serás de tierra: un territorio conocido, un país.43 Sandor Ferenczi, uno de los primeros seguidores de Freud, decía que el sexo es un regreso a la sensación oceᬠnica del embrión dentro del útero materno. Yo lo imagino como la exquisita y fascinante niebla que cae sobre uno cuando se halla dentro de la burbuja del acto sexual. Este estado alterado es esencial en el sexo, porque en él el alma aparece en primer término y lo práctico retrocede. Lo que ocurre en esos momentos es muy importante con respecto a nuestro sentido de significado, de sentirnos conectados y el sentido de nuestro propio ser. Hemos visto la importan¬ cia de esta «regresión» al hablar sobre la travesía noctur¬ na. La burbuja del acto sexual se asemeja al vientre de la ballena y puede ser un lugar donde renacemos y nos trans¬ formamos. Es la vasija alquímica en la que se operan cam¬ bios, el escenario en el que se desarrollan dramas o un sue¬ ño en el que el alma pone orden dentro de sí y alcanza su mayor pureza.
    • 242. 240 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA EL SEXO, EL OPUS Por tanto, e! sexo es una importante «obra» que crea una y otra vez un alma. Los alquimistas denominan opus a esta ta¬ rea sutil de crear un alma, el arte de convertirse en un ser hu¬ mano. Cualquier determinada experiencia de hacer el amor quizá no cree un bebé, pero continúa la labor de crear nues¬ tra alma. En el mejor de los casos, el sexo es ese opus. Por supuesto, el sexo puede ser desagradable, forzado, doloroso y completamente inconsciente, de forma que su efecto que¬ da minimizado, pero posee la capacidad de convertirle a uno en una persona y crear un mundo sensual y pletórico de vida. Esto contribuye a explicar por qué a muchas personas les complace contemplar el cuerpo humano. Un imperioso deseo y la promesa de un intenso placer nos impulsan a co¬ nocer nuestro mundo, nuestra vida, nuestros cuerpos y a nosotros mismos. Al igual que el placer de comer nos inspi¬ ra a alimentar nuestro cuerpo regularmente, el placer del sexo nos induce a alimentar nuestra alma. El acto sexual y todas las experiencias de naturaleza erótica, siempre y cuan¬ do no contengan ninguna neurosis ni ego, nutren el alma del mismo modo que la comida nutre el cuerpo. Contemplar y tocar el cuerpo desnudo equivale a contemplar, quizá sin percatarnos, los misterios de la vida. Conviene llevar a cabo la importante tarea de explora¬ ción sexual para alimentar el alma con una pareja que nos ame lo suficiente para superar generosamente cualquier complejo con respecto al amor y estar totalmente presente. Pero el amor no garantiza un sexo satisfactorio. Aparte de amarnos, nuestra pareja debe sentirse a gusto con su sexua¬ lidad, ser al menos moderadamente sensual y no estar exa¬ geradamente acomplejada. En una sociedad tan confundida
    • 243. El Eros nocturno 241 sobre el erotismo y el amor, no es fácil hallar esa pareja. Es posible que usted tenga que tomar la iniciativa y conducir a su pareja, y quizás éste o ésta aprenda a confiar lo suficien¬ te para participar sin complejos en la actividad sexual. LA BÚSQUEDA DE UNA PAREJA Su búsqueda de una pareja puede constituir una aventura mítica. Puede durar años y estar plagada de descubrimientos falsos y constantes anhelos. Es posible que usted crea que está en juego el mismo significado de la vida, que si logra dar con la persona adecuada, conocerá la felicidad. Pero tam¬ bién es posible que aunque encuentre a la pareja adecuada siga anhelando otras experiencias. Esto se debe a que el ob¬ jeto último de todo deseo es la propia vida, o, como dicen los místicos, Dios. Si no logra hallar a una pareja adecuada con quien practicar el sexo, quizá pase meses o años sumido en una noche oscura del alma. Esperando, buscando, experimen¬ tando. Se siente desalentado pero mantiene viva la llamita de la esperanza. Quizás ansia encontrar a una nueva pareja pero al fin se resigna a no tener con quien compartir esas in¬ timidades. Existen muchas personas solitarias y deprimidas que no saben expresar su sexualidad de forma satisfactoria. Algunas personas jamás hallan a la persona adecuada. Algunas no desean mantener una intensa vida sexual. Algu¬ nas pierden a su pareja porque ésta fallece, debido a una en¬ fermedad u otra separación. En estos casos, no todo está perdido, porque el sexo no se limita al amor humano. Pue¬ den hallarse otras clases de sexo por otros medios. Uno puede mantener amistades íntimas, gozar plenamente de la belleza de su mundo y su hogar, vivir tan sensualmente
    • 244. 242 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA como sea posible y buscar otro tipo de placeres profundos. Dicho de otro modo, puede llevar una vida célibe y seguir expresando su sexualidad. Cuando yo vivía en una comunidad religiosa católica bajo los votos del celibato, no tenía una vida sexual activa. Pero jamás me sentí reprimido ni frustrado. Desde entonces —esto ocurrió en mi juventud— me he preguntado en oca¬ siones cómo era posible que me sintiera casi siempre relaja¬ do y feliz en esas circunstancias. Hubo dos breves períodos durante los cuales mis deseos sexuales se intensificaron y experimenté cierta frustración, pero esos momentos no me indujeron a cuestionarme mi estilo de vida. Ahora pienso que quizás el profundo sentido de comunidad y la dedica¬ ción a ese estilo de vida compensaban la ausencia de sexo. En cualquiera caso, mi experiencia me lleva a la conclusión de que es posible «sublimar» la sexualidad física en otras formas no menos satisfactorias. POTOS, UN INTENSO ANHELO No obstante, muchas personas ansian desesperadamente en¬ contrar a la persona adecuada, y su soledad puede alcanzar niveles de desesperación. Por muchas personas que les amen, están obsesionados con esa cuestión. Sienten un doloroso va¬ cío, como si les faltara un órgano imprescindible. Creen que sus amigos se sienten maravillosamente felices en sus matri¬ monios y relaciones sentimentales, mientras que su propia vida se reduce a este problema: ¿Lograré unirme algún día fe¬ lizmente con mi amante? Y, al igual que la noche oscura del alma, esta situación puede prolongarse durante meses y años. Los antiguos griegos honraban este lacerante senti¬ miento con un dios, Potos, el anhelo personificado y divini-
    • 245. El Bros nocturno 243 zado. El anhelo de conocer a la pareja sexual adecuada es tan acuciante, que me extraña que no exista en nuestro len¬ guaje la palabra «potología», semejante a «patología». Es posible que conozcamos a la persona adecuada, pero que se interponga algún obstáculo que nos impida gozar de una satisfacción sexual plena. Es posible que esa persona esté casada, que tenga algún complejo referente al sexo o sim¬ plemente no le apetezca mantener una relación con no¬ sotros. Algunas personas restan importancia a este anhelo por¬ que tienen conocimientos negativos o superficiales sobre el sexo. Pero si el sexo es tan profundo y significativo como he descrito, no es de extrañar que la gente caiga en la desespe¬ ración cuando no puedan gozar de él. Saben intuitivamente lo que se pierden, y sienten su falta. El vacío sexual es una forma de depresión, un derrumbe de las fantasías y emocio¬ nes que hacen que nos sintamos vivos. El descubrimiento de la importancia del sexo constitu¬ ye el tema central de las memorias de la poetisa Kathleen Raine. Al reflexionar sobre los años exánimes que vivió con su marido y su redescubrimiento del sexo con otro hombre, confiesa: «Después de abandonar a Charles, esperé en vano una palabra o una señal de mi amante demoníaco; pero sa¬ bía que prefería seguir sufriendo que regresar al estado in¬ sensible en el que había vivido antes; pues ahora, al cabo de muchos años, estaba viva».44 El amante demoníaco la había rescatado de su matrimonio que estaba muerto y de paso había despertado en ella sus dotes de poetisa. Para algunas personas, una noche oscura del alma constituye un largo período de espera indolora, una vida que todavía no ha comenzado, por más que los signos ex¬ ternos indiquen lo contrario. Raine tenía marido e hijos, pero anhelaba tener un auténtico compañero, aunque al
    • 246. 244 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA principio no era consciente de su deseo sexual. Es tentador despachar este anhelo, que algunas personas consideran obsceno, tachándolo de indigno de prestarle una atención tan exagerada. Kathleen Raine, que hoy en día es en una poetisa y crí¬ tica literaria extraordinariamente elocuente y sutil, confiesa sin ambages en su autobiografía el poder divino/demoníaco del sexo. Refiriéndose al hombre que logró encender su pa¬ sión después de que se separara de su marido, escribe: «No sabía ni me importa qué clase de persona era Alistair. Era algo que me tenía sin cuidado, lo cual no me honra. No re¬ paré en su personalidad humana, pues de haberlo hecho ha¬ bría minimizado y oscurecido la imagen del dios que repre¬ sentaba para mí... su alma inmortal no me interesaba, sólo me importaba su belleza mortal». A veces, quizá para preservar su sentido de inocencia, las personas disimulan la necesidad sexual de su alma con el lenguaje del amor. Por supuesto, el amor puede desempeñar un papel central en la vida sexual, pero el deseo sexual po¬ see un valor inherente. Quizá convenga reconocer la atrac¬ ción que uno siente por el cuerpo de otra persona y su an¬ helo de intimar con ésta, aunque esa atracción no tenga nada que ver con el amor. La sinceridad de Raine es un ex¬ celente ejemplo, especialmente para la persona que no ha conseguido analizar sus sentimientos sobre el amor y la pa¬ sión. Raine relata con extraordinaria percepción y elocuen¬ cia que el daimon del sexo la salvó y le infundió el deseo de escribir una obra poética que la haría famosa. Viniendo de tan reputada experta sobre William Blake y W. B. Yeats, su apreciación del poder del sexo es muy interesante. Raine es¬ peró hasta conocer a la pareja sexual adecuada y soportó durante muchos años una vida carente de alicientes, mien-
    • 247. El Evos nocturno 245 tras convivía con un hombre con el que confiesa que jamás debió casarse porque no la atraía sexualmente. La situación de Raine es otra versión de esperar en la oscuridad a la persona capaz de evocar en nosotros nuestra sexualidad más profunda. Durante sus infructuosos años de espera, Raine estuvo casada con un hombre al que ni ama¬ ba ni deseaba. Es una historia muy frecuente: un hombre o una mujer se casa por razones equivocadas, principalmente porque no conoce la importancia que tiene el sexo para el alma. Conocí a Kathleen Raine en su vejez y la oí relatar algu¬ nas anécdotas referentes a sus romances juveniles. Lo que me impresionó fue la claridad con la que su manejo sutil, delica¬ do e inteligente de las palabras y las ideas ponía de manifies¬ to su pasión, o quizá fuera su sexualidad. Los norteamerica¬ nos no suelen comprender que la pasión y las ideas artísticas son una continuación, acaso un refinamiento de las emocio¬ nes que nos llevan a alcanzar una expresión sexual plena y satisfactoria. El matrimonio de Raine con Charles constituyó su lar¬ ga y dolorosa noche oscura, que incubó a la poetisa y a la mujer que llevaba dentro. Le proporcionó a lo largo de su vida el ímpetu necesario para impedir que volviera a rendir¬ se a un mínimo de pasión. Este es el don del sexo y su no¬ che oscura. Hasta que uno no honra al sexo y logra que ani¬ me su existencia, siente su ausencia como un abandono de la vitalidad. Estar plenamente vivo significa expresar la sexualidad de alguna forma, quizá no participando en una relación se¬ xual, pero llevando una vida activa, comprometida, sensual y llena de colorido. Las cualidades del amor se extienden sobre la totalidad de la vida, confiriéndole vitalidad y ali¬ ciente.
    • 248. 246 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA EL AMANTE DEMONÍACO Para Kathleen Raine, el amante demoníaco era el espíritu del sexo que necesitaba desesperadamente y no encontró hasta al cabo de muchos años. Algunas personas viven una experiencia muy distinta: tienen un amante con el que com¬ parten un sexo increíble, pero a la vez peligroso y violento. La noche oscura del alma ya no es un anhelo de sexo, sino una unión peligrosa y amenazante con una persona demo¬ níaca. ¿Qué podría hacerle caer a usted en una situación tan peligrosa? ¿Una visión de la vida irremediablemente opti¬ mista? ¿El hecho de no haber experimentado la oscuridad? ¿El deseo de penetrar en un mundo más complejo? ¿Acaso la necesidad de sentir el potencial maligno que lleva en su interior? Al hablar sobre la ironía, hemos visto que todas las personas necesitan sentir la perversidad que llevan den¬ tro no como una capacidad destructiva literal sino como una necesaria y benéfica capacidad de sumirse en la oscuri¬ dad. Los actos auténticamente malvados no son sino un sig¬ no de que esa perversidad no ha sido tenida en cuenta de un modo refinado y por tanto aflora improvisadamente. En la arena del sexo, uno puede sentirse atraído por una persona que le atrae o invita a penetrar en un mundo desconocido y tenebroso. Aparte de las ventajas que pueda ofrecer, el embarcarse en una relación con una persona demoníaca garantiza una noche oscura del alma. Esa persona lo pone a uno en con¬ tacto con el mal, pero precisamente por ser una persona malvada, el mal que lleva dentro es en cierto grado impuro y puede ser peligroso. Es posible que uno aprenda de ella el significado del mal, pero pone en peligro su seguridad y su dicha.
    • 249. El Eros nocturno 247 He atendido en mi consulta a numerosas personas, en su mayoría mujeres, aunque también algunos hombres, que habían padecido esa noche oscura. He sido testigo de las ve¬ jaciones y disculpas, las palizas y los prolongados sufri¬ mientos. Esas conexiones con parejas oscuras indican la ne¬ cesidad de ese tipo de espíritu. Uno siempre confía en que la iniciación no se prolongue demasiado, pero no existe un lí¬ mite de tiempo. Trabajé con una mujer de treinta y tantos años, llamada Carrie, que se había esforzado siempre en ser una «buena» chica. Al referirme su vida, lo achacó todo a su padre, que tenía grandes sueños para ella y había tratado de salvarla de todo tipo de desastres imaginarios: drogas, embarazos no deseados y un compañero inadecuado. Naturalmente, Ca¬ rrie se sentía fascinada por todo lo que su padre calificaba de «prohibido.» Pero se casó con un buen hombre, tuvo hijos y participaba en las actividades de la iglesia. Un día, su mari¬ do falleció inesperadamente. Después de un breve período de duelo, Carrie empezó a salir con hombres. Buscaba un compañero que respetara su religión y quisiera a sus hijos. Pero ninguno de los hombres que conocía la satisfacían. La deseaban, pero Carrie se cansaba enseguida de ellos. Un día conoció a un hombre que la atraía poderosa¬ mente. Me confesó que era el hombre sexualmente más vi¬ tal que jamás había conocido. Carrie pensó que por fin po¬ dría llevar la vida que siempre había anhelado. Se sentía una persona distinta, pero a mi modo de ver experimentaba un cambio debido únicamente a ese peligroso individuo que la conducía por un camino que podía causarle graves pro¬ blemas. El hombre se fue a vivir con ella, en la vieja casa que po¬ seía Carrie, y le propuso que emprendieran lujosos viajes. Carrie, que había viajado poco, se sintió fascinada por los
    • 250. 248 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA interesantes lugares a los que la llevaba su amante. Asimis¬ mo, su amante comenzó a invertir el dinero de Carrie y a vender algunos objetos que se hallaban en la casa. Pero Ca¬ rrie seguía elogiando sus dotes sexuales. Cuando ese hombre empezó a golpearla, Carrie se sin¬ tió desconcertada pero lo achacó a la amargura que éste ha¬ bía acumulado durante años por no haber logrado triunfar en la vida. Como suelen afirmar muchas mujeres que se en¬ cuentran en esa situación, Carrie me dijo: «Sé que puedo cambiarlo, porque yo le comprendo y él me comprende a mí». Le dije que ya había oído esas palabras en varias oca¬ siones y le advertí del peligro que corría. Las personas siempre se pasan de listas. «No conoce a Harvey —decía Carrie—. No soy tan estúpida como para mantener una relación con un maltratador.» Como era de prever, la situación empeoró. Carrie dejó de venir a verme. Al cabo de unos meses me llamó para de¬ cirme que acababa de salir del hospital, tras recibir una mo¬ numental paliza, y que Harvey la había abandonado por otra mujer y se había llevado todo su dinero. Carrie estaba dispuesta a recapacitar y a reflexionar sobre por qué había estado tan ciega. La noche oscura sexual de Carrie se prolongó durante varios meses en los que sufrió malos tratos físicos y psicoló¬ gicos. Es difícil comprender que alguien se someta a un tra¬ to tan vejatorio, hasta que uno comprende la poderosa ne¬ cesidad que tiene el alma de satisfacer sus deseos sexuales. En ocasiones esa satisfacción requiere conocer el mundo subterráneo, el infierno, un aprendizaje que debería ser su¬ til y no tan literal. Pero la vida nunca es perfecta. El deseo sexual es un arma de doble filo. Encierra fan¬ tasías que son difíciles de dilucidar. En el caso de Carrie, pudo haberse tratado de la costumbre de salvar a la gente,
    • 251. El Eros nocturno 249 o quizá se aventuró tan profundamente en el mundo tene¬ broso de su amante que no se paró a recapacitar. Cuando me hablaba de él se colocaba a la defensiva. En su fuero in¬ terno sabía que había tomado una mala decisión al unirse a él, pero por otra parte necesitaba desesperadamente lo que ese hombre representaba. Conocí otra situación en la que el hombre se sentía fas¬ cinado por una mujer que era una prostituta de lujo. Mi cliente, que era bastante inexperto e ingenuo, solía jactarse de la profesionalidad sexual de su amante, quien estaba también implicada en actividades delictivas que ella asegu¬ raba que eran insignificantes y no representaban ningún riesgo. Al cabo de un tiempo el hombre empezó a ayudarla, le detuvieron por participar en una red de lavado de dinero y pasó un año en la cárcel. Cuando le vi, estaba arrepentido de haber sido tan estúpido, pero seguía teniendo una gran confusión con respecto al sexo y anhelaba una pareja que le hiciera perder su inocencia. Sospecho que, de haber podido, habría vuelto a cometer el mismo error. LA JUSTINE QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO Las personas hablan a la ligera sobre el crecimiento perso¬ nal, como si supieran de qué va y que consiste en un de¬ sarrollo positivo y progresivo. No saben que el progreso del alma es profundo y oscuro y requiere un descenso a la vez que un ascenso. La palabra «crecimiento» es inadecuada para describir un proceso que nos hace madurar, nos con¬ vierte en personas con entidad y nos proporciona un alma. El sexo forma una parte integrante de ese proceso, que no siempre es «agradable», limpio y sencillo.
    • 252. 250 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Carrie no tenía por qué haber sufrido malos tratos. Pudo haber hallado una forma menos brutal de aprender las nece¬ sidades oscuras de la vida desprendiéndose de la ingenuidad que había adquirido en su familia. Pudo haber aprendido a expresar su sexualidad en todos sus colores, en lugar de espe¬ rar a que un hombre violento le mostrara los extremos de lo que ella buscaba. El marqués de Sade describe este esquema en su novela Justine, en la que una joven ingenua cae reiteradamente en una situación en que es brutalmente maltratada por hom¬ bres. Asimismo se refiere a la leyenda clásica de Eros y Psi¬ que, en la que a la joven inocente, desterrada a un bosque remoto, le dicen que el amante que encontrará allí, el Amor, es una bestia, un dragón. Inducida por sus envidiosas her¬ manas, Psique quebranta la regla que le prohíbe ver a su compañero de pesadilla que, tras mostrarse ante ella, huye. La mayor parte de la historia versa sobre las diversas inicia¬ ciones que experimenta Psique y que la preparan para resti¬ tuir su conexión con Eros y parir a su hijo. En esta historia, Psique se siente tan desesperada que trata de suicidarse va¬ rias veces. El sexo nos conduce a situaciones que nos hacen madurar, pero a veces esa maduración falla y sufrimos las consecuencias. La primera experiencia sexual de una persona puede despojarla en parte de su inocencia infantil, pero posterior¬ mente puede sentir el deseo de experimentar, de forma que otras experiencias sexuales continúan el proceso de la pér¬ dida de inocencia. Pero existe una diferencia entre madurar a través de una sexualidad oscura y convertir esa oscuridad en violencia. Al adentrarse en esa esfera uno rebasa el lími¬ te, va más allá del rito del sexo, en el que simbólicamente visita el mundo subterráneo de la fantasía, y penetra en la realidad, que no es una iniciación sino una victimización.
    • 253. El Eros nocturno 251 En el mejor de los casos, uno tiene un amante que goza superando los límites de la imaginación sexual en pequeñas dosis pero dentro del juego sexual. Siempre se puede dar un paso más. Uno, ya sea hombre o mujer, siempre es Perséfone a punto de convertirse en reina del mundo subterráneo. Si uno no tiene la oportunidad de profundizar en el sexo, es posible que penetre en una noche oscura que puede ser emocional y físicamente dolorosa. Es posible que esté con alguien que no goce con los juegos sexuales o tienda a so¬ brepasar los límites del dolor. He conocido casos en que ambos miembros de la pareja han experimentado con prác¬ ticas sadomasoquistas y dolorosas, al principio como un juego y luego más seriamente. A veces el juego se confunde con la realidad, donde la violencia y el dominio mutuo se convierten en un estilo de vida. Algunas personas se parecen a la Justine del marqués de Sade: nunca dejan de representar su papel. Sufren, literal¬ mente, una relación tras otra. Su noche oscura es intermina¬ ble. Otras logran pasar de la mera brutalidad a la inicia¬ ción. Se convierten en personas expertas, conocedoras de las ficciones y los teatros de la sexualidad. La transición de un estado a otro puede conllevar una larga noche oscu¬ ra de dolor y confusión. LA CONFUSIÓN SEXUAL Las noches oscuras sexuales pueden asumir diversas formas. Algunas personas comprueban que sus fantasías y deseos se inscriben en esferas desaprobadas por la sociedad. Quizá descubran su homosexualidad, su bisexualidad, su necesi¬ dad de convertirse en una persona del sexo opuesto, su insó¬ lito deseo de dolor y sumisión, su irrefrenable lujuria, su te-
    • 254. 252 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA mor al sexo, o, como Havelock Ellis, el gran sexólogo, sus extraños amores y atracciones (a Ellis le fascinaba la orina). Estos no son simples problemas sino ocasiones en que uno cae en prolongados períodos de arriesgada confusión. Estas situaciones problemáticas pueden preocupar a una persona durante años e incluso toda su vida, arrojando un tono oscuro sobre toda su existencia. Mientras duran, representan el significado de la vida. Reivindican las emo¬ ciones y dominan la imaginación. Resolverlas significa re¬ solver la centralidad de la vida. Simbolizan el esfuerzo de tratar de que el tiempo que permanecemos en la Tierra ten¬ ga sentido y consigamos algo de provecho. Jan Morris, una escritora de gran talento, cuenta la his¬ toria de su transformación mediante una operación de cam¬ bio de sexo y tratamiento hormonal de hombre, casado con una mujer a la que amaba y padre de cinco hijos, en mujer. Con prosa luminosa y admirable franqueza, describe el mo¬ mento en que, sentada debajo del piano que estaba tocando su madre, se sintió por primera vez como una mujer en el cuerpo de un hombre. Tenía cuatro años. Describe una in¬ fancia sin tensiones y conflictos y rechaza las numerosas ex¬ plicaciones médicas y psicológicas de su condición. Al refe¬ rirse a su larga búsqueda de un cuerpo femenino, dice: «Lo equiparo con el concepto del alma, o del ser, y creo que no se trata sólo de un enigma sexual, sino de una búsqueda de unidad».45 No obstante, también padeció una noche oscu¬ ra, refiriéndose a su situación como un terrible «enterra¬ miento dentro de un cuerpo masculino». Describe su perío¬ do más oscuro de su vida con estas palabras: «En lugar de enloquecer, o suicidarme, o peor aún, contagiar a todos los que me rodeaban con mi profunda melancolía, decidí cam¬ biar mi cuerpo». Y se operó para cambiar su cuerpo, obte¬ niendo la feminidad que ansiaba y sanando su alma.
    • 255. El Eros nocturno 253 Como muchas personas que tratan desesperadamente de hallar su sexualidad en la vida, Jan Morris sólo pudo ha¬ blar de su situación con unas pocas personas, entre ellas su esposa. Las personas están demasiado preocupadas por su propia sexualidad para ofrecer una mente receptiva a otra que tiene problemas. Pero Morris poseía un conocimiento espiritual sobre su situación, y la altura de su imaginación la ayudó a conservar su dignidad y calma durante años de conflicto. Siempre pensó que pertenecía al género adecuado pero al sexo erróneo. Morris nos ofrece un ejemplo gráfico y elocuente de cómo la sexualidad humana puede obligarnos a asumir nuestra ex¬ centricidad. Yo considero esta tendencia como una gracia. Revela la forma en que Eros opera a través de nuestra alma in¬ dividual. Claro está, podemos rechazar nuestros deseos, sim¬ plemente porque no concuerdan con los criterios habituales de normalidad. Pero ese rechazo radica en la ansiedad y pue¬ de convertirse para nosotros en un obstáculo que debemos su¬ perar a fin de abrazar nuestra alma. Siento una profunda admiración por una persona como Jan Morris, cuya clara devoción a su profunda realidad le permitió resolver las necesidades de su vida. El hecho de que escriba tan maravillosa e inteligentemente sobre su in¬ sólito dilema es un don añadido. Morris entiende explícita¬ mente su problema como un problema del alma, no sólo del cuerpo. Dice: «Desde el principio interpreté mi viaje como una búsqueda, sacramental o visionaria, y al pensar ahora en ello comprendo que asumió para mí una cualidad épica, con un propósito irreversible, una conclusión inevitable... Yo la equiparo con la idea medieval del alma».46 Morris demuestra una extraordinaria percepción sobre su insólita experiencia de un error de género. Entiende que pese a su aparente carácter puramente físico, la intensa lu-
    • 256. 254 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cha se libró en su alma. Vio más allá del carácter literal del género físico su naturaleza como persona. Es un ejemplo a imitar por cualquiera que experimente una profunda confu¬ sión sexual sin esperanzas de superarla. Pocas personas se enfrentan a una problema de la mag¬ nitud del que padeció Jan Morris, pero muchas ansian un cambio en su situación. Poseen escaso conocimiento de su sexualidad y les resulta difícil sentirse bien consigo mismas. Experimentan el sexo como una pulsión incontrolable, en lugar de una pasión que pueden moldear a su gusto. Morris fue valiente y leal a su deseo supremo y buscó con paciencia una insólita solución que solventó el problema de su sexua¬ lidad. Otros deberían respetar también sus anhelos sexuales y tratar de sacar provecho de sus largas noches oscuras de confusión. TEMOR Y ANSIEDAD El acto del amor, pese a su promesa de placer, provoca ansie¬ dad en muchas personas. Placer el amor no es complicado, pero es un arte y requiere cierta habilidad. Esencialmente constituye la expresión espontánea de deseo y la realización de fantasías asociadas con nuestros anhelos más intensos. Es posible que usted no conozca o no sea consciente de las raí¬ ces de sus deseos al hacer el amor. Algunos actos pueden ser importantes para usted —besar, tocar, mirar, escuchar cierto sonido— aunque no sepa por qué. Quizá no se pregunte nunca el motivo de sus deseos, por más singulares que sean. Quizá no los encuentre descritos en un manual de sexuali¬ dad, o quizá le preocupe que tengan un carácter pervertido. El temor aparece naturalmente cuando uno concede espacio a sus deseos, porque no es sencillo fiarse del deseo sexual.
    • 257. El Bros nocturno 255 Mostrar el cuerpo es mostrar el alma, porque el cuerpo es el alma. Permitir que alguien vea nuestro cuerpo en toda su desnudez, y no digamos que lo toquen y abracen, equiva¬ le a mostrar nuestra alma en todo su esplendor y compleji¬ dad. Pero no siempre es fácil mostrarse completamente des¬ nudo. ¿A quién le complace que otra persona le vea en toda su desnudez, por más que amemos a esa persona? ¿En quién podemos confiar hasta ese punto? Es posible que conozca usted a una persona con la que desee explorar la sexualidad sin reservas, mostrándose en toda su desnudez. Quizá le atraiga su encanto personal o lo que representa para usted. Quizá desee simplemente tener un contacto físico con esa persona, o quizá se sienta sexualmente excitado o excitada. Hace usted el amor con su pare¬ ja, mostrándose quizá vulnerable ante ella. El hecho de satis¬ facer su atracción y su deseo puede ser una experiencia muy gratificante. Pero al mismo tiempo le inquieta. Quizá descu¬ bra en los signos del acto sexual, aunque sea subliminalmente, que su confianza en otra persona tiene ciertos límites, bien en general o con una determinada pareja. Las inhibicio¬ nes en el sexo son tan importantes como las libertades. LOS LÍMITES DEL SEXO Es posible que en su noche oscura sexual aprenda a apreciar sus cualidades virginales, sus dudas e inhibiciones. El daimon de la cautela es tan importante como el daimon del de¬ seo. Hacer el amor tiene su yin y su yang, deseo y temor, en¬ roscados uno alrededor del otro como un par de amantes, ambos igualmente válidos. No tener ninguna inhibición so¬ bre el sexo sería como no tener límites en su afán de ganar dinero. Su pasión obsesiva podría destruirle.
    • 258. 256 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Pero ansiedad no es lo mismo que inhibición. Su reti¬ cencia a hacer el amor con una determinada persona puede encerrar cierta sabiduría. Por otra parte, su ansiedad con respecto al sexo puede obedecer a su incapacidad de crecer sexualmente. Quizá no haya resuelto ciertos conflictos que surgieron en su infancia o a través de experiencias dolorosas. Quizá necesite en última instancia comprender que es un ser sexual y permitirse comportarse como tai. Es posible que a la hora de hacer el amor le atormenten sus viejos complejos con respecto a la sexualidad. Muchas personas en la vida moderna han sido educadas para sentir¬ se culpables sobre su sexualidad. O quizá les hayan impues¬ to ciertas reglas desde muy jóvenes. Muchas están lastradas por enseñanzas religiosas moralistas, que les hacen sentirse inferiores y acomplejadas. Por una parte sienten un intenso anhelo de liberarse sexualmente, y por otra un profundo e inconsciente sentimiento de culpa. Para muchos, el deseo sexual choca con las enseñanzas que previenen contra el placer. Este conflicto está tan ocul¬ to en las zonas más recónditas de la memoria que la mayo¬ ría de intentos de resolverlo son inútiles. Uno debe hallar el medio de penetrar en esa zona extremadamente sensibiliza¬ da y aportarle cierto alivio. Es preciso que concibe su deseo de vivir plenamente y su sentido de culpabilidad por no re¬ primirse. Incluso las personas que parecen no tener inhibi¬ ciones quizá tengan que hallar la forma de aliviar esa ten¬ sión, porque no es lo mismo comportarse con libertad que sentirla. La noche oscura puede asimismo contener recuerdos de malas experiencias. No se trata sólo de comprender que no todas las parejas sexuales son egoístas, demasiado agresivas o distantes. Los recuerdos encierran menos lecciones de las que hemos asimilado. Al margen de que esas lecciones sean
    • 259. El Eros nocturno 257 positivas o negativas, nos ayuden o no, permanecen impre¬ sas en la memoria impermeable e inamovible que se activa subliminalmente en una situación sexual. Es aconsejable hablar de esos recuerdos sin tapujos, en la medida de lo po¬ sible. Pero también requiere un cambio fundamental de perspectiva, eliminar las raíces del problema. Conviene que comprenda que su sexualidad es única. Que posee sus propias fantasías y deseos, su propio pasado y sus propias inhibiciones. Todos esos factores configuran su sexualidad, junto con sus partes buenas y sus conflictos. Con el tiempo debe aprender a sacar provecho de ese mate¬ rial erótico. Quizá deba perdonarse algunos errores pasa¬ dos, resolver los elementos neuróticos y permitirse ciertos deseos que usted y otros quizá no comprendan. Es posible que deba madurar hasta el punto de comprender que su se¬ xualidad, en forma de sensualidad, de una apreciación de la belleza e intimidad, puede incidir en toda su vida. Puede utilizarla como un recurso para hacer una aportación per¬ sonal a la sociedad, un elemento importante a la hora de hacer que su vida tenga sentido. El sexo no es sólo personal; es un aspecto de la vida cultural, y su sexualidad puede ser un medio de conectarse con el mundo. LA NOCHE OSCURA SEXUAL DE LA SOCIEDAD Los historiadores nos dicen que durante los festivales dionisíacos los griegos antiguos portaban en procesión gigantes¬ cas imágenes fálicas, a veces hechas de madera y decoradas con guirnaldas. Actualmente esa costumbre nos parecería inconcebible, por más que nuestras películas y revistas es¬ tán repletas de escenas sexuales. Hoy en día muchos jóve-
    • 260. 258 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA nes no se molestan en ir a ver una película a menos que po¬ sea un elevado contenido sexual. Nosotros también tene¬ mos nuestras imágenes fálicas, en los misiles, las metralletas y los rascacielos. Pero al mismo tiempo tenemos cierta re¬ serva que estriba en la ansiedad que nos produce el sexo. La solución a una sociedad excesivamente sexualizada no consiste en moralizar contra ella, que sólo sirve para po¬ tenciar su exagerada sexualidad, sino ser más sexuales de una forma madura y sutil, reconociendo abiertamente el importante lugar que ocupa la sexualidad en la vida y per¬ mitiéndonos una mayor variación al tiempo que tratamos de analizar nuestra sexualidad a lo largo de la vida. Algu¬ nos quizá consideren estos consejos permisivos e inmorales, pero me limito a recomendar que nos abstengamos de exa¬ gerar el tema del sexo. Cuanta más importancia le damos en nuestra experiencia cotidiana, menos sustancia posee y más confundidos nos sentimos todos. La exagerada sexualidad que vemos en los medios de comunicación y en la preocupación de la gente corriente in¬ dica que padecemos una carencia de sexo. Nos falta el pro¬ fundo placer y vitalidad que una sexualidad más auténtica nos aportaría. Cuando desaparece una sexualidad profun¬ da, el resultado no es vacío sino ira. La agresividad y la vio¬ lencia asumen con frecuencia su lugar. O bien las personas se deprimen porque Eros no está presente para conferir a la vida su energía y pasión. A un nivel profundo, el problema de la sociedad actual es el afán de convertir su sexualidad infantil en una vida plena regida por el goce sensual, la be¬ lleza, la intimidad y la comunidad. Debemos transformar nuestro materialismo en un goce físico dotado de alma. Tra¬ bajamos demasiado duro y demasiadas horas para gozar de placeres que podríamos obtener por medios más sencillos. Sin la sutil tensión de la sexualidad en nuestras actividades
    • 261. El Bros nocturno 259 cotidianas, forzamos el erotismo hacia unas formas más te¬ nebrosas y menos constructivas, como en Internet, que está repleto de obscenas webs con explícito contenido sexual. Nos sentimos deprimidos y furiosos, lo cual no constituye una buena base para la paz y la satisfacción. Hemos visto que muchas noches oscuras pueden ser transformadoras y renovadoras. Al igual que muchos pe¬ ríodos sexuales de estrés y vacío. Le concederán la oportu¬ nidad de replantearse buena parte de los prejuicios que ha adquirido a partir de la infancia. Pueden purificar su mente y sus sentimientos hasta el punto de permitirle comenzar de nuevo, reivindicar sus pasiones y descubrir su propia sexua¬ lidad. Requiere valor e imaginación superar el moralismo de su familia o sociedad, pero comprenderá lo importante que es para su vida lograr analizar su sexualidad y entregar¬ se a ella. Es su vida y una gran parte del significado de su ser. Debe cultivarla de una forma que esté en consonancia con sus valores y su propósito vital. Goce y disfrute de ella.
    • 262. -
    • 263. 9 Creatividad, el niño y la cabra que conoce el terreno que pisa Todos, sin excepción, poseemos lo que Jung denomina «el instinto creativo». Usted debe hallar la forma de desenvol¬ verse en el mundo y estar presente como la persona única que es. No es preciso que sea un artista, pero debe contri¬ buir a configurar este mundo, al menos en una pequeña parte, de acuerdo con su talento y su visión. Si no ejercita esta creatividad, es posible que se sienta deprimido e insa¬ tisfecho. Por otra parte, mientras trata de ser creativo, pue¬ de tener la sensación de hallarse en otro túnel de frustración y desengaño. Según dicen, los artistas nacen «bajo Saturno». Esto sig¬ nifica que la fuente de su creatividad es también la raíz de su sufrimiento. En la Edad Media y el Renacimiento, se creía que Saturno era el patrón de la melancolía y la inspiración artística. No todos los aspectos de la vida creativa son posi¬ tivos. Si uno se arriesga a expresarse de forma creativa, es posible que tenga que enfrentarse a Saturno, a su melanco¬ lía, su frialdad y sus limitaciones. Desde hace siglos se viene hablando sobre la conexión entre una vida creativa y el tormento emocional, y los artis-
    • 264. 262 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA tas siguen preguntándose, a la vista de tantos suicidios y vi¬ das problemáticas, si existe cierta relación entre la creati¬ vidad y el sufrimiento. La respuesta no es sencilla, y es apli¬ cable a todos los que tratamos de aportar algo a nuestro mundo. Ciertamente, la actividad creativa a menudo está llena de frustraciones, simplemente porque uno no logra cons¬ truirse la vida o realizar la obra creativa que desea. Quizá no posea los conocimientos o el talento necesarios, o quizá sus expectativas sobre sí mismo no se ajusten a la realidad. En cualquier caso, el ser suele estar implicado en toda obra cre¬ ativa, y muchas veces uno pone tanto ego en ella que el mí¬ nimo fallo le desespera. El narcisismo, que a veces impide que uno apruebe lo que hace, es más doloroso de lo que pa¬ rece y se oculta en la obra creativa de algunas de las perso¬ nas más inspiradas y altruistas. Pero la antigua tradición sobre Saturno indica que en cualquier acto creativo o vida creativa, no sólo existe una expansión de visión sino una contracción de vida y persona. Nos equivocamos al pensar en la creatividad sólo en térmi¬ nos de inspiración y expansión. Como el pintor Craig Stockwell ha expresado elocuentemente, un pintor se embarca en una relación monógama con su pintura y su arte. Esto es algo que se asemeja a un matrimonio, tanto en la oportuni¬ dad de expresarse como en la necesidad de refrenarse. CREADORES EGOCÉNTRICOS Con frecuencia las personas creativas están obsesionadas con sus fallos y defectos y ansian desesperadamente alcan¬ zar la popularidad y el éxito. Como escritor y músico, que tiene por compañera a una artista, me topo continuamente
    • 265. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 263 con hombres y mujeres extraordinariamente creativos cuyo nivel de desesperación me asombra. Las personas que co¬ nozco suelen estar llenas de ideas y satisfechas con los li¬ bros, la música y las obras teatrales que crean, pero ansian el éxito y rara vez lo encuentran. Se toman las críticas muy a pecho, hasta el extremo de que acaban desmoralizados y hundidas. He observado dos problemas que atormentan a esas personas. En primer lugar, la calidad de su obra. Por lo ge¬ neral sobrevaloran lo que hacen y se resisten a corregirlo, a modificar su criterio o educarse en su arte. Tienden a ser narcisistas y ególatras. Comprendo que para ser una perso¬ na creativa es necesario cierta dosis de vanidad. Pero una opinión poco realista sobre las dotes de uno mismo puede causarle serios conflictos. Uno no sabe si sus esfuerzos son válidos o no y se cuestiona constantemente. Pero al mismo tiempo se cree un genio. El segundo problema es que uno tiende a juzgarse según el éxito comercial y económico que reseñan periódicos y re¬ vistas. En muchos casos no se siente satisfecho con la re¬ compensa que obtiene por un trabajo bien hecho, sino que ansia alcanzar elevados niveles de popularidad y beneficios económicos. Dado que sólo unos pocos consiguen ganar grandes cantidades de dinero con un trabajo creativo, uno puede sentirse deprimido y ansioso de triunfar. Esta ansia, implacable y amarga, reside en la categoría de envidia y ce¬ los. Entre las numerosas personas creativas que he conoci¬ do, muy pocas parecen inmunes a la necesidad de conseguir una gran popularidad y adulación. Para muchas personas, el hecho de no convertirse en una estrella representa una tragedia que hace que se sientan insatisfechas de su vida y su incapacidad de alcanzar el éxi¬ to. Con el tiempo, la mayoría aprende a vivir en un mundo
    • 266. 264 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA realista y a contentarse con realizar su trabajo. Unas pocas alcanzan sus sueños, lo cual no les impide tener problemas. Las personas creativas viven en una tensión constante, con¬ fiando en obtener maravillosas recompensas y exponiéndo¬ se a caer en el fracaso y el desencanto. Conozco por experiencia propia los altibajos del éxito. Durante años coleccioné notas de rechazo. De vez en cuan¬ do los editores hacían algún comentario como: «Su manus¬ crito es muy interesante, pero no es lo que buscamos. En¬ víenos su próximo trabajo». Conservo esas cartas en un archivo para no olvidar lo que significa tratar de abrirse camino como escritor. En cierta ocasión, hace tiempo, me invitaron a dar un cursillo en una importante y prestigiosa institución docente para adultos. Yo necesitaba el dinero y la oportunidad de incentivar mi carrera. A última hora me llamaron para decirme que habían contratado a otra per¬ sona «más idónea». En la actualidad, esa misma institu¬ ción me llama con frecuencia para impartir conferencias. Los miembros del claustro son demasiado jóvenes y desco¬ nocen mi primer fracaso con la institución, pero yo no lo he olvidado. Las personas creativas que conozco que han alcanzado el éxito se sienten satisfechas de sus vidas, pero la necesidad de demostrar constantemente su ingenio hace que sean un tanto excéntricas. Me pregunto hasta qué punto se sienten satisfechas. Tienen dinero y la adulación del público, pero no encajan en la categoría de las personas «normales.» Los famosos se esfuerzan en preservar su intimidad, y los menos conocidos buscan constantemente el reconocimiento. Crear significa generalmente hacer algo para consumo público. Si el público te acepta, la vida es excitante. Si te ig¬ nora, te sientes desmoralizado. Esta ambivalencia queda plasmada en la tradicional imagen astrológica capricornia-
    • 267. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 265 na de Saturno: la cabra en la cima de la montaña. La esca¬ lada y perseverancia son admirables, pero el precipicio es abrupto y profundo y siempre puedes caer en él. Una perso¬ na creativa tiene que ser como la cabra de Capricornio, ca¬ paz de alcanzar la cima y lo suficientemente hábil para no despeñarse. LA DESESPERACIÓN SILENCIOSA Debido a su naturaleza, la creatividad requiere un alto nivel de individualismo, pero no es fácil ser un auténtico indivi¬ duo en un mundo al que le complace la conformidad. Ro¬ deado de grupos, jerarquías y organizaciones, un auténtico individuo tiene que mostrar un carácter firme e imaginati¬ vo. Uno debe esforzarse en vivir una vida original y evitar dejarse arrastrar por la ola de inconsciencia cultural. En un mundo inseguro, todo el mundo pretende decir a los demás cómo deben pensar y vivir. Hoy en día millones de personas se sienten perdidas por¬ que la cultura, saturada de medios informativos, grandes al¬ macenes y trabajos anónimos, hace que se sientan anónimas. En nuestros días es muy frecuente ilusionarse por un nuevo trabajo bien remunerado, pero también comprobar al poco tiempo que es un trabajo deshumanizante. En casa, la ma¬ yoría de personas permanecen sentadas ante el televisor asimilando la misma ración de noticias y programas de en¬ tretenimiento. Asimismo, comen la misma comida rápida y preparada y lucen la misma ropa. Esa uniformidad resulta cómoda y gratificante, pero a la larga provoca una sensación de hastío y socava la vitalidad. La sociedad confiere un carácter romántico a la creati¬ vidad, exiliándola en un grupo limitado de celebridades y
    • 268. 266 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA «estrellas». La exagerada idealización del tipo creativo es una forma de defensa: uno no tiene que ser excepcional si idealiza a las personas de éxito de lejos. Al dejar que unos pocos sean los creadores, uno se convierte en una persona no creativa y no excepcional. El mundo se divide en los ti¬ pos creativos altamente visibles que ganan mucho dinero y en la mayoría de personas corriente carcomidas por los ce¬ los y la envidia. La vaga sensación de ser un don nadie no constituye exactamente una noche oscura, sino un atarde¬ cer brumoso del alma. Para muchos, esa vaga sensación de pertenecer a la ma¬ yoría anónima es deprimente. Uno sabe que por más que se esfuerce, es difícil conseguir que acepten y admiren su cre¬ atividad. Las cifras son abrumadoras. La proporción de es¬ critores, pintores y músicos en comparación con editores, galerías y sellos discográficos importantes es increíble. Las personas creativas que no son artistas se enfrentan a em¬ pleadores que no quieren arriesgarse aceptando ideas inno¬ vadoras. Uno se queda en su casa, sumido en su simpli¬ cidad, preguntándose por qué transcurren los días sin el menor aliciente. La sociedad se siente confundida sobre el tema de la in¬ dividualidad y creatividad. La cadena de montaje, los innu¬ merables trabajos anónimos y mal remunerados, el gigan¬ tesco poder económico y político de la clase dirigente son rasgos de una sociedad estratificada que provocan una in¬ tensa frustración a la persona normal y corriente. El hom¬ bre medio anhela sentirse digno. Imagina que un día gana¬ rá la lotería. El grado de su necesidad le impide desarrollar un buen trabajo, y se encuentra atrapado entre los grandes ideales y la amarga realidad. No es de extrañar que hoy en día la gente sueñe con quedarse atrapada en ascensores y es¬ caleras mecánicas, bajando y subiendo sin cesar, pues con-
    • 269. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 267 templan constantemente elevados ideales y héroes al tiempo que se sienten atrapadas en la prosaica realidad de sus mo¬ nótonas existencias. Hace más de cien años Henry David Thoreau expresó esto mismo sobre su sociedad con estas célebres palabras: «La inmensa mayoría de personas llevan una vida de deses¬ peración silenciosa... Incluso debajo de lo que denominan los juegos y las diversiones de la gente se oculta una deses¬ peración estereotipada pero inconsciente».4 Esta «desespe¬ ración silenciosa» forma parte de la noche oscura de la so¬ ciedad, en la que la mayoría participa en diverso grado. Algunos se salvan del trabajo embrutecedor que hace que la máquina de la sociedad siga funcionando, y unos pocos, como el protagonista de la obra teatral Mil payasos, deci¬ den no participar. El protagonista de dicha obra abandona de improviso su trabajo y empieza a vivir la vida que siem¬ pre ha anhelado. Hace poco oí la historia de un pianista clᬠsico que decidió renunciar a los «aburridos» y numerosos conciertos que ofrecía cada año. Como símbolo de su pro¬ testa, arrojó su piano por la ventana, estrellándolo contra la acera. Luego iba de población en población montado en un piano-bicicleta que había inventado para tocar para gente normal y corriente. Todos deberíamos arrojar nuestras mᬠquinas, escobas, papel y ordenadores por la ventana y co¬ menzar de nuevo. Como veremos en el próximo capítulo, un buen sistema para afrontar una noche oscura es hacer algo fuera de lo normal y profundamente simbólico. Usted puede utilizar su desesperación como una guía y un barómetro. Reprima una parte de la adulación que ofre¬ ce a otros para aliviar una parte de esa desesperación que experimenta. Al interiorizarla, descubrirá el valor de las co¬ sas sencillas que le dan significado. Poco a poco logrará dis¬ traerse con cosas más cotidianas, más individuales que co-
    • 270. 268 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA lectivas. Puede ser algo tan simple como disputar un parti¬ do de baloncesto en lugar de pagar una fortuna para ver a una estrella. O puede convertirse en músico, en lugar de conceder toda su atención musical a las estrellas de la músi¬ ca pop. Los espectáculos deportivos y artísticos no tienen nada de malo. Es emocionante ver jugar a un deportista de élite o asistir ai concierto de un buen músico. Pero no conviene abusar. Esos espectáculos dan aliciente a la vida, mientras uno busca numerosas formas corrientes de ser creativo. Uno puede buscar adulación entre los miembros de su fa¬ milia y vecinos en lugar de entre el mundo entero. ¡Lo pe¬ queño es hermoso! POPULARIDAD PARA TODOS La exagerada atención que prestamos a las celebridades forma parte de la decadencia contemporánea. Es irreal y ex¬ cesiva. Sin duda, la celebridad siempre formará parte de la vida, porque expresa la necesidad de mitos, un nivel de ex¬ periencia más allá de lo normal y literal. Contemplamos ad¬ mirados a ciertos personajes como si fueran estrellas de una galaxia. Hay algo de celestial en esta adoración de los ído¬ los. Pero no es serio. Es más sintomático que sincero. Hace siglos la gente acudía a un templo para contemplar imáge¬ nes y realidades auténticamente celestiales. Honraban a las verdaderas estrellas del cielo, no a las «estrellas» metafóri¬ cas de Hollywood. Si preguntáramos a las celebridades qué es lo que desean más fervientemente, seguramente reconocerían que disfrutan estando en el candelero pero que echan de menos la privaci¬ dad de una vida normal. Tanto las personas famosas como
    • 271. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 269 las que no lo son, situadas en extremos opuestos del espectro, necesitan cierto grado de simplicidad. La auténtica creativi¬ dad no se encuentra en el centro sino en una mezcla de lo or¬ dinario y lo especial. Las proporciones varían según la perso¬ na, pero los extremos siempre son contraproducentes. La gente me pregunta «¿cómo puedo convertirme en escritor?» Mi respuesta es bien sencilla: «escribiendo». Es más importante crear que ser un creador, en cualquier sen¬ tido narcisista de la palabra. Creatividad significa crear, aportar al mundo algo que merezca la pena. Un teólogo di¬ ría que una persona creativa participa en la obra del Crea¬ dor. La creación del mundo es un proyecto constante, y par¬ te de la divinidad del ser humano —un concepto atesorado por los filósofos renacentistas-— consiste en aportar algo a ese proceso. Si uno aborda la tarea con inseguridad y titu¬ beos, su ego se interpondrá y acabará centrándose más en ser un creador que en crear algo. Pero eso es empezar la casa por el tejado. Comience con un trabajo creativo co¬ rriente y descubrirá lo que significa ser una persona creati¬ va. La idea no es que se convierta en una estrella, sino en dar a su trabajo el brillo y resplandor que son signos de di¬ vinidad. LA CREATIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NIÑO Es inútil tratar de definir la creatividad. Cuando hablamos de ella, nuestras palabras están condicionadas por una ima¬ gen arquetípica que hace presa en nosotros. Cuando deci¬ mos que somos creativos, expresamos un mito, quizás una imagen de suprema genialidad, de éxito rotundo o de ta¬ lento desbordante. En algunos casos incluye también fanta¬ sías sobre un niño desinhibido. Pensamos en la creatividad
    • 272. 270 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA como originalidad, espontaneidad o meros comienzos, y debajo de esas ideas residen recuerdos de la infancia. Para crear a partir de cero conviene despojarse de exce¬ sivas influencias y hábitos. Uno debe comportarse como un niño, recién llegado a la Tierra, lleno de curiosidad y pre¬ guntas, relativamente libre y desinhibido, dispuesto a expe¬ rimentar y, ante todo, deseoso de jugar. Deberíamos poseer lo que el maestro zen denomina «la mente del neófito», el espíritu del niño que está relativamente libre de la contami¬ nación cultural. Con frecuencia pensamos en ese niño en términos pura¬ mente positivos, subrayando su espontaneidad y vitalidad. Pero el niño también es exigente, torpe, desinformado y mal adaptado. Si uno pretende bucear en el espíritu de ese niño, tiene que aceptar al mismo tiempo lo bueno y lo malo. A al¬ gunas personas creativas les atrae el aspecto lúdico pero se comportan como niños malcriados ante la perspectiva de trabajar con ahínco. Les complace la pose de ser una perso¬ na creativa pero les disgusta esforzarse para serlo. En la vida moderna solemos reprimir al niño, porque el infantilismo constituye una ofensa para el ego que admira¬ mos. Preferimos a una persona educada, controlada, bien adaptada y uniforme que ha aprendido a acomodarse a nuestros propósitos sociales, que están principalmente con¬ dicionados por nuestra creencia en el capitalismo. Defini¬ mos la madurez en estos términos y apoyamos un sistema educativo basado en esa filosofía. Nuestra falta de civismo obedece en gran medida al niño reprimido, que reacciona contra la implacable exigencia de conformidad por parte de la sociedad. Las personas se sienten amargadas y deprimi¬ das debido a la vida sin alicientes que están obligadas a lle¬ var, y manifiestan su amargura repudiando los buenos mo¬ dales y la solidaridad, como niños que no han aprendido a
    • 273. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 271 comportarse como es debido socialmente. En parte nuestra noche oscura social contemporánea se debe a la represión del niño. Reprimimos e idealizamos. Reprimimos al infante ence¬ rrando a los niños en campamentos religiosos destinados a reforzarles el carácter, excluyéndolos de la vida social, ma¬ triculándolos en escuelas mal equipadas y deprimentes, exi¬ giéndoles que crezcan rápidamente a través de clases extracurriculares, limitando sus juegos y dejándolos en manos de demasiados «canguros». Asimismo, reprimimos el alma del niño idealizando y confiriendo un carácter romántico a las virtudes infantiles, que contemplamos como una meta prác¬ ticamente inalcanzable en la vida adulta. Idealizar es una estrategia de defensa y autoprotección. Todo el mundo de¬ sea comportarse de forma espontánea y alegre, pero pocos lo hacen en serio. Si debajo de su noche oscura del alma residen intentos de ser creativo, le recomiendo que analice su infancia. Es po¬ sible que su espíritu infantil se haya perdido entre los recuer¬ dos de su pasado, y que cobre vida cuando logre conectar de nuevo con él. He conocido a muchos hombres y mujeres que se quejaban de su falta de creatividad y de la desorientación y tristeza que les producía. Recobraron su creatividad de di¬ versas formas: regresando a sus ciudades natales, reanudan¬ do el contacto con sus familias, preparando platos que re¬ cordaban de su infancia y resolviendo sus conflictos con miembros de la familia. La separación entre su ser adulto y el espíritu del niño puede subsanarse de diversas formas simples y concretas. Tenga presente que las cualidades in¬ fantiles que necesita como adulto están conectadas con su infancia. Es preciso que redima esa infancia y se reconcilie con ella.
    • 274. 272 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA LA CRISIS DE JUNG Y SU DESCUBRIMIENTO DE LA INFANCIA Coando C. G. Jung rondaba los cuarenta años experimentó una importante transición en su vida, que arroja luz sobre nuestro tema de restituir al niño. En sus memorias Jung lo llama su «confrontación con el inconsciente». Jung se vio obligado a renunciar a su cátedra para centrarse en las imᬠgenes y emociones que se apoderaban de él de día y de no¬ che. La crisis se produjo al comienzo de la Primera Guerra Mundial, momentos de intensa ansiedad en todo el mundo. Es difícil precisar si se trató de una noche oscura, pero no cabe duda de que fue una época de extrema confusión para Jung. Su biógrafo Gerhard Wehr se refiere a ella como su travesía nocturna. Jung sintió que su mundo se desmoronaba y esperó una señal de alguna ayuda interior. Por fin recordó un episodio de cuando tenía once años y construía figuras con cubos de madera y piedras. El recuerdo estaba impregnado de emo¬ ción, y Jung pensó que debía tomárselo en serio. De modo que empezó a jugar de nuevo con cubos de madera y pie¬ dras y construyó una aldea en miniatura. Realizaba su «ta¬ rea» durante la hora del almuerzo y por la tarde, después de haber visitado a todos sus pacientes. Le incomodaba volver a conectar con su infancia comportándose como un niño, pero esa tarea tuvo una gran importancia para él. Posteriormente describió la experiencia en estos térmi¬ nos: «El niño pequeño sigue presente, y tiene una vida crea¬ tiva que yo no poseo... Ese momento fue un punto de infle¬ xión en mi vida, al que cedí después de resistirme durante largo tiempo y no sin cierta resignación. Fue una experien¬ cia profundamente humillante comprender que no podía hacer otra cosa que entretenerme con juegos infantiles».48
    • 275. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 273 Jung pasó tres años sumido en esta incertidumbre y se¬ quía creativa. Según dijo, durante ese tiempo lo más impor¬ tante para él era mantener fuertes vínculos con su familia y su profesión para conservar la estabilidad y permanecer centrado. Plasmó sus sueños y fantasías, realizó esculturas y dibujos, y prestó una estrecha atención a algunos hechos extraños que ocurrieron en su casa. Describe la experiencia como un proceso lleno de anhelos e inspiraciones que se desarrolla progresivamente, no como un programa terapéu¬ tico preconcebido. Posteriormente Jung llegó a la conclusión de que esa fue la época más fecunda de su vida, pues le proporcionó la ma¬ teria prima con la que creó el resto de su obra. Sus esfuerzos durante ese tiempo le enseñaron la forma de afrontar el alma. Citó un texto alquímico que utiliza palabras familiares, como «limpiar la oscuridad de nuestra mente». Catarsis. Jung lim¬ pió su atribulada mente con los objetos de la infancia. Este poderoso ejemplo de la vida de Jung ilustra nues¬ tro tema, la necesidad de permanecer en contacto con la in¬ fancia para bucear en su espíritu. La creatividad no consis¬ te tan sólo en realizar impactantes inventos o grandes obras de arte. Consiste en moldear nuestra vida y cultivar nuestro espíritu. El espíritu del niño desempeña un importante pa¬ pel en esta creatividad, no sólo como una imagen de espon¬ taneidad sino como una etapa de la vida que quizá no fue¬ ra satisfactoria o feliz. James Hillman nos aconseja que evitemos dotar de ro¬ manticismo o rechazar esta cualidad infantil del alma, y uti¬ lizar tanto su promesa como su vergüenza. Es una cuestión importante: si uno no siente cierta vergüenza en la inferio¬ ridad el niño, como sintió Jung, es probable que esté más centrado en la noción idealizada del niño que en el espíritu del niño. El sentimiento de inferioridad que suele acompa-
    • 276. 274 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ñar al arquetipo del niño no es necesariamente negativo. Contribuye a que seamos modestos y permite que nuestra creatividad fluya sin intromisiones de un ego que ansia de¬ sesperadamente la fama y el reconocimiento público. EL NIÑO PERDIDO Al inicio de la era cristiana y a finales del Renacimiento, el «desarrollo» humano era considerado de forma muy distin¬ ta a nuestro concepto de evolución. En esas épocas se con¬ sideraba que el alma humana desciende a través de los siete planetas y recibe una impronta de cada uno de ellos. Cuan¬ to más se aproxima a la Tierra, más humana se hace. Yo imagino la suerte del alma de forma similar en nuestra épo¬ ca. Las diversas etapas que atravesamos no desaparecen, dejan su impronta en nosotros y, a medida que nos encarna¬ mos progresivamente, nos volvemos más complicados. Uno es la suma de sus fases y experiencias, por tanto no nos despojamos de nuestra infancia. Constituye una pieza de nosotros irremisiblemente imbricada en el tejido de la persona en la que nos convertimos. Jung descubrió la importancia de reconocer un pequeño segmento de la in¬ fancia, en el que halló el secreto de toda su vida de adulto. Quizás el propósito de su noche oscura fuera encontrar a ese niño de once años. Si uno no se reconecta con ciertas fases de su infancia, quizá reviva ese segmento de su mito personal en su vida adulta. Muchas personas están atrapadas en una determi¬ nada fase de su historia personal, y esa pieza de su biogra¬ fía es la que les impide llevar una vida creativa. Su larga noche oscura obedece a haber quedado atrapado en un de¬ terminado nivel de su desarrollo.
    • 277. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 275 Yo tenía un pariente que estaba dominado por su ma¬ dre, que no quería que creciera. Cada vez que mi pariente decidía mudarse a otro lugar, con el fin de alejarse de su ma¬ dre, ésta enfermaba repentinamente. Mi pariente tenía que cambiar constantemente de planes y permanecer junto a ella. Por lo que sé, este esquema no cambió nunca, y la vida de mi pariente estaba impregnada por un aire de tragedia. Nunca logró alcanzar la madurez. No dejó que su madre le dominara por completo, y pese a su oscuridad parecía sen¬ tirse relativamente satisfecho, pero no puede decirse que lle¬ vara una vida creativa. Es difícil saber cuándo uno se halla atrapado en una de¬ terminada fase de su desarrollo. Un signo es cuando observa que se comporta de forma infantil o paternal, especialmente si se trata de una conducta exagerada. Quizás observe, como me ocurre a mí, un problema relativo a las figuras parentales. Quizá se comporte como un niño con respecto al padre o la madre. Pero esos esquemas suelen invertirse. Quizá se comporte usted de forma intolerante consigo mismo y los demás. Una vez superada la fase del conflicto padre/hijo, esos temas se vuelven más sutiles. Entonces podrá encajar las críticas y al mismo tiempo gozar del aspecto lúdico de su creatividad. Tenemos constantemente la opción, como demuestran estas historias, de vivir o retirarnos de la vida. El hecho de re¬ tirarnos suele ser una decisión de vivir en el pasado, de per¬ manecer en el confort que nos ofrece un esquema familiar. Si pudiéramos elegir nuevas oportunidades —lo cual represen¬ ta en sí mismo cierta creatividad— posiblemente no nos que¬ daríamos atrapados en el pasado. El pasado puede ser un re¬ curso, como un manantial de agua borboteante que nos refresca y alivia. Pero también puede constituir una caja en la que permanecemos encerrados y aislados de la vida.
    • 278. 276 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Con todo, existe una gran diferencia entre estar atrapa¬ do en el pasado y permanecer conectado a él. Paradójica¬ mente, estar fijado en el pasado significa negarlo. Antes he expuesto ejemplos de personas que han recuperado su crea¬ tividad regresando inteligente y libremente a personas y he¬ chos de su pasado. Estas dos acciones, ser creativo y relacio¬ narse con el pasado, se apoyan mutuamente. Si uno consigue dejar de luchar contra su historia y hallar un medio viable de permanecer conectado a ella, tendrá la libertad de responder a nuevas oportunidades. Pero si está enzarzado en una lucha con su pasado, no puede vivir el presente. Al igual que mucha gente, es posible que se viera obli¬ gado a crecer demasiado depnsa. Quizás era el hijo o la hija mayor de una familia numerosa y tuvo que desempeñar las funciones de padre o madre. Es posible que al hacerse ma¬ yor acuse la falta de una infancia. No ha podido experimen¬ tar fases importantes en su vida y tiene la sensación de ser una persona incompleta. A menudo este esquema provoca una tristeza crónica, pues le impide gozar de la alegría y vi¬ talidad que le aporta su eterna infancia. Yo viví una experiencia análoga. Al ingresar en un se¬ minario al principio de mi adolescencia, no gocé de una adolescencia normal. Tuve que hacerme adulto de la noche a la mañana, y las tensiones fueron tremendas. Ahora creo que este hecho me perjudicó y desde entonces no he cesado de buscar mi infancia. Por fortuna la he hallado en parte en mi vida con mis hijos, pero durante años he sentido a un niño triste vagando por las calles solitarias de mi alma. No he tenido muchos sueños sobre niños perdidos, pero he tenido sueños recurrentes de aviones que vuelan a ras de suelo, procurando no estrellarse contra los edificios de una ciudad, y rodando por carreteras y calles. Años atrás interpretaba esos sueños como un método eficaz de mante-
    • 279. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 277 ner mi espíritu, que tiende a elevarse, centrado en la tierra, pero de un tiempo a esta parte me pregunto si representan el espíritu de un niño que necesita elevarse. Las historias in¬ fantiles están repletas de alfombras mágicas, globos de aire caliente, escobas voladoras y deliciosos seres que habitan en otros planetas. A mí me vendría bien un poco de esa mara¬ villosa magia. Es posible que usted, al igual que yo, se sienta confun¬ dido sobre si es demasiado o poco infantil. Yo siento en mí un marcado idealismo y la necesidad de observar las reglas y procurar que la gente sea feliz. En términos generales me considero un puer, para utilizar el término jungiano que describe el espíritu de juventud. Pero está claro que el padre y el hijo siguen separados en mi persona, y que debo ser más infantil en mis actividades de adulto y más serio con respecto a mis cualidades infantiles. Le recomiendo que analice su forma de vivir y pensar y compruebe cómo se siente el niño que lleva dentro. Es posi¬ ble que cuando logre abrazar más abierta e inteligentemen¬ te al niño, su creatividad comience a fluir. El niño no cons¬ tituye el único medio de alcanzar una vida creativa, pero juega un papel importante en la mayoría de las personas. Es especialmente crucial en las noches oscuras relacionadas con la expresión creativa. Es posible que usted busque a su niño perdido en la oscuridad. RESUCITAR AL NIÑO Mucha gente vive en una oscuridad emocional porque no ha gozado nunca de un espíritu infantil en su vida excesiva¬ mente seria. El niño deambula perdido por las vidas de mu¬ chos adultos, que se sienten fascinados por las tesis psicoló-
    • 280. 278 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA gicas del «niño interior» y libros y películas sobre fantasías infantiles, como las historias de Harry Potter y los filmes de la factoría Disney. La sociedad moderna, tan adulta y sofis¬ ticada, tan entregada al trabajo y empeñada en saberlo todo, ha perdido buena parte de su infancia. En lugar de ju¬ gar activa y seriamente, dejamos que otras personas nos en¬ tretengan, y en lugar de disfrutar de un profundo sentido de comunidad, dependemos excesivamente de nuestras cone¬ xiones electrónicas. Le recomiendo que busque el medio de conectar con su infancia. Puede ser un método muy sencillo que sólo usted conoce. Una de mis dientas revivió su infancia preparando una sopa que era una vieja receta familiar. Otra lo halló al perdonar a su madre por haberla traicionado. Curiosamen¬ te, yo siento al niño en mi interior cada vez que voy a Italia o a Irlanda. En cierta forma misteriosa, el «viejo mundo» constituye el hogar de los primeros años de mi infancia y permite que ésta aflore. Otros la encuentran comportándo¬ se de forma un tanto irresponsable en ciertos ámbitos de su vida, por ejemplo «robando» tiempo para dedicarlo a sus aficiones, comiendo comida «prohibida» y leyendo con el único fin de divertirse. Jung nos enseña, con sus cubos de madera, la forma de reinventar el mundo en el que vivimos jugando a ser crea¬ dores con juguetes y objetos sencillos. Al construir una al¬ dea, asumió el papel de creador divino, y ese juego activó su vida creativa. A veces los jóvenes crean su hogar y educan a sus hijos de una forma que a sus padres jamás se les habría ocurrido. Algunos viven en lugares exóticos o se ganan la vida de forma opuesta a los valores de su familia. Hay mu¬ chas formas de que uno cree su cosmos simbólicamente. Heráclito decía: «La vida es un niño jugando a las da¬ mas. La vida está gobernada por el niño». El niño Jesús que
    • 281. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 279 yace en un pesebre, visitado por reyes y proclamado por án¬ geles, es otra poderosa imagen de este tema. En Navidad una gran parte del mundo honra el arquetipo del niño, vis¬ to como una luz que aparece al final de una larga noche oscura. En India, el gran dios Krishna es adorado como un niño divino, y la gente celebra sus travesuras y su marcado erotismo. En la antigua Grecia, las historias del niño dios Hermes eran entretenidas y edificantes. Este dios se convir¬ tió en el guía de las almas, indicando el camino que uno de¬ bía seguir en la vida. Es preciso resucitar al espíritu del niño de una forma que sea compatible con una vida madura y adulta. Debe poten¬ ciar la madurez, no incidir negativamente en ella. Este bené¬ fico espíritu del niño es extremadamente sutil, muy alejado del infantilismo literal y la emotividad antiintelecual, que son formas sintomáticas de él. Presta colorido y tonalidad a toda nuestra vida, pero no la domina. Es equiparable a la diferen¬ cia entre una persona anciana que se esfuerza en parecer jo¬ ven y otra que envejece dignamente con un espíritu juvenil. Con frecuencia Glenn Gould era ridiculizado porque su forma de tocar el piano no encajaba con las normas estable¬ cidas. Después de un concierto en su ciudad natal de Toronto, un periódico reaccionó con la siguiente reseña: «Durante todo el concierto mantuvo la pierna izquierda indolente¬ mente cruzada sobre la derecha». Cabe imaginar que a un niño le reprendan por eso mismo durante clase. Después de una función en Pittsburg, un crítico escribió: «El descubri¬ miento de nuevos fármacos y vitaminas puede curar esos movimientos convulsivos, al igual que los hechiceros los exorcizaban hace siglos». En Gould habitaba un espíritu in¬ fantil que se manifestó cuando empezó a montar numeritos durante sus conciertos, por ejemplo disfrazándose de perso¬ najes como sir Humphrey Pryce-Davis, un pomposo músico-
    • 282. 280 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA logo. Como suele ocurrir a menudo, el estrafalario sentido del humor de Gould compensaba su cargante pedantería y su depresión. En ocasiones, la psicología da la impresión de que uno debe hallar la forma de «fundir» al niño y al adulto en su personalidad. Pero el ejemplo de Gould demuestra que es preferible prestar atención a ambas facetas, aunque no al mismo tiempo. En distintos contextos, Gould podía com¬ portarse como el artista contumaz o el niño bromista. James Hillman comentó en cierta ocasión durante una conferencia pública que el ego occidental contemporáneo no consiste sólo en una función, una mera forma de abrirse ca¬ mino en la vida. Posee su propio mito e imagen, y es saturni¬ no. Esto significa que es capaz de una inmensa imaginación, unas extraordinarias habilidades y un arte profundo. Pero al mismo tiempo es depresivo y restrictivo. Es el ego de un an¬ ciano al que le cuesta apreciar el estilo del niño. Posee su propia creatividad, pero no es el espíritu del niño. Por tanto es normal que a uno le cueste expresar su crea¬ tividad de esa forma y ser aceptado por ello. La faceta lúdica no está profundamente arraigada en esta actitud con res¬ pecto a la vida. Al parecer es más importante trabajar duro y emplear el tiempo de forma inteligente. Desde un punto de vista totalmente distinto, podríamos invertir ese consejo: dediqúese a jugar y no pierda demasiado tiempo tratando de ser inteligente. CONVERTIRSE EN EL NIÑO Cuando uno trata de aportar un espíritu creativo a la vida, como el del niño, nunca logra hacerlo perfectamente. De vez en cuando uno pasa del espíritu infantil al infantilismo.
    • 283. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 281 Como dicen los psicólogos jungianos, todo lo bueno tiene su sombra. Pero uno también puede pasar del niño feliz al niño herido y deprimido. Existe una noche oscura propia del niño que no consigue lo que desea o cuyo espíritu se ha visto acorralado y aplastado. El compositor inglés Peter Warlock, cuyo nombre ver¬ dadero era Philip Heseltine, es un ejemplo de este proble¬ ma. Logró aunar su interés por las ciencias ocultas con su pasión por la música popular inglesa y creó un pequeño nú¬ mero de piezas musicales imaginativas y seductoras. Pero no cesó de luchar contra su musa, dudando de su talento y sobrevalorando la obra de sus coetáneos. Su amigo D. H. Lawrence describió perfectamente el principal problema de Warlock: «Da la impresión de estar vacío, no creado, no na¬ cido, como si consistiera sólo en ecos del pasado». El pro¬ pio Warlock dijo: «Lo único importante son los desarrollos interiores del alma. He seguido durante años un camino errado, completamente ofuscado, avanzando a tientas en la oscuridad en pos de algo cuya naturaleza ignoraba».49 Warlock se suicidó a los treinta y seis años abriendo la espi¬ ta del gas en su casa. Su comentario sobre su ignorancia y de avanzar a tien¬ tas a través de la oscuridad demuestra que el niño que lleva¬ ba dentro no apoyaba su vida de adulto. Warlock era un hombre inteligente y dotado de talento, cuyos logros han sido cumplidamente reconocidos. Tomó a otro compositor mayor que él, Frederick Delius, como mentor y modelo, pero era una relación marcada por el excesivo entusiasmo de Warlock hacia el anciano compositor, otro síntoma de su in¬ fantilismo. El joven Warlock perdió contacto con su propio genio al dejarse arrastrar por su exagerada devoción por el reputado artista. A raíz de la muerte de Warlock, la esposa de Delius escribió: «No dejo de ver al joven hermoso y en-
    • 284. 282 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cantador de veinte años, dotado de una extraordinaria inte¬ ligencia y genio artístico, y a esa trágica figura en una habi¬ tación llena de gas postrado de cara a la pared a primeras horas de la mañana».50 Ese recuerdo contiene la imagen de juventud y el síntoma definitivo de su noche oscura. El ejemplo de Warlock nos enseña que debemos ser al mismo tiempo infantiles y maduros. Debemos convertir nues¬ tros hábitos infantiles en un espíritu del niño práctico y viable que no domine ni debilite nuestra personalidad. La vida de Warlock indica asimismo que pudo haber transformado su depresión en una noche oscura espiritual que beneficiara el alma. Sus amigos asistieron a la tragedia de su vida, pero Warlock permaneció literalmente atrapado en su obsesiva in¬ fancia. Una auténtica noche oscura del alma podría haberle ayudado. Pero Warlock evitó afrontar la vertiente seria de su vida hasta que fue demasiado tarde. Existe una diferencia cru¬ cial entre afrontar la oscuridad que hace presa en nosotros, y dejar que se apodere de nosotros y nos destroce. Lo importan¬ te es dejar que nos afecte emocional e intelectualmente, evi¬ tando que nos destruya. LA ESPIRITUALIDAD Y LA VIDA CREATIVA En términos generales, creatividad significa ser quien uno es; buscar palabras e imágenes para describir sus pensa¬ mientos y sentimientos; traducir su vida interior en formas externas, ya sea un jardín, una pintura, un poema, un ho¬ gar, un niño o un estilo de vida. Uno puede ser espiritual¬ mente creativo rezando, meditando y a través de las prácti¬ cas religiosas. Puede ser creativo con su ingenio y sentido del humor, por la forma en que cuide de su familia y ami¬ gos, y en sus viajes.
    • 285. Creatividadel niño y la cabra que conoce... 283 La creatividad consiste en crear una vida y un mundo. Se requiere valor para experimentar, para enfrentarse a la sociedad y ser un excéntrico a la hora que uno cree su pro¬ pia personalidad y vida. Debe buscar el estilo que mejor concuerde con su persona, un estilo que quizás otros no comprendan ni aprecien. Quizá tenga que aprender a vivir una vida simbólica; a veces las cosas que se refieren al alma no tienen sentido para el mundo práctico. La psicoanalista francesa Julia Kristeva dice, señalando una importante distinción, que deberíamos buscar un len¬ guaje e imágenes que sean «antidepresivos lúcidos en lugar de antidepresivos neutralizantes». Uno debe tratar de ali¬ viar su pesadumbre sin negarla ni tratar de huir de ella. No conviene neutralizar la tristeza, sino buscar el medio de no sucumbir a ella. No es una empresa fácil pero en cualquier caso es crucial. La indicación de Kristeva es similar a la de Marsilio Ficino, el maestro renacentista, que recomienda un uso radi¬ cal de imágenes —pinturas, esculturas, colgantes— artísti¬ camente confeccionadas con materiales en consonancia con nuestro estado de ánimo que muestren dibujos que se co¬ rrespondan con la tristeza que nos embarga. Ficino preten¬ de aliviar la depresión cuando aparece, pero sus métodos no son antidepresivos. La oración y el rito también pueden aliviar la depresión sin convertirse en sus enemigos. Jesús suplica: «¡Padre mío: si es posible, que pase de mí este cáliz! Sin embargo, no sea como yo quiero sino como tú». [Ma¬ teo, 26, 39]. Ficino recomendaba tocar música saturnina cuando uno se sintiera deprimido, un remedio que alivia la depre¬ sión sin tratar de combatirla. Otras posibilidades consisten simplemente en sentirse triste cuando la tristeza nos invade, retirarnos a un lugar confortable para estar solos, plasmar
    • 286. 284 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA la tristeza en una pintura y escribir sobre ella, reconociéndo¬ la cuando la gente nos pregunte cómo nos sentimos. Yo comprobé que, cuando mi madre murió y la gente me expre¬ saba sus condolencias, era capaz de estuchar atentamente lo que me decían. Las personas expresaban sus sentimientos de forma sincera y específica. Yo seguía la conversación que iniciaban con palabras sencillas y compartía con ellos una profunda sensación de tristeza. Aunque parezca obvio, es una forma sutil de sumirse progresiva y más intensamente en la tristeza. Es un acto depresivo que no fomenta la emo¬ ción, sino que nos sume profundamente, paso a paso, en ese estado de ánimo. Un punto de vista espiritual consigue sublimar la oscu¬ ridad. Toma el sufrimiento como punto de partida y como medio de ver las cosas de otra forma. La creatividad co¬ mienza con una visión que penetra el status quo. Es la vida que avanza. Uno parte desde el punto en el que se halla en sus pensamientos, sentimientos y fantasías hacia un lugar totalmente desconocido. Al vivir de forma creativa, uno no tiene que construir constantemente un futuro, sino que cul¬ tiva la vida presente. Uno se siente alegre porque ha encon¬ trado algo que posee vida. El alma está despierta y uno sien¬ te la chispa divina en su interior. Pero para ser creativo, uno debe estar dispuesto a acep¬ tar lo bueno y lo malo. Debe aceptar las noches oscuras jun¬ to con los éxitos fulgurantes. Tiene que soportar la crítica y el fracaso. Tiene que trabajar con ahínco y mostrarse recep¬ tivo a la musa. Si uno consigue vivir a diario en la oscuridad, llega a apreciar los atisbos de felicidad que le ayudan a se¬ guir avanzando. Debe buscar una alegre cotidianidad que contenga la luz y la oscuridad junto con el ritmo natural de los días y las noches. Debe organizar su vida cotidiana de forma que incluya ratos oscuros y otros dedicados a los que-
    • 287. Creatividad, el niño y la cabra que conoce... 285 haceres habituales. Lo ordinario hace que uno se sienta hu¬ milde en lugar de humillado, realizado en lugar de ansioso, por alcanzar la quimera de la grandeza. No trabaje sólo cuando le apetezca. Deje que la noche oscura aparezca y desaparezca, pero sin abandonar su traba¬ jo. Igor Stravinski decía: «Aunque no me apetezca trabajar, lo hago. No puedo esperar a que me visite la inspiración». Stravinski solía citar a Chaikovski, quien afirmaba que com¬ poner música era como fabricar zapatos. En ese sentido, era un trabajo. El trabajo creativo es un atrevido intento de asemejarse a Dios. Sepa que sus esfuerzos le llevarán al límite de las po¬ sibilidades humanas, donde el paisaje es tan oscuro como el cielo nocturno. No sabrá hacia dónde se dirige ni qué hace. Debe tener fe y mantener un espíritu aventurero que le ayu¬ de a sentirse a gusto en la oscuridad. Como hijo de Saturno, debe estar dispuesto a aceptar la oscuridad de buen grado cuando la luz emocional e intelectual se apague. Es una per¬ sona adulta, pero también es un niño, que debe moverse siempre airosamente en la vida, creciendo, experimentando, jugando y gozando con lo que ésta le ofrezca, sabiendo que la noche es el momento del nacimiento y la iniciación. Ser creativo significa ser creado.
    • 289. 10 La belleza oscura La belleza alimenta el alma, hace que se despierte y cobre vida. La belleza es una reacción profunda a una presenta¬ ción significativa y maravillosa de la vida. Hace que nos detengamos y nos ofrece al instante la promesa de placer. Pero si uno no tiene alma, ni siquiera verá la belleza en las espesas capas de su carácter práctico y la densidad de su propio ego. Todos los sentidos y toda la imaginación deben permanecer alerta cuando aparece la belleza. Si uno no la percibe, es como no comer. Todo el mundo conoce la belleza de una noche de luna, especialmente si su resplandor se refleja en el agua. Esa es la simple belleza oscura de los sentidos. Pero una oscuridad menos literal también puede ser hermosa. El cine negro de los años treinta y cuarenta, con sus escenas nocturnas y sus ambientes sombríos, evocan la noche oscura del alma. Las pinturas de Lucien Freud, Francis Bacon, Frida Kahlo y mu¬ chos otros artistas muestran el lado oscuro de la vida confi¬ riéndole una belleza asombrosa. Incluso las extrañas histo¬ rias del marqués de Sade, Beaudelaire y Poe, inquietantes y diabólicas, poseen cierta atracción. El lado oscuro de la vida inspira belleza, indicando que hay algo fascinante, aunque doloroso y terrorífico, en las noches oscuras del alma.
    • 290. 288 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA He visto una belleza especia! en los rostros de los pa¬ cientes que acudían a mi consulta sintiéndose angustiados, deprimidos, confundidos y desgraciados. Los hombres y las mujeres que cito en este libro como testigos de la noche oscura muestran una asombrosa belleza en su valor, fe y percepción, al igual que los filmes de Ingmar Bergman es¬ tán llenos de noches oscuras. Puede pensar que Bergman es deprimente en la persistencia de su oscuridad, pero no po¬ demos dejar de captar la belleza de sus imágenes y escenas. La belleza de mis pacientes era fruto de su desdichada si¬ tuación y su persistente valor. A medida que su humanidad afloraba, aumentaba su belleza. Oscar Wilde escribió desde la cárcel: «Ahora compren¬ do que la tristeza, la emoción más intensa que es capaz de experimentar el hombre, constituye el tipo y la prueba de todo arte sublime».51 No todo el arte sublime posee la os¬ curidad que analizamos aquí, pero sí en buena parte. Tam¬ bién ocurre a la inversa: con frecuencia la vida halla su be¬ lleza en los períodos de tribulaciones y tristeza. La misma profundidad de nuestros sentimientos nos conduce a un lu¬ gar donde el estilo y la forma entran en juego. Uno adquie¬ re de pronto una elocuencia o al menos la habilidad de ha¬ blar desde el fondo de su corazón de tal forma que sus palabras emanan un poder insólito. Cuando uno por fin al¬ canza sus recursos más profundos, revela la belleza de su vida y su personalidad. He comentado con anterioridad que, durante la últi¬ ma enfermedad de mi madre, mi padre, mi hermano y yo empezamos a hablarnos entre nosotros de forma distinta. Nuestros encuentros y nuestras palabras asumieron una renovada claridad y honestidad, lo cual propició cierta be¬ lleza. Mi padre dice que el funeral de mi madre fue muy hermoso gracias a esos primeros encuentros y conversa-
    • 291. La belleza oscura 289 ciones. No me cabe la menor duda de que nuestra despe¬ dida a una mujer corriente y normal pero a la vez extraor¬ dinariamente sensible se apoyaba en la belleza de la rela¬ ción que mantuvo con su familia. El arte fotográfico del último siglo ha demostrado has¬ ta qué punto un tema trágico puede realzar la belleza de una imagen. Hemos visto fotografías de niños durante la guerra, ancianos moribundos, una ciudad asolada por un tornado o un huracán, niños hambrientos y vulnerables, y esas fotografías nos han conmovido profundamente. Uno no puede separar su belleza de lo trágico. En cierto aspec¬ to cabe compararlo con la vida humana: las tragedias nos hacen percibir de pronto su belleza. Con frecuencia, las personas se preguntan cómo es posible que la vida sea placentera, que exista un Dios, cuando la tragedia forma parte de la misma. Quizá no en¬ cuentren la respuesta porque buscan lógica. Tienen que considerar la belleza de la vida humana como un valor im¬ portante para poder comprender el papel de lo trágico y la forma en que el sufrimiento puede redimirse. Las desgra¬ cias, los fracasos y las imperfecciones confieren a la vida sus contornos y la hacen única, un importante ingrediente de la belleza. LA BELLEZA RESTAURA EL ALMA La tristeza distrae nuestra atención de la vida activa y la centra en los asuntos más importantes. Cuando uno pade¬ ce una grave pérdida o dolor, piensa en las personas que significan más para uno en lugar de en el éxito personal, y en el esquema profundo de su vida en lugar de en artilugios
    • 292. 290 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA y entretenimientos superfluos. Uno está más abierto a la belleza de su mundo debido a que alivia su tristeza. La be¬ lleza siempre está presente, pero por lo general uno no re¬ para en ella debido a sus prioridades u obsesión con otras cosas. La forma en que una persona se expresa y se comporta cambia a lo largo de un tratamiento psicoterapéutico. Al principio, una mujer entra deshecha en llanto y despotri¬ cando furiosa contra todos y todo. Posteriormente esas ma¬ nifestaciones dan paso a historias exquisitas y sentimientos sutiles. Su lenguaje cambia a medida que adquiere una ma¬ yor percepción. A menudo una profunda percepción propi¬ cia una belleza expresiva. Poemas, dibujos e historias ad¬ quieren para esa persona un mayor interés estético debido a un refinamiento de sus pensamientos y emociones. Con frecuencia las personas que se someten a psicoterapia viven la experiencia que he descrito sobre mi familia a la muerte de mi madre: una nueva forma de hablar, más abierta y honesta. Durante cada hora de tratamiento psicoterapéutico procuro centrarme en un sueño o un recuerdo, en parte debido al atractivo y al poder emocional de las imágenes, las cuales a menudo son muy bellas aunque describan he¬ chos atroces y terroríficos. Una historia o un sueño bien elegido puede que no resuelva un problema vital, pero pone cierto orden en el caos. Las noches oscuras son dolorosas porque suelen ser caóticas. No parecen tener senti¬ do, y la niebla nos desconcierta. Una bella imagen, aunque sea ininteligible, nos ofrece cierto alivio gracias al poder de su belleza.
    • 293. La belleza oscura 291 LA BELLEZA EN PELIGRO Ya hemos comentado, desde diversos puntos de vista, la importancia de las palabras y las imágenes que utilizamos para describir nuestra experiencia. Es importante que se adapten a nuestra propia experiencia. Quizá leamos histo¬ rias de otras personas que han padecido problemas simila¬ res a los nuestros, y podemos tomar prestados su lengua y sus soluciones. Dado que hoy en día los medios de comu¬ nicación comentan con frecuencia estos temas, las perso¬ nas pueden reducir sus complicadas vidas a términos como codependencia o falta de autoestima. Pero son temas de la cultura del momento, maladies du jour, y aunque parezcan explicaciones convincentes para cualquier problema coti¬ diano, son demasiado simples para la sutil y compleja ex¬ periencia de un individuo. Cada persona necesita utilizar sus propias palabras, su propia poesía y diagnóstico con¬ creto. Con frecuencia, cuando hablo con una persona que se siente trastornada, utilizo un lenguaje tomado de los sue¬ ños de esa persona o de las frases que surgen de sus since¬ ras tentativas de describir su experiencia. Una mujer dice: «La forma en que la gente se comporta a mi alrededor me saca de quicio». De modo que hablamos sobre su tenden¬ cia a «perder los papeles». Un hombre dice tener la sensa¬ ción de hallarse dentro de un túnel con respecto a su carre¬ ra. Hablamos de su «complejo de túnel». Como psicoterapeuta, guardo muchos recuerdos —oja¬ lá tuviera fotografías— de personas trastornadas por sus problemas. No quiero dar un carácter romántico a su sufri¬ miento, pero lo cierto es que les prestaba una belleza espe¬ cial. Habían salido de detrás de su velo de confort para mostrarse más directamente. Empleaban palabras conmo-
    • 294. 292 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA vedoras y en general libres de rencor. Sus historias poseían una claridad realzada por la intensidad de sus sentimien¬ tos. Sabían que si deseaban hallar alivio, tenían que ser francas y sinceras. Durante un tratamiento psicoterapéutico, el paciente da de pronto con una expresión que describe el meollo de su experiencia, o relata un determinado sueño que se con¬ vierte durante meses en una referencia, que encierra un gru¬ po de hechos y emociones de gran complejidad. Una mujer sueña que se halla en una situación precaria en el piso su¬ perior de una casa en la primera fase de construcción. Al cabo de unos meses retoma esa imagen. «Me encuentro en esa casa, que aún no está terminada, sintiendo vértigo y sin saber quién soy ni qué va a ser de mí.» La imagen queda impresa en la memoria y se convierte en una obra de arte personal. Este tipo de imágenes puede marcar el inicio de una evolución estética en el proceso de sanación. Debemos uti¬ lizar imágenes, de lo contrario tan sólo disponemos de me¬ ras emociones e ideas sueltas. Las imágenes dan cuerpo a nuestra experiencia y nos permiten reflexionar sobre ella. Cuanto más poderosa y precisa sea la imagen, más eficaz¬ mente podemos afrontar la experiencia. Una noche oscura del alma no sólo es desconcertante sino aterradora. Unas palabras e imágenes eficaces nos pro¬ porcionan alivio. San Juan de la Cruz utilizaba la poesía para transformar la inquietante experiencia de la noche os¬ cura en imágenes positivas y esclarecedoras. ¿Por qué no hablaba claramente sobre sus percepciones con respecto a la oscuridad? Todo indica que sabía lo importante que es valorar tanto la forma como el contenido. ¿Cuántos poetas y pintores han plasmado su tormento en imágenes que son casi inmortales? Existe una respuesta a la pregunta anterior
    • 295. La belleza oscura 293 sobre por qué sufren los artistas: una vida insulsa, sin alti¬ bajos, no suele revelar la belleza de la existencia humana. Recientemente tuve una conversación con una mujer versada en las religiones del mundo e interesada en la cien¬ cia. —Cabe destacar —dijo—, que la religión presenta tra¬ dicionalmente sus doctrinas sobre lo divino y lo místico a través de hermosas imágenes: grandes iglesias y templos, li¬ bros con bella caligrafía y encuadernación exquisita, músi¬ ca extraordinaria, poesía evocadora y ritos trascendenta¬ les. La ciencia, por otra parte, que se centra en lo racional y lo verificable, no aprecia plenamente la importancia de la belleza de la naturaleza. Para la mente práctica, lo bello es accesorio, al igual que el alma. La ciencia podría aproximarse a la religión, subsanan¬ do la disparidad en las personas entre sus valores más ele¬ vados y su inteligencia ordinaria, prestando mayor aten¬ ción a lo bello. Un sentido de lo bello en la naturaleza no sólo nos inspira a comprenderla, sino a respetarla. La be¬ lleza está siempre al alcance del científico, pero la atención de éste se centra en otros asuntos: clasificar, estudiar es¬ tructuras y comportamientos y aplicar sus conocimientos científicos al progreso tecnológico. Por fortuna, siempre hay un artista en las inmediacio¬ nes de un desarrollo científico, y nos proporciona fotogra¬ fías espectaculares de la Tierra vista desde el espacio, pero imagine que enviáramos a un astronauta al espacio con el solo propósito de obtener esas imágenes. Eso provocaría un cambio importante hacia una cultura del alma en lugar de una cultura heroica. Los fotógrafos han concedido siempre una atención especial a la belleza natural, y con frecuencia los cineastas muestran la belleza que se oculta en el mundo y que la persona corriente no suele ver.
    • 296. 294 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA TRANSFORMAR EL DOLOR EN ARTE Fiemos visto que John Keats, en su última carta, escrita cuando estaba consumido por la tuberculosis, comenta lo difícil que le resulta plasmar sus experiencias en un poe¬ ma, pero aún era capaz de escribir una carta magistral, una forma artística muy oportuna en sus circunstancias. Las cartas siempre le ofrecieron la ocasión de expresar sus pensamientos más profundos y su prosa más elegante. En tiempos menos aciagos, Keats escribió a su amigo Benja¬ mín Bailey unas palabras que me han inspirado en todos mis trabajos: «A partir de ahora gozaremos repitiendo una y otra vez en un tono más excelso lo que hemos dado en llamar felicidad en la Fierra... Pero esa suerte está reser¬ vada a los que se deleitan con las sensaciones en lugar de anhelar, como haces tú, alcanzar la verdad.»52Está cla¬ ro que para Keats el cielo constituye una intensificación del goce físico en esta vida y no es tan abstracto y etéreo como dicen algunos. Usted puede utilizar cualquier medio de expresión que le convenga. Todos somos poetas de nuestras vidas en un sentido general, pero cada cual utiliza el medio que mejor se adapta a él y le conviene. Mi esposa dibuja y pinta. Yo escribo y toco un instrumento. Pero no es preciso que usted sea escritor o artista para dar expresión a su ansiedad. To¬ dos los días utiliza palabras. Busque las palabras que es¬ timulen su instinto artístico. La forma en que habla con un amigo puede ser su arte. Hoy en día existe una especialidad denominada «tera¬ pia de poesía», basada en la tesis de que unas palabras bien elegidas pueden sanar. Las imágenes clarifican las emocio¬ nes, los recuerdos y los acontecimientos. Pueden conectar el
    • 297. La belleza oscura 295 pasado con el presente y crear una especie de reflejo que im¬ pacta en el sufrimiento crónico. Conviene saber lo que uno experimenta. A menudo nuestro lenguaje es excesivamente técnico, mecanicista, médico y psicológico, pero no consi¬ gue describir nuestra experiencia. El lenguaje poético es más personal y transmite de forma más precisa y adecuada nuestro estado de ánimo. Algunos psicoterapeutas creen que el mero hecho de ventilar las emociones constituye un paso importante para librarse de los recuerdos dolorosos y las emociones estáti¬ cas. Es evidente que la sanación requiere una expresión de sentimiento profundo y genuino. Pero una palabra o histo¬ ria eficaz nos aproxima más al nivel de significado que hace que la experiencia humana sea llevadera. Hoy en día la mayoría de las personas buscan una explicación y una cura, por lo general de un experto. Pero el consejo del ex¬ perto puede ser distante e impersonal, no adaptado a la experiencia específica de cada cual, cosa que uno no descu¬ bre por sí solo durante el proceso de sanación. De un modo más formal, el psicoterapeuta que utiliza el arte ayuda a transformar el sufrimiento en imágenes que sanan, pero todos podemos evocar al artista que llevamos dentro con tal fin. Al comienzo de su libro sobre su cau¬ tiverio en el Líbano, Brian Keenan comenta que el hecho de escribir «equivale al proceso de abreación o liberación de una emoción bajo una forma artística, y constituye a la vez una terapia y una exploración... Ha formado parte de mi sanación».53 La abreacción consiste en aliviar la tensión a través de la percepción y el descubrimiento de uno mismo. El libro de Keenan rebosa sabiduría y, como lector, uno in¬ tuye que mientras escribe el autor realiza numerosos descu¬ brimientos sobre sus sentimientos y su conducta. Uno sien¬ te su arte y su reflejo como un acto de sanación. El hecho
    • 298. 296 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de que escriba magistralmente no deja de ser significativo. El arte sublime llega al alma y consigue sanar. No es preciso que uno escriba un libro, pero puede narrar su historia, una y otra vez. Con el tiempo quizás aprenda a relatarla de forma más efectiva, y su belleza le ayudará y conectará con las personas de su vida. Hallará un placer insólito en la estética de sus pensamientos y palabras, lo cual también ayudará a profundizar más, en busca de un lenguaje y una mayor percepción. La belleza está es¬ trechamente relacionada con el amor y el placer, los cuales nos incitan a expresarnos maravillosamente. A un nivel social, los artistas de todos los medios de comunicación contribuyen a que las personas reflexionen sobre sus experiencias colectivas. Por ejemplo, los excelen¬ tes filmes sobre la guerra del Vietnam nos han ayudado a los norteamericanos a analizar nuestra historia e impedir que nuestros recuerdos se tornen vagos o pierdan su dure¬ za. A muchos norteamericanos les impresionó la belleza de las cartas sobre la Guerra Civil coleccionadas y presenta¬ das por el cineasta Ken Burns. El arte simple de la vida cotidiana, junto con el arte sublime creado por el artista dotado de talento y consciente de sí, desempeñan un im¬ portante papel sanador en la vida de la sociedad. IMAGEN Y MEMORIA La experiencia de la belleza no sólo es grata sino que el poder de una imagen es capaz de poner orden y clarificar nuestra situación. John Keats, un maestro a la hora de comprender la conexión entre belleza y verdad, dice sobre la poesía que «debe parecerle al lector una expresión de sus pensamientos más elevados, casi un recuerdo».54 Esto es
    • 299. La belleza oscura 297 aplicable no sólo al artista que plasma una emoción huma¬ na en una imagen, sino al resto de nosotros que buscamos la palabra, la imagen o el sonido perfecto para dar forma a nuestras simples experiencias. En los momentos oscuros necesitamos una imagen que transmita eficazmente nuestras sensaciones más profundas y nuestros sentimientos más elevados, y que esa imagen nos dé la impresión de un recuerdo, tan perfecta que nos parezca haberla vivido. Por eso la conversación es central en el proceso terapéutico, la cura de hablar. Uno habla sin cesar, confiando en hallar el lenguaje que aúne la emoción y el pensamiento y le alivie. De alguna forma la simple ex¬ periencia se transforma en una imagen mediadora que re¬ nueva nuestros sentimientos al tiempo que nos permite comprender al menos en parte nuestra situación. Asimismo, las canciones, los poemas y las fotografías pueden focalizar nuestros sentimientos de abandono o de¬ sesperación y ofrecernos cierta esperanza. Una canción como Amazing Grace ha ayudado a muchas personas a ver la luz en sus horas más oscuras, y no es ningún misterio que la película Qué bello es vivir ayuda a muchas personas a afrontar la época navideña. El himno «Oh, Testa Sagra¬ da», que J. S. Bach utilizó en su Pasión Según San Mateo, siempre evoca mi tristeza y al mismo tiempo me anima de¬ bido a su increíble belleza. En la década de 1480 Marsilio Ficino analizó deteni¬ damente este problema y recomendó que en los momentos de profunda tristeza nos «entregáramos» a la fuente de nuestro dolor. Para un alivio inicial, dice, debemos acudir a nuestros amigos y al trabajo, pero luego viene la tarea más dura: entregarse a las tribulaciones del alma. Ficino utiliza la frase in tota mente se confero, que significa «cen¬ trarse en sí con toda la mente». Por esto es importante que
    • 300. 298 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA existan artistas capaces de profundizar en nuestras trage¬ dias y nuestras locuras y ofrecernos historias, películas, pinturas y fotografías potentes que nos transporten a las sensaciones más hondas de dolor. De esta experiencia a la que debemos entregarnos con firmeza, concentración y atención, podemos salir convertidos en mejores personas y despojados de nuestra depresión. Una noche oscura casi siempre posee estas dos cualidades: concentración y aten¬ ción. LA EFICACIA DE LA HOMEOPATÍA Hemos comentado antes la necesidad de «dejarnos llevar» por la oscuridad en lugar de combatirla. He utilizado la pa¬ labra «homeopatía» no en el sentido estricto de la medicina, sino como una respuesta. La palabra significa literalmente «semejante al sufrimiento». La medicina homeopática utili¬ za pequeñas dosis de sustancias que en cantidades mayores producirían los síntomas de la enfermedad. Gran parte de la medicina moderna es alopática, que significa que combate el problema; utiliza sustancias que atacan la causa de los sínto¬ mas. Utilizar un enfoque homeopático con respecto al alma significa afrontar la oscuridad de una forma que esté en con¬ sonancia con la oscuridad. No sólo la medicina es alopática, sino que las personas adoptan con frecuencia una actitud alopática con respecto a los trastornos emocionales. Tratan de animar a las personas que se sienten tristes y sufren. Pre¬ tenden que la gente reanude su vida normal inmediatamen¬ te después de una tragedia. Aprecian el talante y el pensa¬ miento positivos. Desean arrojar luz sobre el misterio. Todo esto, en relación con una noche oscura del alma, es alopᬠtico.
    • 301. La belleza oscura 299 La alternativa homeopática consiste en adentrarse más en la oscuridad y apreciarla a través de medios que estén en consonancia con la oscuridad. Los médicos antiguos decían «una cosa cura otra semejante». En este proceso las imáge¬ nes juegan un importante papel, bien imágenes explícitas de arte y sueños, o fragmentos de la vida tomados como imᬠgenes. Partimos del supuesto de que lo que ocurre durante nuestra noche oscura es necesario. Necesitamos un cambio. Las imágenes nos ayudan a concentrarnos justamente en lo que debemos cambiar y en lo que debe ocurrir. MÚSICA Y MELANCOLÍA Si sufrimos un estado de ánimo sombrío, podemos acudir a unas imágenes que nos ayudan a profundizar en él. Terry Waite, que leyó sobre la esclavitud mientras se hallaba en¬ carcelado como rehén, es un buen ejemplo. En algunos ca¬ sos, el propósito de la imagen es profundizar en el estado de ánimo. Cada año en Viernes Santo escucho La Pasión Según San Mateo de J. S. Bach. Esa música triste me ayuda a meditar profundamente sobre la crucifixión. Se me ocurren numerosos ejemplos de arte homeopático en la música clásica. John Dowland, el célebre compositor inglés que tocaba el laúd, compuso una obra titulada Semper Dowland Semper Dolens («Siempre Dowland Siempre Triste»), que forma parte de piezas para violas conocidas como Lachrimae, o lágrimas. Dowland utilizó en ellas un esquema de cuatro notas descendentes, al estilo frigio, que constituye una escala conocida por su tono triste y melancó¬ lico. En la portada escribió «Si la suerte no te acompaña, puedes enfurecerte o llorar». Dowland era un hombre me¬ lancólico que vivió en una época entregada a la melancolía.
    • 302. 300 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA El Adagio para cuerdas de Samuel Barber es una pieza del siglo xx que evoca emociones melancólicas y describe la dinámica del dolor y el sufrimiento. Ha sido utilizado en innumerables honras fúnebres y funerales y fue la primera obra que se me ocurrió cuando recopilaba unas piezas de música clásica para grabar un disco destinado a aliviar los dolores del alma. La gente, aunque no sepa mucho sobre música clásica, intuye de inmediato la fuerza melancólica de la composición de Barber. La canción Amazing Grace causa un impacto similar en muchas personas. Conscientemente o no, las melancólicas piezas de Dowland son un excelente ejemplo de las recomendaciones de Licino, ofrecidas dos siglos antes, para afrontar un estado depresivo. Hoy en día te dicen que procures superarlo y se¬ guir adelante. Pero el arte comprende que la tristeza y los remordimientos pueden darnos profundidad y carácter. Cuando escuchamos una música potente y melancólica o contemplamos una pieza de arte triste, centramos nuestra atención más allá de la mera sensación para penetrar en el significado de nuestro estado de ánimo. Nos educamos a nosotros mismos en nuestra emoción, de forma que no sólo conseguimos al fin superarla, sino que nos beneficia¬ mos de ella por haber penetrado en lo más profundo de su naturaleza. Como tónico contra las noches oscuras, prefiero com¬ binar mis tareas cotidianas con la escucha de composicio¬ nes como las de Dowland, a Willie Nelson cantando Blue Skies o a Lightning Hopkins evocando magistralmente los blues con su guitarra. Hay algo dulce, reconfortante y a la vez potente en estas y otras piezas de música que utilizan el sonido para remedar las emociones de la tristeza. La pala¬ bra remedar quizá no sea la indicada, puesto que este tipo de música transporta al oyente a las regiones más profun-
    • 303. La belleza oscura 301 das de la tristeza y le ofrece un modelo más objetivo con el que comparar y cotejar su emoción. El arte puede intensi¬ ficar nuestra experiencia despojándola de su literalidad y sometiéndola a nuestra inteligencia e imaginación. El arte humaniza las emociones y las transporta a lo sublime, don¬ de alcanzan el nivel de perfección. Uno no supera sus sen¬ timientos sombríos, sino que los transporta al nivel supe¬ rior de la conciencia. Dicho de otro modo, el arte ofrece una catarsis a la emoción, no a través de ventilarla sino a través de la trans¬ formación del sentimiento en imagen. Nuestra emoción se funde con la imagen del artista, transformando nuestra ex¬ periencia. La terapia del arte suele describirse como un mé¬ todo destinado a clarificar la emoción y darle forma, pero consigue mucho más: confiere una dimensión mítica a la experiencia en cuestión. Uno halla la posibilidad de un sig¬ nificado más profundo en sus sentimientos, un hallazgo que le procura alivio. John Dowland, Lightning Hopkins y Willie Nelson son artistas capaces de evocar imágenes de gran magnitud que vibran desde lo más profundo de su inspiración. Así, ofre¬ cen un remedio homeopático y confieren una profunda di¬ mensión a un estado depresivo personal y ordinario. Esa intensificación de la experiencia es en sí misma un paso en el proceso de sanación. DESPERTAR EL ALMA Las artes poseen también la capacidad de despertar un alma aletargada, y no cabe duda de que la principal dolen¬ cia de nuestra época es la «enfermedad del alma durmien¬ te». Ficino lo expresó de forma poética, diciendo que Mer-
    • 304. 302 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA curio, el principal patrón de las artes, es capaz de despertar a las almas o adormecerlas. Cuando escuchamos música, asistimos a una representación teatral o contemplamos un baile, nuestra vida activa se eclipsa y la vida de nuestra alma se eleva. Mercurio, el espíritu del arte, la autoexpresión, el lenguaje y la forma, aporta alma a situaciones que de lo contrario consideraríamos sólo desde el punto de vis¬ ta práctico. Un objeto bello hace que el alma despierte de su letar¬ go atrayendo en primer lugar nuestra atención. Lo contem¬ plamos con curiosidad, admirados y luego absortos. Woody Alien, que ha forjado su carrera rodando películas sobre la vida en Nueva York, describe su primera visión de Man¬ hattan en estos términos: «Me quedé impresionado. Aca¬ baba de salir del metro en la calle Cuarenta y Dos y eché a andar por Broadway... ¡Era increíble! Me dejó sin alien¬ to».55 Ese es Mercurio, que renace al contemplar algo ma¬ ravilloso. Jamás olvidaré la primera vez que contemplé el océano Pacífico. Me encontraba con un amigo al norte de San Francisco. Hacíamos senderismo a través de las colinas cuando de pronto percibí el murmullo del océano. Siempre me ha atraído más el sonido que la vista. Pero el espectácu¬ lo de aquel mar vivo y resplandeciente me emocionó, y comprendí que deseaba mantener una relación con él el resto de mi vida. He pensado con frecuencia en irme a vi¬ vir junto a ese océano, pero sé que mi lugar se halla en otras orillas. De modo que lo visito siempre que puedo y procuro gozar de unos momentos apacibles junto a él. Las cosas bellas pueden dar forma a nuestra vida. Las costas de Irlanda me producen una emoción simi¬ lar. Cuando contemplo sus aguas de un insólito color gris y los escarpados promontorios siento la fuerza de la natura-
    • 305. La belleza oscura 303 leza. Siento que su belleza me invade, hasta el extremo de que cada visita agranda mi ser. Pero no deja de poseer cier¬ ta melancolía, como los lamentos musicales irlandeses que nos conmueven profundamente. No puedo separar la tris¬ teza de la belleza. Recuerdo una mañana de 1956. Yo era un estudiante de segundo año en un seminario católico situado en las afueras de Chicago. Un nuevo profesor de inglés, sacer¬ dote, transformaba nuestro edificio y nuestras vidas en arte. Ese día desenrolló una litografía que quería colgar en una pared de la zona del monasterio. La sostuvo en alto para que todos los alumnos, jóvenes inocentes, la contem¬ pláramos. Era la Crucifixión de Salvador Dalí. Me sentí turbado por aquella litografía, no decepcionado ni ofendi¬ do, sino conmocionado. Era una representación exquisita, desprovista de sentimentalismo y muy moderna de la cru¬ cifixión. Yo estaba acostumbrado a imágenes hiperrealistas, sentimentales, carentes de estilo. Representaba un mundo que de alguna forma conocía pero aún no formaba parte de mi vida: un recuerdo platónico, no del pasado sino de algo que conocía por mi temperamento y gusto. Esa re¬ velación me condujo a un mundo de música, literatura y pintura que ha tenido una influencia decisiva en mi vida. Siempre agradeceré a mi profesor haberme mostrado la belleza. Ese simple gesto suyo llegó a la esencia de mi ser. Me educó, que en ocasiones es lo mismo que sanar. Ese hombre sabía, como muchos debemos aprender, que las personas no nacen necesariamente con el gusto por el arte. Es importante introducir a los niños, y a los adultos, en el mejor arte y mostrarles cómo recibirlo y apreciarlo. La belleza es una experiencia del alma profunda. Perci¬ bimos la belleza con un sexto sentido y un órgano especial capaz de una profunda percepción. Nuestros ojos captan
    • 306. 304 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA los datos físicos, pero nuestros sentidos interiores educa¬ dos perciben la belleza. Keats decía que la belleza es ver¬ dad. Revela una cualidad esencial y en ocasiones oculta en los objetos que nos conmueve más profundamente que la mera satisfacción de la curiosidad. Nos percatamos de que las cosas tienen pulso y están vivas, y que pueden ofrecer¬ nos un propósito en nuestra vida en la Tierra, siempre y cuando seamos capaces de contemplar el fondo de ellas. Esa profunda revelación constituye la belleza de las cosas. LA BELLEZA QUE SANA Una noche oscura del alma también nos transporta a lo más profundo de nuestro ser, generalmente a través de la tristeza, el vacío o la angustia. No siempre podemos expli¬ carlo en términos de acontecimientos vitales, y no pode¬ mos librarnos de ella por medio del intelecto o la fuerza de voluntad. Está profundamente arraigada. Puede conectar¬ nos con recuerdos ocultos de nuestra infancia y con emo¬ ciones demasiado vagas para descifrarlas. Mark Rothko, el gran pintor norteamericano, dijo que se convirtió en pin¬ tor, a una edad madura, después de asistir a una clase de pintura del natural y comenzar a apreciar la belleza del cuerpo humano. Hasta ese momento no había decidido a qué dedicarse. En aquel momento, sus dudas desaparecie¬ ron y asumió su vocación. Su biógrafo dice que fue una ex¬ periencia de conversión, no un proceso gradual. La belleza es para el alma lo que la verdad y el hecho para la mente. La belleza de un objeto es la revelación de su profundidad y significado. Para percibir esa belleza, de¬ bemos saber apreciar las apariencias y el esplendor invisi¬ ble de un objeto. Asimismo, debemos tener la capacidad de
    • 307. La belleza oscura 305 dejar que nos afecte. Pero muchas personas pasan por la vida defendiéndose contra todas las influencias positivas. No están abiertas a las invitaciones y los mensajes que re¬ ciben constantemente. Se preguntan por qué la vida les pa¬ rece vacía y sin sentido, cuando el problema no es la ausen¬ cia de significado sino su propia ceguera y sordera. El analista jungiano Ronald Schenk, un viejo amigo y un pensador muy imaginativo, dice sobre la práctica de la «psicoterapia estética» que asume una «actitud vigilante» y «tiene en cuenta todos los factores psicológicos que en¬ tran en juego».s6 Asumir una actitud vigilante significa que uno observa atentamente lo que ocurre en su vida. No se precipita a la hora de emitir juicios. Asimila y saborea cada elemento. Toma nota incluso de los factores más sutiles. Schenk dice que durante una sesión psicoterapéutica uno toma nota del comportamiento inconsciente de la persona con la que conversa, de sí mismo y de la interacción. Por otra parte, James Hillman afirma: «Uno tiene que escuchar lo que ocurre con un oído que no está en la misma onda que la historia del paciente. Por lo tanto la situación rechi¬ na». 57 Esas indicaciones se refieren a la forma de observar del psicoterapeuta, pero pueden aplicarse a todo tipo de si¬ tuación. «Psicoterapia» significa cuidado del alma. Es algo que podemos hacer todos los días. Especialmente durante los momentos oscuros, uno puede cuidar de su alma mostrán¬ dose vigilante y atento a lo que ocurre a su alrededor. Eso no es lo mismo que tratar de descifrar lo que ocurre. La es¬ tética es el ámbito de la belleza. Proviene de una palabra griega que significa sentir o percibir. En contra de la mayo¬ ría de enfoques psicológicos modernos, que parten del su¬ puesto que el alma humana constituye un gran problema y alberga una amplia gama de enfermedades, la psicología
    • 308. 306 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA estética considera el alma bella, incluso cuando está tras¬ tornada. Pero debemos educarnos para ver su belleza y reaccionar ante ella como ante una obra de arte. Debemos tomarla y convertirnos en su conservador. INTERÉS: UN PRIMER PASO HACIA LA BELLEZA Y EL AMOR He conocido a varios maestros espirituales y psicólogos que basan su trabajo en el escurridizo principio de la belleza del alma. Sus rostros se iluminan cuando les hablas sobre una conducta anómala o una extraña obsesión. No son inmunes al dolor, pero aprecian las múltiples formas en que el alma se revela según la persona. No se apresuran a moralizar y a diagnosticar, y menos aún a modificar o inducir. Creo que la poca o mucha eficacia que yo pueda tener como psicoterapeuta proviene principalmente del ejemplo de esos maes¬ tros, los cuales poseen la admirable capacidad de conside¬ rar las manifestaciones de la vida humana sin exigir de inmediato que concuerden con ciertas normas de salud y decoro. No me malinterpreten. No digo que debamos recrear¬ nos en nuestro sufrimiento y el de los demás sin hacer nada al respecto. Eso sería puro masoquismo y sadismo. Como dice Ronald Schenk, en primer lugar uno observa, luego comprende. En primer lugar uno debe estar presente ante lo que ocurre, lo cual requiere un mínimo de interés. Uno tiene que estar interesado en sí mismo, casi como si fuera un objeto. A uno le ocurren cosas que no ha propiciado él mismo, y debe analizar esas cosas atenta y detenidamente. Este interés en uno mismo puede transformarse en un amor positivo de uno mismo, y ese es el comienzo de la sanación.
    • 309. La belleza oscura 307 Si uno es capaz de descubrir su belleza esencial, pese a sus problemas e imperfecciones, habrá dado el primer paso hacia su bienestar. El primer paso consiste en aceptarse con todos sus fallos y defectos. Debe prescindir del ego, de la idea de que se siente tan exultante que en su estado refina¬ do sería un ser perfecto. La aceptación es el comienzo de un amor hacia sí mismo sincero y auténtico, un requisito imprescindible para percibir su propia belleza. El hecho de contemplar su belleza, sin un exagerado ensimismamiento, constituye el primer paso para descubrir su alma y prestarle la atención y los cuidados que requiere. Esto, más que amor hacia sí mismo, es amor hacia su alma misteriosa e inabarcable. No es narcisismo, sino el remedio contra el narcisismo. En primer lugar se ve tal como es, luego ama su alma y por último respira aliviado. Debe contemplar su belleza desde un prisma equilibra¬ do y concreto. Quizá no sea un gran atleta, pero esta dota¬ do para las matemáticas. Quizá no gane mucho dinero, pero sabe vivir una vida plena y satisfactoria. Quizá no sea muy sociable, pero sabe hacer amigos y conservarlos. La belleza personal es una cualidad del alma. Debe apreciar su carácter, algunas decisiones acertadas que haya tomado, sus logros y habilidades ordinarias, pero sin creer que goza de dotes extraordinarias. El descubrimiento de su belleza —no me refiero en un sentido sentimental— es la base del bienestar. Su belleza es compleja. No es totalmente benéfica ni íntegra. No es una cualidad superficial sino la misma sustancia de su ser. Las personas auténticamente bellas no gozan necesariamente de una integridad física y psíquica, ni son emocionalmente equilibradas, ni es fácil convivir con ellas, ni son productivas y tienen éxito. Por lo general la belleza requiere una peque¬ ña imperfección, una transgresión o laguna. Todo su ser, lo
    • 310. 308 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA bueno y lo malo, es la base de la que emerge su belleza. Un amante puede verla. Un padre o una madre puede apreciar¬ la. A un amigo puede fascinarle por más que le disguste. LA BELLEZA OSCURA Así como la belleza de la naturaleza incluye tormentas, se¬ quías y erupciones geológicas, la belleza de una persona comprende turbulencias emocionales, períodos de sequía y algún que otro estallido. Para cuidar debidamente del alma, debemos aprender a apreciar sus elementos oscuros ai igual que los claros. Cuando logremos apreciar nuestra oscuri¬ dad, quizá comprendamos que una parte de nuestra clari¬ dad es una defensa contra la oscuridad. Podemos presentar un exterior sereno aunque nuestra vida interior sea tormen¬ tosa y turbulenta. Quizá no tengamos siquiera el valor de afrontar nuestra oscuridad. Por otra parte, quizá comprendamos que nuestra dicha y serenidad se deben a haber establecido una relación con nuestro lado oscuro. La aceptación de nuestro lado oscuro puede dar paso a una grata y estable sensación de seguri¬ dad. La oscuridad tiene mucho que ofrecernos en nuestra búsqueda de la felicidad. Ambas cosas funcionan conjunta¬ mente y una alimenta a la otra. Nadie lo ha expresado mejor que Oscar Wilde: «No me arrepiento ni por un momento de haber vivido entrega¬ do al placer... Pero haber continuado con esa vida habría sido un error porque me habría impedido conocer la otra parte del jardín, que también me ofrecía sus secretos».58 La belleza de una vida reside en su plenitud, no en una por¬ ción que superficialmente parece positiva y beneficiosa. Oscar Wilde, como quizá cualquiera de nosotros, tuvo que
    • 311. La belleza oscura 309 aprender esa lección a través del dolor y el sufrimiento. Sólo cuando uno logra profundizar lo suficiente en su con¬ flicto consigue comprender su necesidad. En cierta ocasión asistí a un seminario dirigido por un amigo que nos pidió que relatáramos nuestros primeros re¬ cuerdos. Yo nací en una situación ideal. Tenía unos padres maravillosos y una familia numerosa, afectuosa y alegre compuesta por abuelos, tíos y primos. Tenía una vida agra¬ dable, amigos leales y parientes que me querían. Pero mi primer recuerdo era un accidente en el que mi abuelo se ahogó en un lago mientras me sostenía fuera del agua. Yo tenía entonces cuatro años e incluso ahora siento esa estre¬ cha ligazón entre la vida y la muerte. Sólo me siento com¬ pleto cuando evoco mi infancia feliz junto con lo cerca que estuve de morir. Recientemente encontré el recorte de prensa de ese día de 1945, que dice así: Un niño, cuyo abuelo sacrificó su vida para salvar¬ lo, fue rescatado en el lago St. Clair. El niño, Thomas Moore, de cuatro años, hijo de Ben Moore, cayó al agua junto con su abuelo, que también se llamaba Thomas Moore, cuando una ráfaga de viento hizo volcar el bote en el que navegaban. El abuelo sostuvo la cabeza del niño fuera del agua mientras trataba de mantenerse a flote. El anciano, agotado por el esfuerzo, gritó pidiendo ayuda. Unas personas lograron rescatarlos, pero pese a los intentos por reanimar al anciano durante dos ho¬ ras en el dispensario del pueblo, éste murió. Mi padre y yo seguimos hablando de este episodio, que como es natural sigue causándonos dolor. Pero luego nos
    • 312. 310 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ponemos a hablar de los tiempos felices con mi abuelo, un hombre con un corazón inmenso. La conversación, al igual que la vida, es agridulce. Honramos la belleza de ese hom¬ bre al que apenas conocí pero que me salvo la vida. En cierto modo, esa belleza se ha convertido en ios misteriosos cimientos de mi vida y mi obra. Como dice una de mis tías: «Tu abuelo debió salvarte por un buen motivo». La busqueda de ese motivo da significado a mi vida. LA BELLEZA SIRVE AL ESPÍRITU La belleza alimenta el alma sirviendo al espíritu. La belleza nos saca de nuestras mezquinas preocupaciones personales y nos deposita en un campo de eternidad. La esencia de la espiritualidad es un agrandamiento de la visión. La expe¬ riencia quizá sólo dure un momento, pero en estas cuestio¬ nes un momento es suficiente. Debemos tener un sentido trascendente de las cosas, no un sentido que nos permita escapar de nuestra situación sino que nos ofrezca una ma¬ yor perspectiva. En esto, la belleza y la religión tienen pro¬ pósitos similares, por lo que no es de extrañar que se alíen con frecuencia. En una noche oscura, la belleza nos permite atisbar la trascendencia y por ende la liberación, sin permitirnos escapar de nuestra situación. Con posterioridad a los aten¬ tados del 11 de septiembre de 2001, sentí un profundo te¬ mor y angustia y hallé cierto consuelo permaneciendo co¬ nectado con el mundo natural. La belleza de un amanecer o una noche de luna me reconfortó cuando ninguna res¬ puesta humana parecía adecuada. Es posible que la conexión entre la belleza y el sufri¬ miento sea aún más radical. Quizá consigamos sólo perci-
    • 313. ha belleza oscura 311 bir la profundidad y la esencia del dolor en la belleza, y aprendamos a apreciar la totalidad de lo bello sólo en el sufrimiento. Escuche el Adagio de Samuel Barber y com¬ probará que la belleza del sonido le transporta a los nive¬ les trascendentes del sufrimiento y el dolor. Lea el Hamlet de Shakespeare lenta y detenidamente. ¿No es la belleza del lenguaje el medio mismo a través del cual sentimos todo el sufrimiento de Hamlet? Si las palabras no fueran tan ma¬ gistrales y placenteras, quizá nos inducirían cierto dolor, pero no experimentaría esa participación sensual e intensa en las percepciones de la obra. La belleza nos hace descen¬ der para profundizar en la experiencia y luego nos eleva sobre toda limitación humana. La belleza no sólo se encuentra en el sufrimiento. Como es natural, podemos gozar de la belleza de un paraje apaci¬ ble y una ocasión festiva. Es de esperar que hallemos la be¬ lleza con más frecuencia en la dicha que en el dolor. Pero si evitamos el lado oscuro, nuestro sentido de la belleza puede tornarse sentimental. Al igual que el materialismo «embru¬ tece» el alma, según Oscar Wilde, el sentimentalismo la «ablanda» en exceso. Lo grosero y lo sentimental suelen apoyarse mutuamente por tratarse de extremos opuestos. La auténtica belleza resuelve el conflicto. BUSQUE EL CONTACTO CON LO BELLO Las personas preguntan con frecuencia: «¿Qué puedo ha¬ cer durante esta época tan problemática de mi vida?» He¬ mos explorado muchas formas de responder que no com¬ batan la oscuridad. Otro método eficaz es situarse en presencia de algo bello. Puede ser la naturaleza, el arte, la cultura o la familia. No es necesario que uno busque el sig-
    • 314. 312 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA nificado de ese objeto bello, basta que confíe en que esa be¬ lleza le beneficiará e incluso sanará. Yo escucho música. Algunas personas se sientan junto al mar. Elija uno lo que elija, debe asimilarlo y dejar que le afecte. En cierto aspecto, uno mismo se convierte en ese be¬ llo objeto. La luz de la luna penetra en sus células y la mú¬ sica cambia el esquema de su ser. Uno deja de ser un ego obsesionado en comprender y solventar su vida y se con¬ vierte en un receptor a través del cual irradia la belleza del mundo. Para conseguirlo, uno tiene que renunciar a con¬ trolarlo todo y abandonar ciertos conceptos de solución y éxito. Debe dejar que la noche oscura se produzca y le cambie. Durante una noche oscura, es preferible buscar algo bello que esté teñido por cierto dolor y vacío. Yo disfruto leyendo a Samuel Beckett, que huye de cualquier sentimen¬ talismo. También disfruto a ratos con la soledad. Leo no¬ velas de intriga e historias de grandes logros. Quizá prefie¬ ra usted visitar a enfermos y moribundos o realizar un trabajo de voluntariado. Allí presenciará el sufrimiento de otras personas y dejará de pensar en el suyo. Allí compro¬ bará también lo bella que es la vida incluso en medio del dolor y el sufrimiento. Cuando una noche oscura nos conduce al límite de nuestra cordura, en ocasiones es aconsejable pasarse de la raya y convertirse en un excéntrico. Lo cual puede hacerse con belleza. Uno puede «perder» el tiempo pintando, can¬ tando y escribiendo de forma insólita y poco práctica. Pue¬ de viajar de forma extravagante e incluso imprudente a lu¬ gares hermosos cuando le apetezca. Puede bañarse con frecuencia o abstenerse de hacerlo. Puede hablar con ani¬ males o consigo mismo. Puede nadar en un hermoso lago helado, como hizo Edna St. Vincent Millay para curarse de
    • 315. La belleza oscura 313 su grave depresión. O, como hace mi amiga, puede regalar zapatillas de deporte viejas pero hermosas a los niños en el mundo que carecen de ellas. Puede lucir guantes en verano, como hacía Glenn Gould, en señal de su necesidad de calor humano. Sólo es preciso que comprenda este punto fundamen¬ tal: la belleza alimenta al alma. Busque el contacto con la belleza y deje que ésta cumpla su misión. Conseguirá lo que usted jamás imaginó. Sólo tiene que confiar y mostrar¬ se abierta a ella.
    • 317. TERCERA PARTE DEGRADACIONES De pronto comprendo que tú, Noche Oscura, me rodeas y juegas conmigo. Estoy perplejo... Siento tu aliento sobre mí. Y tu sonrisa penetra en mí desde una inmensa y distante solemnidad. Rainer María Rilke, «La noche inmensa»
    • 319. 11 Emociones al rojo vivo Durante años, noche tras noche, he contado a mis hijos una historia sobre un rey y una reina que vivieron hace mucho tiempo. Tienen una escuela de caballeros, cuya misión prin¬ cipal consiste en enseñarles a combatir a dragones que arro¬ jan fuego por sus fauces y alteran la paz y sosiego de nume¬ rosas aldeas. Pero ese rey y esa reina son muy inteligentes. No quieren que los caballeros maten a los dragones, sino tan sólo que los domestiquen. A los caballeros se les enseña a valerse de música para encantar a las bestias, y palabras amables y hermosas para hacer que se comporten civiliza¬ damente. Quizá la palabra «domesticar» no sea la adecua¬ da. Me refiero a que los caballeros deben hechizar y aman¬ sar a los dragones para que convivan pacíficamente con sus vecinos humanos. Los dragones siguen expeliendo fuego por las fauces, pero respetando los edificios y las personas que están a su alrededor. Es posible que este episodio sobre dragones sea una for¬ ma de abordar el tema de la ira. Todos, en un momento u otro, estallamos. Exhalamos fuego por la boca. Quizá tra¬ temos de controlar nuestro arrebato porque sabemos que puede causarnos problemas, pero reprimir nuestra ira no es una buena solución. Hoy en día la mayoría de las personas
    • 320. 318 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sabe, por ia amplia difusión de la psicología popular en los medios, que cuando uno se enoja conviene que lo exprese. No obstante observamos síntomas de ira reprimida en to¬ das partes, desde altercados entre automovilistas hasta una falta de civismo muy extendida. Hemos visto que la represión del Eros y del instinto crea¬ tivo puede dar paso a una noche oscura porque nos despo¬ ja de nuestra vitalidad. Lo mismo ocurre con la ira. Ser una persona con presencia requiere el poder, la energía y la fuer¬ za que nos proporciona la ira. Si uno rechaza su ira se sien¬ te desvitahzado y confundido. Como dice james Hiliman, la ira nos advierte que algo no va bien. Quizá no nos indi¬ que lo que debemos hacer en una situación negativa, pero nos indica claramente que debemos hacer algo al respecto. En términos generales, no sabemos expresar nuestros sentimientos de forma inteligente. Aprendemos muchas co¬ sas a lo largo de nuestra vida, pero rara vez tenemos la opor¬ tunidad de aprender a expresar una emoción y relacionarnos con los demás. Nos esforzamos en desarrollar la mente, pero al parecer tenemos que resolver nuestras emociones instinti¬ vamente. Muchas personas, sin haber analizado el tema a fondo, creen que la ira es negativa y no imaginan que puede ser un elemento útil y positivo. Les sorprende que su psicoterapeuta les recomiende expresar su ira. Cuando tratan de hacerlo, se sienten incómodas. O bien comprueban que con la simple manifestación su ira no consigue gran cosa. Des¬ pués de ponerse a gritar y despotricar, la situación no ha me¬ jorado y la satisfacción de haber protestado en voz alta no resuelve el problema como por arte de magia. Por el contra¬ rio, a veces sólo sirve para encrespar más los ánimos. El hecho de no afrontar nuestra ira con eficacia puede arrebatarnos la alegría de vivir y hacer que nos sintamos sólo medio vivos. Una noche oscura del alma puede surgir
    • 321. Emociones al rojo vivo 319 de la ira reprimida, porque, como hemos visto antes, el he¬ cho de evitar una emoción afecta a todas las demás. Evitar no enojarse incide también en nuestras relaciones. Si usted es incapaz de enojarse, ni usted y las personas que le rodean sa¬ ben quién es. No saben qué siente, ni comprenden los límites de su tolerancia. La ira enmarca y define a una persona. LA IRA ES NATURAL Existe una diferencia entre dar rienda suelta a la ira y expre¬ sarla. Un estallido de ira no es más que un desahogo. Juegue al tenis, golpee la pared, grite. Puede que el dar rienda suelta a su ira alivie la tensión, pero no es una respuesta completa a la emoción, y puede perjudicar sus relaciones. Cualquiera que esté cerca de usted cuando de rienda suelta a su ira pue¬ de tomárselo como un ataque personal y sentirse ofendido. Por otra parte, expresar su ira es manifestarla con res¬ pecto a una determinada situación o circunstancia. Si se siente enojado con su cónyuge o su pareja, pasar unas horas en el gimnasio no le resultará tan eficaz como expresar a su pareja lo que siente. Aunque el hecho de dar rienda suelta a su ira no le ayude, conviene que exprese, con firmeza, lo que le disgusta. Luego siéntese a hablar largo y tendido con su pareja, y posteriormente vuelva a hacerlo. Lo malo de limitarse a dar rienda suelta a la ira es que la mera emoción puede contener recuerdos de numerosas vejaciones y humillaciones. En ocasiones nos sentimos eno¬ jados con muchas personas y por múltiples razones. Airear este conglomerado de sentimientos en presencia de una sola persona es inundarla con todos los sentimientos que hemos acumulado, la mayoría de los cuales no tiene nada ver con ella. Cuando la ira se convierte en violencia hace que nos
    • 322. 320 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sintamos impotentes y no conseguimos nada, porque no afrontamos el verdadero objeto de nuestra ira, sino que da¬ mos a otras personas motivo justificado para que se enojen con nosotros. Una excelente psicoterapeuta me dijo en cierta ocasión que deberíamos enojarnos tantas veces al día como las ve¬ ces que vamos al baño. Creo que se refería, en primer lugar, a que la ira es natural. Aunque no nos guste, tiene su lugar y, según el temperamento de cada cual, puede ser una cons¬ tante en nuestra vida. Mi amiga se refería también a que la ira aparece cuando le conviene e impulsada por sus propios fines, que quizá sean distintos de los nuestros. Por último, se refería a que la ira forma parte de la vida cotidiana y de¬ bemos estar preparados para que aparezca a menudo. Otro psicoterapeuta me aconsejó que mantuviera una relación sólo con una persona capaz de afrontar mi ira. Al¬ gunas personas disfrutan enfureciéndose o aceptando la ira de otra persona. Algunas relaciones son batallas constantes, un estilo que sólo funciona para unos pocos. En general, es importante tener la libertad de enojarse. Debemos evitar que nos juzguen equivocadamente o nos guarden rencor por ello. Tampoco conviene dar una importancia exagerada a un arrebato de ira. La ira se acumula y es preferible diri¬ gir una discreta dosis de ira contra las situaciones ordina¬ rias que estallar al cabo de mucho tiempo, cuando ni nos acordamos del motivo de nuestro enojo. Algunas personas padecen una ira crónica. Siempre es¬ tán a punto de estallar. A la menor provocación pierden los estribos. Quizá no consiguieron resolver una injusticia que sufrieron hace tiempo, o tienen la costumbre de reprimir sus sentimientos, una condición que se convierte en un ras¬ go personal, un eterno y sombrío malhumor. La ira que de¬ genera en un perenne malhumor no parece ira, pero si uno
    • 323. Emociones al rojo vivo 321 no condensa ese malhumor en algo específico, se convierte en un elemento huidizo y corrosivo. Otras personas se enfurecen constantemente. Estallan sin motivo. Sueltan una sarta de palabrotas, arrojan objetos y los estrellan contra el suelo. Pero también se sienten impo¬ tentes en su ira. No consiguen nada. Es un hábito del que no obtienen nada positivo. Esas personas también necesitan aprender a expresar su ira, no a gozar enfureciéndose. La ira reprimida puede transformarse en violencia. Al¬ gunas personas no saben controlarse y estallan en los mo¬ mentos más impensados. Otras hallan la violencia por otros medios y simbólicamente. Se relacionan con personas agre¬ sivas que comparten sus frustraciones genéricas. Me pre¬ gunto si el éxito de las escenas de violencia en las películas obedece a una profunda ira en el populacho. Las personas pueden dar rienda suelta a su ira contemplando imágenes violentas en la pantalla sin sufrir graves repercusiones. Pero esta ira voyeuristica no incide en las raíces de la insatisfac¬ ción. Contemplarla sólo sirve para prolongar el problema. De vez en cuando una película muestra los entresijos de la dinámica que contiene la violencia, y en ese caso las imáge¬ nes pueden ayudar al público a descifrar la ira que se ocul¬ ta en su interior. Pero la ira siempre exige una respuesta que cause cierto efecto en el mundo, porque la ira está relacio¬ nada con el poder y la creatividad. LA IRA ES DAIMONÍACA Cuando alguien nos causa un daño, la ira estalla antes de que hayamos tenido tiempo de comprender lo ocurrido. Pa¬ rece como si alguien velara por nosotros y nos advirtiera que hemos sido víctima de una injusticia. La ira nos propor-
    • 324. 322 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA ciona el ímpetu necesario para modificar las condiciones que deben modificarse. En este aspecto, la ira es como un ángel de la guarda oscuro, una fuerza daimoníaca —un daimon es una presencia anónima e invisible que intuimos— que nos guía y nos brinda un apoyo espiritual. Pero una vez que la ira daimoníaca ha cumplido con su deber, nos corresponde a nosotros tomar las decisiones per¬ sonales. Si no obramos rápidamente, quizás olvidemos el motivo que provocó nuestra ira. Lo primero es mostrar nues¬ tro disgusto, y lo siguiente analizar la situación y preguntar: «¿Por qué estoy furioso? ¿Qué ha ocurrido exactamente?» La ira tiene contenido, pero si uno deja que se disipe sin re¬ flexionar sobre ella y obrar adecuadamente, puede formar un charco de insatisfacción que con el tiempo se hincha y estan¬ ca. Esta ira crónica es una emoción corrosiva que contamina todo cuanto toca. En ocasiones reprimimos nuestra ira hasta el punto de sentir una vaga insatisfacción, pero sin saber que está arrai¬ gada en la ira. Es preciso hacer que este sentimiento esencial aflore para poder examinarlo. Es aconsejable recordar las injusticias que hemos padecido y tratar de cambiar esas cir¬ cunstancias. También es aconsejable buscar una nueva ra¬ zón para sentirnos furiosos, para canalizar la rabia que sen¬ timos en una causa digna de nuestra emoción. Observe que en ninguno de estos casos debemos tratar de desembarazar¬ nos de nuestra ira, sino darle una razón de peso. Es preciso que usted comprenda su ira para poder enfo¬ carla de modo específico. La ira sólo es una emoción en parte. Posee un componente intelectual y contribuye a ha¬ cer que su vida tenga sentido. Si usted conoce exactamente el motivo y la persona responsable de su ira, sabe de qué pie cojea, comprende en parte lo que ocurre y es capaz de afrontarlo emocionalmente. La ira contribuye a descifrar
    • 325. Emociones al rojo vivo 323 una vida compleja y la reestructura constantemente. Por lo general requiere una considerable dosis de ira cambiar de trabajo o tomar la decisión de divorciarse. Es obvio que las injusticias sociales sólo se corrigen cuando los que sufren vejaciones se enfurecen lo suficiente para rebelarse. La ira puede hacer aflorar al caballero y al guerrero que usted lleva dentro y hacer que la transformación de una simple emoción le convierta en una persona eficaz. Puede convertirle en una persona distinta. Muchos hombres y mu¬ jeres que atraviesan una noche oscura describen la forma en que ésta les ha transformado, convirtiéndoles en guerreros. Al decir guerrero no me refiero a una persona violenta, sino a alguien que asume una actitud más enérgica y descubre un renovado poder. En algunos casos, el simple hecho de que una persona asuma su poder, su excentricidad o su creativi¬ dad basta para eliminar el estado de ánimo que la ha man¬ tenido sumida en la oscuridad y el silencio. Si una persona es incapaz de articular sus sentimientos de ira con eficacia, esos sentimientos pueden volverse con¬ tra ella. Existe un medio sutil de evitar la ira: enmascararla bajo la autoinsatisfacción. La costumbre de autoflagelarse puede conducir a una noche oscura del alma centrada en el germen de la ira. Bloqueamos nuestros sentimientos, eli¬ giendo esta forma de depresión en lugar de arriesgarnos re¬ velando lo que sentimos. Pero la ira quiere fluir a través de nuestro organismo, desde el primer momento en que somos conscientes de la injusticia hasta nuestra última sílaba de protesta. Quizás ese sentimiento de enfurecerse constituya en última instancia la pulsión de la vida que pugna por ex¬ presarse. Rumi, el poeta sufí, escribió en cierta ocasión: No utilices tu ira para ocultar un resplandor que no debe ocultarse.
    • 326. 324 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La ira es el resplandor de nuestro espíritu. Es nuestra presencia en la Tierra que pugna por revelarse. En ocasio¬ nes exageramos, expresándola de forma inoportuna y con¬ fundiéndola con otras cosas. Pero es la fuerza de nuestra vida, nuestro valioso daimon que se revela. DAR FORMA A LA IRA Los tratados sobre medicina del medioevo se refieren a la ira a través de las imágenes de la alquimia y la astrología. Esas imágenes vinculan la ira a varias otras cualidades y nos ayudan a imaginar en qué consiste la ira. Marsilio Ficino decía que aunque la ira es un problema, nos ayuda a esti¬ mular nuestros sentimientos y a purificarlos. La ira nos ayuda a afrontar nuestra situación. Nos estimula y ayuda a superar nuestra timidez. Reconforta nuestro ser y presta a nuestra voz y a nuestros actos la firmeza y energía que pre¬ cisan. Ficino hace hincapié en que la ira puede reforzar nuestra «voz» y hacer que nuestras decisiones sean firmes y duraderas. Estas ideas clave, que son cualidades tradicionales del espíritu Marte, hacen aflorar aspectos de la ira que pueden ser útiles e incluso necesarios. La firmeza, la vehemencia y la fuerza forman parte de la ira. Si reprimimos la ira esas cualidades desaparecen también. La ira puede desempeñar también otro papel en otras clases de expresión, la resisten¬ cia de nuestro amor o la firmeza de nuestra compasión, la franqueza de nuestra expresión o la vehemencia de nuestra pasión. La idea es una cualidad además de una emoción. La ira puede convertirse asimismo en nuestra fuerza y resistencia. Puede hacernos firmes en lugar de débiles, pre¬ cisos en nuestra forma de hablar en lugar de ambiguos,
    • 327. Emociones al rojo vivo 325 abiertos en nuestras relaciones en lugar de esquivos. Puede estimularnos a llevar una vida más activa y asumir el con¬ trol de ésta. Puede hacer que nuestra compasión se traduz¬ ca en una acción social y hacer que nuestra creatividad in¬ nata cobre forma. No basta con tener ideas y principios válidos, es preciso llevarlos a la práctica con fuerza y con¬ vicción. La ira transformada en fuerza personal contribuye tam¬ bién a mejorar el matrimonio y otras relaciones. La mayo¬ ría de las personas deseamos estar con alguien que asuma la responsabilidad de su propia vida y nos ofrezca liderazgo y apoyo. Las relaciones empiezan a fallar cuando una de las partes sucumbe bajo el peso de los problemas que presenta la vida. La ira puede marcar el inicio de una respuesta crea¬ tiva, lo cual constituye una importante contribución a una relación sentimental. Por otra parte, la ira desatada o crónica puede enturbiar una relación. El sosiego, la amabilidad, la ecuanimidad, el autocontrol son cualidades en una familia o un matrimonio que contribuyen a crear un ambiente en que el amor puede desarrollarse y las personas sentirse libres para ser ellas mis¬ mas. Debemos aprender a ceder a la ira el lugar que le co¬ rresponde para que no sofoque otros sentimientos que pro¬ mueven la intimidad y el bienestar. Su espíritu, Marte, forma parte de un panteón de espíritus y emociones. En el mejor de los casos, la ira coexiste con la calma, la alegría, la afabili¬ dad y el sentido de comunidad. Aquí observamos de nuevo una paradoja. El auténtico sosiego en la vida y las relaciones personales no es fruto de la pasividad, sino de una férrea estructura de filosofía y per¬ sonalidad. Eso no significa que no debemos ser también fle¬ xibles, pero hoy en día no se suele dar importancia a la fuer¬ za, una virtud de Marte. Conceder a la ira el lugar que le
    • 328. 326 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA corresponde contribuye a crear esa estructura y a la seguri¬ dad necesaria para una vida creativa y amable. Aunque nadie comprenda su ira, ésta puede cumplir su misión de resolver los problemas vitales. El biógrafo de Leonard Bernstein cuenta que el compositor comenzó a mos¬ trarse enojado sin motivo con su esposa, con la que llevaba varios años casado, hasta el extremo de que se separaron. A raíz de su separación Bernstein comenzó a explorar su bisexualidad. No se trata de juzgar la rectitud y moralidad de esta situación, pero es evidente que la ira contribuyó a que Bernstein reconociera unos problemas que le afectaban pro¬ fundamente.59 RESOLVER EL TEMA DEL PODER Y LA SUMISIÓN Quizá parezca sencillo conceder a la ira el lugar que le co¬ rresponde entre las numerosas emociones que experimenta¬ mos. Pero, como he dicho, la ira posee una cualidad daimoníaca. Posee una voluntad propia y puede poseer una fuerza que no podemos controlar. Al igual que el amor es más po¬ tente que cualquier emoción que cabe imaginar, la ira es una fuente de fuerza que puede sernos útil. Con frecuencia se asocia la ira con problemas de poder. Nos enfurecemos cuando las cosas no resultan como pretendemos o cuando alguien trata de controlarnos excesivamente. Pero ese pro¬ blema de poder y control tiene que ver con nuestra capaci¬ dad de dejar que la vida fluya a través de nosotros procu¬ rando no entorpecer su curso. Su vitalidad es su destino; le define y le permite ser creativo. Su deber es cooperar con ella. Si no trata de hallar un lugar en el que albergar su fuerza y su potencial, éstos se
    • 329. Emociones al rojo vivo 327 transforman. En lugar de mostrarse receptivo a las constan¬ tes invitaciones de potenciar la vida que lleva dentro, em¬ pieza a mostrarse sumiso ante los demás. El objeto de su su¬ misión ya no es la vida sino una determinada persona o grupo de personas. Este cambio en su reacción crea un pa¬ trón destructivo que hace unas décadas la psicología dio en llamar sadomasoquismo. El placer que obtendría mostrándose abierto a la vida se invierte. Comienza a gozar sintiéndose decepcionado, he¬ rido emocional o físicamente, traicionado. Así es como yo imagino el masoquismo y el motivo de que esté tan extendi¬ do. Podemos percibirlo en el tono de una interacción. Una persona llega tarde a una cita y se humilla atribuyéndolo a su habitual falta de puntualidad. Podría interpretarlo como uno de los avatares de la vida, pero lo achaca a un defecto suyo. Este ejemplo indica que el egocentrismo también for¬ ma parte del cuadro. En lugar de dejar que la vida discurra sin mayores problemas, esa persona imagina que la escena se centra en ella. A medida que esta costumbre se hace más profunda y arraigada, la persona se critica cada vez con mayor dureza. A menudo se juzga con una severidad brutal. En ocasiones busca el medio de que la lastimen o causarse ella misma un dolor físico. Algunas personas se hieren y se golpean. En una relación, una persona puede aplicar ese patrón en for¬ mas sadomasoquistas de hacer el amor, un sistema frecuen¬ te de trasladar los problemas generales de poder y sumisión al sexo. Pero el sadomasoquismo tiene dos vertientes. En un caso, la persona que goza sufriendo puede tener un lado sᬠdico oculto. Puede presentar ante el mundo la imagen de impotencia, de derrota, pero sutilmente, sin reconocerlo, puede ser extremadamente dominante y dura. En presencia
    • 330. 328 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de una persona que se menosprecia constantemente, con¬ viene buscar signos de una dominación sutil y una fuerza casi invisible. La otra forma en que se manifiesta el sadomasoquismo es desde la vertiente del agresor. Cuando la vida ya no le sostiene ni le da fuerza, uno trata desesperadamente de re¬ cuperar la fuerza volviéndose agresivo. Quizá disfrute en cierta medida lastimando a la persona que ama. Quizá sien¬ ta que tiene poder dominando a otros y aprovechándose de ellos. Hace poco presencié el caso de una mujer que estaba en la cola frente a mí en un aeropuerto y no comprendía lo que tenía que hacer. El funcionario le indicó que alzara la maleta y la colocara sobre la cinta transportadora. Confun¬ dida por los complicados trámites, la mujer dudó, deposi¬ tando su bolso durante unos instantes en el suelo. El joven funcionario cogió de inmediato su maleta y la envió a una sala donde quedó retenida. Acto seguido nos sermoneó a todos sobre la necesidad de seguir las instrucciones al pie de la letra. «Aquí nos tomamos estos registros muy en serio», dijo con exagerado tono de autoridad. Todos nos mostra¬ mos indignados ante la injusticia cometida por aquel pe¬ queño dictador y expresamos nuestra protesta hasta que la mujer fue atendida debidamente. La fuerza y la debilidad no tienen por qué que estar per¬ fectamente equilibradas para ser útiles y viables. Hemos examinado los problemas de la escritora Anne Sexton. En una carta al poeta Stanley Kunitz ésta describe la forma su¬ til en que ese yin y yang puede estar aparejado. «Las perso¬ nas siempre me dicen que soy fuerte. Quizá se deba a que he sobrevivido a tantas amarguras. Lo cierto es que me siento por dentro como un brécol cocinado, y no me refiero a los tallos, que deben quedar crujientes y sabrosos. Me refiero a las cabezas que se desmenuzan cuando las cortas. La única
    • 331. Emociones al rojo vivo 329 vez que creo mostrarme fuerte es cuando un poema se apo¬ dera de mí y decido conquistarlo y dejar que viva la vida que le corresponde. Mi única fuerza la vuelco en escribir.»60 La decisión de expresar o no expresar nuestra ira es complicada. Brian Keenan relata un dramático episodio re¬ ferente a un día en que uno de sus carceleros, llamado Said, se metió con él y Keenan lo empujó contra la pared. Su agresión valió a John, su compañero, un severo castigo. La próxima vez que un carcelero se metió con él, Keenan se en¬ fureció pero reaccionó de otra forma: «Sentí la ira braman¬ do dentro de mí, pero la agarré del cuello y la ahogué. No dije nada. Me volví y le miré con indiferencia, como había mirado a Said, tras lo cual le di la espalda. El guardia espe¬ raba que yo protestara. Pero no lo hice».61 Pero las personas no siempre poseen este autocontrol. Lina persona puede comportarse con sadismo debido a una ira desconocida que bulle en su interior. No sabe a qué obe¬ dece la ira y la descarga sobre cualquiera que imagina que le ha causado un daño. Con frecuencia el grado de ira guar¬ da escasa relación con la causa de su enojo. Se trata de una ira crónica, reprimida, que la persona no resolvió cuando apareció por primera vez, posiblemente hace muchos años. Existe una ira antigua y una ira nueva. La primera debe ser reivindicada, la segunda expresada en su debida situación. En el peor de los casos, las personas se tornan violentas, pero, a excepción de una agresión física, todos somos capa¬ ces de comportarnos sádicamente. Los padres lo hacen con sus hijos, los maestros con sus alumnos, los médicos con sus pacientes, pues son roles particularmente susceptibles de una expresión sadomasoquista. Los amantes se comportan de ese modo debido a la confusión de sus emociones. De nuevo, se trata de un esquema complicado. La per¬ sona que muestra su agresividad dominando y peleándose
    • 332. 330 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA con los demás, y quizá con un arma, en el fondo se siente impotente. La única forma en que puede experimentar un sentido de su fuerza es esgrimiendo un arma, que constitu¬ ye un fetiche, un símbolo de fuerza pero no la auténtica. Por mucho que adopte un aire agresivo y grite, debajo de su ex¬ hibición de prepotencia se oculta una persona débil e in¬ competente. Es preciso conocer estos aspectos del sadomasoquismo para afrontarlo con eficacia. Estas variantes en el uso y abuso de poder abarcan un amplio espectro, desde una forma suave de control hasta la agresividad y violencia. Con frecuencia observamos este pa¬ trón en el suicidio, el asesinato, la violencia doméstica y los conflictos sociales. Cuando las personas no tienen oportu¬ nidad de responder de forma creativa a la vida que hay en su interior, en algunos casos se tornan violentas. Por otro lado, todos podemos caer en las manifestaciones más sua¬ ves de este patrón en nuestras interacciones cotidianas. Un marido y una esposa tratan de decidir a qué restaurante ir a cenar. Parece una decisión sencilla, pero podemos observar los problemas subyacentes de poder y sumisión que una cuestión tan simple puede hacer aflorar. TRANSFORMAR LA PASIVIDAD Esta dicotomía sadomasoquista de la emoción puede ser responsable, al menos en parte, de su noche oscura del alma. Puede ser causada por el desmoronamiento y la re¬ construcción que se produce durante una noche oscura, cuando sus emociones son más volátiles y cambian. Quizá pase con frecuencia de sentirse enfurecido a sentirse abru¬ mado. Quizá no sepa con certeza lo que siente ni lo que ocurre en su vida.
    • 333. Emociones al rojo vivo 331 A menudo, cuando una persona viene a verme y me dice que su sufrimiento es crónico, veo el dolor en su rostro e intuyo la tendencia a sufrir, que es una variedad muy co¬ mún del sadomasoquismo al que me refiero. Algunas perso¬ nas tienen la costumbre de sufrir en todas las situaciones y, como suele ocurrir en estos casos, tratan asimismo de con¬ trolar cada situación. El medio de salir de una noche oscu¬ ra consiste simplemente en modificar esa actitud. Uno no tiene que sufrir durante toda su existencia, sino gozar de ella. Uno no tiene que envidiar el control y el poder que ob¬ serva en otros, sino hallar los suyos entregándose más a lo que la vida le pide. Muchas personas transforman su ira en una tendencia autodestructiva: beben sin medida, se drogan para evadirse o se vuelcan exageradamente en su trabajo. Algunos descar¬ gan su ira en sus hijos, sus empleados o sus mascotas. Pue¬ den asumir una conducta pasiva-agresiva que se manifiesta de diversas formas: mostrándose silenciosos, indiferentes, ofreciendo una amistad y un amor insinceros o ayudando a los demás pero haciéndoles sufrir a cambio. Cuando la ira es limpia, puede ser muy útil para una persona y una rela¬ ción, pero cuando está camuflada y es indirecta, su impac¬ to es nefasto. Con frecuencia las personas no se molestan en analizar los esquemas de poder en sus vidas. Suponen que si se sien¬ ten impotentes, deben manifestar su fuerza. Lo intentan, pero como es una táctica errónea, fracasan. En cierta oca¬ sión, cuando asistí a un seminario en casa de James Hillman, llegué tarde y mi presencia alteró la atmósfera en la habitación. La semana siguiente llegué media hora antes. James me recibió a la puerta y dijo: «¡Ah! ¡Compensación!» Siempre es tentador compensar una cosa con otra. Si uno se considera una persona pasiva trata de mostrarse enérgica.
    • 334. 332 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Lo que no sabe es que su pasividad oculta agresividad fuerte y poderosa. En este caso es aconsejable no combatir el sínto¬ ma. Si uno se siente impotente, en primer lugar debe apren¬ der a rendirse y ser receptivo de una forma que le beneficie. Casi como por arte de magia, hallará el poder que buscaba. A menudo las cosas son totalmente distintas a lo que parecen debido a que la vida se compone de paradojas y extremos opuestos. Si uno tiende a ser pasivo no necesita, paradójicamente, mostrarse más enérgico sino más receptivo. La diferencia en¬ tre la pasividad y la receptividad es la diferencia entre sufrir y mostrarse abierto. En mucho casos uno no advierte esa di¬ ferencia. Cuando uno es pasivo, siente el impacto de la vida a cada momento. No comprende que su pasividad es un sín¬ toma de su incapacidad de permitir, tolerar y colaborar con la vida tal como ésta se desarrolla. Su pasividad es una for¬ ma de control. Observamos este esquema en personas que se casan ex¬ ternamente pero no interiormente. Viven con la persona que aman, pero no renuncian a su vida de soltero o soltera. Se quejan continuamente de tener que compartir su vida y someter su voluntad a la del otro. Están casados y no están casados. Podrían recobrar la alegría de vivir si cambiaran de talante, como hemos visto en el capítulo dedicado a los ritos de pasaje. Pero eso significa rendirse a la vida que tie¬ nen, en lugar de seguir aferrados a la vida que idealizan. Con frecuencia las personas se sienten frustradas y eno¬ jadas porque creen que los demás se aprovechan de ellas o tratan de dominarlas. En muchos casos esas personas su¬ cumben bajo la presión y acaban a merced de otros, que o bien tienen autoridad sobre ellas o simplemente las obligan a hacer lo que ellos quieren. Para restaurar un sentido de po¬ der, las personas oprimidas tienen que dividir sus emociones.
    • 335. Emociones al rojo vivo 333 Si se limitan a compensar y a tratar de ser fuertes cuando en realidad se sienten débiles, no puede haber una buena solu¬ ción. Pero si son capaces de mostrarse al mismo tiempo vul¬ nerables y fuertes, pueden hallar un medio eficaz de resolver su frustración, no mostrándose vulnerables ante los demás, sino abiertas a sus sentimientos y a lo que se exige de ellas. En resumidas cuentas, el masoquismo es una invitación a rendirse ante la vida, y al hacerlo uno adquiere un sentido de poder y un control flexible. Esta frase, «control flexible», describe la reconciliación de la fuerza y la sumisión. El Tao Te Cbing recomienda wu-wei: conseguir cosas sin tratar de conseguirlas. Pero existe otra cualidad que ayuda a transfor¬ mar el masoquismo en un control flexible: la inteligencia. Es preciso saber cuándo y cómo rendirse, e incluso ante quién. Ciertos tipos de rendición prometen vitalidad, como cuando pronunciamos los votos del matrimonio y prome¬ temos pasar el resto de nuestra vida con la persona que amamos. Pero incluso en este caso, la rendición puede ser excesiva o estar mal enfocada. La forma más prudente de rendirse es entregarse a la vida, confiar en uno mismo y en las leyes de la naturaleza. Rendirse ante una persona o una organización resulta más peligroso y sólo tiene sentido si se hace tras haberlo meditado bien, con cautela y nunca al margen de nuestras propias necesidades. A mi modo de ver un mayor número de personas cae en el masoquismo que en el sadismo. La mayoría de nosotros nos sentimos víctimas de la sociedad, la empresa y el go¬ bierno. Soportamos momentos en la vida familiar y en el matrimonio en que creemos haber perdido nuestro poder. Son momentos de promesa, cuando podemos transformar nuestra sensación de estar abrumados y machacados en una participación más plena en la vida. Debemos buscar a al¬ guien o a un grupo digno de que nos rindamos ante ellos.
    • 336. 334 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Entonces sentiremos una renovada vitalidad y fuerza, preci¬ samente porque habremos transformado nuestra pasividad en vulnerabilidad y entrega a los demás. La mejor solución para una conducta masoquista es un matrimonio en el que ambas partes se sientan libres y de¬ pendientes, un trabajo en el que uno ejerza al mismo tiem¬ po su capacidad de decisión y su voluntad de servir a la empresa, o una familia a la que dedicar una cantidad de tiempo y esfuerzos sin descuidar sus propias necesidades básicas y deseos. En gran medida la ira que experimenta la gente obede¬ ce a los sutiles esquemas sadomasoquistas de la vida coti¬ diana. Algunos la expresan con excesiva contundencia o in¬ cluso violencia. Otros la dirigen contra sí mismos o está tan arraigada y mal definida que la padecen a diario. Cualquie¬ ra de estos tipos de ira puede crear una noche oscura del alma, un largo período de insatisfacción y tristeza. En cual¬ quier noche oscura, conviene analizar detenidamente dónde está situada nuestra ira y cómo afrontamos el problema de sumisión y control. EL ALMA DESNUDA El ser que usted ha creado a lo largo de los años, a la defen¬ siva, que pretende controlarlo todo, y está lleno de temores, puede experimentar este cambio de actitud como una muer¬ te, la muerte de la vida que ha conocido y gozado. Pero sólo es un estrato de la muerte. Es preciso morir cada día para poder vivir. La satisfacción de su tendencia masoquista, y su liberación de ella, requiere que permita que se produzca. La nueva vida que ambiciona sólo aparece cuando muere algo viejo.
    • 337. Emociones al rojo vivo 335 En su poderoso libro La negación de la muerte, Ernest Becker se refiere a las múltiples complicaciones y ambigüe¬ dades, como él las denomina, de este proceso, y recalca la necesidad de que toda persona penetre en la vida totalmen¬ te purificada y liberada. «Las mismas defensas que necesita para desenvolverse con seguridad en sí misma y autoestima, se convierten en la trampa que persiste a lo largo de toda su vida. Para trascenderse a sí mismo, uno debe eliminar todo cuanto necesita para poder vivir. Al igual que Lear, debe despojarse de todos sus «aditamentos culturales» y afrontar desnudo la tormenta de su vida. Los «aditamentos cultura¬ les» pueden ser los patrones que uno asimila mientras se desarrolla, los sistemas que utiliza la sociedad para enseñar¬ le a uno cuándo debe mostrarse dócil y cuándo puede afir¬ mar su personalidad. También incluyen las numerosas re¬ glas que uno aprende de su familia. Becker utiliza las imágenes de la historia de Jonás, «des¬ nudo en la tormenta de la vida». Todos nos asemejamos a Jonás en el sentido de que debemos ser expulsados del vien¬ tre de la familia y los supuestos culturales para convertirnos en una persona nueva, liberada y completa. Pero hemos vis¬ to que éste es uno de los propósitos de las noches oscuras del alma: acicalar, limpiar y separar lo esencial de lo iluso¬ rio. Conviene que usted resuelva su ira sin suprimirla ni dar rienda suelta a ella. Existen mil posibilidades, pero todas deben respetar la emoción al tiempo que le da forma y sig¬ nificado. En última instancia, puede transformar su ira ca¬ nalizándola a través de su fuerza vital que, una vez libera¬ da, le dará la presencia de una personalidad única. Si usted ha parido o ha asistido a un parto, sabe la fuer¬ za que se necesita para entrar en este mundo. Uno necesita a lo largo de su vida el espíritu de Marte para seguir penetran¬ do en ella tal como uno es. Se topará con muchos obstáculos
    • 338. 336 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA y muchas personas que querrán que asuma sus puntos de vista y estilos en lugar de comportarse conforme a su propia personalidad» La fuerza que necesita para prosperar y crear es su ira vuelta del revés. La ira le proporcionará todo el po¬ der y la motivación que necesita para vivir inicialmente, de acuerdo consigo mismo. Sin ella, se rendirá cuando no debe hacerlo y se sentirá abrumado. La ira impedirá que caiga en una noche oscura y le sacará de ella si ha sucumbido. Es su precioso ángel, que merece que le preste atención y lo cul¬ tive.
    • 339. 12 Locuras temporales Algunas personas enloquecen y son víctima de graves aluci¬ naciones y demencia. El resto lleva una vida relativamente lúcida pero a veces son presa de locuras temporales, pun¬ tuales y relativamente inocuas motivada por celos, envidia, temor, ira u otra emoción básica. Es absurdo creer que la mayoría de las personas son normales, racionales y capaces de autocontrolarse. Lo cierto es que la mayoría de la gente pierde con frecuencia el control debido a un arrebato de ira o durante breves períodos de irrealidad. A veces una noche oscura del alma asume la forma de una locura temporal. Todos conocemos la locura temporal inducida por el amor, los celos o por haber caído en una depresión. Fami¬ lias, cónyuges y amigos se enzarzan en ásperas peleas y con¬ flictos, arraigados en la locura, sobre dinero o diferencias de opinión. De pronto ocurre algo y nos sentimos abruma¬ dos por una emoción que amenaza nuestras relaciones, pero no podemos hacer nada al respecto. Tenemos la impre¬ sión de que no existe una solución razonable, una salida. Todo el que se haya divorciado ha experimentado este abis¬ mo de locura. Los maestros de escuela conocen bien este escenario. Una chica se siente rechazada por sus compañeros de clase.
    • 340. 338 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Está celosa de la chica más popular y no comprende por qué no la invitan a fiestas y no la dejan participar en los jue¬ gos durante el recreo. Una sombría nube se cierne sobre la clase. La maestra se siente responsable del problema y obli¬ gada a solventarlo. Los padres se implican en el tema y sus emociones afloran en historias exageradas y una preocupa¬ ción histérica por sus hijos. La maestra trata de imponer cierta ecuanimidad entre los chicos. Los padres se reúnen para averiguar qué ocurre. Toda la escena está llena de ca¬ llejones sin salida y victorias falsas. La vida está repleta de estos descensos imprevistos ha¬ cia el denso y pantanoso clima del alma. No hay salidas. Uno se siente atrapado en un puro melodrama. Cuanto más experimenta con soluciones razonables, más frustrado se siente al comprobar que no funcionan. Las personas se comportan de forma absurda porque enloquecen tempo¬ ralmente. LOS LÍMITES DE LA RAZÓN Una de las razones por las que caemos en este tipo de pro¬ blemas es que confiamos excesivamente en la razón. La vida humana rara vez es razonable. Uno cree que las perso¬ nas inteligentes y bienintencionadas son capaces de resolver cualquier conflicto, pero es una suposición que deriva de una imagen confusa de cómo funcionan las cosas. Con fre¬ cuencia la percepción nos lleva a descubrir la locura oculta en una situación aparentemente razonable. Las personas nos hallamos siempre en el límite entre la lucidez y la confusión. La pura locura acecha como una sombra en el borde de todas las transacciones. Por más que uno desearía que las cosas fueran distintas, no lo son.
    • 341. Locuras temporales 339 Su único recurso es tener en cuenta que cada situación con la que se tropiece contiene al menos cierto grado de locura. Uno se topa a cada momento con una historia que no consigue descifrar porque está metido de Heno en ella. Se deja arrastrar por los acontecimientos y los personajes. En último término queda atrapado en un amasijo de emocio¬ nes, pero sigue pensando que conseguirá salirse del apuro gracias a su inteligencia. Sus equivocadas suposiciones so¬ bre cómo funciona la vida humana le deparan profundos desengaños y frustraciones. LA VIDA ES TEATRO Tanto si nos gusta como si no, la vida humana es un drama, con frecuencia lleno de personajes disparatados y escena¬ rios absurdos. Cada persona aparece en su propio escenario y trata de comprender el sentido de multitud de dramas. Nadie ha leído el guión de antemano, pero todos desempe¬ ñan un papel específico. Todos, en su afán de descifrar el guión, es un personaje en busca de un autor. Esto ocurre con frecuencia en el trabajo. Los trabajado¬ res son extremadamente sensibles a adelantos, romances y aumentos. Es comprensible. El lugar de trabajo también es un teatro donde se desarrollan los elementos básicos del drama humano. Cada gesto es a la vez literal y simbólico, cada palabra al mismo tiempo práctica y teatral. El teatro constituye el lenguaje primigenio del alma, y reside debajo de la superficie de los problemas literales. Directivos y obreros llegan a casa después del trabajo abrumados por los melodramas en los que han participado. Algunos pierden sus empleos debido a ellos y otros se expo-
    • 342. 340 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA nen a perderlos llevados por su ira y frustración. Otros, sin saber cómo resolver sus conflictos y sus emociones intensas, dirigen sus frustraciones contra sí mismos y caen en un comportamiento destructivo o pusilánime. Muchas veces uno está implicado en un drama que no es visible superfi¬ cialmente. Las salas de los tribunales y los hospitales son escena¬ rios idóneos para los dramas del alma. Quizás este sea el motivo de que un gran número de películas, obras teatrales y psicodramas televisivos se desarrollen en esos lugares. En ellos afloran ios elementos dramáticos de la vida cotidiana, especialmente en torno a temas de salud, crímenes, sexo y dinero. Allí las situaciones son extremas, con frecuencia una cuestión de vida y muerte. La eficacia del psicoanálisis reside en su capacidad de penetrar debajo de la superficie y revelar las historias que contienen otras historias. Un psicoanalista es como un detective, que busca pistas hasta que al fin consigue de¬ senterrar un tema tan oculto que nadie lo había sospecha¬ do. Lo malo del psicoanálisis como método formal es que, al buscar una auténtica historia primigenia, favorece ciertos temas sexuales y relacionados con la infancia. Se trata de historias útiles, pero no constituyen la última pa¬ labra. Con todo, convendría que uno fuera el psicoanalista de su vida. Podría buscar pistas de historias que explicaran sus emociones. Actualmente algunas personas consideran que los abusos sexuales en la infancia constituyen el factor que lo aclara todo definitivamente. Algunos piensan que un padre distante o una madre dominante es el máximo culpable. En lugar de buscar una sola persona a la que achacar la culpa o una historia que lo aclare todo es preferible concentrarse en las historias como una narración. Lo importante es que uno
    • 343. Locuras temporales 341 descubra la obra que representa, no una teoría que explique su vida. Si uno reflexiona sobre su vida y su naturaleza, quizá con ayuda de un amigo o psicoterapeuta, encuentra temas de envergadura. Puede ser una historia que uno relata con frecuencia sobre su pasado o sobre el mundo. Puede ser un tema que al que uno no había dado importancia antes y que ahora cobra un sentido especial. El ego, el ser o el «yo» es un personaje en una historia, y para averiguar más sobre uno mismo uno debe conocer las diversas historias que está viviendo. Cuando me hallaba en el seminario, un colega me contó la historia de su padre, que se había marchado de casa para ser sacerdote pero había renunciado a su vocación antes de ordenarse. Al cabo de un tiempo se casó y volvió un hombre amargado, convencido de que había traicionado a sus pa¬ dres. Era alcohólico, un hombre de carácter afable, compli¬ cado y en ocasiones violento. Mi amigo había llegado a la conclusión de que tenía que concluir lo que su padre había comenzado. No le apetecía sacrificar su vida por la religión, pero deseaba subsanar la vida fracasada de su padre. Ni que decir tiene que mi amigo reflejaba también la amargura y el arrepentimiento de su padre. La vida religio¬ sa no le llenaba y se sentía insatisfecho. Ese joven no tardó en comprender que estaba desarrollando la historia de su padre en su propia vida. Su historia profunda era la historia de su padre. Cuando descubrió la verdad, que no era nin¬ gún misterio para sus amigos, tomó la decisión de vivir su propia vida y dejar que su padre cumpliera su destino. Así, pudo iniciar la importante labor del alma y dedicar toda su vida a ese empeño. Algunas historias son aún más profundas, y por eso concedemos tanta importancia a la mitología, literatura,
    • 344. 342 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA poesía y otras artes. Revelan las imágenes profundas que se desarrollan en nuestra vida. Una y otra vez, ícaro resucita en una persona joven, hombre o mujer, que decide apuntar lo más alto posible y se abrasa en el fuego del idealismo y la ambición. Madame Bovary está presente en muchos matri¬ monios, cuando el hombre o la mujer trata de resolver la monotonía embarcándose en una aventura pero sólo consi¬ gue sumirse más profundamente en una vida sin sentido. Conviene saber en todo momento quién vive a través de nosotros. Cuanto menos sabemos del personaje, más nos domina y nos impide perseguir otras aventuras. LA FORMA DE APRENDER Las pulsiones son complicadas porque nos coartan la liber¬ tad de analizar y diseñar nuestra propia vida. Estamos a merced de la pasión impersonal que se adueña de nosotros. No podemos incorporarla a las diversas consideraciones necesarias para alcanzar una vida serena y creativa. No po¬ demos atemperarla, de modo que interfiere en nuestras re¬ laciones y nuestro trabajo. El resultado es otra noche oscu¬ ra, una opresión crónica que hace que la vida nos parezca insoportable. Mary Wollstonecraft Shelley es un buen ejemplo, una persona apasionada y confundida que padeció numerosas tragedias y deslealtades, y, tras varios años de esfuerzos, halló su camino en un mundo implacable. De joven se ob¬ sesionó con el poeta Percy Bysshe Shelley, viajó con él por medio mundo provocando un gran escándalo y tuvo hijos con él. Dos de los cuales murieron, y al cabo de un tiempo Shelley se ahogó cuando vivían en Italia. Mary escribió una célebre e interesante novela titulada Frankenstein,
    • 345. Locuras temporales 343 pero la crítica y el público de la época dedujeron que era obra de su marido. Debido a haberse fugado con Shelley llevada por sus ideas sobre la independencia de las muje¬ res, que había asimilado de los escritos de su madre femi¬ nista, Mary Wollstonecraft, Mary Shelley no pudo cobrar la herencia de su marido y tuvo que luchar para mantener¬ se a sí misma y a su hijo. A la sazón tenía tan sólo treinta años. Mary Shelley siguió sus ideales utópicos de librepen¬ sadora, pero a raíz de la muerte de sus hijos y su marido, y al averiguar que sus amigos la habían traicionado, cayó en una profunda depresión. Su madre había muerto al na¬ cer ella, y su madrastra siempre la había detestado. Mary adoraba a su padre, escritor y reformador social, pero es¬ taba plagado de deudas, preocupado por el dinero y dis¬ gustado con su hija por su relación con Shelley. En su ju¬ ventud, Mary Shelley estuvo rodeada de personas que juzgaban equivocadamente su conducta y se negaban a apoyarla. Al fin Mary dio con una solución sencilla pero eficaz. Decidió educarse. Siempre había sido aficionada a la lectu¬ ra y Shelley le había recomendado qué obra debía leer y cómo leerlas. Pero ahora intensificó su educación, estudian¬ do filosofía y literatura clásica. También aprendió sobre la naturaleza humana y a través de un doloroso aprendizaje consiguió asumir las riendas de su vida. Su biógrafa Emily Sunstein resume este aspecto diciendo: «Mary se marcó un plan de estudios, no sólo para ampliar sus conocimientos sino para definirse».62 Mary Shelley constituye un magnífico ejemplo de una persona capaz de reaccionar ante el mundo tras haber perdi¬ do el control y estando sumida en la desesperación. En un momento decisivo de su vida, escribió esta frase en su diario:
    • 346. 344 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA «Debo cambiar». Y consiguió su propósito. El cambio no se produjo automática ni espontáneamente. Mary tuvo que es¬ forzarse en construir su propia vida, en crear una presencia en el mundo y adquirir un sentido de su carácter y destino. Halló la forma de pasar de ser una persona pasiva ante las circunstancias a crear su propia existencia. Aprendió a ser menos ingenua con sus amigos y comprendió con toda clari¬ dad cómo deseaba vivir. Su biógrafa divide su vida entre el período romántico y el postromántico. Todos deberíamos seguir su ejemplo, vivir de acuerdo con nuestra pasión y nuestro destino, los cuales nunca están totalmente separa¬ dos, pero es posible que tardemos muchos años en aprender a hacer ambas cosas. En esta época marcadamente antiintelectual, quizás a uno no se le ocurra que un buen sistema para superar su desesperación consiste en cultivar la buena literatura y las buenas ideas. El entretenimiento de masas impide el goce de la reflexión profunda. Pero es lógico que si los problemas que experimentamos nos impiden vivir de forma satisfacto¬ ria, debemos reflexionar sobre ellos seriamente. Una educa¬ ción del corazón y la mente puede ser el mejor medio de su¬ perar una noche oscura y convertirnos en una persona más completa y feliz. LA INTELIGENCIA PRÁCTICA Es una lección importante: Debemos conducir nuestra vida de forma más inteligente. Estamos rodeados por consejeros poco fiables y expertos incompetentes. En la medida en que no nos eduquemos en los misterios de nuestra existencia, estamos expuestos a caer en sus simplicidades. En lugar de seguir a los gurús de turno, debemos renunciar a la idea
    • 347. Locuras temporales 345 de que necesitamos a un experto y a un consejero y vivir de forma inteligente. No es preciso ser una persona extremadamente instrui¬ da en psicología, o cualquier otra materia, para vivir de for¬ ma inteligente. A menudo la inteligencia es una cuestión de actitud más que de conocimientos. Debemos tomarnos a nosotros mismos en serio. Saber qué nos conviene y qué no. Evitar los clichés de rigor y analizar el comportamiento de las personas que nos rodean. Por lo general, la gente es muy ingenua. Se cree lo que les dicen los publicistas y los políti¬ cos, y esa ingenuidad es síntoma de una mente perezosa. Al igual que Mary Shelley, cuando la vida presenta innumera¬ bles obstáculos y tragedias, debemos utilizar nuestra inteli¬ gencia —un tema que ya hemos visto antes— a fin de alcan¬ zar una vida más satisfactoria. También como Mary Shelley, es posible que su estado de ánimo se deba a una reacción contra un período de crisis o tragedia. En mi caso, como muestran estas páginas, mi lo¬ cura temporal precoz me llevó a abandonar mi hogar sien¬ do muy joven. Ese acto impulsivo me ha convertido en la persona que soy, para bien o para mal, pero también me ha convertido en una persona solitaria, aislada, siempre en busca de un sentido heroico de la vida. He aprendido más sobre la naturaleza humana a través de mi profesión que de todos los libros y enseñanzas. Mi profesión ha sido mi me¬ jor maestra. En ocasiones no somos responsables del hecho cataliza¬ dor. Conozco a un hombre al que de niño los nazis obliga¬ ron a montarse en un tren con su familia para enviarlos a un lugar desconocido. Mi amigo se apeó del tren durante una parada para hacer sus necesidades, y el tren se puso en marcha antes de que él se subiera a él. Tuvo que correr para alcanzarlo y no separarse de sus padres. Por fortuna, logró
    • 348. 346 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA subirse de nuevo al tren y él y su familia pudieron salvar la vida. Pero ese momento crucial de la separación, la imagen que tiene mi amigo impresa en la memoria de esa carrera para no quedarse rezagado, es una pesadilla que le ha ator¬ mentado durante toda su vida. En este caso fue la locura de la sociedad, pero le marcó para siempre con un temor mal definido. Este hombre, mientras desempeñaba trabajos muy de¬ bajo de su inteligencia, se educó también a sí mismo, estu¬ diando filosofía y psicología. Y se tomó sus sueños seria¬ mente, más que todas las personas que conozco. No se educó según la costumbre moderna de separar la mente y la vida, sino que cultivó su mente y su alma. Siempre ha sido una inspiración para mí y un ejemplo de cómo resolver una noche oscura. La mejor respuesta a la pasión y locura que definen a una persona es ser leal a ella, por más que otros traten de convencerle de su carácter negativo. Este es otro secreto pa¬ radójico del alma: lo que ha trastornado la vida o la perso¬ nalidad de una persona puede ser justamente lo que la sane y le dé significado. Yo cometí el estúpido error de ingresar en una comuni¬ dad religiosa cuando era demasiado joven y cometí el estú¬ pido error de abandonarla antes de completar mi prepara¬ ción. Cometí el estúpido error de casarme demasiado joven y cometí el estúpido error de no perseverar en mi matrimo¬ nio hasta adquirir la suficiente madurez para afrontarlo. Esta podría ser una larga lista de estúpidos errores, cometi¬ dos en momentos de locura temporal, pero no imagino mi vida sin ellos. He cometido el estúpido error de no haber aprendido jamás a administrar el dinero debidamente, una tarea para la que al parecer estoy negado. Mis locuras me definen. Sin ellas, me preguntaría quién soy y dónde co-
    • 349. Locuras temporales 347 mienza mi vida. Mi sanación requiere que honre todos esos errores estúpidos. Recuerde la enseñanza de Heráclito: «Tu daimon es tu suerte». A mi entender significa que cuando nos sentimos poseídos y perdemos el control de nuestros actos, podemos hacer cosas, para bien o para mal, que nos definen, nos pro¬ porcionan las estructuras básicas de nuestra vida. Dado que son actos principalmente inconscientes e involuntarios, pue¬ den parecemos una noche oscura del alma. Pero son valio¬ sos y nos ofrecen material para una reflexión y una conver¬ sación seria durante el resto de nuestra vida. EL VALOR DE LO SIMBÓLICO Y LO ABSURDO El ideal heroico de matar dragones y superar la adversidad reside en lo más profundo de la imaginación moderna. Uno se siente obligado a resolver todos sus problemas y descifrar su confusión. La necesidad de hallar remedio puede hacer¬ nos enloquecer, hasta el punto de no cejar hasta haberlo re¬ suelto todo. Pero existe otro sistema. La poesía sana el alma más eficazmente que el heroís¬ mo. Los actos simbólicos y las victorias morales son más importantes a un nivel profundo que los éxitos literales. Es posible que nuestra amante o nuestro cónyuge decida aban¬ donarnos tras varios años de convivencia basada en la con¬ fianza mutua. Podemos recuperar nuestro maltrecho senti¬ do de valía personal no demostrando que no somos la parte culpable, sino buscando una renovación en esa noche oscu¬ ra. Quizá debamos aprender que la pasión dirigida hacia otra persona siempre es un tanto imprudente, que tanto si compartimos nuestra vida con esa persona o no, debemos
    • 350. 348 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA permanecer centrados en el poderoso objeto que nos permi¬ te alcanzar una vida plena en un mundo más amplio. Tene¬ mos un destino que puede incluir el matrimonio pero que sin duda va más allá de la relación íntima y alcanza la co¬ munidad que se expande continuamente, y en esa serie de círculos que se expanden nuestro ser se siente realizado. Si uno ha perdido un hijo víctima de una enfermedad o un accidente, es evidente que no puede recuperar la vida que le han arrebatado, pero puede desarrollar visiones ins¬ piradas por su ser querido. Su imaginación puede transfor¬ mar el dolor y la desesperación en una nueva forma de vida, más contributiva y placentera. La implosión del dolor pue¬ de convertirse en una explosión de compasión. Es posible que tenga que atravesar varias fases de dolor, pero un día sus emociones volverán a apaciguarse y asumirá una nueva visión. Durante ese proceso, quizá tenga que cometer algu¬ nas locuras, porque, cuando algo nos sacude el alma hasta sus cimientos, sólo un alejamiento de lo racional puede res¬ taurarla. Las locuras temporales, como las generadas por la de¬ sesperación o una pérdida irremediable, siempre son poten¬ cialmente creativas, según como las afrontemos. Es tenta¬ dor sumirnos en la autocompasión y buscar consuelo en la compasión de los demás. Conviene sentir la tristeza, pero la emoción constituye siempre una solución parcial El dolor sólo es completo cuando se produce un cambio en nuestra forma de vivir, de pensar o de relacionarnos con el mundo. Imagine que toda emoción posee su yin y su yang. El dolor se transforma en nuestro interior en visión y coraje. La tristeza se convierte en empatia y comprensión. Vivir sólo una parte de la emoción significa ser incompleto. A ve¬ ces nos sentimos en un callejón sin salida, atrapados en esa emoción e incapaces de hallar una salida. En tal caso debe-
    • 351. Locuras temporales 349 mos permanecer atentos a ese sentimiento hasta que nos muestre sus otras dimensiones. No podemos programar un acontecimiento ni exigir su revelación, pero podemos entre¬ garnos al estado de ánimo de nuestra alma con esperanza. Muchos de los ejemplos de personas que afrontaron es¬ peluznantes noches oscuras del alma con ingenio y auto¬ control conllevan una generosa dosis de excentricidad. El talento excepcional de Glenn Gould le permitió transfor¬ mar su angustia sobre su arte como pianista, su exagerada hipocondría y su temor a la intimidad en la vida creativa de un hombre plenamente realizado, en lugar de un loco re¬ cluido en un psiquiátrico. La diferencia entre ambas resolu¬ ciones siempre fue muy sutil. Gould nos enseña a afrontar la vida con firmeza, locos, en lugar de retirarnos de ella, a salvo y aparentemente cuerdos. Glenn Gould, Oscar Wilde, Virginia Wolf, Emily Dickinson y muchos otros adoptaron una personalidad exage¬ rada, excéntrica, para resolver la locura de sus almas con una mínima aceptación por parte de la sociedad. Todos po¬ demos hacerlo. Imagine lo que ocurriría si usted se permi¬ tiera comportarse como una persona totalmente excéntrica. Quizá fuera una solución para usted, según su temperamen¬ to, reconciliarse con su noche oscura y su deseo de vivir una vida basada en el amor y la aceptación. Sin esa personali¬ dad excéntrica, quizás esté condenado a la oscuridad, lo cual sería una tragedia. Reconozco que mi afición por lo absurdo, el humor dis¬ paratado, los antihéroes y los marginados, mi pasión por cierta música sombría y melancólica y mi incapacidad de ser un académico y un artista serio me sitúan fuera de la esfera de lo normal. A medida que envejezco, reconozco y acepto mi excentricidad, que me da cierta libertad. El amplio abani¬ co e intensidad de mis numerosas neurosis podrían condu-
    • 352. 350 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA cirme a una dolorosa soledad, pero mi negativa a rendirme ante la inferioridad me redime. Procuro conservar el equili¬ brio sobre un punto de apoyo tan precario como el de Glenn Gould, a medio camino entre la marginación y la inclusión en la sociedad, entre lo inteligente y lo absurdo, entre un profundo ridículo y mi propia creatividad. EL DINERO: UN MOTIVO PARA CAER EN LA LOCURA Gould, Wilde y Dickinson son ejemplos extraordinarios de una locura moderada canalizada con el fin dar signifi¬ cado a la vida. El resto de nosotros caemos en locuras tem¬ porales sobre algo tan prosaico como el dinero. Tanto la abundancia de dinero como su falta puede dar a nuestra existencia un significado positivo o alterarla por comple¬ to. Ambas situaciones pueden dar paso a locuras tempora¬ les que nos provocan emociones intensas y nos arrastren a conductas desastrosas. Ambas pueden sumirnos en un caos emocional. Debemos prever numerosas incursiones temporales en una locura moderada y buscar luego el medio de salir de ellas. Debemos comprender que el dinero es neutral. En un mundo de significado y sentimiento constituye un elemento explosivo. Nos transporta a la esfera del alma humana, un territorio por lo general desprovisto de razón, repleto de mitos y fantasías y oscuro con una frondosa selva. El poeta galés Dylan Thomas y su esposa Caitlin «no creían» en el dinero, pero el biógrafo del poeta afirma que la pobreza fue la causa de su deterioro y su muerte. Las memo¬ rias de Caitlin contienen algunas indicaciones sobre la acti¬ tud que ambos mantenían con respecto al dinero: «Cuando
    • 353. Locuras temporales 351 teníamos dinero, pasábamos horas planificando las cosas sensatas que haríamos con él; gastarlo con tino en placeres moderados, como personas normales; jurando ante nuestro Creador que no volveríamos a despilfarrarlo en los capri¬ chos absurdos que nos habían causado tantos quebraderos de cabeza, y en los que habíamos invertido la mitad de nues¬ tra vida».63 Una parte del problema que representa el dinero es el profundo significado que contiene. Puede darnos un senti¬ do de nuestra propia valía, hacer que progresemos en la vida y fomentar nuestras esperanzas. El hecho de ganarlo, gastarlo y poseerlo puede proporcionarnos un profundo placer —-semejante al de una droga— o una tremenda an¬ siedad. El placer puede ser tan intenso que viene a simboli¬ zar todos los demás placeres, y las preocupaciones econó¬ micas pueden eclipsar los demás valores. James Efillman hace una importante recomendación en relación al dinero. Dice que para evitar su sórdido poder debemos manejarlo con ingenio. La pobreza voluntaria puede ser una táctica. Pero lo que debemos hacer es restituir dinero a nuestra alma profunda. No se trata de crear una vida desprovista de las noches oscuras que causa el dinero, sino penetrar en esos dramas económicos que nos afligen inundándonos de confusión y emociones. La lección es bien simple: no trate de evitar las emociones del dinero con fan¬ tasías de pureza y control. Utilícelo, pero mantenga sus sen¬ sibilidades intactas. No permita que el dinero sirva sólo a su ego, apuntalándolo y procurándole control. Deje que le con¬ duzca a la fantasía y el recuerdo. Busque una parte de su ser en sus noches oscuras económicas. Hable sobre el lugar que ocupa el dinero en su vida. No moralice contra él, deje que le ofrezca los dramas que en última instancia definen a una persona.
    • 354. 352 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Hace años tuve unos encuentros memorables con el ex sacerdote e historiador Iván Illich. Illich siempre fue un pen¬ sador independiente, que puso en tela de juicio las ideas y las instituciones más consolidadas y vivió su vida con ima¬ ginación. Por lo que recuerdo, cobraba elevados emolu¬ mentos por acudir a un lugar y ofrecer charlas. Utilizaba buena parte de ese dinero en adquirir billetes de avión para los colegas que estimaba, a los que invitaba a que se reunie¬ ran con él en sus talleres y clases. No hacía hincapié en la pobreza ni el uso inteligente del dinero, simplemente utili¬ zaba su imaginación en la forma de gastarlo. Las personas atrapadas en complejos problemas mone¬ tarios suelen pasar de un moralismo a otro. Buscan el me¬ dio de mantener el dinero oculto y alejado. Llevan una vida sencilla o lo gastan a manos llenas. Mi padre cuenta la his¬ toria de una mujer que ocultaba su dinero detrás de las lo¬ setas del techo de la cocina. Ha habido casos de personas que portaban centenares de miles de dólares en maletas que acarreaban a diario por las calles de la ciudad. Los testa¬ mentos están llenos de recompensas y castigos. El dinero nos enloquece a todos de una forma u otra. La entropía de la cultura forma parte de la noche oscu¬ ra que nos afecta a todos. Es indudable que la vida moder¬ na nos ofrece cosas extraordinarias, pero ai mismo tiempo nos deshumaniza. Visite cualquier pequeña ciudad o pobla¬ ción norteamericana y podrá observar que ha perdido su identidad debido a la locura del dinero. Los barrios del cen¬ tro, vivibles, construidos a escala humana se están deterio¬ rando, mientras que los suburbios de la ciudad, repletos de centros comerciales, grandes almacenes y aparcamientos muestran signos de pujanza. ¿Se trata de un cambio neutro, orgánico y cultural, o representa una sociedad decadente que está perdiendo su alma?
    • 355. Locuras temporales 353 El materialismo de nuestra época moderna constituye a la vez un atractivo y un problema. Es evidente que corrom¬ pe a los niños y da a la vida cotidiana una textura tosca y dura. Al mismo tiempo es difícil que las personas más visio¬ narias renuncien a las comodidades. Algunas reaccionan ante el materialismo volviéndose inmateriales, extremada¬ mente espirituales y ascéticas, pero ese es otro extremo, una compensación que hace que el materialismo conserve su vi¬ talidad. El mundo espera que lo amemos, que volvamos a ser creativos y lo convirtamos en un lugar hermoso. Hasta entonces seguiremos viviendo en una especie de Edad Me¬ dia en la que, pese a disponer de sexo y dinero, vagamos perdidos en busca de un cuerpo y un mundo. Su noche os¬ cura podría ser la tristeza que le inspira a usted el mundo, aunque no sea consciente de ello. LA PERIFERIA DE LA RAZÓN Cuando uno lleva una vida relativamente racional, aceptan¬ do lo demostrable y viviendo conforme a las reglas estable¬ cidas, es posible que halle el alma sumiéndose temporalmen¬ te en la locura. Todo el mundo cae, de forma más o menos estrepitosa, en la confusión y la excentricidad. Al cabo de un tiempo quizás acabe acostumbrándose a la diferencia de cli¬ ma del alma profunda y decida vivir de forma diferente. Pue¬ de incorporar su locura temporal a su estilo de vida. Quizá se muestre más tolerante con la excentricidad y aprecie la conducta irracional. Quizás adopte un estilo que comprenda lo misterioso y lo inexplicable. Es posible que se comporte de forma semirrazonable y semilúcida en sus interacciones y actividades. En resumidas cuentas, puede convertir su noche oscura, su locura temporal, en parte de su vida.
    • 356. 354 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA En ocasiones las personas profundamente religiosas y los auténticos artistas habitan en la periferia de la razón. Tienen sus momentos místicos y sus inspiraciones. Saben que para llevar a cabo su labor deben permanecer a me¬ dias en este mundo y a medias en otro. Sí, se hallan en el borde de la verdadera locura, pero por lo general evitan caer de lleno en ella y se benefician de vivir en el umbral de la misma. Es posible que la noche oscura le ofrezca este tipo de pensamiento y conducta. Quizá le transporte a la esfera cre¬ puscular, donde la visión es tenue y está rodeada de fanta¬ sía. La persona y la institución moderna no valora la posi¬ ción del marginado de la normalidad. Con todo, es un lugar creativo desde el cual vivir y está potencialmente lleno de alma. Podría interpretar su locura temporal como un signo de que se esfuerza demasiado en controlarlo todo. Si deja de combatir el síntoma, podría adoptar un enfoque menos, no más, racional con respecto a la vida. Podría aprender a ale¬ jarse de vez en cuando de lo racional, lo cual le resultaría beneficioso. Por ejemplo, he comprobado que tengo que es¬ cribir a primera hora de la mañana o última hora de la tar¬ de para que mis palabras contengan cierto poder. Necesito esos momentos liminales en que no soy muy consciente de si realizo bien mi tarea. Algunas personas necesitan viajar para dejar atrás la razón. Otras utilizan sustancias como al¬ cohol o tabaco con el mismo fin. A veces me pregunto si no seremos demasiado moralistas sobre esos temas, racionali¬ zando nuestro juicio sobre ellos con estudios científicos que demuestran su carácter nocivo. En todo caso, nuestro en¬ foque de la salud contiene un evidente moralismo. Por más que esas sustancias sean peligrosas, pienso que sería muy aburrido vivir una vida totalmente segura.
    • 357. Locuras temporales 355 ESTADOS DE ÁNIMO SOMBRÍOS La locura temporal puede asumir la forma de un estado de ánimo sombrío, que puede apoderarse de nosotros haciendo que nos sintamos malhumorados, irritados o deprimidos. Por lo general no se trata de una depresión en toda regla, sino de un estado taciturno que incomoda a las personas que nos rodean. En esos minutos, horas o días, uno no está pre¬ sente como lo está de costumbre. Cuando alguien se nos acerca, se topa con nuestro estado de ánimo sombrío e im¬ penetrable. No pretendo equiparar una noche oscura del alma con la depresión. Creo que la palabra depresión es demasiado clínica, demasiado amplia y demasiado negativa para descri¬ bir todas las noches oscuras del alma. Pero existen ciertas noches oscuras que pueden calificarse como un estado de¬ presivo. Por más que sea usted una persona equilibrada qui¬ zá padezca de vez en cuando un estado de ánimo sombrío e insondable. Quizá no dure mucho tiempo, pero mientras está presente, la oscuridad es tan densa como cualquier otra noche oscura del alma. Quizá tenga usted que soportar este estado de ánimo hasta que desaparezca espontáneamente. Es probable que la razón no le ayude a superarlo. Con suerte, las personas que le rodean serán capaces de aceptar su estado de ánimo sin sentirse seriamente afectadas por él. Hace muchos años yo caí en uno de estos estados de ánimo debido a una ruptura. Una buena amiga que vivía lejos había decidido venir a visi¬ tarme, pero me telefoneó y dijo: «Si estás deprimido, Tom, será mejor que venga a verte dentro de unos meses». Era una mujer inteligente que sabía lo que le convenía. No me visitó para «animarme» m para sacarme de mi depresión. A veces necesitamos que nos dejen solos con nuestras depresiones.
    • 358. 356 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Creo que de vez en cuando deberíamos permitirnos el lujo de caer en esas locuras temporales, porque aunque sean desconcertantes, dolorosas y problemáticas para las perso¬ nas que nos rodean, representan un predominio del alma, un momento en que el esforzado ego se eclipsa y descansa. En ese momento en que uno se olvida de sí, puede percibir cosas importantes y ajustar y restaurar sus emociones. Los estados de ánimo depresivos que se prolongan y re¬ piten con frecuencia pueden producir tensiones en un matri¬ monio y en el lugar de trabajo. Pero si uno se permite el lujo de zambullirse de vez en cuando en la depresión, puede lle¬ gar a incorporarla al esquema de su vida. Las personas que le rodean tratarán de comprender su excentricidad emocio¬ nal, aparte de que seguramente tendrán que lidiar con la suya propia. Una amistad o un matrimonio sólido no tiene por qué ser emocionalmente monótono, sino que incluso puede beneficiarse de los altibajos que forman parte de una vida con generosidad. Le aconsejo que adopte un enfoque zen. Cuando se sienta deprimido, no combata su estado de ánimo. No fin¬ ja sentirse alegre. Acéptelo. Cuanta más autonomía le con¬ ceda, menos se identificará con él. Puede aparecer y des¬ aparecer como una nube, sin que usted esté sujeto a él. Si se debe a circunstancias externas, acéptelas pero no se ob¬ sesione con ellas. Procure que su vida sea variada. Es una lección que hemos aprendido de Jung, quien, como hemos visto, afrontó su crisis directamente pero procurando que su vida familiar discurriera normalmente y le procurara es¬ tabilidad. Tenga presente que su actual locura es temporal. Puede suspender cualquier decisión o iniciativa seria hasta que haya transcurrido. Puede alejarse de la causa y buscar en la naturaleza, un paseo por la ciudad o incluso, para algunos,
    • 359. Locuras temporales 357 yendo de compras. Puede hablar con un amigo, pero tenga presente que la razón no suele incidir en ese estado de áni¬ mo. El tiempo, el sueño, las distracciones y los pequeños placeres pueden tener cierto impacto en las locuras y esta¬ dos depresivos temporales. Al cabo de un tiempo, quizá llegue a conocer a fondo esos estados de ánimo. Jung halló una personalidad en cada uno de sus estados de ánimo y los vinculó a una figura con un rostro y un nombre. Procure dotar a sus excursiones emocionales de una mayor imaginación. Yo presto una de¬ tenida atención a mis sueños cuando estoy en un estado de ánimo taciturno, pues me ayudan a comprender lo que me ocurre. No es necesario que uno sea un experto en sueños, especialmente si acude al sueño pensando en un determina¬ do problema. Quizá lo vea reflejado en las imágenes y las si¬ tuaciones. Las imágenes de sueños más comunes que he visto en mi consulta en personas que padecían diversas formas de una noche oscura consistían en bajar una escalera, descender a un sótano, hallarse en un lavabo público mientras el agua re¬ bosa de la taza, y vagar por una ciudad o una zona rural des¬ conocida. Estos sueños indican que la noche oscura les con¬ duce a lugares emocionales desagradables o desconocidos. Uno siempre tiene la tentación de aliarse con el ego del sue¬ ño y juzgar la situación desde el punto de vista de éste. En ocasiones conviene adoptar el punto de vista opuesto y ver si el sueño presenta una necesidad o incluso una alternativa sa¬ ludable. Uno puede soñar que está en medio del invierno más crudo, o que se aproxima un tornado o una tormenta de pol¬ vo. A menudo una noche oscura comporta un cambio de cli¬ ma «emocional». Yo tuve un sueño hace dos años, cuando estaba a punto de caer en una noche oscura, en el que me en-
    • 360. 358 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA contraba en un gigantesco edificio de apartamentos, cuya at¬ mósfera me recordaba la década de los sesenta. Me perdí y al cabo de un rato me tropecé con una mujer rubia y un tan¬ to rolliza que yacía en una cama. La mujer me invitó a que me acercara con gestos y ademanes sugerentes, pero yo te¬ mía no poder satisfacerla. A mi modo de ver la década de los sesenta fue una épo¬ ca de una extraordinaria vitalidad y promesa. Pese a sus conflictos sociales, la gente imaginaba un mundo mejor y experimentaba con distintas formas de vivir. En ocasiones pienso que no he abrazado todas las invitaciones que me ha hecho la vida. De vez en cuando, no siempre, me siento anoréxico de espíritu, como mi madre, muy reservado e in¬ deciso a la hora de responder a la vida que discurre ante mí. Me preocupa no estar a la altura de las circunstancias. En¬ tiendo que ese sueño me invitaba a implicarme más con el cuerpo que con la mente. Como hemos visto, uno puede recurrir a la naturaleza o al arte, a cualquier tipo de belleza. Puede dejar que las per¬ sonas en las que confía conozcan una parte de la situación. Pero no espere brillantes revelaciones o resoluciones. Lo importante es la amistad, no la ayuda que reciba de sus amigos. Deje que el amor o la ira fluyan a través de usted, en un embate tras otro. Usted es un filtro, no una botella. Debe ser poroso en relación con las emociones y sensacio¬ nes que experimenta. En el mejor de los casos, bailará con ellas; en el peor, luchará contra ellas, como Jacob y el ángel. Un buen sistema de afrontar las locuras temporales es incorporar lo irracional a su vida cotidiana. Tome nota de los signos que indican hechos que van a producirse en su en¬ torno. Tómese sus intuiciones en serio. Incluso puede expe¬ rimentar con métodos tradicionales de clarividencia, como las cartas del Tarot, la astrología, las runas o el I Ching. En
    • 361. Locuras temporales 3 59 un mundo postmoderno, donde la razón y los hechos ya no son las fuentes principales del conocimiento, no es difícil ver la habilidad de esos sistemas tradicionales para estimular la imaginación. Cuanto más vive uno en la esfera del alma en lugar de la mente, más se familiariza con los estados de áni¬ mo y las fantasías que de pronto de apoderan de uno y le su¬ men en una breve noche oscura del alma.
    • 362. .
    • 363. 13 La isla de la enfermedad Aunque consideramos la enfermedad como un problema que debemos resolver, es uno de los mayores misterios de la vida. La medicina moderna centra sus instrumentos y su atención en órganos que no funcionan y reacciones anó¬ malas, pasando por alto la experiencia de la enfermedad. Al primer síntoma de una dolencia, o en cuanto el médico nos dice que quizás estemos gravemente enfermos, nues¬ tros pensamientos y sentimientos cambian. De pronto nos percatamos de nuestra mortalidad, a la que no prestába¬ mos atención desde hacía años. La vida cambia radical¬ mente. Las relaciones también experimentan un cambio. No dejamos de darle vueltas al asunto. Descubrimos cier¬ tas fobias. Tratamos de separar lo importante de lo superfluo. Es un error considerar la enfermedad sólo como una dolencia del cuerpo. No sólo implica a «toda la persona», sino a la familia, la vida y el mundo de la persona enferma. Con frecuencia una enfermedad grave es una noche oscura del alma. Como tal, requiere médicos del alma además de expertos en el cuerpo. Durante la enfermedad, el alma sale de su escondrijo y se revela en nuevas percepciones y prio¬ ridades. Uno afronta los problemas de la vida y la muerte, y
    • 364. 362 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA descubre la importancia del amor y los cuidados de la fami¬ lia y de extraños expertos en la materia. Una enfermedad prolongada puede conducirnos a un largo y profundo túnel, donde uno se siente aterrorizado, aislado y trastornado. Conviene comprender que la enfer¬ medad es una experiencia no sólo del cuerpo sino del alma. Si tuviéramos presente este argumento clave, nuestros hos¬ pitales y nuestras clínicas tendrían un aspecto muy distinto. Abordarían los problemas de los sentimientos, el significa¬ do y la belleza aparte de ios meramente funcionales. EL CUERPO ES EL ALMA Hoy en día es frecuente decir que la medicina debería tratar a toda la persona, pero seguimos considerando el cuerpo separado de los pensamientos, los sentimientos y las expe¬ riencias. Cuando queremos analizar a fondo una enferme¬ dad, la examinamos a través del microscopio. Pero la lente de cristal sólo intensifica el punto de vista físico y materia¬ lista que impera en la actualidad. Necesitamos un ojo para ver los factores invisibles que están implicados en una en¬ fermedad. Necesitamos un microscopio para el alma y un estetoscopio que capte el pulso del significado junto con los latidos del corazón. Virginia Woolf describe la envergadura de su enferme¬ dad en un breve ensayo titulado Sobre estar enferma: Teniendo en cuenta que la enfermedad es algo muy corriente, el tremendo cambio espiritual que causa y el asombro con que descubrimos, cuando las luces de la salud se atenúan, los países inexplorados, los yermos y desiertos del alma que una ligera gripe
    • 365. La isla de la enfermedad 363 hace aflorar, los precipicios y prados sembrados de alegres flores que un leve aumento de la temperatu¬ ra revela, los vetustos e inflexibles robles que el acto de la enfermedad arranca en nosotros, es asombro¬ so que la enfermedad no haya ocupado su lugar jun¬ to con el amor, las batallas y los celos en los temas principales de la literatura.64 La enfermedad abarca un mundo de temas importantes que es posible que le haya pasado a uno por alto debido a los problemas de su ajetreada vida cotidiana. Ahora que no hay otras cosas que distraigan su atención, uno debe exami¬ nar de cerca lo que le ha sido revelado. Si acude a un hospital verá a personas abandonadas en los pasillos, esperando que les hagan una radiografía, o sen¬ tadas en la cama, mirando como si se hallaran en estado catatónico o contemplando con expresión ausente la pantalla del televisor adosado a la pared. Uno no imagina que esas personas tienen relaciones intensas, inteligencia, talento, una vida laboral, ideas, poderosas emociones, temores an¬ gustiosos y esperanzas. Por mor de la conveniencia y la eco¬ nomía, les sirven una comida insulsa, muy distinta de la co¬ mida que toman en casa o en un restaurante. Sus familias van a visitarlos, pero las visitas no tienen dónde sentarse. Todo está dispuesto para el flujo de técnicos y tecnología. ¿Qué hacen cuando necesitan respirar aire puro, pasear bajo los árboles, escuchar buena música, practicar el sexo? Cuando contraemos una enfermedad grave, nos preocu¬ pa morir. Nos apartamos de nuestro mundo, nuestras activi¬ dades, nuestra familia y nuestros amigos. Nos sometemos a diversos tratamientos arcanos. En un hospital, incluso nos vestimos de forma distinta, y dejamos de lado cosas que an¬ tes nos interesaban para tomar notar del más leve cambio
    • 366. 364 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA que se registra en nuestro organismo. Pero es tremendamen¬ te difícil obtener información sobre nuestro estado. Los ex¬ pertos médicos nos tratan de modo paternalista, convenci¬ dos de que lo que uno ignora no le perjudica. Introducen incómodos tubos e instrumentos metálicos en nuestro cuerpo. Nos hacen radiografías y pasamos a tra¬ vés de aparatos y salas que evocan la historia de Frankenstein. Nos endilgan una serie de polisílabos en latín e ingeri¬ mos un gran número de comprimidos, polvos y líquidos que en circunstancias normales no se nos ocurriría llevar¬ nos a la boca. Cada vez que veo a una persona en un hospi¬ tal luciendo una pulsera de plástico que la identifica, pienso en la forma en que marcamos y etiquetamos a los animales. Es un trámite útil, pero la imagen es deshumanizante. Nos sentamos en una sala de espera tras otra, junto a otras personas que lucen atuendos de lo más curioso, cuya salud está más o menos deteriorada. Nos preguntamos cuán¬ to tiempo vivirán, qué enfermedad padecen y quiénes son en el mundo normal y corriente. No dejamos de pensar en nues¬ tro propio progreso o declive. En ocasiones dependemos de otras personas que nos atienden en la clínica o en el centro hospitalario durante todo el día pero que en casa llevan unas vidas misteriosas. Mientras nos hallamos postrados en la cama, tenemos poco que hacer excepto dar rienda suelta a nuestra fantasía. Mientras escribía este libro, visité a mi madre en nume¬ rosas ocasiones en el hospital donde estaba ingresada y me acostumbré a un mundo muy distinto del hogar que mi ma¬ dre cuidó durante más de sesenta años. Rodeada por gente enferma y desorientada, atendida por personas amables pero profesionales, ignorando la gravedad de su estado y su situación, mi madre era una persona distinta en ese entor¬ no. Fue muy beneficioso para su salud física, pero tanto ella
    • 367. La isla de la enfermedad 365 como su familia tuvimos que realizar un gran esfuerzo para adaptarnos a la situación. Aunque el personal del hospital era generoso y amable, tal como funciona la medicina en nuestra sociedad impidió que mi madre recibiera todo cuanto necesitaba. La enfermedad siempre es una iniciación. Induce nuevos pensamientos y ensoñaciones. Nos transporta a ámbitos es¬ peciales en los que existimos de una forma muy distinta a lo que habíamos conocido. Tenemos que afrontar la situa¬ ción y tratar de conocernos mejor a nosotros mismos. Nues¬ tra enfermedad nos desconcierta y quizá nos aterra. Debe¬ mos hallar nuevos recursos en nosotros mismos y nuestro mundo. LA VIDA FÍSICA DEL ALMA La persona enferma y su familia atraviesan una noche oscu¬ ra del alma compartida, aunque distinta para cada uno de ellos. Si tuviéramos otra filosofía cultural, quizá podríamos comprender la importancia de esta noche oscura, tanto des¬ de el punto de vista de la experiencia de la enfermedad como su curación. Podríamos apreciar el papel que desempeñan las emociones y las fantasías en la experiencia general de la en¬ fermedad. Estar obligado a guardar cama significa tener una oportunidad, aunque impuesta, de soñar, recordar e imagi¬ nar. Es un momento de intensas impresiones y múltiples pen¬ samientos, siempre que uno sea capaz de tomar notar de lo que ocurre a su alrededor. En un curioso e interesante documento que hallaron hace poco en China, titulado Los sutras de Jesús y que cons¬ tituye una fascinante combinación de cristianismo, taoísmo y budismo, podemos hallar las siguientes enseñanzas atri-
    • 368. 366 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA buidas a Jesús: «lodo cuanto hagas en la vida tendrá un im¬ pacto kármico en tu alma e incidirá en la vida física del alma». Piense en esta frase, «la vida física del alma». Adántiene el cuerpo y el alma unidos. Es la mejor descripción que conozco. El alma en tanto que cuerpo es susceptible de en¬ fermar, y si queremos comprender y tratar la enfermedad como es debido, debemos considerar la vida completa del alma. Los sutras dicen que el karma es una parte fundamental del alma-cuerpo, ¿pero qué es el karma? El maestro budista Chógyam Frungpa lo describe como «una reacción en cade¬ na de deseos». Desear algo lleva a otro deseo, según dice. Planificar el futuro nos ata y vincula al mismo. El karma es una cadena que nos mantiene sujeto al pasado y al futuro. A través del karma, nuestra vida cobra forma mediante nues¬ tras elecciones y la forma en que uno imagina su situación. Es lógico que la enfermedad esté conectada al karma que uno ha acumulado a lo largo de los años. El alma se ve afectada físicamente por las elecciones que hacemos y por la forma en que nuestros deseos nos mantienen enredados en lo que Chógyam Trungpa denomi¬ na una tela de araña.6" En esta época dominada por el indi¬ vidualismo, no pensamos de una forma lo suficientemente radical sobre la red de relaciones que definen nuestra vida y sin duda desempeña un papel en nuestra enfermedad y cu¬ ración. No nos tomamos en serio la red de ideas, recuerdos, historias y enseñanzas que nos han convertido en lo que so¬ mos, inclusive la persona enferma que quizá seamos hoy en día. Quizás exista algo «patológico» en esas áreas que se re¬ vela en nuestro cuerpo. Esto no significa que debamos culpar a una persona por la enfermedad que padece. La filósofa americana Susan Sontag critica duramente todo esfuerzo por hallar un signi-
    • 369. La isla de la enfermedad 367 ficado en la enfermedad, diciendo que siempre es moralista. Pero si uno se abstiene de moralizar, observa que la forma en que ha vivido se expresa en la enfermedad. Por lo que cabe deducir que en la sanación participan todas las áreas no físicas que forman parte integrante del cuadro general. No obstante, la advertencia de Sontag es importante. En ocasiones las personas culpan a los enfermos por haber violado ciertos valores morales y religiosos. El doctor Da¬ niel Baxter, un médico y autor profundamente compasivo e inteligente, ofrece un inquietante ejemplo de un caso indig¬ nante ocurrido en el hospital neoyorquino donde él trabaja¬ ba, Un hombre joven se moría de sida y el doctor Baxter lla¬ mó a sus padres para que fueran a verlo en los últimos momentos de su vida. El padre agitó una Biblia ante su hijo y le espetó que era su homosexualidad la que le había pro¬ vocado aquella enfermedad.66 Con frecuencia las personas sanas agobian a una persona enferma achacándole la culpa de su dolencia en lugar de exorcizar sus propios prejuicios. Deseo hacer una distinción entre culpar de forma mora¬ lista a alguien de su dolencia y la búsqueda de un significa¬ do en la enfermedad. En el último caso no existe culpa algu¬ na, pero uno debe tener en cuenta la totalidad de su vida. Incluso es posible que halle cierto alivio en su enfermedad respondiendo a los actos y sentimientos que intuye que es¬ tán ligados a ella. Aunque sea demasiado tarde o imposible hallar un remedio físico, uno puede sanar afrontando estos importantes temas. Paracelso, el médico del siglo xvi, decía lo siguiente al respecto: «El espíritu que anida en el cuerpo puede padecer exactamente las mismas dolencias que el cuerpo». No es sólo nuestro cuerpo el que contrae un resfriado o un cáncer, sino nuestro espíritu y nuestra alma. Para sanar, uno quizá deba resolver una relación clave en su vida, confesar ciertas
    • 370. 368 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA indiscreciones o, en un sentido más general, sentir la alegría de la vida fluyendo a través de todo su ser. ATENDER LAS ENFERMEDADES FÍSICAS DEL ALMA La enfermedad es una noche oscura del alma, que necesita tanta atención como los aspectos puramente físicos. Refle¬ xionar sobre la noche oscura significa analizar una determi¬ nada faceta de la enfermedad y preocuparnos por la expe¬ riencia. La gente ha comprendido siempre instintivamente esta relación, pero durante las últimas décadas el hecho de centramos tan sólo en el cuerpo ha cambiado la naturaleza de la atención médica. Ya no acudimos a balnearios para de¬ dicar un tiempo prolongado a mejorar nuestra salud. No pa¬ samos varias semanas en el hospital recuperándonos. No consideramos el aire puro, la comida sana y la naturaleza elementos imprescindibles en el proceso de curación. En lu¬ gar de ello entramos en edificios cerrados y laberínticos para sometemos a tratamientos que nos mantienen alejados de esas cosas. Si usted entiende que su enfermedad es a la vez un pro¬ blema del alma y del cuerpo, quizá conceda más importan¬ cia al papel que desempeña su familia en sus cuidados y su curación. Quizá preste más atención a su entorno, procu¬ rando que le proporcione el apoyo emocional que necesita. Asimismo es posible que intensifique y modifique sus prác¬ ticas religiosas en relación con su enfermedad y curación. Si usted imagina que la enfermedad tan sólo es algo físi¬ co, probablemente no reaccionará a ella como si se tratara de una noche oscura. Reducirá toda la experiencia al plano material, separando sus necesidades mentales y emocionales
    • 371. La isla de la enfermedad 369 de sus necesidades físicas. No se concederá el apoyo adecua¬ do a esos niveles, simplemente porque no pensará que están relacionados. Si usted duda que la enfermedad sea una noche oscura, visite un hospital y observe atentamente los rostros de los enfermos. Luego examine el edificio en busca de algún sig¬ no de alegría y humanidad. Por último, observe detenida¬ mente los rostros de los médicos, las enfermeras y los enfer¬ meros. En todos ellos verá a personas entregadas y quizá vea algún pabellón del que emana cierta animación. Pero también verá vacío y frustración, detrás de lo cual puede re¬ sidir una dolorosa noche oscura personal. Observará numerosas defensas contra el alma: trajín, monotonía, expresiones indiferentes, aparatos, conversacio¬ nes vacuas y aburrimiento. Buena parte de los profesionales de la medicina no comprenden que la suya es una vocación espiritual. Incluso sus conocimientos técnicos deben estar al servicio de su sagrada vocación. Pero hoy en día, en el Occi¬ dente moderno, la gente ha vendido su alma a la tecnología, la técnica y la cuantificación. Es una lástima, porque sólo conseguiremos sanar si abordamos la noche oscura del alma. Al pertrecharnos contra un profundo compromiso con el misterio de la enfermedad, nos queda tan sólo la mecánica y la instrumentación de la medicina, que cada vez son más efi¬ caces pero no sirven para sanar el alma. Tratan el caparazón del cuerpo, pero no la carga de significado que contiene. ATENDER EL ALMA DEL ENFERMO La medicina moderna se basa en los valores de la moderni¬ dad, una filosofía tácita pero poderosa que valora la rapi¬ dez, la rentabilidad, los métodos y conocimientos técnicos,
    • 372. 370 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA las pruebas basadas en la investigación y los medicamentos. La persona moderna está convencida de que todos esos mé¬ todos técnicos ofrecen la mejor respuesta a la enfermedad. Los médicos están preparados para medicar y realizar inter¬ venciones quirúrgicas, y los hospitales están preparados para enviar a sus pacientes a casa cuanto antes. La esfera del alma —las intensas experiencias de las emociones, las preocupaciones, las fantasías y las relacio¬ nes, consideradas marginales en el ámbito de la medicinatiene un gran impacto en el sufrimiento y la sanación. Las enfermeras te dicen que si observamos el caso de dos perso¬ nas que padecen la misma dolencia, comprobaremos que una mejora y la otra muere, dependiendo de factores tan su¬ tiles como misteriosos que la medicina no tiene en cuenta. La medicina no posee un lenguaje que describa ese mundo invisible implicado en la enfermedad y la sanación. La gente sigue confundiendo el concepto de enfermeda¬ des psicosomáticas con la creencia de que la enfermedad re¬ side sólo en nuestra mente. Pero la conexión entre el alma y la enfermedad no es sólo mental, y menos aún una fantasía. Lo que ocurre en la vida del alma tiene un impacto en el cuer¬ po, o se expresa físicamente. Por consiguiente, tratar el alma puede tener un efecto beneficioso en la enfermedad y el dolor que padece el cuerpo. Al buscar la relación entre la mente y el cuerpo, algunos utilizan la palabra «psicogénico», que significa que la causa de la enfermedad se halla en la psique. Yo lo expresaría de otra forma: el cuerpo que sufre revela el estado del alma. Se¬ gún palabras de Wilíiam Blake, el cuerpo es el alma. Desde esa perspectiva, no tiene sentido tratar el cuerpo como si fue¬ ra sólo físico. Yo prefiero el complicado pero elocuente térmi¬ no de patopoética, que significa enfermedad como poesía. La enfermedad expresa lo que ocurre en el mundo y en el alma.
    • 373. La isla de la enfermedad 371 En su inteligente y sensible libro titulado Give Sorrow Words, Dorothy Judd relata la conmovedora historia de Robert, un niño de siete años afectado de leucemia, y sus dos años de tratamiento doloroso.67 Al término de su rela¬ to Dorothy destaca la importancia de que el personal facul¬ tativo ofrezca una información clara y sincera, a fin de que las personas decidan si les merece la pena someterse a un tratamiento doloroso para prolongar su vida unos meses. También describe la importancia de atender las emociones del paciente y la familia, observando que el fin de una vida puede ser significativo para todas las personas implicadas. Está claro que la doctora Judd es una médico del alma. «Los que atienden a moribundos —escribe—, quienes se enfrentan a la muerte de un ser querido y los que sobreviven a una enfermedad con frecuencia llegan a comprender zonas de su psique que antes desconocían, de tal forma que salen reforzados de la experiencia.» Sobre Robert, escribe: «Creo que cuando estaba sano debió de ser un niño apasionado, dotado de una gran vitalidad y capaz de establecer profun¬ dos vínculos afectivos. Incluso cuando estaba al borde de la muerte parecía, algunas veces, pletórico de vida». «Reforza¬ dos por la enfermedad» es una forma de expresar la verdad de la noche oscura. La oscuridad tiene un efecto positivo so¬ bre nosotros y, por tanto, hace que seamos mejores. HOSPEDAR SU ENFERMEDAD Durante los últimos años he visitado numerosos hospitales y centros médicos con el fin de propugnar un enfoque más humano de la medicina. No discuto la eficacia de los méto¬ dos modernos, que con frecuencia son milagrosos, sino que destaco la necesidad de atender el alma para que una perso-
    • 374. 372 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA na sane. Recomiendo una comida sana, una relación satis¬ factoria entre profesionales y pacientes, el contacto con la naturaleza y que los pacientes tengan la oportunidad de ha¬ blar sobre sus enfermedades con su familia y el personal fa¬ cultativo. La palabra «hospital» está relacionada con varias pala¬ bras como hotel, hostal y huésped. Inicialmente se refería a un lugar donde uno podía descansar y solazarse. Ambas co¬ sas escasean en los hospitales modernos, que son lugares presididos por el trajín y el trabajo. En muchos casos el úni¬ co solaz que hallan los pacientes es la ubicua y narcótica te¬ levisión, un síntoma más que una fuente de placer. A veces echo en falta los tiempos en que en los hospitales instalaban un proyector de dieciséis milímetros para mostrar una pe¬ lícula a la comunidad congregada en ellos. Al término de la proyección la gente conversaba animadamente. Hoy en día el televisor constituye un medio de aislamiento, justo lo contrario de lo que necesitan las personas que soportan los tremendos rigores de una enfermedad. Imagine un hospital como un lugar al que puede trasla¬ darse con su noche oscura para sanar. Donde hallará paz y reposo. Donde gozará del agua —baños, ríos y manantia- ^es ? Ia naturaleza y la amistad de otros pacientes, como en los antiguos balnearios. Hallará un entorno maravilloso, edificios agradables y comida nutritiva. Estará atendido por personal consciente de la importancia de su estado de áni¬ mo y del ambiente que le rodea. Disfrutará de colores, soni¬ dos y sabores que contribuyen a que sane. Ese hospital sería una especie de oasis alejado de los imperativos de un mun¬ do duro y desolador. La ciudad de Bath, en Inglaterra, demuestra gráfica¬ mente la forma en que los antiguos romanos construían un auténtico centro de salud, ubicado sobre aguas termales
    • 375. La isla de la enfermedad 373 subterráneas que consideraban un don de la gran diosa Sulis Minerva, nombre que une a una diosa celta y romana. Esas termas permanecen ahora bajo tierra, pero sobre ellas se encuentra la célebre Pump Room, un suntuoso lugar para cenar y divertirse que hoy en día sigue siendo un refu¬ gio contra el trajín de la vida y ofrece una comida y una mú¬ sica excelentes. Allí sigue palpable el concepto de sanar al alma y el cuerpo en un contexto religioso. Hace unos años, cuando visité a unos amigos en Bath, cené con mi familia en la Pump Room, mientras un joven tocaba piezas de Chopin al piano. Mientras me encontraba allí pensé en la relación entre el simple goce que nos ofrecía el restaurante (una palabra que significa «restaurar») y las antiguas termas que se hallaban debajo de nosotros. Tuve la sensación de hallarme en una gran metáfora: un lugar de restauración, que alimenta el cuerpo y el alma, sustentado por un manantial divino de salud ubicado en el mundo sub¬ terráneo. ¡Ojalá todos los hospitales poseyeran una imagi¬ nación tan grande! MEDICINA SOLAR Durante las excavaciones llevadas a cabo en Bath, desente¬ rraron de entre los estratos de múltiples generaciones una antigua y fascinante imagen, un asombroso rostro parecido al sol, una versión dorada del conocido Hombre Verde, que representa a la naturaleza. Esta figura solar es el Genio Loci, el espíritu que reside en este lugar de sanación. Le imagino ocupando un lugar especial de honor en cualquier hospital contemporáneo, junto con Asclepio, el radiante Buda Sana¬ dor y Jesús el Sanador. Un hospital debe ofrecer una actitud verde y solar, una conciencia constante y decisiva de que la
    • 376. 374 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA enfermedad y la curación son obra de la naturaleza, que en la labor de curar es preciso consultar seriamente a la natu¬ raleza. El sol sana no sólo debido a los componentes materiales de sus rayos y su calor físico, sino con su poder de incidir en la imaginación. Es un signo de esperanza y vida. Marsilio Ficino escribió un breve tomo sobre el sol describiéndolo como fuente de poder personal, en el que dice que el sol es el alma del mundo, que nos ofrece vitalidad y purificación. Como fuente del alma, Ficino dice que el sol «genera, calien¬ ta y lo mueve todo con su calor vital.»68 Son buenas razones para construir hospitales que invi¬ ten a los pacientes a tomar el sol y estar rodeados de imáge¬ nes solares. Ficino recomendaría enviar a una persona en¬ ferma una tarjeta deseándole una pronta recuperación que mostrara la imagen de un sol, o a un paciente que luciera una imagen solar y se rodeara de colores que evocaran el sol. Evocar el sol significa crear una atmósfera de salud y esperanza. Compare un hospital influido por la imagen del sol con uno presidido por la imagen de un bisturí o un TAC. No hay i azón para que los hospitales hoy en día no puedan fomentar un espíritu de salud y bienestar en lugar de ocuparse de tra¬ tar diversas partes del cuerpo y gestionarlos con eficacia. El cuidado suministrado por enfermeras y enfermeros en oca¬ siones es más efectivo que los métodos técnicos de médicos y especialistas. Pero éstos también puede optan por ser autó¬ matas al servicio de la ciencia y la industria, o por ser profe¬ sionales cualificados y al mismo tiempo visionarios que no renuncian a su humanidad. El espíritu solar, tanto literal como metafórico, podría ser una parte importante del diseño de un hospital. Emplea¬ dos y pacientes necesitan ver el sol. Como dice Ficino, el
    • 377. La isla de la enfermedad 375 astro rey hace que uno se sienta vivo. En cierta ocasión vi¬ sité un centro de atención a enfermos terminales en Dublín cuyas obras aún no habían concluido. Las habitaciones de los pacientes habían sido diseñadas de forma que disponían de amplias ventanas que dejaban penetrar el sol y el aire puro. Debajo del edificio pasaba un arroyo de forma que los pacientes pudieran verlo y oír el sonido del agua. El per¬ sonal era extraordinariamente amable y abierto. Supongo que es lógico que un hospital irlandés sea sensible a la dio¬ sa Sulis y a sus aguas subterráneas y curativas. LA MENTALIDAD DE BALNEARIO Las ruinas de Bath están llenas de misterios. El agua discu¬ rre a una profundidad de casi dos mil quinientos metros en dirección a las termas, donde alcanza 46° centígrados y for¬ ma burbujas de gases. Antes de que llegaran los romanos, los druidas realizaban ofrendas y creían poder comunicarse con el mundo subterráneo. Los romanos construyeron un templo y una estructura para las termas, hacían ofrendas y sacrificios y adoraban a sus dioses en el templo. No deja de ser significativo que no lejos de las termas se encuentra la abadía, en cuya fachada hay una escultura que muestra a unos ángeles trepando por unas escaleras que conducen al cielo. Un ángel aparece descendiendo. Este as¬ censo de los ángeles es la inversión de las termas, donde el sentir religioso lleva a las personas a las profundidades y las cura con aguas termales que discurren por las regiones infe¬ riores. Ambas direcciones son necesarias, y ambas constitu¬ yen formas de espiritualidad. ¿Por qué no regresar a la fantasía del balneario, un lu¬ gar de aguas curativas, de tiempo, soledad y sociedad? Un
    • 378. 376 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA hospital ofrece cierta soledad y aislamiento, pero no hay muchos hospitales que uno calificaría de balnearios. Dis¬ pondría de una cripta de aguas subterráneas curativas, y de espacios naturales que invitaran a pasear por ellos, y ofre¬ cería la oportunidad de charlar tranquilamente con perso¬ nas que también han acudido allí en busca de curación. Se centraría en las necesidades del alma y abordaría su noche oscura directamente, y por lo tanto sería un lugar dedicado, nada más y nada menos, que a la hospitalidad. En su libro sobre Asclepio, el antiguo dios griego de la salud, C. K. Kerenyi dice a propósito del balneario en la isla de Kos: «Ofrecían ai paciente la oportunidad de propiciar una cura cuyos elementos portaba dentro de sí. A tal fin, crearon un entorno que, al igual que en los balnearios y centros de salud modernos, estaba lo más alejado posible de los elementos perturbadores e insanos del mundo exterior. La atmósfera religiosa contribuía asimismo a que las zonas más profundas del ser humano desarrollaran su poder cura¬ tivo».69 Este pasaje merece ser esculpido en la entrada de todo hospital moderno. La curación está en manos del pa¬ ciente, que debe alejarse de la vida ajetreada y práctica. Este tipo de curación está en consonancia con la noche oscura, que es un alejamiento impuesto y a menudo interno. No debemos despachar a la ligera estas ideas clave. La curación proviene de lo más profundo de nuestro ser, una zona profunda que se refleja en los pozos, manantiales y cu¬ bículos de templos destinados a la incubación, o sueños nocturnos. Si esto es cierto, es preciso que en su noche os¬ cura debido a una enfermedad halle el medio de alcanzar lo más profundo de su ser. Allí, el agua no es mera emoción, sino un núcleo central de fluidez y solución. Allí, sus recuer¬ dos y costumbres pueden disolverse y adquirir renovada forma. Allí, comprobará lo profundo que es el manantial
    • 379. La isla de la enfermedad 377 del que fluyen sus sentimientos y pensamientos. Allí, elimi¬ nará todo residuo superficial. La fuente es tan profunda que es religiosa; está más allá de la razón y el control y no es del todo humana. En la fuente profunda de sus reflexiones ha¬ llará una abertura más allá de sí mismo, a través de la cual accederá a la naturaleza, donde se produce su sanación. La enfermedad reside en un lugar tan profundo del alma como las aguas curativas de Bath. Otras aguas oscuras y profundas confirman la profundidad de la enfermedad y la sanación: los ritos en los kivas del suroeste americano, los pozos sagrados de Irlanda, los lapislázulis medicinales utilizados por los budistas excavados de las montañas y la cámara subterránea de los sueños del dios griego Asclepio. La enfermedad es un misterio más insondable que las mo¬ léculas, átomos y genes más minúsculos y ocultos, situada en el ámbito que Jung llama las regiones psicoides de la vida humana, donde el alma y el cuerpo son indistinguibles. ¿Cómo puede alcanzar este crucial interfaz entre su en¬ fermedad y su sanación, su vida y los secretos de la natura¬ leza? El camino pasa por la oscuridad de sus estados de áni¬ mo y pensamientos. Necesita la luz del sol para recuperarse en un balneario, pero la sanación se produce en la oscuri¬ dad. Kerenyi dice que el amanecer no tenía cabida en el templo de Asclepio, que estaba dedicado a la noche. Deje que su oscuridad configure su viaje a ese lugar de sanación. Debe descender hasta un nivel más profundo que su estado de ánimo, que su emoción, hasta alcanzar la región inferior en la que reside el significado de su vida. No tiene que fabricar ninguno de esos elementos. Su en¬ fermedad le obligará a reaccionar y le deparará la angustia y desesperación necesarias. Acéptelas y no las combata. Hable en favor de ellas y sobre ellas. Busque sus raíces en sus sue¬ ños y su historia. Hable con sus seres queridos sobre ellas y
    • 380. 378 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA trate de averiguar cuanto pueda. Sumérjase en lo más pro¬ fundo de su ser, y en esa oscuridad penetrará a través de la membrana de significado que le ha mantenido sano hasta el momento. Ahora debe trascender su ser descendiendo hacia las regiones inferiores para contemplar su destino. DESCUBRIR LOS LÍMITES DE LA EXPERIENCIA HUMANA Una cosa que quizás aprenda sobre su enfermedad es una ley fundamental de la religión: como ser humano, tiene cier¬ tos límites. Su alma es inabarcable y participa en el infinito, pero su vida está condicionada por el tiempo, el lugar y las leyes de la naturaleza y la humanidad. La arrogancia es el gran pecado que amenaza la vida espiritual de los indivi¬ duos y las sociedades. Existen numerosas leyendas tradicio¬ nales que nos previenen contra el afán de volar demasiado alto para escuchar los susurros de los dioses. Cuando uno sobrepasa sus límites, sufre las consecuencias desde el pun¬ to de vista emocional y físico. En su apasionante libro Medical Nemesis, Iván Iiiich hace hincapié en la necesidad de vivir dentro de los límites humanos. «Uno debe actuar de forma que el efecto de su acción sea compatible con la permanencia de una auténtica vida humana.»70 No vierta sustancias químicas en la atmós¬ fera que envenenen a sus nietos. No posponga la fabrica¬ ción de automóviles ecológicos hasta que haya destruido la atmósfera. Parecen límites inteligentes y razonables, pero no nos los tomamos seriamente. El coste de la sanidad se eleva en proporción directa al incremento de la contamina¬ ción mundial. ¿Pero quién señala la relación entre la enfer¬ medad y la arrogancia?
    • 381. La isla de la enfermedad 379 Procuramos mantener a raya la gran noche oscura de la enfermedad mortal de la Tierra. Pero hombres, mujeres y niños padecen enfermedades generadas por la arrogancia colectiva de la sociedad moderna, que no tiene límites. No vemos la importancia de la escala humana y la vida local. La globalización amenaza con destruir la cultura local que queda, y uno se pregunta si el cáncer, la multiplicación de¬ sordenada de las células, no refleja la desordenada ambi¬ ción económica, política y cultural. No se trata de una conexión meramente teórica. Si uno vive en una sociedad en la que el crecimiento es la medida de la felicidad, es lógico que le sean familiares valores relacio¬ nados con la ambición y la codicia. Desde hace muchos años propugno la vida normal y corriente como ámbito idóneo para cuidar el alma. Lo extraordinario, la imagen de un cre¬ cimiento y éxito infinito, no es característico del alma, a la que no satisface la velocidad y la ambición. El crecimiento es una fantasía del espíritu, como vemos en psicologías en las que el crecimiento personal constituye la primera prioridad. El alma prospera en ámbitos más reducidos y locales, donde la ambición es mitigada por otros valores como familia, lu¬ gar, naturaleza y paz. ¿Exageramos al decir que las enfermedades modernas reflejan precisamente los valores y las esperanzas contem¬ poráneas? La depresión se produce cuando carecemos de una fuente inmediata de felicidad. Los ataques cardíacos se multiplican cuando no damos al corazón lo que nos pide. El cáncer hace presa en nosotros cuando nuestro cuerpo es in¬ capaz de aminorar la marcha y tomarse la vida paso a paso, cuando no nos sentimos satisfechos de la cantidad de dine¬ ro, objetos y experiencias que poseemos. No son conexio¬ nes misteriosas sino vínculos directos entre estilo de vida y enfermedad.
    • 382. 380 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA La noche oscura de la enfermedad nos impone severos límites sobre lo que podemos hacer. Nos obliga a tomarnos las cosas con calma y centrarnos en lo que es importante. Nos obliga a permanecer postrados en un lugar. Nos impi¬ de comer lo que nos apetece y hacer las cosas que solemos hacer. Esta noche oscura nos enseña lecciones especiales, y no podemos por menos de considerarla un correctivo a una vida abandonada a su ambición. EL SENTIDO DEL HUMOR Y LA RISA Vivir cerca de la oscuridad es compatible con el buen humor y una actitud positiva. La oscuridad completa el cuadro. Sin ella, nos quedaría tan sólo un rostro jovial, nuestra triste¬ za estaría reprimida. En esas circunstancias, la felicidad no puede sino ser fingida y el sentido del humor una mera fa¬ chada. Escapar de la tristeza significa caer en una infelicidad crónica. La tristeza es una emoción positiva y fluida, que contribuye a que valoremos los otros sentimientos en su jus¬ ta medida. Norman Cousins es conocido por su idea de que la risa puede curar todo tipo de enfermedad. Se queja de los médi¬ cos que le dieron escasas esperanzas de superar una grave enfermedad, un problema relacionado con el tejido conjun¬ tivo de su columna vertebral. Le divierte relatar una anéc¬ dota referida a su encuentro con uno de esos médicos des¬ pués de haberse recuperado, al que estrechó la mano con fuerza y le recomendó que dejara de ser un agorero. La nobleza del espíritu humano reside en su negativa a aceptar la derrota. Uno sigue viviendo y esforzándose por más que las circunstancias sean negativas. Algunas perso¬ nas a quienes los médicos diagnosticaron una enfermedad
    • 383. La isla de la enfermedad 381 mortal aseguran haber sanado aunque no estén curadas. Se refieren a que controlan la situación. Su actitud ha sido el factor decisivo. Su alma ha sanado. Existen muchos tipos de risa, algunas cínicas y otras frí¬ volas. También existe la risa que procede de la oscuridad. Brota del corazón y la panza, donde halla su fuente. Mu¬ chos tipos de sentido del humor y de risa pueden sanar, pero en especial el que está próximo a la oscuridad. Es fiable porque está conectado a la vida y no es defensivo ni super¬ ficial. Ele aprendido esta lección sobre el sentido del humor de numerosas personas, pero especialmente de un hombre que conocí aproximadamente un año antes de que muriera. Phi¬ lip Simmons, escritor y maestro, padecía esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad de Lou Gehrig, que causa un de¬ terioro progresivo del organismo. Trabajé en un par de oca¬ siones con Phil, que me cautivó con su ingenioso y perspicaz sentido del humor y su valor a la hora de afrontar su muer¬ te cercana e inexorable. Tuve la suerte de gozar de su com¬ pañía en varias ocasiones y sentí en él la exquisita combina¬ ción de tristeza y comicidad. En su libro Learning to Falf Phil Simmons dice que se convirtió en «un buscador del camino oscuro». «Recelo de la perfección», escribe, «y no busco una vida perfecta sino plena». Cuenta una sencilla anécdota sobre un recital de piano de su hijo y su hija al que asistió aunque hubiera pre¬ ferido no hacerlo. Describe así el «trago»: «Soporté unos minutos de angustia al contemplar cómo mi hija se dirigía hacia la tarima, se sentaba en la banqueta del piano y toca¬ ba a la perfección esa obra clásica e inmortal titulada Fuzzy Baby Bird». Phil dice, a propósito del recital, que le sorprendió pa¬ sarlo tan bien, aunque al mismo tiempo se sintió triste por-
    • 384. 382 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA que sabía que no volvería a tocar el piano ni la guitarra. Ai cabo de un rato se sintió más animado al comprobar que sus hijos tocaban estupendamente el piano y eran aficiona¬ dos a la música. Por último sintió que sus hijos y él tocaban juntos, lo cual disipó su sensación de hallarse al margen. Pese a su grave enfermedad, que el mismo Phii inter¬ pretó como una noche oscura, era capaz de hacer reír a la gente que le rodeaba. Decía cosas serias, incluso tristes, que te hacían reír. Eso, a mi entender, era una señal incon¬ fundible de que su enfermedad le había santificado, había hecho aflorar en él rasgos, que aunque no fueran perfectos, eran al menos útiles y fructíferos. Su profunda humanidad se revelaba en su sentido del humor inteligente, sencillo y espontáneo. La tristeza amarga y el ingenuo sentido del humor son hermanos de sangre. Es frecuente que vayan de la mano. Juntos mantienen el alma intacta. Constituyen un yin y yang que sana extendiendo un pegamento emocional sobre las múltiples grietas y fisuras por las que asoma el dolor. Pode¬ mos alcanzar este profundo sentido del humor a través del dolor, el sufrimiento y el valor. CONVIÉRTASE EN SU PROPIO SANADOR Uno de los grandes e interesantes misterios es el hecho de que cuidamos unos de otros, somos amigos unos de otros y nos curamos unos a otros, pero sólo podemos conseguirlo si cuidamos también de nosotros mismos, si nos tratamos con benevolencia y nos curamos a nosotros mismos. Si no hacemos eso para nosotros mismos de forma concreta y sin reservas, sentiremos una dolorosa separación entre noso¬ tros y quienes cuidan de nosotros. La psicología jungiana se
    • 385. La isla de la enfermedad 383 refiere a un «arquetipo dividido», una distancia perjudicial entre el que sufre y el que sana. Tanto el que sufre como el que sana deben afanarse en salvar esa distancia, que sólo puede subsanarse si cada uno de nosotros mantenemos vivo en nuestro interior el espíritu del cuidador, el amigo y el sa¬ nador, Iván Illich, cuya visión de la medicina lamentablemente no ha tenido el impacto que merece, pone de relieve la nece¬ sidad de que nos responsabilicemos de nuestro propio bie¬ nestar. Él mismo vivió de acuerdo con esta filosofía e hizo hincapié en la participación local, familiar y humana en to¬ das las fases de la vida. «Las personas sanas necesitan una mínima intervención burocrática para copular, parir, com¬ partir la condición humana y morir», escribió.71 Las institu¬ ciones modernas tienden a distanciarnos, voluntaria o invo¬ luntariamente, de las experiencias primigenias de todo ser humano en la Tierra. Pero el secreto de la salud, la felicidad, un sentido de seguridad y significado, es vivir teniendo en cuenta los procesos vitales naturales y nuestra naturaleza in¬ nata. Todos necesitamos un mínimo de intervención buro¬ crática para llevar a cabo esta importante tarea. Un pequeño pero dramático ejemplo de la necesidad de hacernos cargo de nuestra propia salud es la noche oscura que presidió los últimos años de la brillante y valerosa poe¬ tisa americana Edna St. Vincent Millay. La divertida biogra¬ fía de Nancy Milford cuenta que Millay tuvo que vérselas en su vida con un padre ausente, hermanas dominantes, una plétora de apasionados amantes, un matrimonio satis¬ factorio pero «abierto» y una carrera plagada de altibajos. Se convirtió en adicta al alcohol y, a raíz de un accidente au¬ tomovilístico, a la morfina. Lo que acabó de hundirla fue que, en un determinado momento de su vida, perdió su ca¬ pacidad de escribir.
    • 386. 384 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Tras varios años de lucha, Millay pasó un mes en un hospital para curarse de su adicción y posteriormente, se¬ gún dice Milford, ella y su marido decidieron que se some¬ tiera a una terapia ideada por ellos mismos, consistente en que Edna se bañara desnuda en las frías aguas de una pe¬ queña isla en Maine, viviera sin electricidad y memorizara largos y complicados poemas. Según dice Milford, utilizan¬ do un lenguaje propio del tema que nos ocupa: «Fue como si Edna se despojara de un manto negro que la cubría». El crítico literario Edmund Wilson, su antiguo amante y ami¬ go leal, la visitó durante esa época y dijo, empleando imᬠgenes similares, que «Edna parecía haber salido de un terri¬ ble eclipse espiritual y avanzaba a tientas in luminis oras [hacia la luz del día] dejando atrás la noche del mundo sub¬ terráneo». Cabe observar que mucha gente utiliza espontᬠneamente estas imágenes de la noche oscura para describir una grave crisis anímica.72 En un poema a propósito del caos, dotado de su carac¬ terística claridad pero al mismo tiempo profundo y paradó¬ jico, Millay describe su intento de contener el caos en su ex¬ travagante vida, su personalidad y sus poemas. Estas dos líneas sobre el caos reflejan el meollo del soneteo: Sostengo su esencia y su forma amorfa, hasta que se mezcle y combine ordenadamente. Es una imagen alquímica, que describe una vasija ca¬ paz de contener los dos extremos opuestos, el caos y el or¬ den, hasta que se fundan en algo viable. Millay no consi¬ guió su propósito, salvo en sus poemas, hasta los últimos años de su vida. El apasionado y trabajoso proceso no hizo sino sumiila más profundamente en su noche oscura del alma, de la que salió más por obra de magia que de la me-
    • 387. La isla de la enfermedad 38 5 dicina. Un mes de absoluto reposo en un hospital y una temporada en una remota isla nadando desnuda le propor¬ cionaron los vasijas que necesitaba para contener su caos, su enfermedad. LAS DOLENCIAS FÍSICAS DEL ALMA Cuando nos enfrentamos a una enfermedad, debemos con¬ templar su alma a través de sus manifestaciones físicas. De¬ bemos comprender de qué se trata, una noche oscura que tiñe todo nuestro ser con el nigredo, que oscurece nuestro destino y nuestra vida. Debemos abordar ese alma con tan¬ ta imaginación y experimentos vitales como sea posible Los antiguos griegos decían que Filoctetes, el hombre herido arquetípico, se vio obligado a vivir solo en una cue¬ va en una isla. Edna St. Vincent Millay vivió ese mito lite¬ ralmente cuando se retiró a su isla en Maine. Se apartó de la vida para hallar su alma. Hemos visto repetidas veces cómo la noche oscura se cumple de una forma u otra cuan¬ do la persona se aísla de la vida activa. Me siento tentado a decir que toda enfermedad es prin¬ cipalmente una dolencia del alma y en segundo lugar un pro¬ blema físico. En una enfermedad, el alma se revela. Reclama atención. Si sanamos sus heridas, es posible que las manifes¬ taciones físicas ya no sean necesarias. Pero el cuidado del alma no es una actividad superficial, m fácil. Requiere que uno se enfrente por fin a sí mismo y decida vivir plenamente en lugar de hacerlo a medias. Nos exige que aprendamos a amar con todo nuestro corazón y superemos cualquier vesti¬ gio de autocompasión o cinismo que nos quede en el cora¬ zón. Nos pide que trascendamos nuestro ser en nuestra preo¬ cupación por los demás y un sentido de comunidad infinito.
    • 388. 386 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA No es empresa fácil, pero es la única forma de recuperar, por fin, la salud. Cada médico es un médico del alma y cada enfermera o enfermero un psicoterapeuta. La palabra «terapia» provie¬ ne del término griego que significa enfermero. El paciente también es un médico, y el médico un paciente, y todas las personas implicadas tratan de evocar el espíritu de sanación que comporta la enfermedad. El gran médico Paracelso de¬ cía que la medicina era la esposa de la enfermedad. Todos se afanan en crear circunstancias en las que se produzca la cutación según la voluntad de Dios o el curso de la vida. Cuando nos enfrentamos a una enfermedad, debemos hon¬ rar las leyes profundas de la naturaleza. El gian investigador de las religiones Mircea Eliade ex¬ plora en sus diarios lo que él denomina «la función espiri¬ tual, “religiosa”, de la enfermedad». «La enfermedad —es¬ cribe es el punto de arranque del proceso de integración de la personalidad y una transformación espiritual radi¬ cal.»73 La enfermedad también es poesía. Expresa el curso de la vida, pero no lo explica. Invita a uno a reflexionar sobre su forma de vivir, señalando las lagunas de su alma, que se siente desatendida y protesta. Conviene que reflexione sobre el origen de su enfermedad y la forma en que refleja su estilo de vida o las costumbres de su sociedad. En último termino, es posible que su enfermedad le cure de sus erro¬ res, expresando a través de su poesía las virtudes de la nauraleza, guiándole hacia una unión con la fuente de su existencia. Cuanto más se vacíe de sus habilidades físicas mas se llenara con la fuerza del alma. ’
    • 389. 14 Los años crepusculares Una mañana fría y lluviosa en Boston, hace once años, me hallaba a la cabecera de la cama de mi esposa, sosteniendo en brazos a mi hija. Acababa de nacer y sentí una dicha in¬ finita. Pero un angustioso pensamiento me rondaba la cabe¬ za. Habíamos tenido una niña preciosa, pero al mismo tiempo la había introducido en un mundo de mortalidad humana. Un día moriría. Pese a la inmensa felicidad que me producía su nacimiento, no pude por menos de pensar, du¬ rante unos instantes, en su muerte. En cada momento vivimos y morimos, nos adentramos más en la vida y salimos de ella. En el momento menos pen¬ sado, podemos sentir nuestra juventud o sentir que enveje¬ cemos. La edad es una forma de imaginarnos a nosotros mismos, y aunque posee una dimensión literal —el número de años que llevamos vivos— la experiencia de la edad de¬ pende de cómo nos sintamos en este momento. La idea de la edad que imaginamos, o la edad del alma por contraposición a la del cuerpo, es una de las ideas cen¬ trales en las obras de James Hillman. En uno de sus prime¬ ros ensayos describe la imagen de envejecer, utilizando el término senex, el antiguo vocablo romano que significa an¬ ciano o anciana. 4 Tal como él la presenta, la edad es un
    • 390. 388 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA característica de las personas, los lugares y los objetos. Las personas jóvenes pueden sentirse viejas, y los viejos jóvenes. Uno puede sentir momentáneamente que envejece, pero acto seguido reanudar su vida sin mayores problemas. La edad siempre es lo que imaginamos que es. Envejecer no es algo imaginario. Es cierto que envejecemos, pero no nos sentimos condicionados por el número de años que hemos acumulado. Algunos niños parecen viejos, y algunas personas de noventa años son extraordinaria¬ mente juveniles. A medida que envejecemos, no debemos negai nuestia edad: una persona anciana que se esfuerza en parecer joven suele presentar un aspecto absurdo y fuera de lugar, f ero tampoco debemos perder el contacto con nues¬ tra juventud. El mejor sistema es seguir envejeciendo al tiempo que conservamos una tensión juvenil, dejando que una cosa influya en la otra. Y la única forma de conseguir¬ lo es no tomándonos lo uno ni lo otro demasiado literal¬ mente. Durante el Renacimiento eran frecuentes las imágenes que mostraban la paradoja de la juventud y la vejez Pode¬ mos ver una tortuga con una vela sobre su caparazón, una mariposa sobre un cangrejo, una figura con la cabeza de un anciano y el cuerpo de un bebé.75 La gente lucía medallo¬ nes con crípticas inscripciones grabados en ellos, como senex-puer (viejo-joven), matura celeritas (maduro-animado) y velocidad-paciencia. Un refrán popular, festina lente apresúrate lentamente), se refería al progreso de la Iglesia Uno de mis primeros recuerdos infantiles es la imagen de una de mis queridas tías llorando a lágrima viva, confesán- . ? 6 3 mi madre que le entr*stecía envejecer. Tenía dieciséis anos.
    • 391. Los años crepusculares 389 LA IMAGEN DE LA EDAD Y LA NOCHE OSCURA Con cada cumpleaños usted siente el paso del tiempo y es¬ pecialmente el carácter simbólico de los números. Los trein¬ ta llevan a uno de una juventud clara e innegable a su ma¬ durez. Los cuarenta significan el fin de su identificación con los adultos jóvenes. Los cincuenta marcan un giro decisivo hacia la vejez, aunque representan la plenitud de la vida para quienes han rebasado los sesenta y los setenta. El he¬ cho de recibir una invitación para incorporarse a una aso¬ ciación de jubilados hace que uno se sienta anciano. Cada jalón en nuestra vida es un pasaje que nos trae re¬ cuerdos y pensamientos melancólicos. Pensamos en perso¬ nas que tenían la edad que tenemos ahora nosotros y nos parece imposible estar en sus circunstancias. Sentimos que hemos dejado atrás buena parte de nuestra vida y que he¬ mos perdido algo que no nos habíamos percatado que fue¬ ra tan valioso. Incluso nos parece que nuestro cuerpo es dis¬ tinto en los momentos en que nos inclinamos del lado de la persona anciana y nos alejamos de la juventud. Algunas personas caen en un profundo estado depresivo cuando llega su cumpleaños o ante cualquier signo de que están envejeciendo. No es una sensación razonable, ponde¬ rada, sino un estado de ánimo que hace presa en ellas. El he¬ cho de envejecer puede generar una noche oscura del alma, produciéndonos la sensación de que no podemos escapar de ella porque es un proceso irreversible. Pero no es así. Existe una fuente de juventud. Podemos recobrar la sensación de estar vivos y dejar de identificarnos con la muerte. Cuando las personas buscan la inmortalidad o la juventud eterna, por regla general lo interpretan literalmente. O bien niegan su edad y mortalidad. Pero podemos redescubrir nuestra
    • 392. 390 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA juventud en la imaginación sin pretender vivir eternamente. Podemos ser viejos-jóvenes, maduros-animados, pacientesveloces. Lo que digo trasciende el viejo refrán de que «envejecer es cosa de la imaginación». Envejecer es más que la idea que tenemos de ese proceso. Es una cualidad de nuestro ser, un aspecto de la vida y el mundo. Penetrar en el arquetipo de la vejez significa aportar a nuestra conciencia un mundo de sentimientos, imágenes y pensamientos. Uno no diría nunca que ha caído en la noche oscura de la juventud, pero sí lo du ía con i especio a la vez. Cuando envejecemos experimen¬ tamos una mayor melancolía y nos sentimos más fascinados por el pasado y nuestros recuerdos personales. Yo cuento a mis hijos con frecuencia anécdotas de mi infancia, al igual que mis padres y mis abuelos me las contaban a mí. En ocasiones cuento una anécdota de cuando era niño e iba a un cine situado a pocas manzanas de mi casa con unos amigos. Mi madre me daba veinticinco centavos. Con esos veinticinco centavos veía dos largometrajes, dos seriales, diez dibujos animados y un sinfín de tráilers. Me compraba caramelos y una bolsa llena de chucherías. Luego, cuando regresaba a casa, mi madre me pedía el cambio. Me encanta relatar esta anécdota. Cuando lo hago mis hijos protestan indignados, lo cual me produce un enorme gozo. Pero también contiene cierta melancolía, una año¬ ranza de los tiempos pasados y cierta ansiedad sobre el presente, puesto que la vida en una sociedad que avanza rápidamente es cara y no excesivamente generosa. La anécdota va un poco más allá, indicando que los niños estan ahora a merced de la obsesión por acumular dinero y que pagamos un elevado precio emocional para tratar con personas que no parecen tener sentimientos tan humanos como antes. us
    • 393. Los años crepusculares 391 Mi pequeña anécdota sirve también para unir, y al tiem¬ po diferenciar, al anciano y a los niños de corta edad, la ve¬ jez y la juventud. Es un medio en que el anciano conecta con los jóvenes, ofreciéndoles imágenes de la vejez, mien¬ tras ellos, un público receptivo, vivifican al anciano permi¬ tiéndole relatar sus reminiscencias. El anciano aporta el es¬ píritu de la vejez al mundo que acaba de hacer su entrada. Cuando tenía veinte años conocí a un hombre de más de setenta que se convirtió en mi amigo y mentor. Yo vivía en Ir¬ landa y era alumno en un monasterio, donde me había inscri¬ to en un curso de dos años de filosofía. Quería conocer una parte del arte que ofrece Irlanda, de modo que escribí inge¬ nuamente al departamento de relaciones públicas de la Na¬ tional Gallery de Dublín. El director, Thomas McGreevy, me contestó invitándome a ir a verlo. A lo largo de casi dos años nos reunimos en varias ocasiones para conversar principal¬ mente sobre sus amigos, que formaban un asombroso grupo de escritores y artistas entre los que se contaban W. B. Yeats, Jack Yeats, D. H. Lawrence, James Joyce y Samuel Beckett. Cuando regresé a Estados Unidos, McGreevy me escri¬ bió una carta conmovedora que guardo entre mis tesoros personales. En ella plasma la idea que he bosquejado aquí sobre el hecho de que la juventud y la vejez se entrecruzan: «Confío en que dentro de cuarenta años aparezca inespera¬ damente otro Tom Moore que te dé renovados ánimos, te haga comprender que tu apostolado no ha concluido y que tú respondas a su necesidad al igual que él a la tuya. Del mismo modo en que mi Tom Moore, bendito sea, apareció inesperadamente en mi vida». Ahora me aproximo a esa época de mi vida, confiando en que un o una joven aparezca inocentemente en busca de un mentor y que me restituya una parte de mi juventud. Po¬ demos regalarnos esos preciosos dones. El remedio de una
    • 394. 392 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA noche oscura de la vejez es un atisbo de inmortalidad juve¬ nil. Los jóvenes poseen la planta de la inmortalidad que Gilgamesh buscaba, encontró y perdió. Ellos la poseen en sus ilusiones de inmortalidad. EL YO ETERNO Sin duda habrá usted observado que a medida que se hace mayor, su cuerpo cambia pero lo que usted piensa sobre su persona no cambia. A sus ojos, usted sigue siendo la misma persona que era hace veinte años. Por supuesto, ha aprendi¬ do unas cuantas cosas y ha modificado algunos criterios, pero hay algo en usted que permanece constante. Una par¬ te de su existencia que no está determinada por el tiempo. En su noche oscuia asociada ai hecho de envejecer, pro¬ cure sacar el máximo partido de ese germen inmortal de personalidad que puede parecer un susurro en un mundo luidoso de ancianos. La vida es corta. Los ancianos cono¬ cen esta amarga verdad. El actor Marceño Mastroianni co¬ mentó en cierta ocasión que un napolitano le había descri¬ to la vida como «una aparición en un balcón». Al cabo de un tiempo, demasiado breve, los postigos se cierran. Pero esa vida microcósmica es larga, plena y fecunda si uno la examina detenidamente, como examinaría una gota de agua a través de un microscopio. Aunque sea una mera aparición, la vida posee también una infinita riqueza. Delei¬ tarnos relatando nuestras anécdotas detalladamente es una forma de hacer que aflore esa riqueza y acentuar el amplio arco de nuestra vida. Nos ayuda a evocar nuestra inmorta¬ lidad y mitigar el peso de la brevedad de la vida. No debe¬ mos ser hipócritas, pero tampoco debemos refunfuñar con¬ tinuamente por no disponer de más tiempo.
    • 395. Los años crepusculares 393 Asimismo usted puede identificarse más con el yo in¬ mortal que con el transitorio. No propongo que niegue la muerte, el paso del tiempo o los problemas que entraña en¬ vejecer. El yo inmortal es otro aspecto del que puede sacar un mayor partido. Puede vivir desde un lugar más profundo, más vasto, como recomendó Rainer Maria Rilke al joven poeta: «En el hombre existe también la maternidad, física y mental; el acto masculino de engendrar equivale también a parir, y eso es lo que hace cuando crea a partir de la plenitud de su ser».76 Puede vivir desde su alma en lugar de desde su yo. Eso significa ejercer menos control, tener menos certeza sobre la verdad de las cosas pero estar más en contacto con sus intuiciones y emociones. Significa estar menos centrado en el yo y más identificado con los demás. Significa com¬ prender que forma parte de la naturaleza y que su alma, que es la fuente de su identidad, es una parte del alma del mundo. Sus raíces no se hunden en su cerebro, sino en la tierra. Al vivir desde el alma, sus actos están más sincroniza¬ dos con las raíces de su experiencia y menos influidos por modas pasajeras y criterios personales. Su vida tiene una cualidad primigenia, una parte de la cual se remonta más allá de su nacimiento a sus ancestros y su remota fuente pri¬ mitiva. A medida que envejece, se hunde más en lo terrenal de su identidad y se siente menos atraído por el relumbrón superficial de la cultura. No es preciso que entienda este nivel profundo de su existencia, pero debe confiar en él. Con el tiempo compro¬ bará que el yo profundo posee una sabiduría que jamás po¬ dría adquirir superficialmente. Parece como si asimilara la experiencia y meditara sobre ella mientras usted lleva a cabo sus quehaceres cotidianos. Obtendrá percepciones que
    • 396. 394 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA brotan de ese lugar profundo, y confiará en que le ofrezca ayuda a la hora de tomar decisiones. En su juventud vive desde los conocimientos recién ad¬ quiridos y su pasión por vivir la vida, pero a medida que se hace mayor su centro se desplaza hacia abajo y la cualidad de sus pensamientos y ambiciones cambia. Tarda más en to¬ mar decisiones, moverse, pensar en futuras carreras y cir¬ cunstancias. Está más presente, porque el futuro no contiene necesariamente más acontecimientos drásticos. Por más que esto le cause tristeza, esta amargura puede ser la experiencia de su juventud, que siempre está presente, al menos como un eco. Si tiene presente que usted se com¬ pone de múltiples personalidades, dos de las cuales consti¬ tuyen la juventud y la vejez, se identificará menos con los desengaños propios de la juventud y más con la persona an¬ ciana y sabia que ya no experimenta el loco impulso de la vida en su plenitud. A menudo, la melancolía que caracteriza la vejez persis¬ te como un matiz que tiñe todo cuanto usted hace. Pero me¬ lancolía no es lo mismo que depresión. Es un estado de áni¬ mo y una tonalidad que no rivaliza necesariamente con la dicha y la vitalidad. Es más una cualidad que una aflicción, y puede ofrecerle numerosas recompensas. La melancolía de la vejez puede convertirle en una persona reflexiva e incluso sabia a medida que se hace ma¬ yor. Le serena y permite que aminore la marcha adecuada¬ mente. Puede dar peso a sus pensamientos y pronuncia¬ mientos y convertirle en consejero de los jóvenes, una importante forma de contrarrestar la sensación de inutili¬ dad que le embarga cuando comienza a perder sus dotes tísicas.
    • 397. Los años crepusculares 395 ARREPENTIMIENTO Y REMORDIMIENTO Cuando las personas envejecen en ocasiones se arrepienten de no haber hecho más cosas, no haber visto más cosas, no haber conseguido más cosas. Piensan que sus vidas no están justificadas, y lamentan no ser acreedoras de la estima de sus hij os y comunidades. Tienen la sensación de haber desperdi¬ ciado mucho tiempo y no haber aprovechado las oportuni¬ dades que no han sabido valorar. Se arrepienten de no haber dado otro giro a su vida. Un buen ejemplo de este aspecto de envejecer apareció en una historia publicada en la revista The New Yorker. Es la historia de Forrest Tucker, un ladrón. Empezó a meterse en problemas a los dieciséis años y cultivó una vida de ladrón de guante blanco durante sesenta años. De viejo, después de fu¬ garse en varias ocasiones de la cárcel y haberse casado tres veces, perpetró su último asalto a un banco y le pillaron. Todo el mundo coincidía en que era un ladrón de tomo y lomo pero al mismo tiempo un hombre elegante, modesto y pacífico. Estando en prisión relató su vida a un reportero y llegó a esta conclusión: «Lamento no tener un oficio digno, una profesión relacionada con la música. Me arrepiento de no tener un trabajo fijo y poder mantener a mi familia. Me arrepiento de muchas otras cosas, hasta el punto de que no lo soporto. Por las noches, acostado en mi litera en la cárcel, me atormenta pensar en lo que he perdido, lo que yo era y lo que pude haber sido». Los remordimientos son otra cosa. Siempre los hemos asociado con la conciencia, con una voz profunda que nos guía. Están llenos de contenido y poder. La palabra «arre¬ pentimiento» significa llorar, pero remordimiento significa morder, como en la palabra «mordisco». El remordimiento azuza nuestra conciencia y fomenta una conducta nueva y
    • 398. 396 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA distinta. El arrepentimiento nos mantiene estancados en sentimientos que se bastan en sí mismos y no nos «remuer¬ den». El arrepentimiento no cambia necesariamente nuestra vida, pero sí nuestra actitud. Por lo tanto, conforme se hace mayor no debe experi¬ mentar ni expresar arrepentimiento. Es un sentimiento in¬ sustancial que no le beneficia. Pero si experimenta remordi¬ mientos, puede expresar adecuadamente sus sentimientos y éstos incidirán y quizá modifiquen algo en su vida. Nunca es demasiado tarde para reimaginar la experiencia y expre¬ sar a las personas que quiere lo que piensa y lo que siente. Incluso puede crear una nueva vida basada en lo que ha aprendido de sus remordimientos. Una noche oscura del alma, en este caso inducida por el mero hecho de envejecer, le invita a vivir más desde el alma que desde el yo. Los remordimientos suavizan los actos co¬ metidos desde una escasa sabiduría y les prestan una reno¬ vada imaginación. Descubrirá, embargado de sentimiento, cómo vivir su vida de modo distinto. Los remordimientos son útiles. No siempre hacen que nos sintamos culpables, peí o hacen que nos replanteemos ciertos criterios y dan paso a una nueva forma de pensamiento y sentimiento. JUSTIFICAR NUESTRA EXISTENCIA ¿Qué opina sobre la idea de que debemos conseguir ciertos logros en nuestra vida para justificarla? Es un pensamiento que ronda por la cabeza de las personas en distintos mo¬ mentos de su vida, no sólo cuando envejecen. Representa cierto grado de ansiedad y proviene de una voz que no es totalmente nuestra, una voz parecida a la conciencia. Por lo general no es una voz alentadora sino crítica. Nos hace
    • 399. Los años crepusculares 397 comprender que el tiempo pasa inexorablemente y no dis¬ ponemos de todo el tiempo en el mundo para conseguir lo que deseamos. Esta voz es una llamada al heroísmo, por así decir, un heroísmo egocéntrico. Nos conmina a actuar, a mejorarnos y, en algunos casos, a alcanzar la fama. Hace que nos sinta¬ mos inútiles y nos exige que seamos distintos a como so¬ mos. Desencadena una hiperactividad del ego poniéndolo en tela de juicio, lo cual redunda en detrimento del alma profunda. Cuando el arrepentimiento adquiere un tinte neurótico, según la regla de que los síntomas neuróticos revelan el pro¬ blema en el que hay que profundizar, indica un heroísmo mayor, que no está tan aliado con el ego. Comparado con el hecho de que cumplamos nuestro destino, justificar nuestra existencia constituye un proyecto insignificante. Si uno se siente justificado, significa que ha hecho lo que creía que debía hacer para sentirse digno. El hecho de que uno cum¬ pla su destino, que afronte lo que la suerte le tiene reserva¬ do con generosidad y valor, quizá no justifique nada. Uno puede ser un antihéroe, haciendo menos que la persona vul¬ gar y corriente, y seguir siendo uno mismo. No depende de usted dónde encaje en este esquema. Su deber es afrontar honesta y generosamente lo que la suerte le tiene reservado. Puede ser una vida breve atormentada por la enfermedad. Usted puede poseer o no numerosas do¬ tes. Puede ser una persona extraordinaria. Por lo demás, puede que en un momento dado tenga que llevar a cabo una hazaña extraordinaria. Su deber es estar preparado para aceptar la invitación que la vida le haga, la oportunidad de definirse a través de una importante elección. Una de las cosas más grandes que puede hacer un ser humano es criar a un niño de forma que sea feliz e inteligen-
    • 400. 398 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA te. Una de las cosas más altruistas que uno puede hacer es ser un buen vecino y un ciudadano comprometido. El alma se siente satisfecha con lo ordinario. Si usted conoce a per¬ sonas que han triunfado, habrá observado que atesoran la vida cotidiana, y que esa vida sirve de base para la otra ac¬ tividad más visible. Es posible que en su fuero interno usted ansíe alcanzar un éxito fulgurante, pero el alma profunda anhela relaciones y compromisos ordinarios. Desea amis¬ tad, familia y comunidad. Anhela los placeres sencillos, y desde esa perspectiva, la idea de que uno justifique su exis¬ tencia es una distracción peligrosa. La autojustificación también es una imagen, una narra¬ tiva y una fantasía que se apodera de uno. No es literal y puede no estar respaldada por hechos. Conozco a una mu¬ jer que cuando cumplió treinta años había criado a una fa¬ milia numeiosa y escrito varios libros de éxito, y a partir de ese momento se preguntó si lograría hacer algo importante en la vida. La autojustificación es una fantasía, una noción profundamente emocional cuyas raíces tienen que ver con otio problema. Es posible que sus padres la educaran para que demostrara constantemente su valía o se convirtiera en una celebridad. Quizá tenga una autoestima tan baja que no consiga nunca satisfacer su necesidad de justificarse. Quizas el complejo sea lo único que la impulse adelante hasta que encuentre un estilo de vida que la satisfaga. En cualquier caso, el tormento que sufre una persona con esa obsesión puede calificarse como una noche oscura del alma. Está mas allá de la razón y es inmune a toda clase de argumentos. Las personas se aferran a esa idea y no de¬ jan que nada m nadie se la arrebate. Está claro que les com¬ pensa en cierto sentido, pero esa compensación puede per¬ manecer oculta durante años hasta que el tormento remite } descubren un estilo de vida satisfactorio.
    • 401. Los años crepusculares 399 En la vejez, la autojustificación se alía con el arrepenti¬ miento y el remordimiento y sólo podemos confiar que la idea, como una mosca o un mosquito que no cesa de zum¬ bar a nuestro alrededor, desaparezca con un cambio de cli¬ ma. El necesario cambio de actitud puede ser un reconoci¬ miento zen de que el significado de la vida consiste en las pequeñas tareas que debemos cumplir en este instante. Si usted desea justificarse, haga lo que está haciendo. Esté pre¬ sente mientras lo hace. Shunryu Suzuki dice que la auténti¬ ca práctica zen es como beber agua cuando uno tiene sed. En Zambia, África, cuentan la historia de una mujer que se llamaba Liulu, que significa cielo. Tenía orejas de ele¬ fante y su familia la despreciaba por su fealdad. Pero el gran rey Mukulumpe oyó hablar de ella y mandó que la condu¬ jeran a su presencia. Las orejas de la joven le desconcerta¬ ron, pero vio algo en ella y la convirtió en su esposa. Esta historia se refiere a la reconciliación con lo divino y enlaza con el tema que nos ocupa. Quizá posea usted, me¬ tafóricamente, orejas de elefante y, sin embargo, con una vi¬ sión adecuada, quizá logre ver la belleza en su anomalía esencial y comprenda que es obra del cielo. Quizá tenga un defecto que en realidad es una cualidad, aunque a usted le parezca totalmente fuera de contexto. Quizá tenga que uti¬ lizar su imaginación para apreciarlo, y sin embargo puede constituir la base de su vida.78 Su noche oscura tiene algo que ver con las orejas de ele¬ fante. No parece encajar, pero es esencial. En ocasiones debe mirar más allá de esa anomalía para sentir cierta espe¬ ranza, pero no puede negar que existe. Tiene usted que ser una persona especial para amarla, pero si lo hace, quizá descubra en qué consiste la noción del cielo.
    • 402. 400 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA EL CREPÚSCULO DE UN YO La vejez suele conducimos a un lugar donde imperan senti¬ mientos y estados de ánimo relativamente sombríos. No es brillante como la juventud. Pero es un error interpretar lite¬ ralmente esa luz mortecina y renunciar a la esperanza o pen¬ sar que los asuntos centrales de la vida se han terminado. Nunca se sabe lo que la vida puede depararnos. El gran final de una vida, que puede durar muchos años, está lleno de aventuras que quizá no sean tan obvias como cuando uno era joven. Pero no son menos importantes ni interesantes. La pérdida de su fuerza y sus dotes físicas quizá poten¬ cien el poder de la mente y la imaginación. Ciertamente, tie¬ ne el deber de vivir más vigorosa y generosamente. Las per¬ sonas le necesitarán y se beneficiarán de sus cuidados más que antes. Los ancianos tienen mucho que ofrecer a sus fa¬ milias y comunidades. Cuando mi madre se hallaba postrada en la cama del hospital, tías haber padecido un grave derrame cerebral y lúcida sólo unas pocas horas aproximadamente cada dos días, el cariño que nos había prodigado durante toda su vida y su intensidad espiritual no disminuyó. Al contrario, se reveló con toda su fuerza, y sentí que sus poderes eran casi milagrosos. Mi madre apenas podía hablar, pero era más elocuente que nunca. Cada palabra contaba, y sacó el máximo provecho de su limitada capacidad de hablar. Me pareció un ser humano que se había realizado plenamente y que en esos momentos se revelaba de una forma insólita. Su alma contenía más poderes de los que yo jamás había sos¬ pechado. Envejecer quiza signifique hacerse más profundo No ocurre siempre, pero la oportunidad está ahí. Ayuda el que una persona haya vivido preparándose para ese momento
    • 403. Los anos crepusculares 401 pero al parecer no es imprescindible. En ocasiones las per¬ sonas cambian radicalmente cuando se hacen mayores. No cabe duda de que cuando uno envejece, tiene que asu¬ mir el arco de su vida, su amanecer y su ocaso. Tiene que ver sus orejas de elefante como un rasgo de belleza y un designio divino. Tiene que aceptar airosamente el debilitamiento y os¬ curecimiento para poder beneficiarse de sus poderes especia¬ les. De esta forma sus noches oscuras empezarán a tener sentido y se fundirán con la disipación definitiva de la luz. Pe¬ netrará en la oscuridad conociendo ese territorio, compren¬ diendo que posee su propia luminosidad y belleza.
    • 405. 15 Navegar a través de la noche oscura Hemos analizado diversas clases de noches oscuras y for¬ mas de afrontarlas. Ahora ha llegado el momento de resu¬ mirlo todo y buscar un camino a través de sentimientos tur¬ bios y pensamientos vagos. Hemos hablado sobre un tenue rayo de luz que nos guía a través de la oscuridad, y ahora hablaremos sobre otras luminiscencias. Pero san Juan de la Cruz, nuestro modelo y principal maestro, dice que la oscu¬ ridad es la que nos ofrece el mejor camino, no la luz, sino la propia oscuridad. Yo deseo reafirmar aquí este principio, porque casi siempre es malinterpretado y constituye la cla¬ ve de toda la exploración de las noches oscuras del alma. Hoy en día disponemos de numerosos medios para re¬ solver una noche oscura: medicamentos, psicoterapia, con¬ sejos de expertos y no tan expertos, guía espiritual, libros y vídeos, cursillos, iglesias, comunidades, pautas guberna¬ mentales y balnearios. A veces nos aconsejan que procure¬ mos superar la oscuridad rápidamente, que hagamos algo al respecto en lugar de sufrir pasivamente, o que tratemos de descifrarla para aliviar nuestro estado depresivo. Tam¬ bién nos recomiendan que «nos dejemos llevar por ella», que aprendamos de ella, que obtengamos lo que podamos de ella y que ante todo no la neguemos.
    • 406. 404 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Pero cuando examinamos detenidamente todos los en¬ foques contemporáneos, vemos la sombra del héroe al fon¬ do: Superman disfrazado del amable Clark Kent. Quizá siga usted pensando que una noche oscura, aunque posiblemen¬ te resulte beneficiosa, es algo que uno no debería padecer, una aberración que es preciso resolver cuanto antes. Muchas personas afirman haber integrado sus lados oscuros, pero ese esfuerzo es en sí mismo una forma de combatir la oscu¬ ridad. Integrarla es tratar de llevarla a la luz. Lo que debe¬ mos hacer es vivir dentro de, y con, la oscuridad, apreciar su irremisible valor y estimar sus cualidades irreversibles. Lo que necesitamos es una visión de la vida que incluya la oscu¬ ridad. He tratado de ir más allá de los métodos terapéuticos al uso y presentar un enfoque distinto de la noche oscura. Por lo demás, uno puede renunciar a todas las nociones de creci¬ miento, éxito, cambio, progreso y percepción. En lugar de ello, puede dejar que las experiencias ocupen su lugar corres¬ pondiente. Lo que uno debe hacer es dejar que éstas le afec¬ ten, que incidan en él. Lino puede enfocar la vida como un proceso en el que su inteligencia y su voluntad son derrotadas Paso a Paso Por el ímpetu de vitalidad, por el empeño de la vida en transformarle. Uno se siente como la oruga en la cri¬ sálida y de vez en cuando la mariposa que vuela libremente. Esto no es un acto masoquista, en el que uno tira la toa¬ lla y goza sufriendo. Uno se rinde ante la vida, no ante el do¬ lor, pero sigue luchando por sobrevivir. Hemos visto ejem¬ plos de hombres y mujeres fuertes que padecieron mucho en su vida pero que, pese a todo, lucharon sin desfallecer contra las circunstancias o las personas que les oprimían Quizas utilizaron más imaginación que fuerza, pero eran luchadores rebosantes de energía. Todos utilizaron distintos medios y se rindieron en mayor o menor medida.
    • 407. Navegar a través de la noche oscura 405 Brian Keenan buscó constantemente el medio de ser más listo que sus captores y derrotarlos con sus propias armas, al menos moralmente. Oscar Wilde sufrió mucho, pero dejó que su noche oscura despertara nuevos pensamientos y posi¬ bilidades en él. Anne Sexton no ganó nunca la batalla inme¬ diata, pero transformó valerosamente su sufrimiento en una poesía que perdurará durante muchas generaciones y ayuda¬ rá a muchos a afrontar de modo creativo sus noches oscuras. Estos ejemplos nos muestran que el resultado final no es una victoria definitiva ni el fin del sufrimiento. Es un de¬ sarrollo moral, el resultado de una iniciación en la que los misterios de la vida quedan impresos en nosotros más pro¬ fundamente, no siempre haciendo que la vida sea más fácil o satisfactoria, sino dejando que tenga lugar de modo más intenso. Uno es más consciente de quién es. Se compromete con la vida más enérgicamente y en ese compromiso descu¬ bre un nivel de significado que elimina toda insatisfacción que pueda experimentar. Dicho de otro modo, una noche oscura del alma puede sanar, y sanar significa estar más vivo y presente en el mundo que nos rodea. Nos sana abriéndonos en canal, a veces hasta el punto de desmembrarnos. Abre las puertas que se interpo¬ nen entre nosotros y el mundo que hasta ahora permanecían cerradas. Reactiva el flujo vital a través de nosotros, pues los seres humanos, en el mejor de los casos, somos porosos, como un artista abierto a la inspiración, un místico abierto al misterio, un médico abierto al poder sanador que posee en su interior, una madre o padre abierto a los dramas de transfor¬ mación que constituyen una familia. Este proceso iniciático es más difícil y en ocasiones más doloroso que considerar nuestra noche oscura como un problema que requiere solución. Nunca es fácil aceptar más vida, nunca es fácil convertirnos en más de lo que somos. Es
    • 408. 406 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA extremadamente difícil vivir realmente en lugar de asimilar la vida en porciones que nos resultan cómodas o convenien¬ tes. A veces nos parece preferible, aunque esta preferencia rara vez es consciente, sentirnos deprimidos que dejar que la vida fluya. Este es el motivo de que la oscuridad sea tan tenaz y tarde tanto en disiparse. A cierto nivel, la preferi¬ mos e incluso deseamos. Los distintos tipos de noche oscura que hemos explora¬ do en estas páginas pretenden hacer que vivamos. El hecho de que nos embarguen con sensaciones e imágenes de muer¬ te no debe extrañarnos. En cierto aspecto, la vida siempre exige la conclusión de lo viejo. La muerte es una imagen oportuna. Y eso es justamente lo que es, una imagen. No sig¬ nifica que vayamos a morir, por más que nos entristezca la peispectiva de morir durante nuestra noche oscura. Significa que la vida desea proseguir de modo distinto. La vida real, vital, no se repite. Usted tiene que experimentar esta muerte. En ocasiones le será más difícil que en otras. En todo caso, no puede za¬ farse del proceso sabiendo que el resultado será satisfacto¬ rio. De hecho, es posible que el resultado no sea como usted deseaba que fuera. Es posible que su madre muera, que su amigo se suicide, que usted pierda su trabajo. Es posible que la nueva vida dependa de desenlaces dolorosos. Usted debe mirar más allá de los hechos literales. Quizás el fraca¬ so } la tragedia sean los únicos medios a través de los cua¬ les pueda continuar la vida. BUSCAR LA PROFUNDIDAD Hace muchos años me asombró la simple idea de cuidar del alma. Parece una empresa fácil. Pero requiere que deje-
    • 409. Navegar a través de la noche oscura 407 mos de interpretar la vida en un sentido tan literal y super¬ ficial. Debemos comprender que tenemos una existencia profunda y esencial repleta de emociones, fantasías y sue¬ ños. La noche oscura del alma nos introducirá en este mun¬ do y nos hará comprender que nada es tan sencillo como parece. Anatole Broyard se lamentaba que cuando sus bro¬ mistas e irreverentes amigos le visitaban en el hospital, se mostraban demasiado serios y exagerados a la hora de desearle una pronta recuperación. «Me miraban con una expresión grotesca de afecto», dice. A Broyard le disgus¬ taba el falso optimismo de sus amigos. Se habían conver¬ tido en literalistas emocionales, amigos fundamentalistas. Habían dejado a un lado su sentido del humor porque eran incapaces de afrontar la situación de Broyard con el optimismo de éste. Una noche oscura del alma puede beneficiarnos propi¬ ciando una revolución en nuestra conciencia que nos con¬ vierte en una persona distinta. Quizá nos obligue a despo¬ jarnos de la personalidad simplista que utilizábamos en el mundo de la sociedad y las instituciones. Quizá nos permi¬ ta ser la persona complicada que somos. Esta complejidad no tiene por qué ser inquietante, sino interesante y placen¬ tera. Nos proporciona un sentido del humor que a veces no es otra cosa que la habilidad de ver doble, de observar las contradicciones y paradojas. Los Tres Chiflados prefieren arrojar tartas a las personas elegantes y educadas que a la gente vulgar y corriente. Lo divertido reside en la contradic¬ ción. Una noche oscura es como recibir un tartazo en la cara: nos obliga a despojarnos del envarado ego que exhi¬ bíamos.
    • 410. 408 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA LA COMEDIA HUMANA Regla número uno: no adopte una actitud unidimensional en su noche oscura. Conserve su sentido del humor. Según dice Broyard: «Cuando uno yace postrado en un hospital con un catéter y un gotero en el brazo, tiene dos opciones: la autocompasión o la ironía». Broyard quiere que le atien¬ da un médico capaz de apreciar la ironía de la situación. Su experiencia coincide con Norman Cousins, que recomenda¬ ba la risa como un tónico contra la enfermedad, pero Bro¬ yard quiere llevar el sentido del humor a un nivel más pro¬ fundo. No quiere la risa estúpida que provoca un chiste malo, sino un profundo sentido de la ironía que acompa¬ ña una enfermedad y una situación dolorosa. Una cosa es bromear sobre nuestra situación y otra reírnos por haber comprendido profundamente lo que es importante. Anne Sexton hace numerosos chistes macabros sobre su poesía, íeflejando la nueva visión que le han procurado sus pulsiones suicidas. Aquí el filo entre la risa y la tragedia es más sutil, pero conservó su sentido del humor hasta el mo¬ mento de su muerte. Sexton plasma la idea en un palíndro¬ mo que observó en cierta ocasión junto a un granero: «Las ratas viven en una estrella maligna.»* La imagen de la rata eia su enfermedad, que contenía, por obra de magia, una estrella, que Sexton consideraba su madre divina. «La pala¬ bra Uve (vivir),» decía, «escrita al revés es evil (maldad)». Los extremos opuestos se entrelazan. No se trata de un simple juego de palabras, sino que la poetisa ve mas allá del mismo una verdad sobre ser. Una ac¬ ción perversa puede ser literalmente destructiva y confirma La palabra rats, en castellano ratas, niñea estrella. (N. de la T.) escrita al revés es star, que sig-
    • 411. Navegar a través de la noche oscura 409 la tragedia de la ceguera de la humanidad. Pero existe una maldad más sutil, una oscuridad moral que uno debe reco¬ nocer y asimilar. Cuando es sutil, forma parte esencial de nuestra bondad y nuestro esplendor, al igual que la palabra «rats» se convierte en «star». En mi libro El cuidado del alma, observo que el minotauro, la bestia que habita en el centro del laberinto y se alimenta de hombres y mujeres jó¬ venes, se llama Asterión, Estrella. La luminosidad que po¬ see una noche oscura no es el sol, ni la luz ordinaria, sino un resplandor especial que no aniquila la noche. Usted puede hallar la poesía de su vida, palabras e imᬠgenes que expresen las contradicciones e ironías que le con¬ figuran. Una de las expresiones más sencillas de este miste¬ rio son los nudos y las espirales irlandeses, imágenes que se remontan a miles de años, mostrando las complejidades y circularidades de toda vida humana. La ciencia moderna prefiere la línea recta de la evolución como principio ener¬ gético. Las espirales irlandesas complementan la idea taoísta de que una cosa siempre se entrelaza con su polo opues¬ to; el yin siempre se entrelaza con el yang. Nicolás de Cusa, el brillante teólogo de principios del siglo xv, describía lo divino como una coincidencia de polos opuestos. Todo cuanto podamos decir sobre la naturaleza de las cosas tiene su polo opuesto, de forma que uno regre¬ sa siempre a las preguntas que formula, siempre se enfrenta al misterio. Lo mismo cabe decir de las noches oscuras del alma. Están llenas de contradicciones, y la principal parado¬ ja es que por más que nos atormentan, constituyen nuestra salvación. Poseen un poder curativo extraordinario. Pueden borrar la falsa lógica en la que hemos vivido toda nuestra vida.
    • 412. 410 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA SOBRE NO IR EN POS DE LA FELICIDAD James Hillman ha observado que la depresión puede ser un problema especial en una sociedad empeñada en alcanzar la felicidad. Pero examinemos esa conexión más detenidamen¬ te. Cabe imaginar que ciertas situaciones que nos presenta la vida no son satisfactorias pero sí profundamente desea¬ bles. Un ejemplo es el amor romántico y el matrimonio. Eloy en día la gente cree que uno debe estar con la persona adecuada para ser feliz, y que la emocionante ilusión del amor romántico es el mejor preludio para una vida compar¬ tida. Confiamos en que el amor que sentimos por otra per¬ sona sea señal de toda nuestra futura felicidad. ¿Pero y si, en lugar de ello, buscamos otros signos en nuestra búsqueda de un compañero o compañera con quien compartir nuestra vida? En mis libros describo a las almas ge¬ melas como personas que gozan dentro de distintos tipos de i elación sentimental de una conexión profunda y quizá pre¬ destinada. Pero algunos consideran un alma gemela como la única peisona destinada a hacernos felices. Este concepto ro¬ mántico puede funcionar para algunas personas, pero otras se sienten solas y amargadas toda su vida porque no encuentran nunca la perfección prometida. La felicidad es algo más una sensación temporal de que todo va bien y que el cielo ha bendecido ese momento. Pero la vida siempre es compleja, una mezcla de dolor y satisfacción, cuyas proporciones difieren en cada caso según el destino y la gracia. El hecho de incorporar la oscuridad a la luz dentro de nuestras expectativas y nuestra filosofía personal contribuye a atemperar el papel de la felicidad y nos ofrece el medio de apropiarnos de la noche oscura con elegancia y sabiduría. La palabra «depresión» es demasiado amplia. Las per¬ sonas empiezan a pensar que todo lo que no sea alegre y go-
    • 413. Navegar a través de la noche oscura 411 zoso tiene que ser depresivo, y que por tanto debe evitarse. Pero no es así; existen muchas formas de no sentirnos feli¬ ces que no equivalen a una depresión. Uno puede tener un criterio negativo sobre la vida, ver su lado trágico y perver¬ so, y no sucumbir al estado de ánimo o la emoción de la de¬ presión. La actriz Susan Sarandon observó en cierta ocasión que aunque lo que la impulsa a participar en iniciativas po¬ líticas es el sentimiento de empatia por un mundo injusto, se considera esencialmente una persona alegre.79 Las pelícu¬ las de Woody Alien, aunque suelen plasmar de forma inge¬ niosa las angustias cotidianas, son divertidas y celebran la vida. Una noche oscura del alma puede convertirnos en per¬ sonas más serias, lo cual es positivo, porque ser más serio contribuye a que uno tenga un sentido del humor más pro¬ fundo. Como sabemos, la risa tiene aspectos muy diversos. Puede ser cínica, manipuladora y egocéntrica, o bien alegre e inocente. Podemos sentir el peso de un mundo confundi¬ do y nefasto y saber a un nivel más profundo que la vida es básicamente satisfactoria. Podemos tener un punto de vista más amplio, incluso en circunstancias trágicas. Podemos reír y llorar simultáneamente. Muchos hombres y mujeres que nos han relatado su viaje a través de la oscuridad han recalcado, de un modo u otro, la diferencia entre una catástrofe literal y una tragedia moral. Han resaltado que uno puede ser físicamente encar¬ celado o atacado y su alma permanece libre e indemne. Una noche oscura del alma no es exactamente lo mismo que su¬ frir una opresión o daños físicos. No nos engañemos, la opresión y la privación de libertad afectan nuestros senti¬ mientos y puntos de vista. Pero no es preciso sucumbir completamente. A veces basta un rayo de luz de luna para que ilumine nuestra oscuridad.
    • 414. 412 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Por otra parte, la sensación de oscuridad puede estar li¬ gada a nuestra incapacidad de vivir la vida, de tomar las de¬ cisiones pertinentes y realizar los cambios necesarios. Mu¬ chas veces he conversado en mi consulta con hombres o mujeres que estaban en un callejón sin salida en su vida. Por regla general tiene que ver con una relación o el trabajo. Piensan erróneamente que tienen que seguir adelante y rom¬ per los vínculos, pero no logran superar el sentimiento de pérdida. Con frecuencia se limitan a esperar, confiando en que la otra persona o la suerte fuerce un cambio y no tengan que responsabilizarse ellos mismos. Se sienten atormentados entre dos opciones e incapaces de tomar la decisión oportu¬ na. Existen muchos tipos de atolladeros. En estos casos, no me gusta recomendar que uno haga un esfuerzo o de un paso decisivo para resolver la situación. Un callejón sin salida puede ser una época creativa para la imaginación. Pero la incapacidad de actuar también puede radicar en una falta de confianza en nuestros pensamientos y emociones. Una decisión no tiene necesariamente que es¬ tar basada en la fuerza de volunta y el ego. Puede ser fruto de una maduración de los sentimientos o un pensamiento. Requiere confianza e imaginación, y nos invita a compro¬ meternos generosamente con la vida. Quizá posea usted una imaginación excesivamente li¬ mitada. En ocasiones las personas se sienten atrapadas por¬ que carecen de la suficiente imaginación para afrontar sus problemas. Como psicoterapeuta, en lugar de ofrecer op¬ ciones a menudo prefiero educar la imaginación para que las soluciones sean visibles. Por este motivo he dedicado más tiempo a estudiar literatura que psicología, porque ex¬ pande la imaginación en lugar de reducirla. Por la misma razón, las ideas espirituales son más valiosas para mí que los conceptos terapéuticos al uso. La literatura y la espiri-
    • 415. Navegar a través de la noche oscura 413 tualidad ofrecen una imaginación más amplia para la con¬ dición humana. Una noche oscura del alma posee sus propias cualidades poéticas. Como hemos visto, es un drama en toda la exten¬ sión de la palabra. Siempre se trata de una noche oscura es¬ pecífica, con sus propios temas y ritmos. Por extraño que parezca, una noche oscura no es una ficción. Es una narra¬ ción protagonizada por nosotros mismos en la que nuestra imaginación con respecto a ella es tan importante como los hechos relativos a nuestra noche oscura. Primo Levi destaca en sus memorias que aunque en el campo de concentración había multitud de personas junto con él, cada cual vivía una historia especial, con ligeros matices pero que la definía. Por tanto, le aconsejo que durante una noche oscura trate de ampliar constantemente su imaginación sobre lo que le está ocurriendo. Si se limita a pensar que está depri¬ mido, estará a merced de la industria de la depresión, que le tratará como a uno entre millones, para la cual sólo existe una versión aprobada y definitiva. Quizá se sienta abruma¬ do pero no deprimido. Quizá la vida le ha presentado un problema de difícil solución y necesite una amplia visión es¬ piritual para afrontarlo. Según la imagen mecánica del ser humano, nos educan para que seamos personas bien adaptadas, trabajadoras, res¬ petuosas de la ley y encajemos en lo que se espera de no¬ sotros. Cuando este proceso se descompone, disponemos de remedios mecánicos para recomponerlo. Pero esa historia de una vida humana es mínima y no tiene en cuenta el alma y el espíritu, el significado o la experiencia profunda. Una alter¬ nativa es considerar la vida humana como una constante in¬ vitación a ser más de lo que es capaz, a ser individual y estar profundamente conectada. El escritor irlandés John Moriarty escribió a propósito de un momento de intensa trans-
    • 416. 414 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA formación en su vida: «Si la naturaleza puede afrontar la destrucción y transformación de una oruga en una maripo¬ sa, ¿por qué no voy yo a rendirme y confiar en que sea capaz de resolver lo que me ocurre a mí?»80 Si la naturaleza puede resolver la prueba que usted atra¬ viesa, es posible que halle la confianza y la seguridad que necesita. Conviene que se vea a sí mismo como una parte de la naturaleza en lugar de un ego asilado. Retroceda y con¬ témplese desde cierta distancia. Piense que forma parte de ese mundo que es capaz de transformar una oruga en una mariposa, una tormenta en una renovada vitalidad y un in¬ cendio forestal en la oportunidad de regeneración. No tiene que asumir una actitud sentimental, pero debe distanciarse lo suficiente de sus pensamientos y sensaciones intensamen¬ te personales para permitirse vivir la experiencia. La distan¬ cia no elimina la confusión y el dolor, pero hace que la ex¬ periencia sea tolerable. El significado le permite soportar pi ácueamente cualquier tipo de cambio, al margen del pre¬ cio que deba pagar. La faceta sombría de la noche oscura proviene de la ig¬ norancia, de no saber lo que ocurre y a dónde nos lleva la vida. Esto ocurre tanto en el caso de un divorcio como de una enfermedad terminal. La única opción, como dijo ígor Stravinski sobre el artista, es permanecer en el presente, no condicionados ni engañados por el pasado ni atrapados por una idea fija y defensiva sobre el futuro. La oruga debe de¬ jar que se produzca la transformación. Es inútil que planifi¬ que su envergadura o colorido o desee permanecer en el mi¬ núsculo y cómodo mundo que le ofrece segundad. Lo más f ificil es dejar que el proceso se cumpla, pero es la única rorma de librarse de la presión de la noche oscura. Cuando el pianista León Fleischer sufrió una misteriosa parálisis en la mano debido a utilizarla en exceso, se convir-
    • 417. Navegar a través de la noche oscura 415 tió en profesor de música y director de orquesta. Tocaba todo el repertorio compuesto para la mano izquierda, pero fue la expansión de su visión musical lo que le salvó. Cuan¬ do Glenn Gould comprendió que era emocionalmente inca¬ paz de tocar el piano en público, renunció a dar conciertos en vivo y se dedicó a grabar discos y a tocar el piano en te¬ levisión. Lo que más admiro de Gould es que no tenía nin¬ gún motivo de peso, aparte de su neurosis, para dejar de tocar en público. Se refería a su público, personas que paga¬ ban por oírle interpretar las piezas que amaban con su sin¬ gular genio, como voyeurs. ¿Acaso pensaba que no debían mirarle? ¡Ojalá fuéramos todos capaces de respetar las ex¬ trañas demandas del alma! La metáfora de la mariposa comporta cierto grado de sentimentalismo, quizá debido a la belleza del insecto. Pero no observamos ningún sentimentalismo en los ejemplos de Gould y Fleischer. Cambiaron sus vidas por necesidad. «Lo encajé muy mal —dice Fleischer—. Pasé casi un año y medio sumido en una profunda depresión... Durante casi diecisiete años me sometí a innumerables horas de exploraciones, se¬ siones psiquiátricas y psicológicas, una intervención quirúr¬ gica y terapia muscular.»81 Esas noches oscuras, aunque al fi¬ nal se resuelvan satisfactoriamente, suelen ser largas. Frida Kahlo afirmó que no quería regresar a esta vida después de soportar varios años de dolor y sufrimiento. Re¬ cuerdo que mi abuela dijo en cierta ocasión, en uno de los comentarios más tristes que jamás le oí pronunciar, que no querría volver a vivir y padecer la Depresión de los años treinta. No tiene por qué producirse una solución final a la noche oscura del alma, una redención definitiva y menos aún una victoria. La noche oscura es el alma que emite su luminosidad lunar. Es el descubrimiento profundo y oscuro de raíces y
    • 418. 416 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA sótanos, lo contrario a la iluminación, pero no menos im¬ portante y divino. Es desmenuzar el significado para que el misterio se revele. Es la desaparición del ego para que la vida pueda fluir a su propio ritmo y estilo. La mejor forma de afrontar una noche oscura del alma es dejar que ésta le haga luminoso. No iluminado, sino translúcido. Usted no es el ojo que ve en la oscuri¬ dad, sino la vela que arde para emitir su luminosidad. No es su luminosidad la que emana de una noche oscura, sino la luz mortecina de la existencia. Su noche le dice que la vida nunca es tan brillante, pletórica de éxitos y significa¬ do como había imaginado. Si no aprende esta lección, el resplandor de luna esencial, el Claro de Luna permanece¬ rá siempre oculto para usted. La noche oscura le enseña la verdad sobre la luna. La vida no es únicamente solar, y las sombras frías y azules de ía luna poseen una belleza especial. Usted puede vivir en ese hermoso resplandor, esa luz tamizada por las dolorosas ex¬ periencias, dudas y falta de comprensión. Con frecuencia la vida allí es más alegre que bajo el intenso fulgor del sol. S CINTILL A Simone Weil, la filósofa y mística extraordinariamente prác¬ tica, hacía una distinción entre sufrimiento e infortunio. Lo primero es simple dolor, lo segundo una circunstancia del ser semejante a lo que yo denomino una noche oscura del alma. Sentir dolor no significa necesariamente hallarse en una noche oscura. Ambas cosas requieren enfoques distin¬ tos. Weil recomendaba inteligencia, una auténtica piedad >' una profunda y activa empatia con los que sufren en el mundo.
    • 419. Navegar a través de la noche oscura 417 En ocasiones Weil vivía esta extrema empatia ayunan¬ do, para identificarse con las personas que padecen hambre en el mundo. Esta acción puede parecer, más que extrema, neurótica. Pero al margen de sus raíces, simboliza la serie¬ dad con la que una persona puede responder al infortunio identificándose con los que son más infortunados que uno. Sospecho que esta fantasía inspira a muchos a incorporarse al mundo médico para convertirse en psicoterapeutas. No me refiero a que deberían llevar su empatia hasta esos ex¬ tremos, pero el ejemplo de Simone Weil demuestra que el deseo de estar presente en el sufrimiento es en sí mismo ili¬ mitado. Pueden ir tan lejos como deseen en su identifica¬ ción con el infortunio. Simone Weil hizo otra observación que encaja perfecta¬ mente con la conclusión de nuestro comentario sobre las noches oscuras del alma. En primer lugar, vincula estrecha¬ mente la belleza y el infortunio. Yo he tratado de exponer esta vinculación en un capítulo anterior. Al mostrarnos abiertos a la belleza del mundo y la vida, somos susceptibles a la fuerza divina que reside en el núcleo de la vida. Al mos¬ trarnos abiertos a las noches oscuras de nuestra alma, tras¬ cendemos los estrechos límites de nuestro ser y descubrimos el significado de vivir religiosamente. La alternativa, según afirma Weil, no es una ausencia de salud sino la mediocridad. Eloy en día la psicología y las enseñanzas espirituales exploran todos los rincones para ayudarnos a llevar una vida sana. ¿Pero nos ayudan a com¬ batir la mediocridad? ¿Se preocupan de este tema? No obs¬ tante, millones de personas han padecido y han vivido vi¬ das dolorosas y emocionalmente insatisfactorias al tiempo que evitaban la mediocridad. Muchos, como Oscar Wilde y Anne Sexton, aparentemente cayeron en la sima de la entro¬ pía de su existencia, pero lograron eliminar la mediocridad
    • 420. 418 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA de sus vidas. Brillan con fuerza en la historia de la humani¬ dad debido a la exquisita cristalización de su alma en medio del caos. ¿Qué es la mediocridad en la vida? Es la incapacidad de dejar que resplandezca nuestro fulgor interior. Los teólogos medievales describían este fulgor personal con la palabra latina scintilla, la chispa que reside en el corazón de toda persona. Cuando ese genio interior se revela en la persona¬ lidad, el modo de vivir, los valores y la expresión, la medio¬ cridad desaparece. Es la nube que impide que la chispa sea visible. La mediocridad es la actitud de «hacer sólo lo que sea necesario y suficiente», la sensación de no poseer una esencia digna de mostrarla. Significa renunciar a la posibili¬ dad de vivir una vida excepcional Es estar atrapado en lo que hemos descrito antes como el complejo de Jonás, la ne¬ gativa a seguir nuestra vocación. Las noches oscuras del alma desempeñan un papel im¬ portante a la hora de trascender la mediocridad. Nos obli¬ gan a plantearnos nuestra situación y sentir el material oscuro del que surge la chispa. Jung ha escrito numerosas páginas sobre esa chispa, concluyendo con lo que al princi¬ pio puede parecer un comentario críptico sobre el misterio: «La numinosidad comporta luminosidad». Lo numinoso es ese misterioso poder de la vida que observamos en la natu¬ raleza, en personas y en obras artesanales y artísticas que nos inspira admiración. Constituye el núcleo de la religión y esta implicado en la experiencia de enamorarse. Una par¬ te profunda de nuestro ser percibe algo de inmenso valor en e mundo. Esta extraordinaria cualidad posee asimismo un fulgor y una luz que no pasan inadvertidos. Cuando entra¬ mos en una catedral antigua o subimos los escalones de una pirámide maya nos sentimos impresionados. Contempla¬ mos como hipnotizados una pantera o un arco iris que se
    • 421. Navegar a través de la noche oscura 419 forma sobre la planicie. Nos encontramos con una persona que emite una luz que penetra en nuestro corazón y quera¬ mos o no nos convertimos en el amigo o el amante de esa persona. La mediocridad oculta esta chispa vital en nosotros y nuestro mundo. Pero la persona que está viva ante la vida, la vocación y el amor responde y se muestra. Se esfuerza en dejar que esa luz brille, tanto si se halla dentro de su peque¬ ña familia como en el mundo que la rodea. El arco de ese resplandor depende de la suerte y el destino, pero la chispa es importante para todos. Hace que la vida merezca ser vi¬ vida. Entre en una librería o una biblioteca y examine los numerosos volúmenes de biografías. Allí verá que esa chis¬ pa brilla de forma distinta en cada persona. Quizá vea también, como en un espejo, su propia chispa y halle la motivación para revelar su propia luminosidad. Con fre¬ cuencia el hombre y la mujer modernos dejan que esa chis¬ pa permanezca fuera, en la vida de otra persona, al rendir culto a la personalidad y la celebridad. Cuando usted des¬ cubra su propia chispa, el dios que lleva dentro, muchos elementos que creía que estaban enfermos sanarán repen¬ tinamente. Creo que la mejor forma de afrontar una noche oscura del alma es utilizar la oscuridad emocional e intelectual para que nos ayude a ver nuestra luminosidad, para descu¬ brir cómo brillamos cuando mostramos nuestras mejores facetas. La psicología moderna ejerce una acción mínima en sus objetivos de ayudar a las personas a adaptarse y sen¬ tirse normales. Debemos buscar más allá de la psicología una visión espiritual en la que nuestra vida quede redimida por el hallazgo de la chispa divina que llevamos en nuestro interior.
    • 422. 420 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Este era un tema popular entre los escritores de renom¬ bre del Renacimiento. Marsilio Ficino recomendaba lucir joyas rutilantes que nos recordaran nuestra chispa interior. Decía que las gemas y las piedras resplandecientes conte¬ nían la luz de las estrellas, al igual que nuestra alma. En Oriente nos exhortan a aprender del Buda Radiante de La¬ pislázuli, que representa la sanación espiritual. Los grandes magos ofrecieron al niño Jesús oro, incienso y mirra, sus¬ tancias especiales que representaban el fulgor y el aroma de lo numinoso. Entiendo que no estoy en la onda de los tiempos moder¬ nos al recomendar la numinosidad en lugar de la salud como objetivo. La nuestra sigue siendo una sociedad tera¬ péutica que valora la eliminación de los síntomas más que el fulgoi y el brillo del alma. Pero al igual que el cuerno del unicornio era apreciado por su fascinante belleza y a la vez gai antizaba salud y belleza, el hecho de dejar que nuestra chispa ilumine un mundo oscuro y peligroso es una forma de sanarse uno mismo y su mundo. Por tanto, nada es más precioso que su noche oscura del alma, cuya misma oscuridad permitirá que brille su luz lunai. Quizá sea dolorosa, desalentadora y angustiosa, pero es una importante revelación sobre lo que constituye su vida. En esa oscuridad verá cosas que no alcanza a ver a la luz del día. De su frustración e ignorancia surgirán las dotes y los poderes del alma. Las semillas de la fe espiritual, aca¬ so su único recurso pero ciertamente un poder valioso, se hallan en su oscuridad. La otra mitad de su ser se revela, y a través de la noche oscura se siente completo. Usted se convierte en el sanador herido, alguien que ha descendido al mundo subterráneo y conoce el territorio. Asume un color más profundo y una gama más amplia de sentimientos. Su inteligencia está ahora más profundamen-
    • 423. Navegar a través de la noche oscura 421 te arraigada y no depende sólo de hechos y de la razón. Su oscuridad le ha conferido carácter, color y capacidad. Aho¬ ra ya puede realizar una auténtica aportación. Es un don de su noche oscura del alma.
    • 425. Notas 1. Traducción en verso de Bartolomé Mitre (1821-1906). 2. Merlin Holland y Rupert Hart-David, eds., The Complete Letters of Oscar Wilde (Henry Holt and Company, Nueva York, 2000), p. 912. [En castellano puede verse: Correspon¬ dencia, Edic. Siruela, Madrid, 1992, 572 pp.] 3. The Ink Dark Moon, traducción de Jane Hirshfield con Mariko Aratani (Vintage Books, Nueva York, 1990), p. 107. 4. Ananda K. Coomaraswamy, «Akimcanna», p. 6, n. 14. Ci¬ tado en la obra de Joseph Campbell The Hero with a Thousand Faces (MFJ Books, Nueva York, 1949), p. 92. 5. A. M. Sperber y Ene Lax, Bogart (William Morrow, Nueva York, 1997), p. 290. [Hay trad. cast.: Bogart, Tusquets, Bar¬ celona, 1999.] 6. Ralph Waldo Emerson, Essays: First and Second Series (Gramercy Books, Nueva York, 1993), p. 205. [Hay trad. cast.: Ensayos, Espasa-Calpe, Madrid, 2001; El poeta. Uni¬ versidad de León, 1998.] 7. Emily Dickinson, Selected Letters, Thomas H. Johnson, ed. (The Belknap Press, Cambridge, MA., 1986), p. 303. 8. James E. B. Breslin, Mark Rothko (University of Chicago Press, Chicago, 1993), p. 497. 9. Shunryu Suzuki, Zen Mind, Beginners Mind, Trudy Dixon, ed. (Weatherhill, Nueva York, 1970), pp. 75-76. 10. Widerstand und Ergebung: Briefe und Aufzeichnungen aus der Haft, 1.a trad. inglesa en 1953, Letters and Papers from
    • 426. 424 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA Prison, Eberhard Bethge, ed. (Collier Books, Nueva York, 1971), p. 362. [Hay trad. cast.: Resistencia y sumisión: Car¬ tas y apuntes desde el cautiverio, Edic. Sígueme, Salamanca, 1983.] 11. R. F. Foster, W. B. Yeats: A Life (Oxford University Press, Oxford, 1997), p. 87. 12. Robert Gittmgs, ed., Letters ofjobn Keats (Oxford Univer¬ sity Press, Oxford, 1970), pp. 396-398. 13. Martha Amora, ed., The Letters of Trida Kahlo (Chronicle Books, San Francisco, 1995), p. 30. 14. Sigmund Freud, The Interpretation of Dreams, traducción de James Strachey (Avon Books, Nueva York, 1965), p. 436. [Trad. cast.: La interpretación de los sueños, Alianza Edito¬ rial, Madrid.] 15. Annie Dillard, The Writing Life (HarperCollins, Nueva York, 1989), p. 37. [Hay trad. cast.: Vivir; escribir, Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2002.] 16. Brian Keenan, An Lvil Cradling (Vintage Books, Londres 1993), p. 76. 17. Unholy Ghosts, Nell Casey, ed. (HarperCollins, Nueva York, 2001), p. 113. 18. R. Kearney, On Stories (Routledge, Londres, 2002), p. 142. 19. Ibíd., p. 138. 20.C. G. Jung, Mysteñum Coniunctionis, Complete Works, vol. 14, trad. R. F. C. Hull (Princeton University Press, Princeton, 1970), p. 364. [En castellano: Obra completa, 14 vols., Edit. Trotta, Madrid, 1999/2004.] 21. Hillman, James, The Dream and Underworld (HarperCoIhns, Nueva York, 1979), pp. 49-50. [Hay trad. cast. El sueno y el mframundo, Paidós, Barcelona, 2004.] 22'fCTu y PaT Stewart’ Art from the Roofoftbe World 1989^ 42 ^ V‘Ct0na’ VlCt°ria’ B' C' [Canadát
    • 427. Notas 425 23. Oscar Wilde, De Profundís and Otber Writings (Penguin Books, Nueva York, 1973), p. 152. [Trad. cast.: De Profundis, Siruela, Madrid, 2003; De Profundís y otros escritos carcelarios, Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.] 24. Hillman, James, Dream and Underworld [v. n.° 21], p. 40. 25. Patricia Berry, editora, Fatbers and Motbers (Spring Publications, Dallas, 1990), p. 100. 26. Tbe Tibetan Book oftbe Dead, trad. Francesca Freemantle y Chógyam Trungpa (Shambhala, Boulder, 1975), p. 81. [Hay muchas trad. al cast.: El libro tibetano de los muertos, Kairós, Barcelona, 1994; Siruela, Madrid, 1996; RBA Coleccionables, Barcelona, 2002; y otras.] 27. James Knowlson, Damned to Fame: Tbe Life of Samuel Beckett (Touchstone Books, Nueva York, 1996), p. 400. 28. Brian Keenan, An Evil Cradling, pp. 204, 266. 29. David Chadwick, Crooked Cucumber: Tbe Life and Zen Teacbing ofSbunryu Suzuki (Broadway Books, Nueva York, 1999), p. 301. 30. Otto Friedrich, Glenn Gould: A Life and Variations (Random House, Nueva York, 1989), p.301. 31. Martin Green, editor, Gandbi in India (Umversity Press of New England, Hanover, 1987), p. 101. 32. Jacob Boehme, Tbe Way to Cbrist (Kessinger, Montana, sin fecha) p. 81. 33. Anne Carson, Eros tbe Bittersweet (Princeton University Press, Princeton, 1986), p. 4. 34. Linda Gray Sexton y Lois Ames, editoras, Anne Sexton: A Self Portrait in Letters (Houghton Mifflin, Boston, 1977), p. 375. 35. R. C. Hogart, Tbe Hymns of Orpbeus (Grand Rapids, Mi¬ chigan, Phanes Press, 1993), p. 121. 36. James Hillman, Tbe Mytb of Analysis (Harper Colophon Books, Nueva York, 1972), p. 94. [Hay trad. al cast. El mito del análisis, Siruela, Madrid, 2000].
    • 428. 426 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA 37. David L. Miller, Three Faces of God: Traces oftbe Trinity in Literature and Life (Fortress Press, Filadelfia, 1986), p. 122. 38. C. G. Jung, «El matrimonio como una relación psicológica: El desarrollo de la personalidad», C. W. V. 17 (Princeton University Press, Princeton, 1954), p. 341. 39. Fred Kaplan, Dickens: A Biograpby (William Morrow and Co., Nueva York, 1988), pp. 381, 384. 40. Adolf Guggenbühl-Craig, Marriage Dead or Alive, trad. Murray Stein (Spring Publications, Zurich, 1977), p. 113. 41. «Un fantasma en casa», en Unboly Gbost, Nell Casey, edi¬ tora (HarperCollins, Nueva York, 2001), p. 169. 42. C. Kerenyi, Zeus and Hera, trad. Christopher Holme (Prin¬ ceton University Press, Princeton, 1975), p. 103. 43. Margaret Atwood, «Axioma», de Tbe Animáis of tbat Country (Oxford University Press, Nueva York, 1968). 44. Kathleen Raine, Tbe Land Unknown (Flamish Hamilton, Londres, 1975), p. 104. 45. Jan Morris, Conundrum (Faber and Faber, Londres, 1974), p. 14. 46. íbid., pp. 156, 158. 47. Henry David Thoreau, Walden and Other Writings, editor Joseph Wood Krutch (Bantam, Toronto, 1981), p. 111. 48. C. G. Jung, Mentones, Dreams, Reflections, editora Aniela Jaffé, trad. Richard y Clara Winston (Pantheon Books Nue¬ va York, 1973), p. 174. 49. Barry Smith, Peter Warlock: The Ufe of Philip Heseltine (Oxford University Press, Oxford, 1975), pp. 86, 135. 50. íbid., p. 285. 51. Oscar Wilde, De Profunáis, p. 160. 52. Keats, Cartas, p. 37. 53. Brian Keenan, p. xiii.
    • 429. Notas 427 54. Robert Gittings, editor. Letters ofJohn Keats (Oxford University Press, Oxford, 1970), p. 70. 55. Eric Lax, Woody Alien: A Biograpby (Alfred A. Knopf, Nueva York, 1991), p. 21. 56. Ronald Schenk, The Soul of Beauty (Bucknell Umversity Press, Lewisburg, 1992), p. 144. 57. James Hillman, Interviews (Harper & Row, Nueva York, 1983), p. 49. 58. Oscar Wilde, De Profanáis, p. 164. 59. Humphrey Burton, Peonará Bernstein (Doubleday, Nueva York, 1994), p. 437. 60. Anne Sexton, Letters, p. 375. 61. Brian Keenan, An Evil Craáling, p. 246. 62. Emily W. Sunstein, Mary Shelley: Romance aná Reality (Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1989), p. 231. 63. Constantine Fitzgibbon, The Life of Dylan Thomas (Little, Brown and Co., Boston, 1965), p. 204. 64. Virginia Woolf, On Being III (Paris Press, Ashfield, 2002), p. 3. 65. Chógyam Trungpa, Cutting Through Spiritual Materialism (Shambhala, Boston, 1987), p. 200. 66. Baxter, Least ofThese My Brethren (Harmony Books, Nue¬ va York, 1997), p. 122. 67. Dorothy Judd, Give Sorrow Worás (The Haworth Press, segunda edición, Binghamton, 1995), p. 209. 68. «El libro del sol», Sphinx 6, p. 142. 69. C. K. Kerenyi, Asklepios: Archetypal Image of the Physicians Existence, trad. Ralph Manheim, Serie Bollingen LXV.3 (Pantheon Books, Nueva York, 1959), p. 50. 70. Iván Illich, Medical Nemesis (Pantheon Books, Nueva York, 1976), p. 268.
    • 430. 428 LAS NOCHES OSCURAS DEL ALMA 71. íbid.,p. 275. 72. Nancy Milford, Savage Beauty: The Life ofEdna St. Vincent Millay (Random House, Nueva York, 2002), p. 468. 73. Mircea Eliade, Journal III: 1970-1978trad. Teresa Lavender Fagan (University of Chicago press, Chicago,1989), p. 211. 74. James Hillman, «Sobre la conciencia senex», Spring (1970), pp. 146-165. 75. Edgar Wind, Pagan Mysteries in tbe Renaissance (W. W. Norton 6c Company, Nueva York, 1968), p. 99. 76. Rainer Maria Rilke, Letters to a Young Poet, trad. Stephen Mitchell (Random House, Nueva York, 1984), pp. 40-41. 77. David Grann, «El anciano y la pistola», The New Yovkev (27 de enero, 2003), pp. 60, 69. 78. Harold Scheub, A Dictionary of African Mythology (Ox¬ ford University Press, Oxford, 2000), p. 161. 79. Modern Matunty, Noviembre / Diciembre 2002, p. 44. 80. John Moriarty, Nostos (The Lilliput Press, Dublín, 2001), p. 533. 81. Elyse Mach, Great Piamsts Speak for Tbemselves, vol. 2 (Dodd, Mead & Company, Nueva York), pp. 112-13.
    • 431. Visítenos en la web www.mundourano.com
    • 434. BOSTON PUBLIC LIBRARY || | | | i i II uní ' 1 '¡J" ' 3 9999 05824 476 3 AHston BranCh’übrag n. Harvard Street ABston, MA 02134 íW y »& v ji ry » # i .
    • 435. THOMAS MOORE Thomas Moore, considerado toda una personalidad en las áreas de psicología arquetípica, mitología e imaginación, es autor de obras mundialmente reconocidas, como El cuidado del alma (primera y segunda parte) o Las relaciones del alma, publicadas por Urano. Teólogo y psicólogo, durante doce años fue monje en una orden católica y más tarde decidió convertirse en psicoterapeuta para hacer partícipes a los demás de su intuición y sus conocimientos. Actualmente vive con su esposa y sus dos hijos en New Hampshire, desde donde continúa ayudando a millones de personas en todo el mundo a través de conferencias, consultas y, por supuesto, sus inspiradores libros. ^ Su opinión es importante ^ Comparta su valoración de este libro desde Internet y descubra nuestras novedades en ^ www.mundourano.com j Diseño de la cubierta: Alejandro Colucci Foto del autor © Elsa Voelcker URANO
    • 436. /3as noches oscuras DEL ALMA Todos hemos pasado por momentos difíciles en nuestras vidas: la pérdida de un ser querido, el término de una relación, una enfermedad, o sólo un persistente sentimiento de insatisfacción. Tendemos a ver estas “noches oscuras del alma” como obstáculos que hay que superar rápidamente. Sin embargo, Thomas Moore nos ofrece un punto de vista diferente. A lo largo de años de práctica como psicoterapeuta ha aprendido a extraer los grandes dones que estos momentos encierran. Con su tono afectuoso y su filosofía accesible, nos guía en esta obra apasionante por las distintas fases del viaje a la oscuridad, a la vez que ofrece herramientas para comprender su sentido: esta metafórica noche oscura -dice Moore— es una verdadera iniciación espiritual y una oportunidad única de conocer las necesidades más profundas del alma. ISBN 84-7953-603-9 9 788479 536039


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